LA PAZ DEL MUNDO Y LA PAZ INTERIOR
La mayor parte de los seres humanos desean la paz en el Mundo. Es como un sueño colectivo: nada de guerras, de conflictos originados por preconceptos o disputas políticas y religiosas.
Entre tanto, muchos olvidan un detalle: la paz es el resultado de una construcción de personas, grupos, comunidades y pueblos.
Ella nace, mucho antes, en el corazón de cada uno de nosotros.
“La paz del mundo comienza en mí. Si tengo amor, con seguridad soy feliz. Si hago el bien a mi hermano, tengo la grandeza dentro de mí corazón.
La música del compositor Nando Cordel es una bella traducción del verdadero espíritu de la paz.
Un sentimiento que debe estar dentro del alma de los que desean ver el Mundo más perfeccionado, del punto de vista moral.
Pero hay una pregunta importante en medio de todo eso: ¿Qué es la paz?
Y usted debe estar preguntándose: ¿Será así tan importante saber lo que es la paz?
Claro que sí. No se puede poseer aquello que se desconoce. Entonces, hablemos de paz..
Mucha gente mezcla los conceptos y creen saber perfectamente lo que es la paz.
Algunos confunden paz con silencio. Otros creen que la paz es la ausencia de peleas.
Otros, aun, imaginan que estar en paz significa quedarse quieto, sin perturbar a quien quiera que sea.
Finalmente, están los que creen que estar en paz es tener dinero de sobra para vivir una vida de confort.
¿Será que eso es la paz? ¿Será que esas situaciones traen incluso la tranquilidad o son apenas momentos menos tumultuosos, con algún confort material?
Pensemos juntos: paz no es simplemente ausencia de escándalo.
Mucha gente hace silencio por fuera, pero traen el alma sobrecargada de ruidos. El tormento interno vuelve a la criatura estresada e infeliz.
Y quien encuentra que la paz es la ausencia de peleas y conflictos aparentes también puede estar engañados.
¿Cuántas veces la persona se queda en silencio solamente porque tiene miedo de expresar su opinión? ¿Cuántas veces la rabia está bien camuflada bajo una apariencia tranquila?
Quien ve cara, no ve corazón, dice la sabiduría popular. Lo mismo ocurre con la paz: no siempre el rostro expresa lo que va en la cabeza o en el corazón de la persona.
En resumen: no se puede confundir la paz con la pereza, displicencia, comodismo o cobardía.
La paz es un estado de espíritu permanente. Quien verdaderamente vive en paz no perturba el mundo y no se deja perturbar por él.
Está claro que ese estado mental de completa paz es algo aun un poco distante de nuestra realidad, pero nuestro papel es el del esfuerzo constante para alcanzar ese objetivo.
Y si todo proceso se inicia en algún momento, ¿cómo iniciar la conquista de la paz?
Nuestra sugestión: haga como si fuese un entrenamiento diario. Un entrenamiento de autoconocimiento. Principalmente, de auto-educación.
Comience reservando algunas horas para usted y haga reflexiones. Inicie haciendo un analice sobre todas las cosas, personas y situaciones que le causan irritación.
Enseguida, analice las razones de por qué usted se irrita con esas personas y situaciones.
Piense en alternativas para no perder la calma. Haga simulaciones mentales, experimente sus límites, entrene la paciencia, ejercite el equilibrio.
Si lo hace así, posiblemente usted estará mejor preparado para cuando la situación ocurriera de hecho. Establezca metas a ser alcanzadas en la conquista de la paz.
Simultáneamente, ejercite hábitos mentales positivos: meditación, buenas lecturas, relajamiento, músicas suaves.
Todo eso fortalece la atmósfera de paz interior y refuerza actitudes más suaves y serenas.
Cuando esos hábitos se consoliden, cuando la serenidad fuera obtenida sin esfuerzo, cuando fuera más fácil permanecer calmado, ahí entonces usted será un fuerte candidato a volverse ejemplo para el Mundo.
¿Ejemplo? Sí, amigo lector: quien desea la paz del Mundo debe empeñarse para ser ejemplo vivo de esa paz.
Es como un árbol que, a medida que crece, va ofreciendo beneficios de flores, perfume, color y sombra a los que están en las proximidades.
Por eso crea: quien quiere paz, nada exige de los otros. Hace su parte en silencio y aguarda las consecuencias.
Texto
de la Redacción del Momento Espírita.
Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo - León Tolstoi
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¿ Qué sentido tiene que
exista el dolor humano ?
Antes
de profundizar debemos tener en cuenta que el dolor puede ser físico,
psíquico y espiritual o moral, siendo estos últimos mencionados el
sufrimiento interior que puede experimentar el alma y la mente
humana, mientras que el dolor físico, es consecuencia de nuestra
sensibilidad, porque es un aviso necesario de que algo anda mal en
nuestro organismo, y un estimulante para la actividad del ser humano.
El
dolor nos obliga a reconcentrarnos en nosotros mismos y a
reflexionar, ayudándonos a vencer nuestras pasiones, por lo que
resulta un camino para el perfeccionamiento espiritual
El
dolor que refleja el cuerpo físico puede tener un origen kármico en
esta vida o en vidas anteriores, bien por haber llevado una vida
desordenada y antinatural, por excesos de alimentación, vida
sedentaria, abuso de alcohol o excitantes, abuso y mal uso de la
actividad sexual y situaciones desarmónicas en general, causadas por
uno mismo.
Los
males psíquicos, como las depresiones, las psicosis y las
psicopatías, son en gran medida el resultado de tensiones
emocionales, sentimientos y actitudes mentales negativas y
desacertadas ante la vida, así como de intensos deseos de baja
naturaleza.
Los
males espirituales son las sensaciones de reproche y acusación
íntima que el Ser experimenta a través de su conciencia, como
resultado de haber sido débil ante su propio egoísmo o cualquier
otro sentimiento negativo como el rencor, etc. A veces estos pueden
ser tan intensos que pueden generar también sufrimientos psíquicos
como la desesperación o una depresión.
La
base del sufrimiento moral es el apego hacia las personas u objetos
hacia los que se siente un afecto mezclado con un sentimiento de
posesión cuando se experimenta el miedo a perder esos apegos.
También
existen sufrimientos provocados por desequilibrios internos del Ser
humano, cuyo origen está en una disfunción entre las demandas del
Ser espiritual, y las de su parte material, dando origen a la
enfermedad de la Depresión.
Esto sucede cuando se causan ansias e infelicidad al no atender el
llamado interior del espíritu que a través de la conciencia pide
una cosa, mientras que la persona se deja llevar por las tendencias
materiales que le inclinan hacia algo bien distinto.
El
sufrimiento ante el dolor es obra de la mente, por eso lo trágico
de la vida humana no es el dolor o el sufrimiento, sino el tiempo que
perdemos mientras nos dedicamos a sufrir o a quejarnos, porque nos
implicamos en demasía como protagonistas en un problema,
abandonando mientras otras realizaciones que tenemos comprometidas.
El sufrimiento surge cuando nos enfrentamos al dolor, oponiéndonos a
su realidad, y cuanto mas se sufre, mas incapacitado se está para
afrontar la causa del sufrimiento.
Ante
el dolor y el sufrimiento,solemos pasar por una serie de etapas que
comienzan desde la negación o rechazo, la rebeldía contra Dios y
contra la vida, hasta que finalmente intentamos una “negociación”
y finalmente la aceptación de lo que debemos atravesar, al intuir
cual es el aprendizaje que esa dolorosa situación nos aporta.
Como
antes se expuso, el dolor y el sufrimiento humano, no son un castigo
o una venganza divina, sino un reajuste de nuestra conducta y una
depuración de nuestro cuerpo espiritual, enfermo y lastrado con las
energías negativas originadas por actos contrarios a la Ley del
Amor. El dolor proporciona al Ser que lo padece la oportunidad de
rescatar deudas del pasado, limpiando su Periespíritu, y de
probarse a sí mismo su fortaleza interior ante las dificultades de
la vida.
El
dolor supone siempre una señal de alarma porque indica una violación
del orden establecido por las leyes que rigen al Ser y a su cuerpo.
Es un aviso de que algo va mal o que falla, y si se desoye esta
llamada de atención, se intensifica cada vez más y llega a ser muy
pertinaz cuando la ley del Amor ha sido violada muy intensamente,
extendiéndose incluso hasta vidas posteriores, con arreglo a la ley
del karma. Cuando violamos las leyes Divinas se produce un
desajuste que nos lleva por el dolor a reencontrarnos con nosotros
mismos y a reflexionar, indicándonos que nos hemos equivocado con el
fin de que rectifiquemos.
Desde
un natural punto de vista humano, el dolor es algo negativo, pero
desde un punto de vista de este conocimiento espiritual sabemos que
el dolor no es ni una maldición ni un castigo de Dios; cuando se
presenta se deben tener en cuenta sus aspectos positivos, tal como la
función benéfica para el progreso espiritual y a veces sirve
también para ayudarnos a vencer nuestras pasiones, por lo que
resulta una herramienta útil para forjar nuestro perfeccionamiento
espiritual y nuestra enseñanza moral. Entre las funciones benéficas
del dolor, está la de tener un efecto ablandador del alma en
personas soberbias, dominantes y orgullosas. Por este motivo,
ciertas circunstancias de la vida que calificamos como desgracias,
tal como enfermedades incurables o dolorosas, resultan
espiritualmente benéficas. Ello no significa que no se deba luchar
humanamente por erradicarlas o al menos aliviarlas, y precisamente en
ese esfuerzo para prevenir y curar con paciencia y entereza estas
enfermedades, es en donde radica su acción benefactora para el Ser.
Además,
durante el transcurso de esas enfermedades dolorosas , el Ser usa de
su cuerpo físico y psíquico como válvula de escape y de drenaje
del magnetismo mórbido que impregna su periespíritu y le incapacita
para poder elevarse hasta planos más sutiles .
El
dolor y el sufrimiento causados por la enfermedad, suelen ser el
resultado de un necesario proceso purificador y depurativo del alma,
pero jamás son un castigo de Dios. Otras veces estas enfermedades
,dolores y sufrimientos,que se pasan en la vida humana, los elige el
Ser desde antes de nacer con el fin de afianzar o conquistar algún
valor necesario para su evolución, tal como la resignación, la fe,
la esperanza, la bondad, la paciencia, etc. Cuando
el dolor y el sufrimiento aparezcan, por muy difícil que resulte
afrontarlo, debemos aceptarlo considerando que es una oportunidad
única y una enseñanza que se nos brinda para nuestro bien
espiritual, porque salvo en los casos de aceptación voluntaria de
la enfermedad y del dolor para fortalecer el espíritu y evolucionar,
las dolencias del cuerpo físico y psíquico tienen una relación
directa con el estado enfermizo del alma, y por eso el sufrimiento
comienza a partir de un estado mental y anímico desequilibrado.
Como conclusión, podemos estar seguros de que solamente sufrimos o
padecemos lo que necesitamos para impulsar nuestra evolución, crear
experiencias y aprender en el desarrollo de los sentimientos de bien.
- Jose Luis Martín -
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“Las
enfermedades, sobre todo las de larga duración, representan un
aprendizaje en el arte de vivir y en la educación del carácter ”
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Novalis- (1772-1801)
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MEDIUMNIDAD GLORIOSA
La mediúmnidad, bajo los diversos nombres que ha tenido, se nos parecerá como lo que ha habido en el mundo de más grande y sublime. Casi todos los privilegiados: profetas, videntes, misioneros, mensajeros del amor, de verdad y de justicia, casi todos han sido verdaderos médiums, ya que se han comunicado con lo invisible, con lo infinito.
Se podría decir, desde muchos puntos de vista, que el genio es una de las formas de la mediúmnidad. Los hombres de genio son hombres inspirados en el sentido trascendental y fatídico de esta palabra; son los mensajeros del pensamiento superior. Su misión es necesaria. Por medio de ellos conversa Dios con el mundo; por medio de ellos llama y atrae a la humanidad. Sus obras son faroles que enciende para alumbrar el largo camino de los siglos.
El genio, antes que nada, es, el resultado de pacientes estudios seculares, de una lenta y dolorosa iniciación, que ha desarrollado en el ser inmensas aptitudes, una profunda sensibilidad que le abre las puertas de las más elevadas influencias. Dios reserva la luz a aquel que, durante largo tiempo, la ha buscado, la ha deseado, y la ha pedido.
Los genios son hombres en lo que se refiere a su naturaleza terrestre, a sus pasiones, a sus debilidades. Sufren todas las miserias de la carne, las enfermedades los deseos materiales. Pero son más que hombres por lo que en ellos constituye el genio, por la inmensa acumulación de riquezas del pensamiento, por esta lenta elaboración de la inteligencia y del sentimiento a través de innumerables caminos, fecundado todo por el influjo y por la inspiración de lo alto, por esta comunión constante en las esferas superiores del Universo.
El genio, bajo sus mil formas, es una colaboración con lo invisible, una verdadera ascensión del alma humana hacia Dios, son enviados del cielo, los ejecutores de los designios de Dios en el mundo. Orfeo, Hermes, Crisma, Pitágoras, Zoroastro, Platón, Moisés son los grandes iniciados del mundo antiguo, más tarde Juan Bautista, Cristo y todos los apóstoles vendrían después.
En los bosques, en las montañas, en el desprendimiento de todas las cosas sensibles, en la meditación y en la plegaria, es como el vidente y el inspirado se prepara para su obra. Lo invisible no se rebela más que al hombre solitario y recogido. Platón recibía las grandes inspiraciones en la cima Imite; Mahoma en las montañas del Irá; Moisés en el Sinaí; Jesús celebra la comunión con su Padre, en medio de plegarias y lágrimas, en el Monte de los Olivos.
Durante veinte siglos, la exégesis católica desnaturalizó el fenómeno, creía que todo se explicaba con una sola palabra: milagro.
El Espiritismo ha penetrado el misterio de las cosas; proyecta claridades del más allá sobre la teología que completa y sobre la experimentación que ilumina.
Los profetas Israelitas fueron médiums inspirados, la historia de Israel es el más famoso poema medianímica, la epopeya espiritualista por excelencia. Un día la exégesis científica afirmará estos conceptos y con ello quedará disipadas las oscuridades de los libros sagrados, todo se explicará, todo será simple y a la vez grande.
Moisés eligió un día a 70 ancianos y los colocó en torno al tabernáculo. Jehová se muestra entonces, en forma de nube, y enseguida las poderosas facultades de Moisés se comunican a los ancianos, los cuales “profetizaron”.
El tabernáculo hace aquí el oficio de acumulador o condensador fluídico; es un medio de exteriorización, como lo son los espejos del metal bruñido, y contemplándolo se provoca el trance. En cuanto a la manifestación de Jehová en la nube, es un comienzo de materialización. Pues esta siempre comienza por un punto nubloso, vago primeramente, en el cual va precisándose y dibujándole la aparición. Jehová es uno de los Elohin, espíritus protectores del pueblo judío y de Moisés en particular. Bajo su influencia, el poder espiritual de Moisés se transmite a los setenta ancianos, como el poder de Cristo se transmitió más tarde a los apóstoles en el Cenáculo, e igual en nuestros días vemos, en muchos casos, transmitirse la mediúmnidad de una a otra persona, por medio de pases y toques magnéticos. Así comenzó la mediúmnidad sagrada en Israel. Desde entonces, la mediúmnidad profética se hizo permanente en la raza judía, aunque algo intermitente en sus manifestaciones. Estuvo subordinada a ciertos estados psicológicos, que no siempre son constantes, ni en los individuos ni en los pueblos.
En la vida de las naciones, hay apocas de turbación intelectual y de depresión moral que obligan al espíritu a alejarse momentáneamente.
En tiempos de los Jueces, la mediúmnidad era cosa rara; reaparece con Samuel, brillando con nuevos resplandores. Samuel comprendió, que la mediúmnidad trascendental está subordinada a las disposiciones morales de los individuos y de las sociedades, instituyo escuelas de profetas, agrupaciones en las cuales se iniciaba a los neófitos en los misterios de la comunicación fluídica.
Estas escuelas estaban en determinadas ciudades, pero principalmente en los valles solitarios, o en los repliegues de las montañas. El estudio, la contemplación del infinito en medio de la belleza y del silencio de las noches estrelladas, o en la luz de los días clarísimos de Oriente, preparaban al discípulo profeta para recibir el espíritu de lo alto.
La naturaleza entera, penetrada por la sustancia divina, es un médium, un verdadero intermediario entre el hombre y los Seres superiores. Una cadena magnética relaciona entre sí a todos los seres, a todos los mundos.
Samuel fue profeta desde la infancia estando dormido en el templo, con frecuencia es despertado por voces que le llaman, le hablan durante la noche y le comunican las cosas futuras.
Esdras, reconstituye la Biblia entera, que se había perdido y esto lo hace en condiciones de diferentes géneros de mediúmnidad.
Job tuvo una visión que es el tipo perfecto de la materialización espirita. Todo el libro de Job está lleno de iluminaciones y de inspiraciones medianímicos. Su vida atormentada por malos espíritus, es asunto de estudios muy sugestivos.
La Biblia menciona varios casos de Obsesión, entre otros los de Saúl, que frecuentemente se siente poseído por un poderoso espíritu colérico, es un fenómeno de inspiración bien caracterizado. Saúl fue primeramente un Médium “del Señor” pero a consecuencia de faltas graves y una vida desordenada perdió sus facultades. Esto son frecuentes en los que se dejan invadir por las malas pasiones.
Esos médiums inspirados tuvieron que sufrir humillaciones y sufrimientos además de luchas contra los impostores. Siempre ha habido falsos profetas, médiums movidos por espíritus perversos, cuyo único objeto es contrariar la acción de los verdaderos profetas, sembrando discordia en sus medios habituales.
Muchos grupos espiritas se han deshecho y disgregado bajo la influencia de espíritus inferiores. He aquí porque el gran arte del espiritualismo ha de consistir en preservar a los lugares que asisten de esas influencias nefastas que hayan placer en detener el paso de los misioneros de la paz y de la verdad.
La obra de los profetas hebreos ha sido considerable. Sus predicaciones monoteístas y moralizadoras prepararon el advenimiento del cristianismo y la evolución religiosa de la humanidad. Los médiums israelitas que eran hombres de meditación, de recogimiento, de plegaria, sabían y enseñaban que el comercio con lo invisible es un principio regenerador.
Los profetas combatían con energía el formalismo farisaico de la ley y decían a plena voz que la circuncisión del alma valía muchísimo más que la de la carne. Del mismo modo, en nuestros días, los Espíritus condenan las prácticas materiales y el fariseísmo estrecho de los falsos devotos y de todos aquellos que, bajo el pretexto de la religión, reemplazan preceptos del Evangelio por prácticas supersticiosas.
La virtud que los videntes de Israel recomendaban siempre más, era la Justicia. La palabra “justo” significaba el conjunto de todas las virtudes: “Dar a Dios lo que es de Dios y a los hombres lo que es de los hombres”.
Después del pecado de la idolatría, el de oprimir a los débiles y despreciar a los pobres, era el más duramente condenado por ellos.
Tres grandes revelaciones medianímicos dominan la historia: a los profetas de Israel siguió el médium divino Jesús. El Espiritismo es la última revelación, la difusión espiritual anunciada por Joel.
La acción psíquica del más allá ha de transformar el mundo futuro en una humanidad de videntes y auditivos. La mediúmnidad será el estado último de la raza humana caminando hacia el término de sus destinos.
En los actuales momentos una grandiosa labor se está cumpliendo en este sentido; una obra, potente se está elaborando. El estudio constante y profundo del mundo invisible, que es también el mundo de las causas, ha de ser el grandioso mar y la fuente inagotable de la que se alimenten el pensamiento y la vida del hombre sobre la tierra, y la mediúmnidad será su llave. El hombre llegará a la ciencia que no se excluyen la una a la otra, sino que se unen para mutuamente fecundarse; se establecerá UNA MÁS INTIMA COMUNIÓN ENTRE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS y se obtendrán más abundantes auxilios que descenderán de los espacios sobre la humanidad. El hombre del mañana sabrá mejor comprender y bendecir la vida; ya no temerá a la muerte… entonces realizará, con su propio esfuerzo, el reinado de Dios sobre la tierra, de paz y de justicia y al final del camino, su día postrero será luminoso y tranquilo, como el ocaso de las constelaciones celestes en los momentos en que el alba matutina apunta el horizonte.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del el libro “En lo Invisible de León Denis.
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“Creo que la importancia del Evangelio de Jesús en nuestra evolución espiritual, es semejante a la importancia del Sol en la sustentación de nuestra vida física”. CHICO XAVIER
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