lunes, 3 de febrero de 2025

El aspecto fundamental de la doctrina de Cristo

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-  La otra cara

2.- En torno a la sexualidad

3.- Las tres lámparas que iluminarán el camino

4.- El aspecto fundamental de la doctrina de Cristo


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                        LA OTRA CARA

Considerándose el estado moral en que se encuentran incontables criaturas humanas por los caminos del planeta terrestre, aun vivenciando los instintos agresivos, es comprensible que los relacionamientos no siempre se realicen de manera pacífica. Predominando la naturaleza animal en detrimento de la espiritual, el orgullo se arma de mecanismos de defensa, resultantes de la prepotencia y de la argucia para reaccionar ante los conocimientos amenazadores o que sean interpretados como tales…

La acción proveniente del raciocinio y de la lógica cede lugar a los impulsos agresivos, y se establecen los conflictos cuando deberían prosperar el entendimiento y la comprensión. En razón de la fase más primitiva que racional, cualquier acontecimiento desagradable asume proporciones inadecuadas que no se justifican, porque los recursos morales de la bondad sucumben ante la cólera que se instala y lleva a la alucinación. De cierta manera, manteniéndose los comportamientos arbitrarios de existencias atrasadas que no fueron domados, fácilmente la ira rompe el envoltorio delicado de la gentileza y acontecen los lamentables atritos, que deben y pueden ser evitados.

La educación equivocada, que estimula al fuerte para gobernar, al destaque, contribuye para que la mansedumbre y la humildad sean dejados al margen, catalogadas como flaquezas del carácter y debilidad moral. El territorio en el cual cada individuo se desarrolla, después de la apropiación, es defendido con violencia, como si la posesión tuviese duración infinita, lo que constituye lamentable equivoco. Esa debilidad del sentimiento se manifiesta en la conducta convencional del ser humano que opta por ser temido, cuando la finalidad de su existencia es tornarse amado. Se multiplican, indefinidamente, las pugnas, que pasan de una para otra existencia hasta que las Soberanas Leyes impongan la sumisión y el reequilibrio a través de afligidas explicaciones.

La ley del progreso y, por consecuencia, a todos cabe el esfuerzo de liberación de las herencias enfermizas, de los hábitos primitivos, experimentando conquistas íntimas que se irán acumulando en la estructura emocional que se presentaran en forma de paz y de concordia. El conocimiento espirita, porque es iluminativo, es el más eficiente para la edificación moral, aunque fluye de la concienciación de que el avance es inevitable y la repetición de las actitudes infelices constituye estagnación y fracaso…

Las dificultades, por tanto, las diferencias de opinión, los insultos y agravamientos deben ser considerados experimentos como prueba del mejoramiento espiritual, al aprendizaje de nuevas conductas encontradas en El Evangelio de Jesús. Cuando eso no ocurre, se queda sujeto a la influencia maléfica de los Espíritus inferiores que se complacen en generar situaciones embarazosas responsables por esas conductas lamentables. Es indispensable vigilar los sentimientos del corazón, a fin de dominarse la ira, esta es chispa eléctrica responsable de incendios morales de resultados dañinos. Ha de considerarse, además, el hecho de una parada cardiaca, de una accidente vascular cerebral de consecuencias irreversibles, no programados, más que si suceden solamente por la falta de control emocional provocados por la rabia… Aprende a dominar los impulsos de ira, porque la existencia terrestre no es un viaje delicioso al país roseo de la alegría sin fin… Esfuérzate por comprender el otro lado, la forma como los otros encaran los mismos acontecimientos… Lucha por vencer la arrogancia, porque todos los espíritus que anhelan la paz, por la victoria de las pasiones tienen, como primer desafío, la superación de los sentimientos inferiores, aquellos que deben ser sustituidos por los de naturaleza dignificante.

Si alguien te aflige, es porque se encuentra necesitado de ayuda y no de combate, es su forma de llamar la atención para su soledad y angustia. Fuego con fuego aumenta el incendio devorador. Intenta colocar en el brasero el agua de la paz y se apagaran las llamas amenazadoras. No fue por otra razón, que Jesús propuso: No resistáis al hombre malo, más a cualquiera que os pegara en la cara derecha, ofrecerle también la otra, conforme anotó Mateo en el capítulo 5, versículo 39 de su Evangelio. Atacado, en el Pretérito, El ejemplifico la enseñanza verbal, no reaccionando a las agresiones, cuando los soldados, tejiendo una corona de espinas, la pusieron en su cabeza… manteniéndose en silencio… Ofrecer, la otra mejilla es más que exponer el lado contrario, con el fin de sufrir nueva envestida de la perversidad. Se trata de la cara moral, noble, que se encuentra oculta, aquella rica de sentimientos elevados que distingue una de otra criatura.

Nadie es lo que representa exteriormente, tanto existen contenidos crueles ocultos por la educación, por el disimulo y la hipocresía, como sentimientos relevantes y buenos. Al ser alcanzado por cualquier cosa desagradable que golpee tu emoción, hiriéndote la delicadeza de las reservas íntimas, en vez de reaccionar, desvela otra cara, la del amor, de la compasión, de la misericordia, actuando con serenidad. La otra cara es el ángel adormecido en el paisaje luminoso de tu mundo interior. Allí posees tesoros de amistad y de ternura que desconoces. Con esa, la brutal, la de la reacción, la defensiva, ya estas identificado, debiendo encontrarte cansado de vivenciarlas. Sumerge, de ese modo, en el rio de las aguas silenciosas de tu mundo interior y refréscate con su contribución. Luego después, deja que los tesoros del amor del Padre que se encuentran adormecidos, fluyan suavemente y se incorporen a los contenidos habituales, sustituyéndolos a lo largo del tiempo y predominando al fin. A la medida que esto acontezca, renacerás de los escombros como la Fenix de la mitología, que se renovaba y renacía de las cenizas que la consumían.

El bien es la meta que todos debemos alcanzar. No te permitas, por tanto, perturbar, por las emociones enfermizas y viciosas que te consumen, destruyendo tus más queridas realizaciones espirituales. Eres responsable por tus actos, cual sembrador que avanza, siembra a dentro, lanzando las semillas que germinarán con el tiempo, ciertamente muchos se perderán, otros, no en tanto, producirán el doble, lo que implica una cosecha superior al volumen esperado. Es necesario cuidar del tipo de las simientes que serán distribuidas por tus manos. Siembra bondad y cosecharás alegría de vivir, nunca devolviendo mal por mal.

 Una chispa, un rayo que se prenda a un depósito de combustible luego presentará la destrucción. Contrólalos en la corriente de tus reflexiones, generando la disciplina de la contención de su carga poderosa de energía, canalizándola para labores ennoblecida que te exoneraran a la lucha, a las conquistas ya logradas que te honorifican. La otra cara se encuentra cubierta por camadas de experiencias dolorosas. Retira esa basura mental y permite que se presente irisada de sol espiritual la otra cara, para que el amor real sea la marca de tu comportamiento en cualquier circunstancia u ocurrencia difícil.

Por el Espíritu Juana de Angelis
Médium Divaldo P. Franco.
En el Centro espirita Camino de Redención, la noche del 15 de abril del 2009


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                           EN TORNO A LA                        SEXUALIDAD                       

    El ataque teórico sobre la sexualidad humana es profundamente complejo. La aberración de la práctica sexual, cuando sólo apunta a la satisfacción egoísta, inmediata y enloquecedora, da paso a patologías graves que degradan al ser humano. Hay espíritus que aún no han logrado superar las adicciones sexuales que traen del pasado y que embotan su conciencia. Existen casos obsesivos muy graves, aunque infrecuentes, en los que la mujer insaciable coacciona (“viola”) al hombre en el ámbito sexual.

    Frente a las leyes humanas y cívicas, es necesario mantener la observancia de normas y reglas, que nos diferencian de los seres irracionales. Ahora bien, desde un punto de vista biológico, la sexualidad es una savia sublime para mantener la vida en patrones de estabilización y encantamiento, proporcionando, cuando su uso es ético y equilibrado, alegría e integridad en las relaciones. Estamos imbuidos de este potencial sexual y estamos llamados a aprender a disciplinarlo.

    La sexualidad no se puede evaluar desde la perspectiva de quienes la consideran impura y prohibitiva, mucho menos desde las impresiones de quienes ansían esposarla al plano de la banalidad como una simple fricción de las células provocando un clímax orgásmico. La sexualidad humana es de procedencia divina y su potente energía, que arrastra naturalmente al ser, no debe ser tratada de forma insana, por el contrario es urgente que sea disciplinada en el sentido de alcanzar su desígnio, como fuerza fecunda y creadora, a fin de producir el avance espiritual del hombre.

    Cuando una pareja se ama, la pareja se anhela y se venera. La vida sexual y la experiencia entre ellos es respetuosa y placentera. El amor entre los dos no solo está condicionado a la sexualidad, sino que va mucho más allá, incluyendo la amistad, el compañerismo y el cuidado por la satisfacción de sus necesidades. Sin embargo, cuando esto no ocurre y hay una necesidad compulsiva de sexo por parte de uno o ambos miembros de la pareja, esta pareja no está en armonía; está psicológicamente corrompida y no es feliz.

    Naturalmente, necesitamos ser indulgentes con aquellos que son servidores de la sexolatría, entendiendo que cada ser es un ser divino en su potencial de amor que emergerá en el futuro, entre otras cosas porque estos retrasos morales son particularidades de la etapa de expiación y pruebas de hombre terrenal.

    Es urgente rezar y orientar a quienes nos piden ayuda, demostrando las lamentables implicaciones del sexo irrazonable y como nos advierten los Benefactores del más allá, ante cualquier desarmonía en el mundo afectivo, con quien sea y como sea, que nos coloquemos, en el pensamiento, en el lugar de los inadaptados, analizando nuestras tendencias más íntimas y, después de comprobar si estamos en condiciones de censurar a alguien, escuchemos en el corazón de la conciencia, la inolvidable llamada de Cristo: Amarnos los unos a los otros. como Él nos amó...

- Jorge Hessen-

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  LAS TRES LÁMPARAS QUE ILUMINARÁN EL CAMINO

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Tres verbos existen que bien conjugados, serán lámparas luminosas en nuestro camino: Aprender, Servir y Cooperar.

Tres actitudes exigen mucha atención: Analizar, Reprobar y Reclamar....
Des estas tres normas de conducta jamás nos arrepentiremos: Auxiliar con intención de bien. Silenciar y Pronunciar frases de bondad y estímulo...
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Tres directrices para mantenernos invariablemente en el rumbo cierto: Ayudar sin distinción, Olvidar todo mal y Trabajar siempre....
Tres posturas a evitar en todas las circunstancias: Maldecir, Condenar y Destruir...
Poseemos tres valores que, después de perdidos, jamás serán recuperados : La hora que pasa. La oportunidad y La palabra hablada...
Tres programas sublimes se desdoblan a nuestra frente, revelandonos la gloria de la Vida Superior: Amor, Humildad y Buen ánimo.
Que el Señor nos ayude pues, en nuestras necesidades, a seguir siempre las tres benditas reglas de salvación: Corregir en nosotros lo que nos desagrada en otras personas. Ayudarnos mutuamente. Amarnos los unos a los otros.

- Francisco Cándido Xavier -
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EL ASPECTO FUNDAMENTAL DE LA DOCTRINA DE CRISTO

  La parte más importante de la revelación de Cristo, en el sentido de primera fuente, de piedra angular de toda su doctrina, es el punto de vista absolutamente nuevo desde el cual considera a la Divinidad.

- Esta ya no es el Dios terrible, celoso, vengativo de Moisés; el Dios cruel e implacable que riega la tierra con sangre humana, que ordena la masacre y el exterminio de pueblos, sin exceptuar a las mujeres, a los niños y a los ancianos, y que castiga a quienes tratan con indulgencia a las víctimas; ya no es el Dios injusto que escarmienta a todo un pueblo por la falta de su líder, que se venga del culpable en la persona del inocente, que daña a los hijos por las faltas de los padres; sino un Dios clemente, soberanamente justo y bueno, pleno de mansedumbre y misericordia, que perdona al pecador arrepentido y da a cada uno según sus obras. Ya no es el Dios de un único pueblo privilegiado, el Dios de los ejércitos que dirige los combates para sustentar su propia causa contra el Dios de los otros pueblos, sino el Padre común del género humano, que extiende su protección a todos sus hijos y los convoca a todos hacia él; ya no es el Dios que recompensa y castiga sólo con los bienes de la Tierra, que hace consistir la gloria y la felicidad en la esclavitud de los pueblos rivales y en la multiplicidad de la progenie, sino un Dios que dice a los hombres: “Vuestra verdadera
patria no está en este mundo, sino en el reino celestial, allí donde los humildes de corazón serán elevados y los orgullosos serán humillados”. Ya no es el Dios que hace de la venganza una virtud y ordena que se retribuya ojo por ojo, diente por diente; sino el Dios de misericordia que dice: “Perdonad las ofensas si queréis ser perdonados; haced el bien a cambio del mal; no hagáis a los demás lo que no queréis que os hagan”.

 Ya no es más el Dios mezquino y meticuloso que impone, bajo las más rigurosas penas, el modo como quiere ser adorado, que se ofende por la falta de observancia de una fórmula; sino el Dios grande que ve el pensamiento y al que no se honra con la forma. En fin, ya no es el Dios que quiere ser temido, sino el Dios que quiere ser amado.
    *. Por ser Dios el eje de todas las creencias religiosas, y el objetivo de todos los cultos, el carácter de todas las religiones está conforme con la idea que estas tienen de Él. Las religiones que hacen de Dios un ser vengativo y cruel creen honrarlo con actos de crueldad, con hogueras y torturas; las que tienen un Dios parcial y celoso son intolerantes y, en mayor o menor medida, meticulosas en la forma, pues lo consideran más o menos contaminado con las debilidades y la frivolidad humanas.
Toda la doctrina de Cristo está fundada en el carácter que Él atribuye a la Divinidad. Con un Dios imparcial, soberanamente justo, bueno y misericordioso, Él hizo del amor de Dios y de la caridad para con el prójimo la condición expresa de la salvación, y dijo:
Amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a vosotros mismos; en esto consiste toda la ley y los profetas; no existe otra ley..

Sobre esta única creencia asentó el principio de la igualdad de los hombres ante
Dios, así como el de la fraternidad universal.

EL GENESIS
ALLAN KARDEC
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