martes, 5 de enero de 2021

Espíritus y Almas

                                                                  

 ¡ ¡YA ESTÁN AQUIII !!
(A mi me han dejado Carbón)

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 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Preferencias emocionales, resultados en la otra vida

2.- Unión del Alma al cuerpo. Aborto

3.- Calamidades destructoras

4.- El porvenir y la nada

5.-Espíritus y Almas



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Clara Rivier1 tenía sólo 6 años cuando se quedó paralítica. Ella estuvo durante cuatro años con dolor sin quejarse. A pesar de su condición, Clara solía consolar a su familia. A los 10 años, sintiendo que la muerte se acercaba, llamó a toda su familia a su lado y le dijo a su padre que estaría de vuelta. Después de su partida, fue evocada por Kardec en una reunión mediúmnica, cuando reveló que su dolor fue constantemente aliviado por su ángel de la guarda, la razón por la que sentía poco o ningún dolor. Además, ella solía ver y hablar con su ángel de la guarda a menudo, caracterizando su mediumnidad. Entonces, Kardec le preguntó por qué tuvo que someterse a la parálisis en su infancia. Clara explicó que en una vida anterior empleó mal su salud, belleza y riqueza. Así pues, ella tuvo que reencarnar para ser humilde y compasiva.

El caso de Clara demuestra la continuidad de la vida. ¡Hay vida antes de la vida! Y nuestras elecciones emocionales influencian nuestras vidas después de la muerte y nuestras vidas futuras también. Se trata de la ley de acción y reacción. Por lo tanto, es muy importante ser conscientes de nuestras emociones para dar una dirección, como dijo León Denis, a nuestra vida, a nuestra vida inmortal.

¿Qué nos sucede antes de esta vida que estamos viviendo? ¿Vamos a ir al cielo, al infierno o al purgatorio después de la muerte? ¿Nuestras emociones definirán nuestra vida antes, durante y después de cada reencarnación?

El cielo en realidad es esta frecuencia vibratoria en que se sintió la condesa Paula después de morir a los 36 años. Solía ser buena, amable e indulgente con todos, un verdadero modelo de las más nobles cualidades de la mente y el corazón. En su vida después de la vida, ella estaba en “el cielo”. En este cielo disfrutando de la felicidad de una persona que cumple la voluntad de Dios en la Tierra cuidando de los demás. Ella dijo: “Estoy feliz más allá de lo que las palabras puedan expresar,   y ¡todavía estoy aún muy lejos de la parte superior de la escalera! Yo soy infinitamente más feliz de lo que lo era en la Tierra. Cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir, ayudar a personas en hospitales, visitar amigos en la Tierra, ser parte de la rueda del trabajo de la naturaleza, consolar espíritus sufrientes de niveles inferiores; nosotros llegamos y nos marchamos, no de una calle a otra, sino de un mundo a otro”. Su descripción coincide con la descripción del Cielo en el Libro de los Espíritus de Allan Kardec donde “los espíritus ejercen y disfrutan de todas sus capacidades sin las pruebas del mundo material o el dolor común en los estados subdesarrollados”.

Por otro lado, Lemaire que murió como un criminal en el año 1857 es el ejemplo de alguien que se siente en el infierno después de la muerte. Él describió su estado de ánimo como: “Sentía demasiado mi dolor; estaba perdido en el sufrimiento”. ¡Por nuestra desgracia! Nuestra visión es un suplicio continuo. Cada uno de nosotros echa la culpa al otro de sus crímenes. Haced votos para que llegue la expiación.” Esto es el infierno, un estado de ánimo y de condición vibratoria que, de acuerdo con los amorosos espíritus de la Codificación Espírita, es como “una vida de pruebas sumamente penosas, con la incertidumbre acerca de un estado mejor.”

 Esta es la razón por la cual el Espiritismo es  el mejor antídoto contra la sensación de “vivir en el infierno”, porque elimina todas las incertidumbres de la vida. La filosofía espírita nos presenta todas las leyes de Dios con tanta seguridad que, incluso en casos extremos de dificultad y pruebas, se nos asegura que por cada efecto hay una causa y el Creador lleno de Amor no nos abandona nunca en las pruebas sin fin y juicios. “¡Todo pasará!” - dijo Emmanuel a Chico Xavier, en un momento de gran dificultad.

Entonces, ¿dónde está nuestro purgatorio? El purgatorio es “sufrimiento físico y mental, un tiempo para reevaluación y el inicio de la rehabilitación.” Los espíritus iluminados de la Codificación, dijeron que “casi siempre es en la Tierra donde uno crea su propio purgatorio y donde compensa sus errores”, al igual que Clara Rivier describió su reencarnación.

Así, el juez se encuentra... en nuestra conciencia.

A medida que nuestro planeta transita a su estado de regeneración, se nos invita a revisar nuestras decisiones emocionales y las respuestas a estados más amables, afables y resignados. Después de todo, el gobernador de nuestro planeta, Jesucristo, propuso “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra”.

En cada elección emocional en la vida, como Clara la Condesa Paula, o Lemaire, estamos sembrando las semillas para la inmortalidad. Vamos, pues, a recibir la invitación de Jesús para alinear nuestras elecciones emocionales con moderación y serenidad ante las tribulaciones de la vida, porque la vida realmente pasa

- Vanessa Anseloni-

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 Unión del Alma al Cuerpo.                         Aborto



                      Extracto de "El Libro de los Espíritus"

Pregunta 344.
¿En qué momento se une el alma al cuerpo?"La unión comienza en la concepción, pero sólo se completa en el instante del nacimiento. Desde el momento de la concepción, el Espíritu designado para habitar en un cuerpo se une a él mediante un lazo fluídico, que se estrecha cada vez mas hasta el instante en que el niño es dado a luz. El grito que sale entonces de sus lab ios anuncia que pertenece al conjunto de los vivientes y servidores de Dios"

Pregunta 345.
La unión del Espíritu al cuerpo, ¿es definitiva desde el momento de la concepción? Durante esa primera etapa, ¿podría el Espíritu renunciar a habitar en el cuerpo designado?
"La unión es definitiva en el sentido de que otro Espíritu no podría reemplazar al que ha sido designado para ese cuerpo. No obstante, como los lazos que lo unen al cuerpo son muy débiles, se cortan con facilidad. Eso puede suceder por voluntad del Espíritu, que retrocede ante la prueba que ha elegido. En ese caso, el niño no vive."

Pregunta 346.
¿Qué le sucede al Espíritu si el cuerpo que ha elegido muere antes de nacer?
"Elige otro"

Pregunta 346 a.
¿Cuál puede ser la utilidad de esas muertes prematuras?

"Las imperfecciones de la materia son casi siempre la causa de esas muertes"

Pregunta 347.
¿Qué utilidad tiene para un Espíritu el hecho de encarnar en un cuerpo que muere pocos días después de haber nacido?
"Ese ser no tiene suficientemente desarrollada la conciencia de su existencia. La importancia de la muerte es casi nula. Suele ser, como hemos dicho, una prueba para los padres."

Pregunta 353.
Dado que la unión del Espíritu al cuerpo sólo se lleva a cabo en forma completa y definitiva después del nacimiento, ¿se puede considerar que el feto tiene un alma?
"El Espíritu que debe animarlo existe, en cierto modo, fuera de él. Por consiguiente, para hablar con propiedad, el feto no tiene un alma, puesto que la encarnación está solo en vías de operarse. No obstante, se encuentra ligado a la que habrá de tener."

Pregunta 354.
¿Cómo se explica la vida intrauterina?
"Es la vida de la planta que vegeta. El feto vive la vida animal. El hombre posee en sí la vida animal y la vida vegetal que, cuando este nace, se completan con la vida espiritual."

Pregunta 355.
¿Hay, como la ciencia lo indica, niños que desde el seno materno no son viables? ¿Con qué fin sucede eso?
"Eso sucede con frecuencia. Dios lo permite a modo de prueba, ya sea para los padres, o bien para el Espíritu designado a ocupar ese lugar"

Pregunta 356.
¿Hay niños nacidos muertos que no estaban destinados a la encarnación de un Espíritu?
"Sí, los hay que nunca tuvieron un Espíritu destinado a su cuerpo. Nada debía cumplirse en relación con ellos. En tal caso, ese niño sólo vino por los padres."

Pregunta 356 a.
Un ser de esa naturaleza, ¿puede llegar hasta el final de la gestación?
"Sí, a veces, pero en ese caso no vive."

Pregunta 356 b.
Así pues, todo niño que sobrevive a su nacimiento, ¿tiene necesariamente un Espíritu encarnado en él?
"¿Qué sería sin un Espíritu? No sería un ser humano."

Pregunta 357.
¿Cuáles son, para el Espíritu, las consecuencias del aborto?"Una existencia nula, que tendría que recomenzar."

Pregunta 358.
El aborto provocado, ¿Es un crimen, sea cual fuere el período de la gestación en que se lo realice?
"Siempre se comete un crimen desde el momento en que transgredís la ley de Dios. La madre, u otra persona, siempre comete un crimen al quitarle la vida al niño antes de que nazca, porque le impide al alma afrontar las pruebas cuyo instrumento debía ser el cuerpo."

Pregunta 359.
En los casos en que la vida de la madre corre peligro si el niño nace, ¿es un crimen sacrificar al niño para salvar a la madre?

"Es preferible sacrificar al ser que no existe, antes que al que existe."

Pregunta 360.
¿Es racional dispensarle al feto la misma consideración que al cuerpo de un niño que ha vivido?
"Ved en todo esto la voluntad de Dios y su obra. Así pues, no tratéis con ligereza las cosas que debéis respetar. ¿Por qué no habría de respetar las obras de la creación que a veces quedan incompletas por la voluntad del Creador? Eso forma parte de sus designios, que nadie ha sido llamado a juzgar."

El Libro de los Espíritus. Allan Kardec. Libro II, Cap VII

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CALAMIDADES DESTRUCTORAS



                                                                              


En estos momentos en los que la humanidad se está tomando, por así decirlo, un tiempo de relax obligatorio, un descanso, consecuencia del impacto social de ese agente vírico denominado coronavirus o COVID-19 que está asolando el planeta, resultaría adecuado o al menos conveniente llevar a cabo una pequeña introspección, echar un vistazo al interior de cada cual para preguntarse las razones de su existencia, su origen, su causa real y, de paso, analizar si obedece a causas desconocidas o simplemente al azar. Quizás sea el momento de formularse estas preguntas: ¿qué enseñanza puede extraerse de la situación? ¿qué representa esta experiencia para el género humano? ¿en qué sentido puede ayudarle? ¿y si realmente puede ayudarle o por el contrario, perjudicarle?

Por las enseñanzas recibidas de los mentores espirituales se desprende que toda destrucción conlleva nuevas oportunidades: se destruye lo viejo, lo caduco, para reconstruir sobre sus cimientos. El ser humano aprende de sus experiencias, de sus  errores, del dolor y del sufrimiento. Por tal motivo, quizás el individuo no debiera afligirse en exceso a causa del momento que atraviesa y considerar que esta experiencia es posiblemente una más; una experiencia necesaria y conveniente en este momento crítico. Quizás deba pensar que se trata de una lección de vida que busca promover su crecimiento interior, una catarsis más del género humano en su camino evolutivo. Bien aprovechada la lección, el hombre deberá alzarse con espíritu renovado, emprendedor, entusiasta; con deseos de asimilar la lección de solidaridad que se le presenta y crecer en su reforma interna, en su camino evolutivo.

No cometamos el error de estimar que el ser humano deba centrarse únicamente en sanar el cuerpo y la economía. Quizás deba enfocar sus esfuerzos en extraer la quintaesencia de este aprendizaje doloroso y forzado. De no hacerlo puede encontrarse con que la situación vuelva a repetirse y cada vez más virulenta. Cuando la naturaleza busca ese impacto ¿no será que resulta necesaria para el avance evolutivo del ser humano? ¿no será que la civilización necesita un empellón?

¿Es posible que las circunstancias que estamos viviendo sean un paso obligado para el entendimiento general? ¿una experiencia de vida necesaria y útil para todo individuo de este conglomerado humano?, ¿para este conglomerado necesitado de transcender por la única vía provechosa, el dolor y el sufrimiento? ¿es posible que las estructuras sociales existentes deban alterarse? ¿que deba modificarse el patrón de vida, su enfoque?

El ser humano continúa ignorando los mecanismos rectores; los mecanismos que dirigen sus estructuras basadas en el más puro egoísmo, en el más burdo materialismo, en el poder económico y militar. Y esas estructuras están condenadas al fracaso. La historia y la experiencia colectiva vienen a demostrar, una vez más, que el actual modo de vida, basado en el capitalismo, una vez derribados los muros del socialismo, es también un camino de ilusiones, un sistema de vida obsoleto y caduco. Un sistema que no ha podido resolver los problemas endémicos de la sociedad, sus desigualdades, sus diferencias, únicamente ha modificado el modo de verlas. Los modelos económicos han ido derrumbándose uno tras otro para demostrar, una vez más, que la dirección que ha de tomar la sociedad futura se aleja de dichos estandares.

Como cito, dicho modelo no ha venido a resolver los problemas endémicos de la sociedad, pues siguen las guerras, la pobreza, la miseria de unos en beneficio de otros. Las desigualdades continúan y las condiciones de vida apenas se han modificado. ¿Qué espera el ser humano para concienciarse de que su destino es otro? ¿que un sistema de vida basado en el perjuicio ajeno está condenado al fracaso?

Todas las calamidades experimentadas por que el género humano y las que seguirá experimentando en el futuro próximo obedecen a una experiencia colectiva que tiene por premisa el aprendizaje. Un aprendizaje que supere la inutilidad de las estructuras vigentes. Asistimos a una época, a un momento diferente, donde cada ser, cada conciencia, siente que su status necesita cambiar y que no puede seguir adelante por un camino ilusorio. El hombre siente que necesita cambiar sus estructuras, sus perspectivas y enfoques, tomar conciencia que no se dirige a ninguna parte.

El hombre percibe que es imperativo cambiar los modelos productivos, educativos, medioambientales y establecer nuevos modelos que busquen un modo de convivencia diferente, un giro total de las estructuras económico-sociales, para llevarlas hacia un formato donde prime la hermandad entre pueblos, entre pueblos ricos y el resto, los maltrechos, que comparten este cascarón planetario. Y ¿quién se atreverá a dar los primeros pasos?

La falta de mejoras ha propiciado que desde los planos espirituales superiores, desde el plano rector de este planeta, se deje paso a la ley; que el peso de las acciones humanas recaiga sobre el hombre; que las leyes naturales hagan su labor y muestren al ser humano que ha traspasado los límites. El Supremo Hacedor ha dotado al hombre de libre albedrío y le da completa libertad para experimentar su entorno y aprender de sus errores… la ley es paciente. Pero cuando la sociedad sobrepasa los límites; unos límites de los que no es consciente; la ley actúa buscando reestablecer el equilibrio perdido. Y la experiencia que estamos viviendo es apenas un mecanismo más de aviso, uno más.

El hombre, en su ceguera, como barco entre la niebla, es incapaz de ver sus límites y poner freno a sus desmanes; de poner los remedios adecuados para encauzar la sociedad hacia su destino. Se hace entonces imperativa la intervención de los mentores planetarios. Entonces, mediante el dolor, muestran al género humano su nuevo modelo evolutivo, el medio para alcanzar su nuevo status; el status de un planeta en proceso de regeneración.

El hombre, en el fondo de su conciencia sabe que actúa bien, sabe que los modelos actuales, ya caducos, no le conducen a ningún lugar. Se siente incapaz de efectuar por sí mismo los cambios necesarios, de modificar sus actitudes y hábitos para enfocarlos hacia el bien común. Se siente lastrado en su andadura, carece de fuerzas para rebelarse ante el “establishment”, ante lo establecido, ante los sistemas corruptos, faltos de moral y visión general. Vive absorto en su propio mundo de ilusión, en un mundo de necesidades artificiales con las que llenar su vacío y del que no sabe escapar.

Todas las ramas del conocimiento humano llevan en una misma dirección, la era del espíritu. Surgen por doquier modelos nuevos de pensamiento, nuevas actitudes, nuevas formas de percibir la vida, los sentimientos, las creencias. Surgen por doquier personas predicando un diferente modelo de vida, una vuelta a la Naturaleza, una comprensión más humana de los fenómenos que le afectan.

El hombre se ve impelido a respetar al hombre, a los animales, a la naturaleza. Vemos florecer la preocupación por la ecología, por el medio ambiente, por la alimentación natural. El hombre se ve impelido a enfocar los problemas cotidianos de diferente manera, con diferente actitud. Ve florecer nuevas formas de tratamientos psicológicos, meditación, autoanálisis. El ser humano asiste sorprendido a nuevas corrientes sociales que le invitan a expandir su conciencia; que le invitan a conocer su origen, su fin, su trascendencia. Se siente invitado a transformarse, él y su conciencia, su yo interior; impelido a analizarse como un ente que debe construirse a sí mismo, a conocerse mejor cada día, a experimentar su entorno social, a compartir su tiempo y experiencias con el resto de la sociedad, a buscar un crecimiento común, a mejorar su entorno y la sociedad donde vive y se expresa.

El ser humano, ese ente evolutivo que transita hacia un nuevo modelo planetario, hacia el nuevo mundo de regeneración que le espera, debe ser consciente de que su actual andadura le conduce hacia “nowhere”, hacia ningún lugar. Y por ello ha de ser consciente de que debe modificar su interior, corregirse él mismo y también su entorno, alterar su sistema de valores hacia otro en el que predominen los valores del espíritu, los valores morales. Y que de no hacerlo, la historia que vivimos habrá de repetirse una y otra vez, y su virulencia será cada vez mayor.

El hombre debe reconciliarse consigo mismo, encontrar la paz interior. Y conseguido esto, ayudar al género humano. El hombre está bloqueado, paralizado, incapaz de modificarse a sí mismo y a su entorno; continúa reñido con su conciencia, continúa mirando hacia su ombligo, hacia sus propios intereses; se refugia en sí mismo, tras las redes sociales, incapaz de relacionarse, de participar de una vida en común.

El hombre actual ha convertido la economía, el dinero, el trabajo, en su ídolo de barro; se ha convertido en su propio esclavo. Ahora más que nunca necesita reflexionar, sacar a luz sus valores y trabajar en pos del bien común, reconstruir y encauzar el mundo en que vive. Necesita construir nuevos modelos basados en la libertad, la igualdad y la fraternidad. El resto, como bien sabéis, viene por añadidura.

Hagamos de este mensaje una alabanza al ser humano. Busquemos un destino común, avancemos unidos hacia el futuro, limpiemos el ambiente de pensamientos y sentimientos insalubres; ayudemos a la Naturaleza a renovarse, mimémosla, cuidémosla, permitámosle regenerarse. Permitámosle regenerar el entorno atmosférico y psíquico, lo que traerá la desaparición de pandemias como la actual. Lacras que nacen de la ambición, del ansia de poder y la falta de respeto hacia el género humano.

 Fermin Hernández   Amor, Paz y Caridad

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El porvenir y la nada.
Vivimos, pensamos, obramos, he aquí lo positivo: moriremos, esto no es menos cierto.
Pero dejando la Tierra, ¿a dónde vamos? ¿Qué es de nosotros? ¿Estaremos mejor o peor? ¿Seremos o no seremos? Ser o no ser: tal es la alternativa, es para siempre o para nunca jamás, es todo o nada, viviremos eternamente o todo se habrá concluido para siempre. Bien merece la pena pensar en ello.

Todo hombre siente el deseo de vivir, de gozar, de querer, de ser feliz. Decid a uno que sepa
que va a morir que vivirá todavía, que su hora no ha llegado, decidle sobre todo que será más feliz de lo que ha sido, y su corazón palpitará de alegría. ¿Pero por qué estas aspiraciones de dicha, si un soplo puede desvanecerlas?

¿Acaso existe algo más aflictivo que el pensamiento de la absoluta destrucción? Puros afectos, inteligencia, progreso, saber laboriosamente adquirido, todo esto sería perdido, aniquilado.
¿Qué necesidad habría de esforzarse en ser mejor, reprimirse para refrenar sus pasiones, fatigarse en adornar su inteligencia, si no debe uno recoger de todo fruto alguno, sobre todo con el pensamiento de que mañana quizá no nos sirva ya para nada? Si así sucediese, el destino del hombre sería cien veces peor que el del bruto, porque el bruto vive enteramente para el presente, para satisfacción de sus apetitos materiales, sin aspiración al porvenir. Una intuición íntima afirma que esto no es posible.
Si la lógica nos conduce a la individualidad del alma, nos trae también esta otra consecuencia: que la suerte de cada alma debe depender de sus cualidades personales, porque sería irracional admitir que el alma rezagada del salvaje y la del hombre perverso estuviesen al nivel de las del sabio y del hombre de bien. Según la justicia, las almas deben tener la responsabilidad de sus actos. Pero para que sean responsables, es menester que sean libres de escoger entre el bien y el mal. Sin el libre albedrío hay fatalidad, y con la fatalidad no cabe la responsabilidad.
Todas las religiones han debido, en su origen, estar en proporción o relación con el grado de adelanto moral e intelectual de los hombres. Éstos, todavía demasiado materiales para comprender el mérito de las cuestiones puramente espirituales, han hecho consistir la mayor parte de los deberes religiosos en el cumplimiento de formas exteriores. Durante cierto tiempo, esas formas bastaron a su razón. Más tarde, haciéndose la luz en su inteligencia, sienten el vacío que dejan las formas tras de sí, y si la religión no llena este vacío, la abandonan y se vuelven filósofos.
El hombre quiere saber de dónde viene y a dónde va. Si se le señala un fin que no corresponda ni a sus aspiraciones ni a la idea que se forma de Dios, ni a los datos positivos que le suministre la ciencia; si además se le imponen para alcanzarlo condiciones cuya utilidad no admite su razón, todo lo rechaza. El materialismo y el panteísmo le parecen aún más racionales, porque en ellos se discute y se raciocina. Es un raciocinio falso, es verdad, pero prefiere razonar en falso a dejar de razonar. Pero que se le presente un porvenir con condiciones lógicas, digno en todo de la grandeza, de la justicia y de la infinita bondad de Dios, y abandonará el materialismo y el panteísmo, cuyo vacío siente en su fuero interno, y que admitió únicamente por no saber nada mejor.

El Espiritismo da algo mejor, y por eso es acogido tan fervorosamente por todos aquellos a
quienes atormenta la punzante incertidumbre de la duda, y que no encuentran ni en las creencias ni en las filosofías vulgares lo que buscan. Tiene a su favor la lógica del raciocinio y la sanción de los hechos, y por esto se le ha combatido inútilmente.

14. El hombre tiene instintivamente la creencia en el porvenir. Pero no teniendo hasta hoy
ninguna base cierta para definirlo, su imaginación ha forjado sistemas que han traído la diversidad de creencias. No siendo la doctrina espiritista sobre el porvenir una obra de imaginación más o menos ingeniosamente expresada, y sí el resultado de la observación de hechos materiales que se desarrollan hoy a nuestra vista, reunirá, como lo hace ya actualmente, las opiniones divergentes o flotantes, y traerá poco a poco y por la fuerza natural de las cosas la unidad de creencias sobre este punto, creencia que no tendrá por base una hipótesis, sino una certeza. La unificación hecha en lo relativo a la suerte de las almas será el primer punto de contacto entre los diferentes cultos, un paso inmenso hacia la tolerancia religiosa primero, y más tarde hacia la fusión.

ALLAN KARDEC.
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Espíritus y Almas

Cuando hablamos de Espíritu nos referimos a la parte Divina del Alma humana con su cuerpo espiritual, pero  sin su cuerpo físico,  por lo que para diferenciar, diremos que un espíritu es siempre un Ente desencarnado, pero cuando hablamos del Alma nos estaremos  refiriendo  al mismo Ente espiritual,  pero encarnado, o sea, unido al cuerpo físico, lo que constituye un Ser Humano y por eso se le designa  también como espíritu encarnado.

Se podría decir que ambos términos se refieren a la misma cuestión, la chispa Divina, creada a través del desarrollo psíquico evolutivo a partir de  la Fuente de todo origen, que llamamos Dios y que constituye una energía etérea y sutil, ligada y concretada en un cuerpo de energía menos sutil o semi-material que llamamos Perispíritu a modo de envoltorio, que lo delimita  y es semejante al cuerpo físico que tiene en cada vida física como Ser  humano, o como el que tuvo en su última encarnación, y que se fue  formando durante las primeras etapas evolutivas junto al espíritu, constituyendo ambos una Unidad indisoluble. 

Esta Unidad que genéricamente llamamos Espíritu existe en planos o dimensiones espirituales “más allá de la materia,” y es la misma entidad que llamamos Alma cuando ese mismo Ser o Espíritu, está encarnado o unido en la materia de un cuerpo físico como Ser humano. El Periespíritu es también conocido por las religiones como " Cuerpo Espiritual" y por las corrientes esotéricas como "Cuerpo Astral".

El Periespíritu a su vez, se mantiene unido al cuerpo carnal mediante un cuerpo o campo de energía física o vital que obtiene del medio físico  durante el proceso embrionario y une célula a célula al cuerpo carnal con el Periespíritu.

El cuerpo físico viene a ser como una copia del Perispíritu. Así se entiende que muchas veces, hay enfermedades o defectos físicos, que se deben tratar antes en el Alma ( Periespíritu), en donde están grabadas antes  que en el cuerpo físico en donde solo se manifiestan  exteriormente  como un reflejo de la dolencia  impresa en el cuerpo espiritual. Esas enfermedades son conocidas como psicosomáticas porque dañan al periespíritu (alma o Psique) y se exteriorizan en el cuerpo físico (Soma).

En resumen, los Espíritus somos todos los seres (encarnados o desencarnados) capaces de pensar, sentir, amar, crear arte y deleitarnos y elevarnos ante la belleza y emoción indefinibles que el arte y el sentido de lo bello y sublime puede despertar en nuestro interior.

No  podemos decir que los seres humanos tenemos alma o cuerpo,-porque es inexacto-, sino que somos Almas que tenemos temporalmente un cuerpo físico.

La única diferencia sustancial entre los Espíritus y los Seres humanos, es que nosotros los humanos, tenemos una última envoltura que es nuestro cuerpo carnal, y ellos no la tienen porque la perdieron y quedó en la tumba  junto a la personalidad humana efímera que representaron en su vida.

Como el Espíritu es energía, de modo natural posee el don de la ubicuidad, porque pueden irradiar sus influencias o efluvios y es capaz de materializarse en diversos grados y de dejarse ver en varias partes diferentes o lejanas a la vez. Hay en la historia de los fenómenos y de las apariciones espirituales, muchos testimonios de estos llamados “fenómenos de apariciones”. Para la Iglesia Católica, reconociendo esta la realidad de los mismos, pero sin haber profundizado más allá, estos fenómenos  son “milagros” y quienes los protagonizan son Santos o demonios, según convenga.


-Jose Luis Martín-

Por las inducciones fundadas en los fenómenos que he observado, llegué a estas conclusiones:

1.- Existen seres inteligentes de diversas categorías que están fuera de la naturaleza humana.

2.- Aunque generalmente intangibles e invisibles para nosotros, estos seres pueden obrar sobre la materia e influir sobre nuestra alma.

Estoy seguro de que para el establecimiento de estas proposiciones he seguido un método estrictamente científico”

-Alfred Rusell Wallace-

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¡¡ CON UN POQUITO RETRASO !!, PERO DESEO QUE HAYAIS PASADO UNA....

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