LOS PASES
A primera vista, los pases pueden parecer un conjunto de movimientos ejecutados por el pasista a un paciente pasivo. Si se basan en esa impresión, los candidatos a la tarea de los pases buscan solamente aprender a realizar tales movimientos – a entrenarse en la técnica. Los pacientes, a su vez, se limitan a sentarse en las sillas de las cámaras de pases del centro espírita y a entregar la solución de sus problemas en las manos de los pasistas.
No obstante, ¿será ello lo que recomienda el Espiritismo? La literatura espírita, particularmente las obras de Allan Kardec, Emmanuel, André Luiz y Manoel Philomeno de Miranda, ofrece enseñanzas profundas sobre el tema. Evidentemente, no tenemos la pretensión de tratarlas todas, pero señalaremos algunos puntos esenciales.
Los pases no son meras técnicas, sino transfusiones de fuerzas psíquicas. No se requiere de los candidatos a la tarea un entrenamiento técnico, sino la armonía de la mente. Para ello, necesitan elevarse espiritualmente, estudiando constantemente el tema a la luz del Espiritismo y renovando esfuerzos para su progreso moral.
La técnica en los pases puede ayudar en la tarea, pero no es indispensable. Lo fundamental es que los movimientos realizados por el pasista estén dirigidos por su pensamiento y voluntad, apoyados en la oración fervorosa con el firme propósito de auxiliar al paciente.
En realidad, los pases deben obedecer a la fórmula que inspire mayor confianza al pasista y al paciente, según esclarece Emmanuel en la pregunta 99 de El Consolador que prometió Jesús. Sin embargo, ello no debe servir de justificativo para la adopción de prácticas extravagantes en la aplicación de los pases, tales como: toques al paciente, gesticulaciones excesivas, ruidos, respiración jadeante, bostezos, orientaciones mediúmnicas. Para la Doctrina Espírita, la confianza no debe estar relacionada con la fe ciega, que da espacio a la superstición y a las opiniones personales, sino con la fe racional, por la cual se debe buscar someter a la criba de la razón cada práctica a ser adoptada en la aplicación de los pases. Las obras de André Luiz y de Manoel Philomeno de Miranda, en particular, presentan varios ejemplos prácticos de aplicación de pases, que describen tipos de movimientos, como la imposición de manos, los pases longitudinales y los rotatorios, además de los colectivos. El Magnetismo también propicia una contribución importante al estudio de tales tipos, así como de los pases perpendiculares y transversales.
¿Y los pacientes?
Así como los pasistas, los pacientes son sujetos activos en la aplicación de los pases. Es la mente del paciente que, con el auxilio de las fuerzas psíquicas transmitidas por los pases, actuará para armonizarlo.
Los pases ayudan al paciente a ayudarse a sí mismo. El trabajo del plano espiritual es educativo y no puede sustituir la parte que le corresponde a cada individuo en el proceso evolutivo, como señala André Luiz, en la obra Misioneros de la luz, capítulo 19.
La explicación de la Doctrina Espírita es clara. Los fluidos espirituales semejantes o afines se atraen. Cuanto más elevado moralmente sea el paciente, más depurado será su periespíritu y más facilidad tendrá para atraer y recibir buenos fluidos. Por lo tanto, los pases serán tanto más eficaces cuanto más significativa sea la renovación moral del paciente.
En vista de ello, para que los pacientes puedan asimilar con más eficacia los buenos fluidos, se recomienda que los centros espíritas los encaminen, previo a la aplicación de pases, a una actividad doctrinaria, tales como reuniones de estudio o charlas de contenido evangélico, que les renueve las disposiciones para el progreso moral.
Las enseñanzas del Espiritismo son fundamentale a la adecuada comprensión del tema de los pases. Estudiemos, pues, la Doctrina Espírita, con toda la seriedad que ella merece, y esforcémonos constantemente para vivenciarla para que seamos – en la condición de pasistas o de pacientes – colaboradores cada vez más útiles en el inmenso campo de trabajo del bien.
Simoni Privato Goidanich
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“ Yo no he venido a
traer la paz sino la guerra”
Esta frase del maestro Jesús, que
solía hablar siempre en parábolas y alegorías para ser comprendido
por quien estuviese en condiciones de madurez espiritual como para
comprender su mensaje, como tantas otras, esta afirmación evangélica
ha sido mal comprendida a lo largo de los siglos de Cristianismo.
Esto dio lugar a diversas
interpretaciones y a que se fueran formando alrededor de ellas,
grupos y sectas que se enfrentaron entre sí por la razón de la
fuerza en vez de solucionar sus diferencias con la fuerza de la
razón, dando así lugar a tantas guerras y conflictos por la
egemonía de cada religión, dando como resultado, tanta violencia,
tantos crímenes y a tantas muertes, olvidando que no es eso
precisamente lo que vinieron a enseñar los Profetas, Mesías y
Enviados que han venido al mundo en diferentes épocas para
enseñarnos la ley de Dios fundamental para todo el mundo: La Ley
del Amor.
Evidentemente el odio y las luchas
fraticídas no fueron el mensaje que dejó Jesús, pues el suyo fue
un mensaje de Amor, de Perdón y de un camino a seguir por cada ser
humano para el propio adelantamiento ético y moral, que en su
conjunto impulsase a una transformación global de la sociedad humana
hacia más y mejores niveles de convivencia, justicia y perfección.
Tras estos veintiún largos siglos
que han transcurrido desde que Jesús Cristo habitó fisicamente
entre nosotros, vemos con preocupación como la sociedad humana sigue
estancada por esa falta de comprensión de la Ley del Amor y del
verdadero sentido fraterno, por causa de sus viejos egoísmos,
envidias, y malquerencias que impiden la realización de una sociedad
en donde el Amor y la fraternidad sean su única ley.
Así nos encontramos en un momento
crítico en que el natural proceso evolutivo nos empuja cada vez más
fuertemente hacia un nuevo mundo de Regeneración, con una nueva
sociedad impregnada de unos valores éticos que deberemos conquistar
cada uno individualmente para merecer ser parte de ella y dejar
atrás como el recuerdo de una pesadilla, este mundo de expiación y
de pruebas con una sociedad llena de horrores y de injusticias, que a
nadie puede hacer sentirse plenamente feliz. El problema que nos
plantea este cambio, es que podría haber sido realizado de forma
gradual, sin convulsiones ,violencias y desequilibrios planetarios, y
sin embargo vemos como esto no está siendo así. Los tiempos del
final de esta vieja sociedad humana con sus defectos y vicios, así
como del nacimiento de otra nueva forma de vivir y convivir, mucho
más fraterna y solidaria a todos los niveles, son llegados y
desgraciadamente a la Humanidad este cambio nos ha sorprendido con
nuestros deberes de transformación y mejora moral sin hacer.
Como bien señala Kardec, no es la
doctrina de Jesús la que ha fallado, sino todos nosotros que
enlodados por defectos morales, no hemos querido seguir siempre la
recta senda del Amor y de la fraternidad que nos dejó trazada el
Divino Maestro.
Su recomendación fue el que
considerásemos a todos los hombres como hermanos y que tratásemos
de ser siempre misericordiosos unos con otros, haciéndonos todo el
bien posible.
Le dijo también a su discípulo
Pedro que el que a espada mata, a espada muere. Sencillamente estaba
señalando que existe una ley natural que siempre se cumple y que hoy
nosotros conocemos como la ley de acción y reacción, ley de Causa
y Efecto o ley del Karma.
Asimismo Jesús conocía que dada
la condición humana, estos enfrentamientos y guerras religiosas por
la diversidad de interpretación de sus enseñanzas acontecerían
casi como una escusa por la conquista de los poderes e influencias
terrenales, y que aun tendrían que pasar siglos para que estas
enseñanzas empezaran a ser bien comprendidas y aplicadas. De modo
que cuando fue el momento adecuado llegó a la Humanidad el
Consolador prometido y enviado por El, para que nos esclareciese con
sus enseñanzas. Este es el Espíritu de la Verdad representado por
diversos Espíritus Superiores que bajo la dirección del pedagogo
Rivail- Allan Kardec – dieron luz a la llamada Codificación
Espírita.
El dijo que no vino a traer la paz
sino la guerra. Guerra fraticida entre hermanos, que en Su nombre o
en el nombre de Dios han hecho correr ríos de sangre entre ellos a
causa de las discrepancias de interpretación de .sus palabras. Y
Jesús lo sabía con antelación, pero esta clase de conflictos por
causa de sus palabras, serían una prueba más para la evolución
espiritual de la humanidad, hasta que fuesen comprendiendo los
elevados conceptos de ética y moral que Él nos legó para nuestro
bien.
Ante la profunda e impensada situación
de lo que sería el futuro de la humanidad si estos ejemplos del
Maestro Jesús y esa Ley principal que Él nos enseñó, los
activamos en nosotros mismos, no podemos sino darnos cuenta de la
gran superioridad moral e intelectual de Jesús, que en nuestros días
se muestra en todo su esplendor y grandeza.
- JOSE LUIS MARTÍN-
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La
Ecología a la luz del Espiritismo
Izabel Gurgel
Izabel Gurgel
I
- INTRODUCCIÓN
A partir del
momento de la creación del mundo pasaron muchos millones de años
hasta que la configuración del planeta Tierra asumiese la forma que
nosotros conocemos hoy.
Eso ya deja
entrever que la Creación no permite que la Naturaleza de saltos, lo
que dificultaría, de esta manera, la evolución lenta y progresiva
por la cual pasaron los diferentes seres de los diferentes reinos que
están en este planeta, no sólo en lo que decir al respecto de la
superficie terrestre propiamente dicho, así como todo aquello que
compone el cuadro natural, más allá de las interacciones
intrínseca, entre el sedimento gaseoso que envuelve la tierra,
conocido como atmósfera y, este mismo planeta.
En nuestros
días, el desenvolvimiento científico y tecnológico, nos permite
saber que esta configuración no fue y no es definitiva y es más,
que ella está en constante modificación, a lo largo del tiempo y
del espacio, según una dinámica propia en consonancia con el
planeamiento de los Arquitectos Siderales, en función del equilibrio
cósmico.
La Naturaleza
como un todo, y todo el Cosmos, sigue su curso evolutivo y, ese
ambiente del planeta Tierra que fue destinado al Hombre para que en
él desenvolviese también su camino lento y progresivo de evolución,
en equilibrio con todo aquello que está a su alrededor y, sobre
todo, con la grave responsabilidad de convivir pacifica y
armoniosamente con sus semejantes y con este ambiente que lo cerca.
Hoy en día, en
este final de siglo, en que el clamor de buena parte de la humanidad
aun se dedica a la salud y el latido del planeta, verificamos que la
especie Homo sapiens, de la cual el hombre es su representante de
tipo, está bastante lejos para que se pueda decir que este mismo
hombre procuró conservar su patrimonio natural que le fue puesto a
su disposición para los años siguientes.
Por otro lado,
por lo menos desde que los profetas, descendidos del cielo y
principalmente Jesús, vinieron a traer las enseñanzas necesarias
para conducir la mente del hombre también para las cosas del Padre,
desde Moisés que, mucho tiempo antes de la venida de Jesús, incluso
que aun predominase la Ley del talión, del “Ojo por Ojo y Diente
por Diente”, es que viene la Humanidad siendo preparada para
colocarse en una posición hominal, no sólo en relación a su
estatura bípeda (la cual ya poseía hacía mucho tiempo), sino sobre
todo en relación a la elevación de sus pensamientos para Dios y
para las cosas del Espíritu, a través del Amor Cristico Universal.
Jesús, cuando
descendió a la Tierra, estableció la Escuela Iniciatica en la
Doctrina del Amor, habiendo dicho que traía un Único Mandamiento:
“Amen a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos”
por la caridad, por la fraternidad, por el amor ilimitado y que sólo
así el reino de Dios estaría con sus puertas abiertas para todos
aquellos que, de esta forma, pasasen a dirigir sus vidas, siendo esta
la gran orientación dejada por Él para toda la humanidad.
Al finalizar el
Segundo Milenio, se ve que el hombre poco aprendió, o ni siquiera
puso en práctica tales enseñanzas representados por esa gran
síntesis propuesta por Jesús. Y si no fue capaz de amar a su Dios,
¿Cómo habría sido capaz de amarse a sí mismo y al prójimo como a
sí mismo?
Considerando que
él mismo viene permitiendo degradar su materia por el uso abusivo de
los placeres de la materia y las ilusiones que sólo las
artificialidades de la personalidad, de su Ego súper dimensionado
traen para sí, se puede imaginar los daños que este mismo Ser
humano viene causando al ambiente natural que lo rodean.
II-
¿QUÉ ES LA ECOLOGÍA?
Antes que
continuemos, debemos saber cuál es el significado del Término
Ecología: oikos, en griego, quiere decir “casa”, “lugar donde
se vive” y logos, también del griego, significa, “estudio de”.
Ecología, de
forma literal, puede ser entendida como “el estudio de los
organismos en su casa”.
Pero, como
definición, podemos tener como el estudio de los organismos o de
grupos de organismo en relación a su ambiente. O aun, tener la
ciencia de las interrelaciones entre los organismos vivos y su
ambiente.
Considerándose
que la ecología esta relacionada con la biología de grupos de
organismos y con procesos funcionales en las tierras, océanos y
aguas dulces es más cuidadoso decir que la ecología es el estudio
de la estructura y funciones de la naturaleza (admitiendo que la
humanidad es parte integrante de ella), o aun: es la ciencia del
“ambiente vivo” o simplemente “de la biología ambiental”.
Por lo que se
puede ver de lo que fue dicho arriba en términos de
conceptualizaciones, el Hombre se ha interesado por la Ecología de
una forma práctica, nada pragmática, desde muy pronto en su
Historia. En las sociedades primitivas, cada individuo, para
sobrevivir, precisó tener un conocimiento definido de su ambiente,
esto es, para saber valerse de él, es necesario comprender las
fuerzas de la Naturaleza, de sus diferentes reinos, quiere decir: de
los minerales, vegetales y demás animales.
El fruto de sus
propias observaciones llevó a ese hombre primitivo a observar los
astros en su movimiento por el cielo, los vientos, la lluvia, las
variaciones de temperatura, las corrientes marinas, los mares, las
estaciones del año, las plantas para ser cultivadas, por ejemplo, y
así, empíricamente, más perfectamente integrado con todo lo que la
naturaleza se le presentaba permitió que su trayectoria evolutiva se
procesase y llegase donde estamos hoy, cuando la Ciencia y la
Tecnología contemporánea, ya permitieron llevar al Hombre a
explorar espacios y otros planetas además de la Tierra, habiéndole
hace treinta años atrás, sido permitido pisar el suelo lunar y
volver a la Tierra, sano y salvo.
Sólo que el
descompase habido a lo largo del tiempo, llevó a nuestro planeta la
situación en que se encuentra en nuestros días, no necesitando
añadir las crisis y los problemas que el propio hombre creó, pero
que no se preocupó mucho en resolverlos, por lo menos, de forma
objetiva y concreta.
Si consideramos
que las crisis morales, sociales y filosóficas engendradas por el
Hombre vinieron a reflejarse de forma inexorable, sobre el medio que
lo rodea, ¿cómo podemos esperar, por más auto-regenerador que sea
el Sistema de Gaia, que el Hombre encuentre un camino pacífico y
obedeciendo los principios básicos de la Naturaleza para resolver
tales conflictos?
“La presión
sobre el medio ambiente es, al mismo tiempo, causa y efecto de
tensiones políticas y conflictos militares. Las naciones
frecuentemente lucharon para tener o mantener el control de materias
primas, supliendo de energía, tierras, balsas fluviales, pasajes
marítimos y otros recursos ambientales básicos. Esos conflictos
tienden a aumentar a medida que los recursos escasean y aumenta la
competición por ellos”, este trecho es encontrado en la página
325 de la exposición BRUNDTLAND, de 1988, de la Comisión Mundial
sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, en el libro “Nuestro Futuro
Común”, viniendo a corroborar lo que fue dicho antes.
Si hoy podemos
comprender que la religión es la re-ligación del Hombre con el Dios
Creador, se reconecta con la Trama de la Vida significa, dentro de la
observancia de la Ley de Evolución, construir y alimentar
comunidades sustentables en las cuales podemos satisfacer nuestras
necesidades a aspiraciones, sin disminuir las oportunidades de las
generaciones futuras, intentando el hombre de todas las formas
posibles minimizar los efectos, por más nefastos que sean, de las
disputas políticas entre las naciones, sobre el medio ambiente.
Por causa de
eso, necesitamos reaprender algunos principios básicos de Ecología.
Considerándose
que, básicamente todos los sistemas vivos exhiben los mismos
principios de organización, todas las comunidades son redes
organizacionalmente cerradas, pero abiertas a flujos de energía y de
recursos.
Por causa de
eso, el Hombre necesita entender que sólo comprender los ciclos de
la naturaleza no le basta ya; se hace necesario que él traiga eso
para todas las experiencias por que pasa a lo largo de su vida. Más
allá del principio de la interdependencia, esto es, la dependencia
mutua de todos los procesos vivos unos a los otros, que es la
naturaleza de toda relación ecológica que necesita ser igualmente
incorporada, está la necesidad de que el hombre comprenda por qué
determinadas crisis ocurren en ciertas regiones de la Tierra, como
consecuencia de su inadecuada práctica del uso de la tierra, por
ejemplo.
Comprender la
interdependencia ecológica significa comprender la relación de las
partes como el todo, de los objetos con las relaciones, del contenido
a los patrones.
III-
LA ECOLOGÍA A LA LUZ DEL ESPIRITISMO
Encontramos en
el libro “El Consolador”, por el Espíritu Emmanuel,
psicografiado por Francisco Cándido Xavier, las preguntas número
27, 28 y 121, en que se lee:
“¿Cómo
debemos comprender la Naturaleza?” y la respuesta de Emmanuel fue
la siguiente: “La Naturaleza es siempre el libro divino, donde la
mano de Dios escribió la historia de su sabiduría, libro de la vida
que constituye la escuela de progreso espiritual del hombre
evolucionando constantemente con el esfuerzo y la dedicación de sus
discípulos”.
Enseguida fue
preguntado a Emmanuel: ¿Las manifestaciones de vida de los varios
reinos de la Naturaleza, abarcando al Hombre, significan la expresión
del Verbo Divino, en escala gradual en los procesos de
perfeccionamiento de la Tierra? A lo que fue respondido por él: “Sí,
en todos los reinos de la Naturaleza palpita la vibración de Dios,
como el Verbo Divino de la Creación Infinita; y, en el cuadro sin
fin del trabajo de experiencia, todos los principios, como todos los
individuos, catalogan sus valores y adquisiciones sagradas para la
vida inmortal.
La pregunta 121
es la siguiente: “¿El medio Ambiente influye en el Espíritu?” y
Emmanuel responde: “El medio ambiente en que el alma renació,
muchas veces constituye la prueba expiatoria; con poderosas
influencias sobre la personalidad, se hace indispensable que el
corazón esclarecido coopere en su transformación para el bien,
mejorando y elevando las condiciones materiales y morales de todos
los que viven en su zona de influencia”.
Por lo expuesto,
podemos ver que la Ecología a la luz del Espiritismo, ciertamente
habla al respecto de una ecología más profunda, de la conciencia
ecológica que debe venir del respeto a cualquier forma de
preservación de la vida, del respeto por la vida, que viene del
religare espiritual.
Es intención de
Dios que todos Sus hijos sean felices e incluso, que nuestra
Humanidad actual, esté en este planeta en fase de pruebas y
expiaciones, con todo eso nuestro Dios, nos dio, como préstamo un
mundo bello, como un verdadero calidoscopio de ambientes, con
relieves, ríos, montañas, grutas, valles, bosques, cataratas,
desiertos, regiones cubiertas de hielo, siendo las temperaturas muy
bajas, factores limitadores para cualquier forma de vida, donde sólo
aquellas que posean las precondiciones y que fueran sufriendo
adaptaciones lentas y progresivas a lo largo del tiempo geológico,
perfeccionándose de forma a vivir en lugares muy inhóspitos y así,
para todas las demás formas de vida distribuidas por las diferentes
regiones biogeográficas de nuestro planeta.
Si la intención
de Dios hubiese sido aprendida a lo largo del tiempo, sobre todo, en
el último siglo, por los habitantes de la Tierra, no estaríamos
delante de los descalabros que constatamos hoy en día.
Naturalmente la
Tierra fue pasando por transformaciones (algunas casi imperceptibles,
en cuanto otras, con características catastróficas) y los agentes
naturales de la Naturaleza, fueron haciendo su trabajo, todos ellos
regidos por la batuta invisible de los Ingenieros Siderales.
Los paisajes se
fueron sucediendo y con eso, muchos de ellos fueron desapareciendo en
un lugar y apareciendo otros, en otros lugares, y con ellos todo el
conjunto de formas vivas igualmente pasaron por el mismo proceso, que
es siempre de cuño evolutivo, proviniendo así, un saneamiento de
algunas regiones.
Entre tanto, lo
que se presenta en el mundo actual, resguardados algunos paisajes
naturales que el Hombre aun no consiguió modificar de forma muy
indecorosa, el Continente Antártico siendo uno de esos ejemplos,
denota la total incuria y falta de respeto, sobre todo del Hombre
contemporáneo, a la Naturaleza que lo cerca, sobre todo viniendo a
desestabilizar los ciclos bioquímicos del planeta, destruyendo la
capa de Ozono que la protege de la incidencia muy acentuada de los
rayos ultra violetas, el efecto estufa, aumentado del lanzamiento
cada vez mayor de CO2 y otros gases que aceleran el efecto estufa, de
la utilización de defensivos agrícolas que, en nombre de un mejor
rendimiento de cosechas y con consecuencias dañinas para todos los
seres vivos
Hoy sabemos que
estamos en el principio de catástrofes ecológicas de consecuencias
imprevisibles, en caso de que el Hombre no despierte rápido de su
sueño destructivo, en nombre del progreso y del desenvolvimiento de
un condominio que está bajo nuestra responsabilidad y guardia, pero
que pertenece a nuestro Dios Creador sólo para el cuadro de nuestra
evolución y para ver si despertamos y nos religamos a las realidades
de la Creación.
IV-
PERSPECTIVAS
Mahatma Gandhi
dijo cierta vez:
“Nosotros
necesitamos ser el cambio que nosotros queremos ver en el mundo”.
En cierta forma
es la constatación de lo que fue dicho arriba con relación a la
pregunta número 29 hecha al Espíritu Emmanuel, pero sobre todo en
su respuesta, en lo que atañe a la propia transformación que viven
en su esfera de interferencia.
Y la esencia de
lo que Gandhi quiso decir fue que, antes que el hombre desee
modificar el mundo, él debe, antes de nada, comenzar por modificarse
a sí mismo.
Esa modificación
se realiza en dos sentidos: de dentro para fuera, esto es, en sus
propios pensamientos, en sus palabras y en sus acciones, en relación
a él mismo y proyectando eso para su mundo exterior y, a su vez,
recibiendo de el todas las informaciones necesarias para
engrandecerse en conocimientos, en experiencias, sobre todo, se
modifica para mejor y, por consiguiente, SER aquello que queremos
para nuestro mundo, para el medio, con todo su conjunto de funciones
y de estructuras, pero admitiendo que no es su voluntad personal la
que debe imperar, pero sí el bienestar de la humanidad, dotada de la
misma paz, equilibrio y autoconocimiento que él mismo.
A través de la
Educación, que es una especie de jornada para dentro del propio
“yo”, ciertamente el deseado equilibrio, necesario para que haya
una acción más efectiva del hombre en busca de su propia evolución,
se dará a través de la búsqueda del equilibrio saludable de los
elementos en el ambiente global y que también se aplican al
equilibrio saludable de las fuerzas que constituyen los sistemas
políticos. En otras palabras, es a través del autoconocimiento
consciente y disciplinado que podrá el hombre llegar al cenit de
este proceso, que es eminentemente educativo.
Al Gore dijo en
su libro “El
equilibrio de la Tierra”,
de 1992, “que no sorprende que nos hayamos vuelto tan
desconcertados con el mundo natural – y es increíble que aun
sintamos alguna conexión con nosotros mismos. Nos acostumbramos con
la idea de un mundo sin futuro. Las artimañas de distracción están
gradualmente destruyendo la ecología interior de la experiencia
humana. Lo esencial para esta ecología es el equilibrio entre el
respeto por el pasado y la fe en el futuro, entre la creencia en el
individuo y un compromiso con la comunidad, entre nuestro amor por el
mundo y nuestro miedo de perderlo. Un equilibrio, en otras palabras,
del cual el ambiente espiritual depende”.
Para
saber más sobre este asunto: Verifique en EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS,
libro tercero, caps. V y VI, Ley de conservación y Ley de
Destrucción.
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