viernes, 3 de mayo de 2013

HUMILDAD



EL Evangelio nos presenta un puñado de sentencias capaces  de renovar al hombre, llevándonos a las leyes naturales que, a su vez, nos conducen a la tranquilidad, donde podemos conocer el amor.  Nos habla de la humildad, que es un ambiente que estimula a la criatura,  de manera   para que busque la inspiración de la caridad. La humildad marca en el alma  la señal divina del respeto y de la paz.
Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. (Mt18, 4).
¿Por qué ser como un niño y hacerse pequeño? El niño es un ser débil y humilde, que no posee nada, no tiene ambición, no conoce la envidia, no busca puesto privilegiados, no tiene nada que decir en la codicia de los adultos, el niño tiene conocimiento de su pequeñez y su debilidad. Es así como nos hace saber Jesús, que el más humilde será el más grande ante el Padre.
“Bendito las almas de niños”, porque sus corazones están libres de ambición.
El niño al igual que el pobre recibe con alegría lo que se le entrega cuando su necesidad depende de los demás. Ese es el sentido de ese “hacerse como los niños”, hacerse humilde y sencillo de corazón, empequeñecido en la sociedad respecto a los puestos de jerarquía, esa es condición de Jesús para seguirlo, “El que no renuncie a si mismo, no puede ser mi discípulo”
La humildad es una virtud moral en la que los hombres que la poseen reconocen  que de si mismo solo tienen la nada y el pecado. Todo es un don de Dios de quien todos dependemos y a quien le debemos toda gloria. El hombre humilde  no aspira a la grandeza personal del mundo siente que ser hijo de Dios es un valor muy grande.  No compite. Se ve a sí mismo y al prójimo ante Dios. Gracias a esto  es libre para estimar  y dedicarse al amor y al servicio sin desviarse en juicios que no le pertenecen.
"La humildad es la verdad" -Santa Teresa de Ávila.
El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que un hombre es más humilde crece una visión más correcta de la realidad.
"El grado más perfecto de humildad es complacerse en los menosprecios y humillaciones. Vale más delante de Dios un menosprecio sufrido pacientemente por su amor, que mil ayunos y mil disciplinas." -San Francisco de Sales, 1567
La humildad perfecta es Jesús.
 Jesús es la humildad encarnada. Perfecto en todas las virtudes, nos enseña en cada momento en cada palabra. Nadie tuvo jamás dignidad comparable a la de Él, nadie sirvió con tanta solicitud a los hombres: yo estoy en medio de vosotros como quien sirve. Sigue siendo ésa su actitud hacia cada uno de nosotros. Dispuesto a servirnos, a ayudarnos, a levantarnos de las caídas. ¿Servimos nosotros a los demás, en la familia, en el trabajo, en esos favores anónimos que quizá jamás van a ser agradecidos?
Dice el Señor después de lavarles los pies a sus discípulos - para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros. Nos deja una suprema lección para que entendamos que si no somos humildes, si no estamos dispuestos a servir, no podemos seguir al Maestro.
El Señor nos invita a seguirle y a imitarle, y nos deja una regla sencilla, pero exacta, para vivir la caridad con humildad y espíritu de servicio: Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos
Y nos preguntaremos, que suelen ser las cosas que desearíamos que hiciesen con nosotros?
Todos deseamos una palabra de aliento cuando las cosas no nos  han ido bien, necesitamos la comprensión de los demás cuando, a pesar de la buena voluntad, nos hemos vuelto a equivocar;  deseamos que se fijen más en lo positivo que en los defectos; que haya un tono de cordialidad en el lugar que trabajamos o al llegr a casa;  que se nos exija en nuestro trabajo pero de buenas maneras; que nadie hable mal de nosotros a nuestra espalda, que haya alguien que nos defienda cuando nos critican y no estamos presentes; que se preocupen de nosotros cuando estemos enfermos; que se nos corrija fraternalmente cuando nos equivocamos, sin comentar con otros; que recen `por nosotros;  Estas son las cosas que, con humildad y espíritu de servicio hemos de hacer por los demás.
En las altas mareas de las interrelaciones humanas, la humildad es el faro de luz que emite señales sobre lo que nos espera a lo lejos. Para captar estas señales, la pantalla de la mente y del intelecto debe estar limpia. La humildad proporciona la capacidad de percibir situaciones, discernir las causas de los obstáculos y las dificultades así como de permanecer en silencio. Cuando uno debe expresar una opinión lo hace con la mente abierta y con el reconocimiento de las particularidades, la fortaleza y la sensibilidad de uno mismo y de los demásNo somos superiores a otros, y sentirlo porque estamos en un nivel mas alto por la posición que estamos ocupando, es contrario a la humildad. Si nos han nombrado en un puesto de autoridad, es la oportunidad que nos ha dado Dios para ejercer ese cargo con sabiduría, y para que demostremos que tenemos capacidad de amarnos unos a los otros y que estamos en ese cargo ayudando al bien de las personas y no el nuestro. Y es falta de humildad, si en nosotros hay resentimientos porque por estar en un cargo de autoridad, no sentimos que otros nos consideran y nos respetan como pensamos y como creemos merecer...
El sentirse fracasado en una de las peores falsas humildades y lo que mas cuesta, es darse cuenta que estos fracasos son una lección que nos da Dios para mejor y ser mejor. Muchas veces permite el Señor una caída para que el alma quede más humilde (Santa Teresa de Jesús, Cta 400, 5).
Nuestra vida está expuesta a tener fracaso, pero también para tener éxitos, el primero nos trae pánico por el temor a sentirnos humillados, y el segundo, se transforma en una obsesión: Que ninguno de los dos sea una barrera para ser buenos hijos de Dios, obediente a sus preceptos, y amantes de servir, como el que se hizo servidor de nosotros.
La humildad, al igual que el concepto de ser un depositario, abarca nuestra relación con la naturaleza y nos obliga a no transgredir las leyes naturales. La naturaleza proporciona tanta vida como un cordón umbilical. Explotar con arrogancia el hábitat natural y dañarlo es poner en peligro a toda la familia humana. Humildad es interiorizar los principios naturales en la conducta personal, en las relaciones y en otros aspectos del desarrollo humano. Sin humildad no podemos crear sociedades civiles ni servir al mundo de manera benevolente.
El hombre humilde, cuando localiza algo malo en su vida puede corregirlo, aunque le duela. El soberbio al no aceptar, o no ver, ese defecto no puede corregirlo, y se queda con él. El soberbio no se conoce o se conoce mal.
Todos debemos cambiar la soberbia. Según Santo Tomás,  la soberbia consiste en el desordenado amor de la propia excelencia. Es la afirmación aberrante del propio
La soberbia lo inficiona todo. Donde hay un soberbio, todo acaba maltratado: la familia, los amigos, el lugar donde trabaja... Exigirá un trato especial porque se cree distinto, habrá que evitar con cuidado herir su susceptibilidad... Su actitud dogmática en las conversaciones, sus intervenciones irónicas -no le importa dejar en mal lugar a los demás por quedar él bien-, la tendencia a poner punto final a las conversaciones que surgieron con naturalidad, etcétera, son manifestaciones de algo más profundo: un gran egoísmo que se apodera de la persona cuando ha puesto el horizonte de la vida en sí misma.
El grado más alto de la humildad se alcanza cuando nos damos, porque más que superar las cosas malas tratamos de vivir  la caridad, es decir, vivir de amor. Una persona humilde al librarse  de las alucinaciones de la soberbia es capaz de querer ya a los demás por si mismo, y no solo por el provecho que pueda extraer del trato con ellos.
Cuando la humildad llega al nivel de darse se experimenta más alegría que cuando se busca el placer egoístamente. La única vez que se citan palabras de Nuestro Señor del Evangelio en los Hechos de los Apóstoles dice que se es más feliz en dar que en recibir. La persona generosa experimenta una felicidad interior desconocida para el egoísta y el orgulloso.
La caridad es amor que recibimos de Dios y damos a Dios. Dios se convierte en el interlocutor de un diálogo diáfano y limpio que sería imposible para el orgulloso ya que no sabe querer y además no sabe dejarse querer. Al crecer la humildad la mirada es más clara y se advierte más en toda su riqueza la Bondad y la Belleza divinas.
Dios se deleita en los humildes y derrama en ellos sus gracias y dones con abundancia bien recibida. El humilde se convierte en la buena tierra que da fruto al recibir la semilla divina.
La falta de humildad se muestra en la susceptibilidad, quiere ser el centro de la atención en las conversaciones, le molesta en extremo que a otra la aprecien más que a ella, se siente desplazada si no la atienden.  La falta de humildad hace hablar mucho por el gusto de oírse y que los demás le oigan, siempre tiene algo que decir, que corregir, Todo esto es creerse el centro del universo. La imaginación anda a mil por hora, evitan que su alma crezca.
La virtud de la humildad consiste en inclinarse delante de Dios y de todo lo que hay de Dios en las criaturas (6). En la práctica, nos lleva a reconocer nuestra inferioridad, nuestra pequeñez e indigencia ante Dios. Los santos sienten una alegría muy grande en anonadarse delante de Dios y en reconocer que sólo Él es grande, y que en comparación con la suya, todas las grandezas humanas están vacías y no son sino mentira.
Trabajemos todos los días,  a favor de la humildad, dejándola crecer en nuestra casa intima,  ya que su crecimiento pasará a dominar  nuestro ambiente de vida,  porque vive en nosotros Jesús.
Quien lucha por ser humilde no busca ni elogios ni alabanzas porque su vida está en Dios; y si llegan procura enderezarlos a la gloria de Dios, Autor de todo bien. La humildad se manifiesta en el desprecio sino en el olvido de sí mismo, reconociendo con alegría que no tenemos nada que no hayamos recibido, y nos lleva a sentirnos hijos pequeños de Dios que encuentran toda la firmeza en la mano fuerte de su Padre.
Aprendemos a ser humildes meditando la Pasión de Nuestro Señor, considerando su grandeza ante tanta humillación, el dejarse hacer “como cordero llevado al matadero”.
Con Jesús percibimos que la humildad no siempre brota de la pobreza o la enfermedad, que muchas veces solo significan lecciones regeneradoras, sino que el talento celestial es una actitud del alma  que relega su propia luz para erguir  a los que se arrastran en las tinieblas, y que procura el sacrifico de si misma  en los atajos pavimentados con piedras que el mundo le presenta, para que los otros aprendan  sin presiones ni estruendos, como hallar el camino hacia las bendiciones del Cielo  
Para ser humildes de corazón como Cristo, tenemos que abandonar nuestra vida y dejar que El viva en nosotros, “y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”, (Gal. 2,30). Y orando a Dios debemos pedirle su ayuda para sentir la humildad del corazón de Cristo, “Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús” (Rom 15,5.
La oración es la llave para abrir la puerta que le permite a Dios trabaje en nuestra vida, y para que haga su obra en nosotros, tenemos que ser humildes en todo, para dejarnos someternos por El y sentir que somos en todo, dependientes de EL, con un absoluto reconocimiento de la necesidad de El. Todo el cimiento de la oración va fundado en humildad, y mientras más se abaja un alma y se empequeñece en la oración, más la ensalza Dios (Santa Teresa, «Moradas Séptimas», 4, 9.).
La ganancia de la humildad, es la amistad de Dios, “Vivamos con Dios como con un amigo” nos enseña la Beata carmelita Isabel de la Trinidad. En efecto, el aprecio y la estima de Dios, tiene mucho más valor que vivir preocupado de la autoestima si se es humilde. La perdida de nuestro orgullo, es beneficio para el alma, “Para vencer el orgullo: matarlo de hambre. Mira, el orgullo es amor propio. Pues bien; el amor de Dios debe ser tan fuerte que anule por completo nuestro amor propio.” Isabel de la Trinidad.
La virtud de la humildad es un gran regalo de Dios. La humildad nos permite ser su amigo y que Cristo viva en nosotros, por lo cual debemos agradecerle siempre. Esta es la gracia que nos va a estar siempre transformando en otros Cristos. Sale el alma tan gananciosa, que el demonio no osa volver otro día para no salir con la cabeza quebrada (Santa Teresa de Jesús, C 12, 6).
El cristiano que logra sentir alegría de ser humilde ante Dios y los hombres, se regocija en gozo, porque sabe que Dios se digna  en utilizarle para beneficio de si mismo y todos los hombres. Es un gran favor el que nos hace Dios al regalarnos la virtud de la humildad, por cuanto nos debemos alegrar por esto y los muchos favores que no merecemos y que nos regala Dios.
Amigos os deseo un buen fin de semana con mucho amor y mucho cariño de vuestra amiga Merchita.



                                                                  AMIGOS


 Al practicar la amistad he aprendido algunos principios, como los que señalo a continuación:

1.- Memoria: Aunque hoy nos separe la distancia, debemos recordar siempre al amigo o a la amiga que en algún momento nos consoló, nos hospedó, nos animó, nos amó.

2.- Prudencia: Debemos respetar el horario de nuestros amigos. No invadamos su privacidad, creyendo que el ser amigos nos da derechos absolutos sobre su vida.

3.- Sinceridad: No hay verdadera amistad sin una confianza plena. Todo tiene que estar sobre la mesa. Yo creo en la amistad " a corazón abierto".

4.- Humildad: Necesitamos la humildad para pedir perdón cada vez que nos equivoquemos. Necesitamos también amplitud de corazón para saber perdonar.

5.- Generosidad: En la verdadera amistad no se busca recibir sino dar.
Entre amigos entregamos nuestro tiempo, nuestro afecto, nuestras oraciones, nuestro dinero.
"Colmado de felicidad o de sufrimiento, el corazón tiene necesidad de compartir. Porque alegría compartida es doble alegría, y dolor compartido es la mitad de dolor."
Cuidemos de nuestras amistades; no las usemos. Los amigos que se usan, se gastan; pero los amigos bien cuidados, duran muchísimos años.  Que Dios nos ayude a cuidar la amistad y no abusar de ella!

Autor desconocido

NOTA  Ruego disculpas por la ausencia de estos días; ello se ha debido a averias en en ruter.
                 Los lunes,miércoles y jueves a las 22,30 horas, pueden participar en el chat de la Federación Espírita       
             Española.
Los viernes a las 23,00 horas se os invita a asistir a una conferencia en la misma sala.
  Los domingos a las 21,30 horas  tenemos  la clase de Estudio del Espiritismo por el "Grupo espírita Sin Fronteras".dirigido por Carlos Campetti-

    Y además recomiendo los Blogs:


 El espirita albaceteño.-  elespiritadealbacete.blogspot.com.es     

                                          
      Albacete espírita: espiritismoalbacete.blogspot.com.es

rinconespirita.wordpress.com/
                                       kardeciano.blogspot.com
                                       elblogdeazucena.blogspot.com
                                       marinamiesdeamor.blogspot.com
                             boletin-nuevaesperanza.blogspot.com
                             ade-sergipe.com.br
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                                             espiritistas. es

Revista virtual AMOR, PAZ Y CARIDAD :  www.amorpazycaridad.com
 

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