domingo, 26 de abril de 2020

¿Está Dios en los Centros Espíritas?

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS
1.- Tiempo para sanar
2.- Motivos de la obsesión
3.- Acción- bondad
4.- ¿Está Dios en los Centros Espíritas?
5.- El progreso explicado








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                                 TIEMPO PARA SANAR

Tómate el debido tiempo para sanar

En la vida solemos afrontar distintas situaciones, de alguna manera para eso es la vida, para experimentar, conocer, comprender y enfrentar los obstáculos, caemos y aprendemos a levantarnos y continuar, nos topamos con afines y con relaciones tormentosas, almacenamos heridas y recuerdos…

En ese camino sufrimos perdidas, rupturas, separaciones, distanciamientos, además de todos los beneficios, logros y éxitos que forman parte de nuestro camino, sin embargo, son esos recuerdos tristes y dolorosos, los que se arraigan con mayor fuerza y quizás por más tiempo en nuestra alma.

No elegimos sufrir…

Sufrir una pena en nuestra existencia, es más común de lo que parece y en muchas oportunidades, no nos damos el espacio para sanar nuestras heridas, sino que por valentía o por buena voluntad, nos levantamos de manera inmediata y seguimos adelante, en esta misión de lucha que tenemos en la vida.

No es nuestra elección sufrir, en la mayoría de los casos, simplemente las cosas ocurren, la fatalidad, los malestares y los sin sabores aparecen en nuestra vida sin avisar y en muchos casos solo nos queda tratar de comprender y aceptar.

Por supuesto, que no está mal tener la voluntad y la entereza para levantarnos y seguir adelante tras una caída que sufrimos, pero de alguna manera debemos tomarnos un espacio para estar realmente sanos, para pasar ese proceso de superar el dolor que sufrimos, el sufrimiento y la tristeza, cualquiera haya sido la causa de lo que nos haya sucedido.

Sanar es un proceso…

Más que quedarnos ensimismados en la situación, es un tema de procesar, de entender y sobretodo aceptar lo ocurrido, para que pueda pasar a formar parte de buena manera de nuestro pasado, de lo contrario quedará una espina, una abertura, una grieta, una herida constantemente sangrando en nuestro interior, por no haber tenido un tiempo para sanar y regenerarse.

Las etapas de ese proceso dependerá de nosotros, cada quien tiene un ritmo distinto y es sabio respetar estos tiempos, sin necesidad de forzar nada, todo debe fluir con sencillez pues sólo la hartura sanará la herida y esto solo ocurre viviendo el dolor y asimilando la separación.

Tiempo para sanar…

Siempre tómate un tiempo para sanar, respeta y vive tu dolor, entiende que eres un ser humano y que está bien sentirse mal y que con esa misma aceptación, podrás levantarte verdaderamente sana y continuar tu camino.

El tiempo sana las heridas, dicen por allí, y debe tener su certeza pues solo al pasar el tiempo podemos mirar hacia atrás y darnos cuenta de lo que hemos podido superar, en muchas ocasiones ni siquiera sabemos hasta donde somos capaces de tolerar y hasta que punto soportamos el dolor, solo nos percatamos hasta que lo vivimos, por ello dar cabida al paso del tiempo para recuperarnos es la oportunidad de no dejar huella sin saldar, para que no se abran viejas heridas…

-Aportado por Viviana Gianitelli y Reynaldo Formoso-


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                      MOTIVOS DE LA OBSESIÓN

   Los motivos de la obsesión varían según el carácter del Espíritu; muchas veces es una venganza que ejerce sobre un individuo de quien ha tenido que quejarse durante su vida o en otra existencia; a menudo no tienen otra razón que el deseo de hacer mal; como sufre, quiere hacer sufrir a los demás; halla una
especie de gozo en atormentarles, en vejarles; de este modo la impaciencia que se demuestra le excita, porque tal es su objeto, mientras que se le cansa por la paciencia; irritándose, demostrando despecho, se hace precisamente lo que él quiere. Estos Espíritus obran algunas veces por ira y por celos del bien; por esto dirigen sobre las gentes honradas sus intenciones maléficas.


246. Hay Espíritus obsesores sin malicia, que son algo buenos, pero que tienen el orgullo del falso saber; tienen sus ideas y sus sistemas sobre la ciencia, la economía social, la moral, la religión, la filosofía; quieren hacer prevalecer su opinión y al efecto buscan médiums bastante crédulos para que les acepten con los ojos cerrados, a quienes fascinan para impedirles que puedan distinguir lo verdadero de lo falso. Estos son los más perjudiciales,porque los sofismas no les cuestan nada y de este modo pueden acreditar las utopías más ridículas; como conocen el prestigio de los grandes nombres no tienen ningún escrúpulo en servirse de aquellos ante los cuales uno se inclina con respeto, y tampoco
retroceden por el sacrilegio de nombrarse Jesús, Virgen María o un santo venerado. Procuran deslumbrar por un lenguaje pomposo,más pretencioso que profundo, erizado de términos técnicos y adornado de grandes palabras de caridad y de moral: se guardarán de dar un mal consejo, porque saben bien que serían despedidos;además, los que son sus víctimas les defienden porfiadamente
diciendo: ya veis que nada dicen de malo. Pero la moral no es para ellos sino un pase; es el menor de sus cuidados; lo que quieren ante todo es dominar e imponer sus ideas aunque estén desprovistas de razón.


247. Los Espíritus sistemáticos Son casi siempre habladores, muy prolijos, procurando compensar la calidad por la cantidad. Se complacen en dictar a sus intérpretes escritos voluminosos e indigestos y a menudo poco inteligibles, que
felizmente tienen por antídoto la imposibilidad material de ser leídos por las masas. Los Espíritus verdaderamente superiores son sobrios de palabras; escriben poco y dicen mucho; además esta prodigiosa fecundidad debe ser siempre sospechosa.
    No podríamos ser bastante circunspectos cuando se trata de publicar estos escritos; las utopías y las excentricidades, de las que abundan mucho, y que chocan con el buen sentido, producen una molesta impresión sobre las personas novicias, dándoles una idea falsa del Espiritismo, sin contar que estas son armas de las cuales se sirven sus enemigos para ponerlo en ridículo. Entre estas   publicaciones las hay que sin ser malas y sin dimanar de una obsesión pueden ser miradas como imprudentes, intempestivas o poco hábiles.


248. Acontece muchas veces que un médium solo puede comunicarse con un Espíritu, que se une a él y responde por aquellos que son llamados por su mediación. Esta no es siempre una obsesión, porque puede dimanar de una falta de flexibilidad del médium y de una afinidad especial de su parte por tal o cual
Espíritu. No hay obsesión propiamente dicha sino cuando el Espíritu impone y aleja a los otros por su voluntad; lo que nunca es el hecho de un Espíritu bueno. Generalmente el Espíritu que se apodera del médium con la idea de dominarle, no sufre el examen crítico de sus comunicaciones; cuando ve que no son aceptadas y que se discuten, no se retira pero inspira al médium el pensamiento
de aislarse y muchas veces se lo manda. Todo médium que se resiente de la crítica de las comunicaciones que recibe es el eco del Espíritu que le domina, y este Espíritu no puede ser bueno desde el momento que le inspira un pensamiento ilógico, el de rehusar su examen. El aislamiento del médium es siempre una cosa mala para él, porque no tiene ninguna comprobación para sus comunicaciones. No solamente debe cerciorarse por el aviso de un tercero, sino que le es necesario estudiar todas las clases de comunicaciones para compararlas; aislándose en las que obtiene,por muy buenas que les parezcan, se expone a hacerse ilusión sobre su valor sin contar que no puede conocerlo todo y que versan siempre, poco más o menos, sobre un mismo asunto.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.

                       

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                          Acción - bondad

...Haz el bien con alegría, y en el acto de realizarlo, disfrutarás su recompensa.

Ayuda a todos con espontaneidad, como un deber que te impones en favor de ti mismo, y te envolverá una aureola de paz.
Si estableces alguna condición para ayudar, desmereces tu acción, empalide­ces su valor.

Joanna de Ângelis / Divaldo P. Franco -
Libro Episodios diarios – Editora LEAL

                                   

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       ¿ESTÁ DIOS EN LOS CENTROS ESPIRITAS?

     Los espiritas también somos hijos de Dios, y contrariamente a cómo piensan los sacerdotes, pastores, las catequistas  y las más altas autoridades  cristianas, de que  el Espiritismo es de invención diabólica y al Centro Espirita como la casa del diablo,  poco a poco, comenzó a caer en gracia. Pero, durante el correr del tiempo, esa situación ingrata se fue modificando. Las artimañas del diablo fueron venciendo gradualmente a los escrúpulos de los ministros de Dios. Padres y abadesas, monjes y monjas, sacristanes y sacristanas, pastores y ovejas comienzan a percibir que los espíritas también son hijos de Dios y merecen la bendición del Padre.

   Si Dios es el Todo en esencia y todo proviene de Él, todo pertenece a Él, todo es Él y Él dirige y gobierna todo, es evidente, entonces, que el Centro Espírita –donde todo se hace en nombre de Dios- no puede estar sin Dios. La omnipotencia y la omnipresencia de Dios son dos misterios teológicos admitidos por casi todas las religiones.

    Kardec, ya en el siglo pasado, antes de las conquistas científicas de nuestro siglo, propuso una teoría que hoy tiene la sanción de los nuevos descubrimientos. Por más que intentemos atribuir al Universo un límite –recordó él-, por más que avancemos con nuestra imaginación, siempre estaremos ante espacios que se extienden más allá de nuestra mirada. Esa prueba psicológica de la infinitud (basada al mismo tiempo en psicología y en lógica) tiene hoy la comprobación de las conquistas parapsicológicas, que revelan la existencia en nosotros de un poder también sin límites, que es el de la percepción extrasensorial de realidades que se ocultan a nuestros sentidos físicos. No se trata simplemente de intuición, sino de captación de realidades que están fuera del alcance de nuestros sentidos y de nuestros instrumentos. El hombre siente e intuye que el Universo es infinito.

   No se trata simplemente de intuición, sino de captación de realidades que están fuera del alcance de nuestros sentidos y de nuestros instrumentos. El hombre siente e intuye que el Universo es infinito. Teorías físicas y cálculos matemáticos lo contradicen. Pero la percepción extrasensorial, fundada en sus potencialidades inconscientes, continúa diciéndonos que, para las dimensiones del Cosmos, no existen límites.

   En el Centro Espírita la presencia de Dios se hace sentir en las manifestaciones mediúmnicos, que derrumban las barreras de la muerte a través de las declaraciones unánimes de los Espíritus superiores, comprobadamente poseedores de conocimientos muy superiores a los nuestros; por la revelación, probada a través de investigaciones y experimentaciones científicas de sabios eminentes del siglo pasado como del actual, que afirman que existen potencialidades en el hombre muy superiores a las que él revela estando encarnado, sujeto a los condicionamientos de la vida carnal. No se trata de dogmas establecidos por concilios de ciegos supuestamente divinos, sino de investigaciones objetivas controladas por la metodología científica. Dios no es una hipótesis, sino una realidad comprobada por el principio científico según el cual, de los efectos nos remontamos a las causas. Dios es la fuente causal de toda la realidad. Kardec extrajo de ese principio, por ilación lógica apoyada por los hechos, la ley espírita según la cual: Si todo efecto tiene una causa, todo efecto inteligente debe tener una causa inteligente. Ese es el raciocinio básico de las pruebas espíritas de la existencia de Dios.

   Más allá de eso, la presencia de Dios en el Centro Espírita se comprueba por las manifestaciones de sus mensajeros, los Espíritus superiores que están a su servicio por todo el infinito. Esas manifestaciones no son constantes ni fortuitas, pero ocurren de una manera inesperada y con una finalidad cierta. Mas es en el corazón de los humildes, sobre todo, que Dios se afirma como realidad viva y actuante, en las sesiones de auxilio espiritual. Un corazón de madre angustiado que se alivia y alegra al recibir la visita del hijo que perecía perdido para siempre, a través de una comunicación mediúmnica oral o en una aparición por la videncia que despertó en la madre. En una comprobación por la aparición tangible, o materialización, como en le caso famoso de Federico Figner a su esposa, que, en Belém do Pará, a través de la mediúmnidad de Ana Prado, una mujer humilde, tuvieron la oportunidad de tener a su hija Raquel nuevamente en sus brazos, sentirla abrazada a su cuello y conversar alegre y vivamente, censurando a su madre por haberse vestido de luto. En una aparición tangible de su propia madre, ofrecida a un sabio famoso que combatía al Espiritismo como superstición infundada, como aconteció a Cesare Lombroso en sesión con la médium Eusapia Paladino, presidida por el profesor Chiapa, de la Universidad de Milán, Lombroso abrazó a su madre, que dialogó con él, por lo que declaró en los días siguientes en un artículo de retractación publicado en la revista Sombra e Luce, de aquella ciudad: “Ningún gigante de la fuerza ni del pensamiento podría hacer por mí lo que hizo esa pobre mujer analfabeta: arrancar a mi madre de la tumba y devolvérmela a mis brazos”. No eran apariciones ocasionales, fácilmente atribuibles a factores psíquico-emocionales, sino apariciones provocadas en nombre de Dios, en sesiones experimentales en que el ingrediente Dios no había sido despreciado. “Con el permiso de Dios”, dicen siempre los Espíritus agraciados en esas oportunidades de reencuentros con los seres de ultratumba.

    El Centro Espírita se caracteriza, por tanto, como el centro de comunicaciones con quienes ya dejaron la vida terrena, pero que continúan vivos y activos en la otra fase de la vida. Nada se paga para hablar con los muertos, los supuestos muertos por nuestra ignorancia, dado que los servicios de Dios son gratuitos desde el nacimiento, que es un prodigio de Dios, hasta la muerte, que es la gracia de Dios liberándonos de la asfixia de la carne, y más allá de la muerte, en las maravillosas posibilidades de las manifestaciones mediúmnica.

    Dios está en el Centro Espírita en donde  las personas se reúnen, de corazón puro, confiando  en su poder infinito. El precio de la comunicación consiste, generalmente, en la aparición del Espíritu o de quienes desean reencontrarlo. Los dirigentes de Centros necesitan meditar diariamente en las responsabilidades que asumen al aceptar sus cargos que, en realidad, son encargos divinos. Dios no exige de nosotros más de lo que podemos dar. No quiere que nos presentemos ante Él y ante los hombres con los vestidos nupciales de la parábola, que aún no poseemos. No podemos engañarlo con sonrisas de falsa bondad, de fraternidad fingida, escondiendo en el matorral del corazón salvaje la serpiente de la envidia, de la intriga, de la censura al prójimo, del enjuiciamiento despreciativo del hermano que se sienta a nuestro lado. No vemos a Dios en el Centro porque no tenemos condiciones para eso, pero podemos observarlo en el semblante sincero e ingenuo y en el corazón puro de los que no alimentan vanidades y preconceptos negativos a nuestro entorno. Dios no está allí, ante nosotros, como un ser visible y corporal. Él impregna el Centro, como impregna el recinto de todos los templos frecuentados por seres sin maldad y sin reservas. También podemos ver su rostro en el semblante de quienes se entregan con amor al servicio del bien, tocar sus manos en las manos sinceras y buenas de quienes nos aman sin restricciones. Y si los hipócritas nos rodean y nos miran fingiéndonos amista, podemos ser para ellos el mensaje de amor y de amistad que fluye de Dios hacia nuestro corazón. Dios en el Centro es Dios en nosotros, ayudándonos a crecer con el fermento de la fraternidad que Él, poco a poco aumenta en la medida de nuestra medida de harina, en la proporción en que la harina de nuestro egoísmo absorbe el fermento y se transforma en el pan que nos alimenta el alma.
    Estas no son imágenes líricas, sino la verdad espiritual convertida en figuras y expresiones de amor, como las que encontramos en el Evangelio de Jesús. No es el autor del libro el que las produce, sino los Espíritus benevolentes que, en nombre de la fraternidad humana las transmiten a los que desean servir a los demás y a sí mismos. Porque aquellos que desean servirse en la mesa del bien, naturalmente reparten su pan con los hermanos hambrientos de bondad, como Jesús hizo con los apóstoles en le mesón del camino de Emaús.
    
   Dios en el Centro Espírita no es la presencia exclusiva para nadie, sino la presencia inclusive para todos, a todos incluidos en su llamado para la vida del espíritu. Quienes procuraren comprender y sentir su presencia en el Centro lo llevarán consigo a sus casas. Las pretensiones de superioridad, el deseo egoísta de imponerse a los demás, la envidia corrosiva y el enjuiciamiento del prójimo en nuestro íntimo o por nuestra boca no nos permite percibir la bondad de Dios. Los que se sacrifican para mejorar la Tierra, dando de sí lo que pueden y muchas veces lo que no pueden, ésos hacen la voluntad de Dios. Quienes mueven la lengua entre los dientes para destilar veneno de serpiente, no pueden percibir la presencia de Dios en el Centro y sólo son capaces de captar a los Espíritus malévolos y sufridores.

Extraído del libro “El Centro Espirita” de Herculano Pires  
Enviado por Merchita 

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                       EL PROGRESO EXPLICADO

   La razón se subleva contra la mayor parte de los dogmas y afirmaciones del catolicismo, porque unos y otras tienden siempre a empequeñecer al Autor dfe la vida, al Padre universal.
      Cuando el espíritu pensador pide a esa religión positiva una explicación sobre el Progreso, no encuentran más respuestas que el repetido: Dios lo quiere, con cuyo estribillo contestan a todas las preguntas que le son molestas porque no las saben aclarar sin fijarse en que, haciéndolo así, atribuyen a Dios toda clase de injusticias y pequeñeces. Efectivamente, si es porque Dios lo quiso así, que hoy disfrutan las almas recién creadas, según el catolicismo, o sean los hombres actuales, de los beneficios de la moderna civilización, mientras que en la edad prehistórica vivieron en las cavernas, teniendo que desalojar a las fieras, para habitarlas sin luz, sin fuego, sin medios de trasladarse ni de comunicarse con el resto del mundo; hay que reconocer que el Creador derrama bienes sin número entre las generaciones actuales, de los que estuvieron privadas las pasadas, hecho que significa un privilegio a a favor de estas, y por consiguiente, una injusticia.
     También hay que reconocer que los hombres de hoy son más adelantados intelectual y moralmente, que los que vivieron aquí en siglos anteriores, de lo cual se deduce,puesto que el hombre es manifestación práctica del estado de su Yo espiritual, que las almas de hoy son más elevadas que las de ayer; y puesto que afirma el catolicismo que Dios los crea a la par de los cuerpos, es preciso admitir también que Dios crea ahora, almas más civilizadas, mas inteligentes, más morales que antes, lo cual supone otra injusticia y falta de amor contra nuestros antepasados. que fueron privados nada más que porque sí, de las mil ventajas que representan un mayor nivel de cultura y de elevación moral, o sea, un estado más avanzado de civilización.
   El Espiritismo, amparándose de la verdad, admitiendo la pluralidad de las existencias del alma, lo aclara todo dejando intactos el amor y la justicia del Eterno.
      Aquellos seres primitivos que pasaron por la Tierra, diferenciándose muy poco en sus  manifestaciones, de los animales con quienes tuvieron que sostener encarnizadas luchas, que después fueron a continuar su ciclo de existencias de aprendizaje de la vida en las razas salvajes, mejorando continuamente, de siglo en siglo, seres que llegados ya a la encarnación en nuestra Europa, durante la Edad Media, se entregaron a todas las maldades y crueldades, propios del atraso de su ser espiritual, somos nosotros mismos. Somos los mismos seres que sometidos repetidamente al crisol de la encarnación, hemos ido saliendo de la infancia del alma a la adolescencia y de esta a la madurez, por más que aún nos hallamos en el principio de este periodo de nuestra vida sin fin.
    Hemos vivido casi como los brutos en la época de la aparición del hombre sobre la Tierra. Poco a poco y a través de una numerosa serie de existencias, ha adelantado nuestro espíritu, trabajando él mismo para su propio progreso y para el de todos, y naturalmente, ha ido gozando en sus  existencias más recientes, de todos los adelantos y beneficios de la civilización que él mismo ha implantado con el concurso de todos.
    No existe pues injusticia en que los hombres de hoy disfruten de todas las ventajas de los descubrimientos científicos, puesto que ese estado de progreso es debido a su propio trabajo y continuo esfuerzo.
   Cuando nace un cuerpo en la Tierra, el alma que por ese medio viene a manifestarse en ella, no es niña, no es recién creada, como lo afirma el catolicismo. Ahí está precisamente el error, pues es un alma que unida a todos los seres espirituales afectos a la Tierra, ha pasado por todos los modos atrasados de la vida para conquistar este estado actual de progreso relativo que no es sino una promesa de los nuevos grados de mayor civilización que ha de alcanzar. Es justo que goce de todos los bienes que ofrece hoy al hombre nuestro mundo en sus regiones más civilizadas, puesto que este modo de ser de las sociedades modernas es exclusivamente obra suya.
     Luego, no existe injusticia en la obra progresiva del Autor de todo, puesto que, siendo los espíritus que hoy encarnan en nuestro mundo, los mismos que se manifestaron en él desde el principio de la vida inteligente, al gozar de estos beneficios, se cumple en ellos la  Suprema y Equitativa Ley de la Creación que da 
" A cada uno según sus obras".

   -Camilo (Espíritu)-


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