SONAMBULISMO.
425 – ¿El sonambulismo natural, tiene relación con los sueños?
¿Cómo puede explicarse?
– Es una independencia del alma más completa que la del sueño y entonces están más desarrolladas las facultades. Tiene el alma percepciones que no tenía en el sueño, que es un estado incompleto de sonambulismo.
En el sonambulismo el Espíritu es completamente él mismo. Estando hasta cierto punto los órganos materiales en estado cataléptico, no reciben las impresiones exteriores. Este estado se manifiesta especialmente durante el sueño,momento en que puede el Espíritu abandonar provisionalmente el cuerpo,quedando éste entregado al descanso indispensable a la materia. Cuando se producen los hechos sonambúlicos, es que el Espíritu preocupado por una cosa o por otra, se entrega a alguna acción que requiere el uso del cuerpo, del cual se
sirve entonces de un modo análogo al uso que se hace de una mesa o cualquier otro objeto material en los fenómenos de manifestación física, o de la mano en las comunicaciones escritas. En los sueños de que se tiene conciencia, los órganos, incluso los de la memoria, comienzan a despertarse; reciben imperfectamente las impresiones producidas por los objetos o causas externas y las comunican al Espíritu que, reposando también entonces, no recibe más que sensaciones confusas e incoherentes con frecuencia y sin ninguna razón aparente de ser, mezcladas como están de vagos recuerdos, ya de esta existencia, ya de las anteriores. Fácil es entonces comprender por qué los sonámbulos no tienen ningún recuerdo y por qué los sueños cuyo recuerdo conservamos, no tienen sentido alguno las más de las veces. Digo frecuentemente porque sucede que son consecuencia de un recuerdo exacto de acontecimientos de una vida anterior y algunas veces hasta una especie de intuición del futuro.
428 – ¿Cuál es la causa de la clarividencia sonambúlica?
– Ya lo hemos dicho: es el alma que ve.
429 – ¿Por qué razón el sonámbulo puede ver a través de los cuerpos opacos?
– No hay cuerpos opacos sino para vuestros órganos groseros.
¿Acaso no hemos dicho que para el Espíritu no es un obstáculo la materia, puesto que libremente la penetra? Con frecuencia os dice que ve con la frente, con la rodilla, etc., porque sujetos vosotros completamente a la materia, no comprendéis que pueda ver sin auxilio de los órganos, y hasta él mismo en virtud de vuestro deseo, cree tener necesidad de esos órganos. Pero si le dejaseis en libertad, comprendería que ve por todas las partes de su cuerpo, o por mejor decir, ve fuera de su cuerpo.
430 – Puesto que la clarividencia del sonámbulo es la de su alma o Espíritu, ¿por qué no lo ve todo y por qué se equivoca con frecuencia?
– Ante todo no es dado a los Espíritus imperfectos verlo y conocerlo todo. Bien sabes que participan aún de vuestros errores y prejuicios, y además, cuando están ligados a la materia no gozan de todas las facultades del Espíritu. Dios ha dado al hombre esta facultad con un fin útil y grave, y no para enseñarle lo que no debe saber. He aquí por qué los sonámbulos no pueden decirlo todo.
431 – ¿Cuál es el origen de las ideas innatas del sonámbulo y como puede hablar con exactitud de cosas que ignora, estando despierto y que son hasta superiores a su capacidad intelectual?
– Sucede que el sonámbulo posee más conocimientos de los que le supones, pero ellos dormitan; porque su envoltura es demasiado imperfecta para que pueda recordarlos. Pero, ¿qué es en definitiva?
Como nosotros, un Espíritu encarnado en la materia para cumplir su misión, y el estado en que entra le despierta de su letargo. Te hemos dicho con frecuencia que revivimos muchas veces, y este cambio es el que te hace perder materialmente lo que ha podido aprender en una existencia precedente. Cuando se encuentra en un estado que tú llamas crisis, lo recuerda; pero no siempre de un modo completo. Sabe, pero no podría decir dónde ha aprendido, ni cómo posee los conocimientos.
Pasada la crisis, desaparece todo recuerdo, y el sonámbulo vuelve a la oscuridad.
La experiencia demuestra que los sonámbulos reciben también comunicaciones de otros Espíritus que le transmiten lo que debe decir, y suplen su insuficiencia. Eso se ve, sobre todo en las prescripciones médicas: el Espíritu del sonámbulo ve el mal, y otro le indica el remedio. Esta doble acción es patente a veces y se revela además por estas expresiones bastante frecuentes: se me dice que diga, o se me prohíbe que diga tal cosa. En este último caso siempre es peligroso insistir en obtener una revelación que se niega; porque entonces, son atrapados por los Espíritus ligeros que hablan de todo sin escrúpulos y sin preocuparse con la verdad.
432 – ¿De que modo se explica la vista a distancia de ciertos sonámbulos?
– ¿No se transporta el alma durante el sueño? Pues, es la misma cosa en el sonambulismo.
433 – El desarrollo mayor o menor de la clarividencia sonambúlica, ¿depende de la organización física, o de la naturaleza del Espíritu encarnado?
– De la una y de la otra, puesto que hay disposiciones físicas que permiten al Espíritu desprenderse más o menos fácilmente de la materia.
434 – Las facultades de que gozan los sonámbulos, ¿son las mismas del Espíritu después de la muerte?
– Hasta cierto punto, porque es preciso tener en cuenta la influencia de la materia a que está aún sujeto.
435 – ¿Puede ver el sonámbulo a otros Espíritus?
– La mayoría los ve muy bien; esto depende del grado y la naturaleza de su lucidez. Pero, algunas veces, no perciben todo al principio y los toman por seres corporales; eso ocurre, sobre todo a los que ningún conocimiento tienen del Espiritismo. No comprenden aún la esencia de los Espíritus, les asombra su presencia y por esta razón creen ver personas vivas.
El mismo efecto se produce en el momento de la muerte, en los que aún se creen vivos. Pues, les parece que nada ha cambiado a su alrededor, creen que los Espíritus tienen cuerpos semejantes a los nuestros, y toman la apariencia del suyo por un cuerpo real.
436 – El sonámbulo que ve a distancia, ¿ve desde el punto en que está su cuerpo, o desde aquel donde está su alma?
– ¿A qué esta pregunta, siendo el alma la que ve y no el cuerpo?
437 – Puesto que es el alma la que se transporta, ¿cómo puede el sonámbulo experimentar en su cuerpo las sensaciones de calor o frío del lugar donde se encuentra su alma y que está a veces muy lejos de su cuerpo?
– El alma no deja completamente el cuerpo al cual está siempre ligada por un lazo que es el conductor de las sensaciones. Cuando dos personas se comunican de una a otra ciudad por medio de la electricidad, ésta es el lazo de los pensamientos de aquéllas. Por esta razón se comunican como si estuviesen una al lado de la otra.
438 – El uso que hace un sonámbulo de su facultad, ¿influye en el estado de su Espíritu después de la muerte?
– Mucho, como el buen y el mal uso de todas las facultades que Dios ha dado al hombre.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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Desigualdad de las riquezas
La desigualdad de las riquezas es uno de los problemas que preocupa a mucha gente y, inútilmente, se procurará resolverlo, llevando en cuenta solamente la vida actual.
La siguiente cuestión fue propuesta a los Espíritus Superiores:
¿ Por qué no son igual de ricos todos los hombres ?
Ellos respondieron: No lo son por una razón muy simple: por no ser igualmente inteligentes, activos y laboriosos, para adquirir, ni sobrios y provisores para conservar.
Además, está matemáticamente demostrado que la riqueza, repartida con igualdad, a cada uno daría una parcela mínima e insuficiente.
Por otro lado, si se pudiese hacer ese reparto, el equilibrio en poco tiempo estaría desecho por la diversidad de los caracteres y de las aptitudes.
Suponiendo aún que fuera posible y durable esa división, cada uno tendría solamente con lo que vivir y el resultado sería el aniquilamiento de todos los grandes trabajos que concurren para el progreso y para el bienestar de la Humanidad.
Otro inconveniente sería el final del incentivo que impele a los hombres a los descubrimientos y a los emprendimientos útiles.
Si Dios concentra la riqueza en ciertos puntos, es para que de ahí se expanda en cantidad suficiente, de acuerdo con las necesidades.
Admitido eso, se pregunta por qué Dios la concede a personas incapaces de hacerla fructificar para bien de todos.
Aún ahí, está una prueba de la Sabiduría y de la Bondad Divina. Dándole el libre arbitrio, quiere Dios que el hombre llegue, por experiencia propia, a distinguir el bien del mal y opte por el bien, de libre voluntad y por sus esfuerzos.
El hombre no debe ser conducido fatalmente al bien ni al mal. Si así fuese, no sería mas que un instrumento pasivo e irresponsable, como los animales.
La riqueza es un medio por el que Dios nos prueba moralmente.
Como la riqueza también es un poderoso medio de acción para el progreso, Dios no permite que esta permanezca por largo tiempo improductiva, por lo que incesantemente la reparte.
Cada uno tiene que poseerla para ejercitarse en utilizarla y demostrar que uso sabe hacer de ella.
Siendo, sin embargo, materialmente imposible que todos la posean al mismo tiempo, y aconteciendo, además de eso, que todos la poseyeran, nadie trabajaría y el mejoramiento del planeta quedaría comprometido, cada uno la posee a su turno.
Así, uno que no la tiene hoy, ya la tuvo o la tendrá en otra existencia. Otro, que ahora la tiene, tal vez no la tenga mañana.
De esa forma, si hay ricos y pobres, es porque siendo Dios justo, a cada uno le prescribe trabajar en su turno.
La pobreza es, para los que sufren, la prueba de la paciencia y de la resignación, y la riqueza es, para los otros, una prueba de caridad y de abnegación.
* * *
El hombre solo posee en plena propiedad, de aquello que le es dado llevar de este mundo.
No llevamos ni tan siquiera el cuerpo, que es un préstamo de Dios para nuestra evolución.
Los patrimonios del alma jamás se pierden.
Así, el tesoro de la inteligencia, los conocimientos y las cualidades morales, siguen con nosotros por la eternidad.
Redacción de Momento Espírita, con base en los itens 8,9 y 10 del cap.
Redação do Momento Espírita com base nos itens 8, 9 e 10 del cap.XVI del Evangelio según el Espiritismo.
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LA TEMPLANZA
Ya sé hablaba de la templanza, en la literatura griega más antigua.
Platón (s.I a C.) en el diálogo Cármides o de la templanza, dice: “La templanza es la virtud propia de la parte concupiscible (deseable) del alma y en armonía con el coraje y la sabiduría conduce al ser humano a la virtud de la justicia”.
Más tarde san Agustín (s.III d C.) en el tratado De diversis quaestionibus, dice: “La templanza es el dominio firme y moderado de la razón sobre las pasiones, y sobre los otros movimientos desordenados del alma”.
Cuando desarrollamos la templanza, conseguimos el control sobre nosotros mismos, permitiendo que la razón guie nuestra voluntad. Discerniendo cuándo, de qué manera o cómo conviene realizar la acción que tenemos que ejecutar en cada momento, la mesura y el equilibrio nos ayuda a que en nuestras relaciones sociales, laborales y sobre todo familiares, exista una armonía que nos enriquezca y nos ayude a desarrollar el plan de trabajo con el que bajamos al plano físico con mayor facilidad.
Para poder llegar al punto del equilibrio, tenemos que desarrollar las virtudes, que son habilidades que se van adquiriendo con esfuerzo, estos hábitos se consiguen con educación, constancia y autodisciplina.
Una de las virtudes más importantes para dominar los instintos de la materia, es esta virtud, que modera la atracción de los placeres y apetencias procurando el equilibrio; nos permite llegar al dominio de la voluntad sobre los instintos.
El dejarnos llevar por los instintos sin control, dejando libres las inclinaciones negativas, nos perjudica sobre manera, pues en vez de elevar el espíritu lo encierra más en la materia, de manera que lo vamos ahogando, hasta el punto de permitir que sea la materia la que domine nuestra vida, demostrando lo ignorantes que podemos llegar a ser, permitiendo que nuestras debilidades nos superen, perdiendo la oportunidad de aprovechar la encarnación presente.
Las pasiones humanas vividas en encarnaciones pasadas, son las responsables de situaciones dolorosas, que se presentan hoy en nuestras vidas, como pueden ser: obsesiones, enfermedades, carencias, contraídas por los abusos cometidos, gula, ira, sexo, etc… consecuencias todas ellas de nuestras debilidades que nos someten a una esclavitud elegida por nosotros mismos, que una vez desencarnados nos las llevamos con nosotros viviendo situaciones terribles de las que no es fácil salir.
El saber decir no a las cosas que nos gustan o nos apetecen, pero que son superfluas y no nos aportan nada en nuestro vivir diario, e incluso nos hacen perder el tiempo, nos da libertad para actuar, nos permite elegir lo que queremos hacer, mantener los deseos en los límites de la honestidad, nos ayuda a orientar los sentidos hacia el bien. Nos libera de ataduras materiales que pueden entorpecer nuestro caminar en la vida aquí en la tierra.
Desarrollando la templanza aprendemos que no todo lo que se puede hacer, se debe hacer. Nos da calma, serenidad y fortaleza para actuar con objetividad. Y en las situaciones que tengamos que rechazar, en determinados momentos placenteros, nos podamos alejar con discreción, no dejándonos arrastrar por los instintos.
Poner medida en la razón, lo necesitan los niños y los mayores, los niños no lo tienen desarrollado. Cuántas veces hemos oído decir, este niño come por los ojos, no para de pedir caprichos…; el sentido de la medida se consigue con educación, con el tiempo, adquiriendo experiencia y sobre todo con el esfuerzo personal que hacemos renunciando a nuestros caprichos. Así vamos pasando de la niñez a la juventud y de esta etapa, a la madurez, aprendiendo a dominarnos, a tener mesura y equilibrio.
En el hogar, actuando con templanza, conseguimos paz y serenidad, consiguiendo minimizar los problemas que van surgiendo por los roces que se pueden dar en la convivencia diaria de los diferentes componentes que existen en una familia. El no encolerizarse, oponerse a las contrariedades por medio de la prudencia y la serenidad, superando las rudas tormentas que puedan aflorar, se consigue crear un ambiente de entendimiento entre todos.
Controlando los sentidos nos liberamos de las ataduras materiales y dejamos actuar más al espíritu que es él, el que sabe cuál es el plan de trabajo con el que hemos venido, nos permite elevar el pensamiento acercándonos más al plano espiritual superior, y pudiendo sentir las inspiraciones de los hermanos que están junto a nosotros, que nos quieren ayudar para que aprovechemos el tiempo en la tierra y rescatar deudas del pasado
Las virtudes forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien, mejorar dichas cualidades, en un trabajo íntimo de transformación personal para convertirnos en personas de bien y poder ayudar a mejorar la sociedad que nos rodea.
Gloria Quel
© 2016, Amor, paz y caridad
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ABORTO DELICTIVO
Nos conmovemos, habitualmente, delante de grandes tragedias que
agitan la opinión.
Homicidios que convulsionan la prensa y movilizan largos equipos
policiales…
Hurtos espectaculares que inspiran vastas medidas de vigilancia…
Asesinatos, conflictos, engaños y asaltos de todo los tipos crean la
guerra de los nervios, en todas partes; y, para impedir semejantes
fecundaciones de ignorancia y delincuencia, se yerguen cárceles y se funden
cadenas, se organiza el trabajo forzado y en algunas naciones es practicada la
propia lapidación de infelices en la calle, sin ninguna señal de compasión.
Existe, aún, un crimen más doloroso, por el placer de crueldad con que
es practicado, en el silencio del santuario doméstico o en la falda de la
Naturaleza…
Crimen horroroso, porque la víctima no tiene voz para suplicar piedad
y ni brazos robustos que se confíe a los movimientos de reacción.
Nos referimos al aborto delictivo, en que padres inconscientes
determinan la muerte de los propios hijos, asfixiándoles la existencia, antes
PECULIARIDADES EN LA
MANIFESTACIÓN MEDIÚMNICA
Cada manifestación es diferente. Nunca sabemos, con seguridad, las intenciones del Espíritu que se aproxima, que problemas nos trae, cuáles son sus características, cual es la razón de su presencia entre nosotros.
La propia mediúmnidad no es un instrumento de precisión, como un microscopio o un reloj, que funcione, repetidamente, de manera previsible y controlable. El médium es un ser humano ultrasensible, de psicología compleja, encargado en transmitir el pensamiento de un desencarnado, pero está muy lejos de ser mero aparato mecánico de comunicación, como un teléfono o una radio, aunque no obstante se hable en sintonía y en vibraciones, cuando a el nos referimos. Sus facultades sufren influencias variadas, del ambiente, de su estado de salud, de su problemática intima, de su fe o ausencia de ella, de su interés en el trabajo, que puede fluctuar, de su capacidad de concentración, de su confianza en los compañeros que le rodean y, especialmente, en el dirigente del grupo y, obviamente, de los Espíritus manifestantes. Y hasta estos, que son también seres humanos - no nos olvidemos de esto - varían sus presentaciones, de una para otra manifestación, según sus propias disposiciones.
Por otro lado, es necesario considerar, también, que hay diferentes formas de mediúmnidad: de incorporación, o psicofónico, de videncia, clariaudiencia, psicografia, así como existen médium que conservan su conciencia durante la manifestación, y médium que pasan a lo que se convino llamar estado "inconsciente".
Es inadecuada la expresión "mediúmnidad inconsciente". El Espíritu del médium no está en estado de inconsciencia, simplemente se aparto de su cuerpo físico, para cederlo al manifestante. Lo máximo que se puede decir es que la conciencia no está presente en el cuerpo físico, o mejor dicho, no se manifiesta a través del cuerpo material, temporalmente ocupado o manipulado por una entidad extraña a su economía. Si el médium se sumergiese, en Espíritu, en el estado de inconsciencia, el manifestante asumiría posesión total de su organismo y haría con el lo que le pareciese bien.
Existen manifestaciones violentas, y muy libres, durante las cuales los Espíritus incorporados mueven el instrumento mediúmnico aparentemente a su voluntad, haciéndole gritar, dar puñetazos, levantarse, derrumbar muebles, rasgar libros y cuadernos, y promover disturbios semejantes.
La mediúmnidad sonambúlica se asemeja al estado de posesión; pero, basta invocar esta, para sentir la diferencia entre una y otra manifestación. El poseso es realmente un médium, pues ofrece condiciones para que otro Espíritu se incorpore en el, pero el médium no es un poseso, en el sentido de que el manifestante pueda hacer, con el, todo cuanto le parezca, en cualquier momento y sin límite de tiempo, o totalmente sin disciplina.
En un grupo mediúmnico en que la supervisión espiritual sea firme y segura, la mediúmnidad sonambúlica puede y debe funcionar perfectamente, pues muchos Espíritus necesitan estar unidos a tales médium. Ellos provocaran disturbios y se agitaran bastante, según los recursos y censuras que encontraran en sus médiums, pero no nos olvidemos de que, los guías espirituales del grupo estarán atentos, para que ellos no cometan desatinos, como el propio médium estará presente y consciente, acompañando atentamente la manifestación, y puede, con certeza, interferir, para que el Espíritu manifestante no se exceda, aunque se le permita una considerable libertad. En casos extremos los orientadores espirituales del grupo también adoptaran medidas de excepción, para contener las manifestaciones mas violentas. Ya tuvimos oportunidad de presenciar algunos de esos casos, en que el Espíritu es virtualmente "maniatado", por lazos fluidicos invisibles a nuestros ojos, pero de una realidad indiscutible para el, porque lo inmoviliza instantáneamente.
El grupo debe estar, así, perfectamente preparado para innumerables formas de manifestación. Ellas son imprevisibles e inesperadas. El adoctrinador experimentado sabrá identificar prontamente las primeras señales de la incorporación, cuando el Espíritu comienza a acomodarse a la organización mediúmnica. Es necesario recordar que, frecuentemente, el Espíritu manifestante esta parcialmente unido al médium, horas, y hasta días enteros, antes de la _ sesión. En estos casos, cuando se trata de un Espíritu desarmonizado, aunque la manifestación no sea ostensiva, porque esto implicaría admitir mediúmnidad totalmente descontrolada, el médium sufre inevitable malestar físico, dolor de cabeza, presi6n sobre la nuca, sobre los plexos, sensación de angustia indefinible y, hasta incluso, estado febril, postración, irritabilidad, agresividad y varios otros síntomas de desorganización psicosomática.
El médium experimentado y responsable debe estar preparado para eso. No se asuste, no se aterrorice, no tema y, sobre todo, no deje de comparecer al trabajo, por causa de esas disonancias psicofísicas, pues es eso mismo lo que desean los compañeros desequilibrados, es decir, apartarlo del trabajo.
Ese envolvimiento puede darse también con los demás participantes del grupo que, aunque no estén dotados de mediúmnidad ostensiva, sufren también terribles presiones de los hermanos perturbados. Uno de los blancos predilectos de esas penosas aproximaciones es el adoctrinador, tenga o no mediúmnidad ostensiva. El cerco en torno de el es permanente, tenaz, implacable, impiadoso, porque los compañeros desencarnados enfermos, creen que neutralizándolo, acaban con el grupo, lo que muchas veces, infelizmente, es verdad.
Este o no este el Espíritu unido al médium antes de la sesión, es cierto que el planeamiento espiritual ya tiene las tareas de la noche distribuidas por anticipación, y en la secuencia que creen mas conveniente a la buena marcha de los trabajos. Generalmente, cada médium tiene su propio "estilo", para indicar el inicio de la comunicación: colocar las manos sobre la mesa, respirar con mayor profundidad, dos o tres veces, agitar ligeramente la cabeza o el cuerpo, gemir, levantar los brazos, en una somatología que el adoctrinador, habituado a trabajar con el, sabrá identificar, a fin de iniciar el tratamiento del hermano que se presenta.
A veces, el Espíritu comienza luego a hablar, o a vociferar, pero, usualmente, el necesita de algunos segundos ' para apoderarse de los controles psíquicos del médium, y no consigue hablar sino después de haberse acomodado bien a la organización de su instrumento. El adoctrinador debe aprovechar esos momentos para dar una palabra de , bienvenida, saludándolo con atención, cariño y respeto. En algunos casos el Espíritu solamente consigue expresarse con mucho trabajo, en virtud de su estado de perturbación, de indignación, o por estar con deformaciones periespirituales que se lo impiden. Otras veces, valiéndose de astucia, o , preparando celadas, se mantiene en silencio, para que el adoctrinador se canse, en la tentativa de descubrir sus motivaciones, a fin de intentar ayudarlo, con lo que el se divierte bastante.
En ciertas ocasiones, el viene revestido de un manto de mansedumbre y tranquila seguridad. Dice palabras dulces, nos asegura sus buenas intenciones, nos da consejos. Uno de ellos, cierta vez, comenzó serenamente, con un llamamiento "a los corazones bien formados", en un lenguaje de pacificación y entendimiento. Le digo que estamos dispuestos a la pacificación y al entendimiento, siempre que el venga en nombre de Dios: pero, por mas que se esfuerce - cosa extraña! - no consigue pronunciar el nombre de Dios, como yo le pidiera. Por fin, explota en irritación y "abre el fuego", gritando que acabo la farsa. Y derrama un arsenal de amenazas e intimidaciones.
Existen los que fingen dolores que no sienten, o mutilaciones que no poseen, como ceguera o falta de la lengua. Miran, con esos artificios, distraer nuestra atención del punto principal de su problemática, o simplemente se entregan al placer irresponsable de engañar, mistificar, defraudar, o también, como algunos me dicen, a veces, de cansar al médium encargado de darles pases.
De cualquier forma que sea la apertura de la comunicación, el adoctrinador debe esperar, con paciencia, después de recibir al compañero con un saludo sinceramente cortes y respetuoso. Sea quien fuere el que comparezca ante nosotros, es un Espíritu desajustado, que necesita socorro. Algunos vienen mas desarmonizados que otros, pero todos necesitados - y deseosos - de una palabra de comprensión y cariño, por más que reaccionen a nuestra aproximación. Los primeros momentos de un contacto mediúmnico son muy críticos. Aun no sabemos a que viene el Espíritu, que angustias trae en el corazón, que intenciones, que esperanzas y recursos, que posibilidades y conocimientos. ¿Estará unido a alguien que estamos intentando ayudar? ¿Tiene problemas personales con algún miembro del grupo? ¿Lucha por una causa? ¿Ignora su estado, o tiene conciencia de lo que pasa con el? ¿Es culto, inteligente, o se presenta inexperto e incapaz de sostener un dialogo mas sofisticado?
Una cosa es cierta: no debemos subestimarlo. Puede, al principio, revelar una clamorosa ignorancia, y entrar, después, en la posesión de todo el acervo cultural de que dispone. Difícilmente el Espíritu es bastante primario para ser clasificado, sumariamente, como ignorante. Nuestra experiencia acumulada es mucho más amplia de lo que sospechamos.
Trabajo realizado por M. C. R
EXTRAÍDO DEL LIBRO “DIALOGO CON LAS SOMBRAS” DE HERMINIO. C. MIRANDA.
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PRACTICAR ESPIRITISMO
106. ¿Qué es practicar el Espiritismo?
− Practicar el Espiritismo, es:
1 ° invocar los
espíritus y ponerse en relación con mundo invisible;
2 ° frecuentar con perseverancia las
reuniones espiritistas;
3 ° desarrollar los dones de la mediumnidad que están en germen en cada uno de nosotros.
107. ¿Qué significa invocar los espíritus?
− Es dirigirles oraciones y pedirles luz,
inspiración, ayuda y protección.
108. Entonces, ¿La oración es escuchada en el mundo invisible?
− La oración es una
elevación del alma que se traza un camino fluídico en el espacio; puede alcanzar a los
espíritus más elevados y llegar hasta Dios.
109. ¿Cuál es la mejor de oraciones?
− Toda oración es buena cuando es una
elevación del alma y un llamamiento sincero al corazón.
110. ¿Qué es una reunión espiritista?
− Es un grupo compuesto de varias personas
unidas por la comunión de los pensamientos, la afinidad de los fluidos y el acuerdo de las
voluntades.
111. ¿Cómo debe estar compuesta una verdadera reunión espiritista?
- De un grupo de
investigadores alumbrados, de un presidente, de uno o de varios médiums, bajo la
protección de los espíritus buenos.
112. ¿Dónde deben celebrarse estas reuniones?
− Dondequiera, porque el espíritu se
manifiesta donde quiere; pero preferentemente en un lugar recogido, porque a los espíritus
buenos no les gusta manifestarse en medio del barullo.
113. ¿Es durante día o por la noche que deben reunirse?
− Unas veces por el día, y
otras por la noche, según los espíritus mismos lo hayan decidido: sin embargo la noche es
más propicia a las comunicaciones con mundo invisible.
114. ¿Por qué esto?
− Porque la atmósfera nocturna es más tranquila; la actividad del
día no intercepta tanto las corrientes de las ondas magnéticas; en estas condiciones, es más
fácil trazar el camino fluídico entre este mundo y el más allá. Es por otra parte lo que
significa un proverbio antiguo: «el día pertenece a los hombres, la noche pertenece a los
dioses», es decir a los espíritus.
115. ¿Todas las reuniones espiritistas son testigos de las mismas revelaciones y de los
mismos fenómenos?
− No, cada grupo tiene su carácter y su fisonomía. Todo depende de la
elevación de los espíritus que se comunican, de las disposiciones íntimas de los asistentes
y, sobre todo, del valor de los médiums.
Lèon Denis.
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Ya sé hablaba de la templanza, en la literatura griega más antigua.
Platón (s.I a C.) en el diálogo Cármides o de la templanza, dice: “La templanza es la virtud propia de la parte concupiscible (deseable) del alma y en armonía con el coraje y la sabiduría conduce al ser humano a la virtud de la justicia”.
Más tarde san Agustín (s.III d C.) en el tratado De diversis quaestionibus, dice: “La templanza es el dominio firme y moderado de la razón sobre las pasiones, y sobre los otros movimientos desordenados del alma”.
Cuando desarrollamos la templanza, conseguimos el control sobre nosotros mismos, permitiendo que la razón guie nuestra voluntad. Discerniendo cuándo, de qué manera o cómo conviene realizar la acción que tenemos que ejecutar en cada momento, la mesura y el equilibrio nos ayuda a que en nuestras relaciones sociales, laborales y sobre todo familiares, exista una armonía que nos enriquezca y nos ayude a desarrollar el plan de trabajo con el que bajamos al plano físico con mayor facilidad.
Para poder llegar al punto del equilibrio, tenemos que desarrollar las virtudes, que son habilidades que se van adquiriendo con esfuerzo, estos hábitos se consiguen con educación, constancia y autodisciplina.
Una de las virtudes más importantes para dominar los instintos de la materia, es esta virtud, que modera la atracción de los placeres y apetencias procurando el equilibrio; nos permite llegar al dominio de la voluntad sobre los instintos.
El dejarnos llevar por los instintos sin control, dejando libres las inclinaciones negativas, nos perjudica sobre manera, pues en vez de elevar el espíritu lo encierra más en la materia, de manera que lo vamos ahogando, hasta el punto de permitir que sea la materia la que domine nuestra vida, demostrando lo ignorantes que podemos llegar a ser, permitiendo que nuestras debilidades nos superen, perdiendo la oportunidad de aprovechar la encarnación presente.
Las pasiones humanas vividas en encarnaciones pasadas, son las responsables de situaciones dolorosas, que se presentan hoy en nuestras vidas, como pueden ser: obsesiones, enfermedades, carencias, contraídas por los abusos cometidos, gula, ira, sexo, etc… consecuencias todas ellas de nuestras debilidades que nos someten a una esclavitud elegida por nosotros mismos, que una vez desencarnados nos las llevamos con nosotros viviendo situaciones terribles de las que no es fácil salir.
El saber decir no a las cosas que nos gustan o nos apetecen, pero que son superfluas y no nos aportan nada en nuestro vivir diario, e incluso nos hacen perder el tiempo, nos da libertad para actuar, nos permite elegir lo que queremos hacer, mantener los deseos en los límites de la honestidad, nos ayuda a orientar los sentidos hacia el bien. Nos libera de ataduras materiales que pueden entorpecer nuestro caminar en la vida aquí en la tierra.
Desarrollando la templanza aprendemos que no todo lo que se puede hacer, se debe hacer. Nos da calma, serenidad y fortaleza para actuar con objetividad. Y en las situaciones que tengamos que rechazar, en determinados momentos placenteros, nos podamos alejar con discreción, no dejándonos arrastrar por los instintos.
Poner medida en la razón, lo necesitan los niños y los mayores, los niños no lo tienen desarrollado. Cuántas veces hemos oído decir, este niño come por los ojos, no para de pedir caprichos…; el sentido de la medida se consigue con educación, con el tiempo, adquiriendo experiencia y sobre todo con el esfuerzo personal que hacemos renunciando a nuestros caprichos. Así vamos pasando de la niñez a la juventud y de esta etapa, a la madurez, aprendiendo a dominarnos, a tener mesura y equilibrio.
En el hogar, actuando con templanza, conseguimos paz y serenidad, consiguiendo minimizar los problemas que van surgiendo por los roces que se pueden dar en la convivencia diaria de los diferentes componentes que existen en una familia. El no encolerizarse, oponerse a las contrariedades por medio de la prudencia y la serenidad, superando las rudas tormentas que puedan aflorar, se consigue crear un ambiente de entendimiento entre todos.
Controlando los sentidos nos liberamos de las ataduras materiales y dejamos actuar más al espíritu que es él, el que sabe cuál es el plan de trabajo con el que hemos venido, nos permite elevar el pensamiento acercándonos más al plano espiritual superior, y pudiendo sentir las inspiraciones de los hermanos que están junto a nosotros, que nos quieren ayudar para que aprovechemos el tiempo en la tierra y rescatar deudas del pasado
Las virtudes forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien, mejorar dichas cualidades, en un trabajo íntimo de transformación personal para convertirnos en personas de bien y poder ayudar a mejorar la sociedad que nos rodea.
Gloria Quel
© 2016, Amor, paz y caridad
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ABORTO DELICTIVO
Nos conmovemos, habitualmente, delante de grandes tragedias que
agitan la opinión.
Homicidios que convulsionan la prensa y movilizan largos equipos
policiales…
Hurtos espectaculares que inspiran vastas medidas de vigilancia…
Asesinatos, conflictos, engaños y asaltos de todo los tipos crean la
guerra de los nervios, en todas partes; y, para impedir semejantes
fecundaciones de ignorancia y delincuencia, se yerguen cárceles y se funden
cadenas, se organiza el trabajo forzado y en algunas naciones es practicada la
propia lapidación de infelices en la calle, sin ninguna señal de compasión.
Existe, aún, un crimen más doloroso, por el placer de crueldad con que
es practicado, en el silencio del santuario doméstico o en la falda de la
Naturaleza…
Crimen horroroso, porque la víctima no tiene voz para suplicar piedad
y ni brazos robustos que se confíe a los movimientos de reacción.
Nos referimos al aborto delictivo, en que padres inconscientes
determinan la muerte de los propios hijos, asfixiándoles la existencia, antes
PECULIARIDADES EN LA
MANIFESTACIÓN MEDIÚMNICA
Cada manifestación es diferente. Nunca sabemos, con seguridad, las intenciones del Espíritu que se aproxima, que problemas nos trae, cuáles son sus características, cual es la razón de su presencia entre nosotros.
La propia mediúmnidad no es un instrumento de precisión, como un microscopio o un reloj, que funcione, repetidamente, de manera previsible y controlable. El médium es un ser humano ultrasensible, de psicología compleja, encargado en transmitir el pensamiento de un desencarnado, pero está muy lejos de ser mero aparato mecánico de comunicación, como un teléfono o una radio, aunque no obstante se hable en sintonía y en vibraciones, cuando a el nos referimos. Sus facultades sufren influencias variadas, del ambiente, de su estado de salud, de su problemática intima, de su fe o ausencia de ella, de su interés en el trabajo, que puede fluctuar, de su capacidad de concentración, de su confianza en los compañeros que le rodean y, especialmente, en el dirigente del grupo y, obviamente, de los Espíritus manifestantes. Y hasta estos, que son también seres humanos - no nos olvidemos de esto - varían sus presentaciones, de una para otra manifestación, según sus propias disposiciones.
Por otro lado, es necesario considerar, también, que hay diferentes formas de mediúmnidad: de incorporación, o psicofónico, de videncia, clariaudiencia, psicografia, así como existen médium que conservan su conciencia durante la manifestación, y médium que pasan a lo que se convino llamar estado "inconsciente".
Es inadecuada la expresión "mediúmnidad inconsciente". El Espíritu del médium no está en estado de inconsciencia, simplemente se aparto de su cuerpo físico, para cederlo al manifestante. Lo máximo que se puede decir es que la conciencia no está presente en el cuerpo físico, o mejor dicho, no se manifiesta a través del cuerpo material, temporalmente ocupado o manipulado por una entidad extraña a su economía. Si el médium se sumergiese, en Espíritu, en el estado de inconsciencia, el manifestante asumiría posesión total de su organismo y haría con el lo que le pareciese bien.
Existen manifestaciones violentas, y muy libres, durante las cuales los Espíritus incorporados mueven el instrumento mediúmnico aparentemente a su voluntad, haciéndole gritar, dar puñetazos, levantarse, derrumbar muebles, rasgar libros y cuadernos, y promover disturbios semejantes.
La mediúmnidad sonambúlica se asemeja al estado de posesión; pero, basta invocar esta, para sentir la diferencia entre una y otra manifestación. El poseso es realmente un médium, pues ofrece condiciones para que otro Espíritu se incorpore en el, pero el médium no es un poseso, en el sentido de que el manifestante pueda hacer, con el, todo cuanto le parezca, en cualquier momento y sin límite de tiempo, o totalmente sin disciplina.
En un grupo mediúmnico en que la supervisión espiritual sea firme y segura, la mediúmnidad sonambúlica puede y debe funcionar perfectamente, pues muchos Espíritus necesitan estar unidos a tales médium. Ellos provocaran disturbios y se agitaran bastante, según los recursos y censuras que encontraran en sus médiums, pero no nos olvidemos de que, los guías espirituales del grupo estarán atentos, para que ellos no cometan desatinos, como el propio médium estará presente y consciente, acompañando atentamente la manifestación, y puede, con certeza, interferir, para que el Espíritu manifestante no se exceda, aunque se le permita una considerable libertad. En casos extremos los orientadores espirituales del grupo también adoptaran medidas de excepción, para contener las manifestaciones mas violentas. Ya tuvimos oportunidad de presenciar algunos de esos casos, en que el Espíritu es virtualmente "maniatado", por lazos fluidicos invisibles a nuestros ojos, pero de una realidad indiscutible para el, porque lo inmoviliza instantáneamente.
El grupo debe estar, así, perfectamente preparado para innumerables formas de manifestación. Ellas son imprevisibles e inesperadas. El adoctrinador experimentado sabrá identificar prontamente las primeras señales de la incorporación, cuando el Espíritu comienza a acomodarse a la organización mediúmnica. Es necesario recordar que, frecuentemente, el Espíritu manifestante esta parcialmente unido al médium, horas, y hasta días enteros, antes de la _ sesión. En estos casos, cuando se trata de un Espíritu desarmonizado, aunque la manifestación no sea ostensiva, porque esto implicaría admitir mediúmnidad totalmente descontrolada, el médium sufre inevitable malestar físico, dolor de cabeza, presi6n sobre la nuca, sobre los plexos, sensación de angustia indefinible y, hasta incluso, estado febril, postración, irritabilidad, agresividad y varios otros síntomas de desorganización psicosomática.
El médium experimentado y responsable debe estar preparado para eso. No se asuste, no se aterrorice, no tema y, sobre todo, no deje de comparecer al trabajo, por causa de esas disonancias psicofísicas, pues es eso mismo lo que desean los compañeros desequilibrados, es decir, apartarlo del trabajo.
Ese envolvimiento puede darse también con los demás participantes del grupo que, aunque no estén dotados de mediúmnidad ostensiva, sufren también terribles presiones de los hermanos perturbados. Uno de los blancos predilectos de esas penosas aproximaciones es el adoctrinador, tenga o no mediúmnidad ostensiva. El cerco en torno de el es permanente, tenaz, implacable, impiadoso, porque los compañeros desencarnados enfermos, creen que neutralizándolo, acaban con el grupo, lo que muchas veces, infelizmente, es verdad.
Este o no este el Espíritu unido al médium antes de la sesión, es cierto que el planeamiento espiritual ya tiene las tareas de la noche distribuidas por anticipación, y en la secuencia que creen mas conveniente a la buena marcha de los trabajos. Generalmente, cada médium tiene su propio "estilo", para indicar el inicio de la comunicación: colocar las manos sobre la mesa, respirar con mayor profundidad, dos o tres veces, agitar ligeramente la cabeza o el cuerpo, gemir, levantar los brazos, en una somatología que el adoctrinador, habituado a trabajar con el, sabrá identificar, a fin de iniciar el tratamiento del hermano que se presenta.
A veces, el Espíritu comienza luego a hablar, o a vociferar, pero, usualmente, el necesita de algunos segundos ' para apoderarse de los controles psíquicos del médium, y no consigue hablar sino después de haberse acomodado bien a la organización de su instrumento. El adoctrinador debe aprovechar esos momentos para dar una palabra de , bienvenida, saludándolo con atención, cariño y respeto. En algunos casos el Espíritu solamente consigue expresarse con mucho trabajo, en virtud de su estado de perturbación, de indignación, o por estar con deformaciones periespirituales que se lo impiden. Otras veces, valiéndose de astucia, o , preparando celadas, se mantiene en silencio, para que el adoctrinador se canse, en la tentativa de descubrir sus motivaciones, a fin de intentar ayudarlo, con lo que el se divierte bastante.
En ciertas ocasiones, el viene revestido de un manto de mansedumbre y tranquila seguridad. Dice palabras dulces, nos asegura sus buenas intenciones, nos da consejos. Uno de ellos, cierta vez, comenzó serenamente, con un llamamiento "a los corazones bien formados", en un lenguaje de pacificación y entendimiento. Le digo que estamos dispuestos a la pacificación y al entendimiento, siempre que el venga en nombre de Dios: pero, por mas que se esfuerce - cosa extraña! - no consigue pronunciar el nombre de Dios, como yo le pidiera. Por fin, explota en irritación y "abre el fuego", gritando que acabo la farsa. Y derrama un arsenal de amenazas e intimidaciones.
Existen los que fingen dolores que no sienten, o mutilaciones que no poseen, como ceguera o falta de la lengua. Miran, con esos artificios, distraer nuestra atención del punto principal de su problemática, o simplemente se entregan al placer irresponsable de engañar, mistificar, defraudar, o también, como algunos me dicen, a veces, de cansar al médium encargado de darles pases.
De cualquier forma que sea la apertura de la comunicación, el adoctrinador debe esperar, con paciencia, después de recibir al compañero con un saludo sinceramente cortes y respetuoso. Sea quien fuere el que comparezca ante nosotros, es un Espíritu desajustado, que necesita socorro. Algunos vienen mas desarmonizados que otros, pero todos necesitados - y deseosos - de una palabra de comprensión y cariño, por más que reaccionen a nuestra aproximación. Los primeros momentos de un contacto mediúmnico son muy críticos. Aun no sabemos a que viene el Espíritu, que angustias trae en el corazón, que intenciones, que esperanzas y recursos, que posibilidades y conocimientos. ¿Estará unido a alguien que estamos intentando ayudar? ¿Tiene problemas personales con algún miembro del grupo? ¿Lucha por una causa? ¿Ignora su estado, o tiene conciencia de lo que pasa con el? ¿Es culto, inteligente, o se presenta inexperto e incapaz de sostener un dialogo mas sofisticado?
Una cosa es cierta: no debemos subestimarlo. Puede, al principio, revelar una clamorosa ignorancia, y entrar, después, en la posesión de todo el acervo cultural de que dispone. Difícilmente el Espíritu es bastante primario para ser clasificado, sumariamente, como ignorante. Nuestra experiencia acumulada es mucho más amplia de lo que sospechamos.
Trabajo realizado por M. C. R
EXTRAÍDO DEL LIBRO “DIALOGO CON LAS SOMBRAS” DE HERMINIO. C. MIRANDA.
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106. ¿Qué es practicar el Espiritismo?
− Practicar el Espiritismo, es:
1 ° invocar los
espíritus y ponerse en relación con mundo invisible;
2 ° frecuentar con perseverancia las
reuniones espiritistas;
3 ° desarrollar los dones de la mediumnidad que están en germen en cada uno de nosotros.
107. ¿Qué significa invocar los espíritus?
− Es dirigirles oraciones y pedirles luz,
inspiración, ayuda y protección.
108. Entonces, ¿La oración es escuchada en el mundo invisible?
− La oración es una
elevación del alma que se traza un camino fluídico en el espacio; puede alcanzar a los
espíritus más elevados y llegar hasta Dios.
109. ¿Cuál es la mejor de oraciones?
− Toda oración es buena cuando es una
elevación del alma y un llamamiento sincero al corazón.
110. ¿Qué es una reunión espiritista?
− Es un grupo compuesto de varias personas
unidas por la comunión de los pensamientos, la afinidad de los fluidos y el acuerdo de las
voluntades.
111. ¿Cómo debe estar compuesta una verdadera reunión espiritista?
- De un grupo de
investigadores alumbrados, de un presidente, de uno o de varios médiums, bajo la
protección de los espíritus buenos.
112. ¿Dónde deben celebrarse estas reuniones?
− Dondequiera, porque el espíritu se
manifiesta donde quiere; pero preferentemente en un lugar recogido, porque a los espíritus
buenos no les gusta manifestarse en medio del barullo.
113. ¿Es durante día o por la noche que deben reunirse?
− Unas veces por el día, y
otras por la noche, según los espíritus mismos lo hayan decidido: sin embargo la noche es
más propicia a las comunicaciones con mundo invisible.
114. ¿Por qué esto?
− Porque la atmósfera nocturna es más tranquila; la actividad del
día no intercepta tanto las corrientes de las ondas magnéticas; en estas condiciones, es más
fácil trazar el camino fluídico entre este mundo y el más allá. Es por otra parte lo que
significa un proverbio antiguo: «el día pertenece a los hombres, la noche pertenece a los
dioses», es decir a los espíritus.
115. ¿Todas las reuniones espiritistas son testigos de las mismas revelaciones y de los
mismos fenómenos?
− No, cada grupo tiene su carácter y su fisonomía. Todo depende de la
elevación de los espíritus que se comunican, de las disposiciones íntimas de los asistentes
y, sobre todo, del valor de los médiums.
Lèon Denis.
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