sábado, 7 de octubre de 2023

Necesidad de evaluar la mediumnidad

  INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- A la memoria de un alma buena

2- Necesidad de evaluar la mediumnidad

3- La Reencarnación en las obras literarias clásicas

4- El camino espiritual

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A la memoria de un alma                     buena

Alma buena,
noble y pura
que te alejas de mi lado:
este valle de amargura,
¡Feliz, tu!, que ya lo has dejado



¡Supe tu muerte! Quise ver tu envoltura por ultima vez. ¡Corrí a tu casa…! Pregunte por tu cadáver. No me dejaron verte. Salí y pensé en ir al templo donde mas tarde te tributarían los últimos honores terrenales. Me arrepentí desistiendo de mi intento. ¿A que presenciar las farsas sociales, lo que llámanos en nuestra bandera el lema sacrosanto: Todo por la verdad?.

Mas reflexione y dije: El ira al templo a ver su entierro. Saludos a sus amigos. ¡Yo debo estar allí! Pocas veces nos hablamos en la tierra, pero crees de esos seres simpático por excelencia, por que llevas en tu mirada una reflejo del infinito. Felizmente al mirarte, comprendí que eras un alma grande, elevada en toda la aceptación de la palabra. ¡Por eso te admire, te envidié, por que veía que eres un espíritu superior; y hay tan pocos en la tierra!. Me detuve en mi camino y quede pensativa. Al fin me dirigí a la iglesia y entre en la casa del Señor.

¡Triste y sombrío aspecto ofrecía el santuario!. ¡El pavimento estaba cubierto de paños negros!. ¡De las cornisas pendían negros tapices!. ¡Los altares parecían sepulcros! ¡El templo se asemejaba a un panteón…! Somos enemigos de todo formalismo. Aquel luto pagado nos hacia daño, y sobre todo, para ti, ¡alma sublime! progresiva por esencia, que tu voluntad –facultad la convertiste en potencia del bien. Todos los templos del universo cubiertos por un manto de negro terciopelo, no nos parecían bastante tristes, para que aquel luto lo creyéramos digno de ti. Si un plante debía cubrir con negros crespones sus montes y sus valles, sus bosques y sus lagos, sus aldeas y sus capitales, cuando se ausenta un alma, cuando un espíritu bueno, (como el tuyo) lo abandona, la tierra enlutada, la tierra envuelta en un negro sudario, nos parecía aun, pequeño homenaje para un ser de tu temple y de tu valía.

Sentado este principio, figúrate tu, lo que nos parecía aquella iglesia raquítica y mezquina, que vende sus crespones, sus cirios, y sus plegarias. Los ministros del Señor fueron por tu cadáver, entonando sus cantos  ininteligibles. ¡Volvieron con tus restos!. Contemplamos tu caja y nada sentimos, por que estábamos bien seguros que tu vivías; y aun más; teníamos la completa certidumbre que estas a nuestro lado, sonriendo, con triste ironía, al ver como tu familia honraba tu memoria. Es decir, el mundo creerá que honraron tu recuerdo y lo que honraron fue su vanidad, el qué dirán, porque todos los tuyos bien sabían que tú no aceptabas las farsas sociales, porque adorabas a Dios en espíritu y en verdad.

¡Tú, librepensador…! ¡Tú, deísta sin templos!, han cubierto tu cadáver con el antifaz de una religión que tu rechazabas por su formalismo y su agiotaje. ¿Por qué han enmascarado así tu memoria? ¡Miserable sociedad!, cómo os engañáis unos a otros. ¡Qué miedo os tenéis! Sois esclavos de vuestra ignorancia. No tenéis la más leve idea de la vida futura. Si un alma no contara con más recursos para que las exequias que la iglesia le consagra, todos los mundos convertidos en infierno, no serian bastantes para albergar a las almas condenadas. ¡Profanación. inaudita! ¡Ignorancia execrable!.¡Repugnante estupidez!. Idiotismo completo, es creer que aquellos rezos comprados pueda conquistar el cielo.

¡Alma buena!, no sentimos la disgregación de tu materia, lo que sentimos es que tus restos sirvieran para ejecutar con ellos un acto que tu razón repudiaba. ¿No sabían los tuyos que tú eras espiritista?.¿No sabían que los pobres eran tus hermanos?. ¿No sabían que tú eras un agente de la Providencia, y que el huérfano y la viuda, el anciano y el inválido, encontraban en ti consuelo, amparo y amor?. ¿No sabían que tú practicabas la verdadera caridad, y que nunca el goce de la opulencia te distrajo bastante para dejar de oír los gemidos de los enfermos, consagrando a ellos especialmente una diligencia verdaderamente paternal?. ¿Por qué en lugar de conducir tu cuerpo al templo donde te cantaron las plegarias que se cantan a los ricos, no llamaron a los innumerables pobres que de ti recibían el sustento y que te bendecían sin conocerte…?

Por qué no los llamaron y les dijeron: “¡Venid, desheredados de la tierra! ¡vuestro padre adoptivo, ha muerto! ¡rogad por él…!” ¡Cuántos hubieran acudido! ¡Cuántos! ¡Qué hubiera valido la misa de Réquiem de Mozart y el Stabat-Mater de Pergolesi, en comparación de la ferviente plegaria que hubiesen pronunciado las almas agradecidas de tantos y tantos seres que te debieron el pan del amor. Cada palabra de una oración dictada por el sentimiento de la gratitud, gana mil mundos de luz para el alma que se va. ¡Los pobres debieron conducir tu caja! ¡Ellos debieron cavar tu fosa!, y con sus lagrimas fecundar la tierra que cubrieron tus restos, para que brotaran en tu tumba azucenas, lirios y violetas.

¡Alma buena! ¡Tú fuiste en la tierra el padre de los pobres! .¿Por qué no llamaron a tus hijos? ¡Raza desheredada de la tierra!, vístete de luto; has perdido el alma previsora que por ti velaba. ¡Llora, llora!; ¡te has quedado huérfana! ¡tu bienhechor; se fue! Estas quejas lanzábamos en nuestro duelo, cuando un hermano nuestro se concretó, y sirvió de interprete a un buen espíritu que nos dijo así:

-Amalia; no te inmutes, no te aturdas, no te acobardes, vuelve en ti. El alma buena por quien lloras, hacía mucho tiempo, mucho, que debía estar en otros lugares, y solo su abnegación le hacia detenerse en la tierra. ¡Bendice a Dios porque le ha devuelto su libertad! Les dices a los pobres que lloren la ausencia de su padre. Explícales como deben llorar. Que no lloren egoístamente porque han perdido quien les daba el pan. Que lloren glorificando a Dios, porque ha permitido que un espíritu superior vuelva a su patria. Que lloren melancólicamente porque no lo ven; pero que no lloren con desesperación, que se paren a pensar, que mediten y reflexionen que si aquél espíritu sujeto por la grosera envoltura material supo hacer tanto bien, ¿ qué no hará ahora libre de tan penosa carga? ¿Si tanto progresó en la tierra, cuánto más progresará en el infinito?

Tu espíritu débil y enfermo les dice; llorando por un alma que se fue. Las almas de aquel temple no se van, y si se alejan, inspiran a otros espíritus para que sigan la obra comenzada. Cese tu turbación, Amalia; bendice a Dios porque un bien espíritu dejo de sufrir. Bendícelo, si; aquél espíritu que vino a este mundo solo para amar, Dios lo ha recompensado hasta tal punto, que al dejar su envoltura no ha tenido turbación alguna, absolutamente ninguna. Ha asistido a su entierro, estuvo en sus funerales, y se acercó a ti cuando entraste en el templo diciendo:

-¡También vienes tú a ver lo que la sociedad hace contigo!, ¡pobre gente, perdónales! no saben más.” Tú no le oíste, solo tu pensamiento algo presintió. ¡Pobres criaturas!, son tan limitadas vuestras facultades, que por eso sufrís tanto, porque no comprendéis nada de lo que pasa en torno vuestro, y gracias que vosotros, los espiritistas, tenéis el consuelo de obtener algunas veces saludables consejos de vuestros hermanos de ultratumba. Adiós; te repito mi encargo; diles a los pobres que lloren con el llanto de la gratitud, no con el de la desesperación egoísta.

La muerte del varón justo no debe ser llorada, sino glorificada y bendecida. Saludad tiernamente al alma que se va. Resignaos con su ausencia sabiendo que es feliz. No miréis los pequeños horizontes de la tierra. Mirad más lejos, más allá, mucho más allá; acostumbraos a contemplar los espacios y los mundos del infinito, y así tendréis la certidumbre de ver un día, al espíritu cuya ausencia os hace derramar mares de llanto. Adiós, adiós; tened resignación y fe.

II
Esta comunicación nos tranquilizó algún tanto, llevando a nuestra mente su melancólico convencimiento. Sí, sí, es verdad; dice muy bien el espíritu; no debemos ser egoístas; y lo somos, cuando lloramos porque un alma recobra su libertad. Perdona, señor, nuestra flaqueza, perdona nuestra debilidad. Y tú, alma buena, que tanto bien has hecho en este mundo, no nos dejes, quédate entre nosotros por algún tiempo. Difunde tu benéfico fluido sobre los ricos avarientos, para que como tú, practiquen la caridad evangélica. Sigue tu misión, alma buena; no abandones la tierra, mira que el egoísmo ha, metalizado el corazón del Hombre.

Tú fuiste para las clases indigentes un rayo de sol. ¡Rayo divino de caridad, brilla siempre en el cénit del amor, nunca llegues al ocaso de la indiferencia! ¡Irradia siempre; presta tu calor a las almas enfermas que se mueren de frío! ¡Adiós, alma buena! ¿Cuándo te volveremos a ver? ¿Cuándo podremos llegar hasta ti? Desciende tú más bien hasta nosotros; solo descendiendo tú, nos será dado acercamos a ti.

¡Bendita sea la hora de tu libertad! El llanto afluye a nuestros ojos, pero nuestros labios murmuran: ¡Bendita, bendita una y mil veces la misericordia de Dios que le permite a un alma buena regresar a su patria! Ya era tiempo que volvieras a tu patria primitiva; ¡bastante años cautiva estuviste, alma aquí! ¡Hora es ya, tiende tu vuelo; ¡ay! quien tuviera tus alas… para contemplar las galas que en mis sueños entreví! Perdóname si un momento pude llorar por tu ausencia, perdona, si mi demencia y mi triste turbación.

Llorar por ti, alma cristiana, es cometer un delito; perdóname, necesito tu generoso perdón. ¡Querer que aquí en este suelo tu espíritu se asfixiara…! ¡Querer que Dios te dejara donde se duda de él ! ¡Imposible! ¡Aquí en la tierra tu espíritu sucumbía ante la sociedad fría despiadada y cruel! ¡Cómo vivir tú en un mundo donde el yo es el soberano; donde no hay padre, ni hermano, sino inicua vanidad!

¡Donde se pospone todo al lucro y al egoísmo, donde el individualismo divide a la sociedad! ¡Tú vivir aquí!, ¡Imposible! Me parece que un momento aspirarás el aliento de esta lóbrega región. Mas la expresión de tus ojos demostraba claramente que te hallabas impaciente por salir de tu prisión. ¡Bendita sea la hora que se cumplió tu condena! ¡Tiende tu vuelo, alma buena, bastante sufriste aquí…! Ve a gozar la recompensa de tu vida laboriosa; ¡adiós, alma generosa! Los pobres lloran por ti.
1872

Extraído del libro ” Ramos de violetas”
Amalia Domingo Soler


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            NECESIDAD  DE  EVALUAR  LA                                      MEDIUMNIDAD

" Al someter toda comunicación a un examen escrupuloso, escrutando y analizando el pensamiento y las expresiones, como se hace  cuando se trata de juzgar una obra literaria, y rechazando sin vacilar cuanto vaya contra la lógica y el buen sentido, todo lo que desmienta la personalidad del espíritu que piensa que está manifestándose; al proceder así- repetimos-, se desanima a los espíritus engañadores, que terminan marchándose, una vez que se han persuadido por completo, de que no pueden mover a engaño. Insistimos en que este es el único procedimiento verdadero, y resulta infalible, pues no existe ninguna mala comunicación que pueda resistir una crítica rigurosa. Los espíritus buenos no se ofenden jamás por esto, ya que ellos mismos aconsejan hacerlo y porque no tienen nada que temer del examen a que sean sometidos sus mensajes. Únicamente los malos se resienten y tratan de disuadirnos de que obremos así, pues podrían perder toda credibilidad. Y con esta conducta prueban lo que son. "

- Allan Kardec ( Libro de los Médiums 2ª Parte, cáp 24, nº 266)

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La Reencarnación en las obras literarias clásicas.                                           

A lo largo de la historia del ser humano, se fueron desarrollando conceptos trascendentes que no se sabe muy bien como nacieron en aquellas primitivas poblaciones de la Tierra. El caso es que fueron apareciendo muchos de ellos, tal vez revelados a través de los médiums de aquella época, llamados hechiceros, chamanes, adivinos, etc. y por ser fácil de comprender en todas las épocas por ser un tema sencillo, lógico y coherente, la idea de la reencarnación  fue incorporándose en la espiritualidad y religiosidad de tantos pueblos .

Este concepto quedó plasmado en algunas de las más importantes obras literarias clásicas procedentes de muy diversas civilizaciones. 

Además de aparecer también en muchos episodios de la Biblia de los cristianos, la misma idea queda también reflejada en “El Libro Tibetano de los Muertos”, “Bardo Thodol”, en el “Papiro Ananá”, y en “El Libro de los Muertos” de los egipcios. Este último se remonta a la Dinastía XI o XII, y en él se explican diversos hechizos que hay que recitar para encarnarse en varias formas.

En la mas remota antigüedad, unos tres mil años antes de Cristo, durante la época de la civilización Indo – Aria, los Vedas enseñaron aspectos primitivos sobre esta idea que formó parte de su cultura y de su religión. Esta civilización fue la primera en transmitir su cultura mediante la comunicación oral antes de aparecer los primeros escritos sobre el año ciento sesenta antes de Cristo.


Los Vedas, dejaron su doctrina plasmada en 
“El Libro de los Vedas”, dejando sus textos sagrados escritos en sánscrito, que se remontan a unos dos mil años antes de Cristo. Veda en Sánscrito, significa Conocimiento, y son cuatro los Libros Vedas que lo componen y que contienen la tradición y las bases de las religiones indias . Estos fueron compilados por un sabio brahman de la India llamado Viasa, al que también se atribuye el Mahabarata , el Bhagavad Gita Los Puranas, que son un conjunto de escritos cosmológicos donde aparace la idéa de la reencarnación.


     Posteriormente Krisna –siglo X antes   de C. en la India- y más   tarde  Buda- unos 500  años antes de C. en Nepal, continuaron y ampliaron los estudios de Viasa.                                                                                                                                    

  Asimismo este concepto lo sostuvo Patanjali,- 600 años antes de C, autor del Yoga-Sutra,- así como Bodhidharma- siglo VI antes de C - autor del Budismo Zen

También aparece en “Las Leyes de Manú”, de unos dos mil seiscientos años de antigüedad, así como en las “Obras Herméticas” de Hermes Trimegisto,-3.000 años antes de Cristo-. Hermes fue llamado el tres veces grande, siendo una figura destacada y un gran Iniciado que vivió en Egipto unos tres mil años antes de Cristo; el mismo fue el autor de la “Tabla Esmeraldina de la Iniciación” y del “Libro de los Muertos”, obra legendaria cuyas escenas representan el viaje del alma después de la muerte.   En la religión que estableció, como muestra la moderna egiptología  en los “Misterios de Isis”, “Osiris” y “Horus”, que formaban su trinidad divina, la comunicación con los espíritus de los muertos formaba parte de la iniciación a esos “misterios”.

En la legendaria China, con sus ancestrales conceptos del Ying y su opuesto, el Yang, que han llegado al conocimiento y aceptación a nuestra actual época, tuvieron a dos personajes extraordinarios llamados Lao Tse y Confúcio (Kung Fu Tseu) -algo mas de 500 años antes de nuestra era- . Este adoctrinó una 

filosofía profundamente espiritualista . Enseñaron el Tao o moral de iniciación por el que había que anular todo deseo para anular también la personalidad y así fundirse con el Alma de Lo Absoluto. Confúcio predicó una doctrina basada en el culto íntimo a los antepasados, sin dogmas ni cultos externos; con su doctrina se estableció una especie de religión laica que ha presidido el destino espiritual del pueblo chino.

En la antigua Persia, se mantenía un culto al fuego y al sol, y parece ser que su doctrina les llegó de las corrientes indostánicas de los Vedas . Su Enviado o Profeta fue Zoroastro o Zaratustra, que vivió novecientos años   

antes de Cristo, y fue el dios de los Persas. Este adoptó fundamentalmente la doctrina de los Vedas que es conocida como Mazdeismo o   Zoroastrismo, y enseñaba la transmigración de almas y su recompensa o castigo según sus actos. Asimismo recomendaba que la mejor oración era la de trabajar por el prójimo. El concepto de la reencarnación aparece en obras como “ Los Upanisad” , “Los Brahamanes”, “El Zend Avesta” del mismo “ dios” Zoroastro de los Persas.

Y tal vez, es posible que esta idea también aparezca en “El Corán” islámico, y en “El Talmud” judío.(Quien esto escribe, todavía no conoce  suficientemente estas dos importantes obras clásicas). 

- Jose Luis Martín-

 

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Antes de nacer ,el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará”

- Egipcios- 3000 a.a.C


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EL CAMINO ESPIRITUAL

  


• Querer ser una persona espiritual implica voluntad, no sólo para empezar, sino sobre todo para continuar por ese camino. Recuérdese a usted mismo que este es el camino que eligió y que aunque a veces la vida le ofrezca retos que lo alejen de dicho camino, su intención y voluntad son más poderosos. Si le cuesta trabajo y a menudo se encuentra desviándose de su intención, cree recordatorios que le sirvan de apoyo en los momentos de debilidad.
• Empiece a meditar: La meditación es algo tan simple pero a la vez tan profundo que una vez empiece, no le será fácil parar de practicarla. La meditación relaja el cuerpo, despeja la mente, sube su energía y lo prepara para lograr su propósito.
• Perdone: No es fácil, pero es milagroso. Es muy difícil elevarse espiritualmente cuando todavía se encuentra aferrado al pasado y a sentimientos de rencor y resentimiento. Haga una evaluación objetiva y honesta. Admita que todos cometemos errores y que por muy graves que estos sean, sólo estamos actuando de acuerdo a lo que sabemos y a nuestros recursos. Quizás personas que no son tan avanzadas espiritualmente le hayan herido en el pasado. Sin embargo, si usted ha elegido el camino espiritual, se lo debe a usted mismo comprender, perdonar y olvidar. No se trata de ser santos… se trata de sanarse a usted mismo. Hay una frase célebre que dice que el resentimiento es como tomarse un vaso de veneno y pretender que otros sean los que mueren.
• No se envenene más – perdone y siga creciendo.
• Pida perdón: Pídase perdón a usted mismo por sus errores o faltas. Véase como un producto que va en progreso y como un ser que merece compasión y amor. Los errores que haya cometido son parte de una existencia pasada. Su decisión de ser alguien espiritual así lo dice. Pida también perdón a aquellos a quienes ha herido. Así sea en persona, con una carta o en forma energética, admita sus errores y pida perdón. Liberará una carga que le hará su vida más liviana
• Sea generoso: Parte de ser espiritual es darse cuenta de que no estamos solos. Estamos conectados con el planeta y sus habitantes. Somos parte de un todo. Al hacer esta conexión consciente, podemos estrechar nuestros brazos y ser el apoyo y el amor que otros necesitan.
• Viva conscientemente: Vuélvase más atento a sus pensamientos, palabras y acciones. Si se da cuenta que éstos a veces son negativos, haga el esfuerzo de aceptarlos, entenderlos y despedirlos. Es normal que la frustración y los problemas a veces nos afecten. Sin embargo, asuma control y no se deje llevar. Por cada problema que tenga, agradezca por los que no tiene.
• Con cada impulso de juzgar a alguien más, cambie la perspectiva y comprenda - sea compasivo.

( Trabajo aportado por Susana Gómez )

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Todas l

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