martes, 10 de junio de 2014

Resumen Histórico de la Mediumnidad ( I )

RESUMEN HISTÓRICO DE LA MEDIÚMNIDAD
(Primera parte)

La facultad mediúmnica, tanto la natural como la de prueba, siempre ha existido, desde que existe el hombre, y gracias a eso, los Espíritus directores pudieron interferir en la evolución del mundo, orientándolo, guiándolo, protegiéndolo.
Ellos vieron a convivir con el hombre, a través de la mediúmnidad les inspiraron y les dieron  las enseñanzas  necesarias,  ellos guías abnegados, y solícitos, los elementos decisivos de la evolución.
La mediúmnidad en si, la facultad  casi no se modifico desde hace milenios; manteniendo los mismos aspectos, poco han variado los fenómenos y las manifestaciones, lo que prueba que es muy lenta la ascensión del hombre.
Antiguamente el asunto no era bien conocido  y estaba menos generalizado, por eso dejo de ser admitido, estudiado y utilizado en beneficio individual y colectivo.
En las épocas en que la humanidad vivía en régimen patriarcal, de clanes o tribus, la Mediúmnidad  era atributo de unos pocos que ejercían  con ella un verdadero reinado espiritual sobre los demás.
Después pasó a los círculos cerrados de los colegios sacerdotales, creándose castas privilegiadas de inspirados, para después poco a poco irse difundiendo por el pueblo, dando nacimiento a los videntes, profetas, adivinos y pitonisas, que pasaron a su vez, a ejercer una innegable influencia en los medios en que actuaban.
Siempre fue utilizada como fuente de poder y de dominación, en Persia, Egipto, Grecia o Roma, tan apreciada era, que originó la circunstancia de solo ser concedida por medio de la iniciación  a unos pocos individuos de determinadas sectas y fraternidades.
Aun hoy se verifica la existencias de esas sectas y fraternidades que prometen la iniciación bajo las más rigurosas condiciones de misterio y formalismo, todo con resultados mediocres como es natural.
Solo después del advenimiento del Espiritismo las practicas mediúmnicas se popularizaron y fueron puestas al alcance  de todos, sin restricciones y sin secretos.
A partir de Homero, el poeta legendario de la Grecia antigua, quien indirectamente  se refería a la mediúmnidad al narrar los episodios heroicos de la vida de Ulises, muchos otros pueden servirnos como ejemplo, Sócrates, que poseía lo que él llamaba “demonios familiares”; Pitágoras, que era visitado por los dioses; Apolonio de Tiana, médium extraordinario de videncia y levitación; Simón de Samaria, contemporáneo de los apóstoles, todos ejercían públicamente  en mayor o menor grado.
En la antigüedad la mediúmnidad  se ejercía en templos, en los que había lechos apropiados  para en ellos acostarse los consultantes que allí concurrían  a recibir inspiraciones  y revelaciones durante el sueño.
En Grecia los enfermos iban al templo de Esculapio; en Babilonia  el templo de Mylata, en especial mujeres; en Esparta los magistrados procuraban el templo de Parsiphoe. Naturalmente que el obtener respuestas  para las preguntas realizadas dependía de la mediúmnidad de cada uno.
En la propia Roma  imperial, a pesar de su conocida amoralidad, los cesares no olvidaban esa consulta, sometiéndose de buen grado a las inspiraciones y  a los consejos de los “dioses”.
Hoy en día se sabe el papel relevante que los Espíritus del Señor desempeñan  en el plano de la vida material y en el fenomenalismo cósmico, y es comprendido  que eran llamados demonios, dioses y genios esas entidades operantes  y no del todo benéficas las que actuaban como siempre actúan, por detrás de todos los fenómenos naturales y sociales.
Es por eso tan positiva y evidente la antigüedad de las manifestaciones espiritas, justamente es una de las mayores pruebas para considerar que la Doctrina Espirita es una realidad de todos los tiempos y la base fundamental de todas las religiones, a pesar de las restricciones que la desvirtuaron.

En China, por ejemplo, 3.000 años antes de Cristo. El Espiritismo era practicado en las ceremonias mediante el uso de un dispositivo especial para recibir la palabra del muerto dirigida  a sus descendientes. El culto de los antepasados  es fundamental en China, Japón y otros países orientales.
En cuanto al Cristianismo, valiéndose de un concepto de León Denis, “este afirma  sobre hechos de apariciones y manifestaciones de muertos y suministra inmensas pruebas de la existencia del Mundo Invisible y de las almas que lo pueblan.”
La misma Biblia está llena de semejantes manifestaciones, todas obtenidas por medio de la mediúmnidad.
En el Antiguo Testamento vemos a los profetas, videntes y oyentes inspirados que transmiten al pueblo la voluntad de los guías, y de todos los tipos de mediúmnidad, la videncia aparece como la más generalizada.
Samuel,-I, cap.IX:9- así se lo demuestra  diciendo: “Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos hasta el vidente; porque el que ahora se llama profeta antiguamente se llamaba vidente.”
Es de citar la consulta  hecha por Saúl al Espíritu de Samuel, en la gruta de Endor.
Las plagas que, según se narra por intermedio de Moisés, fueron lanzadas sobre Egipto; las maravillas, ocurridas con el pueblo hebreo en el desierto cuando era conducido por ese gran Enviado, a saber: la columna de fuego que marchaba al frente de los emigrados; el maná que los alimentaba; las fuentes que surgían de las rocas; el recibimiento del Decálogo, etc., todas son afirmaciones del extraordinario poder mediúmnico del gran receptor de la Primera Revelación.
Jeremías ofrece un claro ejemplo de fenómeno de incorporación  - cuando tomado por un Espíritu, predicaba por las calles  contra la guerra  a los ejércitos de Nabucodonosor. Otro muy significativo de videncia es el demostrado por Juan al escribir el Apocalipsis.
Se observa así que, desde los más remotos tiempos del Antiguo Testamento los fenómenos, en si mismos, en casi nada se diferencian, de los observados en los tiempos actuales.
Se pueden citar: los de transporte: II Reyes, VI; los de levitación Ezequiel, III y 15 Actos, VIII: 39 y 40; los de escritura directa: Éxodo XXXII:15 y 16 y XXXIV:28; los fenómenos luminosos: XXXIV: 29 y 30 – además de muchos otros que sería largo enumerar.
Y tan semejantes eran las prácticas antiguas como las actuales, que incluso era empleada la música  para la formación del ambiente. El profeta Eliseo reclama “un tañedor”, (persona que tañe un instrumento músico) para profetizar: II Reyes, 3:15 – y es muy vulgar  la cita del pasaje que David calma y aleja a los Espíritus obsesores, de Saúl, tañendo su arpa.
Volviendo a citar a León Denis, de el es esta pregunta: ¿Los apóstoles de Cristo fueron elegidos por ser sabios o notables, o porque poseían cualidades mediúmnicas?
Esos apóstoles, como sabemos, y sus discípulos, durante el tiempo de sus trabajos actuaron como verdaderos médiums, bastando citar a San Pablo y San Juan, uno dinámico y culto, el otro más místico.
La fiesta de Pentecostés fue la otorgación de facultades mediúmnicas a los apóstoles y discípulos.
Y  justamente por ejercer la mediúmnidad es que sabían de sus peligros, de los cuidados que su práctica exigía y sobre eso llamaban la atención constantemente a sus discípulos.
Sal Pablo decía: “Los Espíritus  de los profetas están sujetos a los profetas” Y San Juan agregaba: “Carísimos, no creáis en todos los espíritus, más probad que los espíritus sean de Dios”. Advertían así contra la acción de los espíritus obsesores y mistificadores.
Era tan común la mediúmnidad entre los primitivos cristianos que eran enviadas instrucciones escritas a las comunidades de las diferentes ciudades para regular su práctica: y tales instrucciones fueron, con el tiempo, encuadernadas en libros `para su mejor conservación. Esas instrucciones, dadas hace siglos, continúan en plena vigencia  en los tiempos actuales, incluso en  lo que se refiere a la ganancia de algunos y a la vanidad de muchos.
 Trabajo extraído del libro “Mediúmnidad” de Edgard Armond. realizado por Merchita.

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            LA VIRTUD


La virtud, en su más alto grado, incluye el conjunto de todas las cualidades esenciales que integran al hombre de bien. Ser bueno y caritativo, laborioso, sobrio y modesto, he ahí las cualidades del hombre virtuoso.
Por desgracia, vienen casi siempre acompañadas de pequeños achaques morales que las deslucen y atenúan.
El que hace ostentación de su virtud no es virtuoso, visto que carece de la cualidad principal, que es la modestia, y adolece del vicio más opuesto a ella, que es el orgullo.
La virtud realmente digna de tal nombre no gusta de exhibirse, sino que es preciso adivinarla, pues se oculta en la oscuridad y huye de la admiración de las muchedumbres.
San Vicente de Paúl era virtuoso; virtuoso también era el digno cura de Ars, y otros muchos lo fueron asimismo,  poco conocidos por el mundo, pero
El Cura de Ars
conocidos de Dios.
Todos esos hombres de bien ignoraban ellos mismos que fuesen virtuosos. Se dejaban llevar por la corriente de sus santas  inspiraciones y practicaban el bien con un desinterés total y completo olvido de sí.
A tal virtud, comprendida y practicada de esa manera, os invito, hijos míos. A tal virtud, de veras cristiana y espirita, os comprometo a consagraros. Pero apartad de vuestros corazones los sentimientos de orgullo, vanidad y amor propio, que siempre deslustran las más hermosas cualidades.
 No imitéis  a ese hombre que se presenta como modelo y pregona sus propias perfecciones a cuantos oídos complacientes quieran escucharlos. Esa virtud ostentosa y aparente esconde a menudo muchas pequeñas torpezas y aborrecibles cobardías
En principio, el hombre que se exalta a si mismo, que erige una estatua a su propia virtud, sólo con esa actitud aniquila todo el mérito real que pueda tener.
Y ¿qué diré de aquel otro cuyo todo valor consiste en parecer lo que no es?
Quiero admitir que el hombre que hace el bien siente en lo pronfundo del corazón una satisfacción íntima, pero tan pronto como esa satisfacción se exterioriza, a fin de cosechar aplausos, degenera en amor propio.
¡OH, vosotros todos, a quienes la fe espiritista ha dado calor con sus rayos y que sabéis cuán lejos de la perfección  está el hombre, no incurráis nunca en relajación semejante!
Es la virtud una gracia que anhelo para todos los espíritas sinceros, pero a éstos diré: Más vale poca virtud con modestia que mucha con orgullo.
Por orgullo se han perdido humanidades sucesivas, y por humildad deberán un día redimirse.

El Evangelio Según El Espiritismo. 
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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   VOTOS DE QUIEN 

AMA
 Mientras lo contemplo  dormir el sueño tranquilo de los días verdes de la infancia, me pongo a pensar.
 ¿Cuál la misión que la trajo a la Tierra, otra vez? ¿Qué lazos tan fuertes nos unen? ¿De qué era nos conocemos?

Y, mientras me pierdo en conjeturas, también pienso que, probablemente, no estaré físicamente a su lado, en la madurez de sus años.

En verdad, no sé hasta cuando gozaré de la ventura de recogerle las sonrisas, de estrecharlo en mi  pecho, oyendo el ritmo de su corazón latir en compás con el mío.

Eres todavía un niño y traes en el brillo de los ojos los rayos de la esperanza. Mira el mundo como quien descubre venturas  cada día.
  Y pienso... si conseguirás alcanzar los objetivos para los cuales renaciste de esta vez.
 Y deseo... Deseo que seas feliz, aunque la adversidad te venga a acompañar.

Que seas suficientemente capaz de driblar las tristezas, tiñéndolas con colores de la certeza de quien sabe que todo es pasajero en la Tierra.

Todo pasa. Pasa el dolor, pasa la tristeza, pasa la alegría.

Entonces, deseo también que las alegrías que te coronen los días sean muy bien aprovechadas por ti.

Que las disfrutes en totalidad y que sepas guardar, en los rincones del alma, los recuerdos felices.

Ellas te serán aliento en los días grises y vacíos.

Que sepas aprovechar todas las oportunidades de progreso: la escuela, el hogar, la familia que amas que te estimula a avanzar siempre.

Que no te olvides nunca de que ha sido el amor quien te trajo de vuelta a la Tierra.

El amor de tus padres que te concibieron. El amor del Padre Supremo que sancionó la posibilidad de tu nueva entrada en la carne.

Deseo que sepas administrar el tiempo y no pierdas la oportunidad de extasiarte con la música. La sinfonía natural de los pájaros en la aurora de cada día.
 
El cántico de las aguas abundantes, lanzándose de alturas, en grandes caídas. El murmullo de los riachuelos entre los arbustos, el silbido de las fuentes generosas.
 

La música extraordinaria de tantas orquestras que repletan de sonidos ese maravilloso mundo de Dios.
 

Que oigas la música de la actualidad, de los grupos jóvenes, las canciones de tu país y de la música sin fronteras.
 
Que sepas emocionarte al ver ondear al viento la bandera nacional. Que vibres intensamente con cada nota del Himno patrio.

Deseo que alcances victorias. No necesariamente en el mundo, sino dentro de ti mismo, coleccionando logros  cada día.

Y, finalmente, cuando venzas los días de tu estadía  en la Tierra, que partas sereno, habiendo sembrado bendiciones en otras tantas vidas.

Habiendo cumplido todas las etapas de tu jornada con honor.

Y yo... Yo te estaré esperando del otro lado, igualmente en pie, feliz por haber contribuido a tu educación.

Y por haber alimentado tu vida con todo mi amor.
 
                                                - Redacción de Momento Espírita-
                                                - Adaptación de Jose Luis Martín-


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