lunes, 1 de mayo de 2017

Actividad, Movimiento y Vida de los Espíritus



CONTENIDO DE ESTE BLOG PARA EL DíA DE HOY:

           - Caridad, sufrimiento y elevación.
           - Leyes Universales
           - El Afecto
           - Actividad, Movimiento y Vida de los Espíritus

              

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CARIDAD, SUFRIMIENTO Y ELEVACIÓN

      Nuestro Espíritu no progresa dando el óbolo al mendigo, sino sufriendo en silencio 
por no poderle socorrer, y en este caso me hallaba yo..
     ¡Cuánto sufría, cuando a mí llegaban seres pidiéndome auxilio y más cuando estaban en la creencia de que yo lo podía hacer, encontrándome completamente imposibilitada de darles nada, por ser yo tan pobre como ellos! ¡Cuánto sufría! 
      Sufría más que ellos, porque ellos sufrían por su situación y yo sufría al pensar que 
estaban en la convicción de que yo podía hacerlo: y así pasé un infierno, sin que nadie lo 
comprendiera.. 
      En cambio, cuando a mí se acercaba un rico con las atenciones que le merecía mi 
pluma, le contemplaba y me daba tanta lástima, que no me atrevía a pedirle nada, porque 
frente a frente de él me veía yo tan rica que todo mi afán era darle la riqueza de mi Espíritu, sin pensar que él me pudiera haber dado la felicidad material para recreo de mi cuerpo. 
      Por toda respuesta les decía, que mi pluma daba mucho consuelo, pero que a mí no 
me daba ni lo más necesario para el sostenimiento de la vida, y entonces ellos, al igual que 
el que hace una limosna, me entregaban pequeñas cantidades para que pudiera continuar mi trabajo, cantidades que yo recibía con el rubor en el alma y que me hacían exclamar: 
-¡Padre mío! ¿Por qué no haces que yo pueda vivir de mi trabajo? ¡Cuán triste es 
trabajar mucho y que el trabajo no produzca para atender las más apremiantes necesidades de la vida! 
       Al ver tantos desengaños es cuando llegué a convencerme de que mi misión era la 
de pedir limosna, y ahora es cuando veo clara la verdad de por qué, por más esfuerzos que 
hacía, siempre me encontraba en la misma situación precaria. 
       Hay un adagio que dice: “Bien venido seas, mal, si vienes solo, porque no tenía yo 
bastante con lo que me pasaba, que venía a colmar mis desdichas la suerte de mi pobre 
“Luz del Porvenir”, que tuvo que desaparecer por falta de suscriptores, debido a que, por 
aquel entonces, en España los hombres estaban poco acostumbrados a leer. 
       Y así iba yo cumpliendo mi misión, llegando a convencerme de que en esta 
existencia no podría complacer a los necesitados, que era lo que más apesadumbraba a mi 
Espíritu. 
      ¡Qué triste es para el Espíritu el verse impotente de hacer su voluntad, y más cuando a uno se acerca todos los seres que sufren pensando encontrar alivio a sus penas! 
¡Qué momentos más amargos se pasan, cuando uno se encuentra solo, con el recuerdo de 
los que sufren y no les ha podido socorrer! 
       Esto mismo me sucedía a mí, porque no basta pertenecer a un ideal, cuando no se 
practica la caridad. 
       Cuando más abatida estaba, llegaba a mí el recuerdo de las comunicaciones, y 
entonces, como el que despierta de un letargo, me levantaba y daba gracias a Dios por tan 
grato recuerdo. 
Amalia Domingo Soler


Comentario. Dichosos lo espíritus que reencarnan con la difícil tarea de elevarse y lo consiguen, espíritus valerosos que tirando de una pesada cruz siguen adelante. Amalia te elevaste desde el abismo mismo de la vida, tus lagrimas tu amor y tu trabajo embelleció tu espíritu, allí en en las moradas del Padre la refulgente luz te acompaña, aquí nos acompaña la luz del porvenir, semilla que saldrás triunfante, porque es el espiritismo el alfa y el omega, bajo la Angélica de Jesús, la luz del mundo. 
Luz progreso y paz.Marco Antuan


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               LEYES UNIVERSALES

         AUTOANÁLISIS Necesidad de su práctica.         
                Procedimiento y realización.

A medida que penetramos en el con ocimiento espiri tual, que es el conocimiento de las leyes de la Vida en su aspecto trascendente; vamos apreciando en la vida humana aspectos que nos eran desconocidos, y cuyo desconocimiento ha venido siendo causa de errores múltiples causantes de dolor e impedimento de progreso. 
   El conocimiento espiritual nos capacita para conocernos mejor, a nosotros mismos, conocimiento éste indispensable para una mejor actuación en nuestra vida humana, que es un aspecto de la vida del espíritu, necesaria para su evolución. Según nos refleja la historia en el frontis del antiguo templo de Delfos (en la antigua Grecia) estaba grabada esta frase: SI QUIERES LIBERARTE DEL ABISMO, CONÓCETE A TI MISMO Y, ¿cómo podremos conocernos a nosotros mismos? Pues sencillamente, estudiándonos, analizando nuestros sentimientos, pensamientos y deseos, observando nuestras reacciones en el contacto con las gentes y en nuestras relaciones familiares en el hogar. Y el autoanálisis o análisis de uno mismo, es el medio de que podemos valernos para conocernos, para conocer nuestras cualidades negativas y positivas, nuestros defectos y virtudes. Sólo estudiándonos, analizándonos con imparcialidad, observándonos en nuestros sentimientos, pensamientos, deseos y reacciones,  podremos conocer nuestras imperfecciones y nuestros valores morales. Para ello es indispensable colocarse en una actitud mental de absoluta imparcialidad, con abstención completa del “yo” humano, inferior, de la propia personalidad, como si estudiáse mos a otra persona. 
      Las personas que carecen de conocimiento espiritual viven, por lo general, cegadas por el amor propio, lo que les incapacita para conocerse a sí mismas. De aquí que, frecuentemente, se sienten impulsadas a resentimientos por el trato que reciben de los demás, sin detenerse a analizar si ese trato es la consecuencia o respuesta de su sentir o proceder. Debe preocuparnos más analizarnos a nosotros mismos que analizar a los demás; porque, casi siempre el trato que recibimos de los demás, tiene su causa en nosotros mismos: en nuestros sentimientos, pensamientos y en nuestras reacciones. Debemos analizar todo pensamiento de censura hacia los demás y ser tolerantes y comprensivos con todos; pues, a poco que nos interesemos por ellos, encontraremos que las reacciones desagradables y otros aspectos de su vida que suelen molestarnos, casi siempre, tienen su origen en sus sufrimientos físicos y morales y en su incapacidad para resignarse o para reaccionar positivamente frente a esas vicisitudes dolorosas, porque carecen del verdadero conocimiento espiritual. Conocéis ya que la perfección es la meta que tenemos que alcanzar, más pronto o más tarde. Conocéis también que, una sola vida es insuficiente para alcanzar tal objetivo, para liberarse de todo el lastre que arrastramos. Pero, sí podremos liberarnos de una buena parte de ese lastre. ¿Y cómo podremos liberarnos de ese lastre que nos tiene atados a las vidas penosas, si no lo identificamos? Solamente identificándolo mediante el autoanálisis. Pero, con absoluta imparcialidad, sin concesiones, único modo de conocerlo en sus diversos aspectos, de cono- Amor paz y caridad 6 cernos a nosotros mismos, de ver las diversas facetas de nuestra personalidad, especialmente aquellas que ignoramos y que el autoanálisis puede descubrir. De este modo, podremos apreciar en nosotros imperfecciones que han venido pasando inadvertidas, pero que, sin embargo, censuramos en los demás. Y ello se debe a que nuestro ego inferior (humano) obstruye la manifestación de nuestro Ego superior (espiritual). O sea la acción del “yo” humano que, cegado por el amor propio le hace sentirse superior a quienes le rodean y se incapacita para analizarse a sí mismo. No obstante, no es difícil si nos lo proponemos con determina ción. Como ejemplo: -¿En qué proporción consigo dominar mis instintos? -¿En qué medida me abandono a los excesos? -¿En qué grado controlo mis emociones e impulsos? -¿Cómo reacciono ante las dificultades, contratiempos y vicisitudes de la vida? -¿Cómo reacciono ante una palabra o frase desagradable? -¿Soy vanidoso, orgulloso, envidioso, rencoroso, etc.? -¿He lastimado a alguien de palabra o de hecho, o causado algún daño? -¿En qué proporción contribuyo al bien de los demás? 
     Por el autoanálisis, la meditación, el recto pensar y el recto actuar, irá produciéndose en nosotros una transformación en nuestra conducta, que nos ayudará a ascender más rápido en el empinado camino de la evolución. Comencemos analizando nuestra reacción, en el diario vivir, ante una palabra impropia o frase torpe, así como nuestro lenguaje familiar: como esposos, como padres, como hijos, como hermanos y demás. ¿Cuál es el lenguaje empleado: el correcto, suave y afable, cual corresponde a toda persona civilizada; o el incorrecto: áspero, del bruto, del individuo ordinario? Y esto que a simple vista parece carecer de importancia, la tiene en grado sumo; pues, es la diferencia entre una vida de relación armónica y agradable en el hogar que debe ser siempre un refugio de paz y amor; y una vida de “perros”, que no concuerda con la condición de una persona que se tenga por civilizada. Y no os desaniméis si encontráis en vosotros aspectos negativos, ya que los mismos son superables si os proponéis incorporar a vuestra vida las enseñanzas de amor que, en una modalidad razonada, estáis recibiendo. Si así lo hacéis, pronto apreciaréis que esos defectos irán desapareciendo poco a poco; y vuestra vida se verá transformada con las vibraciones positivas que de ese modo irradiaréis constantemente en vuestro alrededor, y que atraerán hacia vosotros “respuestas” positivas de los demás con quienes convivís y os relacionáis.
     Nuestros hermanos espirituales superiores están ansiosos de cooperar en nuestro progreso. Y tratan de ayudar en diversos modos, entre los cuales, por medio de sensitivos al servicio del bien, están enviando mensajes constantemente y realizando curaciones maravillosas en la humanidad. Conocéis ya que el progreso es el resultado de un constante esfuerzo. Y si queremos progresar, hemos de esforzar nos en ese propósito. 
      Vigilemos siempre nuestros sentimientos, pensamientos y deseos, a fin de no permitir en nuestra alma y mente la entrada de aquellos negativos y ruines que amargarán nuestra vida y serán impedimento de progreso. Por ello necesario es observar nuestras reacciones y actuaciones en nuestras relaciones humanas, si queremos conocer nuestro comportamiento. Demos siempre amor. Seamos bondadosos y sencillos en nuestro diario vivir. Y con ello, seremos los más beneficiados en todo sentido. Tratemos a los demás como queremos ser tratados, si deseamos liberarnos de las vidas penosas y progresar más rápidamente. Y por último, si queréis formar parte de los escogidos en  este tercer milenio, para poblar el maravilloso mundo que será este planeta nuestro al quedar libre de la maldad humana, debéis prepararos.
      No esperéis la gracia o la salvación gratuita, que sólo está en la creencia de las mentalidades infantiles. Estamos viviendo los últimos días de la actual civilización. Y en estos próximos años va a efectuarse la clasificación planetaria. Los clasificados como de la izquierda del Cristo serán expulsados a mundos primitivos, mundos de sufrimiento, como ha sido el nuestro en el pasado, según nos relata la historia. Proponeos ser los de la derecha del Cristo; pero, no por creencias, sino por el amor sentido y realizado. Con tan solo unos pocos años de esfuerzo en la superación de las imperfecciones del carácter y conquista de las cualidades positivas, como hemos venido conociendo en el desarrollo de este curso, podréis colocaros en la tónica vibratoria de los escogidos. No desperdiciéis esta oportunidad que la Divina Providencia os ofrece en estos últimos días del final de este ciclo planetario.

 SEBASTIÁN DE ARAUCO

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                                               EL AFECTO

El dar y recibir afecto está entre las necesidades primordiales del ser humano. El afecto representa esa clase de energía que llega hasta nosotros como un silencioso mensaje de cariño. En la generalidad de los casos, las personas que tienen dificultades para recibir o dar cariño padecen bloqueos psíquicos en el terreno de la afectividad. Muchas veces experimentar el rechazo afectivo, el disgusto sufrido en el pasado a causa de personas a las que se estimaba, la desconfianza excesiva y otros problemas psicológicos, han sido el motivo de que las personas padezcan la pérdida de ese contacto de primordial importancia en la vida de relación.
   Si  observáramos cómo un perro se acomoda cuando recibe el cariño de su amo, o cómo un gato se enrosca en las piernas de sus dueños, notaríamos que los animales son sensibles al afecto y lo demuestran según sus peculiaridades. El cachorro lamerá la cara de los que conviven con él en el hogar, los pájaros cantarán con alegría, los caballos relinchan o producen un resoplido, mientras que los papagayos  hablan sin parar. Inclusive las plantas asimilan nuestro influjo mental y los llamados dedo verde reciben enorme gratitud de la naturaleza, que les sonríe con exuberancia.
   Hemos tenido conocimiento de que médicos estadounidenses estaban realizando una investigación sobre el colesterol. Designaron a algunos ayudantes cuya labor consistiría en poner una ración rica en colesterol a disposición de determinados lotes de ratones. Transcurrido algún tiempo se encargaban de analizar la sangre de los ratones para observar los resultados. Para sorpresa de todos, uno de los lotes presentaba un índice muy inferior de colesterol que los restantes. Consultado  el encargado de ese lote de ratones sobre qué hacía para que ocurriera eso, respondió simplemente que les suministraba con regularidad la ración correspondiente, sólo que antes les hacía muestras de cariño, porque él quería mucho a los ratones. El afecto puede, por consiguiente, producir sustanciales reacciones químicas en el cuerpo, en beneficio de quien lo da y de quien lo recibe.

-         Jason Camargo – (Educación de los Sentimientos)

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a        ACTIVIDAD, MOVIMIENTO Y VIDA DE 
                       LOS ESPÍRITUS


             Todas las inteligencias contribuyen, pues, a la obra general en cualquier grado que se 
encuentren, y cada una según la medida de sus fuerzas. Unas en el estado de encarnación, otras en el estado de espíritu. Todo es actividad, desde el pie hasta la cumbre de la escala. Todos instruyéndose, prestándose un mutuo apoyo, dándose la mano para llegar a la cima. Así se asienta la solidaridad entre el mundo espiritual y el mundo corporal, o dicho de otro modo, entre los hombres y los espíritus, entre los espíritus libres y los cautivos. Así se perpetúa y se consolidan, a través de la depuración y la continuidad de las relaciones, las simpatías verdaderas y los nobles afectos. 

              En todas partes, pues, todo es vida y movimiento. Ni un rincón hay en el infinito que no esté poblado, ni una región que no sea incesantemente recorrida por innumerables legiones de seres radiantes, invisibles a los sentidos groseros de los encarnados, pero cuya contemplación llena de admiración y de la alegría a las almas libres ya de la materia. En todas partes, en fin, hay una dicha relativa para todos los progresos, para todos los deberes bien cumplidos. Cada uno lleva consigo los elementos de su dicha, en proporción a la categoría en que le coloca su grado de adelanto. 

              La dicha radica en las cualidades propias de los individuos, y no en el estado material del centro en que se encuentran. La dicha está, pues, en todas partes donde haya espíritus capaces de ser felices, y no tiene ningún sitio señalado en el Universo. En cualquier lugar en que se encuentren los espíritus puros puede contemplarse la Divina Majestad, porque Dios está en todas partes. 

             16. Sin embargo, la dicha no es personal, es decir, tan sólo para uno mismo. Si no 
procediese más que de nosotros mismos, si no pudiéramos compartirla con otros, sería una dicha egoísta y triste; y de aquí que también consista en la comunión de pensamientos que une a los seres simpáticos. Los espíritus felices, atraídos los unos hacia los otros por la similitud de ideas, gustos y sentimientos, forman amplios grupos o familias homogéneas, en medio de las cuales cada individualidad irradia con sus propias cualidades, y recoge los efluvios serenos y benéficos que dimanan del conjunto, cuyos miembros, tan pronto se separan para desempeñar su misión como se reúnen en un punto del espacio para compartir el resultado de sus trabajos, o alrededor de un espíritu de un rango más elevado para recibir sus advertencias e instrucciones. 

           17. Si bien los espíritus están en todas partes, los mundos son los sitios en que se reúnen con preferencia según la analogía que existe entre ellos y los que los habitan. Alrededor de los mundos atrasados pululan los espíritus inferiores. La Tierra es todavía uno de estos últimos. Cada mundo tiene, pues, digámoslo así, su población propia de espíritus encarnados y desencarnados que progresan normalmente con la encarnación y la desencarnación de los mismos espíritus. Esa población es más material y grosera en los mundos inferiores, en los que los espíritus están más apegados a la materia, y más sutil y altruista en los mundos superiores. Pero, desde estos últimos mundos, centros de luz y de dicha, los espíritus misioneros se precipitan hacia los mundos inferiores para sembrar en éstos los gérmenes del progreso, llevar el consuelo y la esperanza, reanimar los ánimos abatidos por las pruebas de la vida, y a veces, encarnan en ellos para cumplir su misión con mayor eficacia. 

          18. En esa inmensidad sin límites, ¿dónde está, pues, el cielo? En todas partes; ninguna valla le sirve de límites. Los mundos felices son las últimas estaciones que a él conducen. Las virtudes abren el camino, mientras que los vicios cierran su entrada. Al lado de este cuadro grandioso que puebla todos los rincones del Universo, que da a todos los componentes de la Creación un objeto y una razón de ser, ¡cuán pequeña y mezquina es la doctrina que circunscribe la Humanidad a un imperceptible punto del espacio, que nos la presenta empezando en un día con el mundo que la sustenta, no abrazando así más que un minuto en la eternidad! ¡Cuán triste, fría y helada es, cuando nos muestra el resto del Universo, antes, durante y después de la Humanidad terrestre sin vida, sin movimiento, como un inmenso desierto sumergido en el silencio! ¡Cuán desconsoladora es, según algunas doctrinas, que tan sólo destina a un pequeño número de elegidos a la contemplación perpetua, mientras que la mayoría de las criaturas quedan condenadas a padecimientos sin fin! ¡Cuán aflictiva es, para los corazones amorosos, por la barrera que interpone entre los muertos y los vivos! Las almas felices, se dice, sólo piensan en su dicha; y las que son desdichadas, en sus sufrimientos. ¿Qué tiene de extraño que el egoísmo domine en la Tierra, cuando nos lo enseñan en el cielo? ¡Cuán pequeña es entonces la idea que se da de la grandeza, del poderío y de la bondad de Dios! . ¡Cuán sublime es, por el contrario, la que de ella da el Espiritismo! ¡Cuánto dilata las ideas esta doctrina! ¡Cuánto amplía el pensamiento! Más, ¿quién nos asegura que es la verdadera? Ante todo, la razón, después la revelación, y por fin, su concordancia con el progreso de la ciencia. Entre dos doctrinas de las cuales una amengua y la otra desarrolla los atributos de Dios; de las que una está en desacuerdo y la otra en armonía con el progreso; de las que una queda rezagada y la otra marcha adelante, el buen sentido dice de qué lado está la verdad. Ante estas dos doctrinas, que cada uno, en su fuero interno, consulte sus aspiraciones, y una voz íntima le contestará: Las aspiraciones son la voz de Dios que no puede engañar a los hombres. 

           19. Pero entonces, ¿por que Dios no les reveló toda la verdad desde el principio? Por la  misma razón que no se enseña en la niñez lo que enseña en la edad madura. La revelación parcial era suficiente durante cierto período de la Humanidad; Dios la adecua a las fuerzas del espíritu. Los que reciben hoy una revelación más completa son los mismos espíritus que recibieron ya otra parcial en otros tiempos, pero que desde entonces han crecido en inteligencia. 

            Antes que la ciencia hubiese revelado a los hombres las fuerzas de la Naturaleza, la 
constitución de los astros, el verdadero objeto y la formación de la Tierra, ¿cómo habrían podido comprender la inmensidad del espacio, la pluralidad de mundos? Antes de que la geología hubiese probado la formación de la Tierra, ¿cómo habrían podido desalojar de su centro el infierno y comprender el sentido alegórico de los seis días de la Creación? Antes de que la astronomía hubiese descubierto las leyes que rigen el Universo, ¿cómo habrían podido comprender que no hay ni alto ni bajo en el espacio, que el cielo no está encima de las nubes, ni limitado por las estrellas? Antes de la ciencia psicológica, ¿cómo habrían podido identificarse con la vida espiritual? ¿Concebir, después de la muerte, una vida feliz o desgraciada, a no ser en un sitio circunscrito y bajo una forma material? No;comprendiendo más por los sentidos que por el pensamiento, el Universo era demasiado vasto para su cerebro. Era necesario reducir a proporciones menos extensas para ponerlo a su alcance, aunque más adelante tuvieran que ensancharlo. Una revelación parcial tenía su utilidad: era prudente entonces; hoy es insuficiente. La falta de razón está en aquellos que, no 
teniendo en cuenta el progreso de las ideas, creen poder gobernar a los hombres de edad madura  con los andadores de la niñez. 

ALLAN KARDEC.

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