“El Verdadero Sentido de la Vida”
Hace tiempo quería escribir sobre la solidaridad y no tuve mejor idea que buscar en el diccionario el concepto de esta palabra, pero me encontré con una definición que describe poco o nada lo que significa, verdaderamente, la solidaridad. Es tan amplia y encierra tan variada forma de ponerla en práctica, que comencé entonces a enumerar todo lo que se puede hacer siendo solidario. Me vienen a la memoria aquellas palabras del Maestro Jesús: “Amar al prójimo”, o “Todo lo que hagáis al más pequeño de nuestros hermanos, a mi me lo estaréis haciendo”. También podríamos citar la Parábola del Buen Samaritano, o muchos otros pasajes del Evangelio que hablan de ser solidario, hablan de Caridad, que es la forma más directa de solidarizarse con el prójimo, tendiendo la mano al que sufre, identificándose con su dolor.
En este tiempo tan controvertido, podemos ver muchos actos solidarios, pero me pregunto: ¿Somos verdaderamente solidarios? ¿Practicamos esa hermosa virtud, ese hermoso sentimiento? Se trata de actuar con verdadero amor, sin ningún interés de por medio, solo el genuino y desinteresado querer hacer algo por los demás. ¡Hay tantas formas! Empezando con nuestra propia familia, comprendiéndonos, teniéndonos consideración. Es acercarnos, escuchar al otro haciéndole saber que puede contar con nosotros cada ves que nos necesite. No dejemos pasar esas oportunidades que Dios pone en nuestro camino, para hacer algo por los demás y sentirnos bien, porque no hay satisfacción más grande que el poder hacer algo por el prójimo. Esto nos permite crecer, y a la ves devolver algo de lo mucho que recibimos, porque ¿quién puede decir que alguna ves no recibió una muestra de solidaridad de alguien?. Entonces pongamos en práctica esta dulce virtud. No incurramos en la indiferencia y en el “no te involucres”, dejando así un gran espacio abierto, vacío y desolador de no hacer nada. Porque comprometiéndonos con el prójimo, le damos un verdadero sentido a nuestra vida.
Carmen Gracia
Revista “Horizonte de luz” 119 Editorial SOLIDARIDAD
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Nombres conocidos en todos los seguimientos culturales, que ya cuentan con más de siete u ocho, o incluso nueve, décadas de vida, habrán de desencarnar...
Atentados terroristas, segando millares de víctimas inocentes, continuarán sucediendo, principalmente en los países sin la vigilancia necesaria a fin de cohibirlos con vehemencia...
Aun con todos los esfuerzos de algunos líderes, el fanatismo religioso, responsable por las guerras más sangrientas de la historia, proseguirá actuante..
Con relación a la defensa del medio ambiente, los países más contaminadores firmarán nuevos tratados que, dificilmente, habrán de cumplir, con la Amazonia, siendo cada día más devastada...
El río Tietê, y otros, no serán descontaminados en 2017, y el metro, en Sao Paulo, no estará preparadoo, ni las carreteras, con sus inmensos agujeros, serán remendadas...
En África, millares de criaturas morirán, desnutridas, y el número, que apunta cerca de un billón de personas que pasan hambre en el mundo, no sufrirá alteración significativa...
El tráfico de drogas y de armas, que hoy es de los negocios más rentables, continuará rindiendo millones de dólares a las organizaciones criminales, de las que forman parte nombres insospechados...
La corrupción, principalmente en Brasil, estará muy lejos de ser extinguida, y viejos políticos muertos, arraigados en el poder, aún intentarán resucitar de sus tumbas...
El preconcepto contra las minorías no disminuirá lo que se espera, y sus infelices representantes lo pagarán caro , simplemente por haber nacido como nacieron...
La locura, manifestándose con varias terminologías, ha de mostrarse cada vez más evidente en aquellos que no le dan ninguna importancia a los asuntos de naturaleza espiritual...
En el sector econ´mico, los pobres estarán cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos, como los que nunca pasarán hambre en la vida, considerando solo una mera campaña la de la Cesta Básica, una demagogia...
En algunos lugares del planeta, tendremos huracanes y nevadas, inundaciones en unos lugares y sequías en otros, con varios temblores sísmicos derrumbando construcciones y haciendo víctimas...
Los mercaderes de la creencia religiosa, acaso tampoco vengan a ser alcanzados por la " Operación Lavado a Chorro", intercambiarán los chorros y comprarán nuevas parcelas de tierra, con centenas de cabezas de ganado...
En las favelas y en las penitenciarías, el crimen organizado proseguirá desafiando al orden social, que, en Brasil, es desorden social, ante la negligencia de la propia policía...
En 2017, habrá necesidad de que sean construidas más penitenciarías que escuelas y hospitales en Brasil, con el genocidio en la educación y en la salud, que continuará siendo practicado libremente por los políticos...
Infelizmente, en casi todos los países del mundo, el índice de suicidios y el número de abortos ilícitos, se mostrarán en crecimiento, alcanzando situaciones de calamidad...
Y, por fin : ¡ Muchos continuarán siendo los llamados y pocos los escogidos !...
¡Ah!, ya me estaba olvidando de esta importante profecía: de los religiosos en general, los musulmanes continuarán los más fundamentalistas, los evangélicos los más fanáticos, los católicos ls más ingénuos y los espíritas los más personalistas.
-INÁCIO FERREIRA
Uberaba – MG, 19 de diciembre de 2016.
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CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO
Las consecuencias del suicidio no siempre son las mismas.
Pero hay consecuencias comunes a todos los casos de la interrupción brusca de la vida.
Una de ellas
Es la persistencia mas prolongada y tenaz del lazo que une al espíritu y el cuerpo, por estar ese lazo casi siempre en plenitud de su fuerza en el momento en el que se ha cortado, mientras que en la muerte natural se afloja gradualmente y en la mayor parte de las veces, se rompe antes que la vida este completamente extinguida.
La consecuencia de esto, es la prolongación de la turbación espirita.
Después la ilusión, que durante un tiempo mas o menos largo, el espíritu cree que aun esta vivo.
La afinidad que persiste entre el espíritu y el cuerpo produce en algunos suicidas una especie de repercusión del estado del cuerpo sobre el espíritu, quien, a pesar suyo, siente los efectos de la descomposición y experimenta una sensación plena de angustias y de horror y ese estado puede persistir tanto tiempo como hubiera debido durar la vida que ha interrumpido.
Este efecto no es en todos los suicidas, pero, en ningún caso, el suicida esta exento de las consecuencias de su falta de valor y tarde o temprano expía su falta de uno u otro modo.
De aquí que ciertos espíritus, que fueron muy infelices en la tierra, dijeron haber sido suicidas en su ultima existencia y estar voluntariamente sometido a nuevas pruebas para intentar soportarlas con mas resignación.
No se tiene derecho a abreviar voluntariamente la vida; pero, ¿ por que no se tiene ese derecho ? ¿ Porque no se es libre para poner termino a nuestros sufrimientos ?
Estaba reservado al espiritismo demostrar, con el ejemplo de los que sucumbieron, que eso no es solo una falta como infracción de una ley moral, sino un acto estúpido, puesto que con el nada se gana.
No es la teoría lo que nos enseña esto, sino los hechos que presenta ante nuestros ojos.
El libro de los espiritus. Allan Kardec.
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La Dialéctica Espírita
Definió Hegel la estructura y la función del diálogo identificando sus leyes con las del Ser mismo: tesis, antítesis y síntesis.- Más tarde, Marx y Engels desplazaron el diálogo de esa concepción ontológica para conferirle un sentido materialista y revolucionario. Cupo a Hamelin, empero, definirlo en su aspecto más fecundo, como un proceso de necesaria fusión de la tesis y la antítesis, en la producción de una nueva idea o nueva tesis.
Este es, en nuestro sentir, el proceso dialéctico del Espiritismo, que en vez de poner énfasis en la contradicción en sí, en la lucha de contrarios, prefiere ponerlos en la armonía, en la fusión de esos contrarios, para una nueva creación. En este sentido se desarrolla el diálogo en El Libro de los Espíritus.
Por lo demás, nunca ha habido un diálogo como éste. Jamás un ser humano se inclinó, con toda la seguridad del hombre moderno, sobre el borde del abismo de lo incognoscible para interrogarlo, escuchar sus voces misteriosas, contradecirlo, discutir con él y, por último, arrancarle sus más íntimos secretos. Y nunca tampoco el abismo se mostró tan dócil y hasta deseoso de revelarse al hombre en todos sus aspectos.
Sócrates percibía las voces de su daimon y discutía con el Oráculo de Delfos. Pero no se limitó a eso Kardec. Fue aún más lejos, dialogando con el Mundo Invisible entero, analizando sus voces en rigor, escuchando a inferiores y a superiores, para descubrir las leyes que rigen ese mundo, las formas de vida existentes en él, el mecanismo de sus relaciones con el nuestro.
El método dialéctico es el proceso natural del desarrollo, tanto del pensamiento como de todas las cosas. Cierta vez comparó Emmanuel al Antiguo Testamento como un llamado de los hombres a Dios, Y el Nuevo Testamento como la respuesta de Dios a ese llamado.. Aceptando la imagen podemos afirmar que El Libro de los Espíritus constituye la síntesis de ese diálogo, es el instante en que, según la definición de Hamelin, llamamiento y respuesta se funden en la comprensión espiritual, abriendo camino para una nueva fase de la vida terrena.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC
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CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO
Las consecuencias del suicidio no siempre son las mismas.
Pero hay consecuencias comunes a todos los casos de la interrupción brusca de la vida.
Una de ellas
Es la persistencia mas prolongada y tenaz del lazo que une al espíritu y el cuerpo, por estar ese lazo casi siempre en plenitud de su fuerza en el momento en el que se ha cortado, mientras que en la muerte natural se afloja gradualmente y en la mayor parte de las veces, se rompe antes que la vida este completamente extinguida.
La consecuencia de esto, es la prolongación de la turbación espirita.
Después la ilusión, que durante un tiempo mas o menos largo, el espíritu cree que aun esta vivo.
La afinidad que persiste entre el espíritu y el cuerpo produce en algunos suicidas una especie de repercusión del estado del cuerpo sobre el espíritu, quien, a pesar suyo, siente los efectos de la descomposición y experimenta una sensación plena de angustias y de horror y ese estado puede persistir tanto tiempo como hubiera debido durar la vida que ha interrumpido.
Este efecto no es en todos los suicidas, pero, en ningún caso, el suicida esta exento de las consecuencias de su falta de valor y tarde o temprano expía su falta de uno u otro modo.
De aquí que ciertos espíritus, que fueron muy infelices en la tierra, dijeron haber sido suicidas en su ultima existencia y estar voluntariamente sometido a nuevas pruebas para intentar soportarlas con mas resignación.
No se tiene derecho a abreviar voluntariamente la vida; pero, ¿ por que no se tiene ese derecho ? ¿ Porque no se es libre para poner termino a nuestros sufrimientos ?
Estaba reservado al espiritismo demostrar, con el ejemplo de los que sucumbieron, que eso no es solo una falta como infracción de una ley moral, sino un acto estúpido, puesto que con el nada se gana.
No es la teoría lo que nos enseña esto, sino los hechos que presenta ante nuestros ojos.
El libro de los espiritus. Allan Kardec.
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La Dialéctica Espírita
Definió Hegel la estructura y la función del diálogo identificando sus leyes con las del Ser mismo: tesis, antítesis y síntesis.- Más tarde, Marx y Engels desplazaron el diálogo de esa concepción ontológica para conferirle un sentido materialista y revolucionario. Cupo a Hamelin, empero, definirlo en su aspecto más fecundo, como un proceso de necesaria fusión de la tesis y la antítesis, en la producción de una nueva idea o nueva tesis.
Este es, en nuestro sentir, el proceso dialéctico del Espiritismo, que en vez de poner énfasis en la contradicción en sí, en la lucha de contrarios, prefiere ponerlos en la armonía, en la fusión de esos contrarios, para una nueva creación. En este sentido se desarrolla el diálogo en El Libro de los Espíritus.
Por lo demás, nunca ha habido un diálogo como éste. Jamás un ser humano se inclinó, con toda la seguridad del hombre moderno, sobre el borde del abismo de lo incognoscible para interrogarlo, escuchar sus voces misteriosas, contradecirlo, discutir con él y, por último, arrancarle sus más íntimos secretos. Y nunca tampoco el abismo se mostró tan dócil y hasta deseoso de revelarse al hombre en todos sus aspectos.
Sócrates percibía las voces de su daimon y discutía con el Oráculo de Delfos. Pero no se limitó a eso Kardec. Fue aún más lejos, dialogando con el Mundo Invisible entero, analizando sus voces en rigor, escuchando a inferiores y a superiores, para descubrir las leyes que rigen ese mundo, las formas de vida existentes en él, el mecanismo de sus relaciones con el nuestro.
El método dialéctico es el proceso natural del desarrollo, tanto del pensamiento como de todas las cosas. Cierta vez comparó Emmanuel al Antiguo Testamento como un llamado de los hombres a Dios, Y el Nuevo Testamento como la respuesta de Dios a ese llamado.. Aceptando la imagen podemos afirmar que El Libro de los Espíritus constituye la síntesis de ese diálogo, es el instante en que, según la definición de Hamelin, llamamiento y respuesta se funden en la comprensión espiritual, abriendo camino para una nueva fase de la vida terrena.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC
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LOCURA, SUICIDIO, OBSESIÓN.
PREGUNTA: - Ciertas personas consideran las ideas espiritistas como capaces de turbar las facultades
mentales, y por este motivo encuentran prudente detenerlas en su curso.
mentales, y por este motivo encuentran prudente detenerlas en su curso.
RESPUESTA A.K. - Ya debe usted conocer el proverbio: achaques quiere la muerte. No es, pues, de
sorprender que los enemigos del Espiritismo procuren apoyarse en todos los pretextos. El indicado les ha parecido a propósito para despertar temores y susceptibilidades, y se han apoderado de él con rapidez. Pero desaparece ante el más ligero examen. Oiga usted, pues, sobre esta locura, el razonamiento de un loco.
Todas las grandes preocupaciones del espíritu pueden ocasionar la locura; las ciencias, las artes, la misma religión, ofrecen su contingente. La locura tiene por principio un estado patológico del cerebro, instrumento del pensamiento: desorganizado el cerebro queda alterado el pensamiento. La locura es, pues, un efecto consecutivo, cuya causa primera es una predisposición orgánica que hace al cerebro más o menos accesible a ciertas impresiones, y esto es tan cierto que verá usted personas que piensan muchísimo sin volverse locos, y otros que pierden el juicio bajo la influencia de la más pequeña
sobreexcitación. Dada la predisposición a la locura, ésta tomará el carácter de la preocupación principal, que se convertirá entonces en una idea fija. Ésta podrá ser la de los espíritus en quien de ellos se haya ocupado, como pudiera ser la de Dios, de los ángeles, del diablo, de la fortuna, del poder, de un arte, de una ciencia, de la maternidad, de un sistema político o social.
Esta broma pesada comienza a caer en desuso desde que la indicada locura se hace paso en las más elevadas esferas de la sociedad. Mucho ruido se hace con un ejemplo conocido, el de Víctor Hennequin; pero se echa al olvido que, antes de ocuparse de los espíritus, había dado ya pruebas de excentricidad en las ideas. Si las mesas giratorias no hubiesen aparecido -las cuales, según un ingenioso juego de palabras de nuestros adversarios, le hicieron perder el juicio- su locura hubiera tomado otro carácter.
Digo, pues, que el Espiritismo no goza de ningún privilegio en este punto, y aún más, bien
comprendido, preserva de la locura y del suicidio.
Entre las más numerosas causas de sobreexcitación cerebral, deben contarse las decepciones, las desgracias, los afectos contrariados, causas que son también las más frecuentes de suicidio. Pues bien, el verdadero espírita ve las cosas de este mundo desde un punto de vista tan elevado, que las tribulaciones no son para él más que incidentes desagradables de un viaje. Lo que en otros produciría una violenta emoción, le afecta medianamente. Sabe por otra parte que los pesares de la vida son pruebas que conspiran a su adelanto si los sufre sin murmurar, porque será recompensado según el valor con que las haya soportado. Estas convicciones le dan, pues, una resignación que le preserva de la desesperación, y por consiguiente, de una causa incesante de locura y de suicidio. Sabe,además, por el espectáculo que le dan las comunicaciones de los espíritus, la deplorable suerte de los que voluntariamente abrevian sus días, y este cuadro es bastante para hacerle reflexionar, por lo cual es considerable el número de los que por él han sido detenidos en la funesta pendiente. Este es uno de los resultados del Espiritismo.
En el número de las causas de locura, debe colocarse también el miedo, y el que se tiene al diablo ha descompuesto a más de un cerebro. ¿Se sabe por ventura el número de víctimas producidas al impresionar las imaginaciones débiles con este cuadro que se procura hacer más horroroso por medio de horribles pormenores? Se dice que el diablo no espanta más que a los chiquillos, que es un freno para hacerles prudentes; sí, como la bruja y el coco,pero cuando no les tienen ya miedo, son peores que antes. Y por este magnifico resultado, se olvida el número de epilepsias causadas a un cerebro delicado.
No debe confundirse la locura patológica con la obsesión. Ésta no procede de ninguna lesión cerebral, sino de la subyugación ejercida por los espíritus maléficos sobre ciertos individuos, y tiene, a veces, las apariencias de la locura propiamente dicha. Esta afección,que es muy frecuente, es independiente de la creencia en el Espiritismo y ha existido en todos los tiempos. En este caso, la medicina general es impotente y hasta nociva. El Espiritismo, haciendo conocer esta nueva causa de turbación en el estado del ser, ofrece, al mismo tiempo, el medio de curarla obrando no en el enfermo, sino en el espíritu obsesor. Es el remedio y no la causa de la enfermedad.
sorprender que los enemigos del Espiritismo procuren apoyarse en todos los pretextos. El indicado les ha parecido a propósito para despertar temores y susceptibilidades, y se han apoderado de él con rapidez. Pero desaparece ante el más ligero examen. Oiga usted, pues, sobre esta locura, el razonamiento de un loco.
Todas las grandes preocupaciones del espíritu pueden ocasionar la locura; las ciencias, las artes, la misma religión, ofrecen su contingente. La locura tiene por principio un estado patológico del cerebro, instrumento del pensamiento: desorganizado el cerebro queda alterado el pensamiento. La locura es, pues, un efecto consecutivo, cuya causa primera es una predisposición orgánica que hace al cerebro más o menos accesible a ciertas impresiones, y esto es tan cierto que verá usted personas que piensan muchísimo sin volverse locos, y otros que pierden el juicio bajo la influencia de la más pequeña
sobreexcitación. Dada la predisposición a la locura, ésta tomará el carácter de la preocupación principal, que se convertirá entonces en una idea fija. Ésta podrá ser la de los espíritus en quien de ellos se haya ocupado, como pudiera ser la de Dios, de los ángeles, del diablo, de la fortuna, del poder, de un arte, de una ciencia, de la maternidad, de un sistema político o social.
Esta broma pesada comienza a caer en desuso desde que la indicada locura se hace paso en las más elevadas esferas de la sociedad. Mucho ruido se hace con un ejemplo conocido, el de Víctor Hennequin; pero se echa al olvido que, antes de ocuparse de los espíritus, había dado ya pruebas de excentricidad en las ideas. Si las mesas giratorias no hubiesen aparecido -las cuales, según un ingenioso juego de palabras de nuestros adversarios, le hicieron perder el juicio- su locura hubiera tomado otro carácter.
Digo, pues, que el Espiritismo no goza de ningún privilegio en este punto, y aún más, bien
comprendido, preserva de la locura y del suicidio.
Entre las más numerosas causas de sobreexcitación cerebral, deben contarse las decepciones, las desgracias, los afectos contrariados, causas que son también las más frecuentes de suicidio. Pues bien, el verdadero espírita ve las cosas de este mundo desde un punto de vista tan elevado, que las tribulaciones no son para él más que incidentes desagradables de un viaje. Lo que en otros produciría una violenta emoción, le afecta medianamente. Sabe por otra parte que los pesares de la vida son pruebas que conspiran a su adelanto si los sufre sin murmurar, porque será recompensado según el valor con que las haya soportado. Estas convicciones le dan, pues, una resignación que le preserva de la desesperación, y por consiguiente, de una causa incesante de locura y de suicidio. Sabe,además, por el espectáculo que le dan las comunicaciones de los espíritus, la deplorable suerte de los que voluntariamente abrevian sus días, y este cuadro es bastante para hacerle reflexionar, por lo cual es considerable el número de los que por él han sido detenidos en la funesta pendiente. Este es uno de los resultados del Espiritismo.
En el número de las causas de locura, debe colocarse también el miedo, y el que se tiene al diablo ha descompuesto a más de un cerebro. ¿Se sabe por ventura el número de víctimas producidas al impresionar las imaginaciones débiles con este cuadro que se procura hacer más horroroso por medio de horribles pormenores? Se dice que el diablo no espanta más que a los chiquillos, que es un freno para hacerles prudentes; sí, como la bruja y el coco,pero cuando no les tienen ya miedo, son peores que antes. Y por este magnifico resultado, se olvida el número de epilepsias causadas a un cerebro delicado.
No debe confundirse la locura patológica con la obsesión. Ésta no procede de ninguna lesión cerebral, sino de la subyugación ejercida por los espíritus maléficos sobre ciertos individuos, y tiene, a veces, las apariencias de la locura propiamente dicha. Esta afección,que es muy frecuente, es independiente de la creencia en el Espiritismo y ha existido en todos los tiempos. En este caso, la medicina general es impotente y hasta nociva. El Espiritismo, haciendo conocer esta nueva causa de turbación en el estado del ser, ofrece, al mismo tiempo, el medio de curarla obrando no en el enfermo, sino en el espíritu obsesor. Es el remedio y no la causa de la enfermedad.
QUE ES EL ESPÍRITISMO. ALLAN KARDEC.
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