lunes, 14 de noviembre de 2016

LA ROSA ROJA


                Comentando el  sueño

Queridos amigos, hola buenos días, despertamos y de nuevo nuestro espíritu queda encarcelado en nuestro cuerpo, pero por la noche al entregarnos al sueño, se liberó y seguramente  sintió alegría, porque cuanto más imperfectos somos, más felices nos sentimos  cuando dormimos, y liberados del cuerpo por unas horas, podemos  sentirnos sin  las preocupaciones terrestres.
 El sueño  libera parcialmente al alma del cuerpo. Cuando dormimos, momentáneamente  nos encontramos en el estado que permanentemente estaremos después de la muerte. Por eso no debemos tener temor a la muerte, pues morimos todos los días.
Por efecto del sueño, los que estamos encarnados siempre estamos relacionados  con el mundo de los Espíritus.  El sueño es la puerta que Dios nos ha dejado abierta para relacionarnos con nuestros seres queridos. ¿Quién no ha soñado con el ser querido que partió a la patria del espíritu?
Según Allan Kardec los sueños son el producto de la emancipación del alma, que se torna más independiente  por la suspensión  de la vida activa y de relación. De ahí una especie de clarividencia indefinida, que se extiende a los lugares más distantes o que jamás se vio, y algunas veces aun mismo a otros mundos. De ahí también  el recuerdo que retrae la memoria  a los acontecimientos verificados  en la existencia presente o de existencias anteriores. La extravagancia de las  imágenes referentes a lo que pasa o que paso en mundos desconocidos,  entremedias de cosas del  mundo actual,   forman   esos conjuntos bizarros  y confusos que parecen no tener ni sentido, ni nexo.
la incoherencia  de los sueños se explica por las lagunas  provenientes del recuerdo incompleto  de lo  que nos apareció en el sueño. Tal como un relato al cual se hubiese trucado frases o partes de frases a los fragmentos restantes, siendo reunidos, perderían todo significado racional.
No recordamos siempre los sueños, porque lo que llamamos sueño es  solamente el reposo  del cuerpo, porque el Espíritu está siempre en movimiento. En el sueño recobramos un poco de nuestra libertad y nos comunicamos con los que nos son queridos, sea en este o en otros mundos. Más como el cuerpo es  de materia pesada y grosero, difícilmente conserva las impresiones recibidas por el Espíritu, porque el espíritu no las percibió por los órganos del cuerpo.
Los sueños  no son verdaderos, como dicen los leedores de cartas, porque   es absurdo  admitir  que soñar con una cosa anuncia otra. Ellos son verdaderos en el sentido   de representar imágenes reales para el Espíritu, más que, frecuentemente, no tienen relación con lo que pasa  en la vida corpórea. Son como un recuerdo, un presentimiento del futuro, si Dios lo permite, o la visión de lo que pasa en el momento en otro lugar, al que el alma en sueño se transporta. Hay numerosos ejemplos de personas que aparecen en sueños para advertir a parientes  y amigos de lo que les está aconteciendo.
Muchas veces el espíritu encarnado, durante el sueño  presiente  la hora de su muerte, teniendo  en ocasiones  una conciencia clara de cuando esto sucederá con exactitud.
Muchas personas que dicen no conocerse acostumbran a reunirse y hablar durante el sueño. Podemos tener sin que lo sepamos amigos en otro país.   De ordinario, guardamos apenas una intuición de esos encuentros, de los cuales se originan ideas que nos vienen espontáneamente, sin que podamos explicar   cómo nos vinieron.  Ellas fueron originadas en esos encuentros,   mientras estábamos  emancipados del cuerpo. Y también podemos, por nuestra voluntad, provocar las visitas espirituales haciendo firme propósito, en ese sentido, al adormecer. 
Se pueden  reunir y formar asambleas mediante el sueño los encarnados. Los lazos de  amistad, antiguos o recientes,  hacen que sea así, pues se sienten felices reunidos.  La   utilidad de  estas visitas nocturnas,  pese a que no las recordemos, ordinariamente  al despertarnos, presta   una intuición que es casi siempre  origen de ciertas ideas que surgen espontáneamente, sin que podamos explicarlas, son ideas  mantenidas en esos coloquios.
Es necesario que al igual que cuando nos levantamos pedir a Dios que nos ilumine el día, por la noche y después de haberle dado a Dios las gracias por los beneficios que hemos obtenidos durante el día, nos permita al desprendernos del cuerpo, ir a buenos lugares, donde podamos seguir trabajando y aprendiendo, en la compañía de  buenos espíritus,  que los espíritus ignorantes afines a nosotros por nuestras debilidades, no nos  lleven a lugares deprimentes, donde por nuestra imperfección demos rienda suelta a  nuestras debilidades, el fumador por poner un ejemplo, cuando hace el propósito de dejar de fumar, y lo está consiguiendo en estado de vigilia, no es raro que durante el sueño fume, el mujeriego que intenta ser fiel a su mujer, después de un firme propósito, puede en sueños dar rienda suelta a su debilidad. Por eso la oración antes de dormir, y encomendarnos a nuestros ángeles y guías, nos hace poder volar a mayores alturas, estar en compañía de seres que nos aman, y que nos protegen a la misma vez.
-Merchita-
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     LA ROSA ROJA 

Nacido en Ituiutaba (Minas Gerais - Brasil) la vida del médium Jerónimo Mendoza (1939-1989) fue un ejemplo de superación de límites. Totalmente paralítico hacia más de treinta años, sin mover ni el cuello, ciego hacia más de veinte años, con artritis reumatoide que le daba dolores terribles en el pecho y en todo el cuerpo, era llevado por manos amigas por el Brasil para proferir charlas. Fue tan grande su ejemplo que gano el apodo de "El Gigante Acostado" por los amigos y por la prensa. Hubo una época, a mediados de 1960, cuando todavía podía ver, que Jerónimo casi desencarna. Una acentuada hemorragia de las vías urinarias, lo embestía. Estaba internado en un hospital de Ituiutaba cuando el médico, llamo sus compañeros espiritas que allí estaban y les dice que el caso no tenia solución. La hemorragia no cedía y el desencarnaría. - Doctor, ¿será que podremos por lo menos llevarlo hasta Uberaba, para despedirse de Chico Xavier? Ellos son muy amigos. - Solamente si fuera en avión. En coche moriría en medio del camino. Uno de sus amigos tenía avión. Entonces lo Llevaron para Uberaba. La sabana que le cubría era blanca. Cuando llegaron a Uberaba, estaba roja, manchada de sangre. Llegaron a la Comunión Espirita, donde Chico trabajaba. En aquella hora él no estaba, participaba del trabajo de peregrinación, visitas fraternas, llevando el pan y el evangelio a los pobres y enfermos. Al llegar, viendo el amigo rojo de sangre dice Chico: ¡- Mira quien nos está visitando! ¡Jerónimo! ¡Pero si pareces una rosa roja! Vamos todos darle un beso a esta rosa, pero con mucho cuidado para que ella no se despierte. Uno a uno los compañeros pasaban y le daban un suave beso en el rostro. El sentía la vibración de la energía de fluidos que recibía en cada beso. Finalmente, Chico le dio un beso, colocando la mano en su abdomen, permaneciendo así por algunos minutos. Así Jerónimo tuvo la sensación de un choque de alto voltaje saliendo de las manos de Chico. La hemorragia paró. Él, débil, que había ido allí a despedirse para desencarnar, acabó haciendo la explicación evangélica del día y en seguida Chico vino y explicó:
- ¿Tu sabes el porqué de esta hemorragia, Jerónimo? - No, Chico. 
- Fue porque tú has aceptado ser el "pobrecito". Pobrecito de Jerónimo, que pena me da... Así tú desarrollaste la auto piedad. Empezaste a tener pena de ti mismo y eso generó un proceso destructivo. Tu pensamiento negativo influyó en los fluidos, interfiriendo en tu cuerpo físico, generando la lesión. En adelante, Jerónimo, vence la idea de seguir siendo el pobrecito. Ten buen ánimo, alégrate, canta, juega, para que los otros no sientan piedad de ti. 
El siguió el consejo. A partir de entonces, después de las charlas, el cantaba y contaba historias graciosas sobre sus dificultades. La mayoría de las personas olvidaba, en estos momentos, que él era ciego y paralítico. Sobrevivió casi treinta años después de la hemorragia "mortal". Había vencido el "pobrecito". 
Que esta historia sea un ejemplo, para que en los momentos difíciles tengamos buen ánimo, venciendo nuestra tendencia natural de auto piedad y ahogo. 

Extraído do Jornal Espirita de Septiembre de 2007

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FELICIDAD E INFELICIDAD RELATIVAS

920 – ¿Puede el hombre gozar en la Tierra de una felicidad completa?
– No, puesto que la vida le ha sido dada como prueba o expiación. Pero depende de él dulcificar sus males y ser tan feliz como es posible en la Tierra.

921 – Se concibe que el hombre será feliz en la Tierra cuando la Humanidad haya sido transformada; pero, en el ínterin, ¿puede cada uno constituirse una felicidad relativa?
– Las más de las veces el hombre es causante de su propia desdicha. Practicando la ley de Dios, se evita muchos males y se proporciona la mayor felicidad de que es susceptible su grosera existencia.
El hombre que está bien compenetrado de su destino futuro no ve en la vida corporal más que una permanencia temporal. Es para él una parada momentánea en un mal hospedaje y se conforma fácilmente con algunos disgustos pasajeros de un viaje, que ha de conducirle a una posición tanto mejor cuanto mejor se haya preparado.
Desde esta vida somos castigados por la infracción de las leyes de la existencia corporal por medio de los males, que son consecuencia de esas infracciones y de nuestros propios excesos. Si nos remontáramos gradualmente, al origen de lo que llamamos nuestras desdichas terrestres, veremos que éstas la mayor parte de las veces, son consecuencia de la primera desviación del camino recto. Por semejante desviación hemos entrado en un mal sendero y de consecuencia en consecuencia caemos en la desdicha.

922 – La felicidad terrestre es relativa a la posición de cada uno, y lo que basta a la felicidad de uno constituye la desdicha de otro. Sin embargo, ¿existe una medida común de felicidad para todos los hombres?
– Para la vida material es la posesión de lo necesario; para la vida moral, la conciencia tranquila y la fe en el porvenir.

923 – ¿Lo que es superfluo para uno no es necesario para otros, y viceversa, según la posición?
– Sí, de acuerdo con vuestras ideas materiales, vuestros prejuicios, vuestra ambición y todos vuestros ridículos defectos, a los cuales el futuro hará justicia cuando comprendáis la verdad. Sin duda que el que tenía cincuenta mil libras de renta y se encuentra reducido a diez, se cree muy infeliz, porque no puede darse tanta importancia, mantener lo que llama su posición, tener caballos, lacayos, satisfacer todas sus pasiones, etc. Se cree falto de lo necesario, pero francamente, ¿le juzgas tan digno de lástima, cuando a su lado hay quien se muere de hambre y de frío, y no tiene donde recostar la cabeza? El sabio,para ser feliz, mira siempre hacia abajo y nunca hacia arriba, a no ser para elevar su alma hasta el infinito. (715).

924 – Hay males que son independientes de la manera de actuar y que alcanzan al más justo de los hombres; ¿no existe algún medio de preservarse de ellos?
– En ese caso, debe resignarse y soportarlos sin murmurar, si se quiere progresar. Pero halla siempre consuelo en su conciencia, que le da la esperanza de un futuro mejor, si hace lo que es necesario para obtenerlo.

925 – ¿Por qué favorece Dios con bienes de fortuna a ciertos hombres que parecen no haberlos merecido?
– Es un favor a los ojos de los que no ven más que el presente; pero, sabedlo bien, con frecuencia, la fortuna es una prueba más peligrosa que la miseria. (814 y siguientes).

926 – Creando la civilización nuevas necesidades, ¿no es el origen de nuevas aflicciones?
– Los males de este mundo están en razón de las necesidades ficticias que os creáis. El que sabe limitar sus deseos y ve sin envidia al que le es superior, se evita no pocos disgustos en esta vida. El más rico es el que menos necesidades tiene.
Envidiáis los goces de los que os parecen los afortunados del mundo; pero, ¿sabéis lo que les está reservado? Si sólo para ellos gozan, son egoístas y luego vendrán los reveses. Compadecedlos más bien. Dios permite que a veces prospere el malvado, pero su felicidad no es como para envidiar, porque la pagará con lágrimas amargas.
Si el justo es infeliz, es una prueba que se le tomará en cuenta, si la soporta con valor. Recordad estas palabras de Jesús: Bienaventurados los que sufren, porque ellos serán consolados.

927 – Lo superfluo no es ciertamente lo indispensable para la felicidad, pero no sucede lo mismo con lo necesario. Luego, ¿no es real la desdicha de los que están privados de lo necesario?
– El hombre no es verdaderamente infeliz más que cuando experimenta la falta de lo necesario a la vida y a la salud del cuerpo.
Semejante falta es quizá culpa suya y en ese caso, no debe imputarla más que a sí mismo. Si es culpa de otro, caerá la responsabilidad sobre aquel que es la causa.

928 – Por la especialidad de las aptitudes naturales, Dios indica evidentemente nuestra vocación en el mundo. ¿No proceden muchos de nuestros males del hecho de no seguir esa vocación?
– Es verdad, y con frecuencia son los padres que por orgullo o avaricia, hacen salir a sus hijos del camino trazado por la Naturaleza, comprometiendo su felicidad con esa desviación, de la que serán responsables.
– Así, pues, ¿encontráis justo que el hijo de un hombre de distinguida posición haga zuecos, por ejemplo, si tiene aptitud para ello?
– No se ha de incurrir en el absurdo, ni exagerar nada; la civilización tiene sus necesidades. ¿Por qué el hijo de un hombre de distinguida posición, como dices, ha de hacer zuecos, si puede hacer otra cosa? Podrá siempre ser útil con arreglo a la medida de sus facultades, si no se las aplica en sentido contrario. Así, por ejemplo, en vez de un mal abogado, será quizá un buen mecánico, etc.
La separación de los hombres de su esfera intelectual es con seguridad, una de las causas más frecuentes de desengaño. La ineptitud para la carrera abrazada es una fuente perenne de reveses, y uniéndose después a esto el amor propio, priva al hombre caído de buscar un recurso en una profesión más humilde, y le señala el suicidio como remedio para lo que él cree una humillación. Si una educación moral lo hubiese elevado por encima de las necias preocupaciones del orgullo, jamás se le hubiera cogido desprevenido.

929 – Hay personas que, desprovistas de todo recurso, aun cuando la abundancia reina en torno a ellos, no tienen otra perspectiva que la muerte; ¿qué partido deben tomar? ¿Deben dejarse morir de hambre?
– Jamás debe tenerse la idea de dejarse morir de hambre.
Siempre se encontrarán medios de alimentarse, si el orgullo no se interpusiese entre la necesidad y el trabajo. Con frecuencia se dice: no hay oficio bajo y no es la situación lo que deshonra, pero se dice para los otros y no para sí mismo.

930 – Es evidente que sin los prejuicios sociales por los que se dejan dominar, se encontraría siempre algún trabajo que pudiese ayudar a vivir, aunque hubiese que abandonar su posición. Pero entre las personas que no tienen prejuicios, o que los dejan de lado, las hay que están en la imposibilidad de atender a sus necesidades, a consecuencia de enfermedades o de otras causas independientes de su voluntad.
– En una sociedad organizada según la ley de Cristo; nadie debe morir de hambre.
Con una organización social sabia y previsora, sólo por culpa suya puede faltar al hombre lo necesario, pero sus mismas faltas son, con frecuencia, resultado del medio en que se halla colocado. Cuando el hombre practique la ley de Dios, existirá un orden social fundado en la justicia y en la solidaridad, y él mismo también será mejor. (793).

931 – ¿Por qué en la sociedad son más numerosas las clases que sufren que las felices?
– Ninguna es completamente feliz, y lo que se cree felicidad encubre, con frecuencia, lacerantes pesares: el sufrimiento está por todas partes. Sin embargo, para responder a tu pensamiento, diré que las clases que llamas sufridoras, son más numerosas, porque la Tierra es un lugar de expiación. Cuando el hombre haya hecho en ella la morada del bien y de los Espíritus buenos, dejará de ser infeliz, y será para él, el paraíso terrestre.

932 – ¿Por qué en el mundo, con tanta frecuencia, los malos sobrepasan a los buenos en influencia?
– Por debilidad de los buenos; los malos son intrigantes y audaces, los buenos tímidos. Cuando éstos lo quieran, se harán superiores a aquéllos.

933 – Si con frecuencia el hombre es el artífice de sus sufrimientos materiales, ¿sucede lo mismo con los sufrimientos morales?
– Más aún, porque los sufrimientos materiales son a veces independientes de la voluntad; pero el orgullo herido, la ambición frustrada, la ansiedad de la avaricia, la envidia, los celos, todas las pasiones, en una palabra, son tormentos del alma.
¡La envidia y los celos! ¡Felices los que no conocen esos dos gusanos roedores! Con la envidia y los celos, no hay calma ni reposo posible para el que está atacado de ese mal: los objetos de su codicia, de su odio, de su despecho se levantan ante él como fantasmas que no le dan tregua, y le persiguen hasta en el sueño. Los envidiosos y los celosos están en un estado de fiebre continua. Por tanto, ¿es ésta una situación deseable? ¿No comprendéis que el hombre con semejantes pasiones se ha creado suplicios voluntarios, viniendo a ser la Tierra para él un verdadero infierno?
Varias expresiones pintan enérgicamente los efectos de ciertas pasiones; se dice: estar hinchado de orgullo, morirse de envidia, secarse de celos o de despecho, amargarse con eso la bebida y la comida, etc., cuadro harto verdadero.
A veces los celos ni objeto determinado tienen. Hay personas celosas por naturaleza de todo lo que prospera, de todo lo que sobresale de lo vulgar, aun cuando no tengan ningún interés directo, sólo porque ellas no pueden llegar al mismo grado. Todo lo que sobresale en el horizonte las ofusca y si estuviesen en mayoría en la sociedad, querrían ponerlo todo a su nivel. Son los celos sumados a la mediocridad.
Con frecuencia sólo es infeliz el hombre por la importancia que da a las cosas del mundo. La vanidad, la codicia y la ambición frustradas son las que causan su infelicidad. Si se hace superior al estrecho círculo de la vida material, se eleva sus pensamientos hacia el infinito, que es su destino, las vicisitudes de la Humanidad le parecen entonces mezquinas y pueriles, como las tristezas de un niño que se aflige con la pérdida de un juguete que representaba su felicidad suprema.
Aquel que no ve más felicidad que en la satisfacción de su orgullo y de los apetitos groseros, es infeliz cuando no los puede satisfacer, al paso que el otro que nada superfluo desea es feliz con lo que los otros ven como calamidades.
Hablamos del hombre civilizado; porque, teniendo el salvaje necesidades más limitadas, no tiene los mismos objetos de codicia y angustia: su modo de ver las cosas es diferente. En estado de civilización, el hombre razona su desdicha y la analiza, y por esto le afecta más. Pero puede, también, razonar y analizar los medios de consolación. Esta consolación la encuentra en el sentimiento cristiano que le da la esperanza de un futuro mejor, y en el Espiritismo que le da la certeza de ese futuro.

 PERFECCIÓN MORAL   Libro de los Espíritus. (Allan Kardec)

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LA LEY DEL AMOR

 Mis queridos condiscípulos, los Espíritus aquí presentes os dicen por mi intermedio: "Amad mucho, a fin de ser amados". Es tan justo este pensamiento, que en él encontraréis todo lo que consuela y ablanda las penas de cada día; o mejor: poniendo en práctica ese sabio consejo, os elevaréis de tal modo por encima de la materia, que os espiritualizareis antes de abandonar la vivienda terrestre.  Habiendo los estudios espíritas, desarrollado en vosotros la comprensión del futuro, una certeza tenéis: la de caminar hacia Dios, viendo realizadas todas las promesas que corresponden a las aspiraciones de vuestra alma. Por eso debéis elevaros bien alto para juzgaros sin las restricciones de la materia, y no condenar a vuestro prójimo sin haberles encomendado a Dios en pensamiento.
Amar, en el sentido profundo del término, en el hombre, es ser leal, probo, consciente, para hacer a los otros lo que quiera que estos le hagan; es procurar en torno a sí, el sentido íntimo de todos los dolores que abruman a sus hermanos, para suavizarlos; y considerar como suya a la grana familia humana, porque esa familia todos la encontraréis, dentro de cierto periodo, en los mundos más adelantados; y los Espíritus que la componen son, como vosotros, hijos de Dios destinados a elevarse hasta el infinito. Así, no podéis recusar a vuestros hermanos lo que Dios liberalmente os otorgó, por cuanto que de vuestra parte, mucho os alegraría que vuestros hermanos os diesen de aquello que necesitáis. Para todos los sufrimientos, tened siempre una palabra de esperanza y de  confort, a fin de que seáis enteramente amor y justicia.
Creed que esta sabia exortación: "Amad bastante, para ser amados" abrirá camino; revolucionaria, ella sigue su camino, que es determinado e invariable. Pero, ya ganasteis mucho, vosotros que me oís, pues ya sois infinitamente mejores de lo que erais hace cien años, sin duda aceptareis con la misma facilidad las que aún no os han podido entrar en el cerebro.
Hoy, cuando el movimiento espírita ha dado tan gran paso, ved con que rapidez las ideas de justicia y de renovación constantes en los dictados espíritas, son aceptadas por la parte mediana del mundo inteligente. Y que esas ideas corresponden a todo l que hay de divino en vosotros. Y que estáis preparados por una sementera fecunda: la del siglo pasado, que implantó en el seno de la sociedad terrena las grandes ideas de progreso.  Y como todo se encadena bajo la dirección del Altísimo, todas las lecciones recibidas y aceptadas vendrán a encerrarse en la permuta universal del amor al prójimo. Por ahí, los Espíritus encarnados, mejor apreciando y sintiendo, se extenderán las manos, desde todos los confines de vuestro planeta. Unos y otros se reunirán para entenderse y amarse, para destruir todas las injusticias, todas las causas de desacuerdos entre los pueblos.
Gran  concepto de renovación por el Espiritismo, tan bien expuesto en El Libro de los Espíritus; tu producirás el portentoso milagro del siglo venidero, el de la armonización de todos los intereses materiales y espirituales de los hombres, por la aplicación de este precepto bien comprendido: "Amad bastante, para ser amados".
Sansón, ex-miembro de la Sociedad Espírita de París(1863).

(Fuente: El Evangelio según el Espiritismo, cap. XI, item 10.)

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¿El alma y el cuerpo de las personas, fueron creados al mismo tiempo? 
Evidentemente el alma de una persona es casi infinitamente mucho más vieja que su cuerpo; esta se formó y lleva rodando evolutivamente desde lo más lejano en  la noche de los tiempos y durante  tantas y tantas  existencias humanas, mientras que su cuerpo actual  no tiene  otro  punto de partida que el de su propio nacimiento en la vida actual.
Esto se  llega a comprender  al considerar que si el Espíritu  humano  hubiese sido creado al mismo tiempo que el cuerpo físico de la persona, no tendrían en ese caso, razón de ser ni explicación, las reminiscencias, las intuiciones  y  las aptitudes a veces tan desarrolladas y  asombrosas de carácter intelectual o artístico con las que muchos nacen, y  que diferencian a unas personas de otras.
A su vez, si  todas las almas fuesen igual de “viejas”, tampoco tendrían explicación los diversos niveles de   aptitudes, de madurez psicológica, creativa, y de moralidad existentes, que por más que se pretenda por parte de la Ciencia oficial, no pueden ser explicados en su totalidad cuando se basan solamente en  las leyes de la herencia genética o de las capacidades cerebrales.
Sin embargo sí  que encuentran explicación completa esas capacidades y aptitudes, de modo global y coherente, cuando admitiendo en el ser humano  la existencia de un  alma como energía vitalizadora, pensante, sintiente y racional que acompaña al cuerpo físico  al que lógicamente  preexiste  y sobrevive, demostrando esas capacidades y aptitudes que solamente pudo adquirir en  anteriores existencias corporales.
Si consideramos por separado al Espíritu y al Cuerpo físico, comprenderemos que el cuerpo por sí solo no es nada; solamente un conjunto de materia carnal de naturaleza animal,  limitada en el espacio físico y sujeto a todas las leyes físicas,  pero  si consideramos que el Espíritu encarnado o Alma tiene que ser  causa  de la existencia del  cuerpo , no podemos admitir que el cuerpo, que es efecto del  Alma  que lo vitaliza y se manifiesta  a través de él, se genere en el mismo instante o incluso antes que el Espíritu que es la causa que le da razón de existir .
Ningún efecto  se produce  si  no existe antes la causa que lo  produce. La causa tiene que ir forzosamente por delante de su efecto.
 El cuerpo para su formación, necesitó además del hogar uterino y de la herencia genética con el ADN de sus progenitores, la existencia previa de un alma que junto con él completase un ser humano.
Más descabellado aún es  tomar el efecto por la causa,  si se admitiese que la materia crea o configura al alma  que la anima. Es el caso como cuando alguien, como científico se ha aventurado en afirmar que el pensamiento es producido o secretado por el cerebro, cuando sin embargo el cerebro solamente es el medio que permite manifestarse al pensamiento, que es un atributo del alma,  pero no lo produce, pues un órgano material no puede producir o crear un elemento inmaterial como lo es un pensamiento  o un acto volitivo o de carácter ético o estético.
- Jose Luis Martín -

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“La fuerza del Espiritismo reside en su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y en el    buen sentido”.
Allán Kardec-

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