martes, 18 de noviembre de 2025

Características del verdadero profeta

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Las consecuencias pendientes, por causa de actos negativos, ¿Son modificables?

2.- El Perdón

3.- Ni virtudes ni defectos

4.- Características del verdadero profeta

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¿ Las consecuencias pendientes por causa de actos negativos, son  modificables ?

    Los actos  cometidos  libre y voluntariamente, no se pueden librar de sus consecuencias buenas o malas, pues antes o después nuestra propia conciencia responde por ellos. Sin embargo los efectos pendientes de los mismos por una causa anterior, si que son modificables mediante acciones positivas como contrapunto a las acciones negativas anteriores, que  generaron esa deuda espiritual pendiente de saldarse . 

La Ley  de Causa y Efecto no supone la Ley del Talión: “Ojo por ojo y diente por diente”, por lo que siempre es posible modificar un karma, modificando nuestros actos, haciéndolos positivos mediante buenas acciones en el presente. Estas hacen cambiar las reacciones originadas en el pasado, obrando correctamente, entregándonos  a los demás y a nuestros deberes en cuerpo y mente con  todo el Amor y el altruismo de que seamos capaces.  

La conducta de una vida recta y honrada,  Amor y Caridad hacia los demás, es el principal y más poderoso  medio de liberarse de las cadenas de un karma negativo - como es denominada la Ley de Consecuencias por las filosofías orientales-, o al menos aliviarlo en parte y hasta  modificarlo. Se podría considerar que Dios, en su infinito amor,  nos permite pagar con amor las deudas pendientes con la justicia.

     Hay que tener presente que cuanto más elevado es el grado de conocimiento, más alto es el nivel de responsabilidad y por lo tanto, de sus consecuencias.  Esto no justifica la ignorancia voluntaria por temor a esa responsabilidad, porque el ignorante involuntario es, en efecto, menos responsable ante la ley de Consecuencias, pero no es así cuando la ignorancia es voluntaria huyendo de las responsabilidades que conllevan los conocimientos, porque entonces la responsabilidad ante  sus errores será mayor aún.

   Las consecuencias de la citada Ley, creadas por un cúmulo de pensamientos, sentimientos y acciones negativas, provocan la acumulación de una carga psíquica negativa, que de un modo u otro ha de transmutarse en energía positiva, bien a través del Amor puesto en acción, o bien a través del dolor en sus diferentes formas, por lo tanto siempre podemos modificar cómo pagar la deuda pendiente, al poder elegir un camino u otro.

     El primer paso, fundamental para modificar las deudas espirituales negativas, es el del  arrepentimiento y el propósito de enmendar  los errores y efectos de nuestras acciones negativas, aunque hay que señalar que el arrepentimiento por sí solo  nunca es suficiente para saldar las deudas contraídas; después hay que saber rectificar y reponer el bien en donde antes pusimos el mal.

     La aceptación o resignación ante el  dolor o la enfermedad  es también otro factor importante, porque reduce de modo notable los cuadros de sufrimiento. Además esta aceptación cuando conscientemente se admite como una expiación debida,  tiene  un efecto disuasorio para el alma, que habiendo experimentado unas consecuencias negativas por sus actos,  no querrá volver a cometer más errores  y se verá inclinada a actuar positivamente.

     Solo la falta de resignación hace inútil el sufrimiento, porque cuando el pago de deudas o la aceptación de pruebas  para el alma,  lo rechazamos y nos rebelamos contra la situación, siempre se nos vuelven a presentar de nuevo, a veces más fuertes, delante, hasta que al fin terminamos  por vencerlas y superarlas.

   Por lo dicho hasta aquí, se comprende la necesidad de que los Seres humanos al fin aprendamos a medir el alcance de nuestros actos y a medir nuestra responsabilidad valorando la clase de  débito o de crédito que generamos a cada paso.

    A veces el saldo de la deuda espiritual no se plantea de inmediato, sino que puede quedar  aplazado durante varias existencias. Esto puede deberse a varios motivos:

   A que el Ser reencarnante tenga que esperar  para que se cumpla, a encontrar una vida en que el ambiente y la época  sean las más  propicias para ello. También puede  deberse a que durante el paréntesis  en el que queda aplazado este pago de la deuda, el Ser necesite antes poder desarrollar en otras existencias humanas, su capacidad y fuerza mediante otras pruebas más ligeras, a modo de entrenamiento.

    Otro motivo puede ser el de tener que saldar su deuda espiritual de manera colectiva o simultánea, junto a otros Seres también implicados en el mismo pago, y así queda  aplazado el pago individual  hasta que  puedan coincidir todos  juntos en la misma existencia y escenario físico.

    Conforme a estos conocimientos espirituales,  se comprende que solo existe la fatalidad en cuanto a la responsabilidad adquirida por nuestros actos, debemos afrontar, bien asumiendo el pago o bien pagando mediante acciones positivas del mismo peso que las deudoras. Asimismo se comprende que los seres humanos siempre deberíamos practicar acciones de justicia y de beneficencia con el prójimo, estimulando así esta ley divina a favor de nosotros mismos.

- Jose Luis Martín-

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EL PERDÓN

SI ALGUNO TE GOLPEA EN LA MEJILLA DERECHA
OFRÉCELE TAMBIÉN LA OTRA ( Jesús )
                                                                          

   
7. Habéis aprendido que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no os resistáis al mal que os quieran hacer; mas, si alguno os golpea en la mejilla derecha, ofrecedle también la izquierda; y si alguno quiere pelear con vosotros para tomar vuestra túnica, dejadle también la capa; y si alguno os obligare a marchar mil pasos con él, haced aun dos mil. Dad al que os pidiere y no rechacéis al que los quiere pedir prestado. (San Mateo, cap. V, v. de 38 a 42).

  Al iniciar la lectura de este pasaje evangélico de San Mateo, lo primero que me viene a la mente es la famosa frase de Gandhi: “Ojo por ojo, y todos acabaremos ciegos”. O sea, que la venganza del ojo por ojo, no solo no soluciona nada, sino que empeora más aún las situaciones desarmónicas o violentas, creadas entre ofensores y ofendidos.

 Y es que es cierto que la venganza solo genera más venganza y más odio, lo cual supone  acceder a una espiral de horror  del que después cuesta mucho salir.

    Podría parecer como que  Jesús nos estuviese indicando que debemos dejarnos matar o avasallar sin poner en acción el derecho natural de la autodefensa o a  la autoprotección de la vida propia o de otros a quienes tenemos obligación de  proteger en un momento dado. Creo que Jesús más bien indicaba la necesidad de ser tolerantes y de estar dispuestos a perdonar siempre y a tolerar cualquier abuso hasta los límites de lo tolerable, estando dispuestos siempre a dar una nueva oportunidad a quien pretende ser nuestro enemigo o a querer dañarnos en algún modo. En cualquier caso, es un acto de caridad el  tratar de defenderse de las agresiones y abusos, sin herir, o hiriendo lo menos posible al ofensor. No olvidemos que tenemos el derecho y la obligación moral de defendernos y protegernos,  así como de defender y proteger a los desvalidos que estén a merced  de los abusos o de la fuerza de otros. Siempre deberemos tener el poder y la fuerza de la razón, pero nunca la razón de la fuerza.
 
En la autodefensa se debe tratar de guardar el equilibrio y la proporción, de modo que si el  hecho de defendernos puede ocasionar algún  daño, físico o de otra clase al ofensor, que este daño sea el  menor posible, pues tengamos en cuenta que un mal no quita  otro mal, como un fuego no apaga otro fuego, ni lo puede justificar sino en raros casos.

  Jesús no prohibió la defensa, sino que condenó la venganza posterior que nos lleva al horror del odio y hasta de la violencia nuestra y la de otras personas que a su vez incentivemos con nuestra venganza o agresión, a cambio del placer efímero que puede ocasionar esa venganza, pero que al final termina por desaparecer y deja solamente un gran vacío.
 
   A veces la venganza se puede confundir con la justicia, de modo que mientras que la venganza es siempre un acto de revancha posterior en el que se busca un perjuicio o daño al rival o enemigo para compensar otro daño recibido de él, la justicia supone el equilibrio del alma ante un acto en el que el perdón y la magnanimidad pueden ser el auténtico gran premio de la experiencia que se puede lograr de ese acto de generosidad que es capaz de devolver bien por mal.  Para obtener la justicia, en muchos casos la podemos esperar de las leyes penales que rijan  en el país, pero cuando así no suceda, estemos convencidos de que existe una Justicia Universal, inmanente y Divina, que siempre actúa, en todos los casos, inexorablemente, por lo que esa bofetada que deseamos devolver cuando nos la dan, dejémosla en suspenso, porque las propias leyes Divinas la administrarán, antes o después, en la proporción y en el momento oportuno.
 
  Aunque es muy humano en nuestro nivel evolutivo, el ansia de venganza tras recibir un mal o una ofensa, cuando el nivel espiritual del ofendido o de la víctima, o bien cuando se posee el conocimiento espiritual correcto, bien sabemos que existe siempre por encima de la justicia humana. la Justicia Divina, y esta nunca deja de actuar a través de la Ley de Causa y Efecto. No significa esto que en el fondo nos debamos alegrar porque nos sabemos “vengados” por esa justicia divina, pues a pesar de saber de su existencia, no olvidemos que Dios es infinitamente bueno, y que ama a todos sus hijos por igual, de modo que Su justicia siempre va encaminada a corregirnos y encauzarnos por el camino del bien, y nunca supone un castigo sin otro fin que el del castigo en sí.

     Dios es Fuente y Origen de todo bien, por tanto ningún mal procede de Él, sino de nuestros propios errores. Esto significa que si habiendo hecho mal nos arrepentimos ante Dios, este nos perdona siempre, pero la expiación que debamos experimentar por nuestra falta, es inevitable, aunque bien puede ser atenuada a cambio de un comportamiento bueno y altruista para con los demás.

  Realmente a veces hay que ser interiormente mucho más fuertes para poder aguantar y perdonar una ofensa sin guardar sentimientos de  rencor, que para responder con la misma moneda al ofensor. Podemos creer a veces que en realidad no seríamos capaces de perdonar, que es lo que viene a significar lo de poner la otra mejilla, y en realidad el  alma no preparada para realizar este acto de valor moral que es el perdón, no lo puede lograr plenamente de un día para otro, pero sin embargo sí podemos todos comenzar por el deseo de perdonar, sin mantener  rencores, venganzas ni resentimientos a pesar del dolor recibido, o de poner la otra mejilla, lo que significa  lo mismo. En la medida que lo vayamos logrando en pequeñas cosas, notaremos que vamos estando espiritualmente más fuertes y maduros para lograr el perdón de las ofensas, ante cuestiones más graves, lo cual ya es un verdadero progreso en el camino evolutivo de nuestro espíritu, hacia  una mayor perfección y por tanto hacia la auténtica felicidad.

-          José  Luis Martín -

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        NI VIRTUDES NI DEFECTOS                       (Amalia Domingo Soler)

    Hace pocos días me visito una mujer de larga historia, la cual tiene un ingenio prodigioso para hacerse desgraciada, porque, si bien sobre su ser han caído grandes calamidades, ella las aumenta y las multiplica por su delicadeza extrema, por su exceso de dignidad,por no amoldarse a las circunstancias de su vida; y pensando en ella una tarde, en esa hora melancólica del crepúsculo vespertino, sostuve con un espíritu el diálogo siguiente:

-Dime, mi buen amigo invisible, yo no acierto a comprender si María tiene más virtudes que defectos, o más defectos que virtudes. ¿Qué te parece a ti?

-Que ni tiene sobra de virtudes ni abundancia de defectos; es un espíritu que no puedeamoldarse al medio ambiente que le rodea, porque el progreso del alma no se improvisa; se improvisan, por regla general, malos versos, pero no el modo de ser de un espíritu; este cambio necesita de su tiempo, su preparación correspondiente, y estas preparaciones no se efectúan en el corto plazo de una existencia; a veces, se necesitan siglos y siglos para olvidar los hábitos y las costumbres que forman ley en la opulencia. Lo que sucede es que como os ocupáis mucho más en mirar los defectos de l o s otros. que en estudiar por que los tienen, de ese desconocimiento absoluto de las leyes de la vida, proviene vuestro vicio de la murmuración.

-Pues tú bien sabes, que lo que es yo, busco primero las virtudes que los defectos, en todos los seres con quienes me relaciono.

-Y la generalidad de las veces, revistes con ostentosas galas a los que, en realidad, van cubiertos de harapos; te dejas llevar de los relumbrones, de las exterioridades; te contentas con mirar la superficie de las casas, y para juzgar con justicia, hay que mirar el fondo en todas las acciones humanas, convéncete de lo que voy a decirte: Actualmente,. la humanidad que puebla la tierra no tiene ni virtudes ni defectos; obedecen todos sus actos .buenos y malos a leyes imperiosas de la historia. Los hombres que hoy día se disputan en ese mundo el poder y la riqueza, son medianías, si no .en,t odas las naciones en que tenéis dividido el globo, en su mayoría. Por eso no hay mártires de sus ideales y de sus religiones, porque no hay excesos de amor y de fe en las almas que habitan en ese grano de arena del 'infinito; pero veo que me voy desviando del objeto principal de tu pregunta. Tu quieres saber si esa mujer que se confiesa contigo, tiene más virtudes que defectos, o más defectos que virtudes, Ya te contesté en principio, que no tiene ni virtudes ni defectos, y si no puede amoldarse al medio ambiente que la rodea, es porque aún contempla en sus sueños grandezas pasadas, ostentosas exterioridades, palacios suntuosos, humildes servidores y rendidos magnates, y es,muy doloroso tan brusco cambio de escena para cierta clase de espíritus que se pagan mucho de oropeles y vanidades.

Sabido es, que el espíritu adelantado no le da gran importancia al escenario donde tiene que representar su papel; que el verdadero filosofo acepta, sin murmurar, todas las cosas de hiel que le ofrecen en el gran banquete de la vida; pero los verdaderos filósofos han escaseado siempre, y lo que debes hacer es lo que haces escucha las quejas de los que sufren, y si no encuentras en tu imaginación un rayo de luz que pueda iluminar aquellas tinieblas, cállate, no les des consejos vulgares, de esos que irritan, en vez de consejos, estrecha sus manos, llora con los que lloran; si tienen hambre parte con ellos la mitad de tu pan; si tienen sed no les niegues el agua que puede refrescar sus fauces y no los recrimines en tu interior tachándolos de orgullosos y de mal contentos, que cada sed tiene sus delicadezas especiales, sus debilidades sus manías, y si con ellas se ha vivido siglos y siglos, ¿creéis que en un segundo se puede cambiar de opinión. Y de modo de ser? Imposible, completamente imposible. Tenéis la costumbre de decir muchos de vosotros: “ A todos nos gusta lo bueno, a todos nos agrada la buena vida, pero cuando no hay otro remedio, nos contentamos y carecer de lo mas necesario ¿por qué éste o aquél no hacen lo mismo?” Pues no lo hace porque no puede, porque no esta a vuestra altura moral o intelectual.

¿Hay dos personas que cuyos semblantes sean tan parecidos el uno al de otro, que se puedan cambiar fácilmente su personalidad? No; hasta a los gemelos, bien mirados, se les nota diferencia, por leve que esta sea; pues como sucede en los organismos, sucede en los espíritus; no hay dos que piensen lo mismo; irán juntos para la realización de un proyecto, para llevar a cabo una gran empresa; muchos obedecerán a su jefe, pero si vais preguntando individualmente, cada uno os irá diciendo: “Si mi voto valiera, iría por el camino llano, en vez de trepar por las montañas, o bien siempre arriba, siempre arriba, que desde lo alto se ven mucho mejor las llanuras”; un centenar de hombre os darán un centenar de pareceres distintos; por eso es una razón de tampoco peso en la que os fundáis cuando decís: “Pues si yo me resigno también se puede resignar aquél, que tan de carne y hueso el él como yo”. Es cierto, los dos tenéis los mismos componentes, de la misma sustancia se alimenta vuestra sangre y vuestro cerebro; pero, ¿sucede lo mismo con vuestra parte moral e intelectual? No; vuestra historia sigue ajustada a su ayer y es completamente distinta, y como no tienen el menor parecido sus episodios, la continuación de cada historia sigue enlazada a los hechos pasados; por eso, el uno se resigna con su adversa suerte y el otro reniega el haber nacido. ¿Es mas virtuoso el que se resigna?, no lo sabemos, sólo se puede asegurar que ha luchado mucho. ¿Tiene mayores defectos el que maldice la hora en que nació? No tiremos piedras sobre él, recordemos lo que dijo Jesús, refiriéndose a la mujer adúltera: “El que este sin pecado, que arroje la primera piedra” y ¡nadie se atrevió a apedrearla¡ No preguntes sobre las virtudes y los defectos de otro; interrógate a ti misma, y te será mas provechoso el estudio.

Se fue mi amigo invisible y no olvidaré su consejo ya que yo, como todos, me ocupo más de la casa del vecino que de la mía, y en la mía, ¡Cuanto tengo que reformar¡ Se conoce que durante muchos siglos he huido de ella y amenaza ruina; pero yo la reedificaré

AMALIA DOMINGO SOLER
Extraído del periódico “LA LUZ DEL PORVENIR” Año I , nº 9 ; editado en Mayo de 1907 en Villena.

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           CARACTERISITICAS DEL

              VERDADERO PROFETA

 

El espiritismo a semejanza de Jesús-  nos dice algo muy significativo: ”Guardaos de los Falsos profetas” que vienen vestidos de ovejas y por dentro son lobos y ladrones; Jesús añadió: “Guardaos que no os engañe alguno – Porque vendrán muchos en mi nombre, y dirán: Yo soy el Cristo: y a muchos engañaran."

Profeta se llama a todo enviado de Dios con la misión de instruir a los hombres y revelarles las cosas ocultas y los misterios de la vida espiritual.

Desgraciadamente en todas la épocas han existido hombres que guiados por ambiciones han intentado  ser para el mundo mesías,   enviados por Dios, respaldándose en sus títulos y experiencia han explotado la credulidad de muchas personas  saciando su orgullo, su vanidad, viviendo a expensas de su superchería.

Es por eso que todo seguidor de Dios, debe procurar conocer muy bien, las características del verdadero profeta, enviado de Dios, para no ser presa del engaño.

Son las obras las que se deben examinar. Si los que son sinceros están acompañados de todas las señales de la misión que dicen desempeñar, si poseen las virtudes cristianas y eternas; si son caritativos, si son amorosos, indulgentes, bondadosos, si en apoyo a sus palabras, unen los actos; entonces se puede decir: verdaderamente son enviados de Dios.

Se debe desconfiar de los escribas y fariseos que hablan en las plazas públicas vestidos con largos ropajes ¡desconfiemos de todos aquellos que dicen tener el solo y único monopolio de la verdad! Todo lo que revela un átomo de orgullo, debemos separarlo de nosotros como una lepra contagiosa que corrompe todo lo que toca. Recordando, que cada criatura lleva en su frente, sobre todo en sus actos, el sello de su grandeza o decadencia.”

 El verdadero misionero de Dios debe justificar su misión por su superioridad, por sus virtudes, por su grandeza por el resultado y la influencia moralizadora de sus obras. Mirando si por su carácter, por sus virtudes, por su inteligencia, está fuera del papel que quiere representar, o del personaje cuyo nombre tome, no sabiendo copiar ni siquiera al modelo.

Los profetas de Dios, jamás recurrirán a hechicería, adivinación, astrología, o cualquier arte ocultista de la ciencia del mal. Ellos recurrirán siempre directamente de lo que Dios, quería que le comunicaran al pueblo de Dios. Nunca servían los deseos de la gente y siempre obedecían la palabra de Dios.

Los verdaderos profetas no son innovadores sino restauradores. Ellos presentan las verdades antiguas y las aplican en nuevos contextos. Ellos no cambian o revocan revelaciones previas dadas por Dios.

No fiarnos de los falsos profetas, sobretodo en un tiempo de renovación, porque muchos impostores se llamaran enviados de Dios; se procuran una vana satisfacción en la tierra, pero una terrible justicia les espera. - Erasto, Paris 1862.

Busquemos, pues al Maestro de los maestros como luz para nuestro camino. Si cotejamos los avisos, las novedades, los mensajes y las advertencias que recibimos, desde tal o cual sector de información, aprenderemos sin sombras que la humildad y el servicio son nuestros deberes de cada hora, para que la verdad nos ilumine y el amor puro nos regenere, para estar definitivamente preservados del asedio del mal.

El mundo distingue ruidosamente a los hipócritas, a los expositores de fantasías.

En todas partes, es común observar la victoria de los hombres con labia, que prometen milagros y maravillas. Esos merecen de las criaturas gran crédito. Basta encubrir la enfermedad, la debilidad, la ignorancia o el defecto de los hombres, para que reciban acatamiento. No acontece lo mismo a los cultivadores de la verdad, por más simple que esta sea. A través de todos los tiempos, para esos últimos, la sociedad reservó la hoguera, el veneno, la cruz implacable.

Intentando huir a la angustiosa situación espiritual que le es propia, inventó el hombre la "buena dicha", imponiendo, con todo, a los adivinadores el disfraz dorado de las realidades negras y duras. El charlatán más hábil en la fabricación de mentiras brillantes será el señor de la clientela más numerosa y brillante.

En el intercambio con la esfera invisible, urge que los nuevos discípulos se percaten contra los peligros de esa índole.

La técnica del elogio, la disposición de parecer mejor, el prurito de caminar al frente de los demás, la presunción de convertir conciencias ajenas, son grandes fantasías. Es necesario no creer en eso. Más razonable es comprender que el servicio de iluminación es difícil, comenzando del esfuerzo de regeneración de nosotros mismos.

Es indispensable que no nos perdamos en conclusiones ilusorias. Agucemos los oídos, guardando la palabra del apóstol a los gentiles. Es imprescindible que nos esclarezcamos, individualmente, sobre nuestra realidad, pues hay mucha gente esperando las alas de ángel que no le pertenecen.

Si te encuentra en servicio edificante, si tu conciencia está limpia ¿Qué te importan las opiniones livianas o hipócritas?

Cumple tu deber y camina.

Examina el material de los ignorantes y calumniadores como provechosa advertencia y acuérdate de que no es posible conciliar el deber con la liviandad, ni la verdad con la mentira.

Merchita

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