INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Personajes de ciencia que acreditaron la Reencarnación (7)
2.- ¿ Qué es ser espírita ?
3.- Personajes de ciencia que acreditaron la Reencarnación (8)
4.- Conversación entre un hijo y el Espíritu de su padre.
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PERSONAJES DE CIENCIA QUE ACREDITARON LA REENCARNACIÓN
( 7 )
-( Continuación)
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Como había sido piloto de las fuerzas aéreas durante varios años antes de convertirse en aviador comercial, tenía mucha experiencia y era muy responsable. Nunca se había encontrado con una situación de emergencia que hubiera podido provocar su nerviosismo actual. Sin embargo, al despertar cada mañana, se preguntaba si ese era el día en que a su avión se le desprendería el ala.
Durante la terapia. Jack volvió a varias vidas pasadas, en una combinación de regresión clásica y flujo de momentos claves. En la primera sesión recordó haber sido vaquero en el Viejo Oeste. En esa vida murió aplastado por una roca que cayó sobre él mientras cruzaba a caballo un paso de montaña. Al revivir la experiencia de muerte recordó la sensación sofocante. Prosiguiendo con la regresión, pasó a una vida diferente y a un segundo momento clave.
Descubrió que había sido piloto de la fuerza aérea alemana, y que le habían derribado en Alemania el fuego de su propio bando, durante la Segunda Guerra Mundial. Los disparos de los suyos habían desprendido el ala derecha de su avión. Jack murió al caer a tierra el destrozado aparato. Al experimentar de nuevo la muerte y la etapa entre dos vidas que le siguió, revivió también el terrible enfado y la frustración que había sentido por el error que le costó prematuramente la vida, obligándolo a abandonar a su joven familia.
Edgar Cayce; fue un extraordinario sensitivo americano que dejó una gran documentación sobre las vidas sucesivas. Un total de 2.500 archivos de casos tratados por él, nos da la dimensión del extraordinario trabajo que realizó este importante sensitivo. Él no era médico.
Para él no fue fácil, ya que sus conceptos religiosos y sus estudios exhaustivo de las Escrituras, no le daban la clave y las respuestas que él necesitaba: en ella no encontraba alusiones a las vidas sucesivas a pesar de que estaban allí. Edgar Cayce terminó por rendirse a la evidencia.
También hizo alusiones a los tratamientos médicos del antiguo Egipto, él fue uno de los pioneros de las terapias regresivas a pesar de su resistencia a aceptarlas. Cayce era un hombre simple, religioso, ingenuo, de instrucción media, sin embargo con un vastísimo conocimiento conquistado en el pasado. En resumen, un hombre “normal”. Desencarnó en 1.945 a los 77 años de edad. La doctora Gina Cerminara realizó numerosos estudios con base en las experiencias de Cayce.
La Doctora Gina Cerminara fue licenciada y doctora en Psicología por la universidad de Wisconsin. Esta doctora nos dice “el Karma es una ley psicológica que actúa principalmente en el campo psicológico, ya que las circunstancias físicas son apenas el medio por el cual la finalidad psicológica es alcanzada.
( Continuará )
¿QUE ES SER ESPÍRITA ?
En la obra "Iniciación al Espiritismo", pregunta G.Mélusson; - ¿"Qué es un espírita?". Y responde: "Ser espírita es, ante todo, practicar el bien y la moral que la Doctrina Espírita enseña, y esto se puede dar, tanto con alguien que nunca asistió a ninguna experiencia, o que en absoluto se interesa por las experiencias, como otros que tienen pasión por los fenómenos, desde el más vulgar, el de mesa, hasta el más interesante, el de la escritura mecánica; desde el más maravilloso, el de la incorporación mediúmnica, hasta el más increíble, el de la reconstitución temporal del cuerpo físico del Espíritu desencarnado. Y prosigue: "Otros hay finalmente, que por el estudio del verdadero Espiritismo, llegaron a la comprensión del deber, a la concepción de la fraternidad universal y que con o sin fenómenos, se hallan conscientes del destino humano, del por qué de la vida, del objetivo final, y actúan de acuerdo con las ideas que de todo eso adquirieron". Y acentúa más adelante- " Es importante decir que el buen espírita posee el espíritu de más amplia tolerancia e indulgencia para con todos, menos para consigo mismo". Y continúa: " El espírita ponderado da siempre muestras de buen humor, nunca se encoleriza y se esfuerza por combatir en sí mismo la impaciencia, la vivacidad y la acritud. De ningún modo se encoleriza y siempre perdona a los demás; huye de las querellas, del arrebatamiento y la exasperación; jamás se rebela, aunque si lo hace contra la más flagrante injusticia, que solo le inspira piedad, sacrificio y reparación, nunca furor, violencia o desorden. Es por eso que el espírita reflejado es evolucionista y no revolucionario, al buscar la realización del ideal de justicia, de fraternidad y de igualdad a la que aspira".
Por lo transcrito se ve como es el arduo trabajo de reforma íntima a que se debe someter quien quiera ser espírita. Tales obligaciones son todavía reclamadas más rigurosamente a aquellos que aceptan la responsabilidad de la dirección y orientación en el Espiritismo. La disciplina no puede estar lejos en el comportamiento de los disciplinadores. Siendo como es, el Cristianismo primitivo en nueva fase, el Espiritismo cristiano está adscrito a las normas indicadas en las obras de la Codificación kardeciana, bajo la luz del Evangelio.
(Anuário Espírita 1968).
PERSONAJES DE CIENCIA QUE ACREDITARON LA REENCARNACIÓN
( 8 )
-( Continuación)
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Finalmente no podríamos dejar de mencionar también al Doctor Hamendra Banarjee; catedrático en Psicología, con más de 1.000 casos comprobados de Reencarnación. A destacar uno de sus casos; el de la niña Romy:
Romy y sus padres vivían en la ciudad de Desmoines,
estado de Iowa E.E.U.U. cierto día mientras volvían de Chicago su padre lee un
letrero anunciador y le cometa a su esposa, " por aquí se va para Charles City". La pequeña Romy al escuchar eso, sorprendentemente dice, "yo viví en Charles City". A partir de ahí empezó a
aportar otros datos, dijo llamarse Joe Wike ,que su esposa se llamaba Sheila; que el nombre de sus
padres era Louise y Larry, recuerdó que su madre tiene una cicatriz en la
pierna izquierda como consecuencia de una quemadura y contó que había fallecido con su
esposa en un accidente de moto. Describió la casa donde vivía. Banarjee habló
con la niña y propuso a los padres viajar a Charles City, ya de camino ella dio
muestras de una gran alegría y pidió parar en una floristería para comprar
flores azules porque gustaban a la que había sido su madre.
Al llegar a la casa, la niña los condujo a la puerta
de entrada que utilizaba la familia habitualmente, que no era la puerta
principal. Tocan en la puerta y sale una anciana, pero al empezar a explicarle,
la anciana les cierra la puerta. Cuando Romy y sus padres la visitan nuevamente, la
anciana que había recibido las flores les pregunta emocionada ¿ cómo sabían que
me gustan las flores azules? Al confrontar los datos de Romy con la anciana comprueban
que eran correctos, observan la cicatriz de la ancisna en la pierna izquierda. La anciana les
muestró una foto de la familia y la niña los identificó a todos, uno por uno.
Por último, no podríamos dejar de mencionar aquí al Dr.Denis Kelsey. En 1.938 el joven Doctor Kelsey servía
en un hospital militar cuando tuvo que sustituir a un compañero enfermo. En el
pabellón de Psiquiatría por la noche tuvo que atender a una paciente muy
agitada, a la que consiguió tranquilizar con una técnica hipnótica intuitiva.
Ese fue el principio de todo un trabajo pionero. Gradualmente fue aceptando las
distintas etapas de comprobación que el futuro le depararía. De nuevo la
evidencia de los hechos transmitida por los pacientes, hace que cualquier científico
abdique de sus postulados materialistas.
El doctor Kelsey se casó con la señora Grant, una viuda inteligente
y dotada de interesantes facultades psíquicas. El doctor Kelsey no dudó más de
los recursos terapéuticos de la reencarnación, dado los estímulos recibidos por
las facultades de su esposa. Ellos escribieron el libro "Many Lifetime". En el
segundo capítulo del libro este afirma: “me gustaría que todos participaran de mi
creencia en la reencarnación, pienso que eso los volvería muy felices, mucho
menos asustados y mucho más sanos. Es aún bastante desusado para un psiquiatra
adoptar esta creencia y tomarla como base de su terapia.”
Aún podríamos citar aquí muchos más personajes de la Ciencia, más o menos ilustres, que han reafirmado la Reencarnación del Espíritu, como un hecho probado y comprobado por todos ellos, pero esta serie de pequeños artículos sobre este tema, se haría interminable. Como bien dice el refrán popular: " Para muestra, un botón ".
( Final )
- José Luis Martín-
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CONVERSACIÓN ENTRE UN HIJO Y EL
ESPÍRITU DE SU PADRE
Un señor, al que designaremos con el nombre de Georges, farmacéutico en una ciudad del Sur, hacía poco había visto desencarnar a su padre, objeto de toda su ternura y de una profunda veneración.
El Sr. Georges padre unía a una sólida instrucción todas las cualidades que hacen al hombre de bien, aunque profesaba opiniones muy materialistas. Al respecto, su hijo compartía e incluso sobrepasaba las ideas de su padre; dudaba de todo: de Dios, del alma, de la vida futura. El Espiritismo no podía concordar con tales pensamientos. Sin embargo, la lectura de El Libro de los Espíritus le produjo una cierta reacción, corroborada por una conversación directa que hemos tenido con él. «Si mi padre pudiese responderme –decía–, yo no dudaría más.» Fue entonces cuando tuvo lugar la evocación que vamos a narrar, y en la cual encontraremos más de una enseñanza.
–En el nombre del Todopoderoso ruego a mi padre, en Espíritu, que se manifieste. ¿Estáis cerca de mí? «Sí.»
–¿Por qué no os manifestáis a mí directamente, ya que nos hemos amado tanto? «Más adelante.»
–¿Podremos reencontrarnos un día? «Sí, pronto.»
– ¿Nos amaremos como en esta vida? «Más.»
–¿En qué estado os halláis? «Soy feliz.»
–¿Estáis reencarnado o errante? «Errante por poco tiempo.»
–¿Qué sensación habéis tenido cuando dejasteis vuestra envoltura corporal? «Turbación.»
–¿Cuánto tiempo ha durado esa turbación? «Poco para mí, mucho para ti.»
–¿Podéis apreciar la duración de esa turbación, según nuestra manera de contar? «Diez años para ti, diez minutos para mí.»
–Pero no ha transcurrido todo ese tiempo desde que os he perdido, puesto que no han pasado más que cuatro meses. «Si tú, que estás encarnado, estuvieses en mi lugar, hubieras sentido ese tiempo.»
–¿Creéis ahora en un Dios justo y bueno? «Sí.»
–¿Y creíais en Él en vuestra vida en la Tierra? «Lo presentía, pero no creía en Él.»
– ¿Dios es Todopoderoso? «No me he elevado hasta Él para medir su poder; sólo Él conoce los límites de su poder, porque sólo Él es su igual.»
–¿Se ocupa Él con los hombres? «Sí.»
– ¿Seremos punidos o recompensados según nuestros actos? «Si haces el mal, sufrirás por ello.»
–¿Seré recompensado si hago el bien? «Avanzarás en tu senda.»
–¿Estoy en la buena senda? «Haz el bien y lo estarás.»
–Creo ser bueno, pero yo sería mejor si como recompensa pudiese un día encontraros. «¡Que este pensamiento te sostenga y te dé coraje!»
–¿Mi hijo será tan bueno como su abuelo? «Desarrolla sus virtudes, sofoca sus vicios.» –Esto me parece tan maravilloso que no puedo creer que nos comuniquemos así en este momento. «¿De dónde viene tu duda?» – De que por compartir vuestras opiniones filosóficas, me incliné a atribuir todo a la materia. «¿Ves a la noche lo que ves de día?» – ¡Oh, padre mío! ¿Estoy, entonces, en la noche? «Sí.»
–¿Qué veis de más maravilloso? «Explícate mejor.» –¿Habéis encontrado a mi madre, a mi hermana, y a Ana, la querida Ana? «Las he vuelto a ver.» –¿Las veis cuando queréis? «Sí.»
–¿Os es penoso o agradable que me comunique con vos? «Es una felicidad para mí si puedo llevarte hacia el bien.»
–Al regresar a casa, ¿cómo podría hacer para comunicarme con vos, lo que me vuelve tan feliz? Eso serviría para conducirme y ayudarme mejor a educar a mis hijos. «Cada vez que un movimiento te lleve hacia el bien, síguelo; seré yo quien te ha de inspirar.» –Me callo por temor a importunaros. «Habla más, si quieres.»
–Ya que me lo permitís, os haré todavía algunas preguntas. ¿De qué afección habéis muerto? «Mi prueba había llegado a su término.» – ¿Dónde habíais contraído el absceso pulmonar que se hubo producido? «Poco importa; el cuerpo no es nada, el Espíritu lo es todo.» –¿De qué naturaleza es la enfermedad que me despierta tan a menudo de noche? «Lo sabrás más adelante.» –Creo que mi afección es grave y quisiera vivir aún para mis hijos. «No es nada; el corazón del hombre es una máquina de vida; deja actuar a la Naturaleza.»
–Ya que estáis aquí presente, ¿con qué forma lo estáis? «Con la apariencia de mi forma corporal.»
–¿Estáis en un lugar determinado? «Sí, detrás de Ermance» (la médium).
–¿Podríais aparecernos visiblemente? «¿Para qué? Tendríais miedo.»
–¿Nos veis a todos aquí reunidos? «Sí.» –¿Tenéis una opinión sobre cada uno de los aquí presentes? «Sí.»
–¿Quisierais decir algo a cada uno de nosotros? «¿En qué sentido me haces esta pregunta?» – Desde el punto de vista moral. «En otra ocasión; por hoy ha sido suficiente.»
El efecto que esta comunicación produjo en el Sr. Georges fue inmenso, y una luz totalmente nueva parecía ya aclarar sus ideas; en una sesión que tuvo lugar al día siguiente en la casa de la señora Roger, sonámbula, acabó de disipar las pocas dudas que pudieron haber quedado. He aquí un extracto de la carta que nos ha escrito al respecto. «Esta dama ha entrado espontáneamente conmigo en detalles muy precisos en lo que atañe a mi padre, a mi madre, a mis hijos y a mi salud; ha descrito con tal exactitud todas las circunstancias de mi vida, incluso recordando hechos que habían escapado hacía mucho tiempo de mi memoria; en una palabra, ella me ha dado pruebas tan patentes de esta maravillosa facultad de la que están dotados los sonámbulos lúcidos, que la reacción de las ideas en mí ha sido completa desde ese momento. En la evocación, mi padre me había revelado su presencia; en la sesión sonambúlica, yo era –por así decirlo– el testigo ocular de la vida extracorpórea, de la vida del alma. Para describir con tanta minuciosidad y exactitud, y a doscientas leguas de distancia, lo que sólo era conocido por mí, era algo digno de ser visto; ahora bien, ya que no podía hacerlo con los ojos del cuerpo, había por lo tanto un lazo misterioso e invisible que unía a la sonámbula con las personas y las cosas ausentes, a las que nunca había visto; por consecuencia, había algo fuera de la materia. ¿Qué podía ser ese algo, si no es lo que se llama alma, el ser inteligente del cual el cuerpo es sólo la envoltura, pero cuya acción se extiende mucho más allá de nuestra esfera de actividad?»
Hoy el Sr. Georges no sólo ha dejado de ser materialista, sino que es uno de los adeptos más fervientes y activos del Espiritismo, por lo que es doblemente feliz, por la confianza que ahora le inspira el porvenir y por el placer motivado que encuentra en hacer el bien. Esta evocación, muy simple al principio, no es menos notable en más de un aspecto. El carácter del Sr. Georges padre se refleja en sus respuestas breves y sentenciosas que le eran habituales; hablaba poco y jamás decía una palabra inútil; pero el que habla, ya no es más el escéptico: reconoce su error; su Espíritu es más libre, más clarividente, y describe la unidad y el poder de Dios con estas admirables palabras: Sólo Él es su igual; antes, cuando estaba encarnado, él atribuía todo a la materia; ahora dice: El cuerpo no es nada, el Espíritu lo es todo; y esta otra frase sublime: ¿Ves a la noche lo que ves de día? Para el observador atento, todo tiene un alcance, y es así que encuentra a cada paso la confirmación de las grandes verdades enseñadas por los Espíritus.
( De la Revista Espírita 1858 de Allan Kardec)
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