ASPECTOS MEDIÚMNICOS
La mediumnidad es una fuente inagotable de enseñanzas y experiencias. Hablamos de planos sutiles, de energías que se combinan, entre desencarnados y encarnados, manifestaciones de todo tipo que surgen espontáneamente, o de otras que, además son consecuencia de una preparación, de un trabajo, de un compromiso de grupo. Es un tema delicado, cada grupo de trabajo tiene su propia experiencia, no siempre muy satisfactoria. Es muy fácil caer en equivocaciones, en ser presa, si no se está lo suficientemente atento y preparado, de seres engañosos, de rutinas de trabajo mal enfocadas, de inestabilidades personales que en los grupos interfieren y perjudican al conjunto, muchas veces, casi de una forma casi imperceptible, desviando el barco ligeramente de su rumbo, del cual, cuando se dan cuenta, si finalmente son capaces de ello, se encuentran bastante alejados de su objetivo, dando por bueno, considerando como un trabajo correcto, aquello que no se corresponde con los objetivos iniciales. Hay que ser muy prudentes, analizarlo todo, pues podemos caer en errores con facilidad. Es normal, somos seres muy imperfectos todavía, estamos hablando del trabajo con energías, con planos muy sutiles, de los que, tal y como transcurre la sociedad materialista de hoy día, cuesta mucho trabajo estar preparados para sintonizar adecuadamente con ellos; ya no solo a nivel personal, del esfuerzo propio, sino también de aquellos que comparten las mismas ideas y participan de los mismos trabajos mediúmnicos, en un intento por armonizarse en conjunto con una finalidad constructiva y altruista. 9 Amor paz y caridad A lo largo de los próximos meses abordaremos la mediumnidad, incidiendo en los principales escollos que nos asaltan en los comienzos, así como cuando se lleva recorrido un largo trayecto de años. En este tema, nunca se sabe suficiente y hasta lo más básico, muchas veces se nos olvida, cometiendo errores de principiante. Hay que estar muy atentos. En estos casos son muy importantes las palabras del Maestro cuando nos decía: “Orad y vigilad”. Los grandes pensadores espiritas de todas las épocas, como León Denis, Gabriel Delanne, Miguel Vives, Amalia Domingo Soler, y un largo etc., hasta incluso el propio Allan Kardec, nos recomiendan siempre mucha moderación, mucha prudencia; y esto no nos lo recomiendan porque sí, sino porque ellos mismos tuvieron experiencias fallidas, también cometieron errores, a veces propios, a veces inducidos por su buena fe, sin tener en cuenta la inestabilidad de los propios médiums, puesto que son personas con sus defectos y virtudes, como todo el mundo, estando expuestos a los altibajos propios de las circunstancias y pruebas de la vida. En cuyo caso, es necesario, realizar una valoración de los hechos, para rectificar y extraer la consecuencia positiva de las situaciones; tomándolas como pruebas edificantes que deben de engrosar el libro de experiencias de cada grupo, muy útiles para proseguir creciendo en el camino mediúmnico. Incidiremos en los dos grandes escollos que han echado a perder a muchos grupos, creados alrededor de algún médium, que son el fanatismo y el endiosamiento. También, como hemos comentado anteriormente, la falta de análisis, de criterio, muchas veces por la falta de estudio, de análisis de las obras fundamentales, por la falta de humildad para contrastar con otros grupos y hasta incluso, pedir consejo sobre las dificultades del momento. Cuando estas premisas no se tienen en cuenta, además de los anteriores escollos mencionados, es muy fácil caer también en la fantasía, en dar por bueno todo aquello que se recibe; admitiendo como mensajes elevados y profundos aquellos que son muy largos, ampulosos, redundantes, retóricos y hasta exagerados. “El exceso en todo es perjudicial, pero, ante tales casos vale más pecar por exceso de prudencia que por demasiada confianza” (Libro de los Médiums)
No podemos pasar tampoco por alto el factor anímico, fenómeno normal es los inicios del desarrollo de la mediumnidad y que, con el paso del tiempo, y en función de las características personales, debe ir cediéndole el paso a una intervención espiritual más o menos limpia. En esa línea, la mediumnidad no es por tanto una ciencia exacta, está sujeta a una infinidad de variables que determinan la pureza o no del intercambio entre los planos. Médiums perfectos tampoco existen. En la pregunta 9, del capítulo titulado INFLUENCIA MORAL DEL MÉDIUM del libro de los Médiums nos encontramos con la siguiente respuesta: “¡Perfecto! ¡Ah! Vosotros sabéis que la perfección no está sobre la Tierra; de otro modo no estaríais en ella; di, pues, médium bueno, y esto será ya mucho, porque son raros. El médium perfecto seria aquel a quien los malos Espíritus no se hubieran “atrevido” jamás a hacer una tentativa para engañarle; el mejor es aquel que, no simpatizando, sino con buenos espíritus, ha sido engañado menos veces.” Los espíritus lo dejan muy claro, la perfección no existe, sin embargo, esto no resta ni un ápice la ingente cantidad de comunicaciones valiosas, de las aportaciones que el mundo espiritual a vertido sobre los encarnados, traducidos en consuelos, luz de conocimiento, seguridad en el porvenir, caridad para los desgraciados y desorientados, estableciendo puentes para que la relación entre los dos planos sea posible, cada vez con mayor profusión y certeza en el porvenir. Como nos dice el propio León Denis: “La mediumnidad es uno de los medios por los que se ejecuta el plan divino…” Es un nuevo despertar, es una palanca que nos impulsa para la identificación del ser, que nos refuerza el sentido de la vida; es la llave que nos abre la puerta entre los dos planos, tan sólo separados por una diferencia vibracional; porque en el fondo, el espíritu siempre es espíritu, y vive una experiencia humana, partiendo de su irrenunciable naturaleza espiritual.
La mediumnidad nos acerca a una realidad, y es que la muerte no existe. Sólo ocurre que el espíritu se despoja de aquello que ya no le sirve, que durante unos años le ha servido como herramienta de progreso, de trabajo; muchas veces duro, difícil, pero no exento de recompensa, de riqueza, de una conquista que nadie le podrá arrebatar. La mediumnidad es un despertar, una ventana que se nos abre para no cerrarse nunca jamás. A través de ella, intercambiamos, aprendemos, recordamos, amamos y nos reconciliamos con nuestro pasado. Nos identificamos con el compromiso contraído, se nos hace más visible, más patente. Pasamos de la creencia a la convicción. Ya no se trata en creer en el más allá o en los espíritus; es la certeza, la seguridad corroborada por los hechos. “El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible” (Oscar Wilde) Merece la pena el esfuerzo. Intentaremos desglosar aquellos aspectos que puedan contribuir en nuestro aprendizaje, recordando lo ya aprendido, repasando viejos preconceptos, incluso en ciertos detalles que quizás apenas le hayamos prestado atención.
José M. Meseguer
Revista Amor, Paz y Caridad Noviembre 2016
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BUENOS MÉDIUMS
Médiums formales: los que solo se sirven de su facultad para hacer el bien y para cosas verdaderamente útiles; creerían profanarla haciéndola servir para la satisfacción de los curiosos y de los indiferentes o para fruslerías.
Médiums modestos: los que no se hacen ningún mérito de las comunicaciones que reciben por buenas que sean; se consideran como extraños a ellas y no se creen al abrigo de las mixtificaciones.
Lejos de huir de los consejos desinteresados, los solicitan.
Médiums desinteresados: los que comprenden que el verdadero médium tiene una misión que cumplir, y debe, cuando sea necesario, sacrificar sus gustos, sus costumbres, sus placeres, su tiempo y aun sus intereses materiales al bien de los otros.
Médiums seguros: los que además de la facilidad de ejecución merecen la mayor confianza por su propio carácter, la naturaleza elevada de los Espíritus por quienes están asistidos, y
que son los menos expuestos a ser engañados. Veremos más adelante que esta seguridad no depende de ningún modo de los nombres más o menos respetables que toman los Espíritus.
Todas estas variedades de médiums presentan grados infinitos en su intensidad; hay muchos de estos que no constituyen propiamente hablando más que matices, pero no dejan de ser el hecho de aptitudes especiales. Se concibe que debe ser bastante raro que la facultad de un médium se halle rigurosamente circunscrita a un solo género; el mismo médium puede, sin duda, tener muchas aptitudes, pero siempre hay una que domina, y es la que se debe procurar cultivar si es útil. Es un mal grave el esforzarse en el desarrollo de una facultad cuando no se posee; es preciso cultivar todas aquellas cuyo germen se reconoce en sí mismo; pero buscar las otras es, desde luego, perder el tiempo, y en segundo lugar perder, quizá, o seguramente debilitar aquellas de que se está dotado.
Cuando el principio, el germen de una facultad existe, se manifiesta siempre por señales nada equívocas. Encerrándose en su especialidad, puede el médium descollar y obtener cosas grandes y hermosas; ocupándose todo no obtendrá nada bueno.
Observad de paso que el deseo de extender indefinidamente el círculo de sus facultades es una pretensión orgullosa que los Espíritus no dejan nunca impune; los buenos abandonan siempre al presuntuoso que viene a ser así un juguete de los Espíritus mentirosos. Desgraciadamente no es raro el ver médiums que no están contentos de los dones que han recibido, y aspiran, por amor propio o ambición, a poseer facultades excepcionales propias para hacerlas notables; esta pretensión les quita la cualidad más preciosa: la de los médiums seguros.
SÓCRATES
199. El estudio de la especialidad de los médiums es necesario no sólo para éstos, sino también para el evocador. Según la naturaleza del Espíritu que se desea llamar y las preguntas que se le quiere dirigir, conviene elegir el médium más apto para la cosa; dirigirse al primero que viene es exponerse a respuestas incompletas o erróneas. Pongamos una comparación en los hechos usuales. No se confiará una redacción ni una simple copia al
primero que llega porque sabe escribir. Un músico quiere hacer ejecutar un trozo de canto de su composición; tiene a su disposición muchos cantantes, todos hábiles; sin embargo no los tomará al azar; elegirá por intérprete suyo aquel cuya voz, la expresión, en una palabra, todas las cualidades, respondan mejor a la naturaleza de la pieza. Los Espíritus hacen lo mismo respecto de los médiums, y nosotros debemos hacer como los Espíritus.
Es de observar, además, que las diferencias que presenta la mediumnidad, y a las cuales se podrían todavía añadir otras, no están siempre en relación con el carácter del médium; así, por ejemplo, un médium naturalmente alegre y jovial puede tener habitualmente comunicaciones graves, aun severas, y viceversa; esto es también una prueba evidente que él obra bajo el impulso de una influencia extraña. Volveremos sobre este objeto en el
capítulo que trata de la Influencia moral del médium.
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC
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ESPÍRITUS EN SUFRIMIENTO
PASCAL LAVICH.
El Havre, 9 de agosto de 1863.
Este espíritu se comunicó espontáneamente al médium, sin que éste le hubiese conocido en su vida, ni siquiera de nombre.
“Creo en la bondad de Dios, que se servirá tener misericordia de mi pobre espíritu. ¡He sufrido mucho, mucho!... Mi cuerpo pereció en el mar. Mi espíritu estaba siempre adherido a mi cuerpo, y largo tiempo estuvo errante sobre las olas...”
La comunicación fue interrumpida, prosiguiéndola el espíritu al día siguiente:
“...Ha tenido a bien permitir que las oraciones de los que dejé en la Tierra me saquen del estado de perturbación y de incertidumbre en que mi espíritu estaba sumergido. Me han esperado mucho tiempo y pudieron encontrar mi cuerpo. Ahora descansa, y mi espíritu, separado con trabajo,ve las faltas cometidas, la prueba consumada. Dios juzga con justicia, y su bondad se extiende sobre los arrepentidos.
“Sí, mucho tiempo mi espíritu estuvo errante con mi cuerpo, porque tenía que expiar. Seguid el camino derecho, si queréis que Dios permita que se separe pronto vuestro espíritu de su envoltura. Vivid en su amor, orad, y la muerte, tan terrible para algunos, será suave para vosotros, puesto que sabéis la vida que os aguarda. Sucumbí en el mar, y me esperaron mucho tiempo. El no poder apartarme de mi cuerpo era para mí una terrible prueba, por esto tengo necesidad de vuestras oraciones, de vosotros que estáis en la creencia que salva, de vosotros que podéis rogar a Dios por mí como se debe. Me arrepiento y espero que tendrá a bien perdonarme. El cuerpo que se encontró el 6 de agosto era el de un pobre marinero. Era el mío, que pereció hace mucho tiempo. ¡Rogad por mí!”
Este espíritu se comunicó espontáneamente al médium, sin que éste le hubiese conocido en su vida, ni siquiera de nombre.
“Creo en la bondad de Dios, que se servirá tener misericordia de mi pobre espíritu. ¡He sufrido mucho, mucho!... Mi cuerpo pereció en el mar. Mi espíritu estaba siempre adherido a mi cuerpo, y largo tiempo estuvo errante sobre las olas...”
La comunicación fue interrumpida, prosiguiéndola el espíritu al día siguiente:
“...Ha tenido a bien permitir que las oraciones de los que dejé en la Tierra me saquen del estado de perturbación y de incertidumbre en que mi espíritu estaba sumergido. Me han esperado mucho tiempo y pudieron encontrar mi cuerpo. Ahora descansa, y mi espíritu, separado con trabajo,ve las faltas cometidas, la prueba consumada. Dios juzga con justicia, y su bondad se extiende sobre los arrepentidos.
“Sí, mucho tiempo mi espíritu estuvo errante con mi cuerpo, porque tenía que expiar. Seguid el camino derecho, si queréis que Dios permita que se separe pronto vuestro espíritu de su envoltura. Vivid en su amor, orad, y la muerte, tan terrible para algunos, será suave para vosotros, puesto que sabéis la vida que os aguarda. Sucumbí en el mar, y me esperaron mucho tiempo. El no poder apartarme de mi cuerpo era para mí una terrible prueba, por esto tengo necesidad de vuestras oraciones, de vosotros que estáis en la creencia que salva, de vosotros que podéis rogar a Dios por mí como se debe. Me arrepiento y espero que tendrá a bien perdonarme. El cuerpo que se encontró el 6 de agosto era el de un pobre marinero. Era el mío, que pereció hace mucho tiempo. ¡Rogad por mí!”
P. ¿Dónde os han encontrado?
R. Cerca de vosotros.
El Diario de El Havre del 11 de agosto de 1863 contenía el artículo siguiente, del cual no pudo tener conocimiento el médium:
“Hemos anunciado que se había encontrado el 6 de este mes el tronco de un cadáver entre Bleville y la Héve. La cabeza, los brazos y medio cuerpo había desaparecido. Sin embargo, su identidad pudo justificarse por el calzado, todavía sujeto a los pies. Así es que se ha reconocido que era el cuerpo del pescador Lavich, que pereció el 11 de diciembre a bordo del buque Alerta, destruido delante de Trouville por un golpe de mar. Lavich tenía cuarenta y nueve años, y había nacido en Calais. La viuda del difunto ha probado la identidad.”
El 12 de agosto, cuando se hablaba de este acontecimiento en el círculo donde este espíritu se había presentado por primera vez, se comunicó de nuevo espontáneamente:
“Os aseguro que soy Pascal Lavich, y tengo necesidad de vuestras oraciones. Podéis hacerme bien, porque la prueba que he sufrido ha sido terrible. La separación de mi espíritu del cuerpo no se hizo sino cuando reconocí mis faltas, y después no se apartaba de él por completo,sino que le seguía en el mar que le había tragado. Rogad, pues, a Dios que me perdone, rogadle que me dé reposo. Rogadle, os lo suplico, ¡Que este terrible fin de una existencia terrestre desgraciada sea para vosotros una enseñanza muy grande. Debéis pensar en la vida futura y no dejar de pedir a Dios su misericordia. Rogad por mí, tengo necesidad de que Dios tenga piedad de mí.”
Pascal Lavich.
EL CIELO Y EL INFIERNO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
R. Cerca de vosotros.
El Diario de El Havre del 11 de agosto de 1863 contenía el artículo siguiente, del cual no pudo tener conocimiento el médium:
“Hemos anunciado que se había encontrado el 6 de este mes el tronco de un cadáver entre Bleville y la Héve. La cabeza, los brazos y medio cuerpo había desaparecido. Sin embargo, su identidad pudo justificarse por el calzado, todavía sujeto a los pies. Así es que se ha reconocido que era el cuerpo del pescador Lavich, que pereció el 11 de diciembre a bordo del buque Alerta, destruido delante de Trouville por un golpe de mar. Lavich tenía cuarenta y nueve años, y había nacido en Calais. La viuda del difunto ha probado la identidad.”
El 12 de agosto, cuando se hablaba de este acontecimiento en el círculo donde este espíritu se había presentado por primera vez, se comunicó de nuevo espontáneamente:
“Os aseguro que soy Pascal Lavich, y tengo necesidad de vuestras oraciones. Podéis hacerme bien, porque la prueba que he sufrido ha sido terrible. La separación de mi espíritu del cuerpo no se hizo sino cuando reconocí mis faltas, y después no se apartaba de él por completo,sino que le seguía en el mar que le había tragado. Rogad, pues, a Dios que me perdone, rogadle que me dé reposo. Rogadle, os lo suplico, ¡Que este terrible fin de una existencia terrestre desgraciada sea para vosotros una enseñanza muy grande. Debéis pensar en la vida futura y no dejar de pedir a Dios su misericordia. Rogad por mí, tengo necesidad de que Dios tenga piedad de mí.”
Pascal Lavich.
EL CIELO Y EL INFIERNO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
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La forma más sencilla de sentirnos serenos, de sentirnos en paz es hacer que lo que reflejamos a nuestro mundo exterior sea congruente a cómo nos sentimos interiormente.
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¿MIEDO A LA MUERTE,?
Un hombre transitaba por un camino desierto, a altas horas de la noche.
Era una noche oscura, sin luna, las estrellas estaban apagadas… Caminaba aprensivo. No era raro, que por allí ocurrieran asaltos… Percibió que alguien lo acompañaba.
¡Hola! ¿Quién anda por ahí? – preguntó, asustado.
No obtuvo respuesta. Se apresuró, en lo que fue imitado por el perseguidor. Corrió… El desconocido también.
Asustado, en descontrolada carrera, tan rápido como sus piernas lo permitían, con el corazón golpeándole en el pecho, pulmones ardiendo, pasó por delante de un poste de luz.
Miró para atrás y, como por encanto, el miedo desapareció. Percibió que su perseguidor era solamente un viejo burro, acostumbrado a acompañar a los caminantes.
La historia se asemeja a lo que ocurre con la muerte.
La inmortalidad es algo intuitivo en la criatura humana. Sin embargo, muchos tienen miedo, porque desconocen enteramente el proceso y lo que les espera en el Mundo Espiritual.
El Espiritismo es el puesto de luz que ilumina los caminos misteriosos del retorno, ahuyentando temores sin fundamento y constreñimientos perturbadores.
De forma racional, esclarece acerca de la sobrevivencia del alma, descorriendo la cortina que separa a los dos mundos.
Con la Doctrina Espirita aprendemos a encarar con serenidad la muerte, que llamamos desencarnación, puesto que nadie muere.
Eso es muy importante, fundamental, ya que se trata de la única certeza de la existencia humana: todos desencarnaremos un día.
La Tierra es una oficina de trabajo para los que desenvuelven actividades edificantes a favor de la propia renovación.
Un hospital para los que corrigen desajustes nacidos de pretéritos vicios y faltas..
Una prisión, en expiación dolorosa, para esos que rescatan débitos relacionados con crímenes cometidos en existencias anteriores.
Una escuela para los que ya comprenden que la vida no es un simple accidente biológico, ni la existencia humana una simple jornada recreativa. Mas no es nuestro hogar. Este está en el plano espiritual, donde podremos vivir en plenitud, sin limitaciones impuestas por el cuerpo carnal.
Es comprensible, pues, que nos preparemos, superando temores y dudas, inquietudes y engaños, a fin de que, al llegar a nuestra hora, estemos habilitados para un retorno equilibrado y feliz.
El primer paso es el de quitar a la muerte el aspecto fúnebre, mórbido, temible, sobrenatural… Hay condicionamientos milenarios en ese sentido.
Existen personas que simplemente rechazan el concebir el fallecimiento de un familiar o el suyo propio.
Transfieren el asunto para un futuro remoto. Por eso se desequilibran cuando llega el tiempo de la separación.
¿Dónde está, la muerte, el aguijón? - pregunta el Apóstol Páblo , para demostrar que la fe razonada supera los temores y angustias de la gran transición, dándonos la comprensión de que el fenómeno llamado muerte no es nada más que el pasaporte para la verdadera vida.
El Espiritismo, si estudiado, nos proporciona una fe inamovible. El conocimiento de todo lo que nos espera, y la disposición de la lucha para que nos espere lo mejor.
* * *
Uno de los mayores motivos de sufrimiento en el más allá del túmulo, es el apego a los bienes terrenos.
Muchas personas no aceptan las normas establecidas por la aduana del túmulo, que no nos permite llevarnos los bienes materiales en el momento en que pasamos para el otro lado.
Eso demuestra que tales personas aún no entendieron que los bienes materiales nos son prestados por Dios como medio de progreso, y que los tendremos que devolver, más tarde o más temprano.
Es importante que reflexionemos sobre eso, no dejándonos poseer por los bienes de los cuales somos solamente usufructuarios.
Uno de los motivos de sufrimiento de los que quedan, es el hecho de no haberse dedicado cuanto debían a aquellos de los cuales se despiden.
Por eso, conviene que, mientras estamos en el camino, hagamos lo mejor que podamos a nuestros afectos, para que el remordimiento no nos dilacere el alma después.
Un hombre transitaba por un camino desierto, a altas horas de la noche.
Era una noche oscura, sin luna, las estrellas estaban apagadas… Caminaba aprensivo. No era raro, que por allí ocurrieran asaltos… Percibió que alguien lo acompañaba.
¡Hola! ¿Quién anda por ahí? – preguntó, asustado.
No obtuvo respuesta. Se apresuró, en lo que fue imitado por el perseguidor. Corrió… El desconocido también.
Asustado, en descontrolada carrera, tan rápido como sus piernas lo permitían, con el corazón golpeándole en el pecho, pulmones ardiendo, pasó por delante de un poste de luz.
Miró para atrás y, como por encanto, el miedo desapareció. Percibió que su perseguidor era solamente un viejo burro, acostumbrado a acompañar a los caminantes.
La historia se asemeja a lo que ocurre con la muerte.
La inmortalidad es algo intuitivo en la criatura humana. Sin embargo, muchos tienen miedo, porque desconocen enteramente el proceso y lo que les espera en el Mundo Espiritual.
El Espiritismo es el puesto de luz que ilumina los caminos misteriosos del retorno, ahuyentando temores sin fundamento y constreñimientos perturbadores.
De forma racional, esclarece acerca de la sobrevivencia del alma, descorriendo la cortina que separa a los dos mundos.
Con la Doctrina Espirita aprendemos a encarar con serenidad la muerte, que llamamos desencarnación, puesto que nadie muere.
Eso es muy importante, fundamental, ya que se trata de la única certeza de la existencia humana: todos desencarnaremos un día.
La Tierra es una oficina de trabajo para los que desenvuelven actividades edificantes a favor de la propia renovación.
Un hospital para los que corrigen desajustes nacidos de pretéritos vicios y faltas..
Una prisión, en expiación dolorosa, para esos que rescatan débitos relacionados con crímenes cometidos en existencias anteriores.
Una escuela para los que ya comprenden que la vida no es un simple accidente biológico, ni la existencia humana una simple jornada recreativa. Mas no es nuestro hogar. Este está en el plano espiritual, donde podremos vivir en plenitud, sin limitaciones impuestas por el cuerpo carnal.
Es comprensible, pues, que nos preparemos, superando temores y dudas, inquietudes y engaños, a fin de que, al llegar a nuestra hora, estemos habilitados para un retorno equilibrado y feliz.
El primer paso es el de quitar a la muerte el aspecto fúnebre, mórbido, temible, sobrenatural… Hay condicionamientos milenarios en ese sentido.
Existen personas que simplemente rechazan el concebir el fallecimiento de un familiar o el suyo propio.
Transfieren el asunto para un futuro remoto. Por eso se desequilibran cuando llega el tiempo de la separación.
¿Dónde está, la muerte, el aguijón? - pregunta el Apóstol Páblo , para demostrar que la fe razonada supera los temores y angustias de la gran transición, dándonos la comprensión de que el fenómeno llamado muerte no es nada más que el pasaporte para la verdadera vida.
El Espiritismo, si estudiado, nos proporciona una fe inamovible. El conocimiento de todo lo que nos espera, y la disposición de la lucha para que nos espere lo mejor.
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Uno de los mayores motivos de sufrimiento en el más allá del túmulo, es el apego a los bienes terrenos.
Muchas personas no aceptan las normas establecidas por la aduana del túmulo, que no nos permite llevarnos los bienes materiales en el momento en que pasamos para el otro lado.
Eso demuestra que tales personas aún no entendieron que los bienes materiales nos son prestados por Dios como medio de progreso, y que los tendremos que devolver, más tarde o más temprano.
Es importante que reflexionemos sobre eso, no dejándonos poseer por los bienes de los cuales somos solamente usufructuarios.
Uno de los motivos de sufrimiento de los que quedan, es el hecho de no haberse dedicado cuanto debían a aquellos de los cuales se despiden.
Por eso, conviene que, mientras estamos en el camino, hagamos lo mejor que podamos a nuestros afectos, para que el remordimiento no nos dilacere el alma después.
Redacción de Momento espirita.
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EL LENGUAJE DE LOS ESPÍRITUS SUPERIORES
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