lunes, 28 de julio de 2014

PASES

                                                  

     LOS PASES

A primera vista, los pases pueden parecer un conjunto de movimientos ejecutados por el pasista a un paciente pasivo. Si se basan en esa impresión, los candidatos a la tarea de los pases buscan solamente aprender a realizar tales movimientos – a entrenarse en la técnica. Los pacientes, a su vez, se limitan a sentarse en las sillas de las cámaras de pases del centro espírita y a entregar la solución de sus problemas en las manos de los pasistas.                         
 No obstante, ¿será ello lo que recomienda el Espiritismo? La literatura espírita, particularmente las obras de Allan Kardec, Emmanuel, André Luiz y Manoel Philomeno de Miranda, ofrece enseñanzas profundas sobre el tema. Evidentemente, no tenemos la pretensión de tratarlas todas, pero señalaremos algunos puntos esenciales.
 Los pases no son meras técnicas, sino transfusiones de fuerzas psíquicas. No se requiere de los candidatos a la tarea un entrenamiento técnico, sino la armonía de la mente. Para ello, necesitan elevarse espiritualmente, estudiando constantemente el tema a la luz del Espiritismo y renovando esfuerzos para su progreso moral.
 La técnica en los pases puede ayudar en la tarea, pero no es indispensable. Lo fundamental es que los movimientos realizados por el pasista estén dirigidos por su pensamiento y voluntad, apoyados en la oración fervorosa con el firme propósito de auxiliar al paciente.
 En realidad, los pases deben obedecer a la fórmula que inspire mayor confianza al pasista y al paciente, según esclarece Emmanuel en la pregunta 99 de El Consolador que prometió Jesús. Sin embargo, ello no debe servir de justificativo para la adopción de prácticas extravagantes en la aplicación de los pases, tales como: toques al paciente, gesticulaciones excesivas, ruidos, respiración jadeante, bostezos, orientaciones mediúmnicas. Para la Doctrina Espírita, la confianza no debe estar relacionada con la fe ciega, que da espacio a la superstición y a las opiniones personales, sino con la fe racional, por la cual se debe buscar someter a la criba de la razón cada práctica a ser adoptada en la aplicación de los pases. Las obras de André Luiz y de Manoel Philomeno de Miranda, en particular, presentan varios ejemplos prácticos de aplicación de pases, que describen tipos de movimientos, como la imposición de manos, los pases longitudinales y los rotatorios, además de los colectivos. El Magnetismo también propicia una contribución importante al estudio de tales tipos, así como de los pases perpendiculares y transversales.

¿Y los pacientes?
 Así como los pasistas, los pacientes son sujetos activos en la aplicación de los pases. Es la mente del paciente que, con el auxilio de las fuerzas psíquicas transmitidas por los pases, actuará para armonizarlo.
 Los pases ayudan al paciente a ayudarse a sí mismo. El trabajo del plano espiritual es educativo y no puede sustituir la parte que le corresponde a cada individuo en el proceso evolutivo, como señala André Luiz, en la obra Misioneros de la luz, capítulo 19.
 La explicación de la Doctrina Espírita es clara. Los fluidos espirituales semejantes o afines se atraen. Cuanto más elevado moralmente sea el paciente, más depurado será su periespíritu y más facilidad tendrá para atraer y recibir buenos fluidos. Por lo tanto, los pases serán tanto más eficaces cuanto más significativa sea la renovación moral del paciente.
 En vista de ello, para que los pacientes puedan asimilar con más eficacia los buenos fluidos, se recomienda que los centros espíritas los encaminen, previo a la aplicación de pases, a una actividad doctrinaria, tales como reuniones de estudio o charlas de contenido evangélico, que les renueve las disposiciones para el progreso moral.
 Las enseñanzas del Espiritismo son fundamentale a la adecuada comprensión del tema de los pases. Estudiemos, pues, la Doctrina Espírita, con toda la seriedad que ella merece, y esforcémonos constantemente para vivenciarla para que seamos – en la condición de pasistas o de pacientes – colaboradores cada vez más útiles en el inmenso campo de trabajo del bien.

Simoni Privato Goidanich
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Yo no he venido a traer la paz sino la guerra”


Esta frase del maestro Jesús, que solía hablar siempre en parábolas y alegorías para ser comprendido por quien estuviese en condiciones de madurez espiritual como para comprender su mensaje, como tantas otras, esta afirmación evangélica ha sido mal comprendida a lo largo de los siglos de Cristianismo.
Esto dio lugar a diversas interpretaciones y a que se fueran formando alrededor de ellas, grupos y sectas que se enfrentaron entre sí por la razón de la fuerza en vez de solucionar sus diferencias con la fuerza de la razón, dando así lugar a tantas guerras y conflictos por la egemonía de cada religión, dando como resultado, tanta violencia, tantos crímenes y a tantas muertes, olvidando que no es eso precisamente lo que vinieron a enseñar los Profetas, Mesías y Enviados que han venido al mundo en diferentes épocas para enseñarnos la ley de Dios fundamental para todo el mundo: La Ley del Amor.
Evidentemente el odio y las luchas fraticídas no fueron el mensaje que dejó Jesús, pues el suyo fue un mensaje de Amor, de Perdón y de un camino a seguir por cada ser humano para el propio adelantamiento ético y moral, que en su conjunto impulsase a una transformación global de la sociedad humana hacia más y mejores niveles de convivencia, justicia y perfección.
Tras estos veintiún largos siglos que han transcurrido desde que Jesús Cristo habitó fisicamente entre nosotros, vemos con preocupación como la sociedad humana sigue estancada por esa falta de comprensión de la Ley del Amor y del verdadero sentido fraterno, por causa de sus viejos egoísmos, envidias, y malquerencias que impiden la realización de una sociedad en donde el Amor y la fraternidad sean su única ley.
Así nos encontramos en un momento crítico en que el natural proceso evolutivo nos empuja cada vez más fuertemente hacia un nuevo mundo de Regeneración, con una nueva sociedad impregnada de unos valores éticos que deberemos conquistar cada uno individualmente para merecer ser parte de ella y dejar atrás como el recuerdo de una pesadilla, este mundo de expiación y de pruebas con una sociedad llena de horrores y de injusticias, que a nadie puede hacer sentirse plenamente feliz. El problema que nos plantea este cambio, es que podría haber sido realizado de forma gradual, sin convulsiones ,violencias y desequilibrios planetarios, y sin embargo vemos como esto no está siendo así. Los tiempos del final de esta vieja sociedad humana con sus defectos y vicios, así como del nacimiento de otra nueva forma de vivir y convivir, mucho más fraterna y solidaria a todos los niveles, son llegados y desgraciadamente a la Humanidad este cambio nos ha sorprendido con nuestros deberes de transformación y mejora moral sin hacer.
Como bien señala Kardec, no es la doctrina de Jesús la que ha fallado, sino todos nosotros que enlodados por defectos morales, no hemos querido seguir siempre la recta senda del Amor y de la fraternidad que nos dejó trazada el Divino Maestro.
Su recomendación fue el que considerásemos a todos los hombres como hermanos y que tratásemos de ser siempre misericordiosos unos con otros, haciéndonos todo el bien posible.
Le dijo también a su discípulo Pedro que el que a espada mata, a espada muere. Sencillamente estaba señalando que existe una ley natural que siempre se cumple y que hoy nosotros conocemos como la ley de acción y reacción, ley de Causa y Efecto o ley del Karma.
Asimismo Jesús conocía que dada la condición humana, estos enfrentamientos y guerras religiosas por la diversidad de interpretación de sus enseñanzas acontecerían casi como una escusa por la conquista de los poderes e influencias terrenales, y que aun tendrían que pasar siglos para que estas enseñanzas empezaran a ser bien comprendidas y aplicadas. De modo que cuando fue el momento adecuado llegó a la Humanidad el Consolador prometido y enviado por El, para que nos esclareciese con sus enseñanzas. Este es el Espíritu de la Verdad representado por diversos Espíritus Superiores que bajo la dirección del pedagogo Rivail- Allan Kardec – dieron luz a la llamada Codificación Espírita.
El dijo que no vino a traer la paz sino la guerra. Guerra fraticida entre hermanos, que en Su nombre o en el nombre de Dios han hecho correr ríos de sangre entre ellos a causa de las discrepancias de interpretación de .sus palabras. Y Jesús lo sabía con antelación, pero esta clase de conflictos por causa de sus palabras, serían una prueba más para la evolución espiritual de la humanidad, hasta que fuesen comprendiendo los elevados conceptos de ética y moral que Él nos legó para nuestro bien.

Ante la profunda e impensada situación de lo que sería el futuro de la humanidad si estos ejemplos del Maestro Jesús y esa Ley principal que Él nos enseñó, los activamos en nosotros mismos, no podemos sino darnos cuenta de la gran superioridad moral e intelectual de Jesús, que en nuestros días se muestra en todo su esplendor y grandeza.

- JOSE LUIS MARTÍN-
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La Ecología a la luz del Espiritismo
Izabel Gurgel
  
I - INTRODUCCIÓN

A partir del momento de la creación del mundo pasaron muchos millones de años hasta que la configuración del planeta Tierra asumiese la forma que nosotros conocemos hoy.
  
Eso ya deja entrever que la Creación no permite que la Naturaleza de saltos, lo que dificultaría, de esta manera, la evolución lenta y progresiva por la cual pasaron los diferentes seres de los diferentes reinos que están en este planeta, no sólo en lo que decir al respecto de la superficie terrestre propiamente dicho, así como todo aquello que compone el cuadro natural, más allá de las interacciones intrínseca, entre el sedimento gaseoso que envuelve la tierra, conocido como atmósfera y, este mismo planeta.
  
En nuestros días, el desenvolvimiento científico y tecnológico, nos permite saber que esta configuración no fue y no es definitiva y es más, que ella está en constante modificación, a lo largo del tiempo y del espacio, según una dinámica propia en consonancia con el planeamiento de los Arquitectos Siderales, en función del equilibrio cósmico.
  
La Naturaleza como un todo, y todo el Cosmos, sigue su curso evolutivo y, ese ambiente del planeta Tierra que fue destinado al Hombre para que en él desenvolviese también su camino lento y progresivo de evolución, en equilibrio con todo aquello que está a su alrededor y, sobre todo, con la grave responsabilidad de convivir pacifica y armoniosamente con sus semejantes y con este ambiente que lo cerca.
  
Hoy en día, en este final de siglo, en que el clamor de buena parte de la humanidad aun se dedica a la salud y el latido del planeta, verificamos que la especie Homo sapiens, de la cual el hombre es su representante de tipo, está bastante lejos para que se pueda decir que este mismo hombre procuró conservar su patrimonio natural que le fue puesto a su disposición para los años siguientes.
  
Por otro lado, por lo menos desde que los profetas, descendidos del cielo y principalmente Jesús, vinieron a traer las enseñanzas necesarias para conducir la mente del hombre también para las cosas del Padre, desde Moisés que, mucho tiempo antes de la venida de Jesús, incluso que aun predominase la Ley del talión, del “Ojo por Ojo y Diente por Diente”, es que viene la Humanidad siendo preparada para colocarse en una posición hominal, no sólo en relación a su estatura bípeda (la cual ya poseía hacía mucho tiempo), sino sobre todo en relación a la elevación de sus pensamientos para Dios y para las cosas del Espíritu, a través del Amor Cristico Universal.
  
Jesús, cuando descendió a la Tierra, estableció la Escuela Iniciatica en la Doctrina del Amor, habiendo dicho que traía un Único Mandamiento: “Amen a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos” por la caridad, por la fraternidad, por el amor ilimitado y que sólo así el reino de Dios estaría con sus puertas abiertas para todos aquellos que, de esta forma, pasasen a dirigir sus vidas, siendo esta la gran orientación dejada por Él para toda la humanidad.
  
Al finalizar el Segundo Milenio, se ve que el hombre poco aprendió, o ni siquiera puso en práctica tales enseñanzas representados por esa gran síntesis propuesta por Jesús. Y si no fue capaz de amar a su Dios, ¿Cómo habría sido capaz de amarse a sí mismo y al prójimo como a sí mismo?
  
Considerando que él mismo viene permitiendo degradar su materia por el uso abusivo de los placeres de la materia y las ilusiones que sólo las artificialidades de la personalidad, de su Ego súper dimensionado traen para sí, se puede imaginar los daños que este mismo Ser humano viene causando al ambiente natural que lo rodean.
  
II- ¿QUÉ ES LA ECOLOGÍA?

Antes que continuemos, debemos saber cuál es el significado del Término Ecología: oikos, en griego, quiere decir “casa”, “lugar donde se vive” y logos, también del griego, significa, “estudio de”.
  
Ecología, de forma literal, puede ser entendida como “el estudio de los organismos en su casa”.
  
Pero, como definición, podemos tener como el estudio de los organismos o de grupos de organismo en relación a su ambiente. O aun, tener la ciencia de las interrelaciones entre los organismos vivos y su ambiente.
  
Considerándose que la ecología esta relacionada con la biología de grupos de organismos y con procesos funcionales en las tierras, océanos y aguas dulces es más cuidadoso decir que la ecología es el estudio de la estructura y funciones de la naturaleza (admitiendo que la humanidad es parte integrante de ella), o aun: es la ciencia del “ambiente vivo” o simplemente “de la biología ambiental”.
  
Por lo que se puede ver de lo que fue dicho arriba en términos de conceptualizaciones, el Hombre se ha interesado por la Ecología de una forma práctica, nada pragmática, desde muy pronto en su Historia. En las sociedades primitivas, cada individuo, para sobrevivir, precisó tener un conocimiento definido de su ambiente, esto es, para saber valerse de él, es necesario comprender las fuerzas de la Naturaleza, de sus diferentes reinos, quiere decir: de los minerales, vegetales y demás animales.

El fruto de sus propias observaciones llevó a ese hombre primitivo a observar los astros en su movimiento por el cielo, los vientos, la lluvia, las variaciones de temperatura, las corrientes marinas, los mares, las estaciones del año, las plantas para ser cultivadas, por ejemplo, y así, empíricamente, más perfectamente integrado con todo lo que la naturaleza se le presentaba permitió que su trayectoria evolutiva se procesase y llegase donde estamos hoy, cuando la Ciencia y la Tecnología contemporánea, ya permitieron llevar al Hombre a explorar espacios y otros planetas además de la Tierra, habiéndole hace treinta años atrás, sido permitido pisar el suelo lunar y volver a la Tierra, sano y salvo.
  
Sólo que el descompase habido a lo largo del tiempo, llevó a nuestro planeta la situación en que se encuentra en nuestros días, no necesitando añadir las crisis y los problemas que el propio hombre creó, pero que no se preocupó mucho en resolverlos, por lo menos, de forma objetiva y concreta.
  
Si consideramos que las crisis morales, sociales y filosóficas engendradas por el Hombre vinieron a reflejarse de forma inexorable, sobre el medio que lo rodea, ¿cómo podemos esperar, por más auto-regenerador que sea el Sistema de Gaia, que el Hombre encuentre un camino pacífico y obedeciendo los principios básicos de la Naturaleza para resolver tales conflictos?
  
La presión sobre el medio ambiente es, al mismo tiempo, causa y efecto de tensiones políticas y conflictos militares. Las naciones frecuentemente lucharon para tener o mantener el control de materias primas, supliendo de energía, tierras, balsas fluviales, pasajes marítimos y otros recursos ambientales básicos. Esos conflictos tienden a aumentar a medida que los recursos escasean y aumenta la competición por ellos”, este trecho es encontrado en la página 325 de la exposición BRUNDTLAND, de 1988, de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, en el libro “Nuestro Futuro Común”, viniendo a corroborar lo que fue dicho antes.
  
Si hoy podemos comprender que la religión es la re-ligación del Hombre con el Dios Creador, se reconecta con la Trama de la Vida significa, dentro de la observancia de la Ley de Evolución, construir y alimentar comunidades sustentables en las cuales podemos satisfacer nuestras necesidades a aspiraciones, sin disminuir las oportunidades de las generaciones futuras, intentando el hombre de todas las formas posibles minimizar los efectos, por más nefastos que sean, de las disputas políticas entre las naciones, sobre el medio ambiente.
  
Por causa de eso, necesitamos reaprender algunos principios básicos de Ecología.
  
Considerándose que, básicamente todos los sistemas vivos exhiben los mismos principios de organización, todas las comunidades son redes organizacionalmente cerradas, pero abiertas a flujos de energía y de recursos.
  
Por causa de eso, el Hombre necesita entender que sólo comprender los ciclos de la naturaleza no le basta ya; se hace necesario que él traiga eso para todas las experiencias por que pasa a lo largo de su vida. Más allá del principio de la interdependencia, esto es, la dependencia mutua de todos los procesos vivos unos a los otros, que es la naturaleza de toda relación ecológica que necesita ser igualmente incorporada, está la necesidad de que el hombre comprenda por qué determinadas crisis ocurren en ciertas regiones de la Tierra, como consecuencia de su inadecuada práctica del uso de la tierra, por ejemplo.
  
Comprender la interdependencia ecológica significa comprender la relación de las partes como el todo, de los objetos con las relaciones, del contenido a los patrones.
  
III- LA ECOLOGÍA A LA LUZ DEL ESPIRITISMO

Encontramos en el libro “El Consolador”, por el Espíritu Emmanuel, psicografiado por Francisco Cándido Xavier, las preguntas número 27, 28 y 121, en que se lee:
  
¿Cómo debemos comprender la Naturaleza?” y la respuesta de Emmanuel fue la siguiente: “La Naturaleza es siempre el libro divino, donde la mano de Dios escribió la historia de su sabiduría, libro de la vida que constituye la escuela de progreso espiritual del hombre evolucionando constantemente con el esfuerzo y la dedicación de sus discípulos”.

Enseguida fue preguntado a Emmanuel: ¿Las manifestaciones de vida de los varios reinos de la Naturaleza, abarcando al Hombre, significan la expresión del Verbo Divino, en escala gradual en los procesos de perfeccionamiento de la Tierra? A lo que fue respondido por él: “Sí, en todos los reinos de la Naturaleza palpita la vibración de Dios, como el Verbo Divino de la Creación Infinita; y, en el cuadro sin fin del trabajo de experiencia, todos los principios, como todos los individuos, catalogan sus valores y adquisiciones sagradas para la vida inmortal.
  
La pregunta 121 es la siguiente: “¿El medio Ambiente influye en el Espíritu?” y Emmanuel responde: “El medio ambiente en que el alma renació, muchas veces constituye la prueba expiatoria; con poderosas influencias sobre la personalidad, se hace indispensable que el corazón esclarecido coopere en su transformación para el bien, mejorando y elevando las condiciones materiales y morales de todos los que viven en su zona de influencia”.
  
Por lo expuesto, podemos ver que la Ecología a la luz del Espiritismo, ciertamente habla al respecto de una ecología más profunda, de la conciencia ecológica que debe venir del respeto a cualquier forma de preservación de la vida, del respeto por la vida, que viene del religare espiritual.
  
Es intención de Dios que todos Sus hijos sean felices e incluso, que nuestra Humanidad actual, esté en este planeta en fase de pruebas y expiaciones, con todo eso nuestro Dios, nos dio, como préstamo un mundo bello, como un verdadero calidoscopio de ambientes, con relieves, ríos, montañas, grutas, valles, bosques, cataratas, desiertos, regiones cubiertas de hielo, siendo las temperaturas muy bajas, factores limitadores para cualquier forma de vida, donde sólo aquellas que posean las precondiciones y que fueran sufriendo adaptaciones lentas y progresivas a lo largo del tiempo geológico, perfeccionándose de forma a vivir en lugares muy inhóspitos y así, para todas las demás formas de vida distribuidas por las diferentes regiones biogeográficas de nuestro planeta.
  
Si la intención de Dios hubiese sido aprendida a lo largo del tiempo, sobre todo, en el último siglo, por los habitantes de la Tierra, no estaríamos delante de los descalabros que constatamos hoy en día.
  
Naturalmente la Tierra fue pasando por transformaciones (algunas casi imperceptibles, en cuanto otras, con características catastróficas) y los agentes naturales de la Naturaleza, fueron haciendo su trabajo, todos ellos regidos por la batuta invisible de los Ingenieros Siderales.
  
Los paisajes se fueron sucediendo y con eso, muchos de ellos fueron desapareciendo en un lugar y apareciendo otros, en otros lugares, y con ellos todo el conjunto de formas vivas igualmente pasaron por el mismo proceso, que es siempre de cuño evolutivo, proviniendo así, un saneamiento de algunas regiones.
  
Entre tanto, lo que se presenta en el mundo actual, resguardados algunos paisajes naturales que el Hombre aun no consiguió modificar de forma muy indecorosa, el Continente Antártico siendo uno de esos ejemplos, denota la total incuria y falta de respeto, sobre todo del Hombre contemporáneo, a la Naturaleza que lo cerca, sobre todo viniendo a desestabilizar los ciclos bioquímicos del planeta, destruyendo la capa de Ozono que la protege de la incidencia muy acentuada de los rayos ultra violetas, el efecto estufa, aumentado del lanzamiento cada vez mayor de CO2 y otros gases que aceleran el efecto estufa, de la utilización de defensivos agrícolas que, en nombre de un mejor rendimiento de cosechas y con consecuencias dañinas para todos los seres vivos
  
Hoy sabemos que estamos en el principio de catástrofes ecológicas de consecuencias imprevisibles, en caso de que el Hombre no despierte rápido de su sueño destructivo, en nombre del progreso y del desenvolvimiento de un condominio que está bajo nuestra responsabilidad y guardia, pero que pertenece a nuestro Dios Creador sólo para el cuadro de nuestra evolución y para ver si despertamos y nos religamos a las realidades de la Creación.
  
IV- PERSPECTIVAS

Mahatma Gandhi dijo cierta vez:
  
Nosotros necesitamos ser el cambio que nosotros queremos ver en el mundo”.
En cierta forma es la constatación de lo que fue dicho arriba con relación a la pregunta número 29 hecha al Espíritu Emmanuel, pero sobre todo en su respuesta, en lo que atañe a la propia transformación que viven en su esfera de interferencia.
Y la esencia de lo que Gandhi quiso decir fue que, antes que el hombre desee modificar el mundo, él debe, antes de nada, comenzar por modificarse a sí mismo.
  
Esa modificación se realiza en dos sentidos: de dentro para fuera, esto es, en sus propios pensamientos, en sus palabras y en sus acciones, en relación a él mismo y proyectando eso para su mundo exterior y, a su vez, recibiendo de el todas las informaciones necesarias para engrandecerse en conocimientos, en experiencias, sobre todo, se modifica para mejor y, por consiguiente, SER aquello que queremos para nuestro mundo, para el medio, con todo su conjunto de funciones y de estructuras, pero admitiendo que no es su voluntad personal la que debe imperar, pero sí el bienestar de la humanidad, dotada de la misma paz, equilibrio y autoconocimiento que él mismo.

A través de la Educación, que es una especie de jornada para dentro del propio “yo”, ciertamente el deseado equilibrio, necesario para que haya una acción más efectiva del hombre en busca de su propia evolución, se dará a través de la búsqueda del equilibrio saludable de los elementos en el ambiente global y que también se aplican al equilibrio saludable de las fuerzas que constituyen los sistemas políticos. En otras palabras, es a través del autoconocimiento consciente y disciplinado que podrá el hombre llegar al cenit de este proceso, que es eminentemente educativo.
  
Al Gore dijo en su libro “El equilibrio de la Tierra”, de 1992, “que no sorprende que nos hayamos vuelto tan desconcertados con el mundo natural – y es increíble que aun sintamos alguna conexión con nosotros mismos. Nos acostumbramos con la idea de un mundo sin futuro. Las artimañas de distracción están gradualmente destruyendo la ecología interior de la experiencia humana. Lo esencial para esta ecología es el equilibrio entre el respeto por el pasado y la fe en el futuro, entre la creencia en el individuo y un compromiso con la comunidad, entre nuestro amor por el mundo y nuestro miedo de perderlo. Un equilibrio, en otras palabras, del cual el ambiente espiritual depende”.

Para saber más sobre este asunto: Verifique en EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, libro tercero, caps. V y VI, Ley de conservación y Ley de Destrucción.

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