INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Reflexiones sobre la mediumnidad
2.- El fanatismo
3.- La Ciencia y el espíritu
4.- La materia de los Espíritus
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REFLEXIONES SOBRE LA MEDIUMNIDAD
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Para cualquier persona que tenga mediumnidad es muy importante moralizarse, conocer el mundo espiritual, no tener miedo y evolucionar espiritualmente.
Para todo ello es muy útil conocer y leer la codificación espirita, especialmente los libros de Allan kardec.
El progreso moral del médium es clave para tener buenas comunicaciones.
Los médiums imperfectos y que no están moralizados, atraen espíritus imperfectos y bajos, en su misma sintonía.
Lo mejor que se puede hacer cuando notamos la presencia de un espíritu obsesor que nos quiere perjudicar es rogarle a Dios que los buenos espíritus y tus guías espirituales te protejan.
Sabes que esta vida no es la única que vivimos, hemos vivido ya otras vidas de las cuales no nos acordamos del daño que hemos podido causar ni de las enemistades que hemos podido tener.
Existen espíritus que evolucionan muy poco y de momento no logran desprenderse de sus imperfecciones, envidia, odio, rencor, egoísmo, maldad etc. Entonces cuando nosotros reencarnamos si ellos continúan en el mundo espiritual siguen teniendo estos bajos sentimientos hacia nosotros, odio, deseo de venganza etc.
Es muy conveniente que le digas al espíritu que si en algún momento le has perjudicado o hecho daño, por favor te perdone, así como si él te ha perjudicado tú lo perdonas, porque no deseas mantener malos sentimientos en tu alma, tú únicamente deberás tener sentimientos buenos y elevados, y por este motivo no le temes.
Le ruegas a Dios y a sus guías espirituales que lo acompañen y le ayuden a evolucionar y a tener buenos sentimientos.
Pides Luz y progreso para él y los despides con amor.
Estate tranquila porque si tú tienes buenos sentimientos, intentas progresar espiritualmente y hacer el bien, nada tienes que temer, tus guías espirituales te protegen.
Cuando más adelantes tu espíritu menos te pueden perjudicar los espíritus poco evolucionados
.
Angeles.C.M.
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EL FANATISMO
F. H. H
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LA
CIENCIA Y EL ESPÍRITU
La
solidez de los conceptos filosóficos que se desprenden de la
Reencarnación y del Espiritismo que la apoya y sostiene, se
basa precisamente en que la
vieja idea de la reencarnación es plenamente vigente, porque está
respaldada por serias investigaciones de carácter científico, que las han
confirmado como una realidad, aunque la propia ciencia oficial de
carácter ateo y materialista las ha preferido ignorar.
Asimismo el
desconocimiento de lo trascendente del ser humano, originado por las
religiones dogmáticas occidentales que han tenido durante la
Historia buen cuidado en ocultar la verdad por mantener en pie
intereses mundanos que se apoyaban en sus postulados de carácter político o
religioso; estos chocaban frontalmente con lo que nos
enseña y se deduce del fenómeno natural la Reencarnación del Espíritu,
cuya idea siempre acompañó a la Humanidad desde sus orígenes. Esto
ha causado que la realidad del Espíritu y su reencarnación, sean en general un
conocimiento poco divulgado e ignorado, por lo que al menos en
occidente ha sido poco tomada en serio, como si de una
superstición o dogma exótico se tratase.
Han sido muchos los investigadores, hombres de Ciencia, que han
enfocado sus estudios y esfuerzos al esclarecimiento de este asunto, pero los
resultados obtenidos, cuando se podrían considerar positivos, se han quedado
silenciados casi siempre, unas veces por cobardía al ver peligrar su prestigio
o incluso por temor ante posibles persecuciones por tratar de confirmar sus
investigaciones, y esto debido a que es un tema tabú que parece
contrariar los postulados y dogmas establecidos por las religiones, y
otras veces porque otros poderes que actúan en la sombra y mueven tantos hilos
en cuanto a manejar opiniones, conciencias y creencias, los han mantenido
ignorados sin ninguna divulgación ni reconocimiento.
Durante décadas pasadas, la Parapsicología ha estudiado e
investigado los fenómenos Psi-Theta, recurriendo
al nombre de la última letra griega, que es la inicial de Thanatos, y significa muerte,
para englobar bajo este epígrafe las manifestaciones paranormales que sugieren
una presunta intervención de un Ser humano después de la muerte, o
sea, de su Espíritu.
Hay científicos que por desconocimiento de las leyes
Cósmicas que son leyes espirituales, no físicas, de las cuales
estamos afectados todos los humanos, se vuelven dogmáticos
acogiéndose ciegamente a los postulados dictados por la Ciencia
oficial que recibieron en la Universidad, no siendo capaces de
salirse de ellos ni intentar llegar a un paso más allá de los mismos por temor
a sufrir un desprestigio profesional, o a ser tildados de
anticientíficos o de charlatanes, cuando lo verdaderamente anticientífico es
precisamente el inmovilismo y el no atreverse a destapar la verdad , sea cual
sea. y mirarla cara a cara.
Los seres humanos, tantas veces engañados, nos hemos vuelto
desconfiados y escépticos. De otra parte es de señalar que lo nuevo y
desconocido asusta, pues suele trastornar anteriores
"verdades" establecidas y fijadas como dogmas inamovibles, y los
científicos nunca han sido una excepción, haciendo gala de un orgullo que les
dificulta reconocer errores anteriores o admitir nuevas verdades que pongan en
entredicho sus postulados científicos; además eso de la espiritualidad y lo
paranormal, parece ser que en nuestra sociedad materialista y pragmática, ya no
se lleva y claro está, a casi nadie le apetece nadar contra
corriente. Esto no es de ahora, puesto que no sucede por ningún principio
científico, sino que es propio de los seres humanos de todas las épocas, solo
basta que recordemos lo que sucedió con Galileo, Giordano Bruno, etc.
Sin embargo cada vez más, van aumentando los que como los
salmónidos en el río, se atreven a nadar contra corriente, rompiendo
si es necesario esas barreras dogmáticas, cuando se atreven a
investigar seriamente y por encima de todo, en busca de la verdad, ciertos
cuadros clínicos o psiquiátricos y a veces ciertos fenómenos, cuyas
causas transcienden a la materia, sin importar posibles
consecuencias negativas para ellos.
Siempre quedan dudas sobre la supervivencia del Ser
después de la muerte porque el Espíritu no es nada material, tangible o
maleable, que se pueda medir, pesar, ni someter a pruebas de laboratorio como
si fuese un elemento físico de cualquier clase. El Ser espiritual es
algo tan inmaterial como real, por lo que no es un elemento pesable, medible
ni analizable en laboratorio humano alguno, y encima,
para aumentar aún más las dificultades y hacer dudar de sus intentos de
comprobación al investigador que se atreva con
ello, los que lo intentan saben que se enfrentan en este campo de
investigación, a algo que además de inmaterial, es algo vivo aunque
invisible e intangible, pero que sin embargo muchas veces ha demostrado
que posee inteligencia y voluntad
propia.
De todos modos, en ocasiones se han obtenido
por ciertos científicos, de los de verdad, algunas evidencias bien
comprobadas, que aunque se les pueda calificar como subjetivas, otorgan
una completa seguridad a quien las experimenta, porque después del primer
impacto de sorpresa que causa un suceso inesperado, hacen que la mente
analítica se ponga a funcionar y a querer comprender lo que tenemos delante, lo
cual supone una inquietud por encontrar la verdad objetiva ante estas
realidades extraordinarias
pero evidentes, que así se presentan
Los fenómenos paranormales constituyen pruebas innegables,
aunque se tilden de subjetivas, por quienes aun teniendo las
evidencias a la vista, no las comprenden ni las admiten. Son evidencias sobre
la existencia y supervivencia del Espíritu humano y su
reencarnación. Estas evidencias se deben aceptar al menos, con el
mismo derecho que se aceptan otra clase de pruebas, como las filosóficas, las
históricas o las de jurisprudencia, que en cualquier caso, se podrán admitir o
no, porque no ofrecen una posible comprobación experimental.
Aunque se pueda considerar como subjetiva la demostración
científica de la existencia del Alma o del Cuerpo fluídico, este concepto y su
inmortalidad dejan de ser una creencia apoyada solamente en la fe, o en un
simple dogma indemostrable, para confirmarse a través de la mediumnidad y de
experiencias comprobadas y reconocidas por hombres y mujeres de Ciencia de
diversos países, lo cual transforma estos temas que hasta aquí solo han sido
creencias, en conocimiento.
- José Luis Martín-
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Katie King
Qué ocurre en realidad cuando un fantasma se materializa
partiendo del cuerpo del médium? ¿Es la fantasmogénesis fisiológica un acto
de posesión en los espíritus? A finales del siglo XIX surgieron ante un público solícito de hechos insólitos una gran cantidad de médiums afiliados al movimiento espiritista, de gran boga en aquella época, que manifestaban poder traer a entes del "más allá" mostrándolos ante el público que asistiese a sus sesiones. Las reuniones, por supuesto, en la gran mayoría de los casos, eran convocatorias a las que se podía acudir previo pago de ciertas cantidades de dinero. Entre el marasmo de ansiedad e incertidumbre en que vivía la humanidad desilusionada por las corrientes materialistas de la época y por una religión que no le ofrecía pruebas palpables, el movimiento espiritista fue la solución para un público desencantado del mundo que le rodeaba y que necesitaba " pruebas tangibles" que la corriente espírita si podía ofrecer. De esta forma surgieron las mediums de salón, que causaron un gran revuelo por la enorme cantidad de información que podían suministrar del «más allá». La ciencia comenzó a interesarse por esta fenomenología, tratando de comprobar qué había de verídico en todas aquellas manifestaciones. Entre los hombres de ciencia que se interesaron por este tipo de casuística, y dentro de ella por la materialización de espíritus de seres ya difuntos, estuvo el eminente químico inglés William Crookes, que durante tres años (1871-1874) estudió una curiosa materialización que decía llamarse Katie King, y que surgía a instancias de una médium de corta edad –15 años–, llamada Florence Cook Dicho caso, al que hemos aludido en el primer volumen de «Las Ciencias Prohibidas», sigue siendo hoy objeto de enconadas discusiones, ya que aún no ha quedado claro si fue un fraude o una hermosa realidad. Florence Cook se presentó a William Crookes para pedirle que se ocupara de su caso. Las primeras sesiones se celebraron en casa del señor Luxmore. El famoso químico pudo constatar desde un principio que este caso era lo contrario a lo que se había insinuado –la posibilidad del desdoblamiento de la médium en un ser igual a ella–, Florence Cook y Katie King eran personas completamente distintas. En efecto, mientras la aparición permanecía delante de él, percibió con toda claridad un sollozo de la médium sumida en trance dentro del camarín. No concediendo importancia a esta prueba, quiso que el fantasma apareciese en el mismo lugar en que se encontraba la médium Florence Cook, sumida en un trance profundo –estado en que entran dichos individuos para la producción de fenómenos–, con objeto de comprobar si eran o no dos personas diferentes q iguales y verificar o no la hipótesis del desdoblamiento, ya que el fantasma y su médium mostraban un increíble parecido. El Testimonio De Crookes No tardó mucho el día en que Katie apareció al lado de Florence Cook. Pero dejemos que sea Crookes quien nos narre lo sucedido: «Me ocuparé ahora de la sesión celebrada ayer por la noche en Hackney. Nunca se apareció Katie con tal perfección; por espacio de casi dos horas se paseó por la habitación y departió con los allí presentes. Mientras paseaba me cogió varias veces por el brazo. La impresión que sentí –de que era una mujer viva la que se encontraba a mi lado y no un visitante de otro mundo – fue tan fuerte, que no puede resistir la tentación de repetir una reciente y curiosa experiencia.» «Convencido de que si no era un espíritu lo que tenía a mi lado, mi acompañante tendría que ser una mujer, le pedí permiso para cogerla en brazos, pues, de este modo, esperaba comprobar las interesantes observaciones que un osado experimentador había hecho públicas poco antes de manera un tanto prolija. Me fue otorgado el permiso, e hice uso de él del modo más conveniente, igual que cualquier hombre bien educado, se conduciría en semejantes circunstancias. A mister Volckman le encantará la noticia de que puedo corroborar su tesis de que el fantasma (que, por otra parte, no opuso ninguna resistencia) es un ser tan material, como la misma Florence Cook.» «Katie aseguró que esta vez se sentía capaz de manifestarse al mismo tiempo que miss Cook. Reduje el gas de los faroles, y luego, con mi lámpara de fósforo en la mano, entré en la habitación que servía de camarín. Antes había pedido a un amigo, hábil taquígrafo, que anotara todas las observaciones que yo pudiera hacer mientras permaneciera en el camarín, pues nunca se me ha escapado la importancia que se atribuye a las primeras impresiones; además, no quería confiarlo todo a mi memoria, y menos aún cuando esto no era necesario. He aquí las notas: "Entré con precaución en el camarín; estaba a oscuras y tuve que buscar a miss Cook a tientas. La encontré acurrucada en el suelo. Me arrodillé a su lado y encendí la lámpara. A su luz vi a la joven, que seguía con la misma indumentaria de terciopelo negro que al comienzo de la sesión. Daba impresión de completa insensibilidad. Ni siquiera se movió cuando la cogí de la mano y acerqué la lámpara a su cara; siguió respirando a un ritmo muy sosegado." "Al levantar la lámpara, miré alrededor y vi a Katie en pie, justo detrás de miss Cook. Lucía los mismos ropajes blancos y ondulantes con los que todos la habíamos visto vestida desde el comienzo de la sesión. Cogí una de las manos de miss Cook con la mía libre y, una vez más, de rodillas, moví la lámpara de abajo arriba, tanto para iluminar la figura de Katie como para convencerme de a quién veía, de que era ella la misma Katie a la que minutos antes había estrechado, y no el engendro de una mente enfermiza. No dijo nada, se limitó a mover la cabeza en señal de reconocimiento. Tres veces diferentes examiné con atención a miss Cook, que seguía acurrucada delante de mí, para asegurarme. Pasé entonces a un rincón del camarín y dejé de ver a Katie, pero no abandoné la estancia hasta que miss Cook despertó y entraron dos de los asistentes con luz. «La estatura de Katie es variable. En mi casa la he visto quince centímetros más alta que miss Cook. Ayer por la noche, descalza y sin estar de puntillas, medía once centímetros más que miss Cook. También ayer por la noche, Katie tenía descubierto el cuello. La piel del mismo era suave al tacto y a la vista, mientras que miss Cook tiene en el cuello una cicatriz que, en parecidas circunstancias, es, además, de muy visible, áspera al tacto. Las orejas de Katie no están perforadas, en tanto que miss Cook suele llevar pendientes. La tez de Katie es muy blanca; la de miss. Cook en cambio es muy morena. Los dedos de Katie son mucho más largos que los de miss Cook y su rostro más despejado que el de la médium... El pelo de Katie es rubio; el de miss Cook es de color castaño, pero casi parece negro...» La vida intelectual del siglo XIX fue más compleja que la de ninguna época precedente. El hombre de ciencia, que en un principio había ignorado esta fenomenología, como consecuencia de la restricción del método empírico, según el cual no se podría concebir que un hecho no sucediese en todos los casos, si se planteaban las mismas condiciones experimentales, cosa que no sucede en los fenómenos psíquicos. Sin embargo, el «boom» del espiritismo era demasiado grande para que la ciencia no se sintiese atraída a intervenir, encargándose de realizarlo en un principio Francia e Inglaterra. En la primera, la figura más eminente fue Charles Richet, premio Nobel en fisiología, creador del término que agrupa a este período de investigación: «La metapsíquica». Richet Estudia a «Ben-Boa» "La cámara en la que se realizaban las experiencias se encontraba en un pequeño pabellón aislado, sobre una cuadra y debajo de un granero. La ventana había sido condenada y se hallaba cerrada constantemente. La única puerta se cerraba con llave al principio de cada sesión, y el pabellón no tenía otra habitación más que aquélla. «Antes de cada sesión, juntamente con Delanne, lo examinábamos todo meticulosamente.» «Dos cortinas en el fondo de la cámara aislaban de la misma una especie de gabinete, completamente oscuro, de configuración triangular, cuya hipotenusa estaba representada por una cortina de una longitud de " Se podía, pues, ver perfectamente cuanto pasaba en la sala. También puedo afirmar con absoluta certeza que ninguna persona podía entrar allí durante las sesiones». «Seguramente, como Marthe no estaba atada ni sujeta por las manos, las condiciones de vigilancia eran más inseguras, pero suficientes, sin embargo, para poder formar una opinión». Para Richet, según todas estas declaraciones, queda establecida la imposibilidad de un fraude por medio de material instrumental, como los usados en los trucos teatrales, que pudiese utilizar la médium, o que el fantasma fuera en realidad un individuo extraño, contratado exprofeso. Veamos a continuación cómo se desarrolló la materialización de Ben-Boa: «El fantasma de Ben-Boa apareció muchas veces, cinco o seis, en condiciones del todo satisfactorias, en el sentido de que no se puede suponer que fuera Marthe, vestida con un lienzo y tocada con un casco. Hubiera sido preciso que ésta trajera y llevase uno y otro. Después, simultáneamente, en varias circunstancias, vimos al fantasma y a la médium. Respecto a la hipótesis de que fuera un maniquí, es más absurda todavía. El fantasma andaba, gesticulaba, se movía: se distinguían sus ojos, que miraban lentamente alrededor; y cuando probó a hablar, se vio cómo se movían sus labios». «Tenía tal apariencia de vida que realicé la experiencia siguiente: tomé un frasco lleno de agua de barita, y ensayé la comprobación de si respirando –porque se oía su respiración– producía, como los seres vivientes, ácido carbónico que enturbiara el líquido. La experiencia salió bien. No dejé de mirar el frasco desde el momento en que lo puse en manos de Ben-Boa, quien en el ángulo izquierdo de la cortina parecía flotar en el aire, más alto y de mayor envergadura que la propia de Marthe puesta de pie. Mientras que el fantasma soplaba en el tubo, se oía el burbujeo del aire, y a la vez preguntaba yo a Delanne: ¿Véis a Marthe? Delanne me contestaba: "Sí, la veo por completo." Aischa se encontraba alejada, en el otro ángulo del gabinete, y yo la distinguía claramente, inmóvil y dormida. También veía perfectamente la silueta de Marthe sentada en la silla, pero no podía verle la cabeza ni el costado derecho.» Aportación y Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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