viernes, 23 de enero de 2015

REVISTA ESPÍRITA- PERIÓDICO 
DE ESTUDIOS PSICOLÓGICOS     
Colección de Textos de Allan Kardec


Después de la publicación de El Libro de los Espíritus, el día 18 de abril de 1857, el egregio codificador, inspirado por los Guías de la humanidad, concluyó que era necesario crear un periódico para mantener la correspondencia con los simpatizantes de la nueva doctrina, defenderla de las acusaciones de los enemigos gratuitos, presentar nuevas enseñanzas, divulgar mensajes nuevos y consoladores,culminando en la publicación de la Revista Espírita el 10 de enero de 1858.

La Revista Espírita fue denominada como un Periódico de Estudios Psicológicos, en
razón del alcance temático presentado, iniciándose la propuesta de una psicología
espiritista.

En aquel momento, en que predominaban los conceptos de la filosofía positivista, de Augusto Comte, una audaz psicología del alma se presentaba como un desafío cultural y científico, en condiciones de enfrentar y vencer el materialismo dominante en las Academias y Universidades.

El coraje moral de Allan Kardec, consciente de la grandeza del Espiritismo y de su contenido científico, que demuestra, por intermedio de sus propios métodos  experimentales, la legitimidad de sus conceptos, se trasformaba en un desafío
cultural, portador de los paradigmas filosóficos para la nueva era.

Fundamentándose siempre en la lógica y en la razón, como efecto de la investigación cuidadosa de los hechos, la Revista Espírita, se transformó en eficiente órgano de fecunda divulgación, de debates y de esclarecimientos de los nobles postulados espiritistas.
Se iniciaba, entonces, la lucha desigual entre las religiones dominantes, ciegas en sus ortodoxias, haciendo coro con el materialismo dialéctico, histórico y mecanicista, en contra del Espiritismo, esa ciencia nueva, cuyos fenómenos se encontraban presentes en todas las épocas de la humanidad.
 Acusaciones injustificables eran lanzadas de los púlpitos y de las cátedras científicas en contra de los médiums y de los espiritistas en general, intentándose macularles la conducta moral y el comportamiento psíquico, por falta de argumentación propia para superar sus paradigmas profundos.
Muchos periódicos se complacían en ironizar y ridiculizar el Espiritismo y sus adeptos, intentando impedir el desarrollo de sus enseñanzas iluminativas.
El Espiritismo había llegado a la Tierra para quedarse, para producir la revolución científico-filosófico-moral de la sociedad, y no para complacer a los dominadores temporales y equivocados de un momento, luego substituídos por otros más arbitrarios y perversos.
Había sido propuesto por Jesucristo para que fueran recordadas sus lecciones de amor y justicia que serían, como fueron, adulteradas, confundidas y transformadas en instrumentos de poder y de ilusión de los engañados teólogos de todos los
tiempos.*
Desvestido de cualquier forma dogmática, de supercherías, de ceremoniales, de fórmulas sacramentales, siendo una doctrina de pensamiento y de conducta ética, no tenía que temer a los arbitrarios dominadores de las mentes humanas, manteniendo su firmeza en todos los puntos fundamentales y laborando por la felicidad de los Espíritus encarnados o desencarnados.
A lo largo de los años, el maestro de Lyon se utilizó de la Revista para mantener ese
combate entre las tinieblas de la ignorancia y la luz del conocimiento, entresacando
posteriormente artículos, mensajes y estudios que constituirían las demás obras de la Codificación.
                           -Marco Antonio Gonzalez Sanchez-
                                                   *****************

EL PROBLEMA DE LAS DROGAS

Las drogas son un grave problema  y de los más serios en la sociedad.  las drogas son sustancias que al ser introducidas en el organismo vivo, puede modificar una o más de las funciones de éste, alteran el estado psíquico y a veces físico, que se caracteriza por cambiar el comportamiento y por otras reacciones que comprenden siempre un impulso irreprimible alº tomar la droga en forma continuada o periódica.
El desprecio por la vida, la búsqueda del aniquilamiento resultante de filosofías apresuradas, sin estructura lógica ni ética, son responsables por el progresivo consumo de tóxicos de cualquier naturaleza.
Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato social, económico o cultural determinado. El consumo de drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.
Muchos hogares están desarmonizados porque la base de sus problemas reside  en el uso  de las drogas por parte de sus jóvenes.
Un hogar desestructurado, es un joven desorientado. Los jóvenes  que no tienen rumbo fijo, que están desorientados y que no encuentran la paz  que necesitan, normalmente se refugia en los tóxicos,  estos al principio les alivia, pero  al fin terminan encarcelados, sin poder pasar de la dosis que para ellos pasa a ser lo más necesario, aquello sin lo cual no pueden vivir.
Los padres son los que suelen sufrir las consecuencias, ellos han de soportar todas las excentricidades que los hijos muestran, para eso necesitan orientación, porque si no se les van de las manos, se convierten en hijos perdidos, sin salvación.
Han de tratarlos con cariño, pero deben hacerlo también con energía.
Ni disciplina férrea ni excesos de libertad.
El dialogo es el alimento del amor.
El apoyo de la familia para el joven toxicómano, a través del Evangelio en el Hogar, es factor decisivo en su tratamiento. No adelanta nada mandarlo sólo al centro espírita, para recibir pases, o llamar a los médiums a la casa, para transmitirlos. La familia necesita ir junto con él al Centro y estar al lado de él en las oraciones en casa.
Los Benefactores Espirituales poco pueden hacer, cuando la familia no participa, incluso porque la prueba no es sólo del joven, ¡sino todos los que conviven con él!
La realización del Evangelio en el Hogar, por lo menos una vez a la semana, sea cual fuera la condición religiosa de la familia del joven dependiente de la droga, es indispensable.
El uso de las drogas es muy antiguo, variando los motivos de acuerdo con el estado evolutivo de cada pueblo, no obstante, siempre de resultados negativos. Religiosos y anacoretas, guerreros y filósofos, pobres y ricos en diferentes periodos de la Historia se valieron de las sustancias vegetales y emanaciones químicas, de resinas y de raíces para alcanzar los deseos emocionales que no conseguían por los métodos normales, o para abrir las puertas del entendimiento para los viajes místicos, el aumento del valor, el olvido…
El egoísmo es responsable por la inconformidad y por la prepotencia, por la voluptuosidad de los sentidos y por la indiferencia hacia el prójimo. El hombre sufre de perplejidades que lo atemorizan, desconfiando de todo y de todos, se entrega a los excesos, huyendo de la responsabilidad a través de las drogas.
Los padres que no dialogan con los hijos, orientándolos para la vida, prácticamente los empujan al vicio.
Es necesario que los padres sean amigos de sus hijos, muchas veces ocultarles los problemas, es darle ocasión y libertad para buscar otras ocupaciones. En cambio si  hablamos con ellos, exponiendo nuestras inquietudes, el se sentirá inclinado a poner de su parte para ayudarnos.
También debemos sentarnos, con ellos, para  decirles nuestras alegrías, para pedirles consejos,  para dar un paseo y decirle las cosas que nos gustan, los sueños que aún están por realizar, y que sigues soñando con ellos, quizás sin pasar nunca de eso, de sueños, pero que no pierdes la esperanza, cuando ellos vean que los suyos tampoco se realizan, sabrán tomar tu misma actitud, el ejemplo en casa lo es todo. 
Los padres que son amigos de los hijos no tienen nada que temer.
“Ciertos padres, es verdad, menosprecian sus deberes y no son para los hijos lo que deberían ser; pero cabe a Dios castigarlos y no sus hijos; no cabe a estos censurarlos, porque tal vez ellos mismos merecen que fuese así.”
La falta de comunicación real entre padres e hijos hace que éstos se distancien poco a poco del entorno familiar, al no encontrar allí respuesta a sus problemas. La falta de dedicación de los padres a la educación de los hijos o el deficiente control por un excesivo liberalismo en la educación, son, sin duda, factores generales relacionados con la educación que devienen en una inadecuada formación de los jóvenes. Otras pautas incorrectas de educación son: actitudes de sobreprotección o actitudes rígidas. Estos factores desencadenantes suponen que se produzca falta de diálogo en la familia, manteniéndose en muchos casos actitudes ambiguas frente a las drogas, que se produzcan diversos tipos de carencias afectivas y un clima que no favorece el crecimiento personal, con falta de independencia y de capacidad para afrontar situaciones problemáticas.
No se trata simplemente de prohibir la droga, ni de controlar su distribución. Aunque estas cosas son necesarias, el problema de la drogadicción tiene sus raíces en la sociedad misma. Es por ello que es necesario un compromiso de la sociedad en su conjunto. Padres, maestros, medios de comunicación, instituciones, etc., deben comprometerse a construir una sociedad nueva, donde sean promovidos los valores auténticos, especialmente los espirituales. De no hacerlo así, todas las estrategias de prevención serán inútiles, pues el problema de fondo seguirá existiendo.

Para las personas que ya han caído en el abuso de drogas, no bastan los simples tratamientos médicos, dado que existen otros problemas del individuo que están detrás del hecho de su drogadicción. Es necesario, junto con el tratamiento médico de desintoxicación propiamente dicho, un tratamiento de rehabilitación que haga que la persona redescubra su valor y su identidad más profunda. Este tratamiento no será posible sin la participación del individuo, sin su voluntad de cambiar. El apoyo de la familia y una adecuada asistencia espiritual son también fundamentales para la rehabilitación.
El drogadicto ha de recuperar la  confianza en sí mismo, y desear efectivamente curarse, adquirir confianza  en Dios y en sí mismo.
Reconquistar su autoestima. Sentirse a gusto consigo mismo y confiar en aquellos que quieren su bien.
El que se encuentra, internado  en alguna casa de recuperación, sometido a un tratamiento para desintoxicarse del uso de drogas, su paciencia en la aceptación del  tratamiento es factor fundamental, muy importante para su buen éxito, recordando aquellas palabras de Jesús “Ayúdate, que el cielo te ayudará”. Respetando las normas disciplinarias del lugar donde se encuentra, pues la rebeldía  solo complicará más su situación. Evite las discusiones, y si siente la necesidad de desahogarse con alguien,  que llame al médico que lo atiende, o al psicólogo o al enfermero de su confianza y que abra su corazón.
El espiritismo,  es un bálsamo reparador para las heridas, para los estados depresivos y obsesivos, alucinatorios del alma enferma, y recomienda la  aplicación de los pases, recibidos con respeto y fe. Todo pasara, y más pronto para aquellos que desean resarcir de esas situaciones tan  enfermizas.
 Según Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo, el verdadero espírita es aquel que lucha por su transformación moral y se esfuerza para domar sus inclinaciones.
No es por tanto, porque se sienta imperfecto, lleno de errores, que tú no puedas ser espírita. Pablo de Tarso, que ya citamos en los capítulos precedentes, decía traer “un espino en la carne” y ni por eso dejó de ser uno de los mayores discípulos de Cristo. María de Magdala, que fue una meretriz, al conocer el Evangelio, se transformó en la mensajera de la Resurrección. Fue a ella que Jesús, renacido, apareció en primer lugar, antes incluso que a sus apóstoles.
Todos los que estamos en la Tierra estamos luchando, los que partieron al otro lado de la vida, también continúan luchando. Jesús lucha hoy por la espiritualización de las criaturas.
Incluso que considere que se ha equivocado mucho, usted puede ser espírita, desenvolver su mediúmnidad, esclarecerse y hacerse un buen médium pesista, por ejemplo. ¡¿Cuantos usaban droga en su juventud y hoy, recuperados, son respetables padres de familia y dirigen obras asistenciales de reconocido valor?!
No se olvide de que cuanto mayor fuera su lucha, mayor será su mérito.
Y una de las cosas que recomienda el Espiritismo para que el drogadicto y los que lo rodean puedan ser asistidos, es la realización del Evangelio en el Hogar que es una de las mejores terapias para el joven drogado.
Conseguir que él participe del Evangelio es más que importante: es esencial.
A falta de líderes nobles, con significativas excepciones, caen  en las redes  bien urdidas por los falsos líderes carismáticos de naturaleza meramente personal. Son escasas las inteligencias inclinadas hacia el bien común y dedicadas a los valores más nobles de la vida, que atraigan la atención haciéndose ejemplos  dignos de ser imitados, frente  a las justas alegrías  y venturas que propicien y disfruten.
Esos individuos podrían trabajar con ahínco para la cura de los canceres sociales, ennobleciendo a la entidades educacionales y domésticas responsables por la preparación y cultivo de mentes en formación.
El progreso tecnológico se convierte, a menudo, en una amenaza, en un monstruo devorador, si no es moderado en sus límites y en el tiempo apropiado. La automatización sustituye al hombre en muchos menesteres y la ociosidad y el desempleo enferma el sistema nervoso de los que se detienen y atormentan a quienes se esfuerzan en el trabajo.
“Los hombres se separan, distanciados por la lucha que emprenden; se unen por la necesidad del juego de los placeres y en esa dualidad de la conducta, la carencia afectiva y la soledad, instalan sus arsenales de miedo, de rebeldía y dolor, que propician la fuga hacia las drogas. Huyen de un estado o situación, buscando inconscientemente alguna cosa; algo; seguridad, auxilio, amistad,  cosa que los tóxicos no le pueden dar.
Es imprescindible que el hombre se valorice, extrayendo de él  los valores que yacen en su interior, manifestación de Dios que el no ha sabido extraer ni buscar, por estar guardados muy íntimamente, como desafió final para su salvación del caos.
Es necesaria una vida sana, conforme la moral de Cristo. , la educación en libertad con responsabilidad; la valoración del trabajo como método digno de afirmación de la criatura humana; la orientación moral más segura  en el hogar en la escuela, mediante los ejemplos  de los educadores y de los padres; la necesidad de vivir  con moderación, enseñar que nadie se encuentra  en plenitud y demostrar esa verdad a través de los hechos diarios con los que se evitaran  sueños y curiosidades, lujo y ansia de disipaciones  por parte de los niños y jóvenes; la orientación adecuada  a las personalidades psicópatas desde temprano; los ambientes  sanos y las lecturas  edificantes, considerándose que no toda la humanidad puede ser encuadrada  en la literatura sórdida de la “contra cultura”, de los libros groseros, violentos  y escritos con fines mercenarios, en razón de las altas dosis  de extravagancia y vulgaridad de los que son portadores.  Junto a estas terapias básicas, añadir el ejercicio de la disciplina de los hábitos, mejor entendimiento entre los padres y maestros, una mayor convivencia de estos con los hijos y alumnos, el despertar y cultivo de ideales entre los jóvenes…
“Y el despertar espiritual de la vida, que demuestra la preexistencia del alma al cuerpo y su supervivencia después de la muerte. Cuanto más materialista sea la comunidad, mas se manifiesta extenuada, desequilibrada y sus miembros consumidores de drogas y sexo negligente, sufren más altas cargas de violencia, de agresividad, que conducen  a elevados índices de homicidio, de suicidio y de corrupción.
El Espiritismo posee recursos psicoterapéuticos valiosos como medio preventivo y tratamiento en el uso de las drogas y otros vicios. Con su filosofía estructurada en la realidad del espíritu, la educación tiene primacía  en todos los intentos  y las técnicas del conocimiento  de las causas de la vida ofrecen  resistencia y dan fuerza para una conducta sana.
La oración, el pase, la magnetización del agua, la adoctrinación del individuo son medicina muy saludable para obtener la desobsesión y el socorro espiritual a estos enfermos, que no debemos olvidar , merecen todo nuestro respeto, atendiéndoles con cariño y tratando de dignificarlos, instalándolos  para su recuperación, al mismo tiempo que le apliquemos los recursos espiritas  y evangélicos de resultados saludables.
Trabajo extraído del libro:
En las fronteras de la Locura, de Divaldo Pereira Franco
Realizado por Merchita
                                                             ******************************

Lenguaje que debe tenerse con los Espíritus.

El grado de inferioridad o superioridad de los Espíritus, naturalmente, indica el tono que conviene tenerse con ellos. Es evidente que cuanto más elevados están, más derecho
tienen a nuestro respecto, a nuestras consideraciones y a nuestra sumisión. No les debemos menos deferencia que cuando vivían y además por otros motivos: en la Tierra hubiéramos considerado su rango y su posición social; en el mundo de los Espíritus nuestro respeto sólo se dirige a la superioridad moral. Su misma elevación les pones sobre las puerilidades de nuestras formas aduladoras.
Por las palabras no es como podemos captar su benevolencia; es por la sinceridad de sentimientos. Sería, pues, ridículo, darles los títulos que nuestros usos consagran a la distinción de las clases y que, viviendo, podrían haber lisonjeado su vanidad; si realmente son superiores, no solamente no hacen caso de eso, sino que les disgusta. Un buen pensamiento les es más agradable que los honores más laudables; si fuese de otro modo no estarían más elevados que la Humanidad. El Espíritu de un venerable eclesiástico que en la Tierra fue un príncipe de la Iglesia, hombre de bien, y que practicaba la ley de Jesús, respondió un día a uno que le evocaba, dándole el título de Monseñor: “Al menos deberías decir ex Monseñor, porque aquí no hay otro señor que Dios; debes saber que yo veo algunos aquí que en la Tierra se
arrodillaban delante de mí y ante los cuales yo mismo me inclino ahora”.
En cuanto a los Espíritus inferiores, su carácter nos traza el lenguaje que conviene tener con ellos. En el número los hay que,aunque inofensivos y aun benévolos, son ligeros, ignorantes y atolondrados; tratarles del mismo modo que a los Espíritus formales, como lo hacen ciertas personas, sería lo mismo que si nos inclináramos delante de un aprendiz o de un asno cubierto con el birrete de doctor. En tono familiar es el más adecuado para
ellos, y no se formalizan por esto; al contrario, se prestan a ello con gusto.
Entre los Espíritus inferiores los hay que son infelices.
Cualesquiera que puedan ser las faltas que expían, sus sufrimientos son títulos tanto más grandes para nuestra conmiseración, pues ninguna persona puede vanagloriarse de evadirse de esta palabra de Jesús: “Que el que esté sin pecado le lance la primera piedra”.
La benevolencia que les manifestamos es un consuelo para ellos; a falta de simpatía, deben encontrar la indulgencia que quisiéramos que se tuviera por nosotros.
Los Espíritus que revelan su inferioridad por el cinismo de su lenguaje, sus mentiras, la bajeza de sus sentimientos, la perfidia de sus consejos, seguramente son menos dignos de nuestro interés que aquellos cuyas palabras manifiestan su arrepentimiento; al menos les debemos la piedad que concedemos a los más grandes
criminales, y el medio de reducirles al silencio es el de manifestarse superior a ellos. No se dedican sino a la persona que ellos creen que nada tienen que temer; porque los Espíritus perversos reconocen a sus señores en los hombres de bien como en los Espíritus superiores.
En resumen, sería tanta irreverencia el tratar de igual a igual a los Espíritus superiores, como ridículo el tener una misma deferencia para todos sin excepción. Tengamos veneración para los que lo merecen, reconocimiento para los que nos protegen y nos asisten; para todos los otros una benevolencia de la cual necesitaremos, puede ser, nosotros mismos un día. Penetrando en el mundo incorpóreo, aprendemos el modo de conocerle, y este
conocimiento debe arreglar nuestras relaciones con aquellos que lo habitan. Los antiguos, en su ignorancia, les levantaron altares; para nosotros sólo son criaturas más o menos perfectas y no elevamos altares sino a Dios.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.
                                                                *****************************

No hay comentarios: