miércoles, 22 de mayo de 2013

Parábola del sembrador



La Parábola del Sembrador representa perfectamente los diversos matices que existen  en el hombre, de aprovechar las enseñanzas del Evangelio.
 Es una parábola que encuentra una aplicación para las diferentes categorías de espiritas.
 Jesús estando con sus discípulos a la orilla del mar, rodeado de mucha gente, les explica, esta parábola:
 Sentado en la barca, Jesús recorrió con su mirada la planicie de los corazones  que allí estaban y recordó la tierra sin cultivar. Conmovido por su inmenso amor  hacia los hombres, después de hablar de muchas cosas consideró:
 El sembrador salio a sembrar. Y cuando lo estaba haciendo, una parte de la simiente cayó al borde del camino.” La luz derrama filones de oro vivo en el cielo azul. La brisa susurra a los oídos atentos de la multitud. “… Y vinieron las aves y la comieron…”
 La simiente es la palabra de Dios, los que están al borde del camino son aquellos que tienen oídos; el Diablo quita la Palabra de sus corazones, para que no suceda, que creyendo sean salvados.
 El reino de los cielos es semejante…
 A un hombre que sembró la buena simiente  en la buena tierra, y mientras dormía, un hombre malo sembró la cizaña. Pues bien, para salvar el grano sano, fue necesario arrancar la maleza, erradicando, naturalmente, mucho trigo bueno. La cizaña, en haces, fue quemada y el trigo embolsado, se coloco en el granero.
 El grano de mostaza es el menor de todos, sin embargo, crece se vuelve grandiosa. Las aves en ella se alojan, buscando abrigo en sus ramas…
 El fermento insignificante levanta toda la masa…
 El tesoro que un hombre encontró era tan valioso que vendió todo cuanto tenia para retenerlo.
 Otro hombre descubrió una perla de incomparable valor y de todo se deshizo para conseguirla…
 Una red lanzada al mar reunió a muchos peces, buenos y malos, que fueron separados por el pescador. Así, más tarde, serán separados los hombres que aspiran al reino de los cielos…
 “Otra parte cayó en pedregales, donde no había bastante tierra. Luego el sol la quemó y se secó, porque no tenía raíz…”
 Los que están sobre la piedra son los que, después de oír, reciben la palabra con gozo; estos  al no tener raíz, creen por algún tiempo, más en la hora de poner su fe a prueba se vuelven a tras.
 Las cosas ocultas Él las revela en parábolas.
 Era una vez…
Un hombre padre de familia, preparó la tierra, la planto, la circundó con una cerca y construyó en ella un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos trabajadores. En la época de los frutos mandó a buscar la parte que le pertenecía. Los poseedores de la tierra mataron a los primeros siervos, a los que vinieron después y aun al hijo del hombre, los criminales lo mataron. Sin embargo, cuando el dueño vino…
 Un rey, en ocasión de bodas de su hijo, mandó a los siervos a invitar a los amigos. Los amigos, sin embargo, no quisieron ir. Nuevos portavoces salieron a repetir la invitación, narrando la excelencia del banquete, que los aguardaba, pero ellos no deseaban concurrir. Enojados por la insistencia del rey, mataron a los siervos. Y este, al conocer la ingratitud de sus convidados, ordenó a su ejército que exterminase a los homicidas…
 “… Otra cayó entre los espinos y estos crecieron y la asfixiaron,”
 La parte que cayo sobre los espinos  son los que oyeron, y, haciendo su camino, son sofocados por los cuidados, riquezas y deleites de la vida y su fruto no madura.
 ¿Quién coloca un candil encendido debajo de un lecho o escondido?
 A una higuera  al borde del camino, le fue solicitado que diera frutos; como no era la ocasión apropiada para producirlos, fue considerada infeliz, digna de ser arrancada y lanzada la fuego hasta convertirla en cenizas…
 “… Otra cayó en tierra buena y dio frutos: uno a cien, otra sesenta y otra a treinta…”
 La que cayó en tierra fértil, estos son los que habiendo oído la palabra con corazón recto y bueno, la retienen y dan frutos con perseverancia.
 El hipérbaton  y la hipérbole engalanaban las abstracciones verbales, en tanto que las canciones del reino de Dios, como pequeños poemas, son recopilaciones de vida.
 ¡Bienaventurados aquellos siervos, a los que cuando el Señor venga, los encuentre vigilando…!
 Los granos se transforman en granos  y la mies afortunada es oro distribuyendo vida.
 La simiente es luz y vida.
Vida en la simiente.
Luz en la vida.
Los escogidos son los granos felices que se multiplican en mil simientes compensando toda la siembra.
La simiente es la Palabra para quien busca la verdad.
La verdad es vida.
 Las parábolas son alegorías que dicen verdades.
 La parábola del sembrador es la parábola de las parábolas: sintetiza los caracteres predominantes en todas las almas, al mismo tiempo que nos enseña  a distinguirlas por la buena o mala voluntad con que reciben las Nuevas espirituales.
 Por el desarrollo del discurso vemos a aquellos que, cara a la palabra de Dios, son “veras del camino” donde pasan  todas las ideas grandiosas sin gravar ninguna de ellas; son “piedras” impenetrables a las nuevas ideas a los conocimientos liberales; son “espinos” que impiden  el crecimiento de todas las verdades, como esas plantas espinosas que sofocan y matan a los vegetales que intentan crecer en sus proximidades.
 Más si así acontece para el común de los hombres, como para la gran parte de la tierra improductiva, que hace parte de nuestro mundo también se distingue, dentro de todos,  una serie de espíritus de buena voluntad que oyen la palabra de Dios, y la ponen en obra, y, de esa simiente bendita resulta tan grande la producción  que se puede contar “ciento por una”
La simiente es la palabra de Dios, la Ley de Amor que abraza la Religión y la Ciencia, la Filosofía y la Moral, inclusive a los “Profetas” y se resume en el dictamen cristiano: “Adora a Dios y has el bien hasta a tus propios enemigos.”
 La Palabra de Dios, la “simiente” es una sola, quiere decir,  que es siempre la misma que ha sido pregonada en todas partes, desde que el hombre se halló en condiciones de recibirla. Y si ella no actúa con la misma eficacia en todos, deriva eso de la variedad  y de la desigualdad de Espíritus que existen en la Tierra; unos más atrasados; otros propensos al bien, a la caridad, a la libertad,  a la fraternidad; otros propensos  al mal, al egoísmo, al orgullo, apegados a los bienes terrenales, a las diversiones pasajeras.
 La tierra que recibe las simientes, representa al estado intelectual y moral de cada uno: “vera del camino, pedregal, espinos y buena tierra”
 Sucede también que no todos los que pregonan la Palabra lo hacen como ella es, en su simplicidad y desprovista de formas engañosas. Unos la revisten de tantos misterios, de tantos dogmas, de tanta retórica, la adornan con tantas flores que, aunque la “palabra permanezca”, queda oscurecida, clausurada en la forma, sin que se le pueda ver el fondo, la medula, lo esencial.
 Muchos la pregonan por interés, como el “mercenario que  publica”; otros por vanagloria, y, gran parte, por egoísmo.
 En estos casos no disipan las tinieblas, las aumentan; no se ablandan corazones, se endurecen; no anuncian la Palabra, sino que de ella hacen un instrumento para recibir oro y glorias.
 Para anunciar y oír, la Palabra, es preciso que no la rebajemos, más si la coloquemos por encima de nosotros mismos; porque aquel que desprecia  la Palabra, anunciándola u oyéndola, desprecia a su Instituidor, y, como dijo El: “Quien me desprecia  y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la Palabra  que Hable, está lo juzgará en el último día.
 ¡Que bellísimo cuadro se presenta a nuestras vistas, cuando, animados por el sentimiento del bien y de nuestra propia instrucción espiritual, leemos, con atención, la Parábola del Sembrador! ¡A nuestro frente se abre vasto campo, donde aparece la extraordinaria figura  del Excelso Sembrador, el mayor ejemplificador  del amor de todas las edades, y aquel monumental Sermón resuena  e nuestros oídos, invitándonos a la práctica de las virtudes activas, para el gozo de las bienaventuranzas eternas!
 ¡El Espiritismo, filosofía, ciencia, religión, independiente de todo y cualquier sectarismo, es la doctrina que mejor nos pone a la par de esos dictámenes, porque, al lado de las seculares enseñanzas, hace realzar la sobrevivencia humana, base inamovible de la creencia real que perfecciona, corrige y felicita!
 ¡Que sus adeptos, compenetrados de los deberes que asumieron, semejantes al Sembrador, lleven, a todos los hogares, y planten en todos los corazones, la Simiente  que salva, irguiendo bien alto esa Luz del Evangelio, escondida bajo el alqueire de los dogmas  y de los falsas enseñanzas que tanto han perjudicado a la Humanidad!
 De las Parábolas de Jesús y sus enseñanzas resaltan las chispas de fuego que forman  la llama eterna  que ilumina nuestra vida inmortal. No constituyen únicamente una llamada a la Caridad, más también una demostración de Fe que da Esperanza, y de la Esperanza que nos incita a trabajar para nuestro progreso, para así ser nosotros los propios arquitectos de nuestra existencia futura, sea en este mundo o en mundos extra terrestre, para los cuales debemos volver nuestra mirada.
 Entonces debemos espacia los rayos de Luz en nuestras almas, junto a los corazones, mientras medren sombras e imprecaciones.
 A pesar de que nuestras manos estén heridas por el cayado de las luchas cotidianas, no sea esto impedimento para el menester de la siembra. Por el contrario, permitamos que gotas de sudor de nuestro rostro cansado y también las gotas sanguinolentas, cayendo en la tierra de las almas se transformen en la humedad generosa que desarrolla el embrión del amor latente en todos.
 Aunque los pies estén señalados por la presencia de las espinas y del brezo, avancemos en la dirección del infinito, ensanchando la vereda que se angosta por delante para que los de la retaguardia puedan avanzar también.
 Delante de alguien enfermo, hemos de considerar las bendiciones de la salud que disfrutamos  y ahondar en reflexiones en torno de la existencia en la cual nos encontramos inmersos.
 Muchas veces nos revelamos frente a los acontecimientos de poca monta, que nos lastimaron, desarmonizándonos: la intriga generada por un amigo ingrato, la calumnia propuesta  por otro en desequilibrio, el choque doméstico que podríamos haber evitado, la irritación por un incidente sin impotencia, la censura inoportuna por parte de un comensal de tu fraternidad, la pseudo soledad, la engañosa insatisfacción, en fin, innumerables hechos que solamente adquieren valor porque nosotros se los atribuimos…
 Una inmensa gama de dádivas con que nos enriquecemos, y que convierten nuestra jornada en apetecible y valiosa, no reciben la consideración debida, en cuanto nos dejamos ensombrecer por bagatelas.
 Esta es una actitud profundamente perturbadora e ingrata por nuestra parte para con la Misericordia Divina que nos asiste.
 Nuestros hermanos enfermos, tampoco están abandonados por la Providencia, pese a las circunstancias en las que se encuentran. Lo que debemos procurar es el análisis entre nosotros y los compañeros de viaje, que son dominados por los efectos de los errores perpetrados y no se pueden evadir, en cuanto a nosotros nos encontramos en una posición confortable para el resarcimiento de las experiencias, para la rectificación de los engaños, la reparación e los males practicados.
 Al ser así, debemos robustecer el ánimo en el coraje y rehacer el concepto sobre aquello que nos  mortifica injustamente, aprovechando  los tesoros que disponemos  para aumentarlos, invirtiendo en nuestro propio bien, como en el del prójimo.
 El renacimiento en el  cuerpo físico para el Espíritu es una oportunidad educativa para crecer e iluminarse, perfeccionándose, momento a momento, porque el tiempo transcurre con facilidad y rapidez, no restando mejor alternativa que la de utilizarlo con sabiduría y equidad, consiguiendo los más saludables resultados posibles.
 Por eso no hablemos de cansancio y acumulemos decepciones.
 Aquellos que atesoran  el amor pueden desdoblarlo en millares de semillas de coraje, para continuar ricos de entusiasmo. Multiplican los haberes en la proporción en que los donan y cuanto más distribuyen más poseen, consiguiendo el milagro de la felicidad en donde se encuentren.
 Pasan muchas veces combatidos por la indolencia de unos y perseguidos por la rebeldía de otros pero no se detienen.
 El enfermo que nos contempla encarcelado en una ruda prisión orgánica, limitado en los movimientos, repara el uso indebido que hizo  de los miembros que lo llevaron  a caminos tortuosos, en los cuales se hizo cómplice de crimen.
 Ese, que tantea en medio de tinieblas mentales bajo los relámpagos  de la locura violenta o en silencio interminable, vuelve a ver las agresiones  que cometió en otras vidas, las traiciones vergonzosas que practico, las sombrías incursiones en los derechos ajenos que destrozó.
Ese otro, que identificas idiotizado, que ríe continuamente entre muecas y convulsiones tormentosas, engañó y traicionó la confianza de otro que le entregó los sentimientos  y los recibió dilacerado, con inmensas ulceraciones morales que permanecieron vivas, y ahora, también enloquecido por el odio devorador, se le acopló en las áreas delicadas del psiquismo, produciendo una terrible obsesión.
 Aquel otro, que se retuerce entre dolores inopinables y puñaladas invisibles, realiza la siega moral de los actos abominables que practicó contra su prójimo, en los escenarios mentirosos del poder que disfrutaba, persiguiendo y aplastando sin piedad.
 Te duele  la expresión vacía del autista, que repentinamente se torna agresivo; la tristeza  profunda que ensombrece la faz del sicótico, que anda inmerso en una torpe melancolía, odiándose, como a todo y a todos lo que lo rodean; la movilidad  desordenada de quien sufre un disturbio neurológico sin una pausa, desesperándose e inquietando a aquellos que lo amparan; la mascara del odio del esquizofrénico con tendencia  hacia el homicidio y a la degradación; la conducta vulgar y promiscua  del aprisionado en el lecho infecto o en la celda estrecha  e inmunda, todos ellos,  nuestros hermanos de la agonía, se encuentran bajo mandatos  correctivos severos, a fin de que aprendan a respetar los valores morales y a la persona humana, padeciendo, simultáneamente, obsesiones soeces, en pugna sin limites con aquellos  a los cuales calumniaron y desbarataron los sentimientos.
 Otros más destrozados por enfermedades degenerativas y por aflicciones morales indescriptibles, no huyen de la reminiscencia de la culpa ni de la Conciencia Cósmica que dirige con ecuanimidad la vida donde quiera que se manifieste.
 Todos ellos como nosotros mismos, no podemos huir de los Soberanos Códigos.
 De acuerdo con la acción, luego sucede la reacción.
 Mientras nos encontremos  equipados  con los instrumentos del cuerpo físico, que nos sirve de vehículo para el progreso, caminemos con seguridad por el sendero del Bien, perfeccionándonos siempre y sin cesar.
 Utilicemos el tiempo con propiedad, reconociendo que la hora de la siembra pasa breve y es necesario aprovechar el momento propicio, no se rebelan, ni recalcitran, insistiendo y perseverando con optimismo.
 Sembrador de luz: no temas las tiniebla ni la discordia, la precipitación o la pereza.
 Muchos s dicen cansados en el campo; otros se afirman desilusionados; otros desean renovar emociones; caracterizándose por inusitada saturación; algunos simplemente  desertaron, y en donde medraban las primeras plántulas la hierba mala triunfa y la desolación gobierna… prosigamos nosotros, sin embargo, insistentemente, aunque nos creamos abandonados y solos en la lucha…
 Están aquellos que siembran animosidad y se deparan con malas idiosincrasias.
 Están los que esparcen  la ira y encuentran residuos de odios por donde llegan.
 En la aduana  de la vida muchos presentan enmascaradas las semillas de la maledicencia y de la infamia esperando liberación.
 El impuesto de la impertinencia, a si mismo, cobra tributos pesados a aquellos que se hacen fáciles en nombre de la impiedad.
 Por eso, en la gleba inmensa de los hombres surgen y resurgen tantos que causan aflicción  como afligidos disputando espacio en el escenario de la ilusión fisiológica. Pasan disfrazados, engañadores o engañados, en busca del desencanto. Son también sembradores del desconcierto que encontraran más adelante…
 Aun los cardos florecen algunas veces, y las piedras refulgen cuando son lapidadas.
 Sembremos pues, la luz  de la esperanza, aun y siempre, desde que se nos depare la oportunidad feliz.
 Un día, un Hombre Sublime, abandonó por un poco un jardín de estrellas para depositar en las criaturas de la Tierra gemas de refulgente esperanza en torno a su Reino.
 Impíos y caídos, hipócritas y pecadores, nobles y plebeyos, personas sencillas y prepotentes recibieron dadiva e hicieron que entrañasen en la tierra de sus vidas rayos de su luz, transformándose en soles de bendiciones, que desde entonces, iluminan los destinos de la Tierra. Y aun El, fue despreciado en una cruz, fulguró en una excelente madrugada y continuó sembrando la luz de la inmortalidad en la mente y en el corazón de los que yacían en la sombra de la nostalgia y del miedo.
 Muchas veces el triunfo es el resultado de muchos sacrificios y fallas. Quien nos e dispone a repetir para acertar, ya se malogró, antes de la tentativa para el éxito.
 Salud, armonía orgánica,  familia equilibrada, mente lúcida, posibilidades de trabajo honroso y algunas comodidades por delante, son también préstamos divinos para que los sepas aplicar, a fin de que no retornes con las manos vacías y con deudas, intentando justificativos que no encuentran respaldo en la Legislación que dirige tu destino.
 Finalmente, acordémonos de Jesús, que en todos los momentos, utilizó los sublimes dones de que se encontraba investido, para amar y servir, señalando el rumbo de la felicidad, que comienza en el paso decisivo de la auto iluminación.
 Las grandes voces del Cielo resuenan como sonidos de trompetas, y los cánticos de los ángeles se asocian. Nos invitan, para el divino concierto. Tomemos la lira, hagamos unísonas nuestras voces y que, en  un himno  sagrado, ellas se extiendan y repercutan de un extremo al otro del Universo”.

 Extraído de “Días Gloriosos y  Floraciones Evangélicas”, de Divaldo Pereira Franco 
Parábolas y enseñanzas de Jesús, de Cairbar Schutel.
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“Las almas toman nuevos cuerpos para repetir una y otra vez sus vidas físicas a fin de desarrollar las facultades de la psíquis y adquirir sabiduría”.
- Sócrates y Platón –


Shakespeare
Victor Hugo
¿Qué escritores, poetas y literatos ilustres asumieron la idea de la reencarnación ?

Curiosamente, es normal y frecuente que en personajes relacionados con cualquier área de la intelectualidad o de la Ciencia, cuando se habla de ellos en biografías se dan otros datos sobresalientes o personales, pero siempre se omite en muchos de ellos el detalle de señalar claramente cuales fueron sus ideas y creencias, entre las que muchos sostuvieron o defendieron abiertamente la idea de la reencarnación, a la que unos llegaron por la vía del razonamiento filosófico y otros por sus propios estudios o comprobaciones de carácter científico.
Han sido y aun son muchos los escritores célebres y literatos que adoptaron la idea de la reencarnación , como por ejemhakespeareplo, Shakespeare, Victor Hugo, Balzac, Alejandro Dumas, Amado Nervo, León Tolstoy, Sir Artur Conan Doile, Herman Hesse, Richard Bach, Artur Miller, etc.

- Jose Luis Martín-



NOTA IMPORTANTE: Los lunes,miércoles y jueves a las 22,30 horas, pueden participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes a las 23,00 horas se os invita a asistir a una conferencia en la misma sala.
  Los domingos a las 21,30 horas  tenemos  la clase de Estudio del Espiritismo por el "Grupo espírita Sin Fronteras".dirigido por Carlos Campetti-

    Y además recomiendo los Blogs:


 El espirita albaceteño.-  elespiritadealbacete.blogspot.com.es    

Albacete espírita: espiritismoalbacete.blogspot.com.es
                                       kardeciano.blogspot.com
                                       elblogdeazucena.blogspot.com
                                       marinamiesdeamor.blogspot.com
                             boletin-nuevaesperanza.blogspot.com
                             ade-sergipe.com.br
                                      ceesinfronteras.es/eventos.htm
                                             espiritistas. es

Revista virtual AMOR, PAZ Y CARIDAD :  www.amorpazycaridad.com        




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