domingo, 12 de febrero de 2017

DONACIÓN DE ÓRGANOS


                 
                                                         

                     MEDIUMNIDAD

¿ Qué es ?.- 
       Es la capacidad del ser humano, para percibir la realidad del mundo espiritual y de la interpretación o expresión de esa realidad, con la mayor fidelidad al pensamiento espiritual. Para ello el médium necesita capacitarse mediante el estudio de la mediumnidad en todas sus facetas. De saber qué es el cuerpo físico, o aún de somera manera, entender qué es el perispíritu y su funcionamiento, y qué es el espíritu como energía inteligente. Si se conoce a sí mismo en este triple aspecto, podrá saber quien y qué es el espíritu comunicante como parte de ese universo invisible que nos envuelve.

   Para mejor servir como médium ha de cuidar el cuerpo físico, dándole la alimentación adecuada, el descanso y el recreo pasivo o activo, según sea necesario. Estudiar los libros espíritas y asistir a una escuela espírita de reconocida seriedad. Hará meditación en el hogar, en sitio tranquilo y sosegado.

  En la Escuela espírita recibirá instrucciones de los educadores y de las entidades directoras de dicha escuela. Analizará toda esa tarea de entender y de preguntar, si no entiende. Higienizará su ser con pensamientos nobles hacia los seres que le rodean y le instruyen. El médium no debe de ser pasivo en el acto de recibir los fluidos del mundo espiritual, Haa de ser activo, alerta, interrogando sin ansiedad a las entidades que se le acercan. Ha de sumergirse, adentrarsse, ir al encuentro de esas entidades espirituales. Ha de usar un vocabulario claro, sencillo, descriptivo, sin vaguedades.

   El médium, en el intercambio de vibraciones fluídicas entre ambos mundos  (visible e invisible), escalando en diferentes dimensiones, sentirá en los comienzos malestares fçoisicos, ambientales y espirituales. A medida que se vaya instruyendo y acostumbrando en la práctica mediúmnica, estos malestares irán desapareciendo gradualmente. Eso es parte del aprendizaje mediúmnico.

   Dentro del campo de la mediumnidad, no hay dos médiums iguales. No se compara con nadie y no compara a nadie con otro médium. Cada uno es un mundo aparte, aunque  sean de igual capacidad o especialización.El historial de un espíritu encarnado o desencarnado, es diferente al de otro, en razón de la ley de Evolución.

   Lo que si se puede decir, es que cada médium es un instrumento de fina o grosera percepción, acorde con su grado evolutivo, y que cada día, en cada momento, este va afinando las cuerdas de su espíritu, mediante la práctica, el estudio de sí mismo y su evolución como médiums; esto es, comparándose consigo mismo.

   En la Escuela Espírita se forja y se forma el laboratorio mediúmnico, El grupo de médiums   son a  modo de una orquesta que aunque de diferentes instrumentos, son afines y de gran capacidad de percepción en conjunto, lo que los convierte en una sinfonía espiritual. Y con la ayuda  de entidades espirituales de igual calibre, logran reunir fuerza fluídica, esto es, energía, ya cósmica, ya ambiental, que es la materia prima utilizada por los espíritus evolucionados para trabajar en las áreas del quehacer humano y espiritual. Así se forma un laboratorio espiritual de alta calidad que da realidad al amplio campo de acción del mundo de los espíritus.  Es de rigor repetir que la reunión mediúmnica no es un teatro, es un laboratorio porque tanto el grupo de médiums como el de entidades espirituales tratan de lograr un equilibrio entre las energías acumuladas por ambos núcleos. El resultado de este equilibrio es una mayor compenetración, un mejor intercambio y un logro en el propósito definitivo que se persigue.

   Recuerden que los espíritus no están a nuestra disposición; es a la inversa. Si queremos investigar, experimentar, descubrir, hemos de recibir la orientación de los instructores espirituales. Hemos de capacitarnos por aquellos espíritus que una vez en la Tierra estudiaron, trabajaron y se capacitaron, y que hoy desde esa frontera invisible están en condiciones idóneas de nacer. De ellos recibimos los estímulos psíquicos y espirituales para hacer lo propio. La acumulación de la energía para fines precisos es acuerdo mutuo. La evaluación y análisis del trabajo tiene que ser recíproco. Cuando el grupo mediúmnico está preparado, el núcleo espiritual de alta calidad aparece. El mundo espiritual es un inmenso laboratorio que trabaja día y noche, constantemente, para bien de ambos mundos.

   Los instructores espirituales nos dan grandes alegrías y emociones; de vez en cuando, a manera de estímulo para el grupo material, nos traen invitados especiales, seres muy queridos de todos cuando ocuparon un cuerpo físico en el ambiente terrestre. ¡ Qué alegría se experimenta al ver y recibir un saludo de uno de esos sabios de reconocida altura espiritual !.

   En ese gran laboratorio espiritual hay campo de estudio y trabajo para todos los grupos de la Tierra. Investigación de la mediumnidad en el profundo tema de la reencarnación, las desobsesiones cuando abrimos brecha en nuestro periespíritu, permitiendo la inducción de espçiritus ignorantes, los hechos y efectos físicos. También en torno a la mediumnidad psíquica, del nivel material y la espiritual de la dimensión del ámbito invisible. Aprendemos que el médium no nace, se hace. Se hace a través de múltiples reencarnaciones y nunca termina su aprendizaje. Por eso es que cuando desencarna, en ese mismo punto que deja, comienza una nueva etapa en la próxima reencarnación. El médium material  es aquél que se mueve en la dimensión terrestre; siempre hace lo mismo en una existencia. Son los psíquicos que asombran con sus clarividencias de orden físico y las psicometrías famosas en los anales de la investigación policial. El médium material estudia y trabaja en diversas profesiones.

No obstante es el médium espiritual el que nos ocupa, porque su labor es más inmensa; es el que a fuerza de estudio, trabajo y sacrificio, logra desentrañar la verdad de la eternidad del espíritu. Sus clarividencias, sus videncias, sus traslaciones a otros mundos o parajes de la Tierra nos proporcionan la historia de la evolución en el Planeta Tierra. Es el oteador de ese inmenso mundo invisible; es el telescopio humano que nos permite descubrir y esplayar la realidad de todo lo espiritual.

  El médium en su constante quehacer va dejando atrás  etapas primitivas, místicas, religiosas, que deforman su visión existencial hoy. Va superando todo ese bagaje hasta convertirse simple y llanamente en un instrumento de los espíritus de alta fidelidad y de gran sonoridad por su calidad y belleza. El médium evolucionado es un maestro para aquellos que son principiantes. Son un ejemplo a seguir. El núcleo mediúmnico ha de aprender a quererse, a ayudarse, a estimarse: eso los une y los vincula cada vez más. Todos son médiums: los intuitivos, los parlantes, los videntes, los clarividentes, los que no hablan pero dan energía, todos en fin, realizan una labor de calidad. Todos son médiums y sus percepciones son diferentes porque cada cual ocupa distinta posición en la escala evolutiva.

   Las técnicas de la mediumnidad son, además de una confraternidad, una higiene personal, una higiene espiritual, una vida lo más limpia posible, unos ejercicios respiratorios inspirando por la nariz, exhalando por la nariz con la boca cerrada, de manera tenue para reunir y acumular energía fluídica, dándole fuerza al conjunto. Un pensamiento unido en cuanto a lo que se busca estudiar e investigar. Ello evitará la intromisión de entidades frívolas y una discreción en cuanto al trabajo que se realiza, porque esta labor no es un teatro; es un laboratorio espiritual.

  ¿ Por qué debemos estudiar y expandir la mediumnidad ?. Porque es la prueba más fehaciente de la realidad de los espíritus. Porque en un mundo tan materialista es la manifestación más contundente de que no morimos, que somos eternos. Porque en nuestro mundo hay seres que sufren la enfermedad, la crueldad, el dolor y la muerte; y esta escuela de la mediumnidad es la única que puede brindarles paz, sosiego y serenidad a sus vidas. Porque en este momento histórico, la vida en el planeta Tierra está sufriendo grandes transformaciones en el orden político, económico, religioso, social y espiritual.

   A través de la mediumnidad podemos y debemos ayudar y aunar esfuerzos junto a los científicos que están haciendo una labor ingente. Nos referimos a eminentes psiquiatras y psicólogos que están revolucionando  con sus técnicas por medio de regresiones, descubriendo la ley de la reencarnación con todo su contenido existencial, remontándose a la prehistoria. Debemos unirnos a ese tren del progreso humano, pero debemos hacerlo con los instrumentos más capaces y veraces: los médiums. Asistiremos al segundo acontecimiento espiritual mayor después de Kardec.

RESUMEN:  Existen dos humanidades: una visible y una invisible. La primera ocupa los tres reinos de la naturaleza; la segunda se mueve en infinitas dimensiones del Universo. Estas dos humanidades coexisten y solo las separa una onda vibratoria capaz de ser reducida hasta lograr comunicación, interpretación y comunión visual, extrasensorial.

   Hay unos seres de gran sensibilidad psíquica y espiritual dotados de condiciones naturales por su aparato nervioso, su sensibilidad abierta y su evolución biomagnética. Estos seres humanos los encontramos por todos los confines de la Tierra y los llamados médiums. Dando origen a una clasificación que es la "mediumnidad".

   Entendemos que el médium debe ser atendido, ayudado y estudiado. El médium es el ente humano capaz de darnos la realidad de la existencia de esa humanidad invisible; los llamados muertos que una vez vivieron junto a nosotros y se fueron al cesar la vida física. Son los telescópios  humanos capaces de otear y dar credibilidad del mundo invisible.

   No hay dos médiums iguales porque su evolución biomagnética y espiritual es diferente. Los hay de distintas capacidades y especializaciones acordes con sus percepciones. La mediumnidad no es un teatro, es un laboratorio, El mundo invisible es un inmenso laboratorio y hay un trabajo para todos los grupos de médiums que deseen unirse y formalizarse para una tarea específica en lo espiritual. Sería para el avance de la ciencia humana y la ciencia espiritual.

   La humanidad necesita urgentemente de los servicios de los médiums de buena voluntad en todas las facetas del acontecer humano. De la alta calidad de los médiums depende la alta calidad de los espíritus asesores. El mundo espiritual cuanta con técnicos, especialistas, maestros, instructores, todos dispuestos a esta tarea.

   Toca al Espiritismo ofrecer este servicio mediúmnico a través de todas las escuelas sin aspavientos teatrales, ni tintes religiosos ni tendencias dogmáticas para bien del movimiento y de la especie humana. Deben de estar dotadas estas escuelas, de buenos instructores, de aquellos médiums ya capacitados y de los incipientes a ser adiestrados correctamente. Todo esto toma algún tiempo, pero vale la pena el ensayo. Oportunamente dará los frutos deseados.

-Jorge Quevedo- XV Congreso Espírita Panamericano

                                                           ****************************



                                                                     


                                               OBSESIÓN

                                          Influencia espiritual sutil 

" Siempre que usted excperimente un estado de espíritu tendente al derrotismo, perdurando varias horas, sin causa orgánica o moral de destaque, considere la hipótesis de una influencia espiritual sutil.

Sea claro y sincero consigo mismo, para auxiliar a los Mentores Espirituales a socorrerle. Esa es la verdadera ocasión para practicar la humildad, la oración y el pase.

Entre los factores que más revelan esa condición del alma, se incluyen:

- dificultad de concentrar las ideas en motivos optimistas;
- ausencia de un ambiente íntimo para elevar los sentimientos en oración o para concentrar en una lectura edificante;
- indisposición inexplicable, tristeza sin razón aparente y presentimientos de desastre inmediato.
- enfados manifiestos por no encontrar semejantes o asuntos sobre quien o sobre qué descargarlos;
- pesimismos, irritaciones, quejas, sensibilidad exagerada y disposición a condenar a quien no tenga culpa.
- interpretación forzada de hechos y actitudes suyas o de los demás, que usted no sabe corresponder con la realidad;

- hiperemotividad o depresión rayando en la inminencia del llanto;
 - ansia de investirse en el papel de victima o de tomar una posición absurda de automartirio;
- testarudez en no aceptar, para usted mismo, que haya una influencia espiritual en usted, pero, pasados minutos u horas del acontecimiento le viene el cambio de impulsos o el arrepentimiento, la recomposición del tono mental y, no raramente, la constatación de que es tarde para deshacer el error consumado.

Son siempre acompañamientos discretos y eventuales por parte del desencarnado, e imperceptibles al encarnado por la finura del proceso." ( André Luiz- Estudie y viva 4 edic. p.202)

Mentes viciadas con mas facilidad aceptan las sugerencias maléficas que les son insufladas dentro del campo en que mejor se expresan: desconfianza, envidia, odio, desvarío sexual, dependencia alcoholica o toxicómana, gula, maledicencia....
  Temperamentos no reconocidos, sospechosos, son más accesibles en razón del mejor agasajo y las inducciones equivalentes, que se les asocian en forma de perfecta sintonía.

  Caracteres violentos, apasionados, más fuertemente se hacen maleables en concordancia con el espíritu rebelde que habita en ese cuerpo, disimulando las chispas que les encienden lo quemado por el incendio interior, a exteriorizarse como hogueras destructoras.

   Personalidades ociosas son más susceptibles en razón de la mente vacía, de acoger siempre lo que les place, dejándose conducir por la personalidad de sus afines desencarnados.

No es necesario reafirmar que no solamente se encuentran los perturbadores más hallá de la muerte;  desde que la obsesión campea, igualmente se encuentran entre los transeuntes del cuerpo caracteres violentos, apasionados, pero intensamente se hacen maleables  como resultado del espíritu rebelde que habita en ese cuerpo, disimulando las chispas que 
resultan del espíritu rebelde que habita en ese cuerpo, disimulando las chispas que les encendieron lo quemado del incendio interior, a exteriorizarse como hogueras destructivas. Las personalidades ociosas son más susceptibles, en razón de la mente vacía ,siempre para coger  lo que les place, dejándose conducir por la personalidad de sus afines desencarnados. Es innecesario reafirmar que no solamente más allá de la muerte se encuentran los perturbadores, desde que la obsesión campea, se encuentra igualmente entre los transeúntes del cuerpo, obedeciendo el mismo proceso de sintonía mental, por el cultivo de las mismas pasiones inferiores. 
 (Joana de Angelis, Alerta, p. 23-25) 

Orientación: lectura del evangelio, estudio y pases. 

Le sugiero que lea El Evangelio según el Espiritismo, de Allan Kardec, a fin de encontrar confort moral y paciencia para enfrentar lo cotidiano. Su lectura le hará un gran bien, en razón de los esclarecimientos que le proporcionará y de las directrices necesarias para su paz interior y, por tanto, una vida feliz. Igualmente le propongo la terapia bioenergética, esto es: los pases,con lo que  se fortalecerá para las luchas y los desafíos. Por fin, si le es posible, vaya a conocer las reuniones y conferencias públicas y de estudio del Espiritismo, en las que adquirirá conocimiento para liberarse no solamente de la entidad que le aturde, sino también para ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación aflictiva.


(Libro: Comprendiendo el Dolor Humano)


                                                      ****************************

El verdadero no es aquel que cree en las manifestaciones, sino aquel que aprovecha las enseñanzas dadas por los Espíritus. Pues de nada sirve creer, si la creencia no le hace dar un paso al frente en el camino del progreso y si no le torna mejor hacia su prójimo.
- El Espiritismo en su más simple expresión -

                                                         ***************************

                                                                                     
                                                                                        

                                         DONACIÓN DE ÓRGANOS


El tema que nos ocupa hoy ofrece diversas perspectivas para analizar en función de las creencias, culturas y principios que la persona mantiene. Es bien sabido que, el avance de la ciencia médica, propicia posibilidades de mantenimiento de la vida cuando un órgano o varios impiden llevar una vida digna, recurriendo al trasplante del órgano enfermo por otro procedente de un donante.
La donación de órganos puede realizarse en vida, como ocurre con diversos órganos como las córneas, los riñones, la médula ósea, etc., sin que esto suponga para el donante ningún trastorno más que el de desprenderse de parte de su biología para realizar un acto de caridad que ayuda a vivir dignamente a otras personas necesitadas. En estos casos, y salvo las excepciones propias de las personas cuyas creencias les impiden donarlos; la mayoría de la sociedad no alberga dudas respecto a la idoneidad de esta práctica y a su función caritativa y benéfica.
En el aspecto de las creencias, hay religiones que condenan el trasplante de órganos prohibiéndolos expresamente, mientras que otras lo califican como un acto de caridad.
La bioética, como disciplina encargada de definir lo correcto o incorrecto sobre la vida humana al margen de las opiniones puramente médicas, tiene el enorme reto de responder a preguntas para las que todavía no hay una definición ortodoxa. Preguntas como ¿es correcto el trasplante de animales al hombre? (1), o la siguiente ¿el comercio y tráfico de órganos debe ser legalizado? (2)
No obstante, por paradójico que pueda parecer, donde se presentan las mayores discrepancias en esta práctica, es cuando los órganos son donados a la muerte del cuerpo físico. Donde el donante, cede a la ciencia la posibilidad de utilizar sus órganos vitales para otros inmediatamente después de acontecer el óbito. El término “inmediatamente” es preciso destacarlo, pues los órganos deben ser extraídos del donante sin pérdida de tiempo para poderlos utilizar, ya que el transcurso de las horas los debilita y los vuelve inútiles para el fin de utilizarlos en buenas condiciones.
Ni siquiera hoy, en pleno siglo XXI las disciplinas científicas están de acuerdo al 100% sobre la definición de lo que denominamos “muerte”. La neurología y la termodinámica no tienen muy claro que el concepto de “muerte encefálica” sea el único admitido hoy, como lo fueron en tiempos anteriores la ausencia de pulso, el cese de la respiración; la inexistencia de ritmo cardiaco o el registro del encefalograma plano. (El concepto de muerte ha evolucionado con los avances de la ciencia).
Ejemplo de ello es la muerte cerebral: hoy día podemos mantener con vida orgánica, respirando y alimentando artificialmente a personas con muerte cerebral a la espera del momento de trasplante de los órganos. ¿Es esto éticamente reprobable? ¿Dónde situamos pues la línea entre vida y muerte: en el cese de toda función orgánica o en la pérdida de la conciencia? (3)
Desde el análisis de que todo termina con la muerte del cuerpo físico, esta práctica se observa con total claridad, como un acto noble que no perjudica en absoluto a la persona. Pero en la comprensión que nos ofrecen las leyes espirituales, donde sabemos que el periespíritu humano sobrevive a la muerte y que éste necesita de un tiempo prudencial de 72 horas para desligarse de la materia biológica, las repercusiones aparecen, sin duda, afectando al donante.
Estas repercusiones pueden ser graves, leves, inexistentes o incluso necesarias. Todo ello va en función del nivel evolutivo; del grado de progreso espiritual de la persona que dona sus órganos. Es sabido desde hace siglos la imperiosa necesidad del desdoblamiento cuando comienza el proceso del óbito; de desligar los cuerpos psíquicos y espirituales de la materia en el momento de la muerte; y al igual que para el nacimiento precisamos de nueve meses de formación, en el momento de partir, nuestro periespíritu necesita de unas horas para proceder a desligarse por completo de la materia.
Comprendiendo que el periespíritu es un doble de nuestro cuerpo biológico, también posee una réplica orgánica de carácter psíquico que impregna todas nuestras células biológicas; si estas son cercenadas de forma brusca antes de realizar ese proceso de separación de forma natural, el psiquismo sufre determinadas perturbaciones que son trasladadas al espíritu en forma de confusión y retraso de la claridad necesaria al penetrar en el mundo espiritual que le aguarda.
Si la persona está muy materializada; si ha vivido durante su vida apegada a los sensualismos de la materia, dominada por sus pasiones y entregada a la concupiscencia y las sensaciones más groseras, el desdoblamiento del alma es más difícil; más lento, le cuesta entender que existe una vida espiritual y que todo no es material. Cuando esto ocurre, la persona, aunque haya donado sus órganos, le será muy difícil sustraerse a las sensaciones psíquicas de la extracción de los mismos, puesto que sus sensaciones orgánicas, a través del periespíritu no desligado, seguirán llegando a sus centros nerviosos, condicionando la separación tardía del espíritu, y por ende un determinado entorpecimiento para su liberación de la materia, perturbando su mente.
Si la persona ha sido una persona noble, con buenos sentimientos, elevada y dedicada al bien, que ha cultivado los aspectos del amor y la caridad, pertenezca a la religión que pertenezca, su grado de espiritualidad le permitirá desligarse muy rápido del cuerpo físico, esto mitigará enormemente las repercusiones de la extracción del órgano en su periespíritu. Además, como la ley de causa y efecto nos indica, las obras de bien realizadas, generan, por afinidad y sintonía, la compañía de espíritus de bien que se manifestarán en el momento del óbito para ayudar a esa persona, acelerando el proceso de separación, todo ello por los méritos contraídos.
Muchos de estos espíritus, son familiares que le antecedieron en su llegada al mundo espiritual y que acudirán rápidamente a ayudar para que el tránsito apenas sea perceptible; para que, como en un sueño, despierte a la mañana siguiente en el nuevo mundo espiritual lleno de paz, luz, serenidad y equilibrio mental.
No sólo le ayudarán en el tránsito para desligar con rapidez la parte espiritual de la física; sino que pedirán ayuda, a otros espíritus de mayor elevación para que, a pesar de la donación y extracción de los órganos, la persona, apenas tenga repercusión alguna, siendo aceptado y condicionado este acto como uno más de los actos de bien y caridad realizados por la persona en la propia vida física que ahora termina.
En otros casos incluso, estas cuestiones se presentan como parte de una expiación compulsoria que el espíritu necesita para rescatar deudas del pasado y el daño que hizo a otros en vidas anteriores. Esto no es descartable; pues desconocemos con precisión la historia evolutiva de los espíritus, las personalidades que han ido animando en su trayectoria evolutiva y el debe y el haber de cada uno de nosotros. En este caso que mencionamos, puede ser necesaria una expiación de este calibre para terminar de liquidar un saldo negativo que nos permita acceder al nuevo plano de vida sin ningún tipo de carga adicional; habiendo purificado y drenado nuestra alma de los fluidos mórbidos acumulados por nuestras deudas del pasado.
Cuando entendemos que somos inmortales, y que la vida del espíritu es una sola y se manifiesta en diversas existencias y reencarnaciones, comprendemos también que entre una y otra experiencia en la materia permanecemos un tiempo en el mundo espiritual recomponiendo nuestras fuerzas; analizando nuestra trayectoria evolutiva y preparando una nueva encarnación que nos permita seguir avanzando hacia la plenitud y la felicidad; destino final para el que el hombre fue creado por Dios.
Si las antiguas tradiciones de la india y china, recomiendan la incineración del cuerpo una vez pasadas 72 horas no es por casualidad; sino que todo ello es el periodo necesario para una buena separación de la psique de la materia en términos generales. Arriba hemos explicado algunas particularidades, pues nadie desencarna igual, todos tenemos un proceso individualizado en función de nuestro adelanto evolutivo, nuestros compromisos espirituales y la forma en que hemos vivido.
Sea como fuere, el acto de la donación de órganos, cuando se hace con nobleza y con deseos de ayudar es un acto de caridad que eleva al espíritu humano y le otorga méritos para su posterior entrada en la vida espiritual.
Todo aquello que hacemos por los demás de forma desinteresada, altruista y caritativa es un punto a nuestro favor en la elevación de nuestra alma, y con ello recuperamos la iniciativa de nuestra redención moral.
Pero este hecho, no debe hacernos olvidar que la trascendencia del fenómeno de la muerte física, es algo más sencillo de lo que pueda parecer. Y puesto que somos inmortales, la muerte real no existe, esta es la gran conclusión que debemos entresacar de todo ello: como bien demostró el maestro Jesús de Nazareth, al presentarse a sus discípulos en toda su majestad espiritual, tres días después de haber sido crucificado. 

Antonio Lledó Flor
 Amor, paz y caridad

¿Qué es estar vivo? (…) Estar vivo es… Dar vida. Dar vida a los que te rodean, recuérdalo.
Albert Espinosa (Escritor, Ingeniero, Director de Cine)
******************************


CREACIÓN. 

Dios es el Creador de todas las cosas. 
Esta proposición es consecuencia de la prueba de la existencia de Dios. (Nº 1). 
11. El origen de tas cosas está ...en los secretos de Dios. 
Todo enseña que Dios es el autor de todas las cosas, pero, ¿cómo y cundo 
las ha creado? ¿La materia es eterna como El? He aquí lo que ignoramos. Sobre 
todo lo que Dios no ha creído conveniente revelarnos, solo pueden inventarse 
sistemas más o menos ciertos. De los efectos que tocamos, podemos remontarnos 
hasta ciertas causas, pero hay una valla imposible de franquear y es perder el 
tiempo y muy expuesto a extraviarse el querer ir mas allá. 
12. Para proceder a la indagación de lo desconocido, el hombre tiene por guía 
los atributos de Dios. 
Para indagar los misterios que nos es permitido conocer por medio del 
raciocinio, tiene el hombre un criterio seguro, un guía infalible y este es los 
atributos de Dios. Admitiéndose que Dios debe ser eterno, inmutable, inmaterial, 
único, omnipotente y soberanamente justo y bueno, es infinito en sus 
perfecciones, toda doctrina o teoría, ya sea científica o religiosa, que tienda a 
quitarle una parte, por pequeña que sea, de cualquiera de sus atributos, es 
necesariamente falsa, porque tiende a la negación de la misma Divinidad. 
13. Los mundos materiales han tenido un principio y tendrán un fin. 
Que la materia sea eterna como Dios, o bien que haya sido creada en una 
poca cualquiera, resulta siempre, por lo que vemos todos los días, que las 
transformaciones de la materia son temporales y que de estas transformaciones 
resultan los diferentes cuerpos que aparecen y se destruyen sin cesar. 
Siendo los diferentes mundos productos de la aglomeración y transformación 
de la materia, al igual que todos los cuerpos materiales deben haber tenido un 
principio y tener un fin, obedeciendo a leyes que nos son desconocidas. La ciencia 
puede, hasta cierto punto, establecer las leyes de su formación y remontarse hasta 
la averiguación de su estado primitivo, y cualquiera teoría filosófica en 
contradicción con los hechos demostrados por la ciencia, es de todo punto falsa, a 
no ser que pruebe que la ciencia marcha por el error. 
14. Al crear los mundos materiales, Dios creó también seres inteligentes que 
llamamos Espíritus. 
15. El origen y modo de creación de los Espíritus nos es desconocido. 
Solo sabemos que han sido creados simples e ignorantes, es decir, sin 
ciencia ni conocimiento del bien ni del mal, pero perfeccionables y con aptitud 
idéntica para ser conocedores de todo con el tiempo. Al principio, están como en 
una especie de infancia, sin voluntad ni conciencia completa de su existencia. 
ALLAN KARDEC.

                                


               EL PORVENIR Y LA NADA. 


Del libro: El cielo y el infierno – Allan Kardec 

Vivimos, pensamos, actuamos: esto es positivo. Morimos: esto no es menos cierto. Pero cuando dejamos la Tierra, ¿adónde vamos? ¿En qué nos convertimos? ¿Estaremos mejor o peor? ¿Existiremos o no? Ser o no ser, tal es la alternativa. Ser para siempre o no ser nunca más; el todo o la nada. Viviremos eternamente o se acabará todo para siempre. Vale la pena que reflexionemos acerca de esto. 

Decidle, al que sabe que va a morir, que seguirá viviendo, que su hora ha sido pospuesta; decidle sobre todo que será más feliz de lo que nunca ha sido, y su corazón palpitará de alegría.

Todos los hombres experimentan la necesidad de vivir, de gozar, de amar, de ser felices. Decidle, al que sabe que va a morir, que seguirá viviendo, que su hora ha sido pospuesta; decidle sobre todo que será más feliz de lo que nunca ha sido, y su corazón palpitará de alegría. Pero ¿de qué servirían esas aspiraciones de felicidad si un leve soplo pudiera hacer que se desvanezcan? 

¿Habrá algo más desesperante que esa idea de la aniquilación absoluta? Los afectos preciados, la inteligencia, el progreso, el saber laboriosamente conquistado, ¡todo quedaría destrozado, todo estaría perdido! ¿Qué necesidad habría de esforzarnos para ser mejores, para reprimir nuestras pasiones, para ilustrar nuestro espíritu, si de todo eso no se recogiera fruto alguno y, sobre todo, si pensáramos que mañana, tal vez, ya no nos servirá en absoluto? Si fuese así, el destino del hombre sería cien veces peor que el de los irracionales, porque estos viven exclusivamente en el presente, con vistas a la satisfacción de sus apetitos materiales, sin aspiraciones para el porvenir. Una secreta intuición nos dice que eso no es posible. 

Debido a la creencia en la nada, el hombre concentra forzosamente todos sus pensamientos en la vida presente. 

Debido a la creencia en la nada, el hombre concentra forzosamente todos sus pensamientos en la vida presente. En efecto, sería ilógico que se preocupara por un porvenir del cual no espera nada. Esa preocupación exclusiva por el presente lo conduce naturalmente a pensar en sí mismo por encima de todo. Es, pues, el más poderoso incentivo del egoísmo, y el incrédulo es consecuente consigo mismo cuando llega a la siguiente conclusión: gocemos mientras estamos aquí, gocemos lo más posible, pues con la muerte todo se acaba; gocemos deprisa, porque no sabemos por cuánto tiempo estaremos vivos. Sucede lo mismo con esta otra conclusión, mucho más grave aún para la sociedad: gocemos a pesar de todo; cada cual para sí mismo; la felicidad, en este mundo, le pertenece al más astuto. 

El espiritismo viene a poner un dique a la invasión de la incredulidad, no sólo mediante el razonamiento y la perspectiva de los peligros que esa incredulidad acarrea, sino por los hechos materiales, que permiten ver y tocar el alma y la vida futura. 

Si el respeto humano sirve de contención a algunas personas, ¿qué freno habrá para los que no le temen a nada? Estos últimos creen que las leyes humanas sólo alcanzan a los tontos, razón por la cual utilizan todo su talento a fin de encontrar el mejor medio para eludirlas. Si existe una doctrina nociva y antisocial, esa es sin duda el nadaísmo, porque destruye los auténticos lazos de solidaridad y fraternidad, sobre los que están fundadas las relaciones sociales. 

En estas circunstancias el espiritismo viene a poner un dique a la invasión de la incredulidad, no sólo mediante el razonamiento y la perspectiva de los peligros que esa incredulidad acarrea, sino por los hechos materiales, que permiten ver y tocar el alma y la vida futura. 

La doctrina espírita acerca del porvenir no es una obra de la imaginación concebida con relativo ingenio, sino el resultado de la observación de hechos materiales que hoy se despliegan ante nuestra vista, de modo que congregará, como ya sucede, las opiniones divergentes o vacilantes y, por la fuerza de las cosas, poco a poco conducirá a la unidad de creencias sobre ese punto.
EL PORVENIR Y LA NADA.
Del libro: El cielo y el infierno – Allan Kardec
Vivimos, pensamos, actuamos...

                                                    *****************************

                                                                   

No hay comentarios: