INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El estudio razonado del Espiritismo
2.- Aclarando ideas: Sencillamente Espiritismo
3.-Espiritismo y religión
4.- Dios: Inteligencia del Universo, Fuerza Creadora
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EL ESTUDIO RAZONADO DEL ESPIRITISMO-x
ESPIRITISMO Y RELIGIÓN -x
Con frecuencia se ha afirmado que Allan Kardec fue el fundador de una nueva religión. Si hubo asimilación fue por la simple razón de que espiritismo y religión tratan los mismos temas: Dios, el alma, la vida después de la muerte, la reencarnación.
¿Qué es una religión? Es el conjunto de creencias, dogmas y prácticas que definen las relaciones del ser humano con lo sagrado o la divinidad. Una religión particular es definida por los elementos propios de una comunidad de creyentes: dogmas, libros sagrados, ritos, cultos, sacramentos, prescripciones en materia de moral, prohibiciones, organización, etc.
La mayoría de las religiones se ha desarrollado a partir de una revelación que se apoya en la historia de un pueblo, de un profeta o de un sabio que enseñó un ideal de vida. En cuanto al espiritismo, éste es el resultado de la manifestación de los espíritus, de los muertos, que en todas las latitudes han venido a hablar de la supervivencia del alma, de Dios, de la evolución moral del espíritu, de la reencarnación, del porqué de la vida y del objetivo de la vida. La religión está basada en la creencia, en la fe, contrariamente al espiritismo que se define como una filosofía y una ciencia.
¿Por qué existen las religiones? Desde el alba de la humanidad, el hombre busca el sentido de la vida. ¿Por qué vivimos? ¿Somos únicamente el resultado de un aglomerado de materia? ¿Qué hay después de la muerte? El hombre siempre ha necesitado creer en algo superior a la vida material. Ha tratado así de comprender los misterios de la vida, del nacimiento a la muerte. De esta reflexión metafísica nacieron las creencias y las supersticiones. Esas creencias estaban próximas a los elementos del universo, próximas al viento, a las tormentas, al fuego, al agua y para cada uno de estos elementos, el hombre inventó un poder supremo, un Dios para cada cosa. El mundo antiguo es el perfecto ejemplo de ello. Así aparecieron las religiones politeístas. Respondían a las interrogantes del momento. Luego, en su evolución, el hombre se planteó entonces otra pregunta, la de la angustia de lo cotidiano. De su reflexión nacieron las primeras filosofías y los primeros pensadores.
Con Heráclito (480 antes de Jesucristo), fue la interrogación sobre la existencia de un Dios único, autor de la materia. Él influenció a Pitágoras, Platón y Aristóteles, hombres que buscaban el sentido de la vida. Nacieron las religiones monoteístas y con la llegada del judaísmo, el cristianismo y el Islam, se desarrollaron conflictos y guerras, pues cada una predicaba que su Dios era el mejor. Citemos, por ejemplo, la noción de guerra “justa” que es una invención de la Edad Media.
Durante dos siglos, hubo ocho cruzadas, romerías armadas, dirigidas por los cristianos de occidente con la bendición papal y que produjeron miles de muertos, para liberar el Santo Sepulcro de Jerusalén de las manos de los musulmanes. ¿Dónde estaba el mensaje cristiano de “Amaos los unos a los otros”? Las religiones han desempeñado un papel esencial en la organización de las sociedades y lo que las caracteriza es la instauración de dogmas para contener y manipular mejor a las poblaciones. Por ejemplo, según el hinduismo y el budismo, ustedes son pobres pero eso no es grave porque en la próxima vida, ustedes serán ricos y su vecino rico será pobre. Es así como todo un pueblo olvida sublevarse contra la injusticia y se resigna a causa de esta idea de karma punitivo.
En la religión católica, varios dogmas han sido instituidos así. El del paraíso, del infierno y del purgatorio, permitía dominar a los pueblos pues el miedo a las penas eternas impide la reflexión. El de la resurrección, en el siglo V, término que reemplazó al de reencarnación, lo cual cambia totalmente la idea del después de la vida. El dogma de la virginidad de María data del siglo XIX.
Fue instituido por los partidarios de la Inmaculada Concepción que no podían ver en la madre de Jesús a una simple mujer, una madre cuyo hijo había sido concebido en el acto carnal y amoroso. Otro dogma, el de Jesús Dios, que data de la Edad Media: si el Verbo se había hecho carne, entonces Jesús no podía ser sino Dios. Dios es pues tres a la vez: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es el misterio de la Santísima Trinidad.
Finalmente, desde 1870, el Papa se volvió “infalible”. Todo lo que dice debe ser aplicado sin contradicción alguna. Si todo lo que dice el Papa es verdad, ¿qué decir entonces de sus palabras sobre la contracepción, la homosexualidad y el divorcio? ¿Necesitamos las Iglesias para amarnos libremente, respetándonos unos a otros? Estamos bien lejos del espiritismo que no tiene ni dogmas, ni ritos, ni jerarquía. Al escribir su obra
El Evangelio según el Espiritismo, Allan Kardec dio respuesta a los milagros, parábolas y otros misterios. Allí, donde la Iglesia ve fenómenos sobrenaturales, los espíritas ven fenómenos naturales explicados a la luz del conocimiento que los desencarnados nos han dado, y por el estudio riguroso de este hombre que deseaba que la Iglesia se cuestionara para volver al mensaje original dado por Jesús. Para Allan Kardec, que pasó su vida estudiando y definiendo esta ciencia y esta filosofía, el espiritismo se definió como la Tercera Revelación en la historia del hombre, siendo atribuida la primera a Moisés y la segunda a Jesús.
El espiritismo se dirige a todos los hombres que buscan conocimiento y emancipación moral e intelectual. Con el espiritismo, desaparece la creencia para dejar lugar al conocimiento. La muerte ya no existe en lo que tiene de espantosa. El espíritu vive más allá de la materia y puede manifestarse utilizando la sensibilidad mediúmnica de ciertos sujetos. La reencarnación es una realidad optimista, pues la suma de experiencias vividas en cada existencia lleva al espíritu por un camino evolutivo y no punitivo. Los espíritus nos hablan de Dios que no es un Dios vengador y justiciero, sino que nos lo presentan como una fuerza amorosa y creadora que no tiene ni comienzo ni fin. Amar a Dios, es aprender a amar al hombre. En fin, el espiritismo no tiene el monopolio de la espiritualidad ni de los valores humanistas, por la simple razón de que es complementario de los ideales de justicia, libertad e igualdad, compartidos por todos los que han comprendido el sentido de una moral universal.
Catherrine Gouttière . Le journal Spirite
DIOS: INTELIGENCIA DEL UNIVERSO. FUERZA CREADORA-x
El
tema de Dios como concepto o idea resulta tan complejo como necesario, a pesar
de las enormes limitaciones que tenemos como seres humanos, puesto que forma
parte de nuestra naturaleza, de nuestra esencia más profunda, aunque
algunos intenten desdeñarlo o vivir de espaldas a el.
Mucho
se ha escrito y hablado sobre el tema, así como las ideas recogidas desde la
antigüedad por los grandes filósofos y pensadores, como es el caso de
Aristóteles, Platón o Sócrates, entre otros. También como es natural, las
grandes religiones, consecuencia de las enseñanzas de los grandes avatares de
la humanidad, han manejado, conceptos, definiciones; aproximaciones mas o menos
certeras, de lo que cada una interpretaba o conceptuaba sobre ese algo que
denominamos Dios.
Existe
un axioma que nos dice: “tratar de definir algo es una forma de limitarlo”;
sobre todo cuando hablamos de elementos, por así decirlo,
tan amplios y profundos que no podemos medir ni tocar. Tampoco
podemos caer en el error de confundir el ser con sus atributos.
Desde
que el hombre existe, la intuición vaga sobre algo superior que nos rige y nos
conduce, ha sido una constante vital en todas las épocas. Del mismo modo, a
través de las distintas edades y culturas de la humanidad, el concepto de Dios
ha ido evolucionando paulatinamente hasta nuestros días, paralelamente a la
evolución del pensamiento humano. Comenzando por la idea muy remota en el
tiempo, de asociarlo con las fuerzas de la naturaleza, es decir, aquello que no
era capaz de controlar o dominar; proyectando sus miedos producto de la
ignorancia en un Dios iracundo, caprichoso, al que se le debía de satisfacer
para que estuviese contento o tranquilo. Los fenómenos de la naturaleza, como
son erupciones volcánicas, terremotos, sequías prolongadas, ciclones, etc., que
perturbaban la tranquilidad y eran causa de muertes, hambrunas, etc., a veces
masivas, eran considerados como un castigo divino, señales inequívocas de que
algo no se estaba haciendo bien. De tal forma que muchos pueblos se
veían en la obligación de hacer algo, algún tipo de sacrificio para aplacar la
ira o la disconformidad del todopoderoso, simbolizado en una o varias deidades
que lo controlaban todo.
Por
tanto, el concepto de Dios ha estado asociado, prácticamente hasta nuestros
días, con la idea de un ser antropomórfico, adaptado a nuestra idiosincrasia;
en definitiva, a un estereotipo producto de nuestras limitaciones e
ignorancia. De ello no tuvieron la culpa los grandes maestros espirituales de
la humanidad, sobre los que se asentaron las diferentes religiones que existen
hoy día. El problema, como comentábamos anteriormente, residía en la
tergiversación de las enseñanzas de sus mentores, en las interpretaciones
limitadas de los hombres, transfiriéndolas a la cultura religiosa de los
diferentes pueblos.
Nos
ocuparemos brevemente en el maestro de maestros, el ser más perfecto
que ha pisado la Tierra como fue Jesus de Nazaret. El hablaba de un solo Dios
creador del cielo y la tierra, pero sobre todo, de un Dios de amor. Además nos
dejo un mandamiento fundamental: “Amarás a Dios sobre todas las
cosas y al prójimo como a ti mismo”
Como
podemos observar, colocaba en primer lugar, como prioridad absoluta, el amar a
Dios; lógicamente no podemos amar aquello que tememos o que no comprendemos.
Por tanto, la primera obligación del ser humano es la de esforzarse por
comprenderlo para poder amarlo.
No
nos vamos a detener en cuestiones filosóficas respecto a las cualidades del
Creador, salvo el mencionar que solo puede ser infinito, increado, y con todos
los atributos de omnisciencia, omnipresencia, etc. La lógica nos indica que si
le faltase algo ya no se podría considerar como el verdadero Dios, porque para
serlo ha de encerrar todo tipo de perfecciones posibles.
Invariablemente
la primera pregunta que nos viene a la cabeza es obvia; ¿como podemos
comprender algo que es tan grandioso e infinito cuando nosotros estamos tan
limitados todavía? Pues bien, sencillamente por los resultados de su obra,
leyendo en el libro de la vida, donde se plasma la armonía perfecta, la gran
sabiduría que existe en todos los reinos de la naturaleza: mineral,
vegetal, animal y hominal, para que se produzca una evolución progresiva.
Para
poder llegar a las conclusiones anteriormente expuestas, necesitamos eliminar
prejuicios, ensanchar nuestra conciencia, comprender la grandeza a través de el
universo creado por El. Nuestro mundo es un granito de arena en una inmensa y
vasta playa. No podemos concebir a estas alturas, en pleno siglo XXI que Dios
creó una playa (Universo) para acompañar a un solo grano (planeta Tierra); esto
sería absurdo y a la altura de viejos conceptos ya superados. “En la
casa de mi Padre hay muchas moradas”, decía el Maestro. La ciencia
astronómica moderna nos habla de miles de millones de galaxias en el Universo
observados por los potentes telescopios, que nos acercan cada vez más a una
realidad incontestable. El sentido común nos indica que Dios no ha podido crear
algo sin una utilidad, sin una finalidad concreta, otra cosa es que todavía no
alcancemos a comprender plenamente.
Con
seguridad, la mejor definición del Todopoderoso que más se aproxima a la
realidad y a la que hacían referencia, como decíamos, los grandes avatares de
la Humanidad, es la que nos transmiten los propios espíritus en las
informaciones recogidas en la codificación espirita de Allan Kardec. Cuando
preguntaba qué es Dios, le responden: “Es la inteligencia suprema,
causa primera de todas las cosas” Observemos bien la pregunta, no
dice quien es.., sino qué es. Posteriormente vuelve a indagar: ¿Dónde puede
encontrarse la prueba de la existencia de Dios? A lo cual responden: “En
un axioma que aplicáis a vuestras ciencias: no hay efecto sin causa. Buscad la
causa de todo lo que no es obra del hombre, y vuestra razón os responderá”
Por
otro lado, hablar del origen de la vida consecuencia del azar o la suerte es
una quimera, o dicho de otro modo, del caos o la nada no puede surgir algo con
sentido. Por tanto, a poco que estudiemos y observemos, nos daremos cuenta de
que el Universo esta inmerso en un programa evolutivo cuyas leyes son
perfectas. De tal forma que el objetivo existencial del ser humano consiste en
la adquisición y elaboración de una conciencia mas plena; desarrollando valores
espirituales, transmutando las preferencias materiales por otras más
trascendentes que nos sensibilicen, aquellas que nos transmiten la claridad
suficiente para comprender mejor nuestra realidad espiritual, acercándonos, sin
ninguna duda, a una mejor comprensión del Creador a quien se lo debemos todo.
Cuando
seamos capaces de transformar la incomprensión y la rebeldía en sumisión
consciente a la voluntad del Padre, al valorar que El tiene un programa de amor
y progreso establecido para nosotros, transmutando la indiferencia e
inconsciencia en gratitud, apreciando lo que tenemos, considerando la vida como
una preciosa oportunidad que nos va a permitir caminar hacia la felicidad, si
la sabemos aprovechar. Todos estos elementos y muchos otros, a poco que
reflexionemos, nos darán una idea más aproximada del significado profundo que
tiene el Dios Padre. Aquel que generosamente nos brinda la oportunidad de
crecer, comprenderle, amarle y respetarle, haciéndonos participe de su
grandeza, de su obra. Incluso, llegado el momento, colaborando con
El. En un recorrido evolutivo que nos impulsará hacia la perfección, algo que
nos debemos de ganar con el propio esfuerzo, pero que invariablemente, más
pronto o más tarde tendrá que llegar.
José M. Meseguer
Amor, paz y
caridad
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