miércoles, 12 de febrero de 2025

La materia de los Espíritus

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Reflexiones sobre la mediumnidad

2.- El fanatismo

3.- La Ciencia y el espíritu

4.- La materia de los Espíritus

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REFLEXIONES SOBRE LA MEDIUMNIDAD      

                      


Para cualquier persona que tenga mediumnidad es muy importante moralizarse, conocer el mundo espiritual, no tener miedo y evolucionar espiritualmente. 

Para todo ello es muy útil conocer y leer la codificación espirita, especialmente los libros de Allan kardec. 

El progreso moral del médium es clave para tener buenas comunicaciones. 

Los médiums imperfectos y que no están moralizados, atraen espíritus imperfectos y bajos, en su misma sintonía. 

Lo mejor que se puede hacer cuando notamos la presencia de un espíritu obsesor que nos quiere perjudicar es rogarle a Dios que los buenos espíritus y tus guías espirituales te protejan. 

Sabes que esta vida no es la única que vivimos, hemos vivido ya otras vidas de las cuales no nos acordamos del daño que hemos podido causar ni de las enemistades que hemos podido tener. 

Existen espíritus que evolucionan muy poco y de momento no logran desprenderse de sus imperfecciones, envidia, odio, rencor, egoísmo, maldad etc.  Entonces cuando nosotros reencarnamos si ellos continúan en el mundo espiritual siguen teniendo estos bajos sentimientos hacia nosotros, odio, deseo de venganza etc. 

Es muy conveniente que le digas al espíritu que si en algún momento le has perjudicado o hecho daño, por favor te perdone, así como si él te ha perjudicado tú lo perdonas, porque no deseas mantener malos sentimientos en tu alma, tú únicamente deberás tener sentimientos buenos y elevados, y por este motivo no le temes. 

Le ruegas a Dios y a sus guías espirituales que lo acompañen y le ayuden a evolucionar y a  tener buenos sentimientos. 

Pides Luz y progreso para él y los despides con amor. 

Estate tranquila porque si tú tienes buenos sentimientos, intentas progresar espiritualmente y hacer el bien, nada tienes que temer, tus guías espirituales te protegen. 

Cuando más adelantes tu espíritu menos te pueden perjudicar los espíritus poco evolucionados
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Angeles.C.M.

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               EL FANATISMO

                                                                      

Si en todos los aspectos de la vida adoptar una actitud fanática es de lo más lamentable que podemos apreciar en las personas, dentro del campo de la mediumnidad es asimismo de los mayores errores en que se puede incurrir. 

El fanatismo, como es bien sabido por todos, impide a la persona que pueda utilizar su facultad de análisis y de raciocinio para poder comprender los problemas y situaciones, así como las ideas y los nuevos conceptos que la sociedad a medida que va evolucionando incorpora a su forma de ser y de pensar. 

El fanático defiende a capa y espada, con desmesurado apasionamiento, sus propias creencias, cree que él está en lo cierto y de ese modo se limita no dejando lugar a otras posibilidades y alternativas. Las ideas, que son la fuerza que mueve al mundo, son muy difíciles de entrar en una mentalidad de fanatismo que habiendo alcanzado un mínimo de conocimiento se encierra en sí misma, y lo peor de todo es que a veces llega a criticar y atacar otras formas de entender la vida en sus múltiples aspectos. 

Esta actitud en el terreno de la mediumnidad es sumamente negativa, porque para llevar a la práctica una facultad mediumnica esperando conseguir resultados positivos, hay que tener una actitud analítica, de estudio y procurar estar al día en cuanto a los pro­gresos y las necesidades que la sociedad con­forme va avanzando requiere de todas las personas. La mediumnidad, al igual que todas las cosas está en constante evolución y sólo aquellos que posean una mentalidad analítica, estudiosa y aperturista podrán avanzar, al mismo tiempo que se mantendrán alejados de la posibilidad de quedarse anclados en el tiempo o poniendo en práctica facultades sin control de las mismas y fuera de todo orden ético y moral. 

El fanatismo entorpece mucho a los médiums poco estudiosos y a los que no razonan lo que reciben del plano espiritual, porque al no analizar y estudiar ¿cómo van a tener la seguridad de que el trabajo que realizan está bien o mal? 

Pero en la mediumnidad el problema es mucho más grande ya que no sólo afecta a los médiums, sino que arrastra consigo a muchí­simas personas que, por falta de información, por dejarse guiar fanáticamente creen todo lo que pueda venir por un médium, un curandero, un vidente, etc., habiéndose detectado y denunciado muchísimos fraudes, engaños, abu­sos deshonestos, etc. y todo ello aprove­chándose de la buena voluntad de las gentes y de su desconocimiento. 

Son muchos los grupos que acuden a los trabajos mediúmnicos sólo para que los protectores les solucionen sus problemas, que les digan lo que tienen que hacer, otros por la curiosidad de escuchar lo que van a decir los espíritus, otros para comunicar con sus familiares fallecidos, en definitiva, se tiene a los espíritus protectores como apuntadores, y eso es un error, porque esa no es su misión, y de ese error se aprovechan muy bien los espíritus de los planos inferiores que se cuidan a la perfección de satisfacer todas las curiosidades que podamos tener para mantenernos alejados del estudio personal y de la responsabilidad de realizar el trabajo que verdaderamente hemos venido a cumplir. 

A muchas personas les basta que los espíritus digan una cosa para creerla ciegamente, ¿es eso lo que quieren los espíritus superiores de nosotros? Si es esa la forma de proceder de nuestros guías debemos darnos cuenta de que estamos siendo engañados por espíritus burlones, por espíritus dictadores y de baja condición espiritual, porque los espíritus buenos nunca imponen nada, exponen y con gran delicadeza nos ayudan a comprender y nos llevan a razonar las cosas, para que lo veamos con claridad y, libremente, por propia convic­ción, lo llevemos a cabo. 

La ignorancia es pues para mí quizás la mayor aliada del fanatismo. "Conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres", dijo el Maestro de maestros, vemos pues que el fanatismo lejos de hacernos libres nos estanca, nos limita y nos pone en manos de un bajo astral que cada día alcanza mayor fuerza y dominio sobre la humanidad, hemos pues de salir de ese estado y abrir nuestra mente hacia la razón por el camino del estudio y de la unión con todos aquellos que avanzan según las necesidades que nuestro ser interno cada día nos exige. 

El fanatismo ha sido también la causa de que muchas personas rehuyan el tema de la mediumnidad, porque se han visto tantas barbaridades, se han cometido tantos hechos ridículos, tantos abusos en todos los sentidos, se ha ofrecido una imagen de tanta ignorancia, que aquellos que tienen un buen sentido común y se dejan aconsejar por la lógica y la moral, no han tenido otra opción que repudiar la mediumnidad, porque eviden­temente su razón y su corazón les apartan de tales manifestaciones. 

Asimismo es también la causa de enfren­tamientos, de división y desunión entre grupos y personas, porque el fanático no puede entenderse con los demás, pues mientras unos van adelantando e incorporando a sus vidas nuevas ideas y descartando otras que estaban menos acertadas, el fanático se queda estancado y no puede seguir el ritmo de los demás, entonces aún se encierra más en sí mismo y es ahí donde corre el mayor peligro, pues mientras puede estar formando parte de un grupo, aunque le cueste, puede ir adap­tándose poco a poco, pero si se queda sólo corre el riesgo casi seguro de caer en las manos de ese bajo astral que todavía le sumirá en mayor confusión. 

F. H. H 

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                            LA CIENCIA Y EL ESPÍRITU

              La solidez de los conceptos filosóficos que  se desprenden de la Reencarnación y del Espiritismo que la apoya y sostiene, se basa  precisamente en  que  la vieja  idea de la reencarnación es plenamente vigente, porque está respaldada por serias investigaciones de carácter científico, que las han confirmado como una realidad, aunque la propia  ciencia oficial de carácter ateo y materialista las ha  preferido ignorar.

      Asimismo  el desconocimiento de lo  trascendente del ser humano,   originado por las religiones dogmáticas occidentales que  han tenido durante la Historia  buen cuidado en ocultar la verdad por mantener en pie intereses mundanos que se apoyaban en sus postulados de carácter político o religioso; estos  chocaban frontalmente con lo que nos enseña  y se deduce del fenómeno  natural la Reencarnación del Espíritu, cuya idea siempre acompañó a la Humanidad  desde sus orígenes. Esto ha causado que la realidad del Espíritu y su reencarnación, sean en general un conocimiento poco  divulgado e ignorado, por lo que al menos en occidente ha sido poco tomada en serio, como si de una superstición  o dogma exótico se tratase.

     Han sido muchos los investigadores, hombres de Ciencia, que han enfocado sus estudios y esfuerzos al esclarecimiento de este asunto, pero los resultados obtenidos, cuando se podrían considerar positivos, se han quedado silenciados casi siempre, unas veces por cobardía al ver peligrar su prestigio o incluso por temor ante posibles persecuciones por tratar de confirmar sus investigaciones,  y esto debido a que es un tema tabú que parece contrariar  los postulados y dogmas establecidos por las religiones, y otras veces porque otros poderes que actúan en la sombra y mueven tantos hilos en cuanto a manejar opiniones, conciencias y creencias, los han mantenido ignorados sin ninguna divulgación ni reconocimiento.

 Durante décadas pasadas, la Parapsicología ha estudiado e investigado los fenómenos Psi-Theta, recurriendo al nombre de  la última letra griega, que es la inicial de Thanatos, y significa muerte, para englobar bajo este epígrafe las manifestaciones paranormales que sugieren una presunta intervención de un Ser humano después de  la muerte, o sea, de su Espíritu.

 Hay científicos que por desconocimiento de las leyes Cósmicas que son leyes espirituales, no físicas, de las cuales estamos  afectados todos los humanos, se vuelven dogmáticos acogiéndose ciegamente a los postulados  dictados por la Ciencia oficial  que recibieron en la Universidad, no siendo capaces de salirse de ellos ni intentar llegar a un paso más allá de los mismos por temor a sufrir un desprestigio profesional, o a ser  tildados de anticientíficos o de charlatanes, cuando lo verdaderamente anticientífico es precisamente el inmovilismo y el no atreverse a destapar la verdad , sea cual sea. y mirarla cara a cara.

 Los seres humanos, tantas veces engañados, nos hemos vuelto desconfiados y escépticos. De otra parte es de señalar que lo nuevo y desconocido asusta, pues suele  trastornar anteriores "verdades" establecidas y fijadas como dogmas inamovibles, y los científicos nunca han sido una excepción, haciendo gala de un orgullo que les dificulta reconocer errores anteriores o admitir nuevas verdades que pongan en entredicho sus postulados científicos; además eso de la espiritualidad y lo paranormal, parece ser que en nuestra sociedad materialista y pragmática, ya no se lleva  y claro está, a casi nadie le apetece nadar contra corriente. Esto no es de ahora, puesto que no sucede por ningún principio científico, sino que es propio de los seres humanos de todas las épocas, solo basta que recordemos lo que sucedió con Galileo, Giordano Bruno, etc.

 Sin embargo cada vez más, van aumentando los que como los salmónidos en el río,  se atreven a nadar contra corriente, rompiendo si es necesario esas barreras dogmáticas, cuando  se atreven a investigar seriamente y por encima de todo, en busca de la verdad, ciertos cuadros clínicos o psiquiátricos y a veces ciertos fenómenos, cuyas causas  transcienden a la materia, sin importar posibles consecuencias negativas para ellos.

  Siempre quedan dudas sobre la supervivencia del Ser después de la muerte porque el Espíritu no es nada material, tangible o maleable, que se pueda medir, pesar, ni someter a pruebas de laboratorio como si fuese un elemento físico de cualquier clase.  El Ser espiritual es algo tan inmaterial como real, por lo que no es un elemento pesable, medible ni  analizable en laboratorio humano alguno, y  encima, para aumentar aún más las dificultades y hacer dudar de sus intentos de comprobación   al investigador  que se atreva con ello, los que lo intentan saben que se enfrentan en este campo de investigación, a algo que además de inmaterial,  es algo vivo aunque invisible e intangible, pero que sin embargo muchas veces ha demostrado que  posee  inteligencia y   voluntad propia.

   De todos modos,  en ocasiones se han obtenido por ciertos científicos, de los de verdad,  algunas evidencias bien comprobadas, que  aunque se les pueda calificar como subjetivas, otorgan una completa seguridad a quien las experimenta, porque después del primer impacto de sorpresa que causa un suceso inesperado, hacen que la mente analítica se ponga a funcionar y a querer comprender lo que tenemos delante, lo cual supone una inquietud por encontrar la verdad objetiva ante estas realidades extraordinarias  pero evidentes, que así se presentan

 Los fenómenos paranormales constituyen pruebas innegables, aunque  se tilden de subjetivas, por quienes aun teniendo las evidencias a la vista, no las comprenden ni las admiten. Son evidencias sobre la existencia y supervivencia del Espíritu humano  y su reencarnación. Estas evidencias se deben  aceptar al menos, con el mismo derecho que se aceptan otra clase de pruebas, como las filosóficas, las históricas o las de jurisprudencia, que en cualquier caso, se podrán admitir o no, porque no ofrecen una posible comprobación experimental.

 Aunque se pueda considerar como subjetiva la demostración científica de la existencia del Alma o del Cuerpo fluídico, este concepto y su inmortalidad dejan de ser una creencia apoyada solamente en la fe, o en un simple dogma indemostrable, para confirmarse a través de la mediumnidad y de experiencias comprobadas y reconocidas por hombres y mujeres de Ciencia de diversos países, lo cual transforma estos temas que hasta aquí solo han sido creencias, en conocimiento.

- José Luis Martín-

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LA MATERIA DE LOS ESPÍRITUS

Katie King   


Qué ocurre en realidad cuando un fantasma se materializa partiendo del cuerpo del médium? ¿Es la fantasmogénesis fisiológica un acto de posesión en los espíritus?

A  finales del siglo XIX surgieron ante un público solícito de hechos insólitos una gran cantidad de médiums afiliados al movimiento espiritista, de gran boga en aquella época, que manifestaban poder traer a entes del "más allá" mostrándolos ante el público que asistiese a sus sesiones. Las reuniones, por supuesto, en la gran mayoría de los casos, eran convocatorias a las que se podía acudir previo pago de ciertas cantidades de dinero. Entre el marasmo de ansiedad e incertidumbre en que vivía la humanidad desilusionada por las corrientes materialistas de la época y por una religión que no le ofrecía pruebas palpables, el movimiento espiritista fue la solución para un público desencantado del mundo que le rodeaba y que necesitaba " pruebas tangibles" que la corriente espírita si podía ofrecer. De esta forma surgieron las mediums de salón, que causaron un gran revuelo por la enorme cantidad de información que podían suministrar del «más allá». La ciencia comenzó a interesarse por esta fenomenología, tratando de comprobar qué había de verídico en todas aquellas manifestaciones.

Entre los hombres de ciencia que se interesaron por este tipo de casuística, y dentro de ella por la materialización de espíritus de seres ya difuntos, estuvo el eminente químico


inglés William Crookes, que durante tres años (1871-1874) estudió una curiosa materialización que decía llamarse Katie King, y que surgía a instancias de una médium de corta edad –15 años–, llamada Florence Cook Dicho caso, al que hemos aludido en el primer volumen de «Las Ciencias Prohibidas», sigue siendo hoy objeto de enconadas discusiones, ya que aún no ha quedado claro si fue un fraude o una hermosa realidad.

Florence Cook se presentó a William Crookes para pedirle que se ocupara de su caso. Las primeras sesiones se celebraron en casa del señor Luxmore. El famoso químico pudo constatar desde un principio que este caso era lo contrario a lo que se había insinuado –la posibilidad del desdoblamiento de la médium en un ser igual a ella–,


Florence Cook 
y Katie King eran personas completamente distintas. En efecto, mientras la aparición permanecía delante de él, percibió con toda claridad un sollozo de la médium sumida en trance dentro del camarín. No concediendo importancia a esta prueba, quiso que el fantasma apareciese en el mismo lugar en que se encontraba la médium Florence Cook, sumida en un trance profundo –estado en que entran dichos individuos para la producción de fenómenos–, con objeto de comprobar si eran o no dos personas diferentes q iguales y verificar o no la hipótesis del desdoblamiento, ya que el fantasma y su médium  mostraban un increíble parecido.

El Testimonio De Crookes  

No tardó mucho el día en que Katie apareció al lado de Florence Cook. Pero dejemos que sea Crookes quien nos narre lo sucedido: 

«Me ocuparé ahora de la sesión celebrada ayer por la noche en Hackney. Nunca se apareció Katie con tal perfección; por espacio de casi dos horas se paseó por la habitación y departió con los allí presentes. Mientras paseaba me cogió varias veces por el brazo. La impresión que sentí –de que era una mujer viva la que se encontraba a mi lado y no un visitante de otro mundo – fue tan fuerte, que no puede resistir la tentación de repetir una reciente y curiosa experiencia.»

«Convencido de que si no era un espíritu lo que tenía a mi lado, mi acompañante tendría que ser una mujer, le pedí permiso para cogerla en brazos, pues, de este modo, esperaba comprobar las interesantes observaciones que un osado experimentador había hecho públicas poco antes de manera un tanto prolija. Me fue otorgado el permiso, e hice uso de él del modo más conveniente, igual que cualquier hombre bien educado, se conduciría en semejantes circunstancias. A mister Volckman le encantará la noticia de que puedo corroborar su tesis de que el fantasma (que, por otra parte, no opuso ninguna resistencia) es un ser tan material, como la misma Florence Cook.»

«Katie aseguró que esta vez se sentía capaz de manifestarse al mismo tiempo que miss Cook. Reduje el gas de los faroles, y luego, con mi lámpara de fósforo en la mano, entré en la habitación que servía de camarín. Antes había pedido a un amigo, hábil taquígrafo, que anotara todas las observaciones que yo pudiera hacer mientras permaneciera en el camarín, pues nunca se me ha escapado la importancia que se atribuye a las primeras impresiones; además, no quería confiarlo todo a mi memoria, y menos aún cuando esto no era necesario. He aquí las notas:

"Entré con precaución en el camarín; estaba a oscuras y tuve que buscar a miss Cook a tientas. La encontré acurrucada en el suelo. Me arrodillé a su lado y encendí la lámpara. A su luz vi a la joven, que seguía con la misma indumentaria de terciopelo negro que al comienzo de la sesión. Daba impresión de completa insensibilidad. Ni siquiera se movió cuando la cogí de la mano y acerqué la lámpara a su cara; siguió respirando a un ritmo muy sosegado."


"Al levantar la lámpara, miré alrededor y vi a Katie en pie, justo detrás de miss Cook. Lucía los mismos ropajes blancos y ondulantes con los que todos la habíamos visto vestida desde el comienzo de la sesión. Cogí una de las manos de miss Cook con la mía libre y, una vez más, de rodillas, moví la lámpara de abajo arriba, tanto para iluminar la figura de Katie como para convencerme de a quién veía, de que era ella la misma Katie a la que minutos antes había estrechado, y no el engendro de una mente enfermiza. No dijo nada, se limitó a mover la cabeza en señal de reconocimiento. Tres veces diferentes examiné con atención a miss Cook, que seguía acurrucada delante de mí, para asegurarme. Pasé entonces a un rincón del camarín y dejé de ver a Katie, pero no abandoné la estancia hasta que miss Cook despertó y entraron dos de los asistentes con luz.

«La estatura de Katie es variable. En mi casa la he visto quince centímetros más alta que miss Cook. Ayer por la noche, descalza y sin estar de puntillas, medía once centímetros más que miss Cook. También ayer por la noche, Katie tenía descubierto el cuello. La piel del mismo era suave al tacto y a la vista, mientras que miss Cook tiene en el cuello una cicatriz que, en parecidas circunstancias, es, además, de muy visible, áspera al tacto. Las orejas de Katie no están perforadas, en tanto que miss Cook suele llevar pendientes. La tez de Katie es muy blanca; la de miss. Cook en cambio es muy morena. Los dedos de Katie son mucho más largos que los de miss Cook y su rostro más despejado que el de la médium... El pelo de Katie es rubio; el de miss Cook es de color castaño, pero casi parece negro...»

La vida intelectual del siglo XIX fue más compleja que la de ninguna época precedente. El hombre de ciencia, que en un principio había ignorado esta fenomenología, como consecuencia de la restricción del método empírico, según el cual no se podría concebir que un hecho no sucediese en todos los casos, si se planteaban las mismas condiciones experimentales, cosa que no sucede en los fenómenos psíquicos. Sin embargo, el «boom» del espiritismo era demasiado grande para que la ciencia no se sintiese atraída a intervenir, encargándose de realizarlo en un principio Francia e Inglaterra. En la primera, la figura más eminente fue Charles Richet, premio Nobel en fisiología, creador del término que agrupa a este período de investigación: «La metapsíquica».

 Richet Estudia a «Ben-Boa»  


Pero volvamos a nuestro tema de las materializaciones, y pongamos al corriente al lector de una curiosa fantasmogénesis estudiada por Charles Richet en Argel, en la que actuaba de médium Marthe Beraud, hija de un oficial superior, prometida al hijo de un general, muerto en el Congo antes de celebrarse   la boda. Esta joven, de pequeña estatura, morena, de ojos vivos, cabellos cortos e inteligencia muy despejada, producía un extraño fantasma que decía llamarse Ben-Boa, caballero que aparecía tocado de una túnica y un curioso casco en la cabeza, de barba hirsuta y que hablaba con los presentes. Sus pies, sin embargo, no parecían distinguirse, observándose al final del cuerpo una especie de muñón que parecía sostenerlo. Otro dato curioso de la aparición es que siempre se esfumaba bruscamente en línea vertical al suelo, lo que hacía sospechar la posibilidad de que en el piso hubiese una trampilla por la que el intruso pudiera deslizarse fácilmente, dada la penumbra usual en que se desarrollaban las sesiones. Pero observemos las condiciones de control que estableció Richet en las sesiones :

"La cámara en la que se realizaban las experiencias se encontraba en un pequeño pabellón aislado, sobre una cuadra y debajo de un granero. La ventana había sido condenada y se hallaba cerrada constantemente. La única puerta se cerraba con llave al principio de cada sesión, y el pabellón no tenía otra habitación más que aquélla. «Antes de cada sesión, juntamente con Delanne, lo examinábamos todo meticulosamente.»

«Dos cortinas en el fondo de la cámara aislaban de la misma una especie de gabinete, completamente oscuro, de configuración triangular, cuya hipotenusa estaba representada por una cortina de una longitud de 2,5 metros poco más o menos. Los asistentes o espectadores se sentaban enfrente, a unos 50 centímetros, y a veces, a menos distancia. Entre aquéllos se contaban el general Noel y su señora; Mlle. XMarie y Paule, que eran dos hermanitas de Marthe –adrede las colocábamos lejos de la cortina, Delanne y yo. Recibíamos luz por una lámpara roja como las empleadas en los laboratorios fotográficos. En el gabinete había una silla, minuciosamente inspeccionada, para Marthe, y otra para la negrita Aischa, criada de la casa».

" Se podía, pues, ver perfectamente cuanto pasaba en la sala. También puedo afirmar con absoluta certeza que ninguna persona podía entrar allí durante las sesiones».

«Seguramente, como Marthe no estaba atada ni sujeta por las manos, las condiciones de vigilancia eran más inseguras, pero suficientes, sin embargo, para poder formar una opinión».

Para Richet, según todas estas declaraciones, queda establecida la imposibilidad de un fraude por medio de material instrumental, como los usados en los trucos teatrales, que pudiese utilizar la médium, o que el fantasma fuera en realidad un individuo extraño, contratado exprofeso.

Veamos a continuación cómo se desarrolló la materialización de Ben-Boa: 

«El fantasma de Ben-Boa apareció muchas veces, cinco o seis, en condiciones del todo satisfactorias, en el sentido de que no se puede suponer que fuera Marthe, vestida con un lienzo y tocada con un casco. Hubiera sido preciso que ésta trajera y llevase uno y otro. Después, simultáneamente, en varias circunstancias, vimos al fantasma y a la médium. Respecto a la hipótesis de que fuera un maniquí, es más absurda todavía. El fantasma andaba, gesticulaba, se movía: se distinguían sus ojos, que miraban lentamente alrededor; y cuando probó a hablar, se vio cómo se movían sus labios».

 La Respiración Del «fantasma»

«Tenía tal apariencia de vida que realicé la experiencia siguiente: tomé un frasco lleno de agua de barita, y ensayé la comprobación de si respirando –porque se oía su respiración– producía, como los seres vivientes, ácido carbónico que enturbiara el líquido. La experiencia salió bien. No dejé de mirar el frasco desde el momento en que lo puse en manos de Ben-Boa, quien en el ángulo izquierdo de la cortina parecía flotar en el aire, más alto y de mayor envergadura que la propia de Marthe puesta de pie. Mientras que el fantasma soplaba en el tubo, se oía el burbujeo del aire, y a la vez preguntaba yo a Delanne: ¿Véis a Marthe? Delanne me contestaba: "Sí, la veo por completo." Aischa se encontraba alejada, en el otro ángulo del gabinete, y yo la distinguía claramente, inmóvil y dormida. También veía perfectamente la silueta de Marthe sentada en la silla, pero no podía verle la cabeza ni el costado derecho.»

Aportación y Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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