INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El pecado original
2.- El tambor de Beresina
3.-¿ Qué sentido tiene la reencarnación
· Frase de Camilo Flammarión
4.- Desigualdad de riquezas
******************************
EL PECADO ORIGINAL
¿Cómo se podría explicar el dogma del “Pecado Original”?
Uno de los primeros dogmas que se impusieron en la primitiva Iglesia, fue el de que cuando venimos a este mundo, es la primera vez que lo hacemos y que sólo por el hecho de nacer y existir, ya traemos sobre nosotros la culpa terrible e injusta de un pecado que no hemos cometido personalmente jamás, porque, según la idea cristiana no existíamos antes, pero Dios hace perpetua esta falta que en su día cometieron nuestros “Primeros Padres”, imponiendo a su vez el dogma de que toda la Humanidad descendemos de una sola pareja humana, y sin saber muy bien en que consistió esta terrible desobediencia que nos ha aportado una eterna y terrible amenaza al género humano sin haber tenido culpa en ello, pues esa desconocida desobediencia de consecuencias infinitas, en todo caso la cometieron nuestros primeros padres ( si es que hubiesen existido como tales), pero no nosotros porque aún no existíamos y Dios que es Perfecto en todos sus atributos, tiene que ser infinitamente justo, por lo que no podemos aceptar que sea eternamente injusto con sus hijos recién creados ( "sencillos e ignorantes"). ¿Sería Dios justo si nos privase de la eterna dicha por un “pecado” que no hemos cometido, mientras que a otros solo por ser sometidos, ( sin que haya mediado en ello su voluntad), al ritual del bautismo, eso les abra las puertas del “Cielo”?. ¿Y que pasa con las personas no nacidas en el seno de las religiones cristianas, a los que no se les impuso este ceremonial cristiano?
Según la leyenda bíblica, ¿ En qué consistió tal pecado de comer la fruta prohibida?; ¿ Fue tal, cual, literalmente?. Esto es una figura alegórica, porque en realidad no hubo tal manzana, ni tal serpiente, como no hubo ningún hombre solo en el planeta, llamado Adán, ni ninguna mujer única, llamada Eva. Si descendiéramos de esta sola y única pareja, los seres humanos seríamos producto de la perpetuación de un incesto generacional de muchos siglos o milenios, y la propia raza humana no existiría por no haber podido sobrevivir a tantísimas generaciones de repetida consaguinidad; la idea en sí es totalmente absurda. Sin embargo se trata de una alegoría por la que los espíritus humanos, ( Adán), cometieron un acto de desobediencia a la Voluntad Divina, antes de venir en grupo a nuestro planeta, en cuanto a resistir el impulso de la Ley de Evolución en ellos mismos, desde otros mundos de los que fueron expulsados por su retraso evolutivo ( alegoría del Paraíso perdido ), para continuar reencarnando entre los seres humanos que ya habitaban antes este planeta, y con los cuales se mezclaron. Estos son a los que se refiere el antiguo relato bíblico, cuando menciona a “Eva”, o en realidad "raza de Eva" (madre de la Humanidad). Estos espíritus llegados de otro mundo (alegoría de Adán), del que fueron expulsados, fueron los auténticos primeros padres, origen de la humanidad actual.
Por otro lado, ¿ cómo el Ser humano limitado y finito, iba a tener capacidad de ofender “infinitamente” a Dios, que es la única Razón Infinita de todo cuanto existe?. Si esto pudiese ser cierto, ¿no haría parecer a Dios como un Ser limitado y pequeño, infinitamente rencoroso, además de infinitamente injusto?.
Bien mirado, no es de extrañar que haya tantos ateos entre las personas que apenas se han asomado a estos relatos bíblicos, y no se les ha sugerido una explicación más lógica y racional que la señalada como “Palabra de Dios”.
Las diversas religiones cristianas, con los rituales particulares de cada una, contemplan que la única forma de “lavar” esta culpa, es mediante el rito o sacramento del Bautismo, y los que no se sometan a este ritual, ( según la Iglesia Católica), serán castigados en “El Limbo”, o sea la nada, en el mejor de los casos. ¿ Acaso Dios, infinitamente previsor, no supo cuando nos creó, que unos iban a ser sometidos a este ritual y salvados para la eternidad, mientras otros no serían bautizados y por ese detalle iban a ser condenados eternamente, sin haber tenido culpa de nada?.
Jesús se hizo bautizar por Juan, no para “lavar” su pecado original, sino porque en las doctrinas orientales, incluida la hebrea, cada rito y acto religioso tiene una simbología y un significado y este ritual o ceremonia era el símbolo de un cambio de vida en quien recibía el rito del bautismo. El lo recibió para dar ejemplo personal ante los demás, de su sumisión a Dios y al sometimiento a las leyes y costumbres de su época, así como para que los fariseos no pudieran devolverle la reprensión que Jesús les hizo por no haber creído en Juan el Bautista.
Bajo el prisma de la Reencarnación , el “Pecado Original”, no es otro que los defectos y deudas morales que traemos individualmente desde otras vidas anteriores, pendientes de superar, y que nos es regulado y corregido por la Ley de Causa y Efecto, que es la que lo "lava" o regula a lo largo de las vidas. Asimismo, teniendo en cuenta nuestro libre albedrío, también es nuestro pecado original el atraso espiritual evolutivo, a falta de haber adquirido virtudes aun pendientes de alcanzar y eliminado defectos pendientes de superar.
Por supuesto, que este pecado original de las faltas que nos acompañan del pasado, no se borra con ningún ritual religioso, sino con nuestras buenas acciones en la vida, aceptando sin rebeldías la acción en nuestra existencia de la Ley de Consecuencias, que cuando es negativa o dolorosa, sabemos que nuestros sinsabores, sufrimientos y dolores, son una consecuencia de la Justicia natural que equilibra las faltas cometidas en el pasado y nos reconducen a un aprendizaje positivo para nuestra evolución espiritual, con lo que la misma vida nos ofrezca.
- Jose Luis Martín-
El Tambor del Beresina
Al
estar algunas personas reunidas en nuestra casa con el objeto de constatar
ciertas manifestaciones, se produjeron los siguientes hechos durante varias
sesiones, los cuales dieron lugar a la conversación que vamos a relatar y que
presenta un alto interés desde el punto de vista del estudio. El Espíritu se
manifestó a través de golpes, los cuales no fueron dados con la pata de la
mesa, sino efectuados en la propia textura de la madera. El intercambio de
pensamientos que tuvo lugar en esta circunstancia entre los asistentes y el ser
invisible no permitía dudar de la intervención de una inteligencia oculta.
Además de las respuestas dadas a varias preguntas, ya sea por sí o por no, y
por medio de la tiptología alfabética, los golpes tocaban a voluntad una marcha
cualquiera, el ritmo de un aria, e imitaban la fusilería y el cañoneo de una
batalla, el ruido del tonelero, del zapatero, haciendo el eco con una admirable
precisión, etc.
Después
tuvo lugar el movimiento de una mesa y su traslación sin ningún contacto de las
manos, estando los asistentes apartados; una ensaladera ubicada sobre la mesa,
en lugar de girar, se puso a deslizar en línea recta, también sin el contacto
de las manos. Los golpes se hacían escuchar paralelamente en diversos muebles
del cuarto, a veces simultáneamente, otras como si los mismos se respondiesen.
El Espíritu parecía tener una marcada predilección por los toques de tambor,
porque a ellos volvía a cada instante sin que se lo pidieran; frecuentemente a
ciertas preguntas, en lugar de responder, tocaba la generala o la llamada.
Interrogado sobre varias particularidades de su vida, él decía llamarse Célima,
haber nacido en París, fallecido desde hace cuarenta y cinco años, y haber sido
tocador de tambor.
Entre
los asistentes, además del médium especial de efectos físicos que servía a las
manifestaciones, había un excelente médium psicógrafo que pudo servir de
intérprete al Espíritu, lo que permitió obtener respuestas más explícitas. Al
haber confirmado, por la psicografía, lo que había dicho por medio de la
tiptología sobre su nombre, el lugar de su nacimiento y la época de su muerte,
se le dirigió la siguiente serie de preguntas, cuyas respuestas ofrecen varios
rasgos característicos y que corroboran ciertas partes esenciales de la teoría.
1.
Escríbenos algo, lo que tú quieras. – Resp. Ran plan plan, ran plan plan.
2.
¿Por qué escribes esto? – Resp. Yo era tocador de tambor.
3.
¿Habías recibido alguna instrucción? – Resp. Sí.
4.
¿Dónde has hecho tus estudios? – Resp. En los Ignorantinos.178
5.
Nos pareces ser jovial. – Resp. Lo soy y mucho.
6.
Nos has dicho que, cuando encarnado, gustabas beber demasiado; ¿es verdad? –
Resp. Gustaba todo lo que era bueno.
7.
¿Eras militar? – Resp. Claro que sí, ya que era Tambor.
8.
¿En qué gobierno has servido? – Resp. En el de Napoleón el Grande.
9.
¿Puedes citarnos una de las batallas a las cuales has asistido? – Resp. La
batalla del Beresina.
10.
¿Ha sido allá que has muerto? – Resp. No.
11.
¿Estabas en Moscú? – Resp. No.
12.
¿Dónde has muerto? – Resp. En las nieves.
13.
¿En qué cuerpo servías? – Resp. En los fusileros de la guardia.
14.
¿Amabas mucho a Napoleón el Grande? – Resp. Como lo amábamos todos, sin saber
por qué.
15.
¿Sabes lo que sucedió con él después de su muerte? – Resp. Yo no me he ocupado
sino de mí mismo después de mi muerte.
16.
¿Estás reencarnado? – Resp. No, ya que vengo a hablar con vosotros.
17.
¿Por qué te has manifestado a través de golpes sin que hayas sido llamado? –
Resp. Es preciso hacer ruido para aquellos cuyo corazón no cree. Si aún no ha
sido lo suficiente, os daré más todavía.
18.
¿Es por tu propia voluntad que has venido a golpear o realmente otro Espíritu
te ha forzado a hacerlo? – Resp. Es por mi propia voluntad que vengo;
realmente, hay otro a quien vosotros llamáis Verdad que también puede forzarme;
pero hace mucho tiempo que yo quería venir.
19.
¿Con qué objetivo querías venir? – Resp. Para conversar con vosotros: he aquí
lo que yo quería; pero había algo que me lo impedía. He sido forzado por un
Espíritu familiar de la casa que me ha comprometido a que me volviese útil a
las personas que me hicieran preguntas. – ¿Tiene, pues, mucho poder este
Espíritu, ya que comanda así a otros Espíritus? – Resp. Más de lo que creéis, y
sólo lo usa para el bien.
Nota
– El Espíritu familiar de la casa se hace conocer con el nombre alegórico de
Verdad, circunstancia ignorada por el médium.
20.
¿Qué te lo impedía? – Resp. No sé; algo que no comprendo.
21.
¿Lamentas la vida? – Resp. No, nada lamento.
22.
¿Prefieres tu existencia actual o tu existencia terrestre? – Resp. Prefiero la
existencia de los Espíritus a la existencia del cuerpo.
23.
¿Por qué? – Resp. Porque uno está mucho mejor que en la Tierra; la Tierra es un
purgatorio, y todo el tiempo que en la misma he vivido, siempre he deseado la
muerte.
24.
¿Sufres en tu nueva situación? – Resp. No; pero todavía no soy feliz.
25.
¿Estarías satisfecho de tener una nueva existencia corporal? – Resp. Sí, porque
sé que debo elevarme.
26.
¿Quién te lo ha dicho? – Resp. Bien lo sé.
27.
¿Estarás pronto reencarnado? – Resp. No lo sé.
28.
¿Ves a otros Espíritus a tu alrededor? – Resp. Sí, a muchos.
29.
¿Cómo sabes que son Espíritus? – Resp. Entre nosotros nos vemos tal cual somos.
30.
¿Con qué apariencia los ves? – Resp. Como se pueden ver a los Espíritus, pero
no por los ojos.
31. Y
tú, ¿con qué forma estás aquí? – Resp. Con la que tenía en vida, es decir, con
la de tocador de tambor.
32. Y
a los otros Espíritus, ¿los ves con la forma que tenían cuando estaban
encarnados? – Resp. No; nosotros no tomamos una apariencia sino cuando somos
evocados: de otro modo nos vemos sin forma.
33.
¿Nos ves tan claramente como si estuvieras encarnado? – Resp. Sí,
perfectamente.
34.
¿Es por los ojos que nos ves? – Resp. No; nosotros tenemos una forma, pero no
tenemos sentidos; nuestra forma no es más que aparente.
Nota
– Seguramente los Espíritus tienen sensaciones, puesto que perciben; de otro
modo serían inertes. Pero sus sensaciones no están localizadas como cuando
tenían un cuerpo: ellas son inherentes a todo su ser.
35.
Dinos positivamente, ¿en qué lugar estás aquí? – Resp. Estoy cerca de la mesa,
entre el médium y vos.
36.
Cuando golpeas, ¿estás debajo de la mesa, por encima o en el espesor de la
madera? – Resp. Estoy al lado; no me meto en la madera: basta que yo toque la
mesa.
37.
¿Cómo produces los ruidos que haces escuchar? – Resp. Creo que por una especie
de concentración de nuestra fuerza.
38.
¿Podrías explicarnos la manera por la cual se producen los diferentes ruidos
que imitas, por ejemplo, las raspaduras? – Resp. No sabría especificar mucho la
naturaleza de los ruidos: es difícil explicar. Sé que raspo, pero no puedo
explicar cómo produzco ese ruido que vosotros llamáis raspadura.
39.
¿Podrías producir los mismos ruidos con cualquier médium? – Resp. No, hay
especialidades en todos los médiums; todos no pueden obrar del mismo modo.
40.
¿Ves entre nosotros a alguien, además del joven S… (el médium de influencias
físicas por el cual este Espíritu se manifiesta), que podría ayudarte a
producir los mismos efectos? – Resp. Por el momento no veo a nadie; con él
estoy muy dispuesto a hacerlo.
41.
¿Por qué con él en lugar de otro? – Resp. Porque lo conozco más, y también
porque es más apto que otro en ese género de manifestaciones.
42.
¿Lo conoces desde hace mucho tiempo, antes de su actual existencia? – Resp. No;
lo conozco hace poco tiempo; de alguna manera, he sido atraído hacia él para
hacerlo mi instrumento.
43.
Cuando una mesa se levanta en el aire sin punto de apoyo, ¿qué es lo que la
sostiene? – Resp. Nuestra voluntad, que le ha ordenado obedecer, y también el
fluido que nosotros le transmitimos.
Nota
– Esta respuesta viene en apoyo a la teoría que nos ha sido dada, a la cual
hemos hecho referencia en los números 5 y 6 de esta Revista, sobre la causa de
las manifestaciones físicas.
44.
¿Podrías hacerlo? – Resp. Pienso que sí; lo intentaré cuando el médium venga.
(Él estaba ausente en ese momento.)
45.
¿De quién depende eso? – Resp. Depende de mí, ya que me sirvo del médium como
instrumento.
46.
Pero la cualidad del instrumento ¿no está para algo? – Resp. Sí, ésta me ayuda
mucho, puesto que he dicho que no podría hacerlo con otros hoy.
Nota
– En el transcurso de la sesión se intentó el levantamiento de la mesa, pero no
se lo logró, probablemente porque no se puso en ello bastante perseverancia;
hubo esfuerzos evidentes y movimientos de traslación sin contacto ni imposición
de las manos. Entre las experiencias que fueron realizadas, se hizo la de la
abertura de la mesa en el lugar donde se alarga; al ofrecer esta mesa mucha
resistencia por su mala construcción, se la sostuvo de un lado, mientras que el
Espíritu tiraba del otro y la hacía abrir.
47.
¿Por qué, el otro día, los movimientos de la mesa se detenían cada vez que uno
de nosotros tomaba la luz para observar debajo? – Resp. Porque yo quería punir
vuestra curiosidad.
48.
¿De qué te ocupas en tu existencia de Espíritu, ya que, en fin, no pasas el
tiempo golpeando? –Resp. Frecuentemente tengo misiones que cumplir; nosotros
debemos obedecer las órdenes superiores, y sobre todo cuando – a través de
nuestra influencia – tenemos que hacer el bien a los humanos.
49.
Sin duda tu vida terrestre no ha sido exenta de faltas; ¿las reconoces ahora? –
Resp. Sí, las expío con justicia al estar estacionario entre los Espíritus
inferiores; sólo podré purificarme más cuando tome otro cuerpo.
50.
Cuando hacías escuchar golpes en otro mueble al mismo tiempo que en la mesa,
¿eras tú quien los producía u otro Espíritu? – Resp. Era yo.
51.
Entonces ¿estabas solo? – Resp. No, pero solamente yo cumplía la misión de
golpear.
52.
Los otros Espíritus que estaban allí, ¿te ayudaban en algo? – Resp. No para
golpear, sino para hablar.
53.
¿No eran, pues, Espíritus golpeadores? – Resp. No, la Verdad no había permitido
golpear a nadie más que a mí.
54.
Los Espíritus golpeadores ¿no se reúnen a veces en gran número, fin de tener
más poder para producir ciertos fenómenos? – Resp. Sí, pero para lo que yo
quería hacer podía bastarme solo.
55.
En tu existencia espírita, ¿estás siempre en la Tierra? – Resp. Lo más
frecuentemente en el espacio.
56.
¿Vas a veces a otros mundos, es decir, a otros globos? – Resp. No a los más
perfectos, sino a los mundos inferiores.
57.
Algunas veces ¿te diviertes al ver y al escuchar lo que hacen los hombres? –
Resp. No; sin embargo, algunas veces tengo piedad de ellos.
58.
¿Hacia quiénes vas con preferencia? – Resp. Hacia los que quieren creer de
buena fe.
59.
¿Podrías leer en nuestros pensamientos? – Resp. No, no leo en las almas; no soy
lo bastante perfecto para esto.
60.
Entre tanto debes conocer nuestros pensamientos, puesto que vienes hacia
nosotros; de otro modo, ¿ cómo podrías saber si creemos de buena fe? – Resp. No
leo, pero escucho.
Nota
– La pregunta 58 tenía como objetivo interrogarle hacia quiénes iba
espontáneamente con preferencia, en su vida de Espíritu, sin ser evocado; a
través de la evocación él puede – como Espíritu de un orden poco elevado – ser
obligado a venir, incluso a un medio que le desagrade. Por otro lado, sin leer
propiamente hablando nuestros pensamientos, podía ciertamente ver que las
personas estaban reunidas con un objetivo serio y, por la naturaleza de las
preguntas y de las conversaciones que escuchaba, juzgar que la asistencia
estaba compuesta por personas sinceramente deseosas de esclarecerse.
61.
¿Has vuelto a encontrar en el mundo de los Espíritus a alguno de tus antiguos
camaradas del ejército? – Resp. Sí, pero sus posiciones eran tan diferentes que
no los he reconocido a todos.
62.
¿En qué consistía esta diferencia? – Resp. En el orden feliz o infeliz de cada
uno.
63.
¿Qué les habéis dicho al reencontrarlos? – Resp. Yo les decía: Vamos a
elevarnos a Dios, que Él lo permite.
64.
¿Cómo entendías esa elevación hacia Dios? – Resp. Cada peldaño superado es un
peldaño más hacia Él.
65.
Nos has dicho que habías muerto en las nieves; por consecuencia, ¿has muerto de
frío? – Resp. De frío y de necesidades.
66.
¿Has tenido conciencia inmediata de tu nueva existencia? – Resp. No, pero no
tenía más frío.
67.
¿Has vuelto alguna vez al lugar donde has dejado tu cuerpo? – Resp. No, me
había hecho sufrir mucho.
68.
Te agradecemos las explicaciones que has tenido a bien darnos; ellas nos han
suministrado temas útiles de observación para perfeccionarnos en la ciencia
espírita. – Resp. Estoy a vuestra disposición.
Nota
– Como se ve, este Espíritu es poco elevado en la jerarquía espírita: él mismo
reconoce su inferioridad. Sus conocimientos son limitados; pero hay en él buen
sentido, sentimientos honorables y benevolencia. Como Espíritu, su misión es
bastante ínfima, ya que desempeña el papel de Espíritu golpeador para llamar a
los incrédulos a la fe; pero, en el propio teatro, el humilde traje de
figurante ¿no puede cubrir un corazón honesto? Sus respuestas tienen la
simplicidad de la ignorancia; pero, por no tener la elevación del lenguaje
filosófico de los Espíritus superiores, ellas no son menos instructivas como
estudio de las costumbres espíritas, si podemos expresarnos así. Es solamente
estudiando todas las clases de ese mundo que nos espera, que se puede llegar a
conocerlo, y de alguna manera marcar con anticipación el lugar que cada uno de nosotros
puede allí ocupar. Al ver la situación que se han forjado – por sus vicios y
por sus virtudes – los hombres que han sido nuestros iguales en la Tierra, es
un aliento para elevarnos lo mayor posible desde aquí: es el ejemplo al lado
del precepto. No estaría de más repetir que para conocer bien una cosa y
hacerse de ella una idea exenta de ilusiones, es preciso verla en todos sus
aspectos, así como el botánico no puede conocer el reino vegetal sino
observando desde la humilde criptógama escondida bajo el musgo, hasta el roble
que se eleva en los aires.
Allan
Kardec
Revista
Espirita 1858
*******************************************


*************************
DESIGUALDAD DE RIQUEZAS
La desigualdad de riquezas es uno de los problemas que en vano se quieren resolver, si sólo se atiende a la vida actual. La primera cuestión que se presenta, es esta:
¿Por qué todos los hombres no son igualmente ricos? No lo son por una razón muy sencilla: "porque no son igualmente inteligentes, activos y laboriosos para adquirir, ni sobrios y previsores para conservar". Además, está matemáticamente demostrado que la fortuna igualmente repartida, daría a cada uno parte mínima e insuficiente; que suponiendo hecha esta repartición, el equilibrio se rompería en poco tiempo por la diversidad de caracteres y de aptitudes; que suponiéndola posible y duradera, teniendo cada uno apenas lo necesario para vivir, daría por resultado el agotamiento de todos los grandes trabajos que concurren al progreso y al bienestar de la Humanidad; que suponiendo que se diese a cada uno lo necesario, no habría ya el aguijón que empuja a los grandes descubrimientos y a las empresas útiles. Si Dios lo concentra en ciertos puntos, es para que desde allí se esparza en cantidad suficiente, según las necesidades.
Admitido esto, preguntará alguno por qué Dios lo ha concedido a personas incapaces de hacerla fructificar para el bien de todos. Esta es también una prueba de la sabiduría y de la bondad de Dios. Dando al hombre el libre albedrío, ha querido que llegase por su propia experiencia a diferenciar el bien del mal, y que la práctica del bien fuese el resultado de sus esfuerzos y de su propia voluntad. No debe ser conducido fatalmente ni al bien ni al mal, pues sin esto sólo seria un instrumento pasivo e irresponsable, como los animales. La fortuna es un medio para probarle moralmente; pero como al mismo tiempo es un poderoso medio de acción para el progreso, no quiere que quede por mucho tiempo improductiva, y por esto "la cambia después toda incesantemente". Cada uno debe poseerla para ensayarse a servirse de ella, y probar el uso que de la misma saber hacer; pero como existe la imposibilidad material de que todos la tengan a un mismo tiempo, y como por otra parte, si todos la poseyesen, nadie trabajaría y el mejoramiento del globo sufriría las consecuencias, "cada uno" la posee a su vez: el que hoy no la tiene, la tuvo ya o la tendrá en otra existencia, y el que no la tiene ahora, podrá obtenerla mañana. Hay ricos y pobres, porque siendo Dios justo, cada uno debe trabajar cuando le toca su turno; la pobreza es para los unos la prueba de la paciencia y de la resignación, y la riqueza es para los otros la prueba de la caridad y de la abnegación.
Nos lamentamos con razón al ver el miserable uso que ciertas gentes hacen de la fortuna, las innobles pasiones que provoca la codicia, y preguntamos: ¿Dios es justo dando la riqueza a semejantes gentes? Cierto es que si el hombre sólo tuviera una existencia, nada justificaría semejante repartición de los bienes de la tierra; pero si en lugar de limitar su vista a la vida presente, se considera el conjunto de las existencias, se verá que todo se equilibra con justicia.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
No hay comentarios:
Publicar un comentario