sábado, 23 de enero de 2021

Nunca dejes de soñar

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El mayor enemigo del Espiritismo

2.- Vida y valores. El tiempo libre que nos falta

3.- Tiempos de agonía

4.- Nunca dejes de soñar

5.- La doctrina del Espiritismo




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 EL MAYOR ENEMIGO DEL ESPIRITISMO

                                      


Idea regeneradora y  progresiva, el Espiritismo no podía menos que encontrar, y ha encontrado muchos y poderosos adversarios que han procurado y procuran, aunque en vano, contenerlo en su rápida y general propagación. Esto no es nuevo en la historia de los conocimientos humanos, pues en todas las épocas al espíritu de progreso, representado casi siempre por las nuevas ideas, se ha opuesto siempre el espíritu de la inercia, representado por los rastreros instintos que aún hallan cabida en la conciencia humana.

El orgullo, encarnado, por así decirlo, en las corporaciones sabias, a las que respetamos nosotros en sumo grado, aunque les neguemos con mucha razón el don de la infalibilidad científica que solo en Dios reconocemos; el egoísmo, representado por otras corporaciones que hasta ahora han tenido a su cargo exclusivo la dirección de laa conciencia humana, corporaciones a las que no atribuimos mala fe, pero sí obcecación y al menos desconocimiento de las verdaderas leyes providenciales y alejamiento de los verdaderos conceptos de Cristo, para arrancar a la humanidad del degradante y embrutecedor dominio de los intereses materiales; el sensualismo, agarrado a no pocas personas, que solo cuidan su cuerpo en detrimento del Espíritu, y para las que todo progreso de moralidad supone una cortapisa a sus bestiales medios de placer, o cuando menos una enérgica censura contra los mismos; el fanatismo de muchos que, incrustados en las formas externas y persuadidos de que solo ellas tienen mérito a los ojos de Dios, miran siempre con horror todo lo que sea espiritualización de las creencias, porque en su ignorancia creen que espiritualizándose degeneran y pierden vigor y energía, y por último la censurable ligereza de esa mayoría de nuestros semejantes, que encuentran aun en los asuntos más graves, motivo de diversión y de burla, ridiculizando y destruyendo todo con el arma terrible del sarcasmo, son enemigos muy poderosos, que aisladamente o en conjunto, han luchado por detener al Espiritismo en su imparable marcha.

¿Y lo han logrado? No, Porque la doctrina espírita, arraigada en el sentimiento y protegida por la razón, basada en la experimentación y fortalecida por la severa moral que de ella se desprende, no puede caer a los golpes de esos arietes temibles pero impotentes ante la soberana verdad y justicia. ¿Podía ser detenido el Espiritismo en su triunfante progreso?. Tampoco, porque respondiendo a una necesidad sentida por toda la humanidad, y elocuentemente expuesta por los grandes pensadores de nuestro siglo, el Espiritismo es una verdadera ley de la Providencia, que así nos abre un más ancho y luminoso sendero para que a Su reino nos encaminemos con mayor decisión; responde a las necesidades de sus hijos; cumple las profecías actuales, que no se apartan de la Ley y preparan una renovación de la faz de la Tierra. Y, he aquí, a pesar de todo y de todos, que la creencia espirita ha hecho más adeptos que cualquier otra en el mismo espacio de tiempo.

Pero los espíritas sabemos y no debemos de olvidarlo, que no solo en el mundo de los encarnados viven los defensores y los adversarios del Espiritismo y de todas las doctrinas, sino que también en el espacio, o sea, entre los desencarnados y errantes. El hombre al morir continúa con sus creencias y virtudes, sus vicios y preocupaciones. El error de creer que la muerte causa la suprema ciencia y la virtud suprema, o la dicha eterna o el eterno sufrimiento, ha sido victoriosamente por las evocaciones espiritistas, que han evidenciado la continuación en la erraticidad, de la misma vida espiritual que en la encarnación. El sabio sigue siéndolo y aspirando a serlo más aún; el ignorante permanece igual y pensando alguna vez en su ignorancia que le perjudica y rebaja; el hombre de rancias preocupaciones en ellas persevera, como lo puede hacer en sus esfuerzos por detener el progreso. De los enemigos terrenales del Espiritismo, son pocos los que reconocen su error al ingresar en el mundo de los Espíritus. La mayoría sigue odiándolo, persiguiéndolo, procurando detenerlo, y para ello utilizan las ventajas que les aporta su desmaterialización. Como se ve, dada la existencia de la vida espiritual y su influencia en el mundo material, el mayor enemigo del Espiritismo está representado por aquellos grupos de espíritus que habiendo sido sus contrarios en la Tierra, u odiándolo por otros conceptos, permanecen en su odio y continúan haciéndole oposición. Decimos que son su mayor enemigo porque las armas de que disponen son más seguras y penetran más a fondo que cualquier otra, en el corazón humano, pudiendo, por añadidura, alcanzar a un mayor número de personas al mismo tiempo.

¿Cuáles son estas armas?. La discordia entre los círculos de estudio serio y detenido del Espiritismo, se dedican   a engendrar odios y rivalidades que les apartan del verdadero camino, cual es la mutua caridad y protección, y la humildad evangélica. Desgraciadamente, se observan síntomas de esas malas disposiciones en algunos círculos que se conocen. Ni aun los más concienzudos se han encontrado exentos de esa perniciosa levadura, y de nosotros -que somos los últimos- podemos decir que nos hemos visto acometidos por esos terribles enemigos de nuestras queridas creencias. Que cada cual medite las comunicaciones obtenidas y verá que no somos nosotros los únicos que hemos sido atacados. Nosotros hemos hecho lo posible por vencer, y creemos haberlo logrado gracias a los saludables consejos de nuestros hermanos encarnados y a la sabia protección de nuestros Guías espirituales. Lo que hemos hecho para triunfar, helo aquí, por si alguien que se encuentre en iguales condiciones, quiere seguir nuestra  conducta que me parece que ha sido fructífera.

Ante todo, es preciso desconfiar de todas las comunicaciones, sometiéndolas al más riguroso examen, Preferible es desechar una verdad a propagar un error. La verdad, si realmente lo es, será dicha en otros círculos y a otros médiums, de modo que si es desatendida en una localidad, será aceptada en otra. El Espiritismo abunda en ejemplos de esta clase.

En segundo lugar, debe cerrarse incondicionalmente el oído a todo lo que implique exclusivismo y desunión. El Espiritismo es esencialmente caritativo y armonizador, y por consiguiente, lo que en las comunicaciones implique falta de caridad y de armonía, procede de un Espíritu con malas intenciones.

Estas dos reglas, bastan por sí solas para salvar a los grupos espíritas de la desunión a que se les quiera inducir, pero como la misión del Espiritismo no se reduce solamente a perfeccionar a los encarnados, sino que también al perfeccionamiento de los errantes, es preciso evocar a los que tratan de inducirnos al error, aconsejarles, patentizarles de lo perjudicial que para ellos mismos les es su conducta, y lo inútil de sus intentos que siempre se estrellan contra la Voluntad de Dios. Salvar de la obcecación a un Espíritu que pretende obsesarnos, es beneficio para nosotros, para él y para toda la humanidad. De estos sublimes efectos de la solidaridad universal está llena la práctica de la Doctrina espírita y es una gran lástima el privarse del placer que ocasionan semejantes y meritorias acciones.

En resumen, nuestro mayor enemigo son los Espíritus errantes que perseveran en su animadversión sobre el Espiritismo y el modo de triunfar de ellos es el estudio de sus comunicaciones, la humildad y la caridad. Todo lo que en las comunicaciones halague nuestro amor propio debe rechazarse; todo lo que implique odio debe desatenderse.

(Tomado de la Rev. nº 32 Fraternidad Cristiana Espírita)

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Vida y valores (El tiempo libre que nos falta)

Hay una ley de la naturaleza que nos ajusta perfectamente en la relación con el trabajo. Esa ley se llama Ley del Reposo. Existe. Existe una ley del Reposo. Ley Divina. Una vez que Dios nos dio un cuerpo físico, capaz de sufrir con el pasar del tiempo, capaz de agotarse con nuestras actividades más densas, más rusticas, o con el pasar del tiempo, Él nos dotó de recursos de recomposición de ese cuerpo. Pero, para que esos recursos de recomposición se establezcan y den frutos, será necesario que colaboremos para eso.

La Ley del Reposo, que encontramos en un libro muy interesante, que es El libro de los Espíritus, de Allan Kardec, ese trabajo que Dios desea que realicemos, tiene como respaldo ese descanso que Él espera que tengamos. Todas las veces que trabajamos excesivamente o que trabajamos mucho, durante algún tiempo, el organismo va resintiéndose. El desgaste nos va llevando a un estado de cansancio, a veces de irritabilidad, que hace que se llama internacionalmente de estrés.

Toda aquella actividad hecha y que nos causa una cierta distensión de comportamiento, una cosa que nos exige mucho emocionalmente o psicológicamente, causa un estrés. Y, hoy en día, todo el mundo tiene estrés. Llámanos de estrés a todo. Las personas son nerviosas, irritadas, nos decimos: Que sujeto más estresado. Pasamos a admitir que ese término haya caído en el lugar común y que todo el mundo lo usa. Y, en nuestro trabajo, excesivo, cansado, quedamos estresados. Es necesario entonces, que busquemos una forma, una manera de disfrazar ese estado de distensión, ese estado estresante. ¿Exactamente por qué? Porque Dios no pretende que trabajemos hasta quedar exhaustos.

En El libro de los Espíritus, llegamos a aprender que debemos trabajar hasta el límite de las fuerzas. Y cada criatura tiene su límite de fuerzas. Importante es no dejarnos arrastrar por esa situación que se torna después inviable retroceder, porque el cuerpo enferma. Cuando exigimos demasiado de nuestro organismo, de nuestro cerebro, de nuestro sistema nervioso, la tendencia es que ese organismo sufra, enferme, se desgaste. Entonces, vamos a pensar en lo que podremos hacer para producir ese descanso. Vamos a pensar en aquello que convencionalmente llámanos ocio. ¿Al final de cuentas, que es el ocio? Para mucha gente, el tiempo libre es no hacer nada, el tiempo libre es parar totalmente, el tiempo libre es un descanso sin límites. ¿Será que es esta misma la propuesta del ocio para nuestras vidas en la tierra? ¿Será que, para atender esa Ley Divina de descanso, tendremos que parar definitivamente? ¿Tendremos que interrumpir definitivamente nuestra actividad, o podremos cambiar de acción? Aprendemos que en el Mundo Superior, donde vibra la Espiritualidad Superior, donde están nuestros Ángeles Guardianes, su forma de descansar es mudando de actividad. Mudar de actividad será trabajar en el bien.

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¿Y que es trabajar en el bien? Aprendemos que toda ocupación útil de la criatura es un trabajo. Si estoy pensando en el bien, si estoy haciendo oración, si estoy cocinando, lavando la ropa, si estoy caminando por un jardín y respirando a fondo, si es una cosa positiva que mira a lo positivo, es un trabajo en el bien, es un trabajo. De ese modo, el ocio podrá ser un trabajo. Pero un trabajo que no nos exija que no nos extenúe. ¿Cuánta gente le gusta desarrollar su ocio leyendo? ¿Existe cosa más agradable que una lectura superior, que una lectura agradable? ¿Una lectura que nos traiga algo gracioso, cultura, información? Una lectura que nos haga mantener contacto con pensamientos superiores, es ocio. Hay personas que pasan un fin de semana leyendo. Hay personas que pasan un fin de semana cuidando del jardín. Ya trabajaron en su empresa, en su oficina la semana entera pero, en los fines de semana, van hacer su tiempo libre, en otro tipo de trabajo.

Hay individuos que les gusta arreglar cosas en casa, por hobby. Ellos les gusta de moverse en las instalaciones, les gusta de cuidar de las paredes, de las pinturas. Es un hobby, es un ocio. Todo lo que nos relaja la mente del trabajo renitente, continuado, para salir de la rutina, es ocio. Encontramos otras personas que van a pasar el fin de semana, por ejemplo, las fiestas, los festivos, en las playas, en las casas de campo, en las montañas y, cuando vuelven, vemos en las calles cosas absurdas, en las carreteras, porque las personas cortan por la costumbre irritadas, tensas, densas. Vemos otros que insultan, que agreden, que dicen vituperios, que hacen malas señales a los conductores, o a los motoristas que están pasando por su lado. ¿Al final de cuentas, esas personas consiguen hacer su ocio o no? ¿Ese individuo descansó o no? ¿Cómo podremos descansar y volver peor de lo que somos?

Vale pensar en el ocio de que tenemos necesidad. No tenemos que salir, por salir, para irritarnos en las carreteras, para irritarnos en el tránsito. Necesitamos salir para relajar la mente, o necesitamos quedarnos para relajar la mente. Hay señoras que aprovechan y, para relajar la mente, van a ordenar cajones, tirar papeles, mover las ropas, pasar ropas. Hay todo tipo de ocio. Hay unos que van a escuchar música, otros que van a tocar música. Nuestro tiempo libre son de lo más variado. Importante es que haya lucidez en nuestro tiempo libre. Porque, quedarse parado sin hacer nada, eso huele a pereza, y estaremos jugando nuestro tiempo mal, desperdiciando nuestro tiempo.

Cabe a usted, cabe a nosotros, a todos nosotros, buscar ese tipo de ocio que nos construya, que nos ilumine, que nos exalte. Golpear una pelota en el fin de semana, jugar al pimpón, ir para la cancha de tenis, de vóley, no importa. Importante es que de esa actividad, salgamos en mejor estado. Si vamos al fútbol, en nuestro tiempo libre, nuestro juego no podrá ser una cosa estresante. No podremos jugar con otro equipo, queriendo ganar solamente y si el otro equipo gana, partimos para la discusión, porque eso no habrá sido un ocio. Eso habrá sido un incómodo, una agitación, una excitación. Todo deporte debe ser una cosa agradable.

El otro equipo no es un enemigo nuestro, es un adversario en el juego. Adversario no quiere decir enemigo. Adversario es quien está en el campo opuesto, enemigo es quien se enfrenta a otro. Nuestro tiempo libre, en los deportes debe ser una cosa agradable. Cuando ganamos o cuando perdemos, nos abrazamos, porque lo agradable del deporte es practicar el deporte. Cuando somos profesionales y con aquello ganamos dinero, tenemos una posición social dentro del club, encontramos mayores posibilidades de estrés. Las personas están disputando dinero, posición social, cargos, pero no es nuestro caso. El tiempo libre que necesitamos es ese descanso propuesto por la Ley de Dios. Descansar cambiando de actividad, no parar definitivamente, no pasarnos doce horas durmiendo, para que el cuerpo se levante flojo, más cansado aún, e irritadísimos. Vamos a cambiar de actividad, hacer una cosa bien. Oír música, cantar canciones, leer, caminar, pasear con las personar amadas, con la persona querida, dando sentido a nuestro descanso.

Raúl Teixeira.

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             Tiempos de Agonía

 (J. Herculano Pires).



El desenvolvimiento de la humanidad está dividido en etapas de agonía y de muerte, seguidas de fases más estables de resurrección y de reconstrucción. Las fuerzas que determinan esa espantosa sucesión se hallan en la misma criatura humana. Sería inútil que buscáramos una explicación teológica fundada en las supuestas iras de Dios o de la justicia divina, como igualmente sería inútil procurar encuadrarla en las brillantes teorías relativas a la influencia de los ritmos telúricos. 


La misma doctrina aristotélica de la generación y corrupción no podría darnos los elementos concretos del fenómeno. Según Toynbee, las civilizaciones se desarrollan en las líneas conceptuales de una religión fundamental y entran en agonía cuando se desvanece su poder vital. La relación sociedad-religión parece perfectamente válida, pero no nos ofrece el secreto de esa extraña mecánica de la agonía.
Los procesos socio-culturales de cada civilización tienen su fuente de origen en el hombre, pues la sociedad se presenta objetivamente como un conglomerado humano. Por tanto, es evidente que el ritmo agónico debe estar ligado a las entrañas y al psiquismo del hombre. Como ahora estamos viviendo, precisamente, en una de las curvas agudas de ese ritmo -tal vez la más aguda por la que ha pasado la humanidad-, el momento es propicio para examinar el fenómeno en vivo, palpando con los dedos sus elementos determinantes. La agonía actual de las religiones es generalmente considerada como una resultante de la situación crítica de la sociedad en su acelerado desarrollo tecnológico.

El mundo de lo superfluo, en contradicción con el mundo de escasez, que conforma la estructura social en que vivimos, llevaría a la civilización actual a un callejón sin salida. Las religiones agonizan porque el hedonismo social y la correspondiente pedantería cultural vaciaron igualmente las arcas metálicas de los ricos, los baúles de creencias y credulidades de los pobres, las ansias de éxito de la clase media de la sociedad, las fuentes de riqueza del planeta, como así también el conjunto de sueños sobre la Luna y las esperanzas de un cielo convertido en fríos desiertos siderales en los que giran mundos áridos y despoblados.
Inviértese la tesis de Toynbee. Las religiones serían generadas y mantenidas por las civilizaciones, como la miel por las comunidades de las abejas. Dios, hijo del hombre, está muerto, según manifiestan los teólogos más avanzados. Y mientras los religiosos vuelven a matarse recíprocamente en nombre del Dios muerto, las grandes potencias de la civilización preparan, sin otra perspectiva, los funerales atómicos de la Tierra. La opresión estatal ahoga al hombre en las áreas capitalistas y socialistas. El Leviatán, de Hobbes, amenaza al mar, a la tierra y al cielo; ¿Cómo descifrar el enigma de estos tiempos apocalípticos cuando el propio acto de pensar parece estar sujeto a controles telepáticos? Los defensores de la libertad se convierten en terroristas y secuestradores o en líricos distribuidores de flores mustias perfumadas con las palabras muertas de amor y paz. La inocencia de los niños se pierde en la vorágine de la criminalidad infantil, y los ancianos quebrantados y de ojos vacíos no encuentran más en los templos los estímulos de la fe que los alentó en la infancia, en la adolescencia, en la juventud y en la madurez. Los padres sin sotanas y las monjas sin hábitos, los monjes sin escapularios y los santos casados ya no pueden consolar a los creyentes.

¿SABÍAS QUE? (dice la imagen)
Guerra nuclear en la antigüedad.
El mahábharata, un libro antiguo, relata que existió en la antigüedad una guerra nuclear, describiendo en detalle donde  fue y como se llevo a cabo. Investigaciones actuales están confirmando esta información, donde pueden verse las consecuencias de explosiones nucleares hace mas de 12.000 años en el desierto thar,, harappa y mohenjo-daro (India y Pakistán) 

Las estructuras sociales son coercitivas. Desde el clan a la tribu y a la horda, y de ésta a la civilización, la ley del aglomerado humano es una sola, más se desarrolla a un ritmo de presión creciente. La coerción aumenta en razón directa de la estructuración. Desde la cabaña del paje hasta la sacristía, la religión sigue ese mismo ritmo. La masificación del hombre en la sociedad moderna hizo el camino de retorno sobre las conquistas del individualismo ateniense. Esparta suprimió a Atenas.

( Tomado de Sublime espírita)

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NUNCA DEJES DE SOÑAR


Al llegar a este mundo, traemos los ojos llenos de simplicidad y de una alegría ingenua, contagiante…

En esa época de la infancia, despreocupada y ligera, ¡cuantos sueños cargamos! La imaginación corre libre. No hay límites para la mente fértil. Todo es posible.

Pero crecemos. Y la vida se va encargando de borrar un poco del brillo de nuestros ojos.

Escuchamos tantas veces la palabra “no” que, a poquito, nos revestimos de una cautela exagerada. Pasamos a tener miedo de osar, ir más allá, de transponer hasta mismo pequeñitos límites.

Despacito, muy lentamente, pasamos a poner cada vez más frenos en el alma, a ejercer autocensura, a matar la imaginación.

Antes de soñar, reprendemos a nosotros mismos: “¡Ah, eso no es posible!” O “Eso no terminará bien.” Y no nos permitimos imaginar algo nuevo y osado.

Pero, pensemos, ¿vale la pena vivir de manera tan metódica? ¿Con cada paso contado? ¿Con los sueños reprimidos?

La respuesta es no. No vale la pena sofocar los sueños, que pueden ser el puente para una vida más feliz y plena.
Un soñador es alguien que no se acomoda. Está siempre buscando algo de bueno, de nuevo, de diferente. Es un idealista, un luchador.

Observe que no estamos hablando de personas rebeldes, de aquellas que desean nada más que romper las reglas como manera de provocación.

Hablamos de personas que aspiran a vivir en un mundo más justo, bendito por gestos de fraternidad y lleno de ética, alegría y paz.

Te acuerdas cuando John Lennon cantó que era un soñador, ¿pero que no era el único?

En la canción “Imagine”, él imaginaba un planeta libre de prejuicios religiosos, sin que las fronteras de los países impidiesen a los hombres de ser hermanos.

Bueno. Lo que Lennon quería era que más soñadores se uniesen a él, para que el Mundo fuera uno, mucho más unido, más solidario y amoroso.

¿Vamos aceptar a esa invitación?

Sí, porque aceptar a esa llamada de hermandad es también aceptar el mensaje de grandes líderes religiosos, de filósofos, de hombres de bien.

Recordemos que la Humanidad camina porque hay quien sueñe. inventores, científicos, sacerdotes, pensadores en general son grandes soñadores.

Gandhi soñó que la independencia de la India sería conquistada sin violencia. Y consiguió doblar el poderoso imperio británico, sin poner las manos en armas. Nada más que gestos de amor, con seriedad y con unas ganas férreas.

Son hombres como ese los verdaderos soñadores. No esperan sentados. No se dejan abatir. No permiten que el pesimismo ajeno los contamine.

Los Soñadores mueven el Mundo, a partir de ideales que ellos transforman en realidad. Los suyos son sueños de bien-estar, de fraternidad, de gestos amorosos.

Permítete, tú también soñar con cosas bellas, buscar cambios positivos. Toca las estrellas con la punta de los dedos. Sueña.


Sueña, sí. Todos los días, todas las horas. E intenta hacer que tus sueños se materialicen, para cambiar el Mundo para mejor.

Redacción del Momento Espírita

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   ¿El Espíritu   duerme  cuando duerme la persona?

    Como bien sabemos, el cuerpo necesita reposo, pero no así el espíritu  con su ímpetu de actividad constante. Cuando dormimos podemos afirmar que  nos desprendemos parcialmente del cuerpo y transitamos por el Más Allá

 Normalmente el Espíritu con su Periespíritu,  se separa  y se libera parcialmente del cuerpo físico. al que permanece unido por un lazo flúidico de energía periespiritual,  mientras que este permanece en un estado de sueño profundo,  y  entonces  queda libre para visitar  el mundo espiritual. De modo semejante, durante el estado de coma,  hay una separación parcial, no total, entre el cuerpo y el espíritu.

  Durante su “visita” por el mundo espiritual, transmite  a menudo  las  impresiones de sus vivencias astrales  al cerebro, mientras que este reordena  y clasifica las informaciones almacenadas durante la vigilia; de este modo experimentamos  esas ensoñaciones  a veces tan abstractas o absurdas que apenas solemos  recordar  en el  momento de despertar, y que después inmediatamente  olvidamos.

  Hay que señalar que los sueños, o mejor dicho, las ensoñaciones, no son siempre recuerdos de nuestras actividades en el plano espiritual a donde accede el Espíritu. Así  se pueden diferenciar tres clases de   sueños: el Fisiológico, el Psicológico y el Espiritual. 

   En el sueño fisiológico el cuerpo transmite sensaciones al cerebro y es vivido a veces de modo dramático: por ejemplo, quien tiene frío  mientras duerme y aún encima se destapa, posiblemente sueña con un frio ambiente de hielo o nieve, mientras se siente tiritar de frío; o el caso de personas con incontinencia urinaria, que se enteran de que su sueño no solo era un sueño, cuando despiertan con la cama mojada.

  El sueño psicológico expresa  nuestros estados más íntimos. Así por ejemplo, algo que alguna vez nos preocupó, y después se repite dramáticamente durante el sueño.

   Ambos tipos de sueños suelen ser fugaces y mal esbozados, por eso resultan a veces tan absurdos.

  Los sueños repetitivos o recurrentes, son los que se viven y reviven repetidamente tras atravesar la persona por situaciones dramáticas o traumatizantes que quedan grabadas y escondidas en el subconsciente, y durante el estado onírico afloran una y otra vez a la mente, no teniendo ninguna significación mágica o especial de ninguna  clase. Esta clase de sueños suelen aparecer como un recuerdo de lo vivido o impresionado mas o menos abstracto en una existencia anterior, por algún motivo importante para su situación espiritual presente. También pueden repetirse como una insistente transmisión de algún Ser que desde el plano espiritual desea o necesita comunicarnos algo, aprovechando esos momentos de la emancipación del alma que sucede durante el sueño.

 El  sueño  espiritual  se  traduce  en  vagos  recuerdos  de  las   actividades  en  otro plano de existencia en   que junto a otros Seres desencarnados,  se  involucran  durante el sueño fisiológico los Espíritus encarnados.

   A   estas  actividades del  alma   durante  el  sueño del cuerpo,   Allan  Kardec   las  llamó   “emancipación  del  alma”.   Los   sueños  espirituales son  los más  nítidos y  claros,    aunque  a   veces   muy   extraños,   y   curiosamente   se  recuerdan  en  imágenes  y    escenas  con  colorido,  sin embargo  los otros  sueños se viven y  recuerdan  como  en    una   película en blanco y negro.

    La transmisión desde el Plano Espiritual  que realiza el Espíritu hacia su  cerebro físico, se  efectúa a través del lazo de energía  anteriormente señalado, de aspecto luminoso plateado, llamado  “Cordón de Plata”. Este lazo energético  une al  Ser espiritual  con su   Cuerpo físico mediante el campo de energía vital del mismo y le permite emanciparse durante el sueño profundo  o durante los estados de coma, transmitiéndole vivencias  a través de dicho lazo. Este  cordón o lazo de energía astral, le capacita también  para poder reincorporarse y regresar inmediatamente  a su cuerpo físico   al despertar del sueño.

 Cuando este lazo de energía,  el “Cordón de Plata”  se rompe o se corta definitivamente, sobreviene la muerte irreversible y definitiva del cuerpo físico, con la liberación del Ser, porque ese lazo energético, una vez cortado o interrumpido, ya no se puede recomponer.

 El aspecto de este cordón luminoso  plateado ha sido así descrito por algunos mediums y videntes psíquicos; además curiosamente en el libro del Eclesiastés de la Biblia, aparece este concepto que también es descrito precisamente con este nombre, lo cual nos lleva a considerar que la videncia  psíquica o  espiritual  ya se conocía en la antigüedad

- Jose Luis Martín-


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La doctrina del Espiritismo


86. ¿Cómo se nombra el conjunto de las enseñanzas que acabamos de exponer?
− El conjunto de estas enseñanzas se nombra Espiritismo, o espiritualismo experimental.
87. ¿Qué significa la palabra Espiritismo?
− Significa ciencia del espíritu, porque son los espíritus mismos quienes nos las revelaron.
88. ¿Por qué espiritualismo experimental? 
− Porque esta doctrina se basa en hechos positivos, controlados por la experimentación científica.
89. ¿El Espiritismo es una ciencia o una creencia? 
− El Espiritismo es a la vez una ciencia positiva, una filosófica, una doctrina social; es también una creencia, pero basada en la ciencia experimental.
90. ¿Es una ciencia, una filosofía, una doctrina, una creencia nuevas? 
− De ninguna manera; es la ciencia íntegra, la filosofía humana, la doctrina universal. Es vieja y nueva, como la Verdad, que es eterna.
91. Pruebe que el Espiritismo es una ciencia. 
− El Espiritismo es una ciencia porque reposa en principios positivos de los que se puede sacar deducciones científicas indiscutibles. Además, es la misma razón de la ciencia, porque la ciencia que no alumbra al hombre sobre su naturaleza íntima y sobre su destino es sólo una ciencia incompleta y estéril, como el positivismo. Entonces, el Espiritismo es la ciencia completa del hombre; le señala su verdadera naturaleza, su principio fundamental, su destino final, y por consiguiente se esfuerza, dándole toda luz a la vida, por hacerle más feliz y mejor.
92. ¿Cuáles son las pruebas científicas actuales del Espiritismo? 
− Las pruebas actuales del Espiritismo son los descubrimientos recientes de la radioactividad de todos los cuerpos y de todos los seres, la hipnosis, el magnetismo, los fenómenos múltiples de la telepatía, del desdoblamiento, los fantasmas de los vivos y de los difuntos, en una palabra todo el conjunto de los fenómenos de orden psíquico. Los descubrimientos futuros, de los que éstos son sólo el prefacio, darán al Espiritismo experimental una consagración definitiva.
93. Ya que el Espiritismo es una ciencia positiva, ¿por qué encuentra tanta contradicción, tanta hostilidad entre los sabios? 
− El Espiritismo es combatido, en general, sólo por los sabios oficiales, precisamente porque es una revolución en la ciencia oficial. La inmensa mayoría de los sabios libres e independientes son, por contra, favorables al Espiritismo y cada día vienen a incrementar nuestras filas. El Espiritismo experimental ha sido reconocido de utilidad pública; numerosos institutos psíquicos se crearon en los grandes centros intelectuales de Europa y del Nuevo Mundo. La ciencia, liberada de los métodos caducos y las rutinas seculares, en un futuro próximo, será totalmente espiritualista.
94. ¿Cómo el Espiritismo, que es una ciencia, es al mismo tiempo una filosofía y una moral? 
− Porque el Espiritismo es una ciencia eminentemente práctica, que enseña a los hombres las dos grandes virtudes en las cuales reposa toda la moral humana: la justicia y la solidaridad, es decir el progreso en el orden y el amor.
95. ¿Acaso el cristianismo no explica esta moral? 
− Si, es la moral universal escrita desde todos los tiempos en la conciencia humana. Jesús la enseñó al mundo hace veinte siglos, pero los sacerdocios y las teologías la desnaturalizaron y fue alterada por adiciones interesadas o interpretaciones sutiles. El Espiritismo le restituye su primera pureza, lo apoya con pruebas sensibles y la presenta al género humano con toda la amplitud que conviene para su evolución actual y sus progresos futuros.
96. Sin embargo, toda moral pide una sanción, es decir, una recompensa por el bien, un castigo para el mal. 
− La recompensa del bien consumado, es el bien mismo, como el castigo del mal empleado es la conciencia de haberlo hecho con premeditación, de donde el remordimiento. El espíritu humano mismo es su propio remunerador o su justiciero. Dios no castiga ni recompensa ni a nadie. Una ley inmutable, una justicia inmanente dirigen tanto el orden del universo como las acciones de los hombres. Todo acto consumado trae sus consecuencias. Dios deja al tiempo el cuidado de traerlas.
97. ¿Entonces no hay cielo ni infierno? 
− El cielo o el infierno están en la conciencia de cada uno de nosotros; toda alma lleva en sí y consigo su alegría o su pena, su gloria o su miseria, siguiendo sus méritos o sus deméritos.
98. ¿Entonces, por qué hacer el bien y evitar el mal, si no se es recompensado por lo uno con el cielo, ni castigado por lo otro con el infierno? 
− Hay que hacer el bien y evitar el dolor, no con en el fin egoísta de una recompensa ni por el temor servil a un castigo, sino únicamente porque es la ley de nuestro destino y la condición necesaria para nuestro adelanto. El progreso de los seres es el resultado de su esfuerzo individual, así se desvanecen el dogma injurioso de la gracia y la teoría fatalista de la predestinación.
99. ¿Cómo formula usted la ley del destino? 
− Cada uno de nuestros actos, bueno o malo, dijimos, recae sobre nosotros. La vida presente, feliz o desgraciada, es la resultante de nuestras obras pasadas y la preparación de nuestras vidas futuras. Cosechamos, matemáticamente, a través de los siglos, lo que sembramos. La memoria de nuestras vidas anteriores se borra en el momento de la vuelta del alma a la carne; pero el pasado subsiste en las profundidades del ser. Esta memoria se reencuentra a la muerte y hasta durante la vida, cuando el alma se libra del cuerpo material, en diferentes estados del sueño. Entonces, el encadenamiento de nuestras vidas y, como consecuencia, el de las causas y los efectos que las rigen, se reconstituyen. La realización en ella de una ley soberana de justicia se vuelve evidente para nosotros.
100. Acabamos de ver que el Espiritismo es una ciencia positiva y una filosofía moral. ¿Cómo es además una doctrina social?
− Porque el Espiritismo bien comprendido y bien practicado vuelve al individuo mejor, y es únicamente por el mejoramiento del individuo que se puede obtener el de la sociedad.
101. ¿Cómo el Espiritismo vuelve mejor al individuo? 
− Consagrándosele la verdadera noción de la vida y por lo tanto la de su destino; es decir haciendo la educación moral del hombre individual y del hombre social.
102. ¿Pero la sociología y el socialismo modernos no hacen la misma cosa? 
− Desgraciadamente hacen lo contrario. El socialismo actual ve en la existencia presente sólo lo que llama "la concurrencia vital", es decir lucha por la vida. Esta teoría es peligrosa porque consagra el materialismo, excita los apetitos, desencadena las codicias, legitima todos los atentados y trae la anarquía. No se refiere más que al bienestar material, es decir la vida del cuerpo, y no tiene nada en cuenta del destino inmortal del espíritu.
103. ¿Cómo la doctrina espiritista corrige este error de socialismo? 
− El Espiritismo le demuestra al hombre que su vida presente es sólo un eslabón de la larga cadena de sus existencias. Por consiguiente, debe considerarla sobre todo desde su punto de vista real, el de la educación del alma, y no por las ventajas materiales que nos ofrece, éstas que no pueden, si abusamos de ellas, más que retrasar nuestro adelanto y nuestra felicidad verdadera. ¿Esta única consideración no es ya uno de los mejores argumentos a favor de la moderación de los apetitos, y la más segura de nuestras certezas sociales?
104. ¿Cómo comprende el Espiritismo la solidaridad humana? 
− En su noción más alta y más extensa. Cada hombre debiendo renacer para reparar sus faltas o perfeccionar su vida sobre la misma tierra, que es el campo de batalla de sus luchas y el terreno de sus trabajos, ¿no tiene todo el interés en hacer allí el bien a su alrededor, en querer a sus semejantes, a prestarles ayuda para prepararse un regreso feliz a este mundo de pruebas? El hombre comprende, gracias a las enseñanzas del Espiritismo, que trabaja para sí mismo consagrándose a los demás: es el principio de la verdadera solidaridad por el sacrificio individual, de donde resulta el beneficio colectivo. Si esta doctrina fuera comprendida y aplicada concienzudamente, solamente durante 24 horas sobre Tierra, el problema social sería resuelto definitivamente.
105. ¿No es este punto un sueño, unas de esas utopías acariciadas por los espíritus quiméricos, pero imposible de realizar? 
− Los hechos están ahí para probar la posibilidad de realizar esta doctrina social. Existen en Bélgica y en Francia grupos espiritistas de obreros, y sobre todo mineros, que funcionan desde hace quince o veinte años. Cada domingo, se reúnen para escuchar las enseñanzas de los espíritus protectores y las comunicaciones del más allá. Cada uno de estos trabajadores humildes participa del evangelio de los invisibles. Algunos han curado completamente sus pasiones y corregido sus vicios; todos ellos son consolados, instruidos, reconfortados y se vuelven mejores. Estos hombres, en otro tiempo incultos y groseros, ahora son alumbrados sobre los problemas del destino y de la vida eterna. Las voces de ultratumba, la de sus amigos, de sus parientes, les aprendieron más que los sermones del sacerdote o las declamaciones del sofista y del retórico. Un día, y este día no tardará en venir, estas comunicaciones del mundo invisible se harán la religión de los pueblos y la de la humanidad; un nuevo principio educativo social será revelado al mundo, y la paz, la justicia, la fraternidad reinarán entre los hombres.

Leon Denis 
Extraído del libro "Síntesis doctrinal y práctica del Espiritismo"


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