jueves, 18 de mayo de 2017

Lo que llaman Bajo Astral



Para hoy tenemos :

- La regeneración de un criminal
-¿ Qué es la obsesión espiritual
-Las tres revelaciones
-Lo que llaman Bajo Astral                                                        


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    LA REGENERACIÓN DE UN CRIMINAL

La regeneración de un criminal

Vamos a trazar el rumbo espiritual de un criminal. Estamos hablando de espíritus impuros y dentro de la escala espírita están en la décima clase. Son espíritus propensos al mal y lo hacen objeto de sus preocupaciones, cuando están encarnados se inclinan a todos los vicios, hacen el mal por el placer de hacer el mal.

Según el grado de imperfección, el espíritu culpable sufre primero en el plano espiritual, ya cuando está más concienciado se le concede la oportunidad de reparación en la vida corporal con una nueva encarnación donde podrá enfrentar su pasado.

Entonces... ¿Por qué hay espíritus que continúan haciendo el mal desde el plano espiritual tras su desencarnación como si burlaran aparentemente las leyes del destino?

La persistencia en el mal, más o menos prolongada después de la muerte constituye en sí una prueba del atraso del espíritu, en el cual los instintos materiales sofocan el germen del bien del que todos somos portadores.

Hay personas (encarnadas) o espíritus (desencarnados) vinculados al mal. Debemos entender por esto a todo aquel que lleva tanto tiempo practicando el mal, que sus lazos materiales y espirituales están relacionados con esto, por lo tanto cuando encarnan vienen de zonas oscuras y al desencarnar regresan a estos mismos lugares (ya que lo similar atrae a lo similar).

¿Cómo salir de aquí y poder entrar en esferas mejores?

Camino arduo y difícil que necesitará de varias encarnaciones, en el mejor de los casos.
Aunque no es una norma absoluta, los espíritus vinculados al mal que encarnan pasan su “umbral” aquí en la Tierra, es su oportunidad de cambiar de despertar la conciencia, pues en el plano espiritual continúan cristalizados.  Analizaremos estas dos situaciones:

-Tras la muerte, si han desaprovechado la oportunidad de avanzar y no se arrepienten e incluso han agravado sus males, regresan a sus zonas oscuras siendo alabados por sus iguales. No están exentos de las Leyes Divinas sino que cumplirán sus destinos sufriendo en encarnaciones siguientes lo que no sufren en “apariencia” en el mundo de los espíritus. Volverán a encarnar en situaciones peores con expiaciones más duras, incluso pueden ir a planetas inferiores a la Tierra  más acordes a su naturaleza. Esto nunca será eterno ya que despertarán algún día y seguirán el camino hacia Dios.

-En el caso que hayan avanzado y hecho despertar su conciencia, serán rechazados por sus antiguos amigos de las zonas oscuras,  se sentirán tan mal que vagarán sin rumbo por largo tiempo acusados por sus víctimas repletos de remordimientos. Necesitan de más encarnaciones para hacer amistades en el bien y poder reparar su pasado ayudando a quienes antes perjudicaron, así avanzarán y podrán entrar en zonas mejores.

Con este escrito mi intención es que se llegue a ver a todo criminal como una persona necesitada de ayuda, amor y cariño al cual le espera un duro camino por delante. Por endurecido y perverso que podamos llegar a ver a alguien, siempre tiene una pequeña ventana abierta hacia Dios, (un familiar amado, un amigo del alma…) en fin todo lo que le pueda llegar al corazón y estimular buenos sentimientos. A través de ahí le entrará la luz que le hará cambiar.
Es cuestión de tiempo, el bien siempre vence al mal y todos estamos sujetos a la ley del progreso caminando hacia Dios, solo que hay quien se resiste y se quiere perder por algún tiempo en laberintos de dolor y sufrimiento, pero al final siempre hay esperanza, todos estamos sujetos a las leyes divinas las cuales ponen las cosas en su sitio. Hay que recordar que somos espíritus eternos creados simples e ignorantes y que a través de la experiencia vamos aprendiendo y adquiriendo nuestro patrimonio de sabiduría material y moral, nuestra verdadera patria es el mundo espiritual.
Estudiando y siguiendo las enseñanzas de Allan Kardec entenderemos mejor nuestra encarnación y se hará la vida más alegre y las pruebas resultarán más fáciles de soportar.

Javier Gargallo
C. E. "Entre el Cielo y la Tierra"

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   ¿Qué es la Obsesión espiritual?

    Podría definirse como la influencia perniciosa o la dominación maligna, según el grado de esa influencia negativa que puede llegar a ser hasta una dominación total de un ser sobre otro. Cuando es una influencia que alcanza  hasta una dominación total  de un Espíritu o Espíritus generalmente malos sobre otro más débil o que se deja finalmente influir, estos seres obcecados en el mal pueden ejercer su dominación sobre otros Espíritus o personas a las que influyen de un modo pertinaz y casi irresistible por diversos motivos.
Es un hecho evidente que son muchos los Espíritus que permanecen cerca de nosotros, atraídos por nuestros defectos o por nuestras virtudes, de modo que intervienen e influyen o pueden influir tanto positiva como negativamente  en nuestras vidas. Ellos parten con la ventaja sobre nosotros, de que nos son invisibles, y captan o ven nuestro pensamiento, mientras que nosotros, distraídos en la materia, no sabemos captar el suyo,  y desde su plano oculto a nuestros sentidos físicos pero generalmente cerca de nosotros, pueden interferir en nuestras Mentes; unas veces esta interferencia o influencia  es  para bien por medio de reforzar nuestra voluntad cuando está dirigida hacia lo positivo, o para mal debilitando nuestra voluntad si son Seres inferiores y atraídos por nuestros defectos, desean que nos inclinemos  hacia el mal.  Una vez logrado que nuestra voluntad esté debilitada  o anulada, quedamos  o podemos quedar en manos de esos Seres desencarnados que actúan como auténticos vampiros psíquicos o verdugos, dispuestos a obsesarnos o a  poseernos utilizando nuestra  propia energía psíquica.
En todos los casos de obsesión, del grado que sean,  el Espíritu  obsesor permanece más o menos cerca del aura psíquica del obsesado , sobre el que actúa por inspiración y telepatía, pero siempre fuera de su cuerpo físico, pues en el mismo solo habita  el Ser que está encarnado en él . Su forma de actuar es  mediante la influencia o envío  a la mente humana de la víctima, de ideas o “clichés” mentales que se repiten compulsivamente con más o menos frecuencia.
La obsesión espiritual actúa como una simbiosis entre el espíritu  o espíritus obsesores, generalmente desencarnados, que  ignorantes, envidiosos o perversos, ejercen una inducción inteligente  sobre el espíritu  encarnado de su anfitrión o víctima.
La Obsesión, sea cual sea su grado es uno de los grandes escollos y peligros que se presentan en  la mediumnidad.
La obsesión espiritual es una enfermedad social que domina el moderno pensamiento   disfrazado de idealismos voluptuosos que incendian mentes y anestesian sentimientos.
Viviendo en un permanente  intercambio, consciente o inconsciente, los espíritus encarnados y desencarnados, participan de las vivencias tanto en el cuerpo como fuera de él. Las enemistades  procedentes de otras existencias anteriores, buscan a sus enemigos encarnados tratando de  infringirles males y venganzas injustificables, asimilando ideas y pensamientos por la propia sintonía de las ondas mentales.
Asaltada por vibraciones negativas,la mente ociosa o indisciplinada de la víctima, viciada o rebelde, termina por registrar las  interferencias  mentales porque  es débil en su voluntad, y  a causa de sus propias vibraciones mentales, recibe  y asimila  la idea, permitiendo la normal acomodación de complejos y recalcitrantes pensamientos, o comportamientos pesimistas o exaltados, que son peculiares de cada caso.  
Una vez aceptada la inducción, el obsesado se liga con el obsesor en un desgraciado intercambio psíquico y los problemas del inconsciente se desbordan con las impresiones angustiosas que duermen almacenadas en él, confundiéndose en la conciencia con las informaciones actuales, al tiempo que  se encuentra experimentando un  desorden  mental por la influencia de los parásitos psíquicos externos que van minando a la víctima sin defensas.
Las preferencias emocionales e intelectuales  y las tendencias  del obsesado, así como los recuerdos perniciosos  sirven  de vehículo y acceso al pensamiento del espíritu invasor.
La obsesión muchas veces es el origen de enfermedades varias, inicialmente imaginarias, que recibe por vía telepática, pero que pueden transformarse en males orgánicos reales, de consecuencias inusitadas  según  el talante del agente perseguidor, que induce a la víctima que lo hospeda, hasta a situaciones lamentables.
El espíritu encarnado cuando es víctima de una obsesión, se pierde en un laberinto que lo atemoriza, enfrentado a un adversario que de forma  sistemática, lo maltrata aterrándolo con amenazas crueles en una parasitosis  firme  que impera en su desconcertada casa mental.
Finalmente el obsesor termina por dominar y dirigir  los centros del comando motor  del cerebro, y así domina físicamente a la víctima, que aparece inerte, subyugada  o cometiendo disparates  de todas clases.
Hay muchos casos de obsesión por toda la Tierra; muchos más de lo que imaginamos. Estamos en un mundo de intercambio mental vivo y palpitante en donde cada  Ser  sintoniza con sus semejantes, prevaleciendo  por eso el contenido de esas pesadas vibraciones negativas que perturban gravemente la resistencia psíquica y el equilibrio social y moral de las gentes que habitan nuestro mundo.
Estos estados mórbidos originados en existencias pasadas, abren largas brechas que facilitan y estimulan las parasitosis espirituales que degeneran en síndromes obsesivos, y no es nada  raro que se prolonguen y hasta se intensifiquen en  una Subyugación de curso impredecible.
El día que la medicina y la Psiquiatría descubran y acepten la realidad de la presencia e influencia de los Espíritus desencarnados sobre los seres humanos, el cambio que se realizará en la Ciencia y en la Humanidad, será notable, y desde luego entre las definiciones de enfermedades psíquicas o mentales, tendrán que hacer un hueco a esta lacra que bajo el título genérico de “locura”, ha venido sufriendo la Humanidad a través de los tiempos.
- Jose Luis Martin-

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“Las aberraciones, el odio, la mentira y la venganza, son siempre inspiradas por  mentes que   se     complacen en el mal”
                                        - Divaldo Pereira Franco

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Conocer todas las facetas de la Creación nos acerca más a la verdad, porque el conocimiento de la realidad espiritual es hoy más necesario que nunca.
Amor y aprendizaje continuo es el mejor consejo para los espíritas.

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                         Las tres revelaciones
Numerosas preguntas surgen a aquellos que desean estudiar el Espiritismo, entre ellas el encuadre histórico y el porqué del mismo. Cuando Allan Kardec analiza las leyes morales en “El Libro de los Espíritus” nos está indicando que Jesús es la figura central, de modo que hay un antes y un después de él. Así, en la pregunta 626 establece la revelación previa a Jesús, es decir la primera revelación, cuando nos indica:
LE - 626. Las leyes divinas o naturales ¿sólo fueron reveladas a los hombres por Jesús, y antes de Él no habían tenido ellos conocimiento de esas leyes más que por intuición?
- ¿Por ventura no hemos dicho que están escritas en todas partes? Todos los hombres que han meditado en la sabiduría pudieron, pues, comprenderlas y enseñarlas desde los siglos más remotos. Mediante sus enseñanzas, aunque incompletas, aquéllos fueron preparando el terreno para recibir la simiente. Puesto que las leyes divinas se hallan inscritas en el libro de la Naturaleza, el hombre pudo conocerlas cuando ha querido buscarlas. De ahí que los preceptos que ellas consagran hayan sido proclamados en toda época por los hombres de bien, y de ahí también que encontremos sus elementos en la doctrina moral de todos los pueblos emergidos de la barbarie, pero incompletos o alterados por la ignorancia y la superstición.
La siguiente pregunta de “El Libro de los Espíritus” nos indica la necesidad de la revelación por parte de los espíritus, o tercera revelación:
LE 627. Puesto que Jesús ha enseñado las genuinas leyes de Dios, ¿qué utilidad tiene la enseñanza que imparten los Espíritus? ¿Deben éstos enseñarnos algo más?
- La palabra de Jesús solía ser frecuentemente alegórica y en forma de parábolas, porque hablaba conforme a los tiempos y lugares. Ahora es necesario que la Verdad se torne inteligible para todo el mundo. Hay que explicar bien y desarrollar esas leyes, visto que existen tan pocas personas que las comprendan, y menos todavía que las practiquen. Nuestra misión consiste en impresionar los ojos y los oídos, para confundir a los orgullosos y desenmascarar a los hipócritas: esos que simulan las apariencias de la virtud y de la religión para ocultar sus propias torpezas. La enseñanza de los Espíritus ha de ser clara y sin equívocos, a fin de que nadie pueda pretextar ignorancia y que cada cual esté en condiciones de juzgarla y evaluarla con su propia razón. Estamos encargados de preparar el Reino de Dios cuyo advenimiento anunció Jesús. Por eso es necesario que no pueda cada cual interpretar la ley de Dios con arreglo a sus pasiones, ni falsear el sentido de una ley que es toda ella amor y caridad.
Sin embargo será en el primer capítulo de “El Evangelio según el Espiritismo” que Allan Kardec nos hablará directamente de las tres revelaciones de la Ley Divina: Moisés, Cristo y el Espiritismo. En el ítem 6 del citado capítulo se expone:
La ley del Antiguo Testamento está personificada en Moisés y la del Nuevo Testamento está personificada en Cristo; el Espiritismo es la tercera revelación de la ley de Dios, pero no está personificado en ningún individuo, porque es producto de la enseñanza dada, no por un hombre, sino por los Espíritus, que son las voces del cielo, en todas las partes de la Tierra y por una multitud de innumerables intermediarios; es, en cierto modo, un ser colectivo que comprende el conjunto de los seres del mundo espiritual, viniendo cada uno a traer a los hombres el tributo de sus luces para hacerles conocer aquel mundo y la suerte que en él les espera.
En relación a la tercera revelación, la espírita, será en “El Génesis” donde Allan Kardec le dedicará un capítulo entero, concretamente el Capítulo I “Caracteres de la revelación espírita”, de la que vamos a destacar los dos siguientes puntos:
12. El Espiritismo, haciéndonos conocer el mundo invisible que nos rodea y en medio del cual vivimos, las leyes que lo gobiernan, sus relaciones con el mundo visible, la naturaleza y el estado de los seres que lo habitan y, en consecuencia, el destino del hombre después de la muerte, es una auténtica revelación en el sentido científico de la palabra.
13. Por su naturaleza, la Revelación Espírita tiene un carácter doble: es a la vez una revelación divina y una revelación científica. Es divina, porque su llegada es providencial y no es el resultado de la iniciativa humana. Porque los puntos fundamentales de la Doctrina son el producto de la enseñanza impartida por los espíritus, encargados de Dios de revelar a los hombres cosas que éstos ignoraban y que no podían saber sin ayuda, y porque es importante revelar estas cosas hoy, pues los hombres están maduros para comprenderlas. Es científica, porque la enseñanza no es privilegio de ningún individuo en especial, sino que es impartida a todos, por la misma vía, y porque quienes la trasmiten y quienes la reciben no son de ninguna manera seres pasivos, liberados del trabajo de la búsqueda y la observación, así como no pierden su juicio y libre albedrío ni les está prohibido el control. Por el contrario, se les recomienda ejercerlo para que la Doctrina no sea dictada ni impuesta ciegamente, y para que ella sea el producto del trabajo del hombre, de la observación de hechos que los espíritus les muestran y de la instrucciones que les dan, instrucciones que el hombre estudia, comenta y compara, y de las cuales él mismo saca las conclusiones. En una palabra, lo que caracteriza a la Revelación Espírita es que su origen pertenece a Dios, la iniciativa a los espíritus y su elaboración es obra del hombre.
Partiendo de esta base de la Codificación, vamos a ver que en las tres revelaciones existen paralelismos remarcables, especialmente en el campo de la mediumnidad y la forma y moralidad de ejercerla. Así, Moisés condenó la mediumnidad mercantilista, lo que sería conocido por magia, en cuanto sus compañeros intentaban hacer de los espíritus y del mundo invisible unos ejecutores de los deseos de los hombres. Sin embargo, Moisés fue un gran médium que estaba casi en continua relación con Jahvé, espíritu guía y protector de Israel.
De forma parecida, Jesús condenó a los mercaderes del templo, que no sólo comerciaban con la mediumnidad, sino también con los más sagrados afectos del alma al haber creado un mercado de ofrendas, convirtiendo la casa del Padre en un lugar de saqueo y corrupción. Sin embargo, Jesús se comunicó con el Padre sin necesidad de ofrendas ni de intermediarios. Además santificó la mediumnidad y se comunicó con Moisés y Elías ante Santiago y Juan . Por si fuera poco, dotó a sus discípulos y seguidores de las facultades y de las instrucciones precisas para conocer y usar lo que Pablo denominaría “dones del espíritu”.
Siguiendo con el paralelismo, hoy el Espiritismo condena el uso indebido de la mediumnidad, condenando a los nuevos mercaderes del templo que abusan de los incautos a través de supuestas fórmulas y supuestos poderes que no hacen más que agravar la situación de los desdichados. Sin embargo, el Espiritismo nos trae de vuelta el mensaje amoroso y pacificador de Jesús. Teniendo la caridad como emblema, estudia los fenómenos del espíritu y aleja la mediumnidad de las supersticiones y de las prácticas de la magia. Teniendo a Jesús como guía y modelo, la moral cristiana vuelve a brillar con todo su esplendor y los médiums pueden trabajar como instrumentos de lo alto en el servicio al prójimo.
Además, lo curioso de clasificar la revelación espiritual en tres etapas es que puede parecer que se trata de tres etapas o épocas muy diferenciadas, sin ninguna relación entre sí. A simple vista, la reforma espiritual del antiguo Egipto llevada a cabo por Akhenatón no tiene nada que ver con Jesús. Del mismo modo, y también a simple vista, el “Bhagavad Gita” o “Los Vedas” no tendrían tampoco nada que ver con Él. Sin embargo, todos los profetas y emisarios que desarrollaron sus tareas antes que Él son obreros y servidores que han trabajado antes que Jesús y que por tanto han preparado la primera revelación que culminará en la vida y obra de Moisés.
Por ello precisamos abrir nuestras miras mentales y comprender que toda la revelación espiritual forma parte de la misma unidad. Jesús preside la gran obra de evolución planetaria y todos los pueblos y razas están bajo su estela protectora.
Por tanto, conviene dejar claro también que todos los médiums y profetas posteriores vienen para recordar y afianzar las enseñanzas del Evangelio, constituyendo éste el mejor código de moral jamás desarrollado y la mayor obra psicoterapéutica puesta al alcance de todos aquellos espíritus que quieren ser sanos y que quieren crecer y progresar por los caminos amorosos de la evolución. Incluso aquellos profetas, filósofos y teólogos de cuyos pensamientos e ideas surgieron cismas o nuevas religiones fueron enviados por Jesús a hacer evolucionar la conducta y la moral de la criatura humana.
Por tanto, el Espiritismo no nace huérfano, puesto que tanto los precursores de Jesús, como sus emisarios posteriores participan del gran edificio espírita que Jesús preside. Como trabajadores de la última hora, mantengamos nuestras ideas fieles al Maestro y seamos auténticos siervos y divulgadores de su doctrina única y excepcional.
David Estany

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    LO QUE LLAMAN BAJO ASTRAL
                                               

En las bajas regiones del espacio, como sucede en la Tierra, hay espíritus sofistas que hacen lo posible por presentar sus propios conceptos disfrazados bajo nombres más o menos ilustres. En ellos, el error queda disimulado bajo formas más o menos seductoras que ilusionan a las gentes y los hacen por esto mismo más peligrosos. En estos casos es cuando hemos de extremar nuestra vigilancia y ejercitar nuestro buen juicio. No hemos de aceptar lo que nos diga un espíritu, sino tan sólo en el caso de juzgarlo justo y bueno. Hemos de discutir y querer comprobar las producciones del más allá con la misma libertad de apreciación que usamos con las de los autores terrestres. El espíritu no es más que un hombre despojado de su cuerpo carnal; no adquiere con la muerte la infalibilidad.
El espacio que nos rodea está poblado por una multitud invisible muy poco perfecta; mas, por encima de ella, existen elevadas y nobles inteligencias, cuyas enseñanzas han de sernos
preciosas. Podemos fácilmente reconocerlas por la sabiduría que las inspira, por la claridad y la elevación de sus concepciones.
En lo Invisible.
León Denis.


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