El hombre contemporáneo necesita vivir con religiosidad, mirando hacia la modernidad de las ciencias y de la tecnología.
A pesar de que las religiones son acusadas de fomentar guerras dolorosas e interminables, en las cuales la crueldad ha alcanzado bárbaras expresiones, diezmando millones de vidas, todas ellas poseen como base la creencia en un Dios-Amor; algunas veces severo y otras veces complaciente, dependiendo de la filosofía con que cada una lo aborde. También enseñan la creencia en la inmortalidad del alma y en la justicia que nunca se engaña, alcanzando al infractor por más que éste trate de escaparse.
Por lo que se deduce que la carencia no es de la fe religiosa, sino, del hombre: del ignorante, que se fanatiza; del astuto, que se vuelve prepotente; del malvado, que se complace en el crimen; del acomplejado, que sin importarle la crueldad y perversión a la que se entrega, utiliza cualquier recurso para poder alcanzar las cimas de la vida.
El objetivo de todas estas creencias religiosas debe ser el hombre, al cual se le debe trabajar el carácter, iluminarle la conciencia, dulcificarle los
sentimientos, para que pueda descubrir los valores de la vida o para que los utilice con nobleza, si es que ya los ha encontrado.
Le corresponde a cada religión tratar de unir a las criaturas con sus elementos esenciales, abriendo espacio para que habiten en sus campos aquellos que sintonizan con sus principios, sin discriminar a quien en su búsqueda por encontrar a Dios, piensa de manera diferente.
Es verdad que la historia muestra una infinidad de ejemplos de hombres que decían no creer en Dios, los irreligiosos, que fueron excelentes benefactores de la humanidad.
Probablemente ellos discrepaban con las creencias en las cuales representaban a Dios con características humanoides, apasionadas, relacionadas a tal o cual nación e indiferente a los destinos de los demás seres y países.
Este Dios, trabajado por la ceguera nacional de algunos pueblos, era tan mezquino como sus adoradores, causando repulsión e indignación a las mentes avanzadas y lúcidas.
No era, pues, indiferencia o rebeldía contra Dios, y si de la imagen que de ÉL hacían los religiosos enfermos del alma.
También es verdad que los pueblos sufrieron cruelmente en las manos de individuos incrédulos y profanadores, que han dejado en todo momento, rastros de sangre y desgracia.
La religión tiene como finalidad concientizar al hombre sobre su realidad inmortal, de los fenómenos post-mortem y sobre la conducta filosófica que debe vivir mientras se encuentra en su etapa carnal.
La criatura siempre es favorecida mediante la organización de una ética de comportamiento optimista, edificante y renovadora, auxiliándola con resignación en las vicisitudes, con humildad en el triunfo, con amor en la gloria y con caridad en todos los momentos, con la finalidad de que la indignación no la ciegue, la soberbia no la haga alucinar y las viles pasiones no la dominen. Si ella se apoya en una base científica, ofrece fundamentos seguros a la conciencia investigadora y a la razón exigente, dándole respuestas lógicas a los
hechos y a las indagaciones que con frecuencia surgen de la duda, del escepticismo y de la falta de fe.
Con este contenido de evidencias sobre los principios filosóficos, el hombre dispone de fuertes herramientas para los problemas existenciales, enfrentando cualquier dificultad y desafío con natural estoicismo y alegría.
La búsqueda de Dios hoy en día, es más continua y ardua de lo que era antes.
Los valores humanos han sufrido profundas mutaciones éticas, alterándolos totalmente.
Antes, bastaba aceptar la fe de una forma ingenua para tener una experiencia religiosa aparente.
En la actualidad, las conquistas de la cibernética, de la ciencia astronáutica y de otras ciencias, han establecido en el individuo récords de conflictos psicológicos, exigiéndole a la vida terapias de prevención y afirmaciones valiosas para que se pueda evitar el caos.
Por otro lado, las multitudes que se encuentran cansadas de las filosofías pragmáticas, se vuelven inmediatistas indagando por lo que sucederá después, como será después de haber logrado los objetivos más cercanos.
Es así como surgen o renacen antiguas creencias que se proponen ayudar al hombre que está saturado de lógica y técnica, dejándose atraer por lo fantasioso, por lo sobrenatural o por lo místico, siendo un mecanismo audaz de escape de la realidad objetiva hacia la imaginación trascendente, al absurdo.
El astronauta cuando regresa de la luna, está confundido con el silencio que pudo constatar, de la soledad ante el universo y de su pequeñez en el seno del cosmos y aun estando maravillosamente equipado de fuerzas psicológicas, poco a poco se zambulle en una profunda melancolía, siendo víctima de preguntas de largo alcance.
Los pilotos que lanzaron los artefactos atómicos sobre las ciudades-mártires, no pudieron olvidar las catástrofes en las que se vieron involucrados.
Los veteranos de las guerras que suceden en la Tierra, no consiguen borrar las marcas de violencia en que se vieron involucrados, sufriendo terribles dificultades para reajustarse pacíficamente a la sociedad.
Juntando los diversos factores que generan conflictos, tenemos que la sociedad de hoy, que alcanzó niveles altos de bienestar para algunos, despedazó billones de vidas en los guetos de la miseria, hambre y sufrimiento, en los cinturones externos de las grandes ciudades o en países enteros que son devorados por la codicia de otros países más poderosos.
Como consecuencia, la agresividad, la indiferencia y el miedo pasaron a tomar cuenta del mundo, produciendo un alarmante índice de toxicómanos, locos, pervertidos y de personas emocionalmente insensibles, agravando la economía de la sociedad con delitos poco comunes y lacerantes.
En la actual estructura social masificada, el hombre pasó a valer poco.
Cada quien piensa en sí y en los suyos, cuando piensa.
El egoísmo gobierna las vidas y la sed por el placer desequilibra los sentimientos, multiplicando las vidas-sensación, en perjuicio de las existencias- emoción.
En este contubernio, la religión es importante para conducir la aturdida mente humana, que está siendo víctima por los continuos choques externos, por los conflictos psicológicos y por los desajustes emocionales.
Nos guste o no, el hombre es un ser esencialmente religioso. Por instinto cree y se aferra, aún inconscientemente, a las creencias que predominan en su personalidad.
La intuición de su origen divina, lo impulsa al respeto y a la fe en su Creador.
En las culturas primitivas, este sentimiento comanda sus actitudes, en forma de conciencia atávica, primaria, sin análisis, sin lógica racional.
Gracias a las complejidades de las civilizaciones por donde transitan en su proceso de evolución, continuamente surgen los conflictos y las dudas, que propiciaron las escuelas múltiples de pensamiento y de creencias religiosas compatibles con sus necesidades.
Sin embargo, el hombre tiene como meta final el liberarse del sufrimiento y disfrutar de paz, de felicidad.
Esa ansiedad es universal y fundamental en todas las vidas.
Lo que es esencial y fundamental con carácter universal o general, se vuelve una búsqueda de naturaleza religiosa.
Para cubrir esa necesidad, se hace imprescindible la existencia de una religión con posibilidades universales, en la que sus principios satisfagan todas las imposiciones de la evolución, teniendo la misma esencia.
Existe, por tanto, un amor profundamente arraigado a la religión.
La religión espírita, que respeta a todas las demás doctrinas, espiritualistas o no, posee los valores para restablecer en el hombre el clima de confianza y de paz que necesita, ayudándolo con las estructuras para la liberación del dolor y para la adquisición de la plenitud.
Su filosofía existencial, dignifica, promueve las aspiraciones íntimas, permitiendo la adaptación de la conducta a las enseñanzas cristianas, en las cuales apoya su estructura ético-moral.
Así es debido a que se basa en la experiencia de la realidad, que brinda con inquebrantable seguridad la sobrevivencia a la muerte, así como de la preexistencia a la cuna, en un encadenamiento racional que permite la comprensión de lo que se es, cuál es la meta a conquistar por delante y del por qué se sufre.
Es la religión cósmica del amor, sin dogmatismos o rituales, que espera a la humanidad de hoy y a la de los tiempos futuros, para conducirla a Dios.
VIANNA DE CARBALHO
Del libro “Médium y mediumnidades” del mismo autor
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"La misericordia es el complemento de la mansedumbre, pues los que no son misericordiosos tampoco son mansos ni pacíficos. Consiste en el olvido y en el perdón de las ofensas. El odio y el rencor denotan un alma sin elevación y sin grandeza. El olvido de las ofensas es propio de almas elevadas, que están por encima del mal que se les quiera hacer.La una está siempre inquieta, es de una sensibilidad sombría y amargada. La otra es calmada, llena de mansedumbre y caridad".
- Aportado por Regina Lucía de Souza-
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LA VIDA ES CORTA
Un simple adhesivo, fijado en un cristal de la ventanilla de un coche,revela una filosofía de vida muy peligroso.
Dice así: " La vida es corta. Rompa algunas reglas".
Precisamos analizar esta cultura del " Aprovechar la vida, porque es corta", con bastant cuidado.
Percibimos que ese tipo de filosofía circula por el mundo haciendo muchos adeptos que, en ocasiones, caen en celadas terribles, sin darse cuenta.
Parece que en muchas personas hay una aversión a las reglas,a las leyes, aun cuando sirvan solo para regular la vida en sociedad. Pero por eso son tan necesarias.
Es la repulsa a la responsabilidad que aún encuentra fuerzas en tantas mentes que no quieren crecer.
Quebrar reglas simplemente por diversión o por creeer que la vida es muy corta- como se dice-, es actitud infantil, inmadura y peligrosa.
Basta por ejemplo, con una única vez sobrepasar la velocidad permitida de conducir un automóvil, para comprometer una vida entera.
Una broma, por las calles de la ciudad, basta para poner en riesgo un gran número de vidas, incluyendo la propia.
Así, no es un tipo de regla determinada, la que puede ser quebrada de vez en cuando.
¿Por qué quebrar las reglas para aprovechar la vida?. ¿Quien dece que para disfrutar cada momento de la existencia con alegría, precisamos infringir leyes?.
Aprovechar la vida no significa hacer lo que se quiera, cuando y donde sea. Esta es la visión materialista, pobre e inmediatista del existir.
Aprovechar la vida consiste en hacer lo que se debe hacer, determinado por la conciencia del ser espiritual, que sabe que está en el mundo por una razón muy especial.
El ser maduro, consciente, encuentra en el camino del bien, de la familia, del amor, sin precisar salir por ahí, quebrantando reglas e infringiendo leyes.
* * *
La vida es corta o larga. La elección está en quien vive.
Es corta para los que desperdician el tiempo en la ociosidad. Larga para los que se dedican a una causa noble.
La vida es corta para los que acompañan a los hijos de lejos en su crecimiento. Es larga para los que aprovechan cada instante, cada beso de buenos días, cada beso de buenas noches..
La vida es corta para los que creen que los vicios no hacen mal. Larga para los que adoptan hábitos sanos en sus vidas.
La vida es corta para los que creen que la vida es una sola. Larga para los que ya descubrieron que el Espíritu es inmortal, ya existía antes de esta vida y continuará existiendo después.
La vida es corta para quien no perdona. El dolor mata más pronto. Es larga para los que buscan la reconciliación, evitando venganza destructora.
La vida es corta para quien no sonríe. La depresión mata antes. Es larga para quien cultiva el buen humor durante las situaciones difíciles de la existencia.
La vida es corta para los villanos. Larga para los héroes.
La vida puede ser corta o larga. Cabe a cada uno escoger...
Redacción de Momento Espírita.
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¿Por qué las iglesias
Cristianas siguen “ en posesión de la
verdad”, pero “mirando
hacia otro lado” ignorando
voluntariamente la realidad del
Espíritu inmortal y su
reencarnación ?
Tal
vez porque a estas alturas de la Historia los dirigentes del
mismo no
se pueden permitir el lujo de admitir la
Reencarnación
sin más. Después de tantos siglos de ignorarla
voluntariamente, las
actuales autoridades eclesiales
se verían
obligados a modificar o anular algunos dogmas y a adoptar
otros diferentes, claro está, que si en épocas pasadas el Espíritu
Santo en los Concilios dijo o no dijo algo, ahora no podría
rectificar nada de lo establecido, pues sería algo así como si el
mismo Dios reconociese haber cometido errores o el haber
engañado a
propósito a los adeptos cristianos de épocas
anteriores. Los
Jerarcas de la Iglesia llevan mucho tiempo a lo
largo de la
historia, elevados en un rango social desde el que se
proclamaron
poseedores de la verdad absoluta con la asistencia
del Espíritu
Santo, como si Dios fuese adepto de la Iglesia y no
fuese el mismo
Dios para el resto de la humanidad. Así han
condenado como herejía
todo aquello que se oponía a lo que
ellos postulaban, creyéndose
portadores exclusivos de la voz
de Dios y de Su Voluntad.
Los jerarcas de las iglesias y religiones que
ignoran la
reencarnación porque la creen un enemigo, creen que afectaría
y pondría en peligro su integridad dogmática, porque
reconociéndola tendrían que admitir ante sus fieles que alguna
vez han cometido errores o se han equivocado, cuando en su
orgullo la doctrina Papal de la Iglesia la proclamaron infalible,
atribuyéndose el apoyo y asistencia del Espíritu Santo en
exclusividad para el Papa en cuestiones doctrinales; por tanto
lo que este proclama o condena no tiene discusión porque el
Espíritu Santo es infalible. De este modo queda cerrada
cualquier duda o entredicho a su credibilidad y posición e
influencia social.
reencarnación porque la creen un enemigo, creen que afectaría
y pondría en peligro su integridad dogmática, porque
reconociéndola tendrían que admitir ante sus fieles que alguna
vez han cometido errores o se han equivocado, cuando en su
orgullo la doctrina Papal de la Iglesia la proclamaron infalible,
atribuyéndose el apoyo y asistencia del Espíritu Santo en
exclusividad para el Papa en cuestiones doctrinales; por tanto
lo que este proclama o condena no tiene discusión porque el
Espíritu Santo es infalible. De este modo queda cerrada
cualquier duda o entredicho a su credibilidad y posición e
influencia social.
Tal vez la Iglesia piense que si admitiesen un solo
error en sus
verdades “infalibles”, sería como quitar una carta en un castillo
de naipes: el resto de sus “verdades” dogmáticas caerían en
cadena.
verdades “infalibles”, sería como quitar una carta en un castillo
de naipes: el resto de sus “verdades” dogmáticas caerían en
cadena.
El poder eclesial teme la reencarnación porque por
ella se
deduce que cada uno tenemos en nuestra mano la llave de la
dicha o la desdicha, y nos muestra como cada uno somos
artífices de nuestro propio destino, por lo que no dependemos
de sacerdotes, ni intermediarios con Dios, ni templos, ni
sacramentos, ni liturgias para salvarnos de ningún castigo o del
fuego eterno.
deduce que cada uno tenemos en nuestra mano la llave de la
dicha o la desdicha, y nos muestra como cada uno somos
artífices de nuestro propio destino, por lo que no dependemos
de sacerdotes, ni intermediarios con Dios, ni templos, ni
sacramentos, ni liturgias para salvarnos de ningún castigo o del
fuego eterno.
La Teología cristiana no admite que sus fieles puedan poner en
tela de juicio ningún dogma ,ni que nadie pueda buscar la Verdad
por otros caminos diferentes a los que ella establece, impidiendo
que la gente pueda pensar por sí misma y obligando a sostener una
fe ciega y a veces irracional, bajo amenazas de excomuniones y de
infiernos si alguien osa pensar por sí mismo.
Con la expansión del Cristianismo por Europa desapareció este
concepto barrido por la Iglesia que impuso sus dogmas por la
fuerza, y así creó la Inquisición, muy refinada en sus métodos
de conversión por medio de la tortura y de la muerte, con los
que combatía las herejías, entre ellas la de la idea de la
reencarnación. Los métodos de la “Santa Inquisición”,no
fueron, desde luego, ningún ejemplo de la Caridad que enseñó
Jesús y los primeros cristianos.
En la actualidad también sigue siendo un gran escollo para la
aceptación de esta idea, el materialismo y el ateísmo, ambos
hijos de tanta intransigencia eclesial, tantas veces irracional y
dogmática , así como de tanta ignorancia espiritual, que han
eclipsado la Luz de los auténticos valores morales del
Evangelio, ignorando grandes Verdades que han sofocado en
medio de tantas teologías y liturgias complejas y sin sentido.
No obstante es de señalar que algunos obispos y
sacerdotes
católicos, “desmarcándose” de la doctrina oficial de la Iglesia,
han tenido la valentía de reconocer a titulo personal la idea de
la reencarnación mas o menos claramente.
católicos, “desmarcándose” de la doctrina oficial de la Iglesia,
han tenido la valentía de reconocer a titulo personal la idea de
la reencarnación mas o menos claramente.
- José Luis Martín-
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“La mayor religión y la más necesaria es
aquella que
basándose en la creencia en Dios,en la inmortalidad
del
alma y en la Justicia Divina mediante el
renacimiento, se convierte
en bendición que favorece
a todos”
-Espíritu Marco Prisco a través de Divaldo
Pereira Franco(Glosario Esp.Cristiano)
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