viernes, 5 de mayo de 2017

PENSAMIENTO GENERADOR



Contenido del Blog en este día:

- La tristeza
-Los pensamientos se pueden convertir en enfermedad
- Pensamiento generador
- La práctica de la Paz


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                      LA TRISTEZA

  La tristeza es una emoción natural cuando experimentamos alguna pérdida. Es muy común que sintamos tristeza cuando perdemos a un ser querido, cuando sufrimos una desilusión afectiva, cuando nos sentimos fracasados en relación con las circunstancias de la vida.
   La tristeza afecta sensiblemente las estructuras psíquicas de las personas: cubre el alma de herrumbre y diezma su potencialidad.
  No confundamos tristeza con introspección, que es el momento que utilizamos para introducirnos en nuestro mundo interior o para reconstruir nuestro equilibrio.
  Las energías destructivas acumuladas por la tristeza profunda generalmente se descargan mediante lágrimas, como si se tratara de un proceso de asimilación de la tristeza y un cierto alivio de la tensión interna en busca de recuperar la integridad del organismo.
   Puede observarse, por ejemplo, que los sucesos que alimentan tensiones y provocan tristeza profunda están relacionados con los afectos. En la escala Holmes-Rahe (impacto del cambio de vida), se verificó que la muerte de un cónyuge llega al valor máximo de 100 puntos; el divorcio a 73 puntos; la muerte de un pariente cercano a 63 puntos, y así sucesivamente.
   En Australia un estudio demostró que ocho semanas después de la muerte del cónyuge, los viudos y las viudas, tienen las reacciones de la inmunidad disminuidas, y quedan vulnerables a las infecciones y al cáncer.
   En las horas difíciles para el ser humano, adquiere importancia el apoyo social (amigos y familiares), que contribuye a una recuperación más rápida y al mismo tiempo evita enfermedades ocasionadas que suelen declararse en esos momentos. En numerosos casos quedó demostrado el valor de los grupos de apoyo. Incluso en los animales se verificaron los efectos favorables por el amparo del grupo.
   Un mono, por ejemplo, se agita más cuando se enfrenta solo a una serpiente que al hacerlo con el grupo. Un hombre que perdió el empleo tres veces se mantenía equilibrado, pese a todo. Cuando se le preguntó cómo lograba su equilibrio, respondió: “Tengo una esposa maravillosa y voy a la iglesia todos los domingos”.
  Compartir significa repartir con familiares y amigos nuestras angustias.  El fardo pesa menos y la recuperación es más rápida.


-         Jason Camargo- ( Educación de los Sentimientos)

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                 LOS PENSAMIENTOS SE PUEDEN 
            CONVERTIR EN ENFERMEDAD

A menudo leemos en libros de autoayuda o autoconocimiento, que los pensamientos de carga negativa o destructiva, afectan a la salud y pueden crear enfermedades. Que cuidar nuestros pensamientos puede tener una incidencia directa en nuestra salud, como poco.
Este tipo de aseveraciones, así tan resumidas (porque la industria editorial de hoy en día parece premiar los libros comerciales y resumidos, frente a los detallados y más técnicos) son una realidad. El problema es que no se explica el proceso por el cual el pensamiento de las personas se convierte directamente en parte de su salud, creando enfermedades y patologías o produciendo todo lo contrario: Mejoría y curaciones.
En el post de hoy vamos a hacer lo que muchos de esos documentales y libros no hacen: Explicar cómo funciona y de qué manera opera el proceso bioquímico completo por el cual nuestros pensamientos afectan directamente a nuestra salud tanto para bien como para mal.
Porque creemos que todo lo que se explica es fácilmente comprensible, mientras que lo que no se explica pasa a formar parte de la creencia. O se cree o no… pero no se comprende.
Veamos, pues, de qué manera un simple pensamiento (cada pensamiento que tenemos) afecta, física y materialmente, a nuestro organismo. El proceso es tan enriquecedor como interesante, de manera que merece la pena conocerlo a fondo porque, así, nos estaremos conociendo a nosotros mismos. Estaremos conociendo cómo opera nuestra Máquina Perfecta: La Mente, y su extensión:
El cuerpo.
EL PROCESO QUE SIGUE UN PENSAMIENTO PARA CONVERTIRSE EN ENFERMEDAD (O TODO LO CONTRARIO):
El pensamiento es la actividad de nuestro cerebro. Los pensamientos, las emociones, cómo nos sentimos, nuestra personalidad, la forma en que respondemos a nuestra vida… Todo ello forma lo que conocemos como “Mente” o actividad mental. Pero ahora nos interesa analizar el pensamiento como el flujo de actividad eléctrica que se desarrolla en nuestro cerebro, concretamente, la actividad comunicativa entre las neuronas.
Esas conexiones eléctricas interneuronales son las que dan lugar a lo que conocemos como pensamientos (ya sean imágenes, sonidos, recuerdos y memorias, inspiraciones, ideas, etc…).
Una vez el cerebro ha creado y perseverado en una serie de pensamientos de un determinado tipo (alegres, destructivos, de crítica, humorísticos, inspirativos…) nuestro hipotálamo (el gran laboratorio químico de nuestro organismo) se pone en marcha. ¿Forma de proceder? Tan simple de describir como compleja es en su funcionamiento: El hipotálamo se pone a crear hormonas (péptidos) directamente vinculados a los pensamientos que nuestro cerebro está teniendo. Es decir, que nuestro hipotálamo creará combinaciones químicas de la misma tipología que los pensamientos que nuestro cerebro está produciendo.
De este modo, aparecen las “emociones”. Nuestro hipotálamo, al segregar e inundar el torrente sanguíneo con esas hormonas vinculadas a nuestros pensamientos, hace que nuestro cuerpo cree sensaciones. Por eso nos sentimos bien o mal, alegres o abatidos, calmados o nerviosos, como respuesta a nuestros pensamientos. Se trata, sencillamente, de que nuestro centro bioquímico (el hipotálamo) está creando productos químicos como el más perfecto laboratorio imaginable, para “dar forma de sensaciones” a los pensamientos que está produciendo nuestro cerebro.
Nuestro hipotálamo puede crear péptidos que nos hagan actuar deprisa ante situaciones de estrés; O puede segregar hormonas placenteras para adormecernos o para “premiarnos”. En definitiva, puede crear una sustancia química natural para cada proceso mental que esté en ese momento en marcha.
EL PROBLEMA:
El problema es que, por desconocimiento de estos procesos, la gente no es consciente de la importancia que tiene “pensar correctamente”. No se trata aquí de defender un tipo de pensamiento religioso o moral, ni nada por el estilo. Cuando decimos “pensamiento correcto” queremos decir, ni más ni menos, que el que sea adecuado y beneficioso para cada uno de nosotros. Ni más ni menos.
Como la mayoría de las personas desconoce la maquinaria bioquímica que se pone en marca cada vez que nuestro cerebro produce pensamientos de un tipo o de otro, la gente simplemente no puede controlar cómo se siente, o lo que es mucho más importante, no puede controlar el hecho de que muchas de esas sustancias químicas vinculadas a pensamientos destructivos, están literalmente, envenenando su cuerpo a diario y de ahí surgen enfermedades.
Pero vayamos por partes, ya que hemos dicho que íbamos a explicar el proceso completo y de forma clara:
Si, por ejemplo, permitimos que las tensiones de cada día nos mantengan en un estado de estrés, o de alerta y desconfianza (actividades que realizará nuestro cerebro a través de los pensamientos que crea y que no se controlan), nuestro hipotálamo responderá segregando sustancias químicas que colocarán nuestro organismo en modo “ataque/huida” que es la respuesta interna ante el peligro y, por ello, frente a una situación de vida o muerte.
Esa actividad del hipotálamo que es tan importante y decisiva en momentos puntuales de verdadero peligro, se vuelve autodestructiva cuando se experimenta muy continuada y regularmente. El estrés, la ansiedad, la prisa, la urgencia, la preocupación… hace que nuestro cerebro cree situaciones inexistentes y, como respuesta química a ello, nuestro hipotálamo segrega las hormonas correspondientes a un ataque o a una situación de peligro inminente para nuestra vida… Y así, durante horas al día, y durante días y días al año. Eso, simplemente, destroza nuestro cuerpo por intoxicación bioquímica, dado que ningún organismo puede vivir permanentemente en estado de shock, de peligro o de estrés/miedo continuado.
Esto es lo que da lugar a infartos, anginas de pecho, úlcaras gastrointestinales, hipertensión arterial, diabetes y un largo etcétera de patologías que pueden llegar a ser mortales. Y todo comienza… En nuestros pensamientos descontrolados que han dado la orden equivocada a nuestro hipotálamo para que produzca sustancias que, segregadas de manera continuada en nuestro torrente sanguíneo, envenenan nuestro cuerpo.
MÁS PATOLOGÍAS CON ORIGEN EN LA GESTIÓN DEL PENSAMIENTO (EXPLICADAS):
Otro cúmulo de patologías y enfermedades que nuestro cuerpo padece sin que fuera necesario y que están directamente vinculadas a la forma en que pensamos son las infecciones víricas y bacteriológicas.
El procedimiento es similar al anterior, pero no idéntico: Bajo situaciones constantes de estrés, miedo, ansiedad y preocupación, como hemos explicado, nuestra actividad hormonal pone en marcha procesos de defensa/respuesta. Es decir, tensiona músculos, prepara el cuerpo para la potencial huída, redirige la circulación sanguínea, paraliza procesos internos no vitales, para atender una supuesta amenaza que no existe… pero que estamos imaginando.
¿Qué logra todo esto?… Pues ni más ni menos, que nuestro sistema inmunitario se desgaste, se colapse y no pueda repeler ataques que, en situaciones normales, está combatiendo y rechazando a diario (cuando funciona bien, claro está).
Así pillamos una gripe, sufrimos alergias, tardamos más en cicatrizar o en repeler infecciones, etc.. etc…
Y todo comienza por la actividad mental.
Debemos tener en cuenta, ahora que sabemos cómo opera la bioquímica de nuestro cerebro, que nuestros pensamientos son las “instrucciones” que le dará nuestro cerebro a nuestro hipotálamo para que éste cree las hormonas que correspondan a ese estado mental. Si no cuidamos nuestros pensamientos y procesos mentales, la bioquímica de nuestro organismo sencillamente seguirá un patrón equivocado y nos inundará de toxinas que no juegan a nuestro favor, sino que nos debilitan, primero emocionalmente y después orgánicamente.
Nuestros órganos dejan de funcionar adecuadamente para hacerlo en modo “alerta”, si vivimos bajo situaciones de estrés sostenido, prisa, preocupación y ansiedad. Con ello la circulación sanguínea falla, la tensión se dispara, la actividad nerviosa salta por los aires y aparecen las enfermedades en órganos como el corazón, los riñones, el páncreas y un largo etcétera de variables.
Del mismo modo, esas instrucciones incorrectas que no hemos sabido parar y revertir en nuestros pensamientos afectan a nuestro sistema emocional: Agotamiento, pena, rabia, frustración, depresión, bipolarismo… y un largo etcétera de variables de orden nervioso y emocional. Tan peligrosas o más que las orgánicas.
EL CONOCIMIENTO ES LA SOLUCIÓN
Ahora que sabemos cómo se origina el proceso (pensamiento – hipotálamo – hormonas – envenenamiento del cuerpo – destrucción del sistema inmunitario) podemos también invertir el proceso.
Pensamientos de confianza, amor, seguridad, tranquilidad, calma, paz, alegría… Inician una secuencia totalmente diferente a la que da lugar a enfermedades. En estos otros casos, nuestro hipotálamo produce hormonas endorfinas, placenteras, de anestesia, calma, tranquilidad etc… Que contribuyen a que nuestro organismo pueda operar con normalidad y no bajo amenazas.
Nuestro sistema inmunitario puede hacer su trabajo de manera eficiente, el riego sanguíneo sigue el modelo y ritmo óptimos, nuestros órganos operan bajo condiciones perfectas.
Y todo comienza con el detonante inicial: Los pensamientos: La llave a la bioquímica del cuerpo humano.
Ahora, ya sabes qué hay detrás de cada emoción y de por qué te sientes como te sientes en cada momento.
También sabes de qué forma y por qué pasos, un pensamiento se convierte en una toxina y afecta a tu organismo enfermándolo, o todo lo contrario: Sanándolo.
Y, como siempre que parendes algo nuevo e importante, ahora tú eres el dueñ@ de hacer los cambios oportunos, porque es tu calidad de vida y tu salud las que están en juego.
( Art. procedente de Aldea Viral)
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                                IGUALDAD ANTE EL DOLOR

Dios creó a todos los hombres iguales para el dolor; pequeños o grandes, ignorantes o ilustrados, sufren por las mismas causas, a fin de que cada uno juzgue sanamente el mal que puede hacer. No existe el mismo criterio para el bien, infinitamente más variado en sus expresiones. 
La igualdad ante el dolor es una sublime previsión de Dios, que quiere que sus hijos, instruidos por la experiencia
común, no cometan el mal arguyendo la ignorancia de sus efectos.
El Evangelio según el Espiritismo.
ALLAN KARDEC


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         PENSAMIENTO GENERADOR. 

Aun es secreto para los hombres la génesis de los pensamientos. ¿Cuál sería el engranaje que hace brotar ese milagro divino en el centro de las condiciones humanas? 

La formación del pensamiento no está bajo el control de quien piensa. Es una fuerza de Dios que se manifiesta por intermedio del espíritu. A veces, pensamos sin que la razón se manifieste y el producto de esa fuerza puede caer bajo nuestro dominio, en forma de ideas. 

La formación de las ideas puede ser disciplinada, para que ellas tomen un curso diferente en las zonas que deber recorrer. 

La fuerza primitiva de la mente surge limpia y pura, no obstante, se consubstancia con las condiciones humanas al tomar forma en el área de la vida del espíritu. 

La energía divina que se compenetra por los centros de fuerza y toma cuerpo mental tiene una sensibilidad indescriptible y en ella grabamos nuestros sentimientos, que pasan a dominar, según aquello que somos y, por la ley de justicia, respondemos por lo que donamos a través de nuestras facultades mentales. 

Nosotros conseguiremos mucho, en el área de la disciplina de nuestros pensamientos, desde que, cuando nos despertamos para tal, nos aseguremos los recursos del Evangelio como nuestro camino. 

El Cristo vino a darnos la fórmula más perfecta de cómo educarnos. Condicionar ideas elevadas es, pues, un principio de reformulación mental, pero, el condicionamiento, solo, no cuadra con la verdad. Es necesario, también, que nos esforcemos para vivir lo que aprendemos de nuestro Divino Maestro. 

El hálito de Dios surge en nuestras entrañas espirituales para tomar forma de pensamiento, no obstante, nosotros damos carácter a esa energía, entregamos el mensaje perfecto de aquello que somos, en el grado en que vivimos. 

La salud depende mucho de los pensamientos y de su calidad. Si solamente tenemos ideas inferiores, creamos un campo de vibraciones negativas en nosotros y en torno de nosotros, donde todas nuestras necesidades se alimentan, empobreciendo la propia vida, degenerando el mundo celular y desorientando el metabolismo físico y espiritual. Y donde no hay armonía, no puede existir salud. ¿Dónde buscar recursos para realzar nuestras fuerzas? Primero conocer, después amar. 

El conocimiento sin el amor altera los valores de la propia vida y el amor sin la sabiduría no perfecciona el corazón. Son dos fuerzas divinas que marcan el camino de la liberación. 
Nosotros escribimos para quien ya está naciendo para la nueva vida, que no alimenta la disculpa del “no puedo, no tengo tiempo”. El tiempo para nosotros es precioso y debemos usarlo como personas libres y dispuestas a la reforma, comenzando de dentro para fuera y no de fuera para dentro. 

Nuestro tema es pensamiento generador. El pensamiento educado puede generar condiciones bendecidas para una vida recta, para una vida con salud, acertando los puntos de todos los cuerpos, en lo correcto de establecer la armonía en todos ellos. Y para ese inicio de trabajo, debéis leer y volver a leer todos los mensajes y en ellos encontrareis los puntos de partida para la adquisición de la alegría nacida de una vida saludable. 

Generar condiciones de salud es respetar las reglas del equilibrio. Quien solamente se trata físicamente, se pierde en los caminos y quien busca solamente la salud por medios espirituales tiene el mismo destino. 

Si estáis en la carne, respetad las leyes que la rigen. Estudiad la naturaleza y acompañad sus ejemplos. Y si no sabéis leer en la naturaleza sus ejemplos inmortales, leed primero en los libros, principalmente los espiritualistas, que las puertas se abrirán para que podáis entender el gran mensaje de Dios, escrita en las cosas. 

Vuestro pensamiento puede generar bienestar. Educadlo todos los días, disciplinadlo en todos los momentos, que vuestras ideas, encontrando ambiente afín serán generadoras de estado saludables para vuestro cuerpo. 

Por el espíritu Miramez 
João Nunes Maia 
Extraído del libro “Salud” 

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                  La práctica de la Paz 


Imaginemos un barco enfrentando una tempestad, siendo amenazado por la posibilidad de un naufragio. De repente, sus tripulantes entran en una total desesperación, aumentando con miedo el riesgo de la embarcación de ir a la deriva hasta que alguien se mantiene calmado y consigue obrar u organizar el grupo a punto de evitar el desenlace infeliz.

La Tierra, -nuestra “nave común”-, siendo un mundo de pruebas y expiaciones, atraviesa un momento caracterizado por aflicciones según las carencias educativas de sus tripulantes. Es justamente ahora que cada persona puede ser aquel corazón sereno para contribuir al cambio,  trabajando por la paz por donde transite. Necesitamos, con todo, de que haya plena conciencia por parte de todos nosotros al respecto del mosaico de sufrimiento que se diseña a nuestra vista, a fin de denunciar la violencia en sus diversas modalidades y anunciarnos días de amor y justicia.
 
Así, son varios los acontecimientos que nos sensibilizan. .. Los noticiarios divulgan la crueldad del “hombre-animal” con los demás animales y las matanzas aun están presentes en las grandes ciudades.


La industria del tráfico de drogas recluta para su cuadro de servicios niños y niñas para, más tarde, entregarlos con destreza a los brazos de Tanatos. La miseria es aparentemente a un nivel mundial y operativo en el descalabro causado por el desempleo generalizado.
La ausencia de derecho pleno a la salud, a la educación y a la moralidad está siendo una constante, afirmando la negación de mínimas condiciones de vida digna a los pobres.
Hay desperdicio de alimentos y desvíos de sumas públicas. El fundamentalismo religioso, en su ceguera, fomenta el sectarismo y el racismo distancia a los miembros de la familia humana. Las guerras, las acciones terroristas, las disputas entre las gangas, las ventas de automóviles, las luchas profesionales y las agresiones entre los humanos son vestigios de la medieval cultura del “(…) duelo que no pasa de manifestaciones de orgullo. (…)”1

Discusiones estériles, burlas, sarcasmo y el uso de palabrotas representan otras manifestaciones de la rabia también. Esos son ejemplos que, más allá de servir para agudizar nuestra curiosidad sobre las causas de la violencia, induciéndonos a pensar al respecto de lo que podemos hacer para transformar este estado de cosas, teniendo en cuenta la esperanzada afirmación de Pablo Freire cuando escribió que: “(…) cambiar es difícil pero es posible.”

Allan Kardec, al hacer un estudio sobre el origen del bien y del mal, esclarece que el mal tiene origen en las imperfecciones humanas y que la fuente de la observada propensión de la humanidad para resistir en el abuso de las pasiones. Y más, el Codificador anota que “(…) los males más numerosos son los que el hombre crea por sus vicios, los que provienen de su orgullo, de su egoísmo, de su ambición, de su avidez, de sus excesos en todo.


He ahí la causa de las guerras y de las calamidades que estas cargan, de las disensiones, de las injusticias, de la opresión del débil por el fuerte, de la mayor parte, al final, de las enfermedades.” 


Entonces, se percibe que la voluminosa suma de violencia que se propaga en nuestro mundo es reflejo de la carga de nuestras imperfecciones – nutridas por los nocivos hábitos que conservamos en la relación abusiva con las pasiones -, produciendo y archivando imágenes psíquicas en el interior del ser que nos impulsan a actitudes violentas.

Las pasiones, para los Guías de la Humanidad, no son buenas ni malas. El problema está cuando el Espíritu se permite dominarse por ellas, invirtiendo el orden de las cosas, colocando su animalidad ancestral sobrepuesta a su naturaleza espiritual. Sin embargo, ejercitando el autoconocimiento, tarea impostergable de quien pretende crecer, seremos capaces de comprender que en ” (…) cada uno de nosotros hay una cierta parcela de violencia y cierta parcela de no-violencia. (…)”3

Dimensionaremos, de ese modo, tanto la “fiera” enjaulada que habita dentro de nosotros, aceptándola, en cuanto el potencial de contención de la agresividad que poseemos, buscando calmar el Espíritu y mantener relaciones serenas con los otros, evitando siempre cualquier forma de violencia o venganza.

Para promover la paz es preciso que comencemos por domar nuestras imperfecciones morales, pues, como ya se afirmó apropiadamente el benefactor Camilo: “Nadie puede ofrecer paz al mundo, si no la desarrolla en su propio interior, en el propio mundo íntimo.”4

Reconociendo esto, somos impulsados a tomar la iniciativa en favor de la paz, procurándola en el plano terrestre, estructurándola en la propia alma y empleando esfuerzos por vivir el conjunto de sublimes instrucciones trazadas por Jesucristo, ajustándonos cotidianamente a su programa renovador.

Practicar la paz es practicar la no violencia activa celebrando el amor a la vida, con la mente alerta en cada situación en que nos movemos delante de todas las criaturas de Dios, comprendiéndolas y obrando pacientemente por su felicidad. La práctica diaria de la paz lleva a la conquista de la armonía interior y ninguna agitación del entorno o acción de los violentos puede abatir a aquel que vive en paz.


Irradiada por su portador en la dirección de aquellos con los cuales establece redes de convivencia, la vibración de la paz tranquiliza los corazones, provocando la sintonía con Jesús, nuestro puerto seguro y Embajador de la Paz entre las mujeres y los hombres de buena voluntad.

- Juan C. Mariani-

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