miércoles, 31 de octubre de 2012

VENCEDOR DE LA MUERTE




Los hombres crucificaron a Jesús. La envidia y la maldad urdieron esquemas y mataron al Hombre, pensando matar al Ideal de que Él era portador.

La gratitud de una mujer le secó la cara, rumbo al Calvario.

Un amigo sincero, olvidándose de la seguridad de su propia vida, Le rescató el cuerpo, junto a las autoridades.

Al bajar de la cruz, Su cuerpo fue envuelto en una sábana de lino, aprisa, y fue depositado en un sepulcro jamás utilizado y que pertenecía a un amigo.

Mujeres piadosas, un domingo de luz, fueron al sepulcro para honrar, con el debido reparo, Su cuerpo.

Encontraron la piedra de entrada removida, el sepulcro vacío.

Dos jóvenes con trajes radiantes les dijeron que el Señor ya no estaba más allí.

En el lugar donde el cuerpo había sido depositado, yacía la sábana. El paño con que habían cubierto la cabeza de Jesús estaba doblado, con cuidado.

Después, Él se hizo reconocer por la mujer de Magdala, que Lo buscaba, afligida. Y le dijo que diera la buena noticia a los demás: Él estaba vivo.

Apóstoles que seguían a la ciudad de Emaús, distante once kilómetros de Jerusalén, Lo encuentran y realizan el viaje con Él. No Lo reconocen al principio, pero se encantan con Su interpretación de las escrituras.

Al caer la tarde, llegando a Emaús, Lo invitan a cenar y, entonces, cuando Él bendice el pan y lo parte, se dan cuenta de que es el Maestro Jesús.

En Jerusalén, Él Se permite dejarse tocar por el Apóstol incrédulo, señalándole las llagas que traía.

Durante cuarenta días, Él permanece con los Apóstoles y seguidores. Come con ellos, los espera en la playa con el fuego encendido y asa algunos pescados que traen de la pesca.

¡Él vive! ¡Señor de los Espíritus! ¡Señor de la Inmortalidad!

En el camino de Damasco rescata a un rabino de la escuela del gran Gamaliel, llevándole para Sus hileras.

En la vía Apia, conversa con Simón Pedro, que apenas había dejado la prisión, en Roma.

Pleno de luz, dirige sus pasos hacia la capital del Imperio Romano, diciendo que iba al encuentro de los corazones que sufrían la cárcel y la injusticia, por amor a Su nombre.
*********************

Jesús permaneció en la cruz durante algunas horas, entregando el Espíritu al Padre.

El tercer día, resurgió, atestiguando la Inmortalidad del Espíritu, conforme siempre había enseñado.

Convive con los amigos, orienta, se hace visible aquí, allí. Demuestra que la vida sigue, vibrante.

El Suyo es el mensaje de vida que nunca muere.

¿No es extraño que aún lo mentalicemos, tantas veces, clavado en la cruz?

Pocos lo recordamos como vencedor de la muerte. Pocos recordamos la ascensión, en Galilea, bajo la mirada de los quinientos discípulos allí reunidos.

****************

¡Pensemos en eso!

El Señor Jesús nos legó el mensaje de la Inmortalidad. Toda Su enseñanza es de victoria sobre el mundo de las formas.

Meditemos al respeto y Lo recordemos glorioso, en el encuentro con María de Magdala, con los Apóstoles.

Recordemos sobretodo que Él nos dijo: No os dejaré huérfanos. Yo soy el Buen Pastor.

Y abracemos la esperanza, ciertos de que, como Él, todos venceremos a la muerte.

Redacción del Momento Espírita.




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martes, 30 de octubre de 2012

LA DEFENSA DEL INDIVIDUO CONTRA LA MUERTE


Charles Richet



Existes y no es preciso emplear esfuerzos para enérgicamente defender tu existencia, o sea, obedecer a la fuerza que te ha sacado de la nada; esa fuerza se ha asegurado de tu obediencia por procedimientos bien sencillos, los instintos protectores, irresistibles, instintos comunes a todos los seres vivos.
Esos instintos protectores, de modalidades tan diversas, son de tal forma universales, están de tal forma adaptados a una protección eficaz, que sería locura atribuirlos al azar. ¡Cómo! ¡Para asegurar la vida en la superficie terrestre habría un azar, azar maravillosamente dispuesto, prolongado durante miles de siglos, propagándose sin excepción a todas las especies animales! ¡No! No fue el azar lo que ha creado esos instintos casi divinos, sobrehumanos en todos los casos, el miedo, la repulsa, el dolor, el hambre, el horror a la muerte.
A.- EL MIEDO.- El miedo es un instinto universal, ante un movimiento brusco o un ruido violento, frente a lo  inesperado, el animal, ya se trate de un insecto, un pez, un pájaro, un ciervo o incluso un hombre, huirá. No es necesaria iniciación alguna, son los reflejos psíquicos fatales, a los cuales aquéllos inmediatamente obedecen, antes incluso de asegurarse de la existencia de un peligro. Los animales domésticos (maleados por la domesticidad) pueden ser adiestrados y no huir. Pero a no ser que estén sabiamente enseñados, no se resisten a ese primer impulso.
B. - EL VÉRTIGO - El miedo especial que el hábito y la educación llegan (aunque con dificultad) a vencer es el vértigo, un tipo de miedo instintivo.
No se ha llevado a cabo todavía estudio alguno, al menos que yo sepa, sobre el vértigo en los animales. Estoy seguro de que las cabras monteses, saltando alegremente por los precipicios, no sienten, ciertamente, nada que se asemeje a nuestros temores respecto de los abismos.
En el hombre lo que caracteriza al vértigo, pese a toda su  voluntad, es la inhibición de movimientos; él se queda como pegado al suelo. Sus piernas se doblan y se niegan a cualquier movimiento. El coraje y la inteligencia nada más pueden hacer. No puedo dejar de admirar realmente, la sospecha que tiene la Naturaleza acerca de nuestra inteligencia, puesto que ella nos ha infundido con todo imperio ese terror por los abismos.
Se trata de defender nuestra vida. Ahora bien, la Naturaleza, esa vieja dama, que Joseph de Maistre decía desconocer, se ha dedicado, no obstante, a protegerlo. Probablemente J. de Maistre hubiera padecido vértigo, si fuese compelido a atravesar por una estrecha tabla, sin amparo, sobre un despeñadero abrupto.
C. - LA REPULSA. - Otro sentimiento protector sin el cual probablemente toda la vida animal hubiera hace mucho desaparecido de la faz de la Tierra, es la repulsa por las sustancias infecciosas o tóxicas. Comparad una confitería con una farmacia. Todo en la confitería es apetitoso, porque se trata de alimentos necesarios para la vida y agradables al paladar, mientras que en la farmacia todo es detestable y nauseabundo. Los medicamentos que allí se venden – puesto que son venenos – son todos de un sabor execrable. Esos venenos, aunque sea en dosis mínimas (por ejemplo, una centésima de miligramo de estricnina) son aún desagradablemente amargos; todos los alcaloides están en este caso (quinina, atropina, cocaína, nicotina).
Seguramente si son amargos no es por casualidad, sino porque son tóxicos y la Naturaleza, tratando de preservarnos de los venenos, los ha hecho amargos.
Frecuentemente nos admiramos de que los herbívoros que van a pacer a regiones que les son desconocidas, en las cuales germinan plantas diferentes y tóxicas, jamás se envenenen. Pero eso en nada nos sorprende. Como a los hombres, los venenos inspiran repulsa a los animales. Hay, no obstante, algunas excepciones. Ciertas setas muy tóxicas no inspiran repulsa. Entre los hombres también hay casos (relativamente frecuentes) de muerte causada por setas, pero entre los animales no conozco casos semejantes. Las setas jamás entran en el consumo alimenticio de los animales.
D. - EL DOLOR. - La mejor definición que se puede dar del dolor es esta: una sensación tal, que no se desea continuar sintiendo o sufrirla nuevamente. Una quemadura, un corte, una mordedura, una fractura, una neuralgia, un absceso, son causas de dolor, y entonces casi instintivamente empleamos todos los esfuerzos para evitar quemaduras, cortes, fracturas. ¡Pues bien! Es el miedo al dolor y no la inteligencia lo que nos hace velar con tan prudente celo por la integridad de nuestra piel, de nuestra querida piel.
No se debe, pues, maldecir más el dolor que el miedo. Es el dolor lo que nos hace resistir a las intemperies. Estaríamos hace mucho congelados o quemados si no tuviésemos más que nuestra inteligencia para preservarnos del frío extremo y del calor excesivo. Lo que nos ha protegido ha sido el miedo al dolor que produciría un frío intenso o un calor extremo.
En realidad el dolor es la madre de todas nuestras  industrias. Si los hombres han edificado sus habitaciones, ha sido para poder dormir bien abrigado. Si han tejido sus vestimentas, ha sido para enfrentarse al invierno, porque no poseen, para defenderse, la gruesa piel de los animales.
E.- EL HAMBRE Y LA SED. - El hambre y la sed son sensaciones casi agradables, cuando empiezan, y cuando vemos a nuestro lado un repasto copioso y sabroso que nos aguarda. Pero esas dos sensaciones tutelares se convierten en verdaderas torturas cuando se prolongan sin esperanza alguna de alivio.
El hambre y la sed son las grandes protectoras de la vida.
En China, los fumadores de opio acaban muriéndose. Porque pierden la sensación del hambre. Entonces, por muy difícil que parezca, dejan de comer. Pero los fumadores de opio son excepcionales.
Todo animal para vivir tiene necesidad de agua, de carbono y nitrógeno nutritivos. Si el agua, el carbono y el nitrógeno le faltan, olvida todo y se enfrenta a los más espantosos peligros. Por el hambre se doman los más salvajes animales.
El hombre no es una excepción. En todas las sociedades, ya sean modernas o antiguas, el cuidado del pan cotidiano, como el de la oración dominical, es la preocupación universal. No hay política ni retórica que nos quite la obligación de comer, porque es preciso vivir.

F.- EL TEMOR A LA MUERTE.
Yo debería quizá insistir en esos magníficos instintos protectores: el miedo, la repulsa, el dolor y el hambre. Para estudiarlos detalladamente, cada uno de esos instintos merecería un libro, un gran libro; pero puedo demostrar aquí que todos tienen una misma causa, una causa profunda, tanto para el animal como para el hombre.
Todas esas poderosas sensaciones que nada tienen que ver con la inteligencia y dependen únicamente de nuestra constitución psicológica, se limitan a este deber inexorable: es menester vivir, es preciso escapar a la muerte.
Todos los seres, consciente o inconscientemente, se lanzan a la vida, todos los seres quieren vivir, todos los seres sienten horror a la muerte.
Entre los animales no existe el suicidio. Entre los hombres, a veces, la inteligencia es asaz vigorosa, para combatir e incluso dominar los sentimientos instintivos que preservan la vida.
Se dice que el suicidio es una cobardía. En mi opinión ese concepto es erróneo. Bien entendido, dejaremos de lado a los epilépticos, alienados, alcohólicos, que en un acceso furioso se ahorcan o se arrojan al agua. Es el delirio. No lo comentemos.
Pero hay individuos cuya razón parece sana, que, fríamente, deliberadamente, tras una prolongada premeditación, deciden abandonar el mundo de los vivos.
¡Pues bien! Tendré la temeridad de decir que debemos asombrarnos con ese coraje y casi admirarlo.
He aquí, por ejemplo, a un desventurado hombre atacado de cáncer de laringe o de lengua. A pesar del opio, padece dolores insoportables. Ya no puede hablar. Casi no puede alimentarse. Exhala un olor infecto. Se ha convertido en objeto de repulsa para aquellos que se le acercan y para sí mismo. El terrible mal progresa cada día, no le concede reposo. No hay esperanza alguna de curación. Además sabe que dentro de pocos días la muerte fatalmente terminará la siniestra e inútil agonía. Entonces ¿por qué prolongarla?
Otro individuo es condenado a muerte. Otro a la hoguera y el descuartizamiento, hoy la guillotina, pero el verdugo lo horroriza y algunas gotas de veneno lo libran de la espera angustiosa del momento fatal.
En cambio, que un banquero que ha hecho malos negocios, que un enamorado abandonado, que un marido traicionado, que un jugador desafortunado, terminen sus desdichas con un suicidio, es realmente una necedad.
No obstante, lo repito, es necesaria una fuerza poco común, para pasar de la vida a la muerte y violentar el amor profundo, que ha animado a los miles de ancestros que nos han precedido.
En todo caso, el suicidio es una tremenda derogación de la ley de la vida, ley que la Naturaleza ha impuesto a todos sus hijos, con tanto imperio, que es casi imposible que pueda ser desobedecida por alguno de los seres vivos.
Pero no estás solo en el mundo, tienes hermanos humanos, semejantes tuyos, en los cuales es preciso pensar, pues también tienen el deber de vivir. Por tanto, si no te dejas absorber por un egoísmo siniestro, debes pensar en ellos, en su existencia, en su felicidad, curarles las heridas, secarles las lágrimas, aliviarles las tristezas, matarles el hambre, retardarles la muerte.
El deber de todo hombre no es solamente vivir, sino además proteger la vida y la felicidad de los hombres. Prolongar la vida de tus hermanos y hacérsela menos cruel, he aquí lo que se nos ha impuesto.
El mal es el dolor ajeno. Esa es la moral que otrora, en la bella y lejana época de mi juventud, fue mi propósito. Moral, a que, en el declinar de mi larga existencia, me he agarrado obstinadamente.
El horror a la muerte, común en todos los animales, es de tal intensidad en el hombre, que no se resigna casi nunca, a aceptar la muerte como fin último de su viaje.
Hasta los más degradados salvajes han imaginado aventuras prodigiosas después de la muerte, paraísos, Cielos, infiernos. Con más motivo los civilizados. La supervivencia es la base de todas las religiones.
Sería inexplicable si la ley natural no fuese más fuerte, que todas las creencias y todos los razonamientos.
En síntesis, la esencia de la civilización, es hacer más fácil y más sonriente, la existencia que la naturaleza nos impuso. Porque nosotros nada hemos innovado. No hay instintos nuevos. No hacemos más que marchar dócilmente.
En síntesis, la esencia de la civilización es hacer más fácil y más sonriente la existencia que la naturaleza nos impuso. Porque nosotros nada hemos innovado. No hay instintos nuevos. No hacemos más que marchar dócilmente por la senda de la vida universal.
 Charles Richet .- Tomado del libro “La Gran Esperanza”



UNIFICAR (Psicografía)

La unificación se inicia en los corazones separatistas.
Trabajen en la orientación de instruirse y estudiar aquello que desconocen. Formen grupos de estudio capaces de profundizar sus conocimientos.
Intercambien fuerzas evolutivas diversificadas para aplicar el conocimiento aprendido.
Respétense como hermanos que son y verán crecer el movimiento espírita en Brasil con la fuerza jamás imaginada por ustedes.
Allan Kardec
Congreso, Centro de Convenciones, Vitória/ES, Brasil, el 30/09/01






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lunes, 29 de octubre de 2012

Desencarnación y Perturbación






Las preguntas que van del número 154 al 165 de “El Libro de los Espíritus” traen enseñanzas muy importantes para nuestro propio equilibrio y el de los entes queridos que desencarnaron.

El desconocimiento de lo que es Desencarnación y de la existencia de un periodo de perturbación del desencarnado, llevan a las personas a tomar actitudes desequilibradas, causando, con ello, un sufrimiento mayor para ellos mismos y, lo que es peor, sufrimiento al espíritu amado.

La separación del cuerpo no siempre es dolorosa, al contrario, muchas veces es un alivio, pero todo espíritu pasa por una perturbación después del desligamiento del cuerpo.

El espíritu ya depurado de sus faltas y conocedor de la realidad del mundo espiritual, caso bastante raro en este planeta, se reconoce en el nuevo estado CASI inmediatamente, pero tiene el CASI.

Según nos informan los espíritus, todos sin excepción pasan por una perturbación, aunque sea por algunos segundos.

Otros, infelizmente la gran mayoría, entran en un estado de perturbación, que llega hasta el reconocimiento de su nueva situación y la consecuente adaptación a la nueva vida.

Ello puede llevar horas, días, meses y hay casos que han sido años.

La duración varía en cada espíritu.

El carácter, la obra, el conocimiento anticipado de la vida espiritual, o sea, la creencia profesada en la existencia material recién acabada, con agravantes en sus actos, puramente materialistas, son tan solo, algunos de los motivos para la mayor o menor duración.

El tipo de muerte también puede influir en el tiempo de la adaptación.

Las muertes violentas causan sorpresa a los espíritus alcanzados. que no creen que murieron e intentan continuar normalmente la existencia material. Al no conseguirlo, sufren por ello.

Los suicidas son las mayores víctimas de esa sorpresa.

Además de no acabar como esperaban, continúan sintiendo las aflicciones, a veces ampliadas, que los llevaron a la rebeldía contra las directrices divinas.

Vimos, así, que los compañeros que desencarnan, necesitan, y ciertamente merecen nuestra ayuda, nuestra colaboración para obtener, más rápidamente, el equilibrio espiritual.

Sabemos que nuestras vibraciones mentales llegan a los espíritus.

Es necesario, entonces, que desde el momento de la desencarnación, pasando por el velatorio y entierro, y prosiguiendo después, tan sólo enviemos al espíritu que desencarnó, vibraciones de calma y equilibrio.

¿Añoranza? ¡Sí, claro!    

Las lágrimas no necesitan ser reprimidas mientras sean originadas por un sentimiento noble.

Jamás lágrimas basadas contra los designios divinos.

Lagrimas de desespero, de angustia, vibraciones desequilibradas que, fatalmente, agravarán hasta límites incalculables, el sufrimiento del compañero que deja la materia.

No será difícil mantener ese equilibrio para quien realmente posee una religión de uso interno y no tan solo para exteriorizaciones o datos estadísticos.

Que la persona que desencarnó sigue existiendo, todas las religiones lo enseñan.

De este modo, no hay que encarar a la muerte como el fin de todo.

Todos nos encontraremos nuevamente, es como un viaje, tan solo eso.

Escenas desagradables de desespero e indignación, demuestran solamente la falta de preparación, descontrol, egoísmo y falta de fe verdadera, a parte de herir profundamente al espíritu, casi siempre ya perturbado por el cambio de estado.

En verdad, a veces, hay más representación que sentimientos.

Todo puede evitarse con el uso de la oración.

Una oración por el desencarnado, oración para que obtengamos equilibrio, oración para el equilibrio de las demás personas envueltas emocionalmente en la desencarnación.

DEJAR AL ESPÍRITU AMADO EN SOSIEGO

Muchos parecen olvidar que Dios nos dio, a cada uno de nosotros, un espíritu protector perfectamente capaz de ayudarnos.

No evoquemos a nuestros entes queridos, para resolver nuestros problemas.

A parte de ser una ingratitud hacia nuestro protector, que nos acompaña desde el vientre materno, la evocación puede afligir al espíritu amado por sentirse sin medios para atendernos.

Es un engaño pensar, que hay bastante con estar en vida espiritual, para tener poderes y conocimientos que no se poseían aquí.

Pedir ayuda otros, que no fuere el designado por Dios para atendernos, no solo es dudar de la competencia de la elección de Dios, sino que puede incluso apartarse de nosotros, por absoluto desinterés nuestro, el protector espiritual, como puede, también, retardar la recuperación del ente querido que se anticipó a nosotros en la vuelta a la espiritualidad.

Tan solo oremos por ellos.

Helio Rocha da Silveiria Pinto (Tomado del libro “Ya Estaba Escrito”)

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta


                                                   
                                                        ORACIONES EN EL CEMENTERIO


–¿Las oraciones que se hacen sobre sus tumbas, le son, acaso, más agradables, y les traen allí con preferencia a otra parte?

La oración es una evocación que atrae a los Espíritus, bien lo sabéis. La oración tiene tanta más acción cuanto más ferviente y más sincera es; pero ante una tumba venerada se está más recogido, y la conservación de las reliquias piadosas es un testimonio de afección para el Espíritu, y al cual es siempre sensible. El pensamiento es el que obra siempre sobre el Espíritu y no los objetos materiales; estos objetos tienen más influencia sobre aquel que ruega fijando en ellos su atención, que sobre el Espíritu. Tomado de El Libro de los Médiums por Allan Kardec




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domingo, 28 de octubre de 2012

LA MUERTE





¿Estás  triste?

¿Lloras desconsolado?

¿Es tan grande tu dolor, Verdad?

¡La perdida de un ser querido es algo muy duro, que  cuesta aceptar, y mucho menos hacerlo,   con resignación y valentía!

¡Un hijo que se nos va, una madre que desaparece, de la noche a la mañana, (ella que cubría todas nuestras necesidades, y  la amábamos tanto),  el esposo, compañero,   que es nuestra vida, nuestros sueños, y sobretodo nuestro amigo, hay tantos y tantos seres de los cuales no quisiéramos nunca prescindir!

Son perdidas muy dolorosas, que nos dejan roto el corazón, sin ganas de vivir, es un dolor que nos araña el alma dejándola herida, frustrada.

Todo es según con el cristal con que se mira, y la muerte, es algo que el hombre ha aprendido a mirar de una forma trágica, cosa que le perjudica.

Si lo mirásemos desde el lado positivo,  no padeceríamos tanto.

La muerte es algo que hay que mirar razonadamente, aquí todos tenemos un tiempo prefijado, justo el que necesitamos para realizar nuestro deberes, las experiencias que necesitamos, es como si entrásemos a este mundo,  a tomar de el algo que nos es necesario para después volver a la verdadera vida, de la cual venimos, a la del espíritu.

Un hijo joven, que parte y se marcha, es porque ya termino su trabajo, su misión, y somos egoístas al querer   retenerle aquí con nuestro llanto, con nuestro dolor,  no le dejamos partir, el sufre al vernos en ese estado.

Ellos si nos ven, nosotros no, porque estamos aun muy ciegos, pero si tuviéramos ojos para ver, y supiéramos el futuro de las cosas, quizás no quisiéramos que viviera, podríamos verle en un estado que no nos gustaría y lamentar su  forma de vivir, entonces siempre hay que aceptar la voluntad de Dios, sin  revelarnos, ni desesperarnos, porque ello va a agravar la situación, nos va a poner en sintonía con  almas desesperadas que nos van a tener preso a ese delirio de dolor.

Todos haremos ese viaje, la vida se nos puede escapar ahora mismo, nadie se libra de la muerte.

Las sensaciones  que preceden  y siguen a la muerte son infinitamente variadas, y dependen, sobre todo del carácter, de los méritos, de la elevación moral  del Espíritu que abandona la Tierra.  La separación es casi siempre lenta, y la separación del alma  se opera gradualmente. Comienza, a veces,  mucho antes de la muerte, y es completa cuando los últimos lazos fluídicos que unen al cuerpo con el periespiritu quedan rotos. Si los lazos son muy gruesos y poderosos  más penosa y larga se hace la separación.

El alma, experimenta  todas las emociones, todos los desgarramientos  del cuerpo material, dolorosa y llena de angustias para unos, para otros es apenas  un apacible sueño, seguido de un despertar delicioso.
El que ha cumplido con sus deberes, no está interesado por las  cosas del mundo y aspira a los bienes del cielo la separación es fácil y rápido. Al contrario sucede, con  el espíritu apegado a las cosas de la tierra, que solo se ha  ocupado de los goces de la tierra.

Al principio enseguida de la separación hay un periodo de turbación, el Espíritu bueno y justo, se despierta pronto a los esplendores de la vida celeste; y muy larga, incluso pueden ser de años enteros, para las almas culpables, impregnadas de fluidos groseros.  Muchos espíritus creen vivir  la vida corporal durante mucho tiempo después de la muerte. El periespiritu  a sus ojos es un segundo cuerpo carnal, sometido a las mismas costumbres y a veces las mismas sensaciones físicas que durante la vida.

Los espíritus que en nada creen  se aferran a la vida desesperados, un abismo se abre ante ellos cuando el momento les llega y quieren retrasar el instante de su caída. Es el estado de  esos moribundos que su cuerpo se disgrega y su alma se obstina en retener el cuerpo miserable. A veces permanece en él como adormecida hasta la descomposición completa, y siente, incluso, como los gusanos le roen la carne.

Apacible, resignada y alegre es la muerte del justo; asi parte el lama  que habiendo sufrido y luchado mucho en el mundo, abandona la Tierra confiando en el porvenir. Para ella la muerte no es más que la liberación, el final de las pruebas.

El conocimiento del porvenir Espiritual, el estudio de las leyes  que presiden  la desencarnación, son de gran importancia para la preparación de la muerte. Pueden dulcificar nuestros últimos instantes y hacernos fácil la separación, permitiéndonos reconocernos  más pronto en el mundo nuevo que se nos abre.

Cuantos más sutiles y delicadas son las moléculas del periespiritu más rápida es la separación y más amplios son los horizontes que se abren al espíritu, en la misma relación  de su naturaleza fluidica  y de sus afinidades, se eleva el espíritu hacia los grupos espirituales  que le son afines, semejantes.  El grado de purificación determina su nivel y le  coloca en el ambiente que le conviene.

El grado de purificación del espíritu, la situación que ocupa en el espacio representa la suma  de sus progresos y dan medida a su valor. El espíritu desencarnado lleva en si, visible para todos, su cielo o su infierno. La prueba irrecusable de su elevación o de su abatimiento está escrita en su cuerpo fluídico.

El Espiritismo  doctrina consoladora nos puede ayudar, ella nos dice que morimos todos los días, cuando dormimos, que la muerte es como un sueño, y que todas las noches dejamos nuestro cuerpo aparcado como un vehiculo, el cual necesita descansar del viaje de todos los días y reponer sus fuerzas, y que el espíritu se marcha, porque el no, el no está cansado, y si necesita  seguir actuando en otras áreas, entonces se marcha, queda pendiente al cuerpo por un hilo fluídico, el cual utilizara  para volver de nuevo al cuerpo material.

En el caso de la muerte física, el espíritu también se va, sigue su camino, y no vuelve más al cuerpo, pero observa todo a su alrededor, incluso muchas veces no se reconoce, piensa que sigue vivo, quiere hacer las mismas cosas, habla con todos, a veces se desespera, porque claro, los otros no lo ven, pero el si, y a veces es tanta la desesperación al ver y sentir que ya no podrá hacer que noten su  presencia, que quisieran  poder  despertar y decirles a todos su experiencia.  Pero eso ya no puede ser, por eso sufren esa digamos indiferencia.

 Meditemos alguna vez que otra, y hagámoslo con a suficiente naturalidad para ver la realidad de las cosas:

¡Si la muerte me visitara en este instante, como me sentiría?

¿Qué me pesaría no haber hecho, que me gustaría haber evitado?

 ¿Con quien me habría gustado haberme reconciliado, haberle dicho quiero ser tu amigo de nuevo?

Si aun estamos vivos, apreciemos el tiempo y hagámoslo ahora; no sabemos el tiempo que nos queda, y nuestra partida es tan cierta y real como la luz que nos alumbra, entonces no esperemos, empecemos por  pensar en nuestra muerte, como en un viaje, y procuremos que en él no nos falten los recursos que vinimos a buscar, que han sido el motivo de nuestro viaje, no malogremos un tiempo que deberemos alargar y una oportunidad que sepa Dios cuando de nuevo se nos dará.

Sabemos que en la erraticidad hay millones de almas, esperando esa oportunidad, la reencarnación en los tiempos que corren está muy difícil, pues hoy en día la familia solo es ocupada en casi todos los hogares por dos o tres hijos, por eso no despreciemos el viaje, procuremos que él nos resulte  de gran valor en la oportunidad de adquirir los bienes espirituales de que necesitamos para emprender el vuelo a otras esferas más elevadas. Por eso sigamos el consejo de León Denis: “Siempre adelante; siempre más lejos; siempre más alto”.

 Trabajo realizado por Merchita





Son momentos difíciles 

Todos nosotros hemos pasado muchos días, o semanas enteras, sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo.
Son momentos difíciles, cuando el calor humano desaparece, y la vida se reduce a un arduo esfuerzo por sobrevivir.
En esos momentos en que el fuego ajeno no le da calor a nuestra alma, debemos revisar nuestro propio hogar. Debemos agregarle más leña y tratar de iluminar la sala oscura en la que nuestra vida se transformó.
Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera cruje, que las brasas brillan o las historias que las llamas cuentan, la esperanza nos será devuelta. Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. No es más que cuestión de tiempo.

Paulo Coelho




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sábado, 27 de octubre de 2012

ACTUAR FRENTE A LA MUERTE





    Ante la muerte de un amigo o de un pariente, a menudo el ser humano
está desamparado; siente el dolor y la pena, y cuando no hay ayuda espiritual surge una forma de desesperanza. El que piensa que todo desaparece en la tumba, siente la desaparición de un ser querido como una injusticia; la muerte se convierte en un cruel destino que desgarra al ateo y lo hiere, tanto más duramente cuanto más profundos eran los sentimientos que lo ligaban al desaparecido. Así, creer, con el concepto religioso, que existe un cielo, significa dar una fuerza al que puede actuar ante la muerte con una forma de oración contra la desesperanza. Para el creyente, la muerte es una realidad que lleva al alma del desaparecido a las manos de un Dios, único
juez de lo que le ocurrirá al que llega hasta él.

    La idea espírita aporta a la creencia judeo-cristiana el conocimiento relativo a la manifestación del más allá. Así, los muertos no han partido a lugares oscuros o paradisíacos, sino que viven en un mundo paralelo,invisible a nuestros ojos. La ciencia y la filosofía espírita aportan la idea de una vibración telepática entre los vivos y los muertos, entre los espíritus y los hombres. Siendo el pensamiento el atributo esencial del espíritu, ya sea que esté encarnado o desencarnado, se convierte entonces en un poderoso apoyo para actuar en conciencia hacia aquellos que se han ido a la desencarnación.

    Todos podemos ayudar a los que acaban de morir, sacando de nuestra convicción y nuestros sentimientos para iniciar una oración auténtica y sincera destinada al alma del difunto. Esta oración puede ser individual, pero también colectiva. En este caso, mínimo tres personas reunidas dándose la mano, piensan entonces en un mismo sentido. Resulta primordial la necesidad de recogimiento, de una conciencia que lleve el pensamiento hacia la existencia de un Dios y de todo un mundo espiritual.

    Garantiza la eficacia de llevar una vibración que impulsará al difunto hacia su más allá, recibiendo un efluvio amoroso por su nueva libertad.

    Este acto humano y espiritual constituye la esencia misma de lo que revela el espiritismo, a saber la fraternidad y el amor que vinculan el mundo de los espíritus con la naturaleza humana. La oración espírita es un acto profundamente cristiano, pues trasciende al hombre hacia una dimensión de eternidad donde la razón del amor sigue siendo lo esencial de la vida.
Rene Dayre

" Todo tiene su apogeo y su declive.  Es natural que sea así, porque cuando todo parece converger hacia lo que suponemos la nada, ¡ es cuando la vida resurge, triunfante y bella !... ¡¡ nuevas hojas, nuevas flores, en la indefinida bendición del recomienzo !!.
- Chico Xavier -


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viernes, 26 de octubre de 2012

DESENCARNACIÓN: PROCESO DE TRANSICIÓN





     La muerte y la desencarnación no se refieren al mismo fenómeno.  La muerte es la cesación de la vida orgánica. La desencarnación es la liberación del Espíritu inmortal. Pueden coincidir ambas, pero a veces la muerte precede por un espacio más o menos corto o largo de tiempo a la desencarnación, por la que el espíritu se desliga definitivamente de los lazos que aun lo unían a la materia.

El periodo de transición tras la desencarnación , es un cambio de plano.

     "La muerte es hereditaria"  y cuando el cuerpo muere, el Espíritu está listo para liberarse, porque "no es la partida del Espíritu la que causa la muerte del cuerpo, sino que ésta es la que determina la partida del Espíritu".

     Pero éste, no siempre está en condiciones de hacerlo. En algunos casos, la muerte biológica sucede, pero el Espíritu no se desprende, no se libera, queda preso al cuerpo físico, este continúa todavía encarnado, porque "no todos los que mueren desencarnan".

     Nos dijo, cierta vez, un suicida: “No estoy muerto”.  Y agregaba: “Sin embargo, siento los gusanos que me roen”.’

     Pero indudablemente, los gusanos no le roían el periespíritu, ni menos aún el Espíritu; le roían  el cuerpo. Era solo la visión y las sensaciones de lo que le pasaba al cuerpo, el cual todavía se conservaba conectado al periespíritu, lo cual le causaba la ilusión, que él tomaba por realidad".

     La reencarnación no es un proceso punitivo, pero si lo es educativo, pues por ella volvemos a la escuela, a la prisión, o al  hospital.

     Para alcanzar la perfección, la felicidad y la plenitud, es necesario renovarse, en la experiencia de la materia densa. Por eso la experiencia de las existencias en las vidas con una materia densa, es tan imprescindible. Es el sentido de las existencias humanas.

     Habiendo escogido el camino del progreso, evolucionando, y realizando su reforma íntima, o aun por el contrario, si el espíritu quedó estancado, tenemos  la garantía de que, por mínimo que sea, en todo caso siempre se evoluciona en alguna cosa, e inexorablemente sobrevive a la muerte, que supone el final del cuerpo físico, así como "la evolución es la finalidad del Espíritu” y uno de los objetivos de la reencarnación.

     El otro objetivo de la vida en la materia es  trabajar para el Universo, como el Universo trabaja para nosotros, tal es el secreto del destino, " el Espíritu debe de soportar la parte que le corresponde, en la obra de la creación,  concurriendo a la obra general, que él mismo  adelanta"; esto último es realizado consciente o inconscientemente por el Espíritu.

     La reestructuración o no de su periespíritu, va a depender de haber alcanzado ambos objetivos, lo que trae influencias importantes en el proceso desencarnatório.

     Cuanto más depurado esté el espíritu, más fácil se vuelve su desconexión gradual, porque "los lazos energéticos con la materia se desatan, no se quiebran."

     Dos factores son secuencias de  la muerte, ocurriendo paralelamente y vinculados a sus circunstancias y al grado evolutivo del Espíritu desencarnante: el desprendimiento de su cuerpo físico y la perturbación que le sigue.

      Léon Denis, señala que deberíamos llorar a la hora de la reencarnación, que es un momento de intenso sufrimiento para el Espíritu, y reírnos a la hora de la muerte, cuando el Espíritu se libera, ya que la encarnación es su encarcelamiento fluídico ,mientras  la desencarnación es una liberación.

     Aquí es importante citar, habría que tener en cuenta si el Espíritu cumplió los objetivos de la encarnación, porque si no lo hizo, serán dos lamentos: uno al encarnar y el otro al desencarnar, por la influencia que su conducta, proyectará en ese proceso.

 El desprendimiento.

      Al reencarnar, el Espíritu se conecta al cuerpo, a través de su periespíritu, al cual se une, molécula a molécula, átomo a átomo y al desencarnar, inversamente se desprende, también, átomo a átomo, molécula a molécula.

     El principio vital es como "el interruptor de la vida",   mientras que el fluido vital, es como  la electricidad que carga nuestras baterías.

     El fluido cósmico animalizado; al ser desconectado de aquél, disipa la vida, cesa y sobreviene la muerte, la cual se da por agotamiento del fluido vital, o por la quiebra orgánica súbita (muerte violenta), quedando impotente para transmitir el movimiento de la vida.

     Esta fuga energética del cuerpo físico y del periespíritu, que se encontraban de ella impregnados, desde el primer instante de la concepción, se realiza de forma suave o abrupta, de acuerdo con su distribución, que es peculiar a cada ser, a cada órgano, a cada célula; hay en los centros vitales o de fuerza, una mayor actividad vital y unos puntos de conexión con mayor densidad entre el Espíritu-periespíritu y el cuerpo físico; de estos lo que tiene más fuerte esta unión con el Espíritu, vía periespíritu, es el centro coronario o regente que, por el mismo hecho, es el último que se desconecta, deshaciéndose las conexiones Espíritu-periespíritu-glándula pineal, la "glándula de la vida espiritual".

     El rompimiento de estos lazos fluídico-magnéticos que componen el cordón fluídico, conocido también como "cordón de plata", representa el sello de la desencarnación, iniciándose por las extremidades y terminando, como dijimos, en el cerebro.

     La naturaleza de las demás conexiones de los centros vitales, varían de acuerdo con cada ser, dependiendo de la evolución del Espíritu, modelador y estructurador del periespíritu y por lo tanto de sus conexiones con la materia densa, a través de los centros vitales controladores y sus órganos súbditos y qué servicio prestó al comandante de sus acciones;  el Espíritu.

     Así el desprendimiento sucede de forma lenta (envejecimiento natural, enfermedades crónicas, etc.) por agotamiento del fluido vital, o de forma abrupta (muerte violenta: accidentes, desastres, asesinatos, suicidios),  determinando la incapacidad funcional orgánica definitiva.

     En los primeros, la desconexión ya se venía haciendo cuando ocurrió la muerte y en los últimos, la muerte corresponde al inicio del proceso desencarnatório; equivale a decir que el período muerte-liberación, genéricamente, es mayor en estos.

     En los Espíritus evolucionados, ocurre que el momento de la muerte, corresponde al de la liberación, pero, al contrario, ciertos Espíritus que tienen su periespíritu todavía muy densificado, quedan presos todavía al cuerpo, después de la muerte.

     "El Espiritismo, por los hechos cuya observación  faculta, da a conocer los fenómenos que acompañan esta separación, que, a veces, es rápida, fácil, suave e insensible,mientras que  en otros es lenta, laboriosa, horriblemente penosa, conforme el estado moral del Espíritu, y puede durar meses enteros”,   y hasta años.

 La perturbación.

      La conciencia es del Espíritu y después de la muerte corporal, él pasa por un período variable de perturbación, de acuerdo con el estado moral del alma, "fruto de sus construcciones mentales, emocionales y volitivas" y el género o circunstancias de la muerte, para volver a readquirirla.

     El Espíritu purificado se desprende de los tenues lazos que lo prendían al cuerpo físico, tomando entonces conciencia de si mismo, de su vuelta al mundo espiritual y de la memoria del pasado, que es también del Espíritu y a los pocos va retornando del inconsciente, situado en el periespíritu; este "libro misterioso, cerrado a nuestra vista, durante la vida terrena, se abre en el espacio”.

     El espíritu adelantado, recorre a la voluntad sus páginas. En estos casos la sensación es de alivio, como quien despertó de una intervención quirúrgica y obtuvo el alta, curado; no es pues, ni penoso, ni duradero; es un despertar, pues a la "vida en la carne es el sueño del alma; es el sueño triste o alegre."

     En aquellos Espíritus que no aprovecharon el retorno a la vida corporal, para su evolución, estancados en la escala del progreso, el desencarne será un proceso extremamente doloroso, "tétrico, aterrador, ansioso (...) como una horrenda pesadilla", demorada. y la perturbación espiritual que le seguirá, será muy intensa y prolongada,

      Muchas veces, se recuerdan hasta de la última encarnación y algo  de las otras.

     En la muerte violenta, situación no esperada en la mayoría de las veces por el Espíritu, su concientización de la muerte y consecuente pasaje a la vida espiritual, es difícil y demorada, tanto más prolongada cuanto menor la evolución espiritual.

En la Espiritualidad.

      La espiritualidad no está parada, ni contemplativa, al contrario, trabaja incesantemente y "Espíritus evolucionados, con fuertes vínculos con la caridad",   se incumben de la tarea de la desencarnación, ayudando en las desconexiones de los lazos que unen el Espíritu al cuerpo físico, bajo influjo del pensamiento divino.

     Espíritus amigos y familiares, ya desencarnados, colaboran en esta tarea.

      Esta misma actuación, puede ser perjudicada por Espíritus enemigos, obsesores , que tienen la finalidad de hacer la desconexión más penosa, contribuyendo también para una mayor perturbación del Espíritu desencarnante, su desafecto.

 Destino de los componentes del hombre.

     Después de la muerte, el cuerpo físico se desintegra, siguiendo las leyes físico-químicas, que también son divinas, pero nunca más volviendo a recomponerse, o destinarse a la resurrección, que estaría desprovista de cualquier finalidad.

     El fluido vital vuelve a su lugar de origen;  el fluido cósmico o universal.

     El periespíritu podrá presentar modificaciones en relación a su densidad; no se segmenta y no se sedimenta; se depura, volviéndose tanto más sutil cuanto mayor sea el progreso espiritual.

     El Espíritu puede presentar modificaciones en relación a su estado moral reencarnatorio, porque el "Espíritu evolucionó, todo lo demás se transforma", por menor que sea esta evolución,  lo que no puede nunca suceder, es retroceder.

 Conclusión

      Algún día, después de la muerte corporal, nosotros tendremos un decisivo encuentro marcado con nosotros mismos, en los recónditos de nuestra conciencia; atributo del Espíritu, donde fueron impresos por Dios sus leyes morales; ahí serán juzgados por ella, todos nuestros actos de la senda reencarnatoria, en el uso de nuestro libre albedrío y comparados con nuestros propósitos al reencarnar, escogidos o impuestos por la justicia divina, siempre de acuerdo con las aptitudes de cada uno; depende de nosotros, y sólo de nosotros, si este será el "día más feliz de nuestra existencia", momento de puro éxtasis o, por el contrario, "el peor de ellos", o su momento más fatídico.

     "Creemos que la educación para el acto de desencarnar implica, la educación para la vida"  para que consigamos la muerte de que nos habla Hernani Santanna

 Fernando A. Moreira
Adaptación: Oswaldo E. Porras y Jose Luis Martín

                                     ***************************

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Dios hoy quiero pedirte con el corazón en la mano que, alivies las penas del humano dolorido, que borres la tristeza y con tu mano seques sus lágrimas y con un tierno abrazo nos hagas saber que nunca pero nunca nos dejaras solos y que nos tienes algo mejor.
Marilys Fernandez Rodriguez






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jueves, 25 de octubre de 2012

EL ESPIRITSMO Y EL CRISTIANISMO:





      En toda su obra Kardec jamás trato de distanciar a la Doctrina Espirita del Cristianismo. Al contrario, en todos sus libros y mensajes Kardec trata de acercar, no de alejar la Doctrina de los que el llamó sus FUNDAMENTOSS MORALES CRISTIANOS basados en las ENSENANZAS DE JESUS.

     Hoy en día, son los hombres, algunos de ellos, los que no entienden la Doctrina , no entienden a Kardec, y no comprenden sus sueños y su visión  de la ‘NUEVA DOCTRINA.

     Como espíritus traviesos intentan CAMBIAR su más bello FUNDAMENTO, sus raíces y su Espíritu Cristiano que le dio y le da VIDA desde su inicio.

     El fanatismo de algunas de estas personas es tal, que se atreven a tergiversar y cambiar “la letra”, como en los tiempos antiguos de fanatismo religioso forzando  el sentido y el Espiritu Cristiano de nuestra Doctrina.

      Kardec soñó que la posición espiritual de la Doctrina Espirita era de ALIANZA entre lo que él llamó CIENCIA y RELIGION. Jamas Kardec colocó nuestra Doctrirna en posición antagónica ante ciencia y religión, muy al contrario, veamos:

    En el libro “El Evangelio Según el Espiritismo”, pagina 34 Kardec afirma:

 “Alianza de la ciencia y la religión
“La ciencia y la religión son las dos palancas de la inteligencia humana; la una revela las leyes del mundo material, la otra las leyes del mundo moral; pero teniendo "las unas y las otras el mismo principio, que es Dios", no puede contradecirse; si una es la negación de la otra, la una tiene necesariamente razón y la otra no, porque Dios no puede querer destruir su propia obra. La incompatibilidad que se ha creído ver entre estos dos órdenes de ideas, se debe a una falta de observación y al sobrado exclusivismo de una y otra parte; de esto se ha seguido un conflicto, del que han nacido la incredulidad y la intolerancia.

 Y Kardec nos continúa recordando:

 “Han llegado los tiempos en que las enseñanzas de Cristo deben recibir su complemento, en que el velo echado a propósito sobre algunas partes de esas enseñanzas, debe levantarse; en que la ciencia, cesando de ser exclusivamente materialista, debe tomar en cuenta el elemento espiritual, y en que la religión, cesando de desconocer las leyes orgánicas e inmutables de la materia, apoyándose la una en la otra y marchando estas dos fuerzas de concierto, se presenta mutuo apoyo.     Entonces la religión, no siendo ya desmentida por la ciencia, adquirirá un poder indestructible, porque estará conforme con la razón y porque no podrá oponérsele la irresistible lógica de los hechos.”

      El Espiritismo es el lazo de UNION entre ambas trayendo de una mano: El Conocimiento de la Leyes que nos rigen en el bello intercambio con el Mundo Espiritual, que con claridad nos explican las lógicas causas de los “hechos milagrosos” sobre los cuales se ha construido la Fe de las religiones.

      El Espiritismo es PUENTE DE UNION entre la ciencia materialista y la religión dogmática. Kardec continúa diciendo:

    “La ciencia y la religión no han podido entenderse hasta hoy, porque mirando cada uno las cosas desde su punto de vista exclusivo, se rechazaban mutuamente.

    Faltaba algo para llenar el vacío que las separaba, un lazo que las aproximase;  este lazo consiste en el conocimiento de las leyes que rigen y entrelazan el mundo espiritual con el mundo corporal; leyes tan inmutables como las que regulan el movimiento de los astros y la existencia de los seres. Una vez patentizadas estas relaciones por la experiencia, ha hecho una nueva luz, la fe se ha dirigido a la razón, la razón no ha encontrado nada ilógico en la fe, y el materialismo ha sido vencido. Pero en esto, como en todo, hay personas que se quedan rezagadas, hasta que son arrastradas por el movimiento general que les aplasta si quieren resistir, en vez de entregarse a él. Es una verdadera resolución moral la que se opera en este momento y trabaja los espíritus; después de haberse elaborado durante más de dieciocho siglos, toca a su cumplimiento y va a marcar una nueva era de la humanidad. Las consecuencias de esta revolución son fáciles de prever; debe introducir en las relaciones sociales inevitables modificaciones, y no está en el poder de nadie el oponerse a ellas, porque entran en los designios del Todopoderoso y son consecuencia de la ley del progreso, que es una ley de Dios.”

       Casi al final dellibro de Los Mediums Kardec nos deja fijada bien claro, como para que no hubiera en el futuro motivo de confusión, EL ESPIRITU CRISTIANO DE LA DOCTRINA ESPIRITA , veamos:

 350. “Si el Espiritismo debe, así como está anunciado, conducir a la transformación de la humanidad, esto sólo será posible por el mejoramiento de las masas, y no llegará sino gradualmente y poco a poco por el de sus individuos. ¿Qué importa el creer en la existencia de los Espíritus, si esta creencia no hace mejor, más benévolo, más indulgente para con sus semejantes, más humilde y más paciente en la advertencia? ¿Para qué le sirve al avaro el ser espiritista, si siempre es avaro; al orgulloso, si siempre está lleno de si mismo; al envidioso, si siempre tiene celos? Todos los hombres podrían, pues, creer en las manifestaciones, y la humanidad quedar estacionada pero no son estos los designios de Dios. Todas las sociedades espiritistas formales deben dirigirse hacia el objeto providencial agrupándose alrededor de ellas los que tienen unos mismos sentimientos; entonces habrá unión entre ellas, simpatía, fraternidad, y no un vano y pueril antagonismo de amor propio, de palabras más bien que de cosas; entonces serán fuertes y poderosos, porque se apoyarán sobre una base inalterable: el bien para todos; entonces serán respetadas e impondrán silencio al torpe sarcasmo, porque hablarán en nombre de la moral evangélica respetada por todos.”

Y a los que hoy tratan de tergiversar la Doctrina , Kardec les dice:

      "Tal es el camino por el cual nos esforzamos en hacer entrar al Espiritismo. El estandarte que enarbolamos muy alto, es el del "espiritismo cristiano y humanitario" y nos consideramos felices al ver reunirse a su alrededor tantos hombres en todos los puntos del globo, porque comprenden que aquí está el áncora de salvación, la salvaguardia del orden público, la señal de una era nueva para la humanidad. Invitamos a todas las sociedades espiritistas a que concurran a esta gran obra; que de una a otra parte del mundo se tiendan la mano fraternal y confundirán al mal encerrándole en confusas redes.”

 Fraternalmente, Rey Formoso



TODO ES AMOR

AndreLuiz
Vida -  Es  Amor existencial.
Razón- Es Amor que pondera.
Estudio- Es Amor que analiza
Ciencia- Es el Amor que investiga
Filosofía- Es el Amor que piensa.
Religión- Es el Amor que busca a Dios.
Verdad- Es el Amor que se eterniza.
Ideal- Es el Amor que se eleva.
Fe- Es el Amor que transciende.
Esperanza- Es el Amor que sueña.
Caridad - Es el Amor que auxilia.
Fraternidad- Es el Amor que se expande.
Sacrificio- Es el Amor que se esfuerza.
Renuncia- Es el Amor que se depura.
Simpatía- Es el Amor que sonríe.
Altruismo- Es el Amor que se engrandece.
Trabajo- Es el Amor que construye.
Indiferencia- Es el Amor que se esconde.
Desespero- Es el Amor que se desgobierna.
Pasión- Es el Amor que se desequilibra.
Crimen- Es el Amor que se desvaría
Egoísmo- Es el Amor que se animaliza.
Orgullo- Es el Amor que enloquece.
Sensualismo- Es el Amor que se envenena.
Vanidad- Es el Amor que se embriaga.
Finalmente, el odio que juzgas como antídoto del Amor,
no es sino propio del Amor que faltó gravemente.

André Luiz




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