jueves, 8 de enero de 2015

La Muerte ante el enigma de la Vida

                                 

        KARDEC Y LA FIRMEZA DE 
      PROPÓSITOS
Sin pues, dejarme influenciar sea por las ideas de unos, sea por las de otros, sigo la ruta que yo mismo me trace: tengo un objetivo, lo veo, se cómo y cuando lo atenderé y no me inquietan los clamores de los que piensan por mí.
Creed, Señores, las piedras no faltan en mi camino! Paso por encima de ellas, aun mismo de las más altas y pesadas. Si se conociese la verdadera causa de ciertas antipatías y de ciertos apartamientos, muchas sorpresas nos aguardarían!
Es aun preciso, entretanto, mencionar las personas que son opuestas, relativamente a mí, en posiciones falsas, ridículas y comprometedoras que procuran justificarse, en última estancia, recurriendo a pequeñas calumnias: los que esperaban seducirme por los elogios, creyendo llevarme a servir sus designios y que reconocieron la inutilidad de sus maniobras para atraer mi atención; aquellos que no elogie ni incentive y que eso esperaban de mi; aquellos, en fin, que no me perdonan por haber adivinado sus intenciones y que son como la serpiente sobre la cual se pisa. Si todas esas personas decidiesen colocarse, por un instante siquiera, en una posición extraterrena y ver las cosas un poco más alto, comprenderían bien la puerilidad de cuanto las preocupa y no se espantarían con la poca importancia que a todo eso dan los verdaderos espiritas. Es que el Espiritismo abre horizontes tan vastos, que la vida corporal, corta y efímera, se apaga con todas sus vanidades y sus pequeñas intrigas, ante lo infinito de la vida espiritual.
No debo, entretanto, omitir una censura que me fue dirigida: la de no hacer nada para atraer a mí de nuevo a las personas que se apartan. Eso es verdadero y la reprobación fundamentada. Yo la merezco, pues jamás di un paso en ese sentido y aquí están los motivos de mi indiferencia.
Aquellos que a mí se aproximan, lo hacen porque esto les conviene; es menos por mi persona que por la simpatía que les despierta los principios que profeso. Los que se apartan lo hacen porque no les convengo o porque nuestra manera de ver las cosas recíprocamente no concuerda. ¿Por qué, entonces, iría yo a contrariarlos, imponiéndome a ellos? Me parece más conveniente dejarlos en paz. Además, honestamente, carezco de tiempo para eso.
Se sabe que mis ocupaciones no me dejan un instante para el reposo. Más allá de eso, para uno que parte, hay mil que llegan. Juzgo un deber dedicarme, por encima de todo, a estos y es eso lo que hago. ¿Orgullo? ¿Desprecio por otro? ¡Oh! ¡No! Honestamente, no! Yo no desprecio a nadie; lamento los que actúan mal, ruego a Dios y a los <buenos Espíritus que hagan nacer en ellos mejores sentimientos. Y eso es todo. Si tornan, son siempre recibidos con júbilo. Más correr a su búsqueda, eso no me es posible hacerlo, aun mismo en razón del tiempo que de mi reclaman las personas de buena voluntad, y, después, porque no presto a ciertos individuos la importancia que ellos a si mismo atribuyen.
Para mi, un hombre es un hombre, ¡quede claro! Mido su valor por sus actos, por sus sentimientos, nunca por su posición social. Pertenezcan ellos a las más altas camadas de la sociedad, si actúa mal, si es egoísta y negligente de su dignidad, es, a mis ojos, inferior al trabajador que procede correctamente, y yo aprieto más cordialmente la mano de un hombre humilde, cuyo corazón estoy al oír, que la de un potentado cuyo pecho enmudeció. El primero me calienta, segundo me produce escalofríos.
Hombres de la más alta posición me honran con su visita, sin embargo nunca, por causa de ellos, un proletario quedó en la antecámara. Muchas veces, en mi salón, el príncipe se sienta al lado del operario. Si se sintiera humillado, le diría simplemente que no es digno de ser espirita. Más, me siento feliz en decir, yo los vi, muchas veces, se apretaron la mano, fraternalmente, y, entonces, un pensamiento me ocurría: “Espiritismo, es uno de tus milagros; este es el presagio de muchas otras maravillas! "
Dependería de mí abrir las puertas de la alta sociedad, sin embargo nunca fue a ellas a llamar. Eso exigiría un tiempo que prefiero emplear más útilmente. Coloco en primera instancia el consuelo que es preciso ofrecer a los que sufren, erguir el coraje de los caídos, arrancar al hombre de sus pasiones, de la desesperación, del suicidio, detenerlo tal vez en el Limiar del crimen! No vale más esto que los laureles dorados? Guardo millares de cartas que para mi valen más que todos los honores de la Tierra y que miro como verdaderos títulos de nobleza. Siendo así, pues, no os espantéis si dejo partir a aquellos que me dan la espalda.
Tomado del jornal Espirita
Traducido por: M. C. R.
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ESTRUCTURA DEL CUERPO ESPIRITUAL
   Inicialmente, buscando facilitar una visión más clara del mecanismo de la reencarnación, es necesario reportar al estudio del cuerpo espiritual.
Cuando las entidades espirituales se nos  hacen visibles, sea por la simple videncia mediúmnica, sea por el fenómeno de materialización ectoplásmica, observamos que ellas poseen un cuerpo semejante a nuestro cuerpo físico. En el fenómeno de la materialización, tan estudiado por el famoso físico inglés William Crookes y por el premio Nóbel de Medicina y Fisiología, Charles Richet, los Espíritus se hacen visibles y palpables a todos los presentes a la sesión de estudios.
Innegable es, sin duda, que existen, trampas, fraudes conscientes e inconscientes; no obstante, la gran frecuencia de los fenómenos y el elevado nivel cultural y ético de las personas seriamente envueltas demuestran su realidad.
Aunque la esencia espiritual no tenga  forma, pues el principio inteligente, los Espíritus poseen un cuerpo espiritual anatómicamente definido y con una fisiología propia.
En los planos espirituales tenemos noticias, por numerosos médiums fiables, como Francisco Cándido Xavier (Chico) y Divaldo P. Franco, de la organización de comunidades sociales que los espíritus constituyen, a veces semejanza a las terrestres.
La energía cósmica universal  o fluido cósmico que llena todo el universo es la materia prima que el comando mental de los Espíritus utiliza para la constitución de los objetos por ellos manipulados. Las informaciones más detalladas fueron reunidas por Kardec en “El Libro de los Médiums”, en el capítulo – Del Laboratorio del Mundo Invisible.
El cuerpo de los Espíritus, ya mencionados por el apóstol Pablo y conocido en las diversas religiones con los más diferentes nombres, tales como periespíritu, cuerpo astral, psicosoma y otros, esta también  constituido de un tipo de materia derivada del fluido cósmico universal.
El cuerpo espiritual se presenta moldeable conforme las emanaciones mentales del Espíritu. Cada Espíritu presenta su periespíritu con aspecto correspondiente a su estado psíquico. La mayor elevación intelecto-moral va a determinar como consecuencia una sutilización del propio cuerpo espiritual. En contrapartida, los Espíritus cuyas vibraciones mentales son más inferiores determinan, inconscientemente, que su cuerpo espiritual se presente más denso y oscurecido, no teniendo la irradiación luminosa de los primeros.
Conforme se tienen noticias a través  de numerosos autores espirituales, el periespíritu se presenta estructurado por aparatos o sistemas que se constituyen de órganos; esos órganos están formados por tejidos que, a su vez, están constituidos por células.
Según referencias en las obras de Gustavo Geley y Jorge Andrea, las células del cuerpo espiritual, en un nivel más profundo, son formadas por moléculas que se constituyen por átomos. Los átomos del periespíritu están formados por moléculas por elementos químicos nuestros conocidos, además de otros desconocidos del hombre encarnado. Elementos como hidrógeno y además del uranio, que en la Tierra representan los límites de la materia atómica conocida.
Los átomos y moléculas que constituyen las células del periespíritu poseen una energía cinética propia que es la fuerza determinante de su vibración constante. Cuanto más evolucionada es la entidad espiritual mayor velocidad son los átomos del peri espíritu.
De la misma forma, conforme el adelantamiento moral del Espíritu, mayor el alejamiento entre las moléculas que componen el periespíritu, por su vibración, de ahí la menos densidad de su cuerpo espiritual. Una analogía: el agua en estado líquido, hervida se transforma en vapor por la mayor energía cinética de sus moléculas, determinando un alejamiento entre ellas derivado de la vibración más intensa que pasan a tener. En este ejemplo simple podemos mentalizar el porqué de la ligereza del cuerpo espiritual de las entidades cuyo padrón vibratorio es más elevado.
En el libro “Mecanismos de la Mediumnidad”, de André Luiz, psicografiado por F. Cándido Xavier, encontramos elementos complementarios sobre esta información.
Espíritus de alta jerarquía moral poseen vibraciones de alta frecuencia, o sea, las ondas que emiten o irradian son “finas” o de pequeño expansión de onda.
Los Espíritus más ignorantes o moralmente inferiores poseen vibraciones de baja frecuencia: las ondas que emiten o irradian son más “amplías” o de gran espacio.
Las energías emanadas por las vibraciones de las moléculas periespirituales se traducen también por una irradiación luminosa con colores típicos. Los Espíritus son vistos por los videntes o descritos en las obras psicografiadas emitiendo colores y tonos bastante peculiares a su grado de adelantamiento.
Cuanto más primitiva fuera la entidad espiritual, más oscuros son tonos de los colores y más opacos se presentan. A medida que suben peldaños más elevados en la escala del progreso, pasan a emitir una luminosidad más clara y cada vez más brillante. Resaltemos, no obstante que, transitoriamente, por la postura mental adoptada, transcurrente de situaciones momentáneas, las vibraciones se aceleran o desaceleran, determinando modificaciones en la estructura del cuerpo espiritual, y todo el conjunto se altera. Son descritos casos de zoantropía o licantropía donde las formas periespirituales se animalizan por la postura de odio recalcitrante u otros sentimientos inferiores, deformadores del cuerpo espiritual. El tratamiento reparador de estas deformaciones se efectúa con  la energización de los Espíritus que hemos observado en los trabajos mediúmnicos de que participamos.
 Ricardo Di Bernardi                   
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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REFLEXIONES

La muerte ante el enigma de la vida


“La muerte es probablemente la mayor invención de la vida”
Steve Jobs (1955 - 2011)

La muerte en octubre de 2011 del exitoso emprendedor norteamericano Steve Jobs, dio lugar al rescate de aspectos interesantísimos de su vida.
La amplia divulgación de un discurso pronunciado por él en el año 2005 a graduados de la Universidad de Stanford, reveló su profundo discernimiento acerca del fenómeno de la vida y de la muerte.
Contó que al saberse portador de un cáncer que le acometió relativamente joven, decidió poner en práctica la enseñanza de que se debe vivir cada día como si fuese el último de la vida. Recordando que nadie quiere morir, incluso aquellos que creen que irán al Paraíso, su discurso, no obstante, sugiere que la muerte debe ser tema de reflexión diaria, más allá de estímulo a una vida correcta y útil.
Anteriormente a Jobs, el importante filósofo compatriota suyo, George Santayana, escribió que el verdadero valor de una filosofía debe ser medido por la forma como ella encara la muerte. Tal vez esté ahí la razón por la cual la filosofía espiritista, busque, legítimamente, entre nosotros, asumir merecida relevancia cultural y social. Como acostumbraba decir el insigne escritor, orador e investigador espiritista brasileño, HenriqueRodrigues, a la luz de la filosofía espiritista, muerte no es lo contrario de vida.
Si quisiéramos buscar un antónimo para muerte, podremos encontrarlo en el término nacimiento, pues, en verdad, tanto el nacimiento como la muerte son meros episodios inherentes a la vida.
Concebir la muerte en el contexto de una filosofía dinámica y evolucionista es más de lo que es verla sólo como continuación de la vida, tal como predican las religiones. Es contemplarla dialécticamente como nacimiento-muerte-renacimiento, etapas de la necesaria y permanente renovación del espíritu.
En ese sentido, fue, igualmente preciso, el mensaje dejado por Steve Jobs a los universitarios de Stanford, al definirles la muerte como “el agente de cambios de la vida”, en la medida en que “saca lo viejo y abre camino para lo nuevo”.
En fin, es preciso admitir que en la vida nada es inútil. Todo tiene su lugar y significación, aunque, en la posición en que, eventual y provisionalmente, nos encontremos, no siempre podamos evaluar la importancia de un evento. No es diferente con la muerte. El ser humano sólo podrá aquilatar su significación cuando estuviere en condiciones de descifrar el aún, para la mayoría, enigmático fenómeno de la vida.

Dr. Milton R. Medran Moreira abogado y periodista.
Editor Jefe del periódico “Opinião”, órgano de divulgación del
Centro Cultural Espírita de Porto Alegre “CCEPA” (Brasil) 
Traducción: Pura Argelich
Publicado en el diario “ZERO HORA”, de Porto Alegre (Brasil), el 01 de noviembre de 2011

 ADAPTACIÓN: OSWALDO E. PORRAS DORTA

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                         SOBRE LA NATURALEZA              DE LOS ESPÍRITUS

¿Se forman los Espíritus espontáneamente, o proceden los unos de los otros?
- Dios los crea, como a todas las demás criaturas, por su voluntad. Pero, una vez más lo repito, su origen es un enigma.*
82.¿Es exacto expresar que los Espíritus son inmateriales?
- ¿Cómo se podría definir algo cuando se carece de términos de comparación, y con un lenguaje insuficiente? Un ciego de nacimiento ¿puede acaso definir la luz? “Inmaterial” no es la palabra. “Incorpóreo” sería más exacto, porque debes comprender bien que, siendo el Espíritu una creación, debe ser algo. Es una materia quintaesenciada, pero sin analogía para vosotros, y tan etérea que no puede se percibida por vuestros sentidos.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 

ALLAN KARDEC.
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TELEFONO MEDIUMNICO

Unos no  creen en las comunicaciones de los espíritus, otros creen demás y quieren obtenerlas con la facilidad de una llamada telefónica. ¡Ni tanto en el cielo, ni tanto a la Tierra! ¿Si las comunicaciones entre las criaturas terrenas no siempre son fáciles,  que decir de las que se procesan entre los espíritus y los hombres? mucha gente procura  al médium como si el fuese una especie  de cabina telefónica. Más no siempre el circuito está libre  y muchas veces el espíritu llamado no puede atender.
No hay duda que estamos en la época profetizada por Joel, en que las manifestaciones se intensifican por todas partes. Ni todos los espíritus, sin embargo, están en condiciones de comunicarse con facilidad. Además de eso, la manifestación solicitada puede ser un inconveniente en el momento, tanto para el espíritu como para el encarnado.
La muerte es un fenómeno psicológico que ocurre de varias maneras de acuerdo con las condiciones ideo-emotivas de cada caso, envolviendo al que parte y a los que quedan. La cuestión 155 de El Libro de los Espíritus explica de manera clara la complejidad del proceso de desencarnación. Algunos espíritus se liberan rápidamente del cuerpo, otros se demoran al hacerlo y eso retarda la posibilidad de comunicarse.
Debemos recordar aun que los espíritus son criaturas libres  y conscientes. No estar al sabor de nuestros caprichos y ningún médium o director de sesiones tiene el poder de hacerlos atender a nuestras llamadas. Cuando quieren manifestarse, ellos lo hacen espontáneamente, y no es raro de forma inesperada. Se engañan los que piensan que pueden dominarlos. Ya enseñaba Jesús,  como vemos en los Evangelios, el espíritu sopla donde quiere y nadie sabe de dónde viene ni para donde va.
Es natural que los familiares afligidos procuren obtener la comunicación de un ser querido. Más conviene  que se recuerde la necesidad de respetar las leyes que rigen  las condiciones del espíritu en la vida y en la muerte. El intercambio mediúmnico es un acto de amor que solo debe realizarse cuando es conveniente para los dos lados. El Espiritismo nos enseña  a respetar la muerte como respetamos la vida, confiando en los designios de Dios. Solo la misericordia divina puede regular el dialogo entre los vivos de la Tierra y los vivos del Más Allá. Hagamos nuestras oraciones  a favor de los que partieron y esperemos de Dios la gracia del reencuentro que solo Él nos puede conceder.
Muchos religiosos condenan las comunicaciones mediúmnicas, alegando que ellas violan el misterio de la muerte y perturban el reposo de los muertos. Se olvidan de que los propios espíritus  de las personas fallecidas  procuran comunicarse con los vivos. Fue de esa procura de comunicación de los muertos, tan insistente en el mundo entero, que se iniciaron  es una forma natural las relaciones mediúmnicas entre el mundo visible y el invisible. El concepto erróneo de la muerte, como aniquilamiento o transformación total de la criatura humana, genera y sustenta esas formas de superstición. El espiritismo, reviviendo los fundamentos olvidados del Cristianismo puro, nos muestra que la comunicación mediúmnica es ley de la vida y nos libera  de los errores y temores supersticiosos del pasado.
Por el Hermano Saulo – Del Libro Dialogo de los Vivos, Médium: Francisco Cándido Xavier y J. Herculano Pires.

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