viernes, 28 de julio de 2023

Influencia moral del médium

 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- La hipocresía y los falsos profetas (2 de 2)

2.- La turbación después de la muerte

3.- Obsesión espiritual: Preguntas frecuentes

4.- Influencia moral del médium


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LA HIPOCRESIA LOS FALSOS PROFETAS (2 de 2)

...//...  (Viene del anterior)

 Por el fruto se conoce al árbol y no es buen árbol el que cría malos frutos. El hombre bueno, aquel que no finge, de su corazón saca el bien. Porque de la abundancia de su corazón habla su boca. Igual sucede con el hombre malo, del mal tesoro que guarda en su corazón, habla su boca.

    El espiritismo nos dice también algo muy significativo: ”Guardaos de los falsos profetas” que vienen vestidos de ovejas y por dentro son lobos ladrones; Jesús  dijo “Guardaos que no os engañe alguno – Porque vendrán muchos en mi nombre, y dirán: Yo soy el Cristo: y a muchos engañaran".

    Profeta se llama  a todo enviado de Dios con la misión de instruir a los hombres y revelarles las cosas ocultas y los misterios de la vida espiritual.

    En todos los tiempos los hombres han explotado, en provecho de su ambición, ciertos conocimientos que poseían, con el fin de adquirir  el prestigio de un poder digamos sobrehumano, o de una pretendida misión divina. Estos son los falsos Cristos y falsos profetas; la difusión del conocimiento sobre las cosas mata su crédito, y por esto disminuye su número  a medida que los hombres se ilustran. El Hecho de obrar aquello que para ciertas mentes parece prodigioso, no es señal de una misión divina,  puesto que puede ser resultado de los conocimientos  que cada uno puede adquirir, o de las facultades  orgánicas especiales  que el más indigno puede poseer, lo mismo que el más digno. El verdadero profeta  se conoce por caracteres más formales y exclusivamente morales.

    El Espiritismo, no cree en los falsos profetas ni en los falsos Cristos, él declara formalmente  que no produce milagros; que viene a revelar las leyes del mundo  desconocidas, las que rigen las relaciones  del mundo corporal y del mundo espiritual; viene a explicar cierto orden  de fenómenos incomprensibles  hasta ahora destruyendo lo que quedaba  aún en el dominio de lo maravilloso. Aquellos pues que intentan explotar esos fenómenos en provecho suyo haciéndose pasar por mesías de Dios, no podrán abusar por mucho tiempo de la credulidad  y muy pronto serán descubiertos.  La ciencia al igual que el Espiritismo averigua la causa de ciertos fenómenos y levanta el velo de muchos misterios.

    Los que prefieren la oscuridad y la hipocresía, a la luz y el esclarecimiento, son los que se obstinan en combatirla; pero la verdad es como el sol: disipa las más densas tinieblas.

    El Espiritismo  descubre además de los falsos Cristos y los falsos profetas, otra categoría  mucho más perniciosa entre los desencarnados, son los espíritus embusteros, hipócritas, orgullosos y pretendidos sabios  que de la Tierra han pasado a la Erraticidad y toman nombres venerados para procurar  con la máscara con que se cubren, dar así credibilidad  a ideas extravagantes y absurdas. Muchos son los espíritus que se han manifestado a través de la inspiración, la mediúmnidad inconsciente, auditiva, parlante, como  antiguos profetas, por Cristo, por María, incluso por el mismo Dios. el Espiritismo da los medios de probarles, enseñando las características por las que se reconocen a los buenos espíritus, caracteres siempre “morales y jamás materiales”

    Para discernir  los buenos de los malos espíritus debemos aplicar las palabras de Jesús: Se conoce la clase del árbol por su fruto; un buen árbol no puede dar malos frutos y viceversa como ya mencionamos antes. Por la calidad de sus obras se juzga a los espíritus.

    Son las obras las que se deben examinar. Si los que son sinceros están  acompañados  de todas las señales de la misión que dicen desempeñar, si poseen las virtudes cristianas  y eternas; si son caritativos, si son amorosos, indulgentes, bondadosos, si en apoyo a sus palabras unen los actos; entonces se puede decir: verdaderamente son enviados de Dios.

    Se debe desconfiar de los escribas y fariseos que hablan en las plazas públicas vestidos con largos ropajes ¡desconfiemos de todos aquellos que dicen tener  el solo  y único monopolio de la verdad! Todo lo que revela un átomo de orgullo, debemos separarlo de nosotros como una lepra contagiosa que corrompe todo lo que toca. Recordando, que cada criatura lleva en su frente, sobre todo en sus actos, el sello de su grandeza o decadencia.”

    El verdadero misionero de Dios debe justificar su misión por su superioridad, por sus virtudes, por su grandeza, por el resultado y la influencia moralizadora de sus obras. Mirando si por su carácter, por sus virtudes, por su inteligencia, está fuera del papel que quiere representar, o del personaje cuyo nombre tome, no sabiendo copiar ni siquiera al modelo.

    No fiarnos de los falsos profetas, sobretodo en un tiempo de renovación, porque muchos impostores se llamarán enviados de Dios; estos se procuran una vana satisfacción en la tierra, pero una terrible  justicia les espera. Erasto, Paris 1862.

    Los falsos profetas no solo están entre los encarnados, son mayor número entre los espíritus orgullosos que bajo la apariencia de amor y caridad, siembran la desunión y retrasan  la obra emancipadora de la humanidad, emitiendo a diestro y siniestro sistemas absurdos a los médiums, fascinando  a aquellos que quieren engañar para dar más peso a sus teorías, apropiándose de nombres que solo con respeto se deben pronunciar. Ellos son los que siembran  los principios  de los antagonismos en los grupos, que les inducen a  aislarse los unos de los otros y a mirarse con recelo.

    Si la verdad no es siempre apreciada por los individuos,  finalmente lo es por el buen sentido de las masas,  esto también es un criterio. Dios, queriendo que la verdad llegue a todos, no la concreta a un círculo estrecho y limitado; la hace brotar  en diferentes puntos con el fin de que por todas partes la luz esté al lado de las tinieblas.

    Esos espíritus que se presentan  como consejeros exclusivos predicando la división y el aislamiento casi siempre son espíritus vanidosos y medianos, que procuran imponerse a los hombres débiles y crédulos prodigándoles alabanzas exageradas, con el fin de fascinarles y ponerles bajo su dominio. Esta clase de espíritus deben ser rechazados, son espíritus hambrientos de poder, y se debe desconfiar de sus comunicaciones  que suelen tener  un carácter de misticismo y extrañeza.

    Hay que escuchar los sabios consejos del apóstol San Juan, cuando dijo: “No creáis  a todo espíritu, mas probad si los espíritus son de Dios”. Que aprendiésemos, a distinguir a los malos de los buenos espíritus para que nosotros mismos no fuésemos  a ser falsos profetas (Luoz, espíritu protector.)

    Chico Xavier, nos aclara en el libro “Religión de los Espíritus” en una Reunión pública el 30 de marzo de 1959 lo siguiente:

    Ten cuidado de no atribuir a los falsos profetas el fracaso de tus emprendimientos morales.

    Cada uno somos tentados según  la índole de nuestras imperfecciones.

    No despertarás el hambre del pez con un señuelo de oro, ni atraerás la atención del caballo  con un plato de perlas, pero si lo lograrás si ofrecieras  a su percepción un pequeño bocado  sanguinolento o algún cuenco de maíz.

    De esa mismo modo, todos somos inducidos al error según las características de nuestra necesidad.

    Dominados por el orgullo creemos en los que incitan nuestra vanidad y sedientos de poder asimilamos las sugerencias infaustas  de cuantos se proponen explotar nuestra hipocresía, insensatez y codicia.

    Dentro de nuestro traje físico, si ya somos aprendices de Cristo,  tenemos la obligación de recurrir a su ejemplo como la medida ideal para nuestra conducta.

    Busquemos, pues al Maestro de los maestros como luz para nuestro camino. Si cotejamos  los avisos, las novedades, los mensajes y las advertencias que recibimos, desde tal o cual sector  de información, aprenderemos sin sombras que la humildad y el servicio son nuestros deberes de cada hora, para que la verdad nos ilumine y el amor puro nos regenere, para estar definitivamente preservados del asedio del mal.

    El mundo distingue ruidosamente a los hipócritas y a los expositores  de fantasías.

    En todas partes, es común observar la victoria de los hombres con labia, que prometen milagros y maravillas. Esos merecen de las criaturas gran crédito. Basta encubrir la enfermedad, la debilidad, la ignorancia o el defecto  de los hombres, para que reciban acatamiento. No acontece lo mismo a los cultivadores de la verdad, por más simple que esta sea. A través de todos los tiempos, para esos últimos, la sociedad reservó la hoguera, el veneno o la cruz implacable.

    Intentando huir a la angustiosa situación espiritual que le es propia, inventó el hombre la “buena dicha”, imponiendo, con todo, a los adivinadores el disfraz dorado de las realidades  negras y duras. El charlatán más hábil en la fabricación de mentiras brillantes será el señor de la clientela más numerosa y brillante.

    En el intercambio con la esfera invisible, urge que los nuevos discípulos se percaten  contra los peligros de esa índole.

    La técnica del elogio, la disposición de parecer mejor, el prurito de caminar al frente de los demás, la presunción de convertir conciencias  ajenas,  son grandes fantasías. Es necesario no creer en eso. Más razonable es comprender que el servicio de iluminación es difícil, comenzando del esfuerzo de regeneración de nosotros mismos. 

    Es indispensable que no nos perdamos en conclusiones ilusorias. Agucemos los oídos, guardando la palabra del apóstol a los gentiles. Es imprescindible que nos esclarezcamos, individualmente, sobre  nuestra realidad, pues hay mucha gente esperando las alas de ángel que no le pertenecen.

    Si te encuentras en servicio edificante, si tu conciencia está limpia ¿Qué te importan las opiniones livianas o hipócritas?

Cumple con tu deber y camina.

    Examina el material de los ignorantes y calumniadores como provechosa  advertencia y acuérdate de que no es posible conciliar el deber con la liviandad, ni la verdad con la mentira. 

-  Merchita-

Bibliografía: El Evangelio Según el Espiritismo.                                                                                            Camino Verdad y Vida de Chico Xavier                                                                                    Religión de los Espíritus de Chico Xavier.                                                                                Y de Internet


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LA TURBACIÓN DESPUÉS DE LA MUERTE

     Después de la desencarnación sobreviene un estado de turbación en el que muchos se encuentran como aletargados y confundidos. La lentitud y dificultad de la separación, tanto como la superación del estado de turbación, guardan proporcionalidad con el grado de depuración del alma, por lo que depende de cada uno hacer el tránsito más o menos fácil o penoso, agradable o doloroso- Al despertar en la vida espiritual, después de la crisis de readaptación a una forma de existencia distinta, y si hubiere ignorancia acerca de esa realidad, el tránsito será más difícil.

     En la muerte natural, la que resulta de la extinción de als fuerzas vitales, por la edad o por la enfermedad, la separación se opera gradualmente, por el aflojamiento progresivo de los lazos que unen al espíritu al cuerpo, y de acuerdo también con la madurez intelectual de la persona. En el hombre poseedor de conocimientos sobre la realidad espiritual y que ha superado el apego a las cosas terrestres, el desprendimiento no es traumático, sino suave y casi automático, su confianza en el porvenir le hace mirar la muerte con tranquilidad, con una calma y resignación que le endulzan el pensamiento.

     El individuo materializado, que ha vivido aferrado a los placeres y bienes materiales, con descuido total de los valores morales y desconocimiento de los valores espirituales, sufre la separación, y se aferra tanto más a la vida corporal, en tanto no ve más allá, siente como la vida se le escapa y quiere retenerla, prolongando dramáticamente su agonía.

     En la muerte accidental, violenta, las condiciones son distintas. Mientras que la vida orgánica se detiene repentinamente y el cordón fluidico se rompe bruscamente, la separación del Espíritu con su envoltura periespiritual, se produce en forma lenta y paulatina, sobretodo si no hay destrucciones del cuerpo físico. El Espíritu, sorprendido y aturdido, se cree aún vivo, y esa ilusión dura hasta que se da cuenta de su realidad. Ese periodo de turbación es de corta duración para aquellos cuyo espíritu está más evolucionado, se recuperan con rapidez e ingresan con naturalidad en su nuevo hábitat; en otros seres, puede prolongarse hasta por años.

     En el suicidio, la posición del espíritu es aún más penosa, porque es la mayor crueldad que puede hacer el hombre consigo mismo, y si pudiera comprender las consecuencias que resultan de un acto semejante, preferiría sufrir las miserias y contrariedades de la existencia antes de valerse de un recurso tan lesivo como inútil y atentatorio contra las leyes de la conservación y evolución.

     Hay seres que cometen suicidio para liberarse de los cruentos  dolores o para sustraerse de la lucha por la vida, creyendo poner así fin a sus males, pero el suicidio no borra ni extingue nada, es un acto completamente estéril, que en lugar de liberarnos de los sufrimientos, los aumenta, puesto que la vida no desaparece con la muerte, el espíritu continúa siendo y existiendo, al pasar al nuevo plano se enfrenta a dolores muy intensos, a sensaciones fisiológicas desagradables, puesto que el cordón fluídico conserva mucha vitalidad aún, y ahora a la frustración y al arrepentimiento se agregan traumas morales muy amargos. Así el ser humano que intenta escapar por la puerta falsa del suicidio, se convierte en la primera y mayor víctima de su propio engaño.

     Muchos son los móviles que pueden llevar a alguien al suicidio: unos creen lograr un descanso total, eterno, o la nada misma; otros actúan por desesperación al sentir herido su orgullo, o sufren una enfermedad incurable, o atraviesan crisis económicas o familiares, pensando en cualquier caso que la muerte es el fin de todo. Según sean esos móviles y las circunstancias agravantes o atenuantes que rodean el hecho, así será la responsabilidad moral y las consecuencias subsiguientes.

- Jon Aizpurúa- ( de su obra "Tratad de Espiritismo)


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OBSESIÓN ESPIRITUAL: PREGUNTAS FRECUENTES

   

                                                             


En las últimas décadas la obsesión se viene propagando en la Tierra, cada vez más y  más, causando perturbaciones y  sufrimientos de los más variados.

Ella es, ciertamente, una enfermedad, sólo que es enfermedad del alma, o mejor,  nuestra alma es la que favorece las condiciones necesarias para que las obsesiones se  puedan instalar.

Mas, que es una obsesión? Es el dominio que un espíritu ejerce sobre alguien. Ese dominio ocurre en grados variados, desde los más leves hasta aquellos que van de la fascinación a la  subyugación, pudiendo llegar a la posesión.

Conforme explica Allan Kardec, el codificador del Espiritismo, “La  obsesión es una acción permanente que un espíritu malo ejerce sobre un individuo”.

Es una acción permanente y  no esporádica, en que el espíritu perseguidor permanece junto al obsesado, usando todos los recursos que conoce y  de los cuales consigue echar mano, para alcanzar lo que pretende.

La acción obsesiva es ejercida por un espíritu que, en esa acción, está siendo malo; no es ejercida por un espíritu bueno, o así mismo por un     “sufridor”, porque es una acción maléfica, orientada generalmente venganza.

 

PREGUNTA FRECUENTE ¿Un espíritu puede ser eternamente malo?

Cuando se habla de espíritus malos no se quiere decir que ellos lo sean eternamente, o que hayan sido creados así. Ellos no son diferentes de nosotros, apenas siguieron por caminos e desacuerdo con las leyes cósmicas descendiendo moralmente a los más diversos niveles. 

Hay obsesores que actúan con maldad solamente en relación a los objetos de su odio. Otros sienten verdadero placer en ser malos y  hay así mismo aquellos terriblemente perversos, crueles, verdaderos monstruos de maldad y perversiones de toda naturaleza. Son los que muchos clasifican como Demonios, Satanás, Diablo etc. Mas el espíritu nunca retrocede en su evolución. Los valores adquiridos permanecen latentes en su inconsciente, y sus caídas morales son temporales, así mismo duren milenios.

Muchos espíritus, al alcanzar un mediano grado de evolución a través de las experiencias reencarnatorias en el bojo do tiempo, cuando se les comienza a despertar la conciencia divina, llamándolos para lo Alto, prefieren las atracciones inferiores, sumergiéndose en el fondo de las pasiones. 

Y, en ese impás entre los dictámenes de la conciencia y  sus escogencias, tratan de apartarse de los llamados superiores, aislándose de la esencia de sus propios espíritus, que es luz de Dios. Es como si envolviesen la conciencia en una energía de negación, sofocándola. Mas todos ellos, de los malos a los peores, un día se cansarán de su  propia maldad, retomando el camino de la evolución. Dios no iría a crear seres que pudiesen, para siempre, dedicarse al mal.

En los centros espiritas, en los trabajos de desobsesión, acontecen innumerables episodios en que alguno de esos terribles “espirilos del mal” acaba abandonando las regiones inferiores, decidido a cambiar de vida, pasando a prepararse para una nueva reencarnación que, ciertamente, será muy sufrida, pero que representa el paso inicial en su reconquista evolutiva. En esos casos generalmente está la actuación de alguien que le es muy querido, como por ejemplo, la que fuera su madre en la Tierra, y que desciende de regiones de luz y armonía para convencer a aquel ser amado para  cambiar de rumbo.

Los espíritus que alcanzaron mayor grado de evolución, cuyas conciencias ya se encuentran armonizadas con el esplendor de las leyes divinas,  no se sienten más atraídos por los llamados inferiores, porque ya eliminaron de si mismos todos los residuos de la naturaleza animalizada.  

Aquella leyenda sobre el Ángel que sentía envidia y  tenía la ambición de asemejarse a Dios y  por eso fue lanzado al infierno, tiene simbolismos diferentes, porque un ser espiritual tan elevado no cae. La ambición, la  envidia, el odio, el egoísmo y semejantes, son valores negativos que solamente se vigorizan en las fajas primarias de la evolución.

 

 PREGUNTA FRECUENTE

¿Por qué algún espíritu obsesiona a una persona reencarnada?

Las obsesiones casi siempre acontecen por cuestiones de venganza y  podemos así mismo decir que los obsesores son nuestros cobradores. Ellos nos están cobrando algún mal que les hicimos, generalmente, en vidas pasadas.

También existen casos de obsesión por espíritus que fueron abortados. Viendo frustrados sus ideales de retornar a la  Tierra, a través de la reencarnación, procuran vengarse de las mujeres que les dieron acogida, más enseguida los expulsaron de sus vientres.

Innumerables procesos obsesivos también tienen inicio en conductas viciosas, o que estén en conflicto con valores morales, porque en estos casos los semejantes se atraen. Hay todavía los casos de obsesión encomendados en trabajos de magia negra, orientados a  perjudicar a  alguien.

 

 PREGUNTA FRECUENTE

¿Cómo puede alguien contraer una obsesión a través de su conducta?

En las actividades mediúmnicas y  también en la  bibliografía psicografiada, se encuentran innumerables narrativas sobre personas que frecuentaban ambientes de bajo nivel moral-espiritual, como por ejemplo, lupanares, donde atraían espíritus viciados en el sexo, que pasaban a acompañarlos, induciéndolos a la  lujuria y a la corrupción, a fin de poder saciarse con las energías sexuales degeneradas que encontraban  en esos actos.

De la misma forma con relación a los más diversos vicios, y  hasta así mismo a conductas deshonestas o otras que hieren a la ética cósmica.

Todos nosotros tenemos las compañías espirituales que atraemos a través de nuestras actitudes y  acciones.


PREGUNTA FRECUENTE 

¿Qué es posible hacer para “curar” una obsesión? 

En cualquier proceso de obsesión el remedio está en una conducta asentada en la ética cósmica; está en la reforma interior. También es importante procurar un centro espirita (cuando esto fuera posible) para recibir pases* y orientaciones, y para que el espíritu obsesor pueda ser debidamente asistido en trabajos específicos. Los centros espiritas, de orientación kardecista, son las instituciones donde mejor se conoce esos asuntos y donde se trabaja sistemáticamente para ayudar en situaciones como esas. 

Pero la cura depende principalmente del obsesado, del esfuerzo que haga por su propio crecimiento e iluminación. Cuando consiga desenvolver el amor en sus sentimientos, transformándolo en una constante en sus actitudes, con eso estará elevando la propia frecuencia vibratoria, huyendo a la  sintonía que tenía con el espíritu obsesor. Esto es muy importante porque esas persecuciones espirituales movidas por sentimientos de venganza muestran que el perseguido de hoy es el verdugo de ayer, o sea, tiene una deuda kármica que precisa rescatar. En estos casos la mejor forma de rescate está en conseguir el perdón del obsesor y  ayudarlo a encontrar el camino para su propio crecimiento espiritual. 

Cuando algún espíritu perseguidor, o asimismo alguna entidad de bajísima condición espiritual es envuelto en las vibraciones de amor del grupo, se observa  el gran cambio.

Un médium vidente presente a los trabajos puede observar como esos cambios son radicales. Un espíritu de baja vibración generalmente es visto por los videntes con apariencia fea y hasta así  mismo horrible, y vestido o envuelto en ropajes oscuros, mal olorosas y  de desagradable aspecto. Mas, cuando recibe la vibración de amor del grupo y del médium que lo incorpora, algo en él comienza a desintegrarse. Entonces, el adoctrinador conversa con él, llevándolo a ver que con su actitud  se está perjudicando a si mismo, atrasando su propia evolución. Procura llevarlo a perdonar y apartarse de quien ha estado persiguiendo. Los espíritus benefactores, responsables por el trabajo, también usan innumerables  recursos, tales como traer algún espíritu que fue muy querido al obsesor, para intentar convencerlo de perdonar y abandonar la persecución. Así, con el desarrollo de los trabajos hasta su apariencia se va modificando hacia lo mejor.

·        El pase es una transfusión energética y  limpieza del campo magnético de la persona necesitada. Es administrado en los centros espiritas por personas preparadas para ese menester, que  utilizan  las manos para esa transfusión energética, que representa un gesto de amor. En esos casos hay siempre la asistencia de espíritus competentes en la manipulación de energías.

 

Mensaje de la lista-Luz Espiritual-Gina Rezkalah-Perú-


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Influencia moral del médium


313  “Uno de vuestros antiguos proverbios dice: En la duda, abstente.

Por lo tanto, admitid tan sólo lo que para vosotros sea de una incuestionable evidencia. Cuando surja una opinión nueva, por poco dudosa que os parezca, sometedla al tamiz de la razón y de la lógica, y desechad valerosamente lo que la razón y el buen sentido
reprueben. Más vale rechazar diez verdades que admitir una sola mentira, una sola teoría falsa. En efecto, sobre esa teoría podríais edificar un sistema completo, que se desmoronaría ante el primer soplo de la verdad, como si fuera un monumento construido sobre arena movediza; mientras que, si hoy rechazáis algunas verdades, debido a que estas no son demostradas con claridad y lógica, más adelante un hecho contundente o una demostración irrefutable habrá de confirmaros su autenticidad...
    “Recordad, sin embargo, ¡oh espíritas!, que nada es imposible para Dios y para los Espíritus buenos, excepto la injusticia y la iniquidad..
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC

 

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