viernes, 21 de noviembre de 2025

Las diversas obsesiones espirituales

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El consuelo que nos trae el Espiritismo

2- Naturaleza de las comunicaciones

3.- Conversaciones familiares del más allá

4.- Las diversas obsesiones espirituales

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EL CONSUELO QUE NOS TRAE EL ESPIRITISMO


    La creencia en la Doctrina del Espiritismo trae a una persona grandes beneficios y uno de los principales es el CONSUELO. Qué consolador es saber y creer que hay una Inteligencia Suprema que nos ama y protege eternamente, justo y poderoso, el cual nos proporciona a través de leyes inmutables, el conocimiento de que hay una causa para todas las cosas. 

    Qué consolador es saber que nunca estamos solos al lidiar con las muchas experiencias difíciles y tribulaciones de la vida, porque se nos asignan espíritus protectores (llenos de bondad amorosa y afecto espiritual por nosotros y nuestros mejores amigos) durante la existencia en la tierra. Están siempre a nuestro lado, para inspirarnos cuando nos sentimos mal, guiarnos al tomar decisiones y brindarnos su protección. Necesitamos escuchar y escuchar su voz de conciencia y razón, porque solo nos orientan acerca de lo que es bueno para nosotros. También recibimos asistencia espiritual de amigos y familiares de vidas pasadas; quienes aún nos aman y cuidan lo mejor que pueden. 

    Cuán consolador es saber que nuestros seres amados que parten de esta tierra antes que nosotros, son recibidos en el mundo de los espíritus por sus seres queridos tanto de vidas actuales como anteriores, los cuales partieron de este mundo material antes que ellos, y especialmente por saber que serán recibidos por sus amantes guías espirituales que les dan la bienvenida a su verdadero hogar, de vuelta al mundo espiritual, los esperan con los brazos abiertos. 

    Qué consolador saber que serán cuidados amorosamente, después de una vida marcada por las vicisitudes del plano terrenal. 

    Qué consolador y reconfortante saber que nuestros seres queridos pueden vernos y saber cómo estamos (aunque no podamos verlos o ser conscientes de esto). Y como sabemos que esto es cierto, sabemos de lo importante que es elevar el pensamiento por ellos para armonizarlos y serenarlos. Sabemos que todavía los amamos y los recordamos. También queremos que sepan lo bien que estamos llevando nuestras vidas para que no se preocupen demasiado por nosotros y puedan concentrarse en la recuperación de su estancia en la vida material sobre la tierra. 

   Qué consolador es saber que, si Dios lo permite y están dadas las condiciones de hacerlo, nuestros seres queridos, en el mundo de los espíritus (a través de la facultad de la mediumnidad) pueden, en ocasiones, hablar directamente con nosotros en las sesiones Espiritistas. 

    Qué consolador es saber que las circunstancias en que nos encontramos en la vida son perfectas, circunstancias estas, que realmente necesitamos (sin importar qué difíciles sean) son compensatorias y oportunidades para rectificar injustas acciones que por desconocimiento hemos ocasionado al prójimo, tanto en la vida actual como en existencias pasadas. Aunque es posible que no recordemos ahora las razones, lo sabíamos antes de nuestra encarnación, de acuerdo con el nivel evolutivo de cada ser, ¡por ello la necesidad de aprender de esas difíciles experiencias que realmente son causas justas de lo que nos sucede en la vida! 

    Qué consolador es saber que esta circunstancia perfecta en nuestra vida también moraliza y contribuye al adelanto espiritual e intelectual, si compensamos los errores, cumpliendo los deberes con amor en el corazón y resignación serena debido a nuestra fe racional en la suprema justicia del Creador y las leyes Divinas. 

    Qué triste es para aquellas personas que no conocen el Espiritismo y temen a la muerte; es horrible para algunos pensar que realmente pueden sufrir en el infierno por toda una eternidad o que no hay nada más allá de la muerte; qué triste para aquellos que creen que sus seres queridos fallecidos se han ido por siempre; y qué triste para aquellos que creen que esta única vida es todo lo que Dios nos concede. Qué triste para aquellos que sienten que sufrimos sin causa justa … 

   El Creador es amor y como Inteligencia Suprema conoce nuestro futuro y el verdadero propósito de la vida material, nos otorga libre albedrío, para sembrar y cosechar el resultado nuestros actos (buenos o malos), ello nos ayuda a crecer, desarrollarnos y avanzar en el camino hacia el perfeccionamiento. Hay un final eventual para todo sufrimiento, cuando nos deslastremos de toda materialidad y egoísmo, habremos ganado esto por el mérito de nuestros propios esfuerzos, ¡que hace que los frutos de todos nuestros trabajos sean aún mayores! 

   El mayor consuelo que aporta el conocimiento del Espiritismo es la ESPERANZA, necesaria para seguir adelante, ser fuertes y continuar la vida material, porque sabemos con certeza que nuestras situaciones finalmente se vuelven mejores a través de la ley del progreso. ¡Cuán grandioso será el día en que finalicen todos nuestros sufrimientos, será también el indicador de haber alcanzado el anhelado perfeccionamiento! Se entiende que los Espíritas no aceptan la creencia en un Dios antropomórfico… 

 Por Yvonne Crespo Limoges – Estados Unidos

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NATURALEZA DE LAS COMUNICACIONES 

 

Comunicaciones pueden ser groseras, frívolas, formales o instructivas.

 
133. Hemos dicho que todo efecto que revela en su causa un acto de libre voluntad, por insignificante que sea este acto, acusa por esto mismo una causa inteligente. De este modo, un simple movimiento de una mesa que responde a nuestro pensamiento, o presenta un carácter intencional, puede considerarse como una manifestación inteligente. Si el resultado se limitara a esto solo, tendría para nosotros un interés muy secundario; sin embargo, algo sería ya el habernos dado una prueba de que hay en estos fenómenos otra cosa más que una acción puramente material; pero la utilidad práctica que sacaríamos de eso sería para nosotros nula, o al menos muy restringida; otra cosa sucede cuando esta inteligencia adquiere un desarrollo que permite un cambio regular y seguido de pensamientos; entonces ya no son simples manifestaciones inteligentes, sino verdaderas comunicaciones. Los medios de que disponemos hoy día permiten el obtenerlas tan extensas, tan explícitas y tan rápidas como las que nos comunicamos con los hombres. 


Si nos penetramos bien, según la Escala Espírita (El Libro de los Espíritus, núm. 100), de la variedad infinita que existe entre los Espíritus, bajo el doble aspecto de la inteligencia y de la moralidad, se concebirá fácilmente la diferencia que debe haber en sus comunicaciones; en las que debe reflejarse la elevación o la bajeza de sus ideas, su saber y su ignorancia, sus vicios y sus virtudes; en una palabra no deben parecerse las unas a las otras, ni más ni menos que las de los hombres, desde el salvaje al europeo más ilustrado. Todos los matices que presentan pueden agruparse en cuatro categorías principales; según sus caracteres más marcados, son, pues, groseras, frívolas, formales e instructivas. 


134. Las comunicaciones groseras son aquellas que se traducen por expresiones que hieren la decencia. No pueden emanar sino de Espíritus de baja clase, manchados todavía con todas las impurezas de la materia, y no difieren en nada de las que podían dar los hombres viciosos y groseros. Repugnan a toda persona que tiene la menor delicadeza de sentimientos; porque son, según el carácter de los Espíritus: triviales, deshonestas, obscenas, insolentes, vanidosas, malévolas y aun impías. 


135. Las comunicaciones frívolas emanan de los Espíritus ligeros, burlones y traviesos, más maliciosos que malvados, y no dan ninguna importancia a lo que dicen. Como no tienen nada de indecentes, gustan a ciertas personas que se divierten con ellas y encuentran placer en estos entretenimientos fútiles en que se habla mucho para no decir nada. Estos Espíritus dicen de vez en cuando agudezas espirituales y satíricas, y en medio de sus chistes vulgares dicen algunas veces duras verdades que tocan casi siempre en el blanco. Estos Espíritus ligeros pululan alrededor de nosotros y aprovechan todas las ocasiones para mezclarse en las comunicaciones; la verdad es el menor de sus cuidados; por eso tienen el pernicioso placer de mixtificar a aquellos que tienen la debilidad y algunas veces la presunción de creerlos bajo su palabra. 


Las personas que se complacen con esta clase de comunicaciones dan, naturalmente, acceso a los Espíritus ligeros y mentirosos; los Espíritus formales se alejan de ellos como sucede entre nosotros, que los hombres formales se alejan de las reuniones de los atolondrados. 


136. Las comunicaciones formales son graves en cuanto al objeto y a la manera como se hacen. Toda comunicación que excluye la frivolidad y la grosería, y que tiene un fin útil, aunque fuese de interés privado, es por lo mismo formal; pero no por esto está siempre exenta de errores. Los Espíritus formales no todos tienen igual ilustración. Hay muchas cosas que ellos ignoran y sobre las cuales pueden engañarse de buena fe; por eso los Espíritus verdaderamente superiores nos aconsejan sin cesar, que sometamos todas las comunicaciones al examen de la razón y de la más severa lógica. 


El preciso, pues, distinguir las comunicaciones verdaderamente formales de las falsas formales, y esto no es siempre fácil, porque es a favor de la misma gravedad del lenguaje, ciertos Espíritus presuntuosos o falsos sabios procuran hacer prevalecer las ideas más falsas y los sistemas más absurdos; y para hacerse más verídicos y darse más importancia no tienen escrúpulo en adornarse con los nombres más respetables y más venerados. Ese es uno de los grandes escollos de la ciencia práctica; volveremos a tratar de ello más adelante, con toda la extensión que necesita un objeto tan importante, al mismo tiempo que daremos a conocer los medios de precaverse contra el peligro de las falsas comunicaciones. 


137. Las comunicaciones instructivas son las comunicaciones formales que tienen por principal objeto alguna enseñanza dada por los Espíritus sobre las ciencias, la moral, la filosofía, etc. Son más o menos profundas, según el grado de elevación o de desmaterialización del Espíritu. Para sacar de estas comunicaciones un fruto real, es preciso que se regularicen y se continúen con perseverancia. Los Espíritus formales se interesan por aquellos que quieren instruirse y los secundan, mientras que dejan a los Espíritus ligeros el cuidado de divertir a los que sólo ven en estas manifestaciones una distracción pasajera. Por la regularidad y la frecuencia de estas comunicaciones es como se puede apreciar el valor moral e intelectual de los Espíritus con los cuales uno se comunica, y el grado de confianza que merecen. Si la experiencia es necesaria para juzgar a los hombres, mayor se necesita para juzgar a los Espíritus. 


Dando a estas comunicaciones la calificación de instructivas, nosotros las suponemos verdaderas, porque lo que no fuese verdadero no podría ser instructivo, aunque se dijera con el lenguaje más imponente. No podríamos, pues, colocar en esta categoría ciertas enseñanzas, que no tienen de formal sino la forma, a menudo pomposa y enfática, con ayuda de la cual los Espíritus más presuntuosos que sabios, que las dictan, pretenden hacer ilusión; pero estos Espíritus, no pudiendo suplir el fondo que no tienen, no podrían sostener mucho tiempo su papel; pronto descubren su flanco débil, por poco que continúen sus comunicaciones o se sepa acosarlos hasta sus últimos atrincheramientos. 


138. Los medios de comunicación son muy variados. Los Espíritus obran sobre nuestros órganos y sobre todos nuestros sentidos; pueden manifestarse a la vista en las apariciones, al tacto por impresiones tangibles, ocultas o visibles, al oído por ruidos, al olfato por olores sin causa conocida. Este último modo de manifestarse, aunque muy real, es sin contradicción el más incierto por las numerosas causas que pueden inducir en error, por lo que no nos ocuparemos de ello. Lo que debemos examinar con cuidado son los diversos medios de obtener comunicaciones, es decir, un cambio regular y continuado de pensamientos. Estos medios son: los golpes, la palabra y la escritura. Los desarrollaremos en capítulos especiales. 

- LIBRO DE LOS MEDIUMS.- Cap. 10 - Allan Kardec

 

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CONVERSACIONES FAMILIARES DEL MÁS ALLÁ

Sr. Morisson, monomaníaco (obsesión enfermiza por una idea delirante u obsesiva).

En el mes de marzo último un periódico inglés daba la siguiente noticia sobre el Sr. Morisson, que acaba de morir en Inglaterra dejando una fortuna de cien millones de francos. Dice ese periódico que, en los dos últimos años de su vida, él era presa de una singular monomanía. Imaginaba que estaba reducido a una extrema pobreza y que debía ganar su pan cotidiano mediante un trabajo manual. Su familia y sus amigos habían reconocido que era inútil sacarlo del engaño; él tenía la convicción de que era pobre, de que no tenía un chelín y que era necesario trabajar para vivir. Por lo tanto, a cada mañana le ponían una azada en la mano y lo mandaban a trabajar en sus jardines. Luego volvían a buscarlo: su tarea estaba terminada; entonces, se le pagaba un modesto salario por su trabajo y él se ponía contento; su espíritu estaba tranquilizado, su manía satisfecha. Hubiera sido el más infeliz de los hombres si lo hubiesen contrariado.

1. Ruego a Dios Todopoderoso que permita al Espíritu Morisson, que acaba de morir en Inglaterra dejando una considerable fortuna, comunicarse con nosotros.

– Resp. Él está aquí.

2. ¿Recordáis el estado en el cual os encontrabais en los dos últimos años de vuestra existencia corporal?

– Resp. Ha sido siempre el mismo.

3. Después de vuestra muerte, ¿se resintió vuestro Espíritu de la aberración de sus facultades durante la encarnación?

– Resp. Sí. –San Luis completa la respuesta diciendo espontáneamente: Desprendido del cuerpo, el Espíritu se resiente algún tiempo de la compresión de sus lazos.

4. Así, una vez muerto, ¿no recobró inmediatamente vuestro Espíritu la plenitud de sus facultades?

– Resp. No

5. ¿Dónde estáis ahora?

– Resp. Atrás de Ermance.

6. ¿Sois feliz o infeliz?

– Resp. Me falta algo... No sé qué... Yo busco... Sí, sufro.

7. ¿Por qué sufrís?

– Resp. Él sufre por el bien que no ha hecho. (San Luis.)

8. ¿De dónde os venía esa manía de creeros pobre con una fortuna tan grande?

– Resp. Yo lo era; el verdadero rico es aquel que no tiene necesidades.

9. ¿De dónde os venía, sobre todo, esa idea de que os era necesario trabajar para vivir?

– Resp. Estaba loco; aún lo estoy.

10. ¿Cómo os llegó esa locura?

– Resp. ¡Qué importa! Yo había elegido esta expiación.

11. ¿Cuál era el origen de vuestra fortuna?

– Resp. ¿Qué os importa?

12. Sin embargo, el invento que habéis hecho ¿no tenía como objetivo aliviar a la Humanidad?

– Resp. Y de enriquecerme.

13. ¿Qué uso hacíais de vuestra fortuna cuando gozabais enteramente de vuestra razón?

– Resp. Ningún uso; creo que la disfrutaba.

14. ¿Por qué Dios os concedió la fortuna, ya que no haríais de ella un uso útil para los otros?

– Resp. Yo había elegido esa prueba.

15. Aquel que goza de una fortuna adquirida con su trabajo, ¿no tiene más disculpas por retenerla que aquel que nace en el seno de la opulencia y que nunca ha conocido la necesidad?

– Resp. Menos. – San Luis agrega: Aquél conocía el dolor y no lo alivió.

16. ¿Recordáis la existencia que precedió a la que acabáis de dejar?

– Resp. Sí.

17. ¿Qué erais entonces?

– Resp. Un obrero.

18. Nos habéis dicho que sois infeliz; ¿veis un término a vuestro sufrimiento?

– Resp. No. –San Luis agrega: Es demasiado pronto.

19. ¿De quién depende esto?

– Resp. De mí. Aquel que está aquí me lo ha dicho.

20. ¿Conocéis aquel que está aquí?

– Resp. Vos lo llamáis Luis.

21. ¿Sabéis lo él ha sido en Francia, en el siglo XIII?

– Resp. No... Lo conozco por vosotros... Agradezco por lo que él me ha enseñado.

22. ¿Creéis en una nueva existencia corporal?

– Resp. Sí.

23. Si debéis renacer en la vida corporal, ¿de quién dependerá la posición social que tendréis?

– Resp. Creo que de mí. Tantas veces he elegido que sólo puede depender de mí.

Nota – Estas palabras: Tanto he elegido, son características. Su estado actual prueba que, a pesar de sus numerosas existencias, poco ha progresado, y que siempre es un recomenzar para él.

24. ¿Qué posición social elegiríais si pudieseis recomenzar?

– Resp. Baja; se marcha más seguro; uno no está encargado sino de sí mismo.

25. (A san Luis) ¿No hay un sentimiento de egoísmo al elegir una baja posición, donde uno no debe encargarse sino de sí mismo?

– Resp. En ninguna parte uno se encarga solamente de sí mismo; el hombre responde por aquellos que lo rodean, no sólo por las almas cuya educación le es confiada, sino también por otras: el ejemplo hace todo el mal.

26. (A Morisson) Os agradecemos por haber tenido a bien responder a nuestras preguntas, y rogamos a Dios que os dé la fuerza para soportar nuevas pruebas.

– Resp. Vosotros me habéis aliviado, y he aprendido.

Nota – Se reconoce fácilmente en las respuestas anteriores el estado moral de este Espíritu; éstas son breves y, cuando no son monosilábicas, tienen algo de sombrío y de vago: un loco melancólico no hablaría de otra manera. Esa persistencia de la aberración de las ideas después de la muerte es un hecho destacable, pero no es una constante, o a veces presenta un carácter totalmente diverso. Al respecto, tendremos ocasión de citar varios ejemplos, estando en condiciones de estudiar los diferentes géneros de locura.

Fuente: Revista Espírita 1858

( Art. tomado de Zona Espirita)

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LAS DIVERSAS OBSESIONES ESPIRITUALES

                                                 

    No siempre los espíritus obsesores son los culpables de la obsesión, recayendo la responsabilidad, en numerosas ocasiones, en la víctima. La obsesión es, por tanto, un proceso muy complejo con múltiples causas y variadas direcciones. Estas pueden ser: 

Por un espíritu desencarnado hacia otro ser encarnado,- Es la más frecuente. Puede ocurrir por afán de venganza, por el mismo atraso espiritual del obsesor, o cuando hay en el encarnado una predisposición a acoger o alimentar pensamientos mórbidos, los cuales por ley de Atracción y Afinidad, encuentran resonancia en seres del mundo espiritual, animados por sentimientos o ideas afines, que se sienten así atraídos hacia aquella esfera psíquica que los emite.

La ejercida por un espíritu desencarnado hacia otro desencarnado.-  Los mismos motivos que llevan a un espíritu a influenciar dañinamente a una persona, procesan obsesiones hacia espíritus desencarnados. En el espacio espiritual se pueden desarrollar conflictos, igual que en la Tierra, como partes de un mismo drama, en dos o más actos sucesivos.

  Las ansias de venganza, de ajustar cuentas, de reclamar promesas no cumplidas, impulsan la acción obsesora de un espíritu hacia otro, al que ya observaba cuando encarnado, y continúa observando en la dimensión espiritual.

  De un ser encarnado hacia otro desencarnado.- Son fijaciones que se presentan cuando las personas se aferran desesperadamente a los seres queridos que les han precedido por la desencarnación, al punto de traumatizarse, negándose a aceptar la realidad y a emitir en medio de llantos y amarguras, vibraciones mentales que provocan sufrimientos al espíritu desencarnado y lo mantienen imantado a ellos, en estado de turbación o desequilibrio. Las expresiones estridentes, desgarradoras de llanto y dolor, casi de reclamo al espíritu por haber desencarnado, y que son resultado de las falsas concepciones sobre la muerte, de la cultura religiosa y materialista occidental, funcionan, inadvertida e involuntariamente, como una verdadera obsesión hacia el ser fallecido, cuyo espíritu por el contrario, requiere vibraciones armoniosas, serenas, consoladoras, esclarecidas, para disipar su turbación y proseguir su camino evolutivo en el nuevo plano existencial.

  También se presenta la obsesión de encarnado a desencarnado, por mentalizaciones cargadas de rencor y maldad.

  De un encarnado hacia otro encarnado,. Ocurre con mucha frecuencia en la vida de relación entre las personas: Padres que tiranizan a sus hijos, impidiéndoles su desarrollo, frenando arbitrariamente sus iniciativas, o a la inversa: Hijos caprichosos, temperamentales, que abusan de sus padres; relaciones de dominio y poder entre hombres y mujeres, con expresiones enfermizas de celos incontrolables o amores posesivos, que pueden alcanzar niveles psicopatológicos muy complejos, llegando hasta el suicidio o el asesinato. El factor sexual, cuando no es encaminado dentro del amor y el respeto a la dignidad de la pareja, se convierte en instrumento de pasiones esclavizantes. En muchas otras situaciones de la vida social pueden producirse verdaderas obsesiones entre encarnados, cuando predomina el orgullo, la envidia, el odio, la maldad, las ansias de dinero y poder en las relaciones que se establecen.

  Auto- obsesión.- Una persona es víctima de sí misma, de su propio estado psicológico y espiritual, presentado un cuadro de enfermedad mental, caracterizado por un agudo monoideísmo que le lleva a mantenerse fijo en una sola idea, mostrando manías, complejos, actitudes extrañas o incoherentes.

  Esta situación puede ser consecuencia de factores sociales, vinculados a dificultades de la vida actual, o puede deberse a causas más remotas que se relacionan con sus vidas anteriores, en las que se originaron conflictos o traumas que la desencarnación no resolvió.

- Jon Aizpúrua- de su obra "Tratado de Espiritismo".

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