jueves, 9 de febrero de 2017

LA FELICIDAD

                             

     El Espiritismo como revelación

 La característica esencial de cualquier revelación tiene que ser la verdad

Definamos en primer término el sentido de la palabra revelación. Revelar, del latín revelare, cuya raíz, velum, velo, significa literalmente quitar el velo y, en sentido figurado descubrir, dar a conocer una cosa secreta o desconocida.  La característica esencial de cualquier revelación debe ser la verdad. Revelar un secreto es dar a conocer un hecho; si este es falso ya no es un hecho y, por consecuencia, no existe revelación. El carácter esencial de la revelación divina es, pues, el de la verdad eterna. Toda revelación contaminada con errores o sujeta a modificaciones no puede emanar de Dios. El Espiritismo, por tener como punto de partida las palabras de Cristo, así como éste partió de las de Moisés, es una consecuencia directa de su doctrina. A la idea vaga de la vida futura, agrega la revelación de la existencia del mundo invisible, que nos rodea y puebla el espacio y con eso da precisión a la creencia, le da cuerpo, consistencia y realidad a la idea. Define los lazos que unen al alma el cuerpo y levanta el velo que ocultaba a los hombres los misterios del nacimiento y de la muerte.
La primera revelación estuvo personificada en Moisés, la segunda en Cristo y la tercera no está personificada en ningún individuo. Las dos primeras fueron individuales, la tercera es colectiva; he ahí un carácter esencial de gran importancia. Es colectiva en el sentido de no ser hecha o dada como privilegio a ninguna persona; nadie, en consecuencia, puede llamarse su profeta exclusivo; fue esparcida simultáneamente, sobre la Tierra, entre millones de personas, de todas las edades y condiciones, desde las más bajas hasta las más elevadas de la escala social, conforme con esta predicción registrada por el autor de los Hechos de los Apóstoles:
El Espiritismo como revelación.-  la característica esencial de cualquier revelación tiene que ser la verdad «En los últimos tiempos, dijo el Señor, derramaré mi espíritu sobre toda la carne; vuestros hijos e hijas profetizarán, los jóvenes tendrán visiones y los viejos,sueños». (Hechos, Cáp. II, v.17-18).
   No provino de ningún culto en particular, a fin de servir, algún día, a todos como punto de unión. Las primeras revelaciones, por ser fruto de la enseñanza personal, fueron forzosamente localizadas, es decir, aparecieron en un solo lugar, desde el cual la idea se propagó poco a poco; pero fueron necesarios muchos siglos para que alcanzasen los puntos más distantes del mundo, aún sin penetrar en ellos por entero. La tercera tiene como particularidad que al no estar personificada en un solo individuo, surgió simultáneamente en millares de puntos diferentes, que se transformaron en centros o focos de irradiación. La tercera revelación, venida en una época de emancipación y madurez intelectual, en la que la inteligencia ya desarrollada, no se resigna a representar un papel pasivo; en la que el hombre no acepta nada a ciegas, sino que quiere ver a dónde se lo conduce, quiere saber el por qué y el cómo de cada cosa, debía ser al mismo tiempo el producto de una ense- ñanza y el fruto del trabajo, de la investigación y del libre examen. Los Espíritus enseñan solamente lo que es necesario para guiarlo al camino de la verdad, pero se abstienen de revelar lo que el hombre puede descubrir por sí mismo, dejándole la inquietud de discutir, comprobar y someter todo a la demostración de la razón, dejando incluso, muchas veces, que adquiera experiencia a sus expensas. Le proporciona el principio, los materiales; a él le corresponde aprovecharlos y ponerlos en práctica. Además, conviene tener en cuenta que en ninguna parte la enseñanza espírita fue dada íntegramente,sino que es el resultado de un gran número de observaciones, de asuntos tan diversos, que exigen conocimientos y aptitudes mediúmnicas especiales, por lo que era imposible que se encontraran reunidas en un mismo lugar todas las condiciones necesarias. Como la enseñanza debía ser colectiva y no individual, los Espíritus dividieron el trabajo, diseminando los temas de estudio y observación del mismo modo que en algunas fábricas, la confección de cada parte de un mismo objeto es confiada a diversos obreros. La revelación se hizo así parcialmente en diversos lugares, por medio de una multitud de intermediarios y de tal modo prosigue todavía, pues no todo ha sido revelado. Cada centro encuentra en los otros el complemento de lo que él obtiene, y el conjunto, la coordinación de todas las enseñanzas parciales, fue la que constituyó la doctrina espírita. No existe ciencia que haya salido por completo del cerebro de un solo hombre. Todas, sin excepción, son el fruto de observaciones sucesivas, apoyadas en observaciones precedentes como en un punto conocido, para llegar a lo desconocido. Así fue como los Espíritus procedieron en relación con el Espiritismo. De ahí la enseñanza gradual que suministran. Un último carácter de la revelación espírita, que resalta de las condiciones en las que se produce, es que por apoyarse en hechos tiene que ser, y no puede dejar de ser, esencialmente progresiva, como todas las ciencias de observación. Relacionada con todos los aspectos de la vida social, a los que da el sustento de sus propios descubrimientos, asimilará siempre todas las doctrinas progresivas, de cualquier clase que sean, siempre que hayan alcanzado el estado de verdades prácticas y abandonado el terreno de la utopía... Caminando junto con el progreso, el Espiritismo jamás será superado Por su naturaleza, la revelación espírita tiene doble carácter: participa al mismo tiempo de la revelación divina y de la revelación científica. En una palabra, lo que caracteriza la revelación espírita es que su origen es divino y proviene de la iniciativa de los Espí- ritus y su elaboración es fruto del trabajo del hombre. La revelación cristiana había sucedido a la revelación mosaica; la revelación de los Espíritus viene a completarla. Cristo la anunció y puede agregarse que El mismo preside ese nuevo vuelo del pensamiento. La nueva revelación se manifiesta fuera y por sobre las iglesias. Su enseñanza se dirige a todas las razas de la Tierra. Por todas partes los Espíritus proclaman los principios en los que ella se apoya. Todas las regiones del globo son atravesadas por la gran voz que invita al hombre a meditar acerca de Dios y de la vida futura. Por sobre las estériles agitaciones y las discusiones fútiles de los partidos, por sobre las luchas de intereses y los conflictos de pasiones, la voz profunda desciende desde el espacio y viene a ofrecer a todos, con la enseñanza de la palabra, la divina esperanza y la paz del corazón. Es la revelación de los tiempos anunciados. Todas las enseñanzas del pasado, parciales, restringidas, limitadas en la acción que ejercían, son por ella superadas, arrolladas. Utiliza los elementos acumulados; los reúne, los solidifica para formar un vasto edificio en el que el pensamiento, la voluntad, pueda expandirse. Las Inteligencias Superiores, en sus relaciones mediúmnicas con los hombres, vienen a completar esas indicaciones. Confirman las enseñanzas suministradas por los Espíritus menos adelantados; elevándose a mayor altura exponen su modo de ver, sus opiniones sobre todos los grandes problemas de la vida y la muerte, la evolución general de los seres, las leyes superiores del Universo. Todas esas revelaciones concuerdan y se unen para constituir una filosofía admirable. Por eso, el moderno espiritualismo no dogmatiza ni se inmoviliza. No alimenta pretensión alguna de infalibilidad. Colocada en un plano superior al de las que la precedieron, la enseñanza espírita es progresiva, como los mismos Espíritus. Se desenvuelve y completa a medida que, con la experiencia, se efectúa el progreso en las dos humanidades, la de la Tierra y la del espacio, humanidades que se penetran mutuamente y de las que cada uno de nosotros debe, alternadamente, formar parte.

El Espiritismo marcha al ritmo del progreso y nunca quedará rezagado, porque si nuevos descubrimientos le demuestran que está equivocado en algo o si se revelase una nueva verdad,él habrá de rectificarse.

Allan Kardec. El Génesis. 1868

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                                LA CURA DE LA OBSESIÓN

Tú eres un ser humano adulto y consciente, responsable por tu propio comportamiento. Controla tus ideas, rechaza los pensamientos inferiores y perturbadores, estimula tus tendencias buenas y procura repeler las malas. 
Ten cuidado de ti mismo. Dios te ha concedido la jurisdicción sobre ti mismo, eres tú quien manda en los caminos de tu vida. No te hagas el niño mimado. Aprende a controlarte a todo instante y en todas las circunstancias. 
Experimenta tu propio poder y verás que es más grande de lo que piensas. 
La cura de la obsesión es una auto-cura. Nadie puede librarte de la obsesión si tú no quieres librarte de ella. Empieza a librarte ahora, diciéndote a ti mismo: soy una criatura normal, dotada del poder y del deber de dirigirme a mí mismo. Conozco mis deberes y puedo cumplirlos. Dios me ampara. 
Repite esto siempre que te sientas perturbado. Repítelo y haz lo que te dije. Toma la decisión de portarte como la criatura normal que realmente eres, confía en Dios y en el poder de las fuerzas naturales que hay en tu cuerpo y en tu espíritu, a la espera de tus órdenes. Gobierna tu barco. Reformula tu concepto acerca de ti mismo. Tú no eres un pobrecillo abandonado en el mundo. Los propios gusanos son protegidos por las leyes naturales. 
¿Por qué motivo solo tú no tendrías protección? Quita de tu mente la idea de pecado y castigo. Lo que llaman pecado es el error, y el error puede y debe ser corregido. Corrígete. Establece poco a poco tu autocontrol, con paciencia y confianza en ti mismo. 
Tú no dependes de los demás, dependes de tu mente. Mantén la mente despejada, abre sus ventanas al mundo, respira con seguridad y camina con firmeza. Acuérdate de los ciegos, de los mudos y de los sordos, de los lisiados y deficientes que se recuperan confiando en sí mismos. Desarrolla tu fe. 
Fe y confianza. Existe la Fe Divina, que es la confianza en Dios y en Su Poder que controla el Universo. Tú, racionalmente, ¿puedes dudar de ello? Existe la Fe Humana, que es la confianza de la criatura en sí misma. Tú ¿no confías en tu inteligencia, en tu buen sentido, en tu capacidad de acción? ¿Te juzgas un incapaz y te entregas a las circunstancias, dejándote llevar por ideas degradantes respecto de ti mismo? Modifica ese modo de pensar, que es falso. 
Cuando vengas a las reuniones de desobsesión, ven con confianza. 
Los que te esperan están dispuestos a ayudarte. Sé agradecido a esas criaturas que se interesan por ti y ayúdalas con tu buena voluntad. Si lo haces, tu obsesión ya ha empezado a ser derrotada. No te acobardes, sé valiente. 

J. Herculano Pires 
Traducción de Teresa.

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UN ESPÍRITU QUE SE CREÍA PROPIETARIO


  
En casa de uno de los miembros de la Sociedad de París que hace reuniones espíritas desde hace algún tiempo, llamaron a la puerta y cuando fueron a abrir no encontraron a nadie.  Los toques de la campanilla eran dados con fuerza y como por alguien que estuviese determinado a entrar. Habiendo sido tomadas todas las precauciones para asegurarse de que el hecho no se debía a una causa accidental, ni a la malevolencia, se concluyó que debía de ser una manifestación. En un día de sesión, el dueño de la casa pidió al visitante invisible la bondad de dar a conocer y de decir lo que deseaba.  Estas son las dos comunicaciones que dió:

(Paris, 22 de diciembre de 1868) 

 " Os agradezco, señor, la amable invitación para tomar la palabra y, considerando que me animais, venceré mi timidez para manifestar mi deseo franco.
" Para comenzar debo decir que no siempre fui rico. Nací pobre y si triunfé lo debo a mi solo. No os diré como tantos otros, que llegué a París con una mano adelante y la otra detrás ; es una vieja leyenda que no me convence; pero yo tenía ardor y el espíritu especulador por excelencia. Cuando era niño, yo prestaba tres bolas y la persona que las tomaba prestadas me tenía que devolver cuatro. Negociaba con todo lo que tenía y me quedaba feliz al ver poco a poco engrosarse mi tesoro. Es verdad que circunstancias infelices me despojaron varias veces; yo era débil; otros más fuertes se apoderaron de mi ganancia y yo tenía que recomenzar del todo. Pero yo era perseverante.

"Poco a poco dejé la infancia ; mis ideas crecieron. De niño, tenía explorados a los camaradas; de mozo, exploraba a los compañeros de oficina. Yo cogía piñones; era amigo de todo el mundo, pero cobraba por mi trabajo y por mi amistad. "Él es agradable- decían-, pero no se le debe hablar de dar". ¡ He!, ¡he! Es así como se hace. ¡ Id pues y ver esos bellos hijos de hoy, que gastan todo lo que poseen en el juego y en el café!. Ellos se arruinan y se endeudan desde lo alto a lo bajo de la escala. Yo dejaba que los otros corriesen como locos, a trancas y barrancas; yo andaba lenta y prudentemente. Así llegué al puerto y adquirí una fortuna considerable.

" Era feliz. Tenía mujer e hijos. Ella, un poco vanidosa, los otros, gastadores. Pensaba que con la edad todo eso desaparecería. Pero no. Entretanto yo los contuve mucho tiempo por los riñones. Pero un día estaba yo enfermo. Llamaron al médico, lo que hizo mucho daño a mi bolsa. Después... perdí el discernimiento...

" Cuando recuperé la razón, ¡ todo estaba muy bien!. MI mujer recibía visitas; mis hijos tenían carruajes, caballos, criados, secretario, ¡ qué se yo !. Todo un ejército voraz que se lanzó sobre mi pobre patrimonio, tan penosamente adquirido, para consumirlo.
" Entretanto, después me di cuenta de que el desorden estaba organizado; no gastaban sino las rentas, pero las gastaban largamente. Eran bastante ricos; no tenían más necesidad de capitalizar como el bueno del viejo; era preciso gozar y no atesorar... Y yo me quedaba con la boca abierta, sin saber lo que decir, porque si erguía la voz, no era escuchado; ellos fingían no verme. Desde entonces soy una nulidad; los criados ya no me aprecian aunque mi ropa no sea compatible con el lujo de los acomodados, pero no me prestan su atención. Me siento, me levanto, me respaldo en los visitantes, me detengo en los criados. Parece que nada sienten. Con todo, aun tengo vigor, espero, y vosotros podeis testimoniarlo, vosotros que me oísteis llamar. Creo que lo hacen a propósito; sin duda quieren volverme loco para librarse de mi.

"Tal era mi situación, cuando vine a visitar una de mis casas, viejo hábito que aún conservo, aunque yo ya no sea el dueño. Lo vi construir todo. Fueron mis escudos los que pagaron todo; a mi me gustan esas casas cuya renta enriquece a mis hijos ingratos.

"Así me encontraba yo de visita, cuando supe que aquí se reunían los espíritas. Esto me interesó. Inquirí sobre el Espiritismo y supe que los espíritas pretendían explicar todas las cosas. Como mi situación me parece poco clara, no me molestaría si recibiese al respecto, el consejo de los Espíritus. No soy ni incrédulo ni curioso; deseo ver y creer, ser esclarecido, y si vosotros me reconducís a la posición de gobernarlo todo en mi casa, palabra de propietario, no subiré vuestro alquiler de la vivienda".

(Paris, 29 de diciembre de 1868) 

"¿ Decís que estoy muerto?. ¿ Pero habéis pensado bien lo que decís?....Pretendeis que mis hijos no me ven ni me oyen. Pero vosotros me veis y me escuchais, porque conversais conmigo; porque abrís la puerta cuando toco; porque me preguntais y yo respondo... Escuchad, yo percibo lo que pasa; sois menos fuertes de lo que yo pensaba y como vuestros Espíritus nada pueden decir, queréis embaucarme haciéndome dudar de mi razón... ¿ Me habeis tomado por un niño?. Si yo hubiese muerto, sería un Espíiritu como ellos y los vería, pero no veo ninguno y todavía no me habéis puesto en contacto con ellos.

" Hay entretanto una cosa que me intriga. Decirme pues, ¿por qué escribís todo lo que digo?. ¿ Acaso vais a entregarme? Dicen que los espíritas están locos; ¿ pensais, tal vez, en decir a mis hijos que me ocupo del Espiritismo y así, darles los medios de prohibírmelo?

"¡  Pero él escribe, escribe!.... Aun no acabé de pensar y luego mis ideas están en el papel... ¡ Todo esto no está claro!... Lo que es cierto es que veo, hablo, respiro, ando, subo las escaleras y, gracias a Dios, percibo que es habitais en el número cinco... No es caritativo divertirse así con las penas de los demás. Yo respiro, y no puedo más, y pretenden hacerme creer que ya no tengo cuerpo?... Yo siento bien mi asma, ¡ creo!.. En cuanto aquellos que me dijeron que esto era el Espiritismo, ¡ entonces!, ¡ pero son personas como vosotros; conocidos míos que yo había perdido de vista y que encontré después de mi enfermedad!.
" ¡ Oh ! ¡ Pero es extraño ! .. ¡ Oh !. Por ejemplo, yo ya no existo; ¡ absolutamente no existo más!... Pero, me parece--¡ Oh!. Mi memoria que va... si... no... pero si... Yo estoy loco, palabra... Yo hablé con personas que creía muertas y enterradas hace ocho o diez años.., ¡ Caramba!. ¡ Yo asistí a los entierros; yo hice negocios con los herederos!... ¡ Realmente es extraño!--- ¡ Y ellas hablan !. ¡ Ellas andan...! ¡ Ellas conversan !. ¡ Ellas sienten su reumatismo !.... Ellas hablan de lluvia y de buen tiempo...¡ Ellas toman mi rape y me aprietan la mano !

" ¡ Pero, entonces yo !“... ¡ No, no, no es posible!, ¡ Yo no estoy muerto !. No se muere así, sin notarlo.... Aunque estuve en el cementerio, justamente al final de mi dolencia... era un pariente.... mi hijo estaba de luto.... mi mujer no estaba, pero ella lloraba... Yo lo acompañé a ese pobre querido.... Pero ¿ quien era, entonces?. En verdad no lo se...¡Qué perturbación  extraña me agita !....¿ Sería yo ?.... Pero no, porque yo acompañaba el cuerpo, y no podía estar en la tumba.... ¡ Estar allá abajo! ... ¡ y con todo!.... ¡ qué extraño es todo esto ! ... ¡ qué situación embarazosa !.... No me digáis nada; quiero quedarme solo; vosotros me perturbais... Dejarme; yo volveré.... ¡ Decididamente parece que soy un fantasma !...
¡ Oh!, ¡ que cosa singular!” 


OBSERVACIÓN: Este Espíritu está en la misma situación que el precedente, en el sentido
de que el uno y el otro aun se creen en este mundo; pero hay entre ellos la diferencia de que uno se cree tener un cuerpo carnal,al paso que el otro tiene conciencia de su estado espiritual, pero se imagina que sueña. Este último, sin la menor duda, está más próximo a la verdad, pero con todo, será el último de volver de su errror. El ex-propietario ciertamente estaba muy apegado a los bienes materiales, pero su avaricia y los hábitos de economía un poco sórdida, prueban que no llevaba una vida sensual. Además de eso, él no es, decididamente, incrédulo; él no rechaza a la espiritualidad. Por el contrario, Luis la teme; lo que él lamenta no es la ausencia de la fortuna que gastaba en vida, sino de los placeres que tal gasto le permitía
No pudiendo admitir que sobrevive a su cuerpo, cree soñar; se complace  en esa idea, con la esperanza de volver a la vida mundana; a ella él se aferra por todos los medios que su imaginación le puede sugerir. Por tanto, él quedará en ese estado porque quiere, hasta que la evidencia le venga a abrir los ojos. ¿ Cual de ellos sufrirá más al despertar?. La respuesta es fácil: uno apenas quedará medianamente sorprendido, mientras que el otro quedara lleno de pavor.

Revista Espírita 1869 » Febrero

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                      LA  FELICIDAD
por Marina E. Castells

Los oídos siempre atentos de la escritora del artículo recogieron con cariño las palabras de Divaldo durante su viaje por Alemania, despertando en ella intuiciones e ideas que ha querido plasmar en estas líneas. Estemos atentos, pues no es, simple y aparentemente, una divagación más en la eterna búsqueda quimérica de la felicidad.

¿Que es la felicidad? Religiones, corrientes psicológicas, espiritualistas y por supuesto el espiritismo, son caminos ofrecidos al ser humano para llegar a conseguir esa ansiada felicidad. En estos tiempos difíciles de incerteza, confusión y cambios se tratan en muchísimos artículos en prensa, televisión o radio artículos sobre la felicidad y cómo conseguirla. Es posible que sea aún el reflejo de esta sociedad consumista y que premia la inmediatez. La necesidad de obtener fórmulas o recetas que nos ofrezcan una solución rápida a tanta turbación y insatisfacción. Pero también existe la posibilidad de que sea la necesidad de un cambio, la necesidad de adaptarse hacia un modo de vida que sea más acorde con un mundo más feliz y menos materialista. Con este objetivo permitidme que comparta con vosotros algunas de las ideas que me han inspirado para confeccionar este pequeño texto que no tiene apenas otra pretensión que compartir con vosotros algunas ideas y vivencias personales. La gran inspiración para escribir este artículo ha sido el encuentro que tuvimos con nuestro amado Divaldo, en el seminario que imparte anualmente en Bonn. El eje sobre el que se centró el seminario fue, precisamente, la felicidad. Empiezo con la pregunta de qué es la felicidad, y ahí empieza la primera decepción al leer la definición de la real academia de la lengua española que reza: felicidad es el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Me parece que estaremos de acuerdo, en que no es una definición nada profunda, puesto que la posesión de cualquier bien, cuando pasa el tiempo, no evita que volvamos a tener la necesidad de conseguir otro “bien” y por supuesto! Es prácticamente imposible tenerlo todo en esta vida! Así que, tenemos que conformarnos con puntitos de felicidad! ¿Como cuando un niño recibe un regalo? ¿O hay que intentar conseguir desear la nada para ser verdaderamente feliz? Esta es una idea muy oriental, en ella se basa la teología Zen, disfrutar absolutamente del momento, centrarse en el hoy, el ahora, y disfrutarlo. Es una idea que me parece muy importante recordarla. Estamos de acuerdo, que muchos de nosotros, somos incapaces de disfrutar de esa felicidad, simplemente por las preocupaciones, las inseguridades, los miedos, por el que será! Aunque el hoy sea perfecto! Me temo, pero, con toda la humildad del mundo, que esta idea Zen compartida por gran parte de muchas otras corrientes orientales, como el budismo, se olvidan de un maravilloso recurso! el recurso de la fe. Es posible que no lo necesiten por la obviedad que resulta saber que existe un Ser trascendental que lo tiene todo bajo control. Recordemos que nosotros somos incapaces de llegar a esa capacidad de control y de entendimiento que tiene ese Ser, por lo que debemos sentir la misma seguridad que siente un niño cuando se siente acompañado y protegido por su padre. Sentir la presencia ignorada de Dios especialmente en estos días de cambios y incertidumbres! Perderemos el trabajo? Nuestra relación de pareja? Conseguiremos esa casa deseada? De qué sirve atormentarnos con nuestras dudas y miedos…ahí crece el germen de mucho sufrimiento, que podemos decir innecesario. Llegados a este concepto, dispongámonos a disfrutar del ahora, del momento, aprovechar cada situación para sacar esa lección maravillosa, o esa superación personal, sacar esa positividad de cualquier situación negativa, os acordáis de la película de la vida es bella?
Convertirnos en personas optimistas y positivas es necesario, y no temamos convertirnos en personas ingenuas o ridículas. Divaldo explicó con uno de sus muchos ejemplos, el caso de un famoso psiquiatra, Viktor Frankl, condenado a un campo de concentración nazi, y como superó ese tormento, descubriendo una herramienta fundamental para ser feliz ante cualquier circunstancia, por muy adversa que sea. Tener un objetivo, una meta, un propósito!! Este señor anunció que el hombre se autorealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida. Es necesario recordar que nuestra vida tiene un sentido, Divaldo me recordó que esto es lo que nos hace ser felices, No son las propiedades materiales, es ese propósito que siente cada ser humano en su interior. El que nos da fuerza para seguir y levantarnos, el que nos permite aceptar las pruebas que nos toquen vivir, sabemos que tienen un sentido, un propósito.
      El espiritismo, tiene esas herramientas para profundizar en el conocimiento y en el entendimiento de muchas de las causas de nuestros sufrimientos y nos recuerda que todo ello tiene un propósito. Sin embargo, más allá de este concepto, que es básico, me gustaría recordaros otras herramientas que tenemos a nuestro alcance para ser felices. Es necesario sentir ese propósito de nuestra existencia, en el día a día, no esperar a la desencarnación! Recordemos que debemos cumplir nuestras misiones cotidianas, y recordemos qué propósitos dirigen nuestra vida, recordar cuáles son nuestros objetivos materiales, sociales y por supuesto espirituales.
Si realmente, al leer este artículo, piensas que no existe ninguna “misión” para ti, ya sabes cuál es la causa de tu infelicidad! Por lo tanto, a buscar un propósito!
Por último, me gustaría recordar que la crisis económica ha demostrado de forma maravillosa algo que los espiritistas, espiritualistas, filósofos y incluso algunos científicos han ido anunciando ya hace un tiempo, todo está conectado. Formamos parte de un ecosistema, a una red que está interconectada. Recordemos diariamente esta realidad y recordemos que para ser felices es necesario que la gente que nos rodea también lo sea. Sepamos que si nosotros sufrimos, al lado existe alguien, que también siente nuestro dolor. Siempre existe alguien que siente nuestro dolor, nuestro sufrimiento y también nuestra felicidad.
    Y para no ser menos, y por si todo lo leído os ha parecido muy infuso, recordaré una receta rápida de la felicidad que ya prescribió Shopenhauer. Él nos dio tres consejos para ser felices: disfrutar de un encuentro amigable, realizar algo útil por otra persona y disfrutar de pausas periódicas para meditar.      Por último, me gustaría compartir con vosotros esta frase de Víctor Hugo, que habla sobre la felicidad y que me llegó al corazón: La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo. Que seáis felices!

Marina E. Castells
Actualidad espiritista

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ENDIOSAMIENTO Y MEDIUMNIDAD


A la hora del estudio y práctica de la mediumnidad es necesario mantener siempre vivo el  autoanálisis y una vigilancia estrecha de nuestros pensamientos y sentimientos para no desviarse del camino, de los objetivos que nos demanda dicha práctica; de lo contrario es muy fácil caer por derroteros que no nos benefician, aún incluso pueden llegar a perjudicar el normal desenvolvimiento de una facultad.
Cuando se produjo el conocido momento en donde el espíritu de Emmanuel manifestó el compromiso que traía con Francisco Cándido Xavier y las tres condiciones esenciales para el éxito del trabajo espiritual en común; es decir, disciplina, disciplina y disciplina; no se refería exclusivamente a este concepto desde el punto de vista práctico, de trabajo metódico, regular; si no a la disciplina moral por controlar y someter sus malas tendencias morales en beneficio de la obra que apenas acababa de iniciar.
En efecto, es muy importante no perder nunca el norte; poseer unos principios, unas bases de conducta para no desviarse nunca de ellas.
El trabajo diario, los acontecimientos, las experiencias y circunstancias en el camino nos van marcando, y depende de nuestra actitud, de nuestras reacciones ante esas circunstancias, el que podamos avanzar con paso firme, y con el consiguiente éxito o fracaso en nuestros objetivos.
La mediumnidad es básicamente un trabajo en equipo. La parte visible, el médium propiamente dicho, junto con el resto de componentes, han de formar un conjunto armónico, en sintonía con los espíritus nobles. Tarea nada fácil pues exige compromiso firme y voluntad decidida de cambio moral, para ajustarse a la frecuencia vibratoria de los hermanos espirituales superiores.
De las experiencias se han de sacar buenas conclusiones así como de los errores que podamos cometer, estando siempre abiertos al análisis continuo y al discernimiento. A modificar rumbos, en caso necesario, cuando no nos son útiles o equivocados. Para ello es necesaria una cierta humildad, ser conscientes de nuestras enormes limitaciones y de lo mucho que nos queda por corregir y aprender. De lo contrario, no sólo podemos caer en el fanatismo del que ya hablamos el mes anterior sino también en el endiosamiento, que es la creencia en la infalibilidad, en creer que son siempre los espíritus superiores los que comunican a través de nosotros; olvidando la posible intervención de los espíritus mixtificadores y la inevitable cuota de animismo que puede aparecer en mayor o menor grado.
Éxitos pasados no garantizan éxitos futuros. La mediumnidad es inseparable de la condición humana, de las diferentes etapas del ser. Estamos sometidos como cualquier persona, a los altibajos propios de la vida, y esto afecta al intercambio entre los dos planos.
La falta de vigilancia y de control moral puede propiciar la incursión de espíritus que se entrecruzan en el camino para desestabilizar. Como buenos estrategas, primero estudian a sus posibles víctimas, observando concienzudamente sus debilidades, sus taras morales, para obrar en consecuencia. La ley de afinidad, por la cual el semejante atrae al semejante es un factor determinante, puesto que esa parte negativa busca la manera de inclinar la balanza a su favor, sugiriendo e incentivando pensamientos que ensalcen al médium, haciéndole creer que es casi infalible, que su valía, conocimientos y experiencia le van a llevar siempre por un camino seguro, olvidando o incluso rechazando la necesaria colaboración de sus compañeros que, por lo general, no suelen estar tan influenciados, siendo más objetivos a la hora de valorar un trabajo, unos resultados.
Por tanto, el amor propio, el orgullo y la vanidad, son como antenas que facilitan la aproximación, por esa misma ley de afinidad, de entidades desequilibradas, que buscan el fracaso del médium y de las personas que componen el grupo de trabajo.
El endiosamiento por lo tanto, está muy vinculado al orgullo. ¡Cuántos médiums se creen casi infalibles! En permanente conexión con el mundo espiritual, con una serie de espíritus que están a su servicio para rebelarles cualquier curiosidad o información que precise el sensitivo. Consideran la mediumnidad como un don, algo que les hace especiales, por encima de los demás.
Los “avisos” o mensajes que recibe moralizantes, tratando con dulzura y mucho tacto corregir las malas tendencias, considera el médium endiosado que es para los otros y no para sí mismo. Con lo cual, aquello de lo que se podría haber tomado nota para ir corrigiendo, se interpreta como un bello comunicado de solidaridad y amor universal, pronto para olvidar.
Del mismo modo, cuando los excesos del ego hacen acto de presencia y los análisis constructivos del trabajo mediúmnico se ponen sobre la mesa, muchos mediums se retraen, se consideran incomprendidos, juzgados, optando por el rechazo y el aislamiento. A partir de ese momento el bajo astral ha conseguido su objetivo que es distanciar al médium invigilante, desprevenido, orgulloso de su trayectoria. Esta circunstancia puede llegar a propiciar que bellas mediumnidades en desarrollo o en etapas de aprendizaje desistan ante la falta de humildad y de un sentido autocrítico que les haga ver la realidad para corregirse.
Por otro lado, la falta de autocontrol, de la suficiente paciencia y regularidad en los trabajos hacen que muchos ansiosos desistan por el motivo de no conseguir en los plazos que se habían marcado los resultados, que, probablemente otros sí hayan conseguido con aparente menos esfuerzo; olvidando que cada médium es un mundo, que su desarrollo y cualidades dependen de muchos factores que no estamos en condiciones de juzgar. No hay que olvidar nunca que Dios no es arbitrario, y que: “A cada cual según sus obras”; del presente y las sembradas en el pasado.
Por otra parte, animar en exceso, alentar, y el estar muy pendientes del éxito del médium incipiente también puede tener consecuencias negativas, puede llegar a creer que es imprescindible y que su trabajo es el más importante. ¡Lamentable error! De ese modo, el elogio si no se considera como un estímulo para mejorar, puede llegar a ser mucho más peligroso que la crítica.
Una persona muy sabia decía que “al médium se le prueba en todo”. Nadie está, por tanto, libre de equivocaciones, de errores, todos estamos sometidos a unas mismas leyes, a unos mismos principios a los que nos debemos de someter inexorablemente. No existen privilegios para nadie, lo que cada médium logra es una conquista adquirida, sin embargo, el aprendizaje no cesa nunca.
No existe médium perfecto por la sencilla razón de que no existen personas perfectas. Hasta el mismo maestro Jesús, con toda su grandeza, siendo el espíritu más grande que jamás a encarnado en la tierra, también se vio expuesto al examen de rigor, a lo que se denominaban “tentaciones” según algunas religiones, para darle la posibilidad de reafirmar con su respuesta enérgica,  su compromiso y fidelidad a una misión.
La mediumnidad de prueba e incluso impuesta es una bella dádiva divina, que actúa como poderoso auxiliar en la evolución del espíritu muy endeudado. Por lo general, espíritus muy viejos cuyas imperfecciones han salpicado, perjudicado e influenciado negativamente a muchos espíritus en el pasado. Es por ello, que el rescate debe de ser arduo y laborioso para conseguir, con el auxilio de los espíritus superiores, enmendar errores, colaborando en la obra divina, a la que hemos estado convocados muchas veces pero con bastante desacierto o dándole la espalda.
Como explica muy bien el propio espíritu de Emmanuel: “Casi siempre, los médiums son Espíritus que caen de las cimas sociales, por los abusos de poder, de autoridad, de fortuna y de inteligencia, y que regresan al planeta terráqueo para sacrificarse en favor del gran número de almas que desviaron de las sendas luminosas de la fe, de la caridad y de la virtud.”
Por lo tanto, el endiosamiento y la vanidad nunca pueden tener cabida, porque no se corresponde con la realidad espiritual del ser. Como reza un viejo adagio: “Cuanto más elevado es un espíritu, más humilde se torna, ante la grandeza que descubre ante sí y la comprensión de su insignificancia.”
José Manuel Meseguer-   Amor, Paz y Caridad
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