viernes, 8 de enero de 2021

Cuerpo Astral

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Liberación

2.- Paisaje humano del sufrimiento- Mediumnidad

3.- Ley Palingenésica o de los renacimientos

4.- Espiritismo: ¿Ciencia o Religión?

5.- Cuerpo Astral






                    

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                     Liberación




                             “Si os he dicho cosas terrenales y no creéis…”

El Espiritismo es una doctrina que sustenta, defiende y difunde la idea de que las revelaciones son hechas en la medida en que se procesa la madurez del hombre. No estando en condiciones de comprender la “voz de los cielos”, venga ella en el campo de la Ciencia, de la Filosofía o de la Religión, la criatura humana se manifiesta pretendiendo, no solo conocer lo que no puede, sino lo que es peor, pretende ejercer el monopolio en la interpretación de pequeños trozos de las Revelaciones que el Padre Celestial, permite se nos hagan. Son “cosas celestiales”, como acentuó Jesús, que los Nicodemo de la actualidad no pueden comprender, dado a que aún mismo no entienden las cosas terrestres. Y la manifestación de ese trabajo, entre los hombres de la Tierra, se subordina a factores de los más variados.

Culturales, morales y espirituales.

No se condiciona con la voluntad, casi siempre infantil o pretenciosa, de los encarnados. Cada uno recibirá de acuerdo con su grado de cultura, el índice de espiritualidad y la naturaleza de sus sentimientos. En las revelaciones científicas, cultura y conocimientos. En las religiosas, sentimiento moral. Todo viene a su tiempo, y Dios sabe cuándo es el tiempo propicio. Jesús habló sobre la reencarnación a Nicodemo, mas el digno y respetable integrante del fariseísmo no pudo comprender la referencia del Maestro. Nicodemo era un hombre intelectualizado, nadie lo puede negar. Sin duda estaba habituado, en el Templo y en las Sinagogas al juego fraseológico de la exégesis de las Escrituras. Pero, a pesar de eso, no poseía cultura espiritual para entender el trascendentalismo de la tesis palingenésica, expuesta sutilmente por Jesús.

“Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? – resaltó el Maestro, comprensivo y paciente, generoso y sabio, ante el esfuerzo mental del curioso fariseo. A pesar de eso, en un último intento, atento al hambre espiritual del Doctor de la Ley, prosiguió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios” – palabras que, más tarde, el Consolador prometido por el propio Jesús, transformaría en “nacer, vivir, morir, renacer nuevamente y progresar continuamente…”

Para comprender a la Reencarnación, es indispensable, antes que nada, que el hombre se libere del fanatismo religioso. Aparte para bien lejos, el preconcepto científico. Mire desde afuera cualquier expresión dogmática. Si no se libera, no comprenderá. Entonces, liberarse para entender, esa es la cuestión. Es necesario que, superando la mala voluntad y el orgullo, dé el hombre una sacudida en la propia conciencia y se liberte, de una sola vez o gradualmente, pero con firmeza, de cualquier estrechez o inhibición.

En ese esfuerzo por comprender, la humildad desempeña también, un papel relevante. Y el coraje moral tiene también su lugar… Estrechez e inhibiciones, mala voluntad y orgullo son herencias de las religiones que, o se modifican bajo el impacto de la evolución y el progreso, o pierden su finalidad y su prestigio en el seno del pueblo. Serán compelidas a ceder lugar, en definitiva, a las doctrinas más conformes con la fe y que no tienen miedo a la razón. El hombre moderno está buscando, con ansiedad, el conocimiento de la Verdad. Es esencial, pues, no olvidar la advertencia de Jesús cuando afirmó que el hombre se liberará al conocer la Verdad…

Martins Peralva

Extraído del libro «Estudiando el evangelio a la Luz del Espiritismo» y tomado de la Revista Luz Espiritual


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PAISAJE HUMANO DEL SUFRIMIENTO

                     - Mediumnidad



Para donde mires  detectarás el sufrimiento humano siempre, realizando  su ministerio de mejoramiento de los Espíritus.
No es porque la Tierra sea un lóbrego hospital, donde solamente se encuentran las aflicciones.
Hay bendiciones que se manifiestan bajo muchos aspectos, incluyendo, es claro, el dolor, que desempeña relevante papel en el proceso  evolutivos de los seres.
En su condición de escuela de mejoramiento moral, el dolor realiza una labor de fundamental importancia para la educación del Espíritu.
Cara a la rebeldía que predomina en la naturaleza humana, las propuestas edificantes e iluminativas no siempre reciben la consideración que les debe ser ofrecida.
Y cuando eso sucede  las Soberanas leyes  recurren a los impositivos de la disciplina, entregando  al reo a los métodos de recuperación con carácter de severidad.
Se establecen, entonces, los programas de sufrimiento purificador.

Felizmente, el conocimiento de la realidad espiritual proporciona los recursos hábiles para los enfrentamientos necesarios  para la transformación moral.

Ignorándose la lógica de la evolución, es comprensible que el cuadro reeducativo se transforme en cárcel punitiva o fenómeno de castigo, llevando al rebelde a situaciones deplorables que solamente las expiaciones severas logran equilibrar.
De ese modo, nadie se sorprenda al considerar gran parte de la sociedad como un grupo de excelentes artistas que disimulan las emociones y ocurrencias  menos felices, dando la impresión de que su existencia transcurre en calma  y júbilos incesantes.
Nadie, en el mundo físico,  se encuentra indemne al sufrimiento.
Mientras unos se eluden por algún tiempo, dando la impresión de que son invulnerables al dolor, otros  caen en la desesperación, la eliminación de la máscara y profundas cicatrices de la cara de dolor sin cesar lo maceran…

El dolor es, sin duda,  un educador sublime  e incomprendido, cuya misión, es tornar felices a los desventurados, desde que, en razón del fustigar  de sus acúleos, la conciencia despierta para las finalidades sublimes de la vida.
Bajo variados disfraces  o desnudado, el sufrimiento campea, conduciendo las mentes distraídas a la reflexión inevitable.
Este individuo trabaja en el bien y se supone acreedor solamente de las bendiciones  de la salud y de los bienes materiales. Aquel otro, ofrece sacrificios  y cumple promesas en la tentativa de sobornar a la Divinidad  para que lo aislé del sufrimiento.
Vanos comportamientos esos, porque la acción del bien, bajo cualquier aspecto considerada, le hace bien, lo edifica, más no impide de vivenciar las experiencias aflictivas encargadas de la aferición de los valores morales…
Observas, casi con envidia, a los otros que galvanizan las masas, que desfilan en el podio de la fama,  e ignoras los conflictos en los que se debaten, las intranquilidades en que pasean la belleza, el poder, las glorias, todas ilusorias…
Los dioses del sexo reciben aplausos en todas partes, exhiben las dotes eróticas que desenvuelven, acumulan sumas monetarias expresivas, sufriendo en silencio abandono y abusos de todo orden, y lamentas, tu ausencia de idénticos atractivos…
 No sabes, sin embargo, cuanta soledad los señala, cuando son explorados por otros que les conceden migajas, el vacío existencial que experimentan…
Los astros de los deportes de las masas que llegan al máximo y tienen todo, muy jóvenes aun, insatisfechos y aturdidos, se sumergen en el alcoholismo, en la drogadicción, en las depresiones profundas…
No es tu dolor, el que solamente a ti te pertenece…
Jesús, que es el Excelente Hijo de Dios, sin ningún debito ante la Conciencia Cósmica, eligió en el acerbo sufrimiento, que no  culmino en la crucifixión, pues prosigue hasta hoy incomprendido, enseñándonos la resignación ante los aparentes infortunios y proporcionando coraje  ante las vicisitudes a los que todos son llamados…
No te intoxiques con las quejas y reclamaciones ante tus  testimonios.
Resguarda a tu prójimo de tus lloriqueos, porque el dolor es tuyo, más también de todos, pues aquellos que eliges para narrar los dolores también cargan pesados fardos, que van procurando conducir con elevación.
No creas que aquel que te aconseja vive con privilegios. La sabiduría  con la que te orienta laurea en el lecho de la aflicción mantenida con dignidad.
Si conoces la reencarnación, sabes que todo efecto provienes de una causa equivalente y que, por tanto, todos los hechos forman parte del derrotero iluminativo de todos los seres.
Consciente y conocedor de la Leyes de la Vida, alégrate con el deseo de crecer y de sublimarte, avanzando con coraje  y sin temor por tu camino, cantando el himno de alabanza  y de reconciliación.
Agradece a Dios la oportunidad  que te es ofrecida para la recuperación moral y espiritual, cultivando el sentimiento de paz, que tiene la función terapéutica en tu calvario, menos doliente, algunas veces, de la de aquella a quien recurres buscando auxilio.
El Espiritismo no es el mensajero de la eliminación del sufrimiento. Antes es el consolador que te ofrece recursos hábiles para superar todo y cualquier conflicto, amargura, provocación, construyendo el futuro mejor que te espera….
La tempestad que verdea los bosques es la responsable por las futuras ramitas exuberantes que se llenaran de flores y de frutos.
Lo mismo ocurre contigo.
Ten paciencia y nunca desistas de la lucha, ni te consideres perseguido por la Justicia Divina.
El paisaje humano es bendecido rincón del   proceso evolutivo, ofrecido por el Padre al espíritu que necesita desenvolver la sublime llama  que le arde en su interior.
Renuévate siempre sin cesar, haciendo que cardos sean flores y heridas purulantes se conviertan en condecoraciones de luz.
Bendice tus dolores y transforma las lagrimas de ahora en futuras perlas de incomparable belleza, con las que te  coronarás al termino de la jornada, victorioso sobre la noche de aflicciones…
Juana de Angelis.
Psicografiado por Divaldo Pereira Franco, el 21 de noviembre del 2011, en el Centro Espirita Camino de la Redención, en Salvador, Bahía.
Traducido al español por M. C. R

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Ley Palingenésica o de los renacimientos


Las experiencias y vicisitudes que corresponden a cada ser humano están en concordancia con sus hechos en el pasado y con su necesidad evolutiva. De aquí la diversidad de aspectos y condiciones de vida humana –las desigualdades humanas– que son diversos grados evolutivos y diversas necesidades de evolución.

Y es precisamente en esas desigualdades humanas donde podemos apreciar la acción de vidas múltiples del Espíritu –reencarnación– y su relación con la ley de consecuencias o causa y efecto.

Y por último, veamos lo que nos dicen los textos o versiones actuales del llamado (Nuevo Testamento). Invito a aquellos de vosotros que tienen los Evangelios como palabras de verdad, a analizar con mente clara lo referido por los apóstoles: “Porque todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan. Y si queréis oírle, él es Elias, el que había de venir. El que tiene oídos que oiga”. (S. Mateo, cap. XI, 13 al 15). Aquí puede apreciarse fácilmente que el Mesías afirmó la vuelta del profeta Elias en la persona de Juan Bautista. O sea que, confirmó lo anunciado por el profeta Malaquías (IV-5).

Y en esa otra parte del Evangelio de S. Mateo (XVII, 10 al 13) cuando Jesús bajaba por el monte Tabor, después de la transfiguración, le preguntan: “Pues, ¿cómo dicen los escribas que ha de venir primero Elias? Y él les respondió: “Elias, realmente ha de venir y entonces restablecerá todas las cosas; pero yo os declaro que Elias ya vino y no le reconocieron.. ”. Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista.

Y en el Evangelio de S. Marcos (IX, 10 al 12) está más claro todavía Reza así: “Y le preguntaron: Pues ¿cómo dicen los fariseos y los escribas que ha de venir primero Elias? Y él les respondió: Elias realmente ha de venir… Si bien os digo que Elias ha venido ya en la persona del Bautista y han hecho de él cuanto les placieron según estaba escrito.

Y por último, os invito a analizar con detenimiento y meditar con este otro pasaje del Evangelio de S. Juan (cap. IX, vers. 1 al 3). “Pasando, vio Jesús a un hombre ciego. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿qué pecados son la causa de que éste haya nacido ciego, los suyos o los de sus padres? Respondió Jesús: ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios.

Con esta respuesta, el Mesías dejó bien claro que, ni éste (el ciego como persona) ni sus padres, habían cometido falta causante de tal condición. Entonces, si el hombre ciego no había cometido faltas ya que había nacido ciego. ¿Dónde está la causa? -pregunto yo. El Mesías dijo:… ”para que se manifiesten en él las obras de Dios”. ¿Qué obras? -preguntaréis. Las obras de Dios se manifiestan en toda Su creación, por medio de leyes sabias y justas. Y si ese hombre vino ya ciego a la vida humana, para sufrir; ¿no os parece que tiene que haber una causa previa al nacimiento?

Y, ¿ cuál habrá podido ser? Sencillamente, su pasado, el dolor infringido a otros en sus vidas anteriores. Y consecuencialmente vino a esa vida para pagar el daño que a otros hubo causado. Aquí tenemos un aspecto de las obras de Dios: sus leyes. La ley de consecuencias o de causa y efecto en acción de reajuste, recibiendo cada cual la cosecha de su siembra.

La reencarnación o encarnaciones sucesivas del Espíritu es una ley natural y cósmica, implícita en la ley de Evolución. Sin ella, las actuales desigualdades humanas: físicas, intelectuales, volitivas y morales, no tendrían explicación lógica. A la luz de la ley Palingenésica o ley de los renacimientos, nos es fácil comprender el origen o causa de las desigualdades humanas y los fenómenos dolorosos como reajuste del orden violado (reajuste cósmico), como rescate de deudas contraídas con la ley en el pasado.

Todo lo expuesto nos indica que venimos animando diversas personalidades desde épocas pretéritas, pasando por las diversas modalidades desde la época de las cavernas, y por la esclavitud en la que hemos sido vendidos como bestias indefensas, así como animando personalidades de esclavos y amos, nobles y plebeyos, ricos y pobres, hasta alcanzar el estado actual que a cada uno de nosotros corresponde. Pero, como en los designios de la Sabiduría Cósmica está que habremos de alcanzar la sabiduría, el amor y la pureza, así como la fortaleza para las grandes realizaciones, conquistas necesarias para gozar de felicidad plena; a esa meta habremos de llegar. Más, de nosotros depende adelantar o retardar la hora de llegada. Porque, cuando cegados por las ilusiones que cual espejismos se presentan en cada una de las vidas humanas, o por las pasiones que inducen a cometer errores causantes de dolor; retardamos la llegada a esa meta: la perfección.

Tengamos presente, que la vida, aunque humana en el plano físico, es espiritual en su objetivo. Y que, progresar es una necesidad impuesta por la ley de evolución para elevar el Espíritu a las cumbres del amor y del poder. Y que nadie puede detener nuestro progreso más que nosotros mismos, al olvidarnos del verdadero objeto de la vida humana y su realización.

Sebastián de Arauco- (Tomado de la Rev. Amor,Paz y Caridad)

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ESPIRITISMO: ¿CIENCIA O RELIGIÓN?


  Es este un tema controvertido cuando, en realidad, no debería serlo, y que , además no es nuevo, sino que ya era una cuestión presente desde los primeros tiempos de la codificación espiritista. Pero, ¿no es ya hora de haber superado el tiempo de la discusión? ¿o se trata más bien de que no hemos entendido con profundidad, de verdad, el alcance y significado de nuestra doctrina?

Un asunto debería quedarnos suficientemente despejado antes de adentrarnos en esta controversia siempre de actualidad (desafortunadamente), y es que, pese a todo, y como controversia, sólo existe en la mente de aquellos aficionados a la polémica y a la discusión, en lugar del estudio y la reflexión que es lo que nuestra doctrina preconiza. Para algunos es irresistiblemente más atractiva la vía del escándalo y la actitud polemista, que el trabajo netamente espírita que es la auto-reforma y el crecimiento espiritual a través del estudio y el apoyo fraternal.

Allan Kardec es sobradamente explícito cuando manifiesta que el espiritismo es ciencia, filosofía y moral. Apunte similar da en Qué es el Espiritismo, donde dice que: // Su verdadero carácter es el de una ciencia y no el de una religión. //

Pero también es cierto que el codificador se expresa de la siguiente manera en la obra antes citada: // Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones. (...) No es una religión especial porque no tiene sacerdotes ni templos. //. Veamos: 'No es una religión especial', no es lo mismo que decir que no es ninguna religión, sino que no presenta las características de las demás religiones. Algo que tiene por base 'Las verdades fundamentales de todas las religiones', ¿no conlleva forzosa y naturalmente un aspecto religioso?.

'En el evangelio según el espiritismo', los Espíritus superiores esclarecen: Ciencia y religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra las leyes del mundo moral.
Cuando un espírita habla del aspecto religioso, es porque forma parte de la codificación, no es invención de nadie; se está refiriendo a un 'aspecto' religioso y no a una religión propiamente dicha. ¿Por qué seguir discutiendo? ¿Olvidamos que el capítulo primero del 'Evangelio según el Espiritismo' habla de la Alianza de la Ciencia y Religión?.

Convengamos que al lado de aquellos compañeros que pecan de un excesivo 'religiosismo', por así decirlo, a la hora de tratar con la doctrina, están también con un exceso 'cienticismo', ¿con cuál propósito? Observando a algunos da la impresión de estar presurosos por adelantar la aceptación de la comunidad científica oficial, olvidando que Kardec apuntaba que el Espiritismo se destina a las masas, al pueblo, y sólo cuando estuviera vulgarizado, los científicos se rendirían a la evidencia. No es preocupación de la doctrina convencer a ningún científico, ya se encargará de esto el fluir natural de los acontecimientos y el progreso, pues ella se apoya sobre las grandes leyes que rigen todo nuestro universo, desde el micro al macrocosmos, y a su lado, la 'joven' ciencia de los hombres aún le queda mucho por andar... y muchos prejuicios que derribar.

Ramsay- FEE


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               Cuerpo Astral       

El Cuerpo Astral es el mismo cuerpo que Allán Kardec denominó  Periespíritu, y Pablo de Tarso lo denominó como “Cuerpo Espiritual”. Este es un cuerpo de materia sutil, semejante al cuerpo físico, que reviste al Ser espiritual, con independencia del plano en que se encuentre.

 El apellido “Astral”  se lo dio Paracelso porque consideraba que el Espíritu era un Ser con un cuerpo luminoso que se encontraba bajo la influencia  de la energía irradiada por los  los astros. También a este cuerpo de energía psíquica se le conoce como Cuerpo Psíquico,  Psicosoma,  Cuerpo Emocional, Cuerpo Espiritual, etc.

 Estas denominaciones se usan para describir un segundo cuerpo dentro del cuerpo físico, del que es una copia exacta. 

 A los ojos humanos es normalmente invisible, pero ya ha sido largamente comprobada su realidad. Está compuesto de una  energía densa, semimaterial, pero  mucho más sutil que la materia  del  cuerpo físico, siendo de una apariencia  más o menos luminosa, dependiendo de su pureza espiritual, ante quienes   tienen  la facultad de  verlos.

  Durante los estados de sueño profundo o  estados de coma, el Cuerpo Astral  es  capaz de separarse  temporalmente del cuerpo físico al que queda unido por un lazo de energía de apariencia lumínica, llamado  “cordón de plata”, de modo análogo al cordón umbilical que une al feto con la placenta.

 Se deduce , por tanto, que el espíritu no es un ser  abstracto, vago o indefinido que pueda existir como flotando en el espacio sin un soporte que le dé unos límites  de forma concreta y lo individualice, pues siendo energía pura y extremadamente sutil, necesita dicho soporte  como intermediario  para poder actuar sobre  la materia , y este soporte es un cuerpo de otra energía algo menos sutil, de más baja vibración, que le da un carácter intermedio o semimaterial, por lo que a voluntad puede  a veces ser  capaz de materializarse o condensarse, y dar lugar a una serie de fenómenos físicos.  De esto se deduce claramente que este concepto  hace ya muchos siglos que es conocido y común en varias filosofías y doctrinas, aunque señalado con diferentes nombres, lo cual  significa  que  no es un invento de Kardec ni de los espíritus  puesto que ya era reconocido desde la antigüedad.

 Cada Espíritu tiene su  Cuerpo Astral o Periespíritu, y juntos forman una  individualidad: el  Alma, llamada así cuando el Espíritu  está ligado a un cuerpo físico encarnado como persona. El Alma, a su vez permanece ligada al cuerpo carnal por medio de un campo de energía vital, o Cuerpo Vital ; este  último  está constituido por  una  forma de energía  que da  vida a la materia orgánica, y es conocida  como  Prana, Energía Vital, Bioenergía o Magnetismo animal, que en su día  investigó, puso de manifiesto y demostró Franz Antón  Mesmer.

 Se ha confundido a menudo el origen del espíritu (que es una creación de Dios desde Su propia Esencia, forjado y desarrollado a través de la evolución), con el origen del cuerpo vital, cuya energía  de vida “viene del Todo y regresa al Todo”, o sea de la  masa de  energía cósmica que todo lo llena e impregna en todos los rincones del Universo. De esa idea viene el concepto  erróneo  de  que en el Ser  humano su espíritu viene del Todo y regresa al Todo.

 Como conclusión y resumen,   los nombres que indistintamente se vienen utilizando, tal como  Periespíritu, Cuerpo Espiritual o Cuerpo Astral, se refieren todos a la misma envoltura corporal energética que limita al Espíritu  que es energía pura. También se puede definir al periespíritu  como una estructura fluídica  de carácter semimaterial que contiene al Espíritu, y que al mismo tiempo actúa como un campo magnético en torno al que se van agregando las partículas de materia densa del organismo físico, por lo que es intermediario entre el Ser espiritual y su cuerpo físico.

  Asimismo el Periespíritu juega un papel muy importante en el desarrollo de la vida orgánica al actuar como  campo de energías biomagnéticas que señalan o limitan  en cada órgano  la función a desempeñar, para que guarde un equilibrio de funcionamiento  constante con el medio ambiente. Este campo de energías de vida  orgánica es el anteriormente referido cuerpo vital.

- Jose Luis Martín-

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