miércoles, 8 de febrero de 2017

EL CARNAVAL


                            Vivencia 

Habitualmente, perdemos tiempo, en disgustos inútiles, cuando nos hallamos en antagonismo con alguien o vice-versa. Entretanto, veamos: los otros piensan según 
imaginan; hablan lo que mejor les parece: hacen lo que les da la gana: abrazan lo que les agrada, imaginan;  hablan lo que mejor les parece; hacen lo que se les ocurre a sus deseos; abrazan lo que les agrada; adquieren lo que estiman; valoran lo que mas aman; 
se inclinan hacia aquello que los atrae: viven con quien más afinidad tienen; están en el camino que eligieron; encuentran siempre lo que buscan. Eso, no obstante, no es nuevo, porque todos nos guiamos por directrices idénticas: actuamos como somos y reaccionamos, conforme a la propia voluntad, en la condición de nuestros impulsos. La novedad es reconocer  que los demás y nosotros, tendremos inevitablemente aquello que hicimos.
   Alcanzando la certeza de eso, por encima de todo, lo que nos vale es auxiliarnos recíprocamente, sin quejas los unos de los otros, toda vez que ninguno de nosotros consigue el perfeccionamiento propio sino a costa de numerosas experiencias.
  Al frente de< la realidad, vivamos con nuestras lecciones, manteniendo la conciencia en paz  y dejemos a los demás su propio don de aprender y de vivir.

Autor: André Luiz 
Médium: Chico Xavier 

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           ¿Cómo contacta el espíritu 

         desencarnado  con el médium?

El Espíritu comunicante siempre lo hace a través del Espíritu del médium a quién influencia según la afinidad con el grado de sintonía espiritual del médium. El Ser comunicante transmite ideas a las que el médium da forma mediante el léxico de lenguaje que tiene archivado en su cerebro.

La relación entre el plano espiritual y el nuestro viene determinada fundamentalmente por una cuestión de sintonía vibratoria entre los Periespíritus de los Seres del plano espiritual y el del médium.

Allan Kardec, el Codificador de la Doctrina Espírita, señala en El Libro de los Espíritus, que la comunicación se establece por el contacto de los fluidos de los periespíritus respectivos, los del médium y los del Espíritu comunicante, que transmite el pensamiento de modo análogo a como se transmite el fluido eléctrico.

Como ya se ha dicho anteriormente, para actuar sobre la materia , el Espíritu tiene necesidad del Periespíritu, y del agente intermedio que es una energía psíquica conocida como Fluido Universal , que actúa como transmisor de energía psíquica y que actúa de modo semejante a como transmite el sonido el aire que nos rodea.

Para llevar a cabo este contacto, los Espíritus Superiores que tratan de manifestarse, ralentizan su nivel vibratorio, generalmente más elevado que el de los Seres encarnados, mientras que el médium a su vez se debe esforzar por elevar el suyo mediante la oración y la meditación, elevando su mente hacia lo Alto, hasta conseguir acoplar ambas sintonías.

De otra parte, cuando deba ayudar a Seres espirituales de baja vibración, en estado lamentable, angustioso etc, lo hará siempre con el extremo cuidado de no permitir en sí mismo las influencias de sus bajas vibraciones que llevan a esos estados negativos.

- Jose Luis Martín-


Si los espíritus se comunican es porque Dios lo permite”


- El Libro de los Médiums-

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                EL PELIGRO DEL FANATISMO

Uno de los principales escollos con los que se pueden encontrar fácilmente los médiums así como los grupos mediúmnicos, es el peligro de caer en el fanatismo; una trampa que envuelve a muchas personas y cuyas consecuencias suelen ser lamentables.
El gran psicólogo alemán Erich Fromm define el fanatismo en sus aspectos más profundos como un intento de escapar de la soledad, el deseo de establecer vínculos afectivos con otras personas que creen igual, disminuyendo así el miedo a la libertad y a la soledad a la misma vez. La persona fanática no duda ni un momento el tener la verdad en su poder y no necesita cuestionarse esa verdad como lo haría el relativista.
Las críticas exteriores les interesan muy poco, se sienten cómodos en su círculo de amistades o de compañeros de grupo que piensan como él.
Es una constante del ser humano la búsqueda de una seguridad que le eleve la autoestima y que le confiera tranquilidad y estabilidad interior. No nos sentimos cómodos en la duda, nos gustan preferentemente los conceptos claros, los caminos seguros y sin complicaciones; las pautas de trabajo establecidas sin pararse a pensar demasiado.
 Dijo el gran filósofo francés del siglo XVIII Denis Diderot: “La ignorancia está más cerca de la verdad que el prejuicio”. Lo que significa que cuando se es ignorante, (todos lo somos en mayor o menor medida), pero se mantiene vivo el interés por aprender y mejorar; observando y analizando, resultará más sencillo descubrir nuevas verdades. Por contra, el prejuicio, las ideas preconcebidas, pueden llegar a entorpecer mucho llegando a anular la razón, no dejando vislumbrar otras posibilidades; pensamos que estamos haciendo lo correcto y que la verdad está de nuestra parte.
¿El ejercicio de la mediumnidad está exento de este problema? Sin duda que no. Nos corresponde a cada uno analizarnos y revisar nuestras pautas de comportamiento y de trabajo. Bien es cierto que en los grupos espíritas se necesitan marcar unas pautas, necesarias para el normal desenvolvimiento de la actividad con el mundo espiritual, pero muchas veces se descuida el trabajo interior, el desarrollo de unos valores morales que nos permitan dominar las malas inclinaciones.
Al mismo tiempo es muy necesario fomentar la fraternidad fruto del conocimiento mutuo, de la verdadera amistad, del auténtico compañerismo. Si no trabajamos por crear un ambiente positivo a lo largo de la semana, difícilmente podremos en apenas unos minutos, establecer una sintonía adecuada para el normal desenvolvimiento de las facultades en las distintas tareas a realizar. Esto no sólo se consigue a través del empleo del tiempo en actividades como la exposición de charlas, conferencias o cursos programados. El trabajo en grupo requiere muchas más cosas que simplemente conocimiento o pases.
Otro problema que puede surgir, también consecuencia de los prejuicios, de los preconceptos en el intercambio con el más allá, es que se pierden muchos detalles por la falta de observación, por no estar abiertos para captar las necesidades del momento. Además, hay que estar atentos para no dejarse llevar por los espíritus mixtificadores, engañosos, que contribuyen a “pasar la velada” pero sin aportar nada sustancial. Por el contrario, en muchas ocasiones, no les otorgamos la importancia que merecen a los consejos que la parte espiritual positiva nos hacen, conocedores de nuestra realidad y necesidades.
Una actitud abierta, ecuánime, nos permitirá comprender que la experiencia no tiene el por qué ser siempre la misma para todos los grupos. Las necesidades y circunstancias pueden variar de unos casos a otros. Eso hace que cuando nos hablan de otras formas de trabajo, de entender la mediumnidad y su puesta en práctica, no debemos rechazarlas sistemáticamente.
Algunas escuelas filosóficas nos hablan de que el camino de la evolución no es una línea recta sino una espiral, en donde periódicamente regresas por donde habías pasado pero desde un ángulo superior, revisando lo ya aprendido, descubriendo verdades más profundas que la experiencia adquirida y la madurez te permiten captar. Siempre tenemos posibilidades de mejorar, de aprovechar la experiencia acumulada para crecer siempre y ampliar el acervo espiritual. El fanatismo es un gran freno que retarda y limita extraordinariamente el progreso.
Hace falta entusiasmo por lo que hacemos, visualizar un camino por recorrer, ilusión por conseguir unas metas, unos logros. Para ello hace falta una cierta disciplina pero sin vetos, sin muros infranqueables, sin métodos de trabajo que no puedan estar abiertos al análisis, al dialogo, al consenso; tratando de ver lo positivo de cada situación, y eliminando aquello que pueda estar obsoleto, que sea improductivo o que no aporte nada al conjunto.
Como dice el viejo adagio evangélico: “Ayúdate y el cielo te ayudará.” Si no damos el primer paso, o si lo damos y en un primer momento trabajamos con entusiasmo pero con el tiempo nos dejamos llevar por nuestras tendencias y no hacemos caso a las señales, los avisos que de un modo u otro nos pueda hacer llegar la parte espiritual positiva, sobre los aspectos que debemos mejorar para un óptimo ejercicio de la mediumnidad, corremos el riesgo de caer en manos de los espíritus engañosos, en la práctica de un trabajo improductivo o estéril. Algo que con el tiempo, suele pasar factura entre los miembros del grupo, desanimando y provocando incluso deserciones.
Nuestra inferioridad moral nos demanda mucha atención. El espiritismo es un caudal generoso de conocimiento y de luz, pero hay que saber aprovecharlo. Somos todavía demasiado frágiles espiritualmente porque no tenemos fijados y desarrollados en nuestro ser los valores fundamentales para tener el éxito asegurado en tan gran empresa.
León Denis nos avisa: “Una gran prudencia es necesaria para entrar en comunicación con el mundo invisible. El bien y el mal, la verdad y el error están allí mezclados, y para distinguir a uno de otro es preciso pasar por todas las revelaciones y todas las enseñanzas por la criba de un juicio severo.”
Aciertos pasados no garantizan éxitos futuros. Como nos dice León Denis, hay que estar muy atentos, darle el valor que merecen a las comunicaciones.
Tampoco vale ampararse siempre en los años de trabajo; el tiempo no es garantía de acierto. Un error mantenido a lo largo de los años, sigue siendo un error.
Es muy importante fijarse en los resultados obtenidos, en hacer balance de lo conseguido, de los progresos alcanzados, en el bien (real) que se ha hecho a los demás.
Cuando las cosas ya no funcionan bien, cuando los problemas se acumulan, surgen las crisis de grupo, que nos obligan a enfrentarlos con serenidad y con una mente abierta. Son verdaderos desafíos en donde cada quien ha de buscar su parte de responsabilidad, anteponiendo el bien común por encima de los propios intereses.
Para concluir decir que es muy importante mantener vivo el deseo de mejorar y de aprender. No aceptar las cosas porque sí, sin antes someterlas al juicio personal, a sacar conclusiones por nosotros mismos para no dejarse arrastrar por nada ni por nadie. Allan Kardec fue un ejemplo muy claro de raciocinio; como lo llegaron a definir: “el sentido común encarnado”; tratémosle de imitar, no seamos todo lo contrario.
Debemos de acostumbrarnos al dialogo sincero con nuestros compañeros, utilizando las herramientas que el espiritismo nos proporciona, conjugando conocimiento con experiencia, fruto del trabajo prolongado en el tiempo y la observación. Si se armonizan bien esos elementos, nos podremos evitar muchos entorpecimientos y estaremos en el camino para afrontar todas las dificultades, todos los desafíos que nuestro compromiso personal y colectivo nos demande.

El peligro del fanatismo por: José M. Meseguer
 Amor, Paz y Caridad
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EL CARNAVAL

 Las ciudades muchas veces en época del carnaval, se engalanan con trajes de luces, ajenas a todo lo que vibra a su alrededor.
 Multitud de desencarnados se entremezclan con la masa humana excitada en los sentidos físicos, las calles y plazas están fantásticamente iluminadas, pero esas luces  no observan la psicoesfera cargada de vibraciones de bajo tenor.
 Una significativa y enorme faja de la humanidad terrenal transita entre los límites del instinto y el comienzo de la razón, más sedientos  de sensaciones que ansiosos por las  emociones superiores. Es natural que en los días de carnaval, se permitan excesos  que reprimen durante el año, sintonizados con Entidades que les son afines. Es lamentable, no obstante, que muchos se muestren en los días cotidianos, como discípulos de Jesús y en estos días de carnaval prefieran a Baco y a sus asesores  de orgías, que al Amigo Afectuoso…
 Los grupos enmascarados son seguidos muchas veces por frenéticas masas de seres espirituales voluptuosos, que se entregan  a desmanes y orgías lamentables, inconcebibles desde el punto de vista terrenal.
    Verdugos que sin disimular sus intenciones, buscan  a las victimas potenciales para debilitar su equilibrio e iniciarlos en infortunados procesos de largas obsesiones.
 Muchos de los que se disfrazan reciben inspiración para sus apariencias grotescas, en las visitas realizadas a las regiones del Más Allá, en las cuales encontraron amplia replica   de las deformidades y las fantasías de horror que padecían sus habitantes, en castigo redentor, al que se arrojaban espontáneamente.
 Las incursiones a los sitios de locura y desesperación son muy comunes en los hombres que se unen a los que allí residen, a través de los hilos invisibles del pensamiento, por las preferencias que reciben y los placeres que logran en el mundo íntimo.
 Una vez fijados como patrones mentales, resurgen en la conciencia y son reproducidos por aquellos que están acostumbrados, reconstruyendo en la extravagancia del placer exacerbado, el paisaje espiritual de donde proceden y al cual se vinculan.
 Los orígenes del carnaval pueden ser  encontrados en las orgías de la antigua Grecia, cuando era homenajeado el Dios Dionisio. Anteriormente, los Tracios se entregaban a placeres colectivos, como casi todos los pueblos antiguos. Más tarde, se presentaban estas fiestas en Roma. En la Edad Media, se aceptaba con mucha naturalidad, lo siguiente: “Es lícito enloquecer una vez al año”, convirtiéndose  en los tiempos modernos, en tres o más días de locura, bajo la antigua designación del culto al Momo, en homenaje al rey alegría.
 Algunos estudiosos de la psiquis humana, dicen que hay que descargar  las tensiones y alejara la ideas penosas, en esos días en que la “carne nada vale”, un día el carnaval desaparecerá de la tierra, precisamente  cuando la alegría pura y la jovialidad, la satisfacción y el júbilo real sustituyan  a las pasiones del placer violento y el hombre haya  despertado a la belleza, al arte, sin agresión ni promiscuidad.
 No todos los que desfilan  en el carro del placer  se encuentran festejando, la mayoría  de ellos tienen la mente subyugada por problemas de los cuales intentan huir, y utilizan el camino falso que conduce a la locura; son muchos los que se suicidan  intencionadamente  pensando escapar de las frustraciones que los atormentan en el largo sendero: son muchos también los que ansían  alianzas de felicidad que  los momentos de sueño parecen prometer, para despertar luego, cansados y desilusionados.
 Son muy pocos los que se divierten sanamente;
 El carnaval es una convocatoria poderosa, pues se dirige  a la extenuación de todas las reservas de dignidad y respeto en el fuego de la pasión de los vicios y la embriaguez de los sentidos.
 El hombre, saturado por el sufrimiento y cansado  de las experiencias tristes, se perfeccionará al influjo del propio dolor y deseoso de disfrutar el amor  que ha de calmarle las intimas inspiraciones del alma.
 Siempre es tiempo de recomenzar  y de actuar, empezar a dejarse llevar por la música sencilla, pero profunda de los cantores del bien, melodías de esperanza y ritmos de  paz con el Amor implantado en la tierra de los corazones, pues la luz siempre triunfa y el soberano bien todo lo conquista…
 Siempre lluvia de efluvios vespertinos, bajan a las almas ensombrecidas, para rescatarlas de los pozos de sombra, donde cayeron por descuido y desequilibrio en el valle de las pasiones poco dignas.
 ¡Ninguna oveja del Señor se perderá! Dejémonos rescatar por la llamada silenciosa,   que aflora a nuestro mundo interior, una vez que la escuchamos y nos sentimos atraídos empezamos a caminar por amplios caminos de construcciones edificantes que nos sacaran  del bullicio de la pasión y de la locura, donde nos debatimos pesarosos y desequilibrados.
 Trabajo realizado por Merchita extraído del libro “En las fronteras de la Locura” Divaldo Pereira Franco 
 De Manuel Filomeno de Miranda.
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    TRANSFIGURACIÓN.- INVISIBILIDAD

El periespíritu de las personas vivas aún goza de las mismas propiedades que el de los Espíritus. Según se deja dicho, no está ...confinado en el cuerpo, sino que irradia y forma alrededor de él una especie de atmósfera fluídica. Puede suceder, pues, que en un determinado caso y bajo el influjo de las mismas circunstancias, sufra una transformación análoga a la que hemos descrito. La forma real y material del cuerpo puede desaparecer bajo esa envoltura fluídica, si así podemos expresarnos, y tomar momentáneamente una apariencia del todo diferente; la de otra persona o la del Espíritu que combina su fluido con el del individuo, o bien dar a un rostro feo un aspecto bello y radiante. Tal es el fenómeno 
designado bajo el nombre de transfiguración, fenómeno bastante frecuente, y que se produce principalmente cuando las circunstancias provocan una expansión, mas abundante de fluido. 
El fenómeno de la transfiguración puede manifestarse con una intensidad muy diferente, según el grado de depuración del periespíritu, grado que corresponde siempre al de elevación moral del Espíritu. A veces, se reduce a un simple cambio en el aspecto de la fisonomía, y puede en otras, dar al periespíritu un aspecto luminoso y resplandeciente. 
La forma material puede, pues, desaparecer bajo el fluido periespiritual, pero no es de necesidad para este fluido el tomar otro aspecto. A veces puede limitarse a velar un cuerpo inerte o vivo, y hacerlo invisible para una o varias personas, como lo haría una capa de vapor. 
Las cosas actuales solo las tomamos como puntos de comparación y no con la mira de establecer una analogía absoluta que no existe. 
   Estos fenómenos, no parecen extraños más que todo, porque no se conocen las propiedades del fluido periespiritual. Es este un cuerpo nuevo que debe tener propiedades nuevas y que no pueden estudiarse por los procedimientos ordinarios de la ciencia; pero que no dejan de ser propiedades naturales, que solo la novedad tiene de maravilloso. 

OBRAS PÓSTUMAS. ALLAN KARDEC
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