domingo, 23 de septiembre de 2012

¿Existen los fantasmas? (4)



Continuación de ¿Existen los fantasmas?....



    El Espíritu, propiamente dicho, ¿puede tornarse visible, o necesita siempre valerse del periespíritu para ello?

—En vuestro estado material los Espíritus sólo pueden manifestarse contando con el concurso de su envoltura semimaterial, o periespíritu. Éste es el intermediario mediante el cual actúan sobre vuestros sentidos. Con esta envoltura se aparecen a veces, adoptando una forma humana o cualquier otra, ya durante el sueño, ya en estado de vigilia, y tanto en la luz como en la oscuridad.

 ¿Podríamos decir, entonces, que el Espíritu se hace visible por medio de la condensación del fluido de su periespíritu?

—Condensación no es la palabra exacta. Este término constituye más bien una comparación que puede ayudaros a comprender el fenómeno, porque en rigor de verdad no existe condensación. Mediante la combinación de los fluidos se produce en el periespíritu una disposición especial, que no tiene analogías para vosotros, y que lo hace perceptible.

 Los Espíritus que se aparecen ¿son siempre inaprensibles e inasibles al tacto?

—Inaprensibles como durante un sueño, en su estado normal. Sin embargo, pueden causar impresión al tacto, dejar huellas de su presencia e incluso —en ciertos casos—, tornarse momentáneamente tangibles, lo que prueba que entre ellos y vosotros existe materia.

 ¿Todas las personas son aptas para ver a los Espíritus?

—En el sueño, sí; pero no en estado de vigilia. Mientras dormís, vuestra alma ve sin intermediarios. En cambio, cuando os encontráis despiertos, aquélla está siempre influida en mayor o menor grado por los órganos del cuerpo. De ahí que las condiciones no sean enteramente idénticas, en uno y otro caso.

 ¿De qué depende la facultad de ver a los Espíritus cuando se está despierto?

—Del organismo, de la mayor o menor facilidad que posea el fluido del vidente para combinarse con el del Espíritu. Por eso, no basta con que el Espíritu desee mostrarse, sino que hace falta, además, que encuentre la aptitud necesaria en la persona a la cual quiere manifestarse.

 Esa facultad ¿puede desarrollarse con el ejercicio?

—Sí, como todas las demás facultades. Pero es de aquellas con las cuales es mejor aguardar su desarrollo natural que provocarlo, para no correr el riesgo de sobreexcitar a la imaginación. La facultad de ver en forma general y permanente a los Espíritus es excepcional y no está dentro de las condiciones normales del ser humano.

 ¿Es posible provocar la aparición de los Espíritus?

—A veces sí, pero muy raramente. Casi siempre es espontánea. Para ello es menester estar dotado de una facultad especial.

 ¿Pueden los Espíritus tornarse visibles bajo otra apariencia que no sea la de la forma humana?

—La forma humana es la normal. El Espíritu podrá variar su apariencia, pero siempre dentro del tipo humano.

 ¿No podrían los Espíritus manifestarse con la forma de una llama?

—Son capaces de producir llamas, resplandores o cualquier otro efecto para atestiguar su presencia en el lugar.

Pero esas cosas no son en sí el Espíritu mismo. La llama suele ser, por lo general, un efecto óptico o una irradiación del periespíritu. En todo caso, se trata únicamente de una proyección de este último. Sólo en las visiones aparece completo el periespíritu.

 ¿Qué pensaremos de la creencia que atribuye los fuegos fatuos a la presencia de almas o Espíritus?

—Superstición producida por la ignorancia. La causa física de los fuegos fatuos es bien conocida.

 La llama azul que —según dicen— apareció sobre la cabeza de Servius Tullius cuando era niño, ¿es fábula o realidad?

     —Realidad. Era producida por su Espíritu familiar, que quería advertir a la madre. Ésta —médium vidente—, había visto una irradiación del Espíritu protector de su hijo. La percepción de los médiums videntes es mayor o menor, así como vuestros médiums escribientes varían también en lo que escriben. En tanto aquella madre sólo veía una llama, otro médium mejor dotado hubiera podido percibir al Espíritu mismo.

 ¿Podrían los Espíritus presentarse con formas de animales?
—Es posible que ocurra, pero se trata siempre de Espíritus muy inferiores que adoptan tales apariencias. En todo caso serían formas transitorias, porque es absurdo creer que un animal real, sea cual fuere, pueda ser la encarnación de un Espíritu. Los animales siguen siendo siempre animales, y no otra cosa.

OBSERVACIÓN. — Únicamente la superstición puede inducir a creer que ciertos animales sean encarnaciones de Espíritus. Hace falta una imaginación muy complaciente o excesivamente impresionable para ver algo sobrenatural en las circunstancias un tanto extrañas en que los animales se presentan a veces. Con frecuencia el miedo hace ver cosas inexistentes, aunque no siempre es el temor el origen de esas creencias. Conocimos a una señora —muy inteligente, por otra parte—, que prodigaba un excesivo afecto a un gran gato negro porque lo creía de una naturaleza superanimal. Jamás había oído hablar de Espiritismo. Si hubiese conocido esta Doctrina, le hubiera hecho comprender lo ridículo de la causa de su predilección por aquel animal, probándole la imposibilidad de semejante creencia.

FINAL.-  ( Serie de artículos aportados por Claribel Díaz )

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Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.
Rayen Urquiza






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