INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- En la labor que desempeña el espírita
2.- Aprendizaje y perfeccionamiento de los Espíritus
3.- Aprende a perdonar
4.- Influencias espirituales
**************************************
EN LA LABOR QUE DESEMPEÑA EL ESPIRITA
El espirita que desea hacer mucho bien a sus semejantes no debe perder de vista al Señor cuando lo azotaban atado al pilar, cuando lo coronaban de espinas, cuando cargaba la cruz, cuando consumaba su sacrificio, para saber imitarle en sus actos de amor por la Humanidad, de abnegación y de sacrificio.
De ahí sus palabras:
“vosotros sois la sal de la tierra, si ella pierde su sabor, “con que se ha de salgar”
Si el espirita debe ser prudente virtuoso, tolerante, humilde abnegado y caritativo, entre sus hermanos de ideal y en el seno de la Humanidad, ¡ cuanto más debe serlo en la familia! Si son sagrados los deberes que hemos de cumplir entre nuestros hermanos y en la humanidad, mucho más lo son los que tenemos que cumplir en la familia. Porque debemos considerar que, más allá de los vínculos que en esta existencia nos unen con lazos indisolubles, tenemos siempre historias pasadas, que se enlazan con la historia presente.
El espirita en todas las situaciones de la vida, ha de portarse como un buen hijo, buen esposo, buen padre, buen hermano y buen ciudadano; así, como practicante de la ley divina, cuyo sentido práctico está en la enseñanza y en el ejemplo del Señor y maestro; será luz para iluminar a los que están a su alrededor, será mensajero de paz y amor para todos; y llevará la paz de las Moradas de la Luz hasta los hombres de la Tierra.
El espirita tiene un deber ante sí mismo, no ha de ser demasiado indulgente para consigo mismo. Siempre encuentra medios para justificar su conducta, aunque esta no sea lo suficientemente correcta. Procura siempre disculpar sus defectos y atenuar sus faltas. Tanto es así, que escuchamos a menudo, de aquellos a quienes hablamos de espiritismo: “Yo no creo en nada, apenas acompaño a la mayoría; pero en lo que concierne a la otra vida, creo que lo mejor es hacer todo el bien posible. Así, si existe alguna cosa después de esta vida, nada malo podrá acontecerme.
Todo espirita debe ser muy severo consigo mismo, siendo siempre el primero y el más severo juez de sí mismo. No olvidando que está en este mundo para luchar por causa de su atraso, de sus imperfecciones y de sus deficiencias, y que le urge librarse de todo aquello que es contrario al amor, a la virtud, a la caridad, a la justicia.
Es muy difícil ser justo en todas las cosas, por eso el espirita debe todos los días hacer un examen de todo lo que sintió y realizó en la jornada transcurrida. Sabiendo que hay tres formas de cometer faltas, por el pensamiento, por la palabra y por los actos.
Las faltas por pensamientos provienen de pasiones injustas o mal contenidas, de no ser indulgente para las faltas del prójimo, de codiciar cosas indebidas. El espírita puede sentir deseos condenados por la ley divina.
El tiempo de vida en la Tierra es sumamente corto, y que el que pasaremos en el espacio es sumamente largo, siendo allá felices o infelices según hayamos cumplido o dejado de cumplir nuestros deberes espirituales. Por eso debe procurar el espirita progresar en virtudes, en amor, en adoración al Padre, en respeto y veneración para con sus semejantes y no dudar de que su felicidad será grande, y que habrán llegado a su fin los sufrimientos y los males, que por tanto tiempo lo han afligido y lo han retenido tanto tiempo en un planeta de expiación.
Nunca pensemos que somos imprescindibles, somos necesarios pero si dentro de la labor que asumimos en las filas del espiritismo, nosotros falláramos, por las causas que sean, otro ocupará nuestro lugar; la formalidad en la obra de Cristo es esencial, a El, no podemos engañarle, y si bajo nuestra potestad están cobijados corazones humildes y necesitados de luz y esclarecimiento y no somos serios y formales, en la misión de esclarecedores para los menos evolucionados, la espiritualidad se encargará de que no falte el concurso a los que piden pan, y están hambrientos.
Hemos visto a muchos que consideramos grandes, caer ante la tentación; nosotros no estaremos exentos de ser probados, por eso es necesario, que siempre estemos orando y vigilando, estudiando la doctrina porque la excusa y el olvido sobre nuestros deberes el enemigo se encarga de hacerlos una realidad, con disculpa que nada tienen de verdad, son muchos los que viven ocultando sus deberes con comportamientos equivocados que intentan justificar, que ante los que los contemplan no tienen nada de normal, y que deja mucho que desear y ser el de un buen cristiano, un verdadero seguidor de Cristo.
Mercedes Cruz Reyes
**********************************************
APRENDIZAJE Y PERFECCIONAMIENTO DE LOS ESPÍRITUS
Un Espíritu que en la Tierra tenía una especialidad –un pintor o un arquitecto, por ejemplo-, ¿se interesa de preferencia por los trabajos que han sido su predilección durante su vida?
- Todo se confunde dentro de un objetivo general. Si es bueno, se interesa en ellos tanto como se lo permite la ocupación de ayudar a las almas en ascender hacia Dios. Por otra parte, olvidáis que un Espíritu que practicó un arte en la existencia que le conocéis, puede haberse consagrado a otro en una vida anterior, porque es preciso que lo sepa todo para ser perfecto. Así pues, según su grado de adelanto puede que no tenga ninguna especialidad. Así lo entendía yo al afirmar que todo se confunde dentro de un objetivo general. Notad incluso esto: lo que es sublime para vosotros, en vuestro atrasado mundo, son sólo niñerías en mundos más evolucionados. ¿Cómo queréis que los Espíritus que habitan esos mundos, donde existen artes desconocidas para vosotros, admiren lo que para ellos no es sino una tarea escolar? Lo dije ya: examinan lo que es prueba de progreso.
- El Libro de los Espíritus-
****************************
APRENDE A PERDONAR
Los muertos influencian a los vivos, les guían y les inspiran. Los espíritus se atraen en relación con sus afinidades. Los que se han despojado de la vestimenta de la carne acompañan a los que están aún revestidos con ella.- Les estimulan a entrar por el camino del bien, aunque, con frecuencia, también les impulsan a entrar por la senda del mal.
Los espíritus superiores no se manifiestan sino en el caso en que la presencia puede ser útil y facilitar nuestro mejoramiento. Huyen de las reuniones ruidosas y sólo se dirigen a los hombres animados de intenciones puras. Nuestras regiones oscuras les convienen poco. En cuanto pueden hacerlo, se retiran a los ambientes menos cargados de fluidos groseros; pero no cesan, a pesar de la distancia, de velar por sus protegidos.
Los espíritus inferiores, incapaces de aspiraciones elevadas, se complacen en nuestra atmósfera. Se mezclan en nuestra vida, y únicamente preocupados por lo que cautivaba su pensamiento durante la existencia corporal, participan de los trabajos o de los placeres de los hombres a los cuales se sienten unidos por analogías de carácter o de costumbres. A veces, incluso, dominan y subyugan a las personas débiles que no saben resistir a su influencia. En algunos casos, su imperio llega a ser tal, que pueden impulsar a sus víctimas al crimen y a la locura. Estos casos de obsesión y de posesión son más comunes de lo que se cree. A ellos hay que pedirles la explicación de numerosos hechos relatados por la historia.
De entregarse sin reserva a la experimentación espiritista, puede correrse peligro. El hombre de corazón recto y de razón esclarecida y segura puede recoger en semejante experimentación consuelos inefables y preciosas enseñanzas; pero el que sólo buscase en esos hechos un interés material o un entretenimiento frívolo sería objeto fatalmente de innumerables mistificaciones y se convertiría en el juguete de los espíritus pérfidos que, alabándole sus inclinaciones y seduciéndole con brillante promesas, se captarían su confianza para abrumarle después con burlas y decepciones.
Una gran prudencia, pues, es necesaria para entrar en comunicación con el mundo invisible. El bien y el mal, la verdad y el error están allí mezclados, y para distinguir a uno de otro es preciso pasar todas las revelaciones y todas las enseñanzas por la criba de un juicio severo. Sólo debemos aventuramos paso a paso por este terreno. Para evitar las malas influencias, para alejar a la horda de los espíritus ligeros o malhechores, basta ser dueño de sí, no abdicar nunca el derecho de comprobación y de examen, buscar, por encima de todo, los medios de perfeccionarse en el conocimiento de las leyes superiores y en la práctica de las virtudes. Aquel cuya vida es recta y busca la verdad con un corazón sincero no tiene que temer ningún perjuicio.
Los espíritus de luz leen en él, ven sus intenciones y les acompañan.. Los espíritus trapaceros y mentirosos se alejan del justo como una tropa de asaltantes ante una
ciudadela bien defendida.
LEON DENIS
******************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario