LA
EDUCACIÓN EN LA INFANCIA
Es
a través de la educación que las generaciones se transforman y
mejoran. Para obtener una sociedad nueva es preciso que haya hombres
nuevos. Así, pues, la educación de la infancia es de capital
importancia.
La
educación es un proceso de socialización y endoculturación de las
personas a través del cual se desarrollan capacidades físicas e
intelectuales, habilidades, destrezas, técnicas de estudio y formas
de comportamiento ordenadas con un fin social (valores, moderación
del diálogo-debate, jerarquía, trabajo en equipo, regulación
fisiológica, cuidado de la imagen, etc.).
Pero
el término educación se refiere sobre todo a la influencia ordenada
ejercida sobre una persona para formarla y desarrollarla a varios
niveles complementarios; en la mayoría de las culturas es la acción
ejercida por la generación adulta sobre la joven para transmitir y
conservar su existencia colectiva. Es un ingrediente fundamental en
la vida del ser humano y la sociedad y se remonta a los orígenes
mismos del ser humano. La educación es lo que transmite la cultura,
permitiendo su evolución.
En
la actualidad el uso excesivo del término "educación"
conlleva que una parte importante de la población no conozca su
significado. Y lo que es peor que se utilice de forma incorrecta.
Es
importe que sepamos que la educación no se adquiere de manera
individual, sino que es necesario un proceso de socialización, es
decir, es imprescindible relacionarse con otras personas.
La
educación se basa principalmente en los procesos de asimilación y
acomodación de conocimientos. Además, es necesaria una
concienciación de nuestra cultura y conocimiento de las conductas
más adecuadas en cada situación.
El
proceso educativo se materializa en una serie de habilidades y
valores, que producen cambios intelectuales, emocionales y sociales
en el individuo. De acuerdo al grado de concienciación alcanzado,
estos valores pueden durar toda la vida o sólo un cierto periodo de
tiempo.
En
el caso de los niños, la educación busca fomentar el proceso de
estructuración del pensamiento y de las formas de expresión. Ayuda
en el proceso madurativo sensorio-motor y estimula la integración y
la convivencia grupal.
Sin
embargo, la educación formal o escolar es la más conocida. Consiste
en la presentación sistemática de ideas, hechos y técnicas a los
estudiantes. Una persona ejerce una influencia ordenada y voluntaria
sobre otra, con la intención de formarle. Así, el sistema escolar
es la forma en que una sociedad transmite y conserva su existencia
colectiva entre las nuevas generaciones.
La
educación permanente o continua, que establece que el proceso
educativo no se limita a la niñez y juventud, sino que el ser humano
debe adquirir conocimientos a lo largo de toda su vida.
No
basta enseñar al niño las nociones de la ciencia. Tan esencial como
saber leer, escribir y calcular es aprender a gobernarse, a
conducirse como un ser racional y consciente, es entrar en la vida
armado no solamente para la lucha material, sino, sobre todo, para
la lucha moral. Lamentablemente de la parte moral es de la que menos
nos ocupamos, pues procuramos desarrollar las facultades y los
aspectos brillantes del niño, y no sus virtudes. Es por es razón,
que cuando entra en la vida pública se encuentra expuesto a todas
las asechanzas, a todas las atracciones de la pasión, en un ambiente
sensual y corrompido.
La
moral de las escuelas que frecuentan, están desprovista de
sanciones efectivas, sin finalidad universal, no es más que una
moral estéril, incapaz de reformar la sociedad.
También
suele ser pueril la educación en los colegios religiosos, donde el
niño se convierte en presa del fanatismo y de la superstición
adquiriendo nada más que ideas falsas acerca de la vida presente y
del más allá.
Para
despertar en el niño las primeras aspiraciones al bien, para
enderezar un carácter difícil, se necesita a la vez perseverancia,
firmeza y un afecto del que solo es susceptible el corazón de un
padre o de una madre. Si los padres no logran corregir a sus hijos
¿Cómo podrá conseguirlo el que dirige a un gran números de ellos?
Rara vez es una buena educación moral la obra de un maestro.
Sin
embargo, esta tarea no es tan difícil como creemos. No exige una
ciencia profunda. Grandes y pequeños podemos realizarla si nos
hallamos penetrados de la finalidad y de las consecuencias de la
educación. Hay que tener siempre presente una cosa, y es que los
Espíritus han acudido a nosotros con el fin de que les ayudemos a
vencer sus defectos y a hacer las preparaciones para los deberes de
la vida. Nosotros lo aceptamos por medio del matrimonio, la misión
de dirigirlos; la realizamos con amor, pero con un amor exento de
debilidad, pues el amor llevado al límite extremo está lleno de
peligros. Estudiemos desde la cuna las tendencias adquiridas por
el niño en sus existencias anteriores, y dediquémonos a
desarrollar las buenas y hagamos desaparecer las malas. No
proporcionándoles demasiados goces con el fin de que, acostumbrados
desde el principio al desencanto, sus almas jóvenes comprendan la
ardua vida terrenal, y que solo hay que contar con uno mismo y con su
trabajo: únicas cosas que proporcionan la independencia y la
dignidad. No intentando desviar a estos niños de la acción de las
leyes eternas. Hay piedras en el camino de cada uno de nosotros: solo
la sensatez nos enseña a evitarlas.
No
debemos confiar a nuestros hijos a otros si no es absolutamente
necesario. La educación no puede ser mercenaria. ¿Qué le importa
a una nodriza que un niño
hable o ande de tal o cual modo? No tiene el sentido, ni el amor
maternal. En cambio una madre, siente mucha alegría, cuando el niño
empieza a caminar, cuando empieza a chapurrear las primeras silabas.
Una buena madre, tiene más solicitud para su hijo, que para su
propio cuerpo.
La
educación, basada en una concepción exacta de la vida, cambiaria la
faz del mundo. Todas las llagas morales se deben a la mala educación.
Reformarla, establecerla sobre nuevas bases, tendría para la
humanidad consecuencias incalculables. Instruyamos a la juventud e
iluminemos su inteligencia; pero ante todo, hablemos a su corazón
enseñándole a despojarse de sus imperfecciones. Recordando siempre
de que la ciencia por excelencia consiste en hacernos mejores.
Mercedes Cruz Reyes
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LAS CARACTERISITICAS DEL VERDADERO
PROFETA
El espiritismo nos dice algo muy significativo:”Guardaos de los Falsos profetas” que vienen vestidos de ovejas y por dentro son lobos ladrones; Jesús dijo “Guardaos que no os engañe alguno – Porque vendrán muchos en mi nombre, y dirán: Yo soy el Cristo: y a muchos engañaran.
Profeta se llama a todo enviado de Dios con la misión de instruir a los hombres y revelarles las cosas ocultas y los misterios de la vida espiritual.
Desgraciadamente en todas la épocas han existido hombres que guiados por ambiciones han intentado ser para el mundo mesías, enviados por Dios, respaldándose en sus títulos y experiencia han explotado la credulidad de muchas personas saciando su orgullo, su vanidad, viviendo a expensas de su superchería.
Es por eso que todo seguidor de Dios, debe procurar conocer muy bien, las características del verdadero profeta, enviado de Dios, para no ser presa del engaño.
Son las obras las que se deben examinar. Si los que son sinceros están acompañados de todas las señales de la misión que dicen desempeñar, si poseen las virtudes cristianas y eternas; si son caritativos, si son amorosos, indulgentes, bondadosos, si en apoyo a sus palabras, unen los actos; entonces se puede decir: verdaderamente son enviados de Dios.
Se debe desconfiar de los escribas y fariseos que hablan en las plazas públicas vestidos con largos ropajes ¡desconfiemos de todos aquellos que dicen tener el solo y único monopolio de la verdad! Todo lo que revela un átomo de orgullo, debemos separarlo de nosotros como una lepra contagiosa que corrompe todo lo que toca. Recordando, que cada criatura lleva en su frente, sobre todo en sus actos, el sello de su grandeza o decadencia.”
El verdadero misionero de Dios debe justificar su misión por su superioridad, por sus virtudes, por su grandeza por el resultado y la influencia moralizadora de sus obras. Mirando si por su carácter, por sus virtudes, por su inteligencia, está fuera del papel que quiere representar, o del personaje cuyo nombre tome, no sabiendo copiar ni siquiera al modelo.
Los profetas de Dios, jamás recurrirán a hechicería, adivinación, astrología, o cualquier arte ocultista de la ciencia del mal. Ellos recurrirán siempre directamente de lo que Dios, quería que le comunicaran al pueblo de Dios. Nunca servían los deseos de la gente y siempre obedecían la palabra de Dios.
Los verdaderos profetas no son innovadores sino restauradores. Ellos presentan las verdades antiguas y las aplican en nuevos contextos. Ellos no cambian o revocan revelaciones previas dadas por Dios.
No fiarnos de los falsos profetas, sobretodo en un tiempo de renovación, porque muchos impostores se llamaran enviados de Dios; se procuran una vana satisfacción en la tierra, pero una terrible justicia les espera. Erasto, Paris 1862.
Busquemos, pues al Maestro de los maestros como luz para nuestro camino. Si cotejamos los avisos, las novedades, los mensajes y las advertencias que recibimos, desde tal o cual sector de información, aprenderemos sin sombras que la humildad y el servicio son nuestros deberes de cada hora, para que la verdad nos ilumine y el amor puro nos regenere, para estar definitivamente preservados del asedio del mal.
El mundo distingue ruidosamente a los hipócritas, a los expositores de fantasías.
En todas partes, es común observar la victoria de los hombres con labia, que prometen milagros y maravillas. Esos merecen de las criaturas gran crédito. Basta encubrir la enfermedad, la debilidad, la ignorancia o el defecto de los hombres, para que reciban acatamiento. No acontece lo mismo a los cultivadores de la verdad, por más simple que esta sea. A través de todos los tiempos, para esos últimos, la sociedad reservó la hoguera, el veneno, la cruz implacable.
Intentando huir a la angustiosa situación espiritual que le es propia, invento el hombre la “buena dicha”, imponiendo, con todo, a los adivinadores el disfraz dorado de las realidades negras y duras. El charlatán más hábil en la fabricación de mentiras brillantes será el señor de la clientela más numerosa y brillante.
En el intercambio con la esfera invisible, urge que los nuevos discípulos se percaten contra los peligros de esa índole.
La técnica del elogio, la disposición de parecer mejor, el prurito de caminar al frente de los demás, la presunción de convertir conciencias ajenas, son grandes fantasías. Es necesario no creer en eso. Más razonable es comprender que el servicio de iluminación es difícil, comenzando del esfuerzo de regeneración de nosotros mismos.
Es indispensable que no nos perdamos en conclusiones ilusorias. Agucemos los oídos, guardando la palabra del apóstol a los gentiles. Es imprescindible que nos esclarezcamos, individualmente, sobre nuestra realidad, pues hay mucha gente esperando las alas de ángel que no le pertenecen.
Si te encuentra en servicio edificante, si tu conciencia está limpia ¿Qué e importan las opiniones livianas o hipócritas?
Cumple tu deber y camina.
Examina el material de los ignorantes y calumniadores como provechosa advertencia y acuérdate de que no es posible conciliar el deber con la liviandad, ni la verdad con la mentira.
Merchita
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MISIÓN DE LOS ESPIRITAS
Francisco Cándido Xavier
“En nuestra reunión pública, al inicio de las tareas en pauta, El Evangelio Según el Espiritismo, en el capitulo XX, ítem 4, nos ofreció el apartado sobre la “Misión de los espiritas”. Varios comentaristas expusieron el asunto con mucha elevación, resaltando los valores y las facilidades de la civilización moderna que trazan más amplios caminos de evolución para la vida planetaria en que nos hallamos.
Al término de los estudios, nuestro querido Emmanuel escribió las anotaciones que aquí se exponen.
Es una página que nos lleva a reflexionar profundamente en cuanto a la necesidad de las lecciones de Jesús en nuestras experiencias”.
NOTA – Como vemos nuestra rápida explicación de Chico Xavier, el tema de estudio ofrecido por el Evangelio siempre abierto al azar, no parece ligado a conversaciones anteriores como habitualmente hemos observado. Es posible que Chico no haya sido informado al respecto, pues hay siempre muchos problemas que llaman su atención antes del inicio de los trabajos. Más la verdad es que el asunto corresponde a una de las necesidades más apremiantes del momento espirita que estamos viviendo, en una fase de transición de la vida terrena en que las perturbaciones psíquicas se propagan de manera alarmante.
Quien lance en la Tierra ligera mirada para la retaguardia de ocho lustros se espantará ciertamente verificando el progreso dentro del cual la vida planetaria va marchando, aceleradamente, para un futuro mejor.
Aun así reconocerá que las exigencias de orden espiritual no se alteran mucho en el curso del tiempo.
El hombre de hoy dispone ampliamente de la televisión por la cual sigue, si lo desea, contemplar de cerca las ocurrencias del mundo, no en tanto, no posee autoconocimiento bastante para analizarse de una forma constructiva.
Inventa computadores que lo auxilian efectuando prodigios de información y de cálculo, más aun no conoce, en los engranajes perfectos en que se expresan las leyes de causa y efecto que le presiden la experiencia y del destino.
Utiliza la energía nuclear, todavía, ignora aun toda la extensión de los poderes del espíritu.
Realiza vuelos espaciales aplicando los principios de las astronáutica, entretanto, es compelido a recibir aulas de relacionamiento humano con el fin de armonizarse con los vecinos adopten el modo de pensar o de creer.
Se vacuna contra la poliomielitis, más no consigue, sin embargo, inmunizarse contra los peligros del odio y del resentimiento, de la discordia y del desespero.
Disfruta los recursos del subsuelo, hasta mismo del propio mar. y descubre minas de nitrógenos en los cielos que lo rodean, no en tanto, no sabe manejar, sino muy imperfectamente, los valores del alma.
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Comprendamos que la Humanidad actual efectúa proezas admirables en todos los dominios de la naturaleza física, más es necesario que nuestros corazones se adapten a las leyes del bien que Jesús nos lego, de modo a hermanarnos y a respetarnos unos a los otros, sin el que el placer en la Tierra nos seria factor desencadenante de tedio y delincuencia y la grandeza exterior se nos erguirá en soberbio palacio- donde proseguiremos sufriendo la disminución de amor.
RESPETO POR LOS OTROS
J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
Todos somos naturalmente egocéntricos, pues el egocentrismo es la base de la individualidad y, consecuentemente, de la personalidad. La persona humana es un ego conscientemente definido. Y es necesario que sea así, pues de lo contrario no seriamos un ser, una conciencia estructurada y capaz de actuar. Más el egoísmo es una deformación del egocentrismo, una dolencia del ego. Esa dolencia se manifiesta por varios síntomas bien conocidos: la arrogancia, la avaricia, el comodismo, la ganancia y, sobretodo la falta de respeto por los otros.
La facilidad con la que interferimos en la vida ajena, con la que exigimos, insultamos, calumniamos, juzgamos a los otros – es el mayor flagelo que asola el mundo. Esa falta de respeto por los otros es el fruto del espinoso egoísmo que genera los conflictos en el hogar, en la sociedad, en las naciones y en la vida internacional.
Los espiritas, incumbidos en la misión de restablecer el cristianismo en la Tierra, son los que más necesitan de comprender ese problema. El primer deber de los espiritas, en lo tocante, a respecto del prójimo, se refiere a la propia doctrina que nos fue dada por los espíritus superiores a través del trabajo misionero de Allan Kardec. No en tanto, en todo momento vemos a espiritas que pretenden, sin el mínimo conocimiento doctrinario exigible, reformar la doctrina y superar a Kardec.
En el ítem 4 del capítulo XX de El Evangelio Según el Espiritismo tenemos el bello mensaje de Erasto, discípulo del apóstol Paulo, titulado “Misión de los espiritas”, que debe ser leída y comentada constantemente en las reuniones doctrinarias. Erasto nos advierte: “Cuidado, que entre los llamados para el espiritismo muchos se desviaran de la senda”. ¡Atentos, pues, en vuestro camino – y buscad la verdad!
Emmanuel, en su mensaje, nos llama al amor y al respeto mutuo, según “las leyes del bien que Jesús nos lego”. Amor y respeto no quieren decir anulación del discernimiento y de la personalidad, quieren decir comprensión. Precisamos amar, comprender y respetar a los otros, más siempre recordando el respeto que debemos al Espíritu de Verdad y a la doctrina que el nos lego. La primera señal de obsesión en un espirita, en un adepto de la doctrina, es su liviandad en la aceptación de las fabulas que desfiguran la enseñanza de los espíritus del Señor, la falta de respeto para con el Espíritu de Verdad.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del periódico Diario de S. Paulo, en la década de 1970
Traducido por M. C. R.
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