sábado, 30 de abril de 2011

Surge la Nueva Era

                   COMUNICADO  MEDIUMNICO



    El sol de la esperanza desbasta las tinieblas de la ignorancia.
    Pequeños grupos de verdaderos servidores del Evangelio, en el silencio de la renuncia, están levantando los pilares  sobre los cuales será erguida la Era Nueva.
    Sin alarde,  en la lucha ingente, esos corazones convidados constituyen seguridad para el mundo mejor de mañana.
    No obstante el vendaval, las amenazas del desequilibrio y el predominio aparente de las fuerzas de la violencia, el bien, como fluido de liberación, penetra todo el organismo terrestre preparando el mundo nuevo.
    No engrosan las filas de los desanimados, ni aplauden  la insensatez de los perversos o apoyan la astucia de los victoriosos de la ilusión.
    Quien aprendió a confiar en Jesús  pone sus raíces en la verdad. Son minoría, no, sin embargo, agrupo al abandono.
    Todos los grandes ideales de la humanidad surgen en pequeños núcleos, que se alargan  en generaciones tres generaciones.
    El Cristianismo restaurado, por su vez, es la doctrina del mañana, en el enfoque espirita, porque, mientras el mensaje de Jesús tuvo que destruir las bases del paganismo para erguir el santuario del amor, el Espiritismo debe apenas erigir, sobre el cristianismo, el templo luminoso de la caridad.
   Llamados para este ministerio, no dudan, alegrándose por tener sus nombres inscritos, como dice el Evangelio, en el libro del reino de los cielos y ser conocidos del Señor.
   Nuestra Casa tiene acción. Es hoy reducto festivo, santuario que alberga Espíritus mensajeros de la luz, oficina  donde se trabaja, escuela de educación y hospital de recuperación de vidas.
   Con otros Obreros hemos estado aquí, manteniendo la llama de la verdad encendida – como ocurría con los antiguos faroles con la flama ardiente, apuntando la entrada de los puertos y más tarde dando noticias de los arrecifes y peligros del mar.
  Hijos del alma, nunca desistir de hacer el bien, cara al aparente triunfo del mal en desgobierno, en torno a vuestras vidas.
Pasada la tempestad, la luz vuelve a fulgir.
La sombra es solamente ausencia de claridad. No es real.
Solo Dios es Vida; solamente el Bien es meta.
Por el  Espíritu Joanna de Angelis, del Libro: Momentos Enriquecedores, Médium; Divaldo Pereira Franco.

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viernes, 29 de abril de 2011

La Comunicación espiritual



     La comunicación espiritual cuando es dada por espíritus buenos, consuela y alienta a los terrenales en las luchas de la vida, con el laudable fin de que no se abuse de ella, porque del abuso se llega al fanatismo, siendo éste la lepra que, de muchos siglos acá ha desvirtuado todas las creencias hasta sumirlas en el ridículo.

     Desgraciadamente el Espiritismo, hay muchos que lo conocen de nombre, pero muy pocos en la esencia; y por esta misma razón hay quien cree de buena fe, que a los espíritus se les puede hacer toda clase de preguntas; y que, con estar comunicados con ellos a todas horas, ya cumplen con el verdaderoEspiritismo.

     Nosotros quisiéramos hacer comprender a esta clase de creyentes, todo lo grande, serio y lógico que encierra nuestras creencias; mas como quiera que todas las inteligencias no tienen un mismo grado de desarrollo, sucede que cada uno lo comprende a su manera versando sobre ella mil distintos pareceres.
Nosotros no nos conceptuamos con grandes facultades intelectuales, pero procuramos beber en buenas fuentes; estudiamos, comparamos, analizamos, y después, basándonos en aquello que nos parece más racional, emitimos nuestras ideas. Esto hemos hecho hasta el presente y lo seguiremos haciendo en
adelante, con la seguridad de que unos estarán de nuestra parte y otros no, porque la unidad de pensamientos hacia el bien, aún dista muchos siglos de nuestro planeta, por lo tanto, vamos a exponer del mejor modo posible lo que nos parece más razonable de nuestra hermosa doctrina.
     Primero: Admitimos la comunicación de ultratumba, siempre que ésta sea de útil enseñanza, y desechamos todas las de aquellos espíritus que se presentan con halles y gemidos, que tienen a los médiums en un estado violento, y que después de haber hablado mucho no han dicho nada, porque además de ridiculizar las sesiones para el que las ve por primera vez y que piensa en hallar una cosa seria, sólo ve una algarabía de lamentos que no se entienden, demostrando dos cosas; o que son espíritus ligeros que tratan de pasar el tiempo en frivolidades, o que son esa clase de espíritus que, estando en completa turbación, les es imposible expresarse con acierto. A éstos el mayor bien que se les puede hacer, es rogar a Dios por su mejoramiento.
     Segundo: Creemos que a los espíritus buenos se les puede preguntar por el estado de nuestros parientes, amigos o conocidos que han dejado la Tierra; si la respuesta es satisfactoria, no creemos lógico volver a repetir la misma pregunta, pues basta con que les pidamos auxilio en nuestras oraciones; mas si no lo es debemos entonces rogar por ellos, y que medie bastante tiempo a que se vuelva a preguntar. Esto
nos parece más natural, que estar preguntando a todas horas y por distintos médiums, la misma cosa.
     También puede preguntárseles por el estado de cualquier enfermo, si éste está de mucha gravedad; pero respecto a los medicamentos que pueden propinar los espíritus, aunque algunos de ellos sean excelentes, puesto que lo tenemos experimentado, nosotros nunca recurrimos a ellos sino en un caso extremo, como por ejemplo: cuando el enfermo está desahuciado de los médicos; en uno de esos momentos desesperado en que el doctor se retrasa, bien porque se halla ocupado o por estar muy distante, o cuando se ve que no está acertado, entonces y sólo entonces preguntaremos a los espíritus si hay remedio para aquel ser; por la sencilla razón de que, si los espíritus tuvieran que curar a todos los enfermos, la medicina podría cruzarse de brazos y esperarlo todo de ellos sin trabajo alguno; no siendo esto lo más lógico ni mucho menos, toda vez que cada individuo de por sí, debe de trabajar en cualquier ramo a que se dedique para desarrollarlo en toda su latitud y engrandecerlo cuanto le sea posible; así pues, el médico tiene el deber de estudiar profundamente el organismo humano e investigar todo cuanto su inteligencia le permita ver, para ponerlo en práctica a la primera ocasión; de este modo, cada uno se lleva la recompensa de su trabajo o la responsabilidad de su indolencia, y lo mismo decimos respecto al agua magnetizada, que es muy buena en los momentos extremos o en determinados casos, pero sin que de ella se haga un completo abuso, como sucede al emplearla para dar baños a enfermos graves, resultando en consecuencia, el fallecimiento o empeoramiento del enfermo, efecto de una imprudencia que, en sana lógica, no podremos admitir jamás.
     Por lo tanto, y mientras la ciencia tenga un recurso para el enfermo, debemos dejarla con amplia facultad de obrar; y cuando ella haya agotado los medios, entonces nos quedan los buenos espíritus para preguntar, porque si no ¿De qué servirían los grandes descubrimientos que vemos a cada instante en todos los ramos del saber humano? Nadie trabajaría, porque con la esperanza de que los espíritus nos lo pudieran decir todo, nos echaríamos en los brazos de la indolencia y dejaríamos el mayor trabajo para los invisibles.

     Cuando los grandes dolores de la vida nos abruman en demasía, bueno es que pidamos un consejo a nuestros guías o espíritus familiares, pero que en todos nuestros actos, preguntemos a los espíritus los que hemos de hacer, no es lo más racional, pues hay tanta diferencia de lo uno a lo otro,como de la noche al día: lo primero lo dan los espíritus con sumo agrado, porque siempre están dispuestos para el bien, cuando estamos abatidos, nos consuelan y reaniman: en estos casos la comunicación con los seres de ultratumba, es para los encarnados el mayor de los lenitivos, porque sus saludables lecciones, nos dan valor para resistir los embates de nuestra penosa existencia, pero si a todas horas se les molesta, sucede que, como los espíritus buenos jamás están dispuestos a contestar preguntas frívolas, en lugar de ello vienen los de más baja esfera, de los que nada bueno se puede esperar, puesto que con sus malas influencias, perjudican a los médiums en alto grado; tanto, que hemos visto algunos sumamente buenos, quedarse ineptos para sus ocupaciones diarias, y a otros, ir degenerando su mediumnidad hasta el punto de obsesarse y no servir para nada, por el uso inmoderado que muchos hacen de la comunicación.


     Así es que, para evitar estos y otros males, repetiremos una y mil veces, que no se abuse de la comunicación ni se moleste a los médiums para asuntos materiales y de poca importancia, porque es echarlos a perder completamente siendo así que a un buen médium, se le ha de tratar y conservar con gran cuidado como una cosa utilísima, porque ellos son los telégrafos del mundo espiritual que están destinados a dar provechosas enseñanzas.

    No hace mucho se acercó a nosotros una persona conocida, para que preguntásemos a un pariente suyo, que algunos meses antes había fallecido sin testar para que le dijera algo sobre los bienes que había dejado y el modo de arreglarlo, nosotros no quisimos prestarnos a semejante pregunta, porque sabemos perfectamente que los espíritus buenos jamás contestan a estas materialidades y sólo los ligeros acuden presurosos a emitir su parecer, tanto si es acertado como si no lo es. Nosotros no queremos deesos espíritus sino su progreso moral, procuramos evitarles la ocasión de que pierdan el tiempo. Algunos días después, se presentó espontáneamente dicho Espíritu y nos dijo los siguiente: “te felicito por haberte negado a una pregunta de tan escaso valor, y dile a mi familia de mi parte, que se arreglen como mejor les parezca, que yo miro con mucha indiferencia los bienes que me pertenecieron en la Tierra: lo único que les pido es, que hagan mucho bien a los pobres: por lo demás, que obren según su conciencia y su criterio, que yo jamás me ocuparé en aconsejarles nada sobre este asunto: si obran mal, suya será la responsabilidad, como suya será la gloria si obran con acierto”. Esto me dijo el Espíritu, y así lo trasmitimos a su familia con la creencia de que obramos como debimos.

    Tercero: Entendemos por preocupaciones todo acto que se reviste de vana formula, toda idea frívola o de escaso interés que tiene ocupado al Espíritu la mayor parte del tiempo, no dejándole casi libre para pensar en cosas de más valía y reteniéndole en su marcha progresiva; como así mismo, todo aquello que forma una costumbre innecesaria, sin la cual muchos no pueden vivir, por más que se les demuestre que el rutinarismo en las creencias religiosas, no es sino una base movediza que quedará destruida con el tiempo.

     Cuarto: Es fanático en nuestra doctrina, el que a todas horas a los espíritus se les haga un sin número de preguntas indiscretas, el que acepta cuanto estos le dicen sin examinarlo antes detenidamente, y el que no emprende un viaje, negocio o da un paso sin consultarlo con los espíritus.

     Es necesario comprender, que el abuso reporta grandes males: por eso el que se fanatiza y abusa de la comunicación nunca podrá tener sino la indiferencia de los espíritus superiores, y la obsesión de los malos que le gobernarán a su antojo y le harán cometer mil desaciertos.

    En las cosas materiales y para nuestros asuntos particulares, tenemos nuestro criterio; y si este no fuera suficiente para ciertas cosas de interés, nunca falta un amigo o conocido que sea más ilustrado, y a éste es a quien debemos pedir, y posiblemente nos facilite el medio o idea más conveniente.

     Esto es, en nuestro humilde concepto, lo que nos parece más lógico para que la doctrina espirita se vea libre de preocupados fanáticos, pues una creencia que difunde la luz en todos los conceptos por ser su parte filosófica, altamente moral, científica, profunda e ilimitada, la que cuenta con los fenómenos maravillosos, es en conjunto, la más grandiosa que se ha conocido hasta el presente, es lástima que cuente con adeptos que no lo sepan comprender como es debido, desvirtuándola algún tanto a los ojos de los que no conocen el Espiritismo.

     Nosotros siempre que hallamos un médium, si es bueno, nos abstendremos de hacer ciertas preguntas que pueden atraer sobre él malas influencias; y si es malo, le evitaremos, si nos es posible, el que se comunique, haciéndole con esto un bien inmenso.

     Somos amantes de comunicarnos con los espíritus, porque ellos nos han prestado gran consuelo,pero siempre lo hacemos con medida, porque les tenemos como amigos predilectos y a los amigos se les quiere, se les cansa en los casos apurados, pero jamás se abusa de ellos.

     Creemos que el Espiritismo encierra el progreso indefinido de las humanidades, porque moraliza las masas y desarrolla las inteligencias con pasmoso vuelo; y para ser buenos e instruidos, es preciso huir de las sombras e inspirarse en la luz de la razón, que es la que aclara los hechos y demuestra las grandes verdades.
Donde la verdad exista, la luz se esparce a torrentes y entonces, se ve con los ojos del alma lo que para los de la materia permanece envuelto en el misterio, esto es, la verdad comparativamente hablando, es el ángel bueno que intuye a los humanos hacia el bien.
Tomado de La Luz del Porvenir
de Amalia Domingo Soler


jueves, 28 de abril de 2011

Religiones del pasado


LAS GRANDES RELIGIONES DEL PASADO


LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES RELIGIOSAS


     Las primeras organizaciones religiosas de la Tierra han tenido, naturalmente, su origen entre los pueblos primitivos de Oriente, a los que enviaba Jesús, periódica-mente, a Sus mensajeros y misioneros.



     Dada la ausencia de escritura, en aquellas lejanas épocas, todas las tradiciones se transmitían de generación en generación, a través de las palabras. Aunque, con la cooperación de los desterrados del sistema de Capela, recibieron sus primeros impul-sos los rudimentos de las artes gráficas, comenzando a florecer una nueva era de cono-cimiento espiritual, en el campo de las concepciones religiosas. Los Vedas, que cuen-tan con más de seis mil años, ya nos hablan de la sabiduría de los “sastras”, o grandes maestros de las ciencias hindúes, que les antecedieron en dos mil años, aproximada-mente, en las márgenes de los ríos sagrados de la India. Se puede observar, pues, que la idea religiosa, nació con la propia humanidad, constituyendo el aliciente de todos sus esfuerzos y realizaciones en el plano terrestre.


LAS RAZAS ADÁMICAS


     No podemos, sin embargo, olvidar que Jesús había reunido en los espacios infinitos a los seres proscritos que se habían exiliado en la Tierra, antes de su reencarnación general en los alrededores de las planicies de Irán y Pamir. Obedeciendo las determinaciones superiores del mundo espiritual, nunca habían podido olvidar la palabra salvadora del Mesías y sus divinas promesas. Las bellezas del espacio, aliadas al paisaje maravilloso del plano que habían sido obligados a abandonar, vivían en el centro de sus recuerdos más queridos. Las exhortaciones confortantes de Cristo, en las vísperas de su dolorosa inmersión en los fluidos pesados del planeta terrestre, cantaba en su interior los más hermosos himnos de alegría y esperanza.

Por eso aquellas civilizaciones antiguas poseían más fe, situando la intuición divina por encima de la razón puramente humana. La creencia, como íntima y sagrada adquisición de sus almas, era la fuerza motora de todas las realizaciones, y todos los exiliados, con el más santo entusiasmo en su corazón, habían hablado de Él y de Su infinita misericordia. Sus voces llenan todo el ámbito de las civilizaciones que habían pasado por los siglos sin fin, y presentado con mil nombres, según las épocas, el Cordero de Dios fue guardado en la comprensión y memoria del mundo, con todos Sus rasgos divinos y, además, como la propia cara de Dios, según las modalidades de los misterios religiosos.


LA GÉNESIS DE LAS CREENCIAS RELIGIOSAS


     La génesis de todas las religiones de la humanidad tiene sus orígenes en Su corazón augusto y misericordioso. No queremos, con nuestra exposición, divinizar, dogmáticamente, la figura luminosa de Cristo, y sí aclarar Su gloriosa ascendencia en la dirección del orbe terrestre, ya que cada mundo, como cada familia, tiene su responsable supremo, ante la justicia y sabiduría del Creador.



     Sería un craso error considerar bárbaros y paganos a los pueblos terrestres que todavía no han conocido directamente las enseñanzas sublimes de Su Evangelio de redención, ya que Su desvelada asistencia acompañó, como acompaña en todo tiempo, la evolución de las criaturas en todas las latitudes del orbe. La historia de China, Persia, Egipto, la India, los árabes, israelitas, celtas, griegos y romanos, está iluminada por la luz de sus poderosos emisarios. Y muchos de ellos, también lo hicieron, en cumplimiento de sus grandes y benditos deberes, que fueron tenidos por Él mismo, en reencarnaciones sucesivas y periódicas de Su divinizado amor. En el Manava-Darma, encontramos las enseñanzas de Cristo, en la China, en Fo-Hi, Lao-Tsé y Confucio. En las creencias del Tibet, está la personalidad de Buda y en el Pentateuco encontramos a Moisés. En el Corán tenemos a Mahoma. Cada raza recibió Sus instructores, como si fueran Él mismo, viniendo del resplandor de Su gloria divina.

     Todas ellas, conociendo intuitivamente la palabra de las profecías, han archivado la historia de Sus enviados, en los moldes de Su venida futura, en virtud de los recuerdos latentes que habían guardado en el corazón, desde Su palabra en los espacios, llena de esclarecimiento y amor.


LA UNIDAD SUSTANCIAL DE LAS RELIGIONES


     La verdad es que todos los libros y tradiciones religiosas de la antigüedad guardan, entre sí, la más estrecha unidad sustancial. Las revelaciones evolucionan en una esfera gradual de conocimiento. Todas se refieren al Dios impersonificable, que es la esencia de la vida de todo el universo, y en el tradicionalismo de todas palpita la visión subli-me de Cristo, esperado en todos los puntos del globo.



     Los diversos pueblos del mundo traían de muy lejos sus conceptos y esperanzas, sin hablar de las grandes colectividades que florecían en América del Sur, que en aquel tiempo estaba casi unida a China por las tierras de Lemuria y de América del Norte, que se unía a la Atlántida. Pero no es nuestro propósito en estas pequeñas anotaciones hablar de otros temas que no se refieran a la superioridad de Cristo y la ascendencia de Su Evangelio.


     Citando todos los pueblos antiguos del planeta, estamos obligados a recordar, igualmente, las grandes civilizaciones prehistóricas, que aparecieron y desaparecieron en el continente americano, de cuyos cataclismos y destrucción quedaron vestigios en los incas y los aztecas que, como todos los otros grupos del mundo habían recibido la palabra indirecta del Señor, en su marcha colectiva a través de augustos caminos.


LAS REVELACIONES GRADUALES


     Hasta la palabra sencilla y pura de Cristo, la humanidad terrestre vivió etapas graduales de conocimiento y posibilidades, en la senda de las revelaciones espirituales. Los milenios, con sus experiencias consecutivas y dolorosas habían preparado los caminos de Aquel que venía, no solamente con Su palabra, sino principalmente con Su ejemplo salvador. Cada emisario trae una de las modalidades de la gran enseñanza que se ofreció en la humilde región de Galilea.

Por eso numerosos colectivos asiáticos no conocen las enseñanzas directas del Maestro, pero saben del contenido de Su palabra, en función de las propias revelacio-nes de su ambiente, y, si la Buena Nueva no se dilató en el transcurso del tiempo, por las calles de los pueblos, es porque los pretendidos misioneros de Cristo, en los siglos posteriores a Sus enseñanzas, no supieron cultivar la flor de la vida y la verdad del amor y de la esperanza, que Sus ejemplos habían implantado en el mundo: ahogándola en los templos de una falsa religiosidad, o encarcelándola en el silencio de los Claus-tros, la planta maravillosa del Evangelio fue sacrificada en su desarrollo y contrariada en sus más genuinos objetivos.


PREPARACIÓN DEL CRISTIANISMO


     Las enseñanzas de Palestina han sido, de esta forma, precedidas de una larga y meticulosa preparación en la intimidad de los milenios. Los sacerdotes de todas las grandes religiones del pasado creyeron tener, en sus maestros y más altos iniciados, la personalidad del Señor, pero tenemos que estar de acuerdo en que Jesús fue incon-fundible.



     A la luz significativa de la historia, observamos muchas veces, en Sus auxiliares o instrumentos humanos, las características de las vulgaridades terrestres. Algunos han sido dictadores de conciencias, enérgicos y feroces en el sentido de mantener y fomen-tar la fe. Otros, traicionados en sus fuerzas y despreciando los compromisos sagrados con el Salvador, lejos de ser instrumentos del Divino Maestro, han abusado de la propia libertad, prestando oídos a las fuerzas subversivas de las tinieblas y perjudicando la armonía general.


CRISTO, INCONFUNDIBLE


     Pero Jesús señala Su pasaje por la Tierra con el sello constante de la más augusta caridad y del más abnegado amor. Sus parábolas y advertencias están impregnadas del perfume de las verdades eternas y gloriosas. El pesebre y el calvario son enseñanzas maravillosas, cuya claridad ilumina los caminos milenarios de toda la humanidad y sobre todo, sus ejemplos y actos constituyen el camino de todas las finalidades gran-diosas, en el perfeccionamiento de la vida terrestre.



     Con esos elementos, hizo una revolución espiritual que permanece en el globo hace dos milenios. Respetando las leyes del mundo, aludiendo a la efigie de César, enseñó a las criaturas humanas a elevarse hacia Dios, en la amplia comprensión de las más santas verdades de la vida. Remodeló todos los conceptos de la vida social, ejempli-ficando la más pura fraternidad. Cumpliendo la ley antigua, su organismo estaba pleno de tolerancia, de piedad y amor, con sus enseñanzas en la plaza pública, delante de las criaturas disolutas e infelices, y solamente Él enseñó el  “Amaos los unos a los otros”, viviendo la situación de quien sabía cumplirlo.


     Los espíritus incapacitados para comprenderle pueden alegar que Sus fórmulas verbales eran antiguas y conocidas, pero ninguno podrá contestar que Su ejemplo fue único, hasta ahora, sobre la faz de la Tierra. La mayor parte de los misioneros religio-sos de la antigüedad se componía de príncipes, sabios o grandes iniciados, que salían de la intimidad confortable de los palacios y los templos, pero el Señor de la siembra y la cosecha era la personificació n de toda la sabiduría, de todo el amor, y su único palacio era el taller humilde de un carpintero, donde enseñaba a la posteridad que la verdadera aristocracia debe ser el trabajo, lanzando la fórmula sagrada, definida por el pensamiento moderno, como el colectivismo de las manos, aliado al individualismo de los corazones, síntesis social hacia la que caminan los colectivos de los tiempos que transcurren y que, despreciando todas las convenciones y honras terrestres, prefirió no poseer ninguna piedra donde reposase el pensamiento dolorido, para que aprendiesen sus hermanos la gran enseñanza de “Camino de Verdad y Vida”.

TOMADO DEL LIBRO "A CAMINO DE LA LUZ"  DICTADO POR EL ESPÍRITU DE EMMANUEL
MÈDIUM:Francisco Cândido Xavier 

Trabajo aportado por Juan Cárlos Mariani

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Mirada de Amor


      Fue un choque para aquella joven madre cuando recibió el diagnostico de cáncer.

   Se sucedieron los diversos tratamientos  y, en aquel día, después  del internamiento, cuando ella volvió a casa, se sintió muy triste. Ella estaba consciente de su apariencia. Estaba sin cabellos, por causa de la radioterapia.

    Se sentía desilusionada. ¿Continuaría amándola su marido?  ¿Y su hijo? El tenia apenas seis años.

    Cuando llegó a casa, se sentó en la cocina, pensando en como explicar a su hijo el porque estaba tan fea.

     El apareció en la `puerta y quedó mirándola curioso. Cuando ella inicio el discurso que ensayará para ayudarlo a entender lo que veía, el niño se aproximo y se colgó en su cuello, quistecito, con la cabecita recostada en su pecho.

    Ella acarició la cabecita del hijo y dijo: “Usted va a ver como de aquí a poco mi cabello va a crecer y voy a quedar mejor, como era antes”.

    El niño se levanto, miro hacia ella pensativo. Después, con la espontaneidad de su infancia, respondió: “Su cabello está diferente, madre, más su corazón está igual.”

    La madre no precisaba esperar más    para que pasara el tiempo y mejorar. Con los ojos llenos  de lágrimas, ella se dio cuenta  de que ya estaba mucho mejor.

    Lo esencial es invisible  a los ojos, decía el pequeño príncipe, en el libro de Antoine de Saint Exupéry. Quien ama ve más allá de la apariencia física y es este el que ama: la esencia.
  
    Por eso en los casamientos en que el amor es el autentico lazo la unión perdura, a pesar  de los años transcurridos. Para quien tiene ojos de amor, la mirada penetra más allá del cuerpo físico que pedió un tanto  de vigor y ya no presenta exuberancia plástica de los verdes años.

    Para esos, el amor madura cada año, solidificándose en cada dificultad enfrentada, en cada óbice superado, en cada batalla vencida.

    Cuando los cabellos van siendo plateados por el eximio pintor llamado tiempo, y la artista plástica llamada edad van colocando pequeñas señales en la cara,  aquí y allí, el amor más crece.

    El sentimiento se engrandece a la medida que el paso deja de ser tan vigoroso y uno se apoya en el otro para descender los peldaños, o subir una escalera.

    La solidaridad se torna más intensa, cuando la vista se empaña un poco y el extraordinario computador que es el cerebro ya no consigue hacer las correctas ecuaciones matemáticas, para aquilatar si da o no tiempo para atravesar  la calle. Una mano asegura a la otra, muda, para afirmar: esperemos un poco.

    Envejecer al embalo del amor es maravilloso. Disfrutar de la aproximación uno del otro es reconfortante.

    Felices las parejas que envejecen juntos. Felices los hijos que saben aprovechar la compañía generosa de padres y abuelos que el tiempo alcanzó.


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    De todos los momentos de la vida los más preciosos son los disfrutados con amor.


    Cuando las dificultades se abultan, los problemas crecen, y los días solitarios llegan, es maravilloso tener momentos de cariño para ser recordados.

    Momentos que recibimos  o que ofertamos. Momentos que nos hicieron extremadamente felices. Momentos que, revividos, por los hijos invisibles del pensamiento, aun nos reconfortan y animan el corazón.

     Por todo eso, ame mucho y permítase amar por sus amores.

Equipo de redacción de Momento Espirita,

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miércoles, 27 de abril de 2011

El tiempo

Amalia Domingo Soler


      
       El tiempo es, en cierto modo el único tesoro del hombre. Todas las riquezas están expuestas a perderse; los honores, el vaivén de la fortuna los arrebata en brevísimos segundos; la libertad, el menor atropello puede destruirla; la  salud, un cambio atmosférico la quebranta y la aniquila; si somos amados, la volubilidad o la ingratitud
pueden desheredarnos y dejarnos solos sin una ilusión que sonría en nuestra mente; si grandes conocimientos cientificos nos enorgullecen, un descubrimiento nuevo nos prueba que no sabiamos nada. Todo lo que podemos perder en la vidad; la riqueza, el renombre, la libertad, la virtud, nuestro mísero cuerpo, todo,menos el tiempo taquígrafo del infinito, que nunca se cansa de tomar notas en el libro eterno de la existencia universal.

     El nos recibe cuando llegamos a la vida, y nos despide cuando la dejamos, para recibirnos otra vez a nuestra llegada a la región ignota de las almas. Es nuestra sombra; porque donde quiera que vamos nos sigue, es nuestra luz, es nuestro progreso, es nuestra esperanza y es
nuestra felicidad.

¿Qué seria el hombre sin el tiempo ilimitado? El tiempo es el símbolo de “DIOS"
Del Libro “La Luz del Porvenir”

“Un alma que se despierta y ve la luz es
un nuevo sol irradiando el universo”
Amalia Domingo Soler


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Cree en tí



CREE EN TI
Sigue tu destino adónde sea que te lleve
 
Hay un momento en la vida, en que comprendes que ha llegado el tiempo de   cambiar, y si no lo haces, nada jamás podrá cambiar. Comprendes que si al   fracasar, no tienes el coraje de comenzar de nuevo, la vida seguirá sin ti.  La dicha no nos acompaña siempre y nuestra vida a veces se torna diferente de lo que nos imaginamos.
 
No siempre nuestros días brindan lo que esperamos. Sin comprender por qué, a  veces toman rumbos tan imprevisibles que ni en tus sueños se hubieran  asomado. Pero igual, si no te animas a escoger un camino, o a realizar un  sueño, estás en gran peligro de vagar sin rumbo y perderte. Más bien que  preguntarte con mil ansias por qué tu vida se ha tornado como es ahora,  acepta el camino abierto que te espera.
 
Olvídate de lo que fue, no te confundas. Eso ya pasó. Sólo el presente  importa. El pasado es ya una ilusión, y el futuro todavía no existe. Pero vivimos hoy. Mide tus pasos uno a uno, sin perder la fe, guardando tu valor  y confianza. Con tu frente alta, no temas soñar, ni mirar las estrellas.
Un poco más de paciencia, tu vigor volverá y encontrarás tu vía. Una senda más bella y serena de lo que has soñado te llevará adonde quieras que te lleve, cumpliendo todos tus deseos. No pierdas confianza en tus fuerzas, y toma esa nueva vía. Verás que está llena de alegría, de aventuras y deleite como en tus sueños no imaginaste. Cree en ti.
Todos tenemos adentro una brújula que nos conduce adonde anhelamos. No olvides confiar en tu brújula, consúltala a menudo, porque el conocer su presencia te dará fortaleza para lo que la vida te depare. No permitas que te desvíen. Pídele la verdad a tu corazón, y te dará la respuesta y el discernimiento para tomar las decisiones que son para ti. Ama a todos, y no esperes agradecimientos. Haz  lo mejor que puedas. Vive cada día en su plenitud. Nadie puede leer el futuro.
Recuerda: para todas tus preguntas, allí en tu fuero interno, a la vera del camino, habrá respuestas más claras, soluciones aceptables. Hace falta paciencia, y confianza, para alcanzar la meta, solucionar problemas, y realizar sueños. Aunque por momentos parezca que ya no puedes seguir, conozco tu fortaleza, y sabrás sobrellevar todo lo que la vida te depare.Cree en ti.
Desconozco el autor.

 No importa cómo sea la tormenta en la que estás, si permaneces con Dios, siempre habrá para ti un "Arco Iris" esperándote.

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