domingo, 21 de mayo de 2017

¿ Un mañana oscuro ?


En este día presentamos:

-Hastío de la vida. Suicidio
-Genética humana y genética espiritual
-Juicio a los Espíritus
-¿Un mañana oscuro ?

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                          HASTÍO DE LA VIDA. SUICIDIO. 

943 – ¿De dónde procede el hastío de la vida que se apodera de ciertos individuos, sin motivos plausibles? 
– Efecto de la ociosidad, de la falta de fe y con frecuencia, de la saciedad. Para el que ejercita sus facultades con un objetivo útil y según sus aptitudes naturales, el trabajo no tiene nada de árido y la vida corre con mayor rapidez. Soporta las vicisitudes con tanta más paciencia y resignación, en cuanto obra con la mira de la felicidad más sólida y duradera que le espera. 

944 – ¿Tiene el hombre derecho a disponer de su propia vida? 
– No; sólo Dios tiene ese derecho. El suicidio voluntario es una transgresión de la ley. 
– ¿No es siempre voluntario el suicidio? 
– El loco que se mata no sabe lo que hace. 

945 – ¿Qué debe pensarse del suicidio que tiene por causa el 
hastío de la vida? 
– ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajan? Así no les hubiera sido un peso la existencia. 

946 – ¿Qué debe pensarse del suicidio que tiene por objetivo librarse de las miserias y desengaños de este mundo? 
– ¡Pobres Espíritus que no tienen el valor para soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a los que sufren, y no a los que no tienen fuerza ni valor. Las tribulaciones de la vida son pruebas o expiaciones; ¡Felices los que las soportan sin murmurar porque serán 
recompensados! ¡Infelices, por el contrario, los que esperan su salvación de lo que, en su impiedad, llaman la casualidad o la fortuna! 
La casualidad o la fortuna, valiéndome de su lenguaje, pueden, en efecto, favorecerles un instante; pero para hacerles sentir más tarde y más cruelmente la vaciedad de esas palabras. 
– Los que indujeron a un infeliz a ese acto de desesperación, ¿sufrirán las consecuencias? 
– ¡Oh! ¡Infelices de ellos! Porque responderán por el homicidio. 

947 – El hombre que lucha con la necesidad y que se deja morir de desesperación, ¿puede ser considerado un suicida? 
– Es un suicida, pero los que causan su necesidad, o habrían podido remediarla, son más culpables que él, y éste encontrará indulgencia. Sin embargo, no creáis que sea completamente absuelto, si le faltó firmeza y perseverancia, si no ha hecho uso de toda su 
inteligencia para salir del atolladero. ¡Ay de él! Sobre todo, si su desesperación nace del orgullo; quiero decir, ¡si es uno de esos hombres en quienes el orgullo paraliza los recursos de la inteligencia, que se avergonzaría de deber la existencia al trabajo de sus manos, y 
que, prefieren morirse de hambre antes que descender de lo que llaman su posición social! ¿No sería cien veces más grande y más digno luchar con la adversidad que desafiar la crítica de un mundo fútil y egoísta, que sólo tiene buena voluntad con aquellos a quienes nada les falta, y que os vuelve la espalda apenas lo necesitáis? Sacrificar su vida por consideración a ese mundo es una cosa estúpida, porque él no la tiene en ninguna cuenta. 

948 – El suicidio que tiene por objeto evitar la vergüenza de una mala acción, ¿es tan reprensible como el causado por la desesperación? 
– El suicidio no borra la culpa, por el contrario, habrá dos faltas en lugar de una. Cuando se tuvo valor para hacer mal, es preciso tenerlo también para sufrir las consecuencias. Dios juzga, y según la causa puede a veces disminuir los rigores. 

949 – ¿Es excusable el suicidio, cuando tiene por objeto impedir que la vergüenza recaiga en los hijos o en la familia? 
– El que actúa así no procede bien, pero lo cree y Dios se lo toma en cuenta, porque es una expiación que el mismo se impone. 
Atenúa su falta con la intención, pero con eso no deja de cometerla. 
Por lo demás, abolid los abusos de vuestra sociedad y vuestros prejuicios y no tendréis más de estos suicidios. 
El que se quita la vida para huir a la vergüenza de una mala acción, prueba que atiende más a la estimación de los hombres que a la de Dios, porque va a entrar en la vida espiritual cargado de sus iniquidades, y se ha privado de los medios de repararlas durante su vida. Con frecuencia, Dios es menos inexorable que los hombres, perdona al que sinceramente se arrepiente, y nos toma en cuenta la reparación; el suicidio no repara nada. 

950 – ¿Qué debemos pensar del que se quita la vida con la esperanza de llegar más pronto a otra vida mejor? 
– ¡Otra locura! Que haga bien y estará más seguro de alcanzarla; porque retarda su entrada en un mundo mejor, y él mismo pedirá volver a concluir esa vida que cortó en virtud de una idea falsa. Una falta, cualquiera que ella sea, no abre nunca el santuario de los elegidos. 

951 – ¿No es meritorio a veces el sacrificio de la vida, cuando tiene por objeto salvar la de otro, o el de ser útil a sus semejantes? 
– Eso es sublime según la intención, y el sacrificio de la vida no es suicidio. Pero Dios se opone a un sacrificio inútil y no puede verlo con placer, si lo mancha el orgullo. El sacrificio sólo es meritorio por su desinterés, y el que lo realiza, tiene algunas veces, una segunda 
intención, que disminuye su valor a los ojos de Dios. 
Todo sacrificio hecho a expensas de su propia felicidad, es un acto soberanamente meritorio a los ojos de Dios, porque es la práctica de la ley de caridad. Siendo, pues, la vida el bien terrestre que más aprecia el hombre, el que a él renuncia en bien de sus semejantes no comete un atentado, sino que hace un sacrificio. Pero antes de llevarlo a cabo, debe reflexionar si no será más útil su vida que su muerte. 

952 – El hombre que perece víctima de las pasiones que sabe que han de apresurar su término, pero a las cuales no le es posible resistir, porque el hábito las ha convertido en verdaderas necesidades físicas, ¿comete un suicidio? 
– Es un suicidio moral. ¿No comprendéis que en semejante caso el hombre es doblemente culpable? Hay en él falta de valor y bestialidad, y además olvido de Dios. 
– ¿Es más o menos culpable, que el que se quita la vida por desesperación? 
– Es más culpable, porque tiene tiempo para razonar sobre su suicidio. En el que lo hace instantáneamente hay a veces una especie de extravío que se relaciona con la locura. El otro será mucho más castigado; porque las penas son siempre proporcionadas a la 
conciencia que se tiene de las faltas cometidas. 
Allan Kardec.

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              GENÉTICA HUMANA Y GENÉTICA                                 ESPIRITUAL 

Una vez efectuada la fecundación, a partir de esa primera y única célula que se forma, siguiendo todo un proceso continuo en el cual se suceden múltiples transformaciones y modificaciones, el espíritu va modelando, a medida que avanza el fenómeno de la gestación, lo que nueve meses después será el nuevo cuerpecito del futuro bebé, valiéndose, según las leyes de la herencia biológica, de las sustancias genéticas que recibe por vía hereditaria de sus padres, hasta finalizar todo su maravilloso desarrollo en la hora culminante del nacimiento, posibilitando, con ello, la reencarnación de un Espíritu. 

Pero durante el proceso de la construcción de su nueva vestimenta física el Espíritu reencarnante estará siempre limitado y sujeto por su propio estado y evolución, lo que le hará personalizar un organismo carnal en perfecta consonancia con su condición mental, de acuerdo con la orientación y los impulsos propios del molde espiritual que, como un ordenador, transmitirá al nuevo cuerpo físico todos los detalles particulares del ser y todos los registros acumulados de su pasado, de modo que el nuevo individuo formado después de los nueve meses de gestación jamás será la consecuencia de un acaso biológico, sino la viva representación de la entidad espiritual. 

Se unen y compaginan, de esta manera, los conceptos de Genética Humana y de Herencia Espiritual: 
Genética humana que viene dada por las informaciones que transmiten el espermatozoide paterno y el óvulo materno; y herencia espiritual, inherente al propio ser, que es el resultado de sus adquisiciones en innumerables etapas reencarnatorias y la que nos enseña que, por encima de todo, el espíritu es heredero de sí mismo, de todo su pasado, de sus propias acciones y de sus valores morales. 

Aclarar, no obstante, que durante esta fase de coexistencia entre los principios genéticos humanos y las leyes extrafísicas, existen también las influencias de fuerzas espirituales de orden superior que, de acuerdo con los méritos del reencarnante, pueden imprimir modificaciones en la materia o bien seleccionar el espermatozoide más adecuado que ha de fecundar al óvulo, con vistas a favorecer el proyecto reencarnatorio y los objetivos concretos que se pretenden.

( Aportación de Ángeles Calatayud)

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             JUICIO A LOS ESPÍRITUS

.. Si la identidad absoluta de los Espíritus es, en muchos casos, una cuestión accesoria y sin importancia, no sucede lo mismo con la distinción de los buenos o malos Espíritus; su individualidad puede sernos indiferente, su cualidad no lo es jamás. En todas las comunicaciones instructivas es en donde debe concentrarse más la atención, porque esta sola es la que puede darnos la medida de la confianza que debemos tener con el Espíritu que se manifiesta, cualquiera que sea el nombre que tome. ¿El Espíritu que se manifiesta, es bueno o malo? ¿A qué grado de la escala espiritista pertenece? Aquí está la cuestión principal.* 

    Se juzga a los Espíritus, hemos dicho, como se juzga a los hombres, por su lenguaje. Supongamos que un hombre reciba veinte cartas de personas que le son desconocidas; por el estilo, por los pensamientos, por una multitud de señales conocerá, en fin, las que son instruidas o ignorantes, finas o mal educadas, superficiales,
profundas, frívolas, orgullosas, formales, ligeras, sentimentales, etc. Lo mismo sucede con los Espíritus; debe considerárseles como corresponsales que jamás han visto, y preguntarse qué es lo que se pensaría del saber y del carácter de un hombre que dijera o escribiera semejantes cosas. Se puede poner como regla invariable y sin excepción, "que el lenguaje de los Espíritus está siempre en razón de su grado de elevación". Los Espíritus realmente superiores no sólo dicen grandes cosas, sino que las dicen en término que excluyen, de la manera más absoluta, toda trivialidad; por buenas que sean estas cosas, si están empañadas con una sola expresión que resienta la bajeza, es una señal indudable de su inferioridad y con mucha más razón si el conjunto de las
comunicaciones hiere la decencia por su grosería. El lenguaje descubre siempre su origen, sea por el pensamiento que manifiesta, sea por su forma, y aun cuando un Espíritu quisiera engañarnos sobre su pretendida superioridad, basta conversar algún tiempo con él para conocerle.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS.
ALLAN KARDEC

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                                            EL SUEÑO

Gracias al sueño los Espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los Espíritus. Por eso es que los Espíritus superiores consienten, sin mucha resistencia, encarnar entre vosotros. Quiso Dios que al tener que estar en contacto con el vicio, pudieran fortalecerse en la fuente del bien con el fin de no decaer cuando se proponen instruir a otros. El sueño es la puerta que Dios les abrió para que tengan la oportunidad de estar con sus amigos del cielo; es el momento de expansión después del trabajo, mientras esperan la gran liberación, la liberación final que los reintegrará a su ambiente propio. 

Allan Kardec. El Libro de los Espíritus. Pregunta 402.


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                      ¿ UN MAÑANA OSCURO ?

Las estadísticas presentan las calamidades resultantes del hambre y los ojos del mundo se vuelven hacia el futuro, recelosos, estudiando apresuradas soluciones...
La expectativa en torno de la super población del Globo en los próximos decenios. engendra desequilibrio, aflicción... Economistas y otros técnicos de varias estructuras del conocimiento, examinan los pronósticos sombríos y se encogen de hombros...
Religiosos y pensadores, lamentando el crecimiento exagerado de la especie humana, se atemorizan y hablan con pesimismo sobre el mañana...
Eugenistas llamados a la lucha y ginecologistas, escuchados, sugieren, indiferentes, a las altas personalidades que administran naciones, el control de la natalidad.
Cabildeos y conclaves, congresos y concilios discuten la cuestión y lentamente diseminan en las mentes y en los corazones la falsa necesidad de la limitación de los hijos, en audaces decretos de muerte del presente para la humanidad que no desea permitir que se nazca... Y pretenden, algunos, de ese modo, convertir el amor, en sus bases sagradas a través del matrimonio, en ingreso grosero en el reino de las emociones bastardas...Mientras tanto, matrimonios imposibilitados de procrear, materialmente abastecidos, se someten a los modernos procesos de inseminación...
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Las estadísticas revelan y el mundo se aterra, con los elevados índices de la criminalidad...
Atentados al pudor, irreverencia a los derechos ajenos, agresión a la propiedad, asaltos, crímines a mano armada... La delincuencia juvenil crece a cada minuto.
El desequilibrio moral, por parte de los adultos, aumenta, sin control.
Los crímenes pasionales entre personas mayores se multiplican, voluminosos.
Salvajismo, abastardamiento del carácter y de la inteligencia, neurosis y psicosis atestan, en incontrolable amplitud, la vía calamitosa por donde sigue el hombre...
Educadores, psicólogos, analistas y asistentes sociales llamados a opinar, prescriben, luego de minuciosos exámenes, con frialdad, la necesidad de libertad y educación.
El despoblamiento de los campos, la super población de las capitales y ciudades litorales lleva a los detentores del poder económico a embestidas de altos lucros, creando problemas de hambre.......
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Mientras tanto, hace dos mil años que Jesús, el Educador por Excelencia, prescribió, afable: "Amaos los unos a los otros" y como los hombres olvidaron la fórmula eficaz para mantenerse dignos, creando, en consecuencia, los lamentables problemas del presente, el Espiritismo, que hoy revive al Divino Maestro y lo trae al corazón humano, también concita al amor, como única terapéutica para todos los males de la actualidad.
Hay hambre, sí, en la Tierra. Pero las más elevadas expresión de hambre, hoy como ayer, es el hambre de amor. Hay crimen, sí en la Tierra. Pero la causa de la criminalidad exagerada, hoy más que ayer, proviene del hambre del amor.
Hay guerra y dolor, sí, en la Tierra. Pero por hambre de amor.
Es el hambre de amor que ésta llevando al hombre a la desesperación...
El amor y tan solo el amor, propicia construcciones eternas.
Control de natalidad, es, pues, crimen delante de la conciencia divina, considerando que, a través del amor todos los problemas encuentran solución y que, por encima de nuestro amor el Amor de Nuestro Padre distribuido por el Universo, que todo sustentan y vitaliza, vigilante, a la hora determinada interviene, ecuacionando todos los enigmas que nuestro limitado amor no consigue resolver...

Divaldo P. Franco
Dictado por el Espíritu Juana de Angelis. 

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