Autora : Isabel Porras
¿Qué sabemos de los Animales?
¿Qué sabemos de los animales? Pues muy poco, la verdad.
¿Qué nos interesa saber? Pues todo lo que esté a nuestro alcance, que no es mucho.
Podríamos plantear las siguientes cuestiones:
- SU ORIGEN
- ¿TIENEN ALMA?
- ¿SIENTEN, PIENSAN, SUFREN?
- SUS POSIBILIDADES
- SU EVOLUCIÓN
- SU FUTURO
SU ORIGEN
En mi anterior ponencia, hablé de la formación de la Tierra y en esa formación se incluía el nacimiento de los seres vivos de la Creación. Esos seres surgen de los minerales, cuando estaban aún cristalizados, como los virus y de ahí se forman los primeros seres unicelulares, que se multiplican rápidamente en las aguas templadas de los océanos primitivos.
En los minerales, aunque no observemos vida propiamente dicha, ella duerme, y se ensaya para un despertar futuro. En el planeta Tierra, las condiciones ambientales en el surgimiento de la vida eran extremadamente propicias para la transformación de los minerales en substancias orgánicas. Nace más tarde la ameba y seres vivos de parecidas características
La chispa divina, está ya en éstos seres: está incluso antes de éstos seres, cuando residía en el mineral. Y a partir de ahí, comienza el peregrinaje del PRINCIPIO ESPIRITUAL O MÓNADA ESPIRITUAL.
Es en este PRINCIPIO, que está grabada la ley de Dios, como en la simiente están contenidas las leyes que regulan la estructura del árbol y los frutos futuros.
El psiquismo de que Dios dota a la creación va encaminándose hacia la evolución a que todos estamos llamados. Es ese principio que va reencarnando una y otra vez, desde los seres más primitivos, el que va recogiendo experiencias en todos los aspectos, y es por eso que podemos decir que, ese PRINCIPIO duerme en el mineral, sueña en el vegetal, despierta en el animal y siente en el hombre, caminando hacia la angelitud, que es nuestro destino.
¿Y cómo recogen esas experiencias? Pues sencillamente grabando en su psiquismo rudimentario, todos los acontecimientos de sus vivencias. Ya hemos aprendido que todo cuanto vivimos, pensamos o hacemos, queda archivado en nuestro psiquismo. En los animales, dotados de ese atributo; aunque primitivo, ocurre lo mismo. De esa forma, cuando van a reencarnar, en los momentos de la fecundación, su PRINCIPIO psíquico imprime al óvulo, toda la información que él va a necesitar en su futura experiencia. Y donde son ayudados en todo momento por Espíritus Superiores; no sólo ellos, sino todas las especies, por inferiores que sean.
El PRINCIPIO ESPIRITUAL de los animales de formas más primitivas, va pasando a animales más evolucionado, debido a esa escala que van recorriendo de aprendizaje, mediante las experiencias vividas, y es el PRINCIPIO que lo habita, el que va conquistando suficientes experiencias, para conquistar otras formas dentro de la raza animal. Así el Psiquismo RUDIMENTARIO que habitó el cuerpo de un molusco, miles de años después, podría habitar el cuerpo de un animal superior y así, paso a paso, experiencias tras experiencias, van caminando para razas superiores y el paso a la GRAN TRANSICIÓN, va siendo más corto cada vez. Para eso han de transcurrir muchos miles de años. Se entiende de esa manera, que las razas de animales, a través de miles de años, apenas han tenido cambios substanciales, y el perro de hoy es igual al de hace miles de años.
¿TIENEN ALMA?
Allan Kardec siempre nos recomendó la práctica de la razón y la lógica; pues bien vamos a reflexionar: Si el PRINCIPIO Espiritual ya viene caminando desde el mineral, aunque de
una forma muy rudimentaria que a veces se nos escapa al entendimiento. ¿Cómo podemos pensar que los animales no tengan alma después de haber conquistado un status en la escala de la evolución bastante significativo?
¿Nos parecería lógico tener a unos hermanos inferiores, los cuales, en muchas ocasiones, demuestran más sentimientos que los humanos, sin un PRINCIPIO Espiritual, que los ayudase a caminar en el arduo camino de la evolución? ¿Solo un armazón de carne y huesos y nada más?
¿Podemos pensar que esos rasgos tan evolucionados de conducta en muchos animales, se deba a unos seres sin alma o principio espiritual? ¿O al acaso, al que se recurre siempre que no tenemos explicaciones o respuestas? Sería, como dice Allan Kardec, un acaso muy inteligente, ¿no?
En el Libro de los Espíritus, pregunta 597, Allan Kardec plantea esta cuestión: Puesto que los animales poseen inteligencia que les confiere cierta libertad de acción, ¿existe en ellos un principio independiente de la materia? R. Sí, y que sobrevive al cuerpo. Y en la pregunta 597ª. Ese principio ¿es un alma similar a la humana? R. Es también un alma, si así lo queréis. Ello depende del sentido que se dé a esta palabra. Pero es inferior a la del hombre...
Algo con lo que estamos de acuerdo, por supuesto.
Por eso, a la pregunta de si tienen alma los animales, contestamos: Sí, tienen alma, pero, evidentemente, no un alma o espíritu como lo podemos concebir en seres humanos; porque en los animales, el PRINCIPIO Inteligente, no está desarrollado como en nosotros, seres superiores en inteligencia, aunque no siempre en sentimientos. En los animales, dependiendo de la evolución a la que hayan llegado, la Inteligencia y el PRINCIPIO espiritual, está comenzando a despertar. A medida que el animal evoluciona, ese PRINCIPIO va desenvolviéndose y su alma va adquiriendo mayores capacidades de sentir: no olvidemos que van caminando para el Reino Hominal. Sin embargo repito: sí tienen alma.
¿Qué es sino, el principio que habita en ellos? Confirmado por los Espíritus Superiores.
¿SIENTEN, PIENSAN, SUFREN...?
Encadenando el tema anterior con éste, vemos muy lógico que los animales sientan y sufran, no así que desarrollen un pensamiento, como lo concebimos en los humanos. Aunque también podemos asegurar que tienen forma de PENSAMIENTO RUDIMENTARIO, debido a su rudimentario PSIQUISMO. Muchos científicos mantienen la teoría de que, en los animales se da "un juego de un cierto automatismo". Una explicación que no tiene sentido. Y si tienen una rudimentaria INTELIGENCIA, llegamos a la conclusión de que, también ellos, pueden tener unas percepciones extra-sensoriales, sin que lleguemos a aseverar, que los animales tengan, propiamente dicho, MEDIUMNIDAD. Sin embargo, en muchos animales, hay que reconocer sus excepcionales percepciones, cuando parece que ven, oyen y perciben, de un modo incuestionable.
Así como un animal, siente cariño hacia su amo, puede expresar sentimientos adversos, ante la crueldad, exteriorizando odio o antipatía.
(Ejemplo del elefante)
Dice Emmanuel: "... El animal, igualmente, para alcanzar la aureola de la razón debe conocer benemérita y cumplida hilera de experiencia que terminará por integrarlo en la parte definitiva del razonamiento. Comprendamos, de ese modo, que el sufrimiento es ingrediente inapelable en el plato del progreso..." Con las palabras sabias de Emmanuel, podemos comprender mejor el esfuerzo que el animal hace por alcanzar un grado mayor de razonamiento. Pero hemos de admitir que el animal no sufre porque tenga karmas que expiar, y si, como dice Emmanuel, porque el sufrimiento es ingrediente inapelable en el plato del progreso. También aplicable a los seres humanos. El animal necesita ascender en la escala de la EVOLUCIÓN, como nosotros en la escalera de la PERFECCIÓN. La comprensión de estas informaciones tan importantes, con respecto a los animales, debería reformar en nosotros, la idea errónea, que podamos tener de ellos, y a la vez, debería cambiar nuestro trato con los animales, ayudándoles en ese supremo esfuerzo que hacen para conquistar nuestras posibilidades.
Podemos llegar a aseverar que, también en el reino animal, se producen suicidios, de los que numerosos relatos han sido recogidos por experimentadores y estudiosos. (Ejemplo del macaco en el zoo)
Si esto sucede, es que hay sentimientos e inteligencia, para buscar, deliberadamente, la muerte. ¿No es esto pensamiento y voluntad?
Dice Kardec: "La muerte voluntaria de un animal prueba que él tiene consciencia de su existencia e individualidad; comprende lo qué es la vida y la muerte, pues escoge libremente entre una y otra. No es, pues, una máquina y no obedece exclusivamente a un instinto ciego. El instinto - concluye el Codificador de la Doctrina Espírita - impele a la búsqueda de los medios de conservación, y no de su propia destrucción."
SUS POSIBILIDADES
¡Son muchas! Siempre hemos concebido al animal como un ayudante o como animal de compañía, aunque no siempre el trato que les damos es el correcto; Dios no ha dispuesto a los animales, para que nosotros les matemos indiscriminadamente, ni abusemos de ellos en los juegos y las mal llamadas Fiestas Nacionales; son hermanos inferiores nuestros, con inmensas posibilidades; si nosotros les educamos, tratamos bien, les queremos y los
encaminamos hacia su destino con amor. A la vista está, los progresos que el animal, en general, ha hecho al lado del hombre, convirtiéndose en su amigo, y muchas veces, en su esclavo, cuando el hombre lo trata con afecto. Sus mayores posibilidades son de evolución, teniendo presente el largo futuro que les aguarda antes de llegar al Reino Hominal, por eso, sabiendo que un día llegarán a ser humanos, debemos facilitarles, en lo posible, su trayectoria y su meta, procurando no aumentar nuestra, a veces, larga lista de desatinos, tratando a los animales indebidamente. Un día vendrá en que el Hombre no necesite, para su alimentación, matar a un ser inferior que no tiene posibilidades de elección, así como el Hombre dejará de divertirse a costa del sufrimiento de alguien que no tiene como defenderse ante la crueldad del hombre.
Podemos citar, a algunos de los estudiosos del tema de los animales, comprobando ellos, las posibilidades y percepciones de los animales: Heer Krall, que descubrió que la acuidad visual del caballo es extraordinaria. También Maurice Maeterlinck (premio Nobel de literatura, 1911, creyente en la sobrevivencia del alma), investigó las posibilidades de los caballos. El Dr. Giovanni Batista, que estudió la mediúmnidad en los animales. Konstantin Raudive (investigador de las transcomunicaciones), estudió varios casos de animales que hablaban, siendo éstos canales de los espíritus. En un mensaje mediúmnico de Rodolfo Valentino, dijo que los perros pueden sentir, muchas veces, la muerte de una persona que les gusta, por sentir las vibraciones especiales que el organismo emite en la inminencia de la liberación del Espíritu de los vínculos de la carne. Frederic Myers, Joseph B. Rhine (científico, descubridor de las funciones psi - facultades sensoriales.)etc.
Buscando una solución a los enigmas de las facultades y posibilidades de los animales, podemos decir, como hipótesis, que pudieran tener un sexto sentido o sentido de dirección, que los ayudasen a percibir, orientarse y exteriorizar facultades, que no formaría parte de las facultades sensoriales conocidas en el animal.
SU EVOLUCIÓN
Es obvio que todos estamos llamados a progresar, incluso, desde los principios más primitivos, como es el del reino vegetal y animal. No debemos olvidar que hemos caminado en el reino animal, y por muchos miles de años. Quien no pueda admitir esta idea, le costará comprender de dónde venimos y a dónde vamos; así como que los animales, un día alcanzarán la posición de hombres, mientras nosotros, seres humanos, lucharemos por alcanzar la angelitud.
Sabemos que no pasamos de ser animales a ser hombres, en un abrir y cerrar de ojos. Los Espíritus Superiores nos dicen, que existe una transición, lógica por otra parte, en la que los animales van encarnando una y otra vez, pero ya en otro espacio u otra dimensión, sin necesidad de un cuerpo material, una vez alcanzada toda la enseñanza en el Reino animal. Dispuestos a ser seres humanos, los Espíritus Superiores, les ayudan en esos lugares, a alcanzar otro tipo de experiencias, que no podrían alcanzar como animales. Les ayudan a alcanzar otras percepciones, sin que lleguen a encarnan en cuerpos materiales, transformándose lentamente, en una metamorfosis, que los llevará a conquistar un tesoro precioso: Un Espíritu, con los atributos de la Inteligencia y la Razón, además de trabajar incesantemente, por desarrollar los SENTIMIENTOS. Podríamos denominar a esto: EL ESLABON PERDIDO.
El libro de los Espíritus nos dice en la pregunta nº 607: "Se ha dicho que en su origen el alma del hombre se halla en un estado análogo al de la infancia de la vida corpórea, que su inteligencia brota apenas y que se ensaya para la vida. ¿Dónde cumple el Espíritu esa primera etapa? - R. - En una serie de existencias que anteceden al período que llamáis de humanidad."
Y en la 607ª, podemos leer: " Así pues, ¿el alma pareciera haber sido el principio inteligente de los seres inferiores de la Creación? - R. - ¿No hemos dicho ya que en la Naturaleza todo se eslabona y tiende a la unión? Es en esos seres - a los que estáis lejos de conocer en su totalidad - donde el principio inteligente se elabora, individualizándose poco a poco, y se ensaya para la vida, conforme hemos afirmado antes. Se trata en cierto modo de una tarea preparatoria, como la de la germinación, a consecuencia de la cual el principio inteligente experimenta una transformación y se convierte en Espíritu..."
SU FUTURO
Y llegamos, asociando un tema a otro, al futuro del animal; es sencillo de prever: El reino Hominal. Ensayará sus primeros pasos, en la vida del ser humano, como el niño cuando nace, necesitado de aprender y de saber todo. Tendrá todas las tendencias y posibilidades de alcanzar cualidades, que en su lucha incesante, ya dentro de un cuerpo, aunque primitivo, pero humano, conquistará. En sus primeras etapas o encarnaciones, exteriorizará constantemente su pasado y los instintos aflorarán, y sus primeras vivencias serán animalizadas, por lo que los podemos imaginar situados en ambientes primitivos o sea; tribus o razas primitivas, donde sus vivencias y experiencias, a nadie extrañará, ya que el resto de compañeros, en su mayoría, estarán en las mismas circunstancias.
CONCLUSIÓN
Después de un resumen acerca de los animales, podemos concluir; que ellos tienen ALMA, INTELIGENCIA y SENTIMIENTOS, en un grado mayor de lo que podamos imaginar.
Quizás, si hemos adquirido un poco más de conocimiento de los animales, eso nos ayude a tratarles y entenderles un poco mejor.
Para finalizar algunas citas de personajes conocidos, en relación a los animales.
- Abrahan Lincoln: "No me interesa ninguna religión cuyos principios no mejoran ni toman en consideración las condiciones de los animales".
- Charles Darwin: "La compasión para con los animales es de las más nobles virtudes de la naturaleza humana".
- Lamartine: "Entre la brutalidad con el animal y la crueldad para con el hombre, hay una sola diferencia: ?la víctima".
- Dr. Albert Schweitzer: "El error de la ética hasta el momento ha sido la creencia de que sólo deba aplicarse en relación a los hombres".
Artículo de: Isabel Porras González
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¡AYER Y HOY!
Siguiendo mis estudios en la gran Biblia de la humanidad, encuentro a veces seres que despiertan en mi un interés vivísimo; los miro, los contemplo, trato de intimar con ellos, hasta que consigo que me cuenten una parte de su historia, y digo entre mi: no me había engañado, este Ser es un volumen preciosísimo, se puede aprender escuchando sus relatos. En efecto, no hay mejor libro que el hombre, y quien dice el hombre dice la mujer, porque, como dijo no sé quien, la realidad supera a todas las ficciones de la fantasía; el mejor novelista no llegará nunca a despertar el interés que despierta un episodio de la vida real.
Hace algún tiempo que me presentaron a una mujer de mediana edad, distinguida, elegante sin afectación, delgada, pálida, con ojos tristes y expresivos; se lee en aquellos ojos todo un pasado de lágrimas. Cecilia es viuda, tiene una hija casada y un hijo adoptivo de unos doce años, al que quiere con delirio y el niño le corresponde, teniendo sobrados motivos para quererla, porque a los quince días de haber nacido se quedó sin padre ni madre, y Cecilia, que vivía poco menos que en la miseria, no titubeó ni un segundo en quedarse con él, a pesar que su familia le decía:
-¿Tú estás loca? Si no tienes para ti ni para tu hija, ¿cómo vas a criar a ese infeliz?
-Dios es muy grande -contestó Cecilia-, mi hija lo quiere y, queriéndolo ella, ya tengo yo bastante.
-Si, si, mamá, decía Amparo, besando al huerfanito. Será mi hermano; se llamará Enrique; yo no quiero separarme de él.
Y Cecilia, Amparo y Enrique formaron la más hermosa trinidad y el niño creció entre caricias, sin conocer la orfandad.
Pasaron los años y Amparo se casó cuando la vistieron de largo. Enrique creyó volverse loco de alegria cuando Amparo fue madre de un precioso niño; su júbilo no tuvo límites: para la recién nacida fueron todas sus caricias, todos sus halagos, y soñaba con ser hombre para ganar mucho dinero y comprarle a la pequeña Luisita trajes de terciopelo y collares de perlas; la niña correspondió a su cariño de tal modo que, cuando comenzó a balbucear sus primeras palabras, en lugar de decir como dicen todos los niños, papá y mamá, ella sólo decia Quique, diminutivo de Enrique que ella inventó, y tan grabada tenia en su mente la figura del niño, que cuando se separó de él, porque sus padres se fueron muy lejos, decía Luisita a su madre en cuanto veía un niño: -Mamá, ahí va Quique. Y Enrique, a su vez, cuando veía a una niña blanca y rubia, gritaba alborozado: -Mamá, mira a Luisita.
Cuando Cecilia me contó estos detalles, sentí en todo mi ser una gran sacudida, y dije entre mi: ¿qué habrá entre estos dos niños? En la tierra no se acostumbra a querer tanto; los niños más tiempo emplean en pegarse y en disputarse un juguete que en acariciarse y en recordarse.
Un niño, por regla general, a la primera que llama es a su madre, y Luisita llamó a Quique.
¿Lo conoció antes? ¿Lo amó con toda su alma? ¡Quién sabe!
No por curiosidad, sino por estudio, pregunté al guia de mis trabajos si efectivamente se habían conocido antes Luisa y Enrique, y el Espíritu me dijo asi:
No te has engañado en tus suposiciones. Cecilia, su hija Amparo, su nieta y Enrique han estado unidos por los lazos carnales más fuertes que se conocen en la Tierra. Cecilia y Enrique han sido madre e hijo en varias existencias, los dos han tenido vidas accidentadas, y en su antepenúltima encarnación Cecilia cometió un crimen para ocultar la deshonra de su hija, la que en aquella época era una joven encantadora y apasionada perteneciente a una gran familia con muchos pergaminos, escudos de nobleza y castillos señoriales, y que no era otra que el hoy llamado Enrique.
Cecilia, la mujer que hoy ves tan modesta, tan sufrida, tan resignada con las múltiples adversidades de su expiación, era entonces una altiva castellana que no creía que los plebeyos fueran hijos de Dios. Entre ella y el pueblo había, según su entender, una distancia tan inmensa, que nada ni nadie podía acortar. Así es que su asombro y su dolor fueron espantosos cuando escuchó de labios de su hija la más horrible confesión: ¡estaba deshonrada! y su deshonra no podía ocultarse porque se agitaba en sus entrañas el fruto de sus vergonzosos amores; amaba a un hombre del pueblo, a un trovador sin fortuna, que lo mismo cantaba las bellezas de la Naturaleza que las trasladaba al lienzo su mágico pincel. Pero era un artista vagabundo que iba de castillo en castillo ofreciendo sus trovas y sus paisajes; no había conocido a sus padres, ¡no tenía apellido!, le llamaban Iván a secas… ¡qué oprobio!… y aquel perdido, aquel ser abandonado, muy hermoso de cuerpo, pero usando una ropilla muy deteriorada, sin un mal escudo en sus bolsillos, se había atrevido a seducir a la rica heredera de cien duques, con la esperanza de unirse a ella cuando su madre conociera su deshonra. Mas ¡ay! el artista sabía leer en el gran libro de la Naturaleza, pero no en el corazón de una mujer orgullosa, y Cecilia entonces no podía creer que el amor es el gran igualitario del Universo; prefería mil veces ver a su hija muerta que unida a un hombre sin ningún título de nobleza y, sigilosamente, sin dar a comprender a su pobre hija sus inicuas intenciones, hizo prender a Iván acusándole de agitador del pueblo. Lo embarcaron y fue deportado muy lejos de sus lares, en tanto que su amada daba a luz un niño que, recogido por su abuela, desapareció para siempre. Muerto el niño y deportado su padre, la honra de la nieta de cien duques quedó sin mancha; nadie sospechó lo ocurrido; pero la joven madre no pudo resistir la separación del amado de su corazón y del tierno ser que llevó en sus entrañas; no murmuró una queja; comprendió que su madre había obrado dominada por el orgullo de raza; la perdonó porque la amaba mucho, y lentamente se fue marchitando su espléndida belleza, muriendo en brazos de su madre, diciéndole: -¡Te perdono!…
Cecilia entonces se horrorizó de su obra, pero al mismo tiempo respiró con más libertad, porque desaparecía la víctima de su orgullo de raza; los muertos no hablan; la joven deshonrada fue vestida de blanco y le colocaron entre sus manos la palma de la virginidad (que era la palma de su martirio) y sobre su blanca frente se marchitaron delicadas rosas; no le faltó ningún atributo de su pureza a la casta virgen; a su madre todas las demostraciones le parecían insuficientes para ocultar su deshonra porque, aunque todos ignoraban lo acontecido, lo sabía ella; y siempre veía la figura de su nieto y escuchaba, temblando, una voz que le decía: ¡Te perdono!
De Iván no volvió a tener noticias: murió en el destierro maldiciendo su infausta suerte, y Cecilia atormentada por el remordimiento y al mismo tiempo satisfecha de su obra, por haber salvado el honor de su opulenta familia, no sobrevivió mucho tiempo a su pobre hija; dejó la Tierra en medio de la mayor turbación, sin poderse dar cuenta de si había cometido un crimen horrible o si había llevado a cabo un acto heroico, sacrificando lo que más amaba para evitar mayor escándalo.
Ahora bien, Cecilia está hoy en la Tierra completamente transformada: su orgullo de raza ha desaparecido. Hoy es humilde, paciente, resignada; hoy sólo sabe amar; el amor es su religión; espíritu enérgico, cuando se dió cuenta del error en que había vivido, con la misma decisión que empleó en hacer el mal se consagró a practicar el bien, y como ella no fue criminal más que a medias, los espíritus, que fueron víctimas de su orgullo de raza, no se han separado de ella, la han perdonado y la acompañan en sus encarnaciones de expiación.
Su hija Amparo es el Espíritu del niño que Cecilia hizo morir al nacer, y su nieta Luisita es el Espíritu de Iván que sigue a Enrique sin dejar de amarle. Por eso, Cuando en su actual existencia comenzó a hablar, le llamó a él, porque es Enrique el amado de su alma; van juntos hace muchos siglos, es decir, juntos no es la frase más apropiada, porque hace mucho tiempo fueron impacientes: cometieron un crimen para unirse más pronto, y desde entonces se encuentran, se aman, luchan por vivir enlazados, y siempre una mano oculta los separa; esa mano oculta es su expiación, dado que la felicidad no puede tener por cimientos sangre y lágrimas.
Estudia bien este verídico relato, porque es de gran enseñanza. Cecilia fue culpable; fuera por su orgullo de raza, por su ignorancia, por la dureza de su corazón, se hizo dueña de la felicidad de tres seres, causando la muerte de su hija, de su nieto y de Iván. Los tres Espíritus la han perdonado; su nieto no pudo ser más generoso eligiéndola para devolverle bien por mal. Su nieta Luisita, que ayer murió en el destierro, maldiciendo la hora en que nació, hoy le reclama sus más dulces caricias, y Enrique adora a su madre adoptiva sin recordar lo pasado. Sus víctimas no sólo la han perdonado sino que la aman con delirio. Entonces, habiendo desaparecido el odio de sus víctimas, ¿no tiene Cecilia derecho a ser dichosa? No, no lo tiene; por eso no lo es, por eso lucha con la miseria, con la humillación; por eso da la vida por la vida; por eso no puede estar con su hija y sus nietos y sólo tiene a su lado a su hijo adoptivo, costándole inmenso sacrificio el poder disfrutar de su compañía, y lógico es que así suceda porque ayer rompió en mil pedazos un nido de amor, su hija murió mártir, Iván desesperado y su nieto no pudo dormir en su cuna de flores. Por eso hoy Cecilia suspira por su hija, por sus nietos y se sacrifica por su Enrique, dándole todo el amor que un día en su locura le negó. Cecilia es un alma redimida: ha visto la luz, en la luz quiere vivir, el amor que siente por su familia es inmenso, daría por ellos su vida con el mayor placer; se ha despertado en ella una sed de amor que nunca ve satisfecha; siempre le parece que ama poco, siempre está descontenta de sí misma. ¡Dichosas las almas que sólo piensan en amar! Cecilia es una de ellas.
Adiós.
Efectivamente que la historia de Cecilia es de gran enseñanza, porque se ve que nadie puede ser dichoso si ha causado la desgracia de sus deudos o de sus servidores. La dicha existe, no cabe la menor duda; es una planta delicadísima que necesita para su florecimiento el agua de la abnegación y del sacrificio. ¡Dichosos los que saben amar!… porque sólo los que aman saben luchar y vencer en la ruda batalla de la vida.
Artículo extraído del libro “Hechos que prueban” de Amalia Domingo Soler.
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EL COMPORTAMIENTO NEURÓTICO
El gran pensadorespírita Herminio Correa de Miranda, en el excepcional libro La Memoria del Tiempo, describe así la memoria:
"es un receptáculo de ideas que en algún tiempo fueron allí depositadas, y que con relativa facilidad y presteza, pueden ser recuperadas o recordadas. Diríamos con la terminología de la moderna informática,que la memoria es un banco de datos. La expresión presupone la idea de un registro o grabación y una clasificación ordenada, permanentemente abierta para consultar, con respuestas instantáneas la mayoría de las veces."
El registro a que alude Herminio Miranda, realmente representa una clasificación ordenada,conforme se desprende de la cuestión 308 de El Libro de los Espíritus:
"....no se recuerda de una manera absoluta de todos los actos; se recuerda de los hechos en razón de la influencia que tienen sobre su estado presente."
Se deduce entonces, que la memoria es atributo del espíritu inmortal con participación activa en su conciencia, y no debemos olvidar que en la conciencia está escrita la Ley de Dios, según nos enseña la cuestión 621.
Si agredimos la Ley Divina, promovemos un "archivamiento" en la conciencia de aquello que podríamos llamar como "paquete de energía psíquica" en desajuste con la Ley. Por tanto fuera de sintonía, reclamará una solución para que el equilibrio se establezca en lo íntimo del espíritu, lo que se dará en mayor o menor tiempo, siempre de acuerdo con la Justicia Divina.
En la primera parte del capítulo 7 del libro El Cielo y el Infierno, Allan Kardec nos explica:
- "Toda falta cometida, tod mal realizado, es una deuda contraída, que deberá ser pagada, si no lo fuera en una existencia, lo será en la siguiente o siguientes, porque todas las existencias sn solidarias entre sí. Aquel que paga en una existencia, no tendrá necesidad de pagar una segunda vez".
Eso ocurre a pesar del total olvido del pasado espiritual, que es de voluntad Divina, conforme se observa en la cuestión 392:
" ¿ Por qué el espíritu encarnado pierde el recuerdo de su pasado ?
- El hombre no puede ni debe saberlo todo. Dios en Su sabiduría, así lo quiere. Al no verlo, le encubre ciertas cosas para que el hombre no quede deslumbrado como aquel que pasa sin transición de la oscuridad a la luz. El olvido del pasado lo hace sentirse más señr de sí mismo."
Respecto a las desarmnías implantadas en la conciencia del espíritu, la Benefactora Juana de Ángelis, por la psicografía de Divaldo Pereira Franco, en el libro "El Hombre integral", nos explica:
"Productos del inconsciente profundo, que se manifiestan como comportamientos neuróticos, los factores psicógenicos tienen sus raíces en la conducta del propio paciente en reencarnaciones pasadas, en las que se desarmonizó interiormente, ya fuese por conflictos de conciencia o como resultado de acciones innobles, los mecanismos propiciadores de rehabilitación íntima, imprimen en el inconsciente actual las matrices que se exteriorizan como disociaciones y fragmentaciones de la personalidad, alucinaciones,neurosis y psicosis.
Instaladas en el indivíduo esas causas endógenas, se asocian a otras de naturaleza exógena, tornándose disgregadoras de la individualidad victimada por las presiones que experimenta.
Las presiones de cualquier naturaleza son decisivas para establecer el clima comportamental de la criatura".
Provienen, por tanto, de los erres cometidos en el pasado, y del modo de vida presente, los disturbios comportamentales de la criatura humana, y la Benefactora encierra sus observaciones al respecto, diciendo que:
"Los comportamientos neuróticos son desgastantes, extrapolando los límites de las resistencias orgánicas, que pasan a somatizarlos, abriendo campo para varias enfermedades que podrían ser evitadas".
En esa misma obra, Juana de Ángelis nos presenta la solución:
"El amor es el antídoto más eficaz contra cualquier mal. Actúa en las causas y altera las manifestaciones, cambiando la estructura de los contenidos negativos cuando estos se exteriorizan.
.....instaura la paz e irradia la confianza, promueve la no violencia y establece la fraternidad que une y solidariza a los hombres, unos con otros, anulando las distancias y las sospechas. Es el más poderoso vínculo con la Causa Generadora de la Vida. Es el motor que conduce a la acción bondadosa, desdoblando el sentimiento de generosidad al mismo tiempo , estimulando la paciencia .
Con eso podemos hacer un paralelo con la recomendación del Apóstol Pedro, conforme el versículo 8 del capítulo 4 de su Primera Epístola:
"Pero sobre todo , tiende ardiente amor de los unos para con los trs: porque el amor cubrirá multitud de pecados".
Como la aplicación del amor es la práctica del bien y el bien es prescripción Divina, cuanto más se practica más se tranquiliza la conciencia, eliminando paulatinamente la presión provocada por los errores, disminuyendo en consecuencia, los disturbios comportamentales y aumentando la percepción de la felicidad posible de ser percibida en la Tierra.
Pensemos en eso.
LA MÁS NUEVA REVELACIÓN ESPIRITUAL
El hombre, Espíritu encarnado, había olvidado su verdadera visión. Sepultado en la materia, perdía de vista los grandes horizontes de su destino; desdeñaba los medios de desarrollar sus recursos latentes, de llegar a la felicidad volviéndose mejor. La Nueva Revelación viene a recordarle todas estas cosas, a sacudir a las almas adormecidas, estimular su marcha, provocar su elevación. Ella alumbra los repliegues más oscuros de nuestro Ser, nos aclara nuestros orígenes y fines, explicándonos el pasado por el presente y nos abre un porvenir que depende de nuestros actos el que sea grande o miserable.
El alma sólo puede progresar realmente en la vida colectiva: trabajando por el provecho de todos. Una de las consecuencias de esta solidaridad que nos une, es que la vista de los sufrimientos de unos altera y perturba la serenidad de los otros.
Esa es la causa de la preocupación constante de los Espíritus elevados: llevar a las regiones oscuras, a las almas retardadas en las vías de la pasión y del error, las radiaciones de sus pensamientos y los esfuerzos de su amor. Ninguna alma puede perderse; si todas han sufrido, todas serán salvadas. En medio de sus pruebas dolorosas, la piedad y la afección de sus hermanas las enlazan y conducen hacia Dios.
¿Cómo comprender, en efecto, que los Espíritus radiantes puedan olvidar a aquellos a quienes han amado, a los que compartieron con ellos sus alegrías y sus tristezas y que aún penan en los senderos terrestres? La queja de los que sufren, de los que el destino aún encadena a los mundos atrasados, llega hasta ellos y suscita su compasión generosa. Cuando uno de esos llamamientos traspasa el Espacio, ellos abandonan sus moradas etéreas para vaciar los tesoros de su caridad en los surcos de los mundos materiales. Al igual que las vibraciones de la luz, los esfuerzos de su amor se propagan en la vasta extensión, aportando el consuelo a los corazones afligidos, derramando sobre
las llagas de los humanos el bálsamo de la esperanza.
LEÓN DENIS
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DÁDIVAS ESPIRITUALES
Mercedes Cruz Reyes
Son muchos los que se congregan para recibir los mensajes del cielo. Pero si los emisarios del plano superior revelan algunos ángulos de la vida espiritual, hablándoles del trabajo, del propio esfuerzo, de la responsabilidad personal, del auto perfeccionamiento, no ocultan su desagradable impresión.
Es necesario comprender que las playas de belleza divina y los palacios encantados de la paz, esperan al Espíritu en torsos continentes vibratorios del Universo, reconociendo, no obstante, que les compete sudar y luchar, esforzarse y perfeccionarse con el fin de alcanzarlos, braceando en el inmenso mar de las experiencias.
Son la mayoría los que retroceden. Pretenden un cielo fácil después de la muerte del cuerpo, que pueda ser conquistado por las meras afirmaciones doctrinales. Nadie perturbara la ley divina, la verdad vencerá siempre y la vida eterna continuará enseñando lentamente, con paciencia maternal.
Cada uno de nosotros, Espíritus endeudados, al renacer en la carne, transporta consigo para el ambiente de los hombres, un trozo de cielo que sueña conquistar, y un vasto manto del infierno que plasmó en sí mismo. Cuando no tenemos fuerzas suficientes para continuar al encuentro del cielo que nos confiere oportunidades de ascensión, retornamos al infierno que nos fascina en la retaguardia...
La mente del hombre es como un lago. Si las aguas están tranquilas, la luz del firmamento se retrata con total seguridad. Pero, si las aguas están revueltas, las imágenes se pierden al quebrarse en el fondo, sube a la superficie.
Así como en la esfera carnal se cuenta con una justicia sinceramente interesada en auxiliar a los delincuentes en su recuperación, en el espacio los representantes del Amor Divino movilizan recursos de misericordia beneficiando a Espíritus deudores, siempre que se muestren dignos del socorro que les abrevie su rescate y su regeneración.
El infierno es para el alma que lo erigió en si misma, lo que la forja constituye para el metal, en cuya forja se purifica y se modela convenientemente.
Nuestra mente es una entidad colocada entre fuerzas inferiores y superiores con objetivos de perfeccionamiento. El Espíritu encarnado sufre la influencia inferior, a través de las regiones en que se sitúan el sexo y el estomago, y recibe los estímulos superiores, a través del corazón y el cerebro. Cuando buscamos manejar la propia voluntad, escogemos la compañía que preferimos y nos lanzamos al camino que deseamos
La dadiva del cuerpo de carne es inapreciable bendición divina. La vida que conocemos, hasta ahora, es continuo proceso de perfeccionamiento. No hagamos de la existencia caídas en tentaciones en el campo inferior pudiéndola transformar en pesadilla.
No basta desear. Es necesario e imprescindible orientar nuestro deseo en dirección del Bien Infinito. Nuestro corazón es un templo que el Señor edifico, a fin de habitar con nosotros siempre.
La mente humana, honrando los patrimonios celestiales que le fueron conferidos, no podrá vegetar a la manera del arbusto mezquino que nada produce de útil en la economía del orbe, ni debe imitar al irracional que se localiza en la retaguardia de la inteligencia incompleta.
Una existencia entre los hombres, por más humilde que sea para nosotros, es acontecimiento muy importante para que lo apreciemos sin la mayor consideración. Es una empresa arriesgada, porque, cada Espíritu sigue solito en el círculo de los propios pensamientos, sin que los compañeros de jornada, le conozcan las esperanzas más nobles y le compartan las aspiraciones significadoras.
Cada criatura encarnada permanece sola en el reino de si misma, y se hace indispensable mucha fe y suficiente coraje para marchar, victoriosamente, bajo el invisible madero redentor que nos perfecciona la vida, hasta el Calvario de la suprema resurrección.
Procuremos esa fe y ese coraje para hacer que nuestra existencia no sea vana, que no partamos al otro lado de la vida, cuando nos llegue la hora, con las manos vacías, y sin luz, todo se procura aquí y allí, por eso no perdamos el tiempo, cuanto antes empecemos a mejorarnos, a estudiar, a tomar en serio nuestra purificación, antes la conseguiremos.
Sin olvidar que el amor es fruto que se esparce por todas partes y muchos son los que también se pueden beneficiar de los dones espirituales, por tanto demos salida a todos los mensajes que nos llegan y que sean portadores de medicamentos, de recetas que puedan sanar el alma, porque somos muchos los enfermos, y es muy grande la necesidad.
Como las medicinas donadas por las organizaciones para las enfermedades del cuerpo, así se deben esparcir las dadivas espirituales para que den luz, y calor, esperanza y consuelo al espíritu enfermo.
Al Espiritismo le cabe actualmente, en el mundo, grandiosa y sublime tarea. No basta definir sus características venerables de Consolador de la Humanidad; es preciso, también, revelar su condición de movimiento libertador de conciencias y corazones.
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