miércoles, 26 de noviembre de 2025

Analicemos el Perdón

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El embrión congelado

2.- Grados de obsesión

3.- Ventajas de la comunicación con Seres espirituales

4.- Analicemos el Perdón

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                     EL EMBRIÓN CONGELADO                               

     Hoy me encontré con una cuestión doctrinaria cuya respuesta enseguida intuí,  pero comprendí que me debería poner a escribir con la ayuda de algún Espíritu, para aclarármela y darle forma y sentido a la posible respuesta.

     Se trataba del caso de  un embrión humano que para un posible implante futuro, fue congelado en nitrógeno líquido, hace unos treinta años y así lo conservaron en ese estado,( criogenizado), hasta que recientemente lo descongelaron e implantado en una mujer joven, más joven incluso  que este embrión  que iba a ser su hijo. Esta mujer  no podía tener hijos y  deseando la maternidad,  esta se llevó a  cabo  exitosamente  con dicho embrión descongelado e implantado en su útero.

       Entonces, las cuestiones que me plantea este caso son :  ¿ El espíritu de ese embrión permaneció   también congelado, durante todos estos años hasta que fue implantado en una mujer, de la que luego nació  con normalidad?. Y si el espíritu no estuvo congelado con el embrión, ¿ qué fue de él durante esos años en los que el embrión permaneció congelado ?, ¿ dónde estuvo?, ¿ qué hizo mientras tanto ?

     ¿ El espíritu se unió a su materia cuando esta  misma se descongeló para el implante, o ya estaba unido anteriormente a su embrión, mientras  este permanecía congelado?.

     ¿ Se podría considerar este nacimiento como “contra-natura ?

    Ante estos dilemas, he de señalar que soy de la opinión de que una cosa es la energía vital del embrión, que puede encontrarse adormecida o aletargada  en una especie de reposo invernante, a semejanza de lo que ocurre  con ciertos animales, que en los crudos inviernos de zonas muy frías,  lo pasan durmiendo en un profundo letargo, relentizando al máximo el metabolismo y el latido cardiaco hasta extremos inimaginables y manteniendo mientras tanto una temperatura  corporal muy por debajo de lo normal.  Esto se puede observar, más acentuado aún, en el caso de los reptiles, que siendo de sangre fría,  pasan toda la época invernal escondidos en sus madrigueras o cuevas, a temperaturas de congelación, sumidos en una muerte aparente, pero cuando pasa el invierno y regresan las temperaturas, sus cuerpos “resucitan” saliendo del letargo y continuando con su vida normal.

      Por lo explicado  sobre el caso de los animales, vemos que la congelación que soportan y la resucitación posterior, es un proceso totalmente natural, aunque en el caso de los seres humanos no sea habitual, y cuando se produce, la llamada criogenia conduce a la muerte. Como ya se conoce, hay casos en  que se practican cirugías " a corazón abierto", donde el paciente permanece totalmente congelado a muchos grados bajo cero durante la intervención quirúrgica, y luego "los regresan a la vida", aunque en estos casos solo se produce una muerte aparente, porque los lazos fluídicos que mantienen unidos al espíritu dc la persona con su materia, no se han deshecho o interrumpido del todo en el paciente, pues en ese caso la muerte real sería irreversible.

     Yo considero que una cosa es la vitalidad o energía vital, la energía de la vida,  que todos los organismos mantienen mientras permanecen  vivos y activos, pero otra cosa aparte del organismo físico con su vitalidad,  es el espíritu que anima al ser humano y  que por sí solo puede existir desencarnado en otro plano de  existencia espiritual, con las actividades normales que desarrolla en dicho plano,  así como  también en otras fases de su existencia, se encuentra encarnado en un cuerpo físico,  como todos los seres vivos, lo que supone una unión con el cuerpo físico que  acompaña, primero  durante el periodo del embarazo, como embrión y como feto,  y después durante toda su vida hasta que es separado del cuerpo  por el fenómeno de la muerte.

     O sea, que puede existir  un embrión congelado, con su energía vital inactiva y paralizada, aunque no haya un espíritu unido a él y quedando de momento su desarrollo vital interrumpido temporalmente con un espíritu reencarnante en espera, en el más allá, como igualmente puede el espíritu reencarnante encontrarse  a la espera  y activo en la otra dimensión de la vida- lo que se dice en estado errante, y desde ese estado, esperar el día en que será llamado a unirse a ese embrión o a otro, si se malograse el congelado, y lo podrá hacerlo cuando el embrión que se congeló  recupere su temperatura y se active su energía vital, reiniciando su desarrollo junto con el espíritu que lo animará como persona mientras su `programa existencial no se termine.

   El alma o espíritu no está enclaustrada dentro de su  cuerpo, ya sea este un embrión o un ser humano desarrollado y completo; dicha alma o espíritu, establece lazos con el embrión a partir del inicio de su desarrollo fetal,, a partir de la fecundación del óvulo por un espermatozoide, y esos lazos de energía vital se van consolidando y fortaleciendo poco a poco, a lo largo de la gestación,  de modo que el espíritu  queda ligado al cuerpo en su plenitud  en el momento del nacimiento, y después lo acompaña   durante toda su vida física  permaneciendo unido a él  hasta su muerte o desencarnación, pero dicho espíritu durante todo el proceso vital no permanece precisamente “ dentro de su cuerpo”.  

     Sin embargo mientras la energía vital del embrión permaneció inactiva por la congelación, el espíritu con su periespíritu,  no pudo estar ligado al embrión, pues esa energía vital que ha permanecido estática, cuando se activa de nuevo y vuelve a ser dinámica, es precisamente este el lazo  que une a ambos elementos constituyentes del ser humano: espíritu y materia.

     También soy de la opinión de que casos como este, son poco frecuentes, pero no excepcionales, pues habría que hacer un sondeo por los hospitales y clínicas maternales a ver cuántos casos similares registran a lo largo de unos pocos años. No es este un caso  antinatural , si acaso, poco frecuente, pero la naturaleza, aun manejada o manipulada por la ciencia del hombre, no deja de ser Naturaleza, y si Dios permite a veces estos casos mediante la intervención de la ciencia humana, quizás sea precisamente para darnos la  opción de pensar y considerar por nosotros mismos, como ahora es el caso con el presente escrito.

-         José Luis Martín-

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               GRADOS DE OBSESIÓN

                                 

  Algunas señales o síntomas pueden indicarnos que estamos ante un caso de obsesión: mal humor constante y sin motivo justificado; aversión incomprensible a otras personas; risas estridentes, inmotivadas y sin control; agresiones físicas o verbales; mentiras continuas, aparentando riquezas, `posiciones sociales o académicas que no se poseen realmente; manías o fobias extrañas, temores infundados, gesticulaciones incontroladas; alucinaciones auditivas o visuales; descuido personal; abandono del trabajo o familia; aislamiento social, son las más frecuentes y evidentes, y comprueban el vínculo  que hay entre el desequilibrio mental y la obsesión espiritual, ya que la sintomatología presentadas por las personas atacadas de obsesión, es la misma que describe el psiquiatra y abarca toda la gama de entidades en la clasificación psiquiátrica.

  Tres son las principales variedades de la obsesión: 

Obsesión simple,. A esta estamos expuestos todos los seres humanos a consecuencia de conductas desordenadas, acciones dañinas contra otros, o estados emocionales negativos. El obsesor influencia el pensamiento de su víctima y se impone a su voluntad. Es recuperable si en la persona hay disposición efectiva para la reeducación de su vida y de su moralidad.

Fascinación.- El espíritu obsesor ilusiona los sentidos de la víctima, le engaña, busca su cooperación, va anulando su autocrítica con elogios desmedidos, busca apartarle de quienes le pueden hacer ver sus errores, y le lleva a actuar del modo que él desea. La víctima se encierra en una situación de monoideísmo en la que una idea fija filtrada por el obsesor le domina, causándole estados alternos de sobreexcitación o de depresión.

Subyugación,. Es el caso más extremo de la obsesión. En ámbitos religiosos se le llama "posesión". pero este es un término completamente inadecuado. El obsesor controla por completo, mental y corporalmente a la víctima, hasta provocarle perturbaciones patológicas y llevarla a la locura. Bajo la subyugación, la víctima adopta las más absurdas e incoherentes decisiones, realiza actos inoportunos, insólitos, ridículos. El monoideísmo característico de la fascinación, se torna monomanía, gravísima perturbación caracterizada por un delirio centrado en una sola idea y hace que el enfermo pierda contacto con la realidad. No es que el obsesor "entre" en el cuerpo de la víctima y lo posea, sino que controla su psiquismo y domina su voluntad, tal como ocurre en un proceso de hipnosis profunda. Aunque la obsesión, inicialmente no tiene causas orgánicas, sus consecuencias pueden llegar a lesionar seriamente el cuerpo físico.

   Además de las situaciones individuales que afectan particularmente a un ser, se presentan también obsesiones colectivas que afectan a familias enteras, o a grupos étnicos o a colectivos nacionales.

- Jon Aizpúrua- ( Tratado de Espiritismo )

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VENTAJAS DE LA COMUNICACIÓN CON

 
            SERES ESPIRITUALES 

¿Y qué ventajas reporta a los hombres la comunicación con los espíritus?: 
¡Muchas! Si se saben apreciar, inmensas si se comprenden sus tendencias generalmente moralizadoras. La comunicación de los espíritus rasga el tupido velo de los misterios religiosos; y como dice muy bien Kardec:  Hasta ese día el hombre no había podido crear sino hipótesis acerca de su porvenir, y he aquí por qué sus creencias en esa materia estaban divididas en sistemas tan numerosos y tan opuestos desde el aniquilamiento, hasta las fantásticas descripciones del paraíso y del infierno. Hoy son testigos presenciales los actores mismos de la vida de  ultratumba, los que vienen a decirnos lo que en eso hay, lo cuál sólo ellos podrán hacerlo. 
     Esas manifestaciones han servido no para darnos a conocer el mundo invisible que nos rodea y que ni siquiera sospechábamos, cuyo conocimiento, por si solo es de una importancia capital, aún suponiendo que los espíritus no pudieran enseñarnos otra cosa. 
    ¿Quién si se encontrara en un país desconocido, despreciará las señas que pudiera darle el campesino más humilde que a su paso encontrara? ¿Rehusaría preguntarle, siquiera, acerca del estado del camino, porque fuera un pobre labriego?. 
     En verdad que no habría que esperar de él profundas instrucciones, más en su esfera y por ser lo que es, podría en ciertos puntos guiarnos mejor que un sabio muy distinguido que no conociera el país. Se sacarían de sus indicaciones consecuencias que quizás él mismo no podría sacar, sin que por eso hubiese dejado de ser un medio muy útil para hacer ciertas observaciones, aunque no hubiese servido sino para darnos a conocer las costumbres de los habitantes del país. Lo mismo puede decirse de las relaciones de los espíritus, de los cuales el más humilde puede darnos instrucciones muy útiles. 
     Una comparación vulgar hará comprender mejor todavía la situación : 
     Un navío cargado de emigrantes parte de un país lejano: 
     Lleva gente de todas condiciones, que dejan parientes y amigos numerosos. 
    Corre la voz de que el navío ha naufragado: no queda de él rastro ninguno, ni llega noticia alguna de su suerte, por lo que se cree que todos los pasajeros han perecido, y se esparce el luto y la consternación en todas las familias. Sin embargo, todos sin exceptuar uno solo, han arribado a otra tierra desconocida, pero abundante y fértil, donde viven bajo un hermoso cielo, alegres y felices. Pero esto se ignora. 
     Mas un día otro navío llega a dicha tierra y encuentra a los náufragos sanos y salvos; la noticia circula con la rapidez del rayo, y cada cual felicita a los demás diciendo: nuestros amigos viven, y dan gracias a Dios. No pueden verse, pero están en correspondencia regular, se cruzan los testimonios de afecto, y la alegría sucede a la tristeza. 
    Tal es la imagen de la vida terrestre y de la vida de ultratumba antes y después de la revelación moderna; ésta, semejante al segundo navío nos trae la buena noticia de la supervivencia de los que nos son queridos, y la certidumbre de irnos a reunirnos con ellos algún día. 
     La duda acerca de su suerte y de la nuestra ya no existe, y la tristeza y el desaliento ceden su puesto a una risueña esperanza. Pero otros resultados vienen a fecundar esta revelación. 
     Juzgando Dios a la humanidad dispuesta para penetrar en los misterios de su doctrina y contemplar a sangre fría nuevas maravillas, ha permitido que se descorriese el velo que separaba el mundo visible del invisible. El hecho de las manifestaciones no tiene nada de extrahumano, es la humanidad espiritual que viene a conversar con la humanidad corporal y a decirle: nosotros existimos, luego la nada no existe; ved ahora lo que somos y lo que habréis de ser; éste es vuestro porvenir, así como el nuestro. Vosotros marchabais en las tinieblas, venimos a ilustraros y a mostraros el camino; marchabais sin rumbo y a la 
ventura, y os enseñamos el puerto. La vida terrestre lo era todo para vosotros, porque nada veíais después de ella y nosotros os decimos, manifestando la vida espiritual que gozamos: la vida terrestre no es nada. 
     Vuestra vista se detenía en los bordes de la tumba, y del lado de allá existe horizontes espléndidos e interminables. No os dabais cuenta de la causa de vuestro sufrimiento, y ahora veis en ellos la justicia de Dios; el bien existía sin frutos aparentes para el futuro, mas en lo sucesivo tendrán un gran objeto presente y será una necesidad; la fraternidad será una utopía generosa, ved ahora como es una realidad espléndida fundada en las leyes de la naturaleza. Bajo el influjo de la creencia de que todo acaba con la vida del cuerpo, la inmensidad es el vacío, el egoísmo impera entre vosotros y es el mote de vuestro escudo y la última palabra de vuestra moral es cada uno para sí; con la certidumbre del porvenir, los espacios infinitos se pueblan hasta el infinito, y el vacío y la soledad no existe en ninguna parte: la solidaridad une a todos los seres del lado de allá de la tumba, y existe el reinado de la caridad con el mote en su escudo. Cada uno para todos y todos para uno.

Amalia Domingo Soler

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                                   Analicemos  el  Perdón

      La creencia en la existencia del perdón y de la gracia, tal como muchos la entienden, es la causa de tantos errores y maldades; es la valla que detiene el progreso moral de la humanidad de nuestro mundo occidental.
     Si bien es verdad que el más favorecido por el perdón es precisamente la víctima, o sea, quien perdona; porque no se une al victimario por los lazos de odio, que tanto daño hace al alma y a la salud del cuerpo y aún al pasar el umbral del Más Allá; el perdón de la víctima, no puede borrar la falta del victimario. Porque, toda acción es una fuerza psicocinética que graba, mancha, densifica el alma de quien la realiza. Así, las acciones, sentimientos y pensamientos de maldad, impregnan el alma de un magnetismo denso, deletéreo que, ni el arrepentimiento ni el perdón, podrán borrar, ya que el perdón de la víctima no da al victimario la tranquilidad perdida; sino el dolor purificador, pasando por el mismo sufrimiento que haya causado. Pero, el Eterno Amor, ofrece un recurso maravilloso para depurar el alma de ese magnetismo deletéreo: el AMOR; el amor sentido y realizado en la práctica del bien.
     Sólo cuando estemos vibrando en Amor (con mayúscula), cuando de verdad amemos a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos y entremos en la práctica del bien, aliviando el sufrimiento humano y otras múltiples modalidades; sólo entonces nos asemejaremos a Cristo, porque estaremos unidos a esa vibración divina y poderosa que es el Amor, y nuestra alma irá depurándose.
      Es increíble que se acepten ciertas creencias que un elemental análisis rechaza por ilógicas e inadmisibles, y  además son contrarias a la ley del progreso del ser espiritual. Pero, como son más cómodas..., como ellas no piden el esfuerzo de la propia superación, son las que siguen las mentalidades infantiles que aún continúan creyendo en la cigüeña y en los Reyes Magos.

      De todo lo expuesto se deduce que, TODO EL BIEN O EL MAL QUE HAGAMOS A LOS DEMÁS, LO HACEMOS A NOSOTROS MISMOS. Tenemos libertad de acción, podemos hacer lo que nos plazca; pero, somos totalmente responsables de las consecuencias de nuestros actos, pensamientos, sentimientos y deseos.
    De aquí, se desprende esta conclusión: cada vez que hagamos un bien o un mal a alguien, estamos haciéndolo para nosotros mismos: porque nadie puede escapar a las consecuencias de sus propias acciones.
    Cuando la humanidad haya asimilado este principio fundamental para una mejor convivencia humana, ¡qué mundo maravilloso será el nuestro!
     Por ello, aquel reformador social —el sublime Profeta Nazareno— repetía con frecuencia a quienes presenciaban sus famosas sanaciones: «HAZ CON TU PRÓJIMO COMO QUIERES QUE SE HAGA CONTIGO».

Sebastián de Arauco.


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