INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Eficacia de la Oración
2.- Educación para un mundo mejor
3.- Visión espírita de la Metepsicosis o Transmigración de las Almas.
4.- Reflexiones de un abuelo espírita
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EFICACIA DE
“Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá” (Marcos, cap. XI, v-24).
Jesús hizo tal afirmación y como en todas sus afirmaciones siempre señaló una gran verdad, aunque como todas, mas o menos velada al entendimiento e interpretación de los hombres que, aunque llevados por la fe religiosa en Jesús, no siempre lo han sabido comprender e interpretar en los aspectos velados y transcendentes que tantas veces se ocultan detrás de sus sencillas frases evangélicas.
Al pedir orando, la persona está poniendo en marcha el mecanismo de su fe y devoción, de modo que el poder de sintonía de sus propias ondas mentales y psíquicas, puede atraer a su vida aquello que con tanta fe y tan fervorosamente pide y desea.
Hay para ello tres factores fundamentales que juntos, constituyen un “triángulo mágico”: El primer lado de ese triángulo es el deseo ferviente de lograr aquello que aspiramos.
El segundo lado del triángulo es la necesidad de cuanto realmente creemos necesario para nuestras vidas y repercuta en el progreso de nuestro espíritu y el bien para los demás.
Y el tercero lado es
Hay quien pueda creer que basta con pedir sin mas esfuerzo o mérito por nuestra parte, para que Dios nos complazca en todo lo que se nos antoje. Desde luego, se equivocan, porque Dios no está a nuestro servicio o capricho, sino que somos nosotros los que debemos estar predispuestos a servirle.
También hay personas que piensan que si hay unas leyes establecidas por Dios, este no las va a modificar solo por complacernos. Y en parte eso es cierto. Pero no olvidemos que Dios es tan infinitamente justo, bueno y sabio, que no necesita derogar sus propias leyes en ninguna circunstancia, para poder permitir que nuestra actividad mental y espiritual, con la vibración del deseo, de la voluntad y de la fe, nos permita ver realizado el “milagro” de aquello que pedimos y que realmente necesitamos, pero siempre bajo el aspecto de nuestro interés espiritual y no de nuestros intereses mundanos o materiales.
En cualquier caso,
siempre deberemos tener en cuenta que existe una Ley de Consecuencias, o Ley de Causa y Efecto, que es equilibradora y
reguladora , que actúa como brazo ejecutivo de
Tengamos presente
como ejemplo, la oración que Jesús elevó al Padre cuando en el Huerto de los
Olivos atravesaba momentos difíciles de sufrimiento humano ante el padecimiento
y el sacrificio que veía llegar
: “ Padre mío, aparta de mi este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino
Por tanto no pretendamos que Dios se preste a hacer nuestra voluntad humana a la medida del capricho de cada uno; mas bien debemos pedir que ante todo se haga Su Voluntad Divina siempre, sea cual sea esta, y que en nosotros se haga el milagro de aceptarla, porque sabemos que siempre y en todo caso, será lo mejor para nosotros, o lo que más nos convenga, aunque no siempre lo comprendamos así, por lo que también le rogaremos que nos inspire fuerza y valor para aceptarla y asumirla, pues El es nuestro Padre de Amor que nos ha creado por Amor y nos ha destinado a la Eterna Felicidad, por lo que Él sabe mejor que nosotros lo que debe dar en cada momento a cada uno de sus hijos.
José Luis Martín-
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EDUCACIÓN PARA UN MUNDO MEJOR
Por Carlos Campety (Médium, periodista, orador, imparte charlas y seminarios sobre temas diversos a la luz del Espiritismo y de formación de trabajadores para centros espíritas. Dirigente del centro de Estudios Espíritas Sin Fronteras y coordinador del ESDE del Campo Experimental de la FEB en Brasilia.)
Al trabajar el contenido de lo que sería conocido como “la codificación espírita”, los Espíritus superiores anunciaron a Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo, que la Tierra se encaminaba hacia una nueva era: la de la regeneración. En aquel entonces, y hasta hace poco tiempo, el Planeta pasaba por un período de transición desde la condición de expiación y pruebas hacia la nueva etapa.
Ahora, la gran transición está en plena ejecución: nuestro Globo inicia los primeros pasos en la anunciada regeneración, en donde los cambios no son tan acentuados, por lo menos en sus comienzos, porque, así como la Naturaleza no da saltos en sus procesos evolutivos, los Espíritus, encarnados y desencarnados, ligados al Orbe, no evolucionan de un momento a otro. Así que, en el comienzo de la nueva era, siguen en situación de pruebas y con necesidades de espiar sus equívocos del pasado, o sea, de reparar, en nuevas oportunidades reencarnatorias, el mal que han producido en vidas anteriores. Pero, ahora, progresivamente, el mal perderá preponderancia y el bien ganará terreno en los corazones de los habitantes de ese hospital-escuela que es la Tierra.
En esos momentos, más que nunca, la educación gana una importancia capital para aquellos que empiezan a comprender y a comprometerse con esa idea de transformación de la sociedad. Estas personas, aunque entiendan el importante papel de las escuelas, en todos sus niveles, como instrumentos de preparación de los individuos para una desarrollar una vida social equilibrada y productiva, comprenden que la educación no puede quedar restringida a ese aspecto y se preguntan ¿dónde el niño y el joven en formación, como hijos de Dios, reciben ese algo más que les puede hacer ciudadanos útiles y conscientes de su papel fraternal en relación a su semejante?
Por eso, al tratar del tema de la educación, bajo el punto de vista del Espiritismo, no puede referirse únicamente a la educación volcada hacia los aspectos de la vida en el campo físico. La propuesta presentada por el Espiritismo trasciende la realidad que nosotros llamamos objetiva en el campo material. La propuesta es efectivamente de la educación del ser creado simple e ignorante por Dios nuestro Padre y que, a medida en que avanza en su evolución, va adquiriendo el libre albedrío, y con él la responsabilidad de sus acciones e inacciones cuando la Ley Divina le invita a actuar.
Dentro del contexto de la educación espírita, el
individuo necesariamente llega a un momento en que le es imprescindible hacer
la transición de un período de inconsecuencias, en que piensa que sus acciones,
muchas veces automáticas, no generarán consecuencias, para asumir el control
del proceso evolutivo de sí mismo.
Para auxiliar en ese momento de transformación, el Espiritismo vino a explicar la situación de la Tierra, de la mayor parte de sus habitantes. Vino a anunciar que esa condición de asumir progresivamente el control del propio proceso evolutivo es una conquista de cada uno en la medida de sus esfuerzos, de su interés, de su dedicación. Aclara, además que, en ese proceso, la educación moral no surge simplemente como una opción, sino como una condición imprescindible e inaplazable con la cual cada uno necesita comprometerse.
Allan Kardec ha dejado las directrices para esa educación en El libro de los espíritus. Él, como pedagogo, no ignoraba la importancia de las escuelas al ofrecer la instrucción para uso en la vida práctica. Pero, él ha reconocido que la educación que la Humanidad necesita no es solamente la instrucción. Ésta forma parte del proceso educativo. La instrucción es necesaria, pero no es suficiente. La escuela instruye, ¿pero quién educa?
Sobre eso, dicen los Espíritus superiores, pregunta 385 de El libro de los espíritus: «los padres son los responsables, pues ellos son los educadores naturales de sus hijos, siendo esa responsabilidad intransferible».
Allan Kardec completa este pensamiento al informar que la educación a que él se refiere, con los Espíritus superiores, no es aquella educación que se encuentra en los libros, no es solamente la cuestión didáctica. Se trata de la educación moral, que es el arte de formar los caracteres, proceso que debe ocurrir dentro del hogar. O, de otro modo, la vida va a formar, más tarde, al individuo a través del proceso del dolor y del sufrimiento. A los padres, madres, o abuelos, responsables, corresponde ese gran desafío.
La educación para un mundo mejor empieza por nuestra propia transformación moral que va a influenciar, principalmente por el ejemplo del cambio de comportamiento y del esfuerzo por realizar todo cada vez mejor, que va a influenciar, decimos, a la nueva generación y nos dejará como herencia un mundo mejor que recibiremos, en el futuro, como nietos o bisnietos de nosotros mismos por el proceso de la reencarnación.
Esa es una condición imprescindible para que, como hijos de Dios, los seres humanos vengan a cumplir su papel dentro de la sociedad en ese mundo que puede ser cada vez mejor, brindando a sus habitantes condiciones de seguridad y paz que ya empiezan a ser opciones deseadas por una significativa parte de los Espíritus, encarnados y desencarnados.
De esa forma, en esos momentos en que la Tierra alcanza la era de la regeneración, sus habitantes son llamados a asumir el control de su proceso evolutivo, a planificar cómo quieren evolucionar, qué es lo que espera cada uno de sí mismo y qué es lo que puede ofrecer como contribución a la felicidad de los demás. Llegó el momento de la conciencia sobre la importancia de la educación moral del ser para la efectiva construcción de un mundo mejor.
1- Para más información sobre ese asunto, léase El Evangelio según el Espiritismo,
de Allan Kardec, Cap. III.
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VISIÓN ESPÍRITA DE LA METEMPSICOSIS O TRANSMIGRACIÓN DE LAS ALMAS
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“El dogma de la metempsicosis es de origen indio. De la
India pasó a Egipto, de donde, más tarde, la importó Pitágoras a Grecia. Esta
teoría, es de origen probablemente religioso.
La metempsicosis de los antiguos consistía en la
transmigración del alma humana a los animales, lo que implicaba una
degradación. La transmigración de los animales no era considerada como una
condición inherente a la naturaleza del alma humana, sino como un castigo
temporal.
De la identidad entre el ser y el espíritu se sigue la
reencarnación, pudiendo el espíritu animar varios cuerpos, en sucesivas
existencias, sin perder su identidad.
La diferencia entre la metempsicosis de Platón y la
reencarnación espírita, en palabras del propio Kardec, no sería tal si por
metempsicosis se entendiera la progresión de las almas de un estado inferior a
otro superior, consumando el desarrollo que transformaría su naturaleza.
En algunas religiones, se considera posible la
reencarnación del alma después de la muerte a otro ser vivo o a otro cuerpo inanimado en función de los
méritos alcanzados en la existencia anterior. Es una doctrina filosófica y
religiosa que admite el paso del alma humana a través de seres humanos, de
animales, o de plantas, por razones de purificación o castigo a causa de faltas
cometidas en vidas anteriores. Olimpiodoro, en el Ad Phaedon (81,2), escribe
que sería mejor decir metempsomatosis, ya que no es el cuerpo el que
cambia de alma, sino el alma que cambia de cuerpo.
En El Libro de los Espíritus:
III.- Metempsicosis
611. La comunidad de origen en el principio
inteligente- de los seres vivos ¿no significa la consagración de la doctrina de
la metempsicosis?
- Dos cosas pueden tener un mismo origen y no
asemejarse en modo alguno más tarde. ¿Quién reconocería al árbol, con sus
hojas, flores y frutos, en el germen amorfo contenido en la semilla de donde él
salió?
Tan pronto como el principio inteligente alcanza el
grado necesario para ser Espíritu y entrar en el período de humanidad, deja de tener
relación con su primitivo estado, y sólo es, respecto del alma de los animales,
lo que el árbol respecto de la simiente. En el hombre sólo queda de animal el cuerpo, así como las pasiones que nacen de
la influencia de éste y el instinto de conservación inherente a la materia. No
se puede aseverar, pues, que ese hombre sea la encarnación del espíritu de determinado animal, y por tanto la
metempsicosis, tal como se la entiende, no es exacta.
612. El Espíritu que animó el cuerpo de un hombre
¿podría reencarnar en el de un animal?
- Esto sería retrogradar, y el Espíritu no retrocede.
El río no se remonta hacia su fuente.
Según el párrafo n° 118. del L.E. Dice la pregunta :
¿Pueden los Espíritus degenerar?
- No, ya que conforme avanzan van comprendiendo lo que les alejaba de la
perfección. Cuando el Espíritu ha superado una prueba, adquiere el conocimiento
de ella y no lo echa al olvido. Puede permanecer estacionario, mas no
retrocede.
613. Por muy errónea que sea la idea en que se basa la
metempsicosis, ¿no será el resultado del sentimiento intuitivo de las diversas
existencias del hombre?
- Ese sentimiento intuitivo se encuentra en tal
creencia como en otras muchas. Pero, como sucede con la mayor parte de ideas
intuitivas, el hombre lo ha desnaturalizado.
*La metempsicosis sería verdadera si se entendiese con
esa palabra la progresión del alma de un estado inferior a uno superior, en el
que adquiriría desarrollos que transformaran su naturaleza. Pero dicha doctrina
es falsa si se la interpreta como transmigración directa del animal al hombre,
y viceversa, lo cual implica la idea de una retrogradación o fusión. Ahora
bien, como quiera que tal fusión no pueda tener lugar entre los seres
corporales de una y otra especie, ello indica que se encuentran en grados no
asimilables y que lo propio debe ocurrir con los espíritus que los animan. Si
un mismo Espíritu pudiera animarlos alternativamente, se seguiría de esto una
identidad de naturalezas que se traduciría en la posibilidad de su reproducción
material. La reencarnación que enseñan los Espíritus se funda, por el
contrario, en la marcha ascendente de la Naturaleza y en la progresión del hombre dentro de su
propia especie, lo que no le quita nada de su dignidad. En cambio, lo que
sí lo rebaja es el mal uso de las facultades que Dios le ha concedido para su
adelanto. Sea como fuere, la antigüedad y universalidad de la doctrina de la
metempsicosis, así como los hombres prominentes que la han profesado, prueban
que el principio de la reencarnación tiene sus raíces en la Naturaleza misma. Estos
son, pues, argumentos en su favor más bien que contrarios.
El punto de partida del Espíritu es una de las
cuestiones que se relacionan con el principio de las cosas y que están en el
secreto de Dios. No es dado al hombre conocerlas de una manera absoluta, y a
este respecto sólo pueden hacerse conjeturas, elaborar hipótesis más o menos
probables. Los Espíritus mismos se hallan lejos de conocerlo todo. Y acerca de
lo que no saben pueden ellos también sustentar opiniones personales más o menos
sensatas.
Así por ejemplo, no todos piensan lo mismo sobre las
relaciones que existen entre el hombre y los animales. Según algunos, el
Espíritu sólo llega al período humano después de haberse elaborado e
individualizado en los diversos grados de los seres inferiores de la Creación.
En la opinión de otros, el Espíritu del hombre habría pertenecido siempre a la
raza humana, sin pasar por la serie animal.
La primera de esas concepciones presenta la ventaja de
otorgar un objetivo al porvenir de los irracionales, los que integrarían de ese
modo los primeros eslabones de la cadena de los seres pensantes. La segunda
está más conforme a la dignidad
Las distintas especies de animales no proceden
intelectualmente unas de otras por vía de progresión. Así, el espíritu de la
ostra no se torna sucesivamente en el del pez, del pájaro, del cuadrúpedo y del
cuadrumano. Cada especie es un tipo absoluto, física y moralmente, y cada
ejemplar de las diferentes especies toma de la fuente universal la cantidad de
principio inteligente que le es necesaria, según el grado de perfección de sus
órganos y la labor que debe realizar dentro de los fenómenos de la Naturaleza.
A su muerte, devuelve esa parcela de principio inteligente a la masa. Los de
los mundos más evolucionados que el nuestro (ver parágrafo 188) pertenecen
asimismo a razas distintas, apropiadas a las necesidades de tales mundos y al
grado de desarrollo de los hombres, de quienes esos animales son los
auxiliares, pero sin provenir en modo alguno de los de la Tierra,
espiritualmente hablando. No acontece lo mismo con el hombre. Desde el punto de
vista físico, salta a la vista que integra un eslabón de la cadena de los seres
vivos, pero en el aspecto moral, entre el animal y el hombre hay solución de
continuidad. El hombre posee como propia el alma o Espíritu, la chispa divina
que le confiere el sentido moral y un alcance intelectual del que carecen los
animales. Es en él el Ser principal, preexistente y sobreviviente al cuerpo, y
que conserva su individualidad. Ahora bien, ¿ cuál es el origen del Espíritu?
¿Cuál su punto de partida? ¿Se forma del principio inteligente individualizado?
He ahí un enigma que sería inútil intentar develar y sobre el cual, como hemos
dicho, no se puede sino elaborar hipótesis. Lo que es constante y que resalta a
la vez del razonamiento y de la experiencia es la supervivencia del Espíritu,
la conservación de su individualidad después de la muerte, su facultad
progresiva, su estado feliz o desdichado, proporcional a su progreso en la
senda del bien, así como todas las verdades morales que son la consecuencia de
este principio. En cuanto a las misteriosas relaciones que existen entre el
hombre y los animales, es ese – repetimos- el secreto de Dios, como otras
muchas cosas cuyo conocimiento actual no interesa en modo alguno para nuestro
adelanto, y sobre las cuales sería inútil insistir.
.OPINIÓN PERSONAL
Muchos ponen en duda lo que
dijeron los espíritus, sobre la Metempsicosis o la transmigración del alma, aun hay muchos que creen que el alma puede tomar el cuerpo de un animal.
El ser humano es un ser pensante y
que razona, Con esto no digo que un animal pueda ser malo pero el animal actúa por
instinto, y eso no contribuiría al adelanto del espíritu.
·
¿De que manera
podría un alma desencarnada, degenerar en la de un animal?
No obstante esto se sigue cuestionando
en algunas religiones.
En situaciones de regresiones a veces se da el caso de que puedan haber entidades que se prestan para intervenir en
dichas comunicaciones, de lo cual puede parecer que sea cierto. Y de hecho hay
que tener mucho cuidado. con el respeto que se merecen las personas
involucradas.
( Trabajo aportado por
Susana Gómez )
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REFLEXIONES DE UN ABUELO ESPÍRITA
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Hace ya más de once años
tuve la dicha de ser abuelo, por primera y única vez, de un precioso nieto, y ante mis inconmensurables
sentimientos por él, yo a veces me he preguntado, si no será el mío un
caso único de amor de un abuelo por su nieto, o bien si esta ternura e infinito
cariño que siento por esa criatura que me alegra el alma cuando estoy con él, entrará dentro de lo
que es normal, y que seguramente todos los abuelos sentirán lo mismo por
sus nietos.
Pero este pequeño con su llegada nos trajo primero la alegría;
después el disgusto y la preocupación, pues a los pocos meses de edad le
diagnosticaron el síndrome autista ( bastante profundo), con tantas
complicaciones como han tenido que sufrir sus padres desde entonces y con
la consiguiente preocupación de sus abuelos.
Tras estos años de preocupaciones y sufrimientos por la circunstancia
familiar aludida, que sobrellevamos todos lo mejor que podemos, cada uno desde
su papel familiar, me he preguntado alguna vez: ¿ Cual es la diferencia entre un
abuelo espírita y otro que no lo es?, ¿ Quizás más conformidad ante los
problemas?, ¿Más rebelaría ante este panorama si no creyera o supiera lo que se `por ser espírita?. Me parece un planteamiento muy atrevido y difícil de
contestar, porque además tengo la impresión de que siempre se me van a quedar
fuera de las respuestas muchos detalles.
La primera respuesta que me doy es que yo se que en ese
pequeñín que hoy es mi nieto, vive un ser espiritual que ya ha vivido antes,
en otras vidas, no se si teniendo alguna relación conmigo o tal vez no,
pues yo al igual que todo el mundo, ya he vivido antes muchas veces y posiblemente ya he convivido antes con algunos miembros de mi familia actual, aunque posiblemente en otros papeles familiares.
Posiblemente existen unos lazos de amor forjados desde entonces, que aún
perduran y se sienten, aunque en este pequeño queden ocultos en su actual condición
humana. Yo se que no es casualidad ni mala suerte que haya venido al mundo con
ese problema; puede que sea por un karma de él, o de sus padres, o quizás de
ambos, pero en cualquier caso es una prueba dura, humanamente hablando, para
sus familiares y seguro que sobretodo para él, porque además de no poderse comunicar, también padece por ello, de vez en cuando, crisis violentas que le llevan a autolesionarse. Creo que afrontando el problema con fe y
resignación, podemos purgar faltas pasadas y avanzar en
nuestro progreso evolutivo con la experiencia de la situación que nos
conduce a vivir un cursillo acelerado e intensivo de lo que es entrega,
abnegación, paciencia, y en definitiva: Amor .
El cariño, no es un sentimiento que nace espontáneo, de un
momento para otro, sino que se forja y se fragua con el tiempo, con la entrega,
la convivencia, la abnegación, los lazos de familia, etc. Por eso, al
pulsar mis sentimientos, yo tengo la absoluta seguridad de que este
pequeño con su dulce sonrisa, su incontrolable inquietud siempre en movimiento continuo en un derroche permanente de energía,
y su aparente distracción; este niño por el que mi alma siente tanto cariño y
ternura, es quien motiva estos maravillosos sentimientos de alegría y amor inconmensurables que nos embargan
hacia él, y en el fondo no es otro el motivo sino el reencuentro con un
viejo conocido, amigo o familiar, ser muy querido de otro tiempo, que
ahora es un miembro de mi familia humana con el que todos nos tenemos que
volcar, y con el que, tal vez, desde el pasado de nuestras existencias mantenemos fuertes lazos
afectivos que se remontan, posiblemente, a lejanas épocas en las que se
forjó la relación de amor con este ser, hoy tan amado como desvalido, motivo de
nuestras preocupaciones, aun sabiendo que él y nosotros estamos en manos de
Dios que es quien nos guía.
Los seres cuyo
amor viene del pasado, se sienten y se reconocen, siendo motivo de regocijo el
volver a reencontrarse con ellos, aunque ignoremos lo que nos unió y se
asuman ahora otros papeles de mutua relación humana, diferentes a los
anteriores.
Por otra parte, el futuro de la criatura no
nos inquieta demasiado a su familia porque tenemos una sólida fe en Dios y estamos seguros de
que Él no abandona a ningún hijo.
Para otro abuelo, no espírita, su nieto con deficiencia,
seguramente, en principio, solamente es un extraño que llegó para alterar
la armonía familiar y es acogido con alegría forzada solo por los
"lazos de sangre" que le relacionan con el resto de la familia; el
amor que se siente hacia él, cree que se debe al aporte genético que heredó su
nieto, lo que se llaman los lazos de sangre, semejantes a los que tienen los
animales por sus crías. Además el futuro del crío les inquieta y preocupa,
pues no saben que será de él en unos años, cuando ellos ya no estén para
protegerlo. Con amargura, no terminan de aceptar la situación que " les ha tocado vivir" y culpan a Dios o a su "mala suerte". ( Para estas personas, el horizonte de la muerte, se les hace cada
día más cercano, y atemorizador, pues creen que con el fallecimiento, cuando
les llegue, lo van a perder todo para siempre, incluido a su nieto)
Para el abuelo espírita, no existe la muerte como plena y total extinción del ser;
no teme la llegada de la muerte porque sabe que eso solo incumbe al organismo
físico, pero nosotros, nuestro espíritu, como una llama de luz, sabemos que siguen vivos y luminosos después del fenómeno de la muerte del cuerpo. "El
Ser" que nos anima, nuestro YO, piensa y siente en nosotros, no es un ser aparte,
somos nosotros mismos, y tenemos la seguridad de que continuamos
viviendo tras la muerte, alternando periodos de existencias en ambos
planos, el material y el espiritual. No se trata de creencias sino de
demostraciones y evidencias, por la comunicación con esos Entes de personas
fallecidas, llevadas a cabo a través de la mediumnidad en sus diversas variantes.
Sin embargo, para el abuelo no espírita, la muerte es el final de
todo y este abuelo suele ser de los que de buena fe, dicen que "el muerto
al hoyo y el vivo al bollo", en un intento de justificar los egoísmo que
llevan en el alma, alegando que tras la muerte, a pesar de lo que dice la
religión, posiblemente ya no haya nada y pasamos a un no existir y punto
final. Incluso entre los que se consideran "religiosos", suele
haber en el fondo de su alma cierta duda, de si llegado el momento, ¿
será o no será?, ¿ la vida nos acompaña de alguna forma, o solo nos
espera la nada y el vacío absolutos?, ¿ Habrá algo o no habrá nada?". Estas
personas, generalmente, prefieren no pensar y generalmente ni tan siquiera
comentar nada sobre el tema de la muerte que desconocen y les causa terror.
La muerte, para un abuelo espírita , nos confirma la seguridad de que no
supondrá la separación definitiva y para siempre de los seres queridos, sino que desde
el plano espiritual donde seguiremos existiendo, podremos continuar
estando más intensamente cerca de ellos, aunque no todos capten nuestra
presencia, pero tal vez más adelante, la vida nos volverá a reunir, aquí o
allá.
Que la muerte me llegue cuando tenga que llegar, sin miedos ni
temores de ninguna especie. Será como marchar de viaje a otro lugar y separarme
de los míos solo temporalmente y de modo solo relativo, pues cada vez que
piensen en mí o me añoren, estarán emitiendo vibraciones mentales que me
llegarán y me atraerán cerca de ellos.
Para un abuelo no espírita, la muerte supone una incógnita terrible,
triste, porque tanto si luego existe como si no existe después de la
muerte, sus afectos cree que posiblemente los habrá perdido para siempre y ya no los va
a encontrar más. Entre estos, están "los religiosos" quienes
creen o quieren creer en el Cielo, ( aunque no lo tengan muy claro ), tienen la esperanza de
que allá donde este se encuentre, (si es que existe en alguna parte), algún
día se reencontrará con todos los seres queridos que allí estén, ( dando
por supuesto que todos ellos y que él mismo lo merecerán...).
Por lo dicho, también es
posible que cuando yo ya no esté aquí, pero mi nieto aun siga en este
mundo, durante su vida. tal vez yo vuelva a reencarnar aquí, por lo que
en ese caso, yo sería para él, un nuevo familiar en mi nueva existencia humana,
otra vez juntos pero interpretando diferentes papeles, volviendo a
relacionarnos tal vez como padre-hijo/a o viceversa; o abuelo- nieto/a, o
simplemente amigos o compañeros, etc. Por lo tanto, este cariño que
ahora me une con mi nieto, se que permanecerá y seguirá creciendo y fortaleciéndose a
través de los caminos del tiempo y de las vidas sucesivas, porque el verdadero
Amor perdura siempre y es indestructible.
Por último, y como colofón de lo expuesto hasta aquí, solo deseo
recordar a quienes albergan todavía dudas en cuanto a su futuro, que según
establece la Ley de la Física llamada "Principio de Conservación
de la Energía", esta, ni se crea ni se destruye, solamente se transforma,
y la esencia del ser humano, lo que llamamos el alma o espíritu, somos en
realidad energía, encarnada o desencarnada, por lo cual el horizonte de nuestra
existencia se dilata y amplía en la eternidad durante tantas y tantas vidas en
los planos físicos como permanencias en los planos espirituales, en los que según
afirman y describen los espíritus, está la verdadera vida.
Y respecto a mi nieto, seguiremos agradeciendo al Padre por su presencia
entre nosotros, como una bendición, como un regalo, y
por las vivencias, a veces duras y a veces bellas, que podemos experimentar a
su lado y nos ayudan a acelerar nuestra evolución. Sus padres y abuelos, en la medida que sea posible, seguiremos
porfiando por su restablecimiento, el cual si finalmente se logra, se lo
agradeceremos al Padre, y si no se consigue del todo, pues igualmente será
agradecido, pues Dios no nos pone en el camino de la vida nada que no
necesitemos para nuestro bien.
- José Luis Martín-
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