La presente es la trascripción de la comunicación de un espíritu desencarnado, quien fue familiar de varios miembros del “Grupo Espírita Nueva Era”, con sede en Espinal, Tolima, Colombia, recibida a través de uno de sus médiums durante la sesión realizada en la noche del 14 de diciembre de 2004.
El espíritu comunicante en su última encarnación fue un hombre, que encarnó y desencarnó en Colombia. Fue miembro de la Iglesia Católica, en la que militó la mayor parte de su vida, y de la que se apartó desilusionado, para pasar el resto de sus años como un fervoroso miembro de la Iglesia Cristiana "Casa Sobre la Roca" de Colombia. Fue crítico con la doctrina espírita y con sus adeptos por creerla engañosa y contraria a la verdadera palabra de Dios escrita en la Biblia.
A continuación, el texto de la comunicación, que se da a conocer únicamente por cuanto que su contenido podría ser de interés para espiritistas y espiritualistas:
“Me han dado la oportunidad de venir a hablar con ustedes para dar mi breve testimonio sobre mi vivencia espiritual, después de la muerte de mi cuerpo físico.
Me encuentro bien gracias a las pocas buenas obras que hice y, segundo, a la fe en mis creencias cristianas, que aunque un tanto alejadas de la realidad de la vida espiritual por culpa de la miopía de los hombres, me acercaron a Dios.
Ustedes están haciendo una benéfica obra al ayudar a esparcir la luz grandiosa de la doctrina espiritista a multitud de seres del mundo terrenal y espiritual. Yo le pido a mi hermano (carnal), que me perdone por mi incredulidad y las críticas que solía hacerle por sus creencias; yo estaba equivocado y ahora lo sé bien.
Les quiero decir que sigan adelante con su loable labor; que no se detengan, ni permitan que las críticas erradas o lo que la gente cree mal de ustedes, lo haga.
Ahora veo las cosas de manera muy diferente. Me doy cuenta que el espiritismo es verdad que libera, y que está reviviendo el cristianismo primitivo que abrevó en el gran río de aguas vivas que brota de nuestro Sublime Pastor Jesucristo.
Ocurrida mi muerte física, al principio estuve confundido por mi nuevo estado, pero espíritus bondadosos que me ayudaron a desencarnar me llevaron a un hospital del mundo espiritual y allí me trataron hasta recuperarme de todas mis dolencias, me ayudaron a aclarar mi mente y a adaptarme a la nueva realidad.
Estoy más vivo que nuca porque la muerte sólo es el medio para salir del mundo donde somos peregrinos en tránsito a nuestro verdadero hogar,en donde se nos asigna sólo por los méritos cosechados en nuestra siembra espiritual, una de las muchas y ascendentes moradas de la casa de nuestro Padre Creador. Ahora habito en una apacible y hermosa ciudadela rodeada de naturaleza parecida a esos lindos parajes naturales de la tierra, pero de extraordinaria belleza. Aunque esto forma parte de los planos de la existencia superior de la madre tierra, la bendita escuela de redención humana que aquí se aprende a valorar y a amar.
Me he reencontrado con algunos familiares y amigos que fallecieron antes que yo y con otros que lo fueron en reencarnaciones anteriores, y he entendido que somos una única gran familia universal, y que por eso no caben las absurdas discriminaciones que los hombres hacen en sus sociedades.
En este plano de la existencia evolutiva en que vivo todos me prodigan amor y nadie me juzgan porque únicamente Dios es bueno. No hay tribunal que juzgue porque el único juez es la propia conciencia divina quien nos dicta la sentencia inapelable; y no hay castigos eternos, ni culpas que no remedie el amor, porque Dios es amor y no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, sino su salvación.
Trabajo como obrero en la gran misión de auxilio a los hermanos espirituales en gran aflicción a causa de sus errores morales, a la vez que mitigo mis propias penas, mientras mis benditos guías me ayudan a prepararme para nacer de nuevo del agua y del espíritu, o sea reencarnar, porque esta es la única puerta por la que se puede entrar al reino de Dios ya que nos permite cumplir con aquel mandato divino de ser perfectos, al darnos ilimitadas oportunidades para expiar las faltas y afrontar nuevas pruebas que nos acercarán poco a poco al estado angelical.
Ahora comprendo correctamente que resurrección y reencarnación en esencia son lo mismo, y fue la poca comprensión humana del fenómeno, en la época, lo que los hizo diferentes, y por eso se llegó a afirmar erradamente que sólo una vez se renacería, en el día de la resurrección de todos los muertos para el juicio final. Pero el espiritismo, cumpliendo la misión que le encomendó el Excelso Maestro Jesús, por ser el consolador prometido por él y que dirige el Espíritu de la Verdad enviado por él, está aclarando y complementando sus enseñanzas.
Agradezco a Dios, a Jesucristo, a mis bondadosos Espíritus Guías, a la médium, la oportunidad que me dieron de poderles hablar por medio de este don divino de la mediumnidad que es uno de los varios dones que Dios dio a todos sus hijos y que Él bendice cuando es puesta al servicio del bien gratuitamente, como gratuitamente la recibió. Y, agradezco a ustedes por sus oraciones en mi favor, ya que ellas son un recurso divino que mucho bien produce, y también por recibirme.
Por favor, cuenten esto a mis hijos. Y, díganles, que confíen todo a Dios, que los amo mucho y que sigo velando mejor por ellos. Que nuestra separación es sólo aparente pues realmente el mundo terrenal y el espiritual están interconectados.
“El que tiene oídos para oír, oiga”.
Que Dios os bendiga.
Soy, N.N.”
Aclaración: El nombre del espíritu ha sido omitido por cuanto sus hijos carnales no profesan la doctrina espiritista y para respetarles su derecho a la privacidad.
GILGARAL
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