domingo, 6 de enero de 2019

Reflexiones sobre la vida fuera de la Tierra


ESPIRITISMO

Hoy estudiamos aquí:

1.- Suicidio y reencarnación
2.-¿Cómo reaccionamos ante el suicidio?
3.- Moral extraña
4.-Niños queridos: Su muerte prematura
   - Dios está en todas partes (T.Pastorino)
5.- Reflexiones sobre la vida fuera de la Tierra




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          SUICIDIO Y REENCARNACIÓN

Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta el ser humano de hoy día es, sin ninguna duda, a la posibilidad del suicidio. Casi todos los días leemos en los periódicos casos de personas en situaciones límite, que han perdido o están a punto de perder lo que consideramos esencial para nuestras vidas: Por ejemplo, la pérdida de la custodia de los hijos o la posibilidad de poder verlos, un fuerte desengaño amoroso, los desahucios viéndose en la calle, la falta de recursos para poder subsistir, etc. Son situaciones que llevan a muchos a verse como en un callejón sin salida. Una aparente derrota moral y existencial, que, salvo aquellos que confían en sí mismos y mantienen el coraje de la fe en algo superior, en muchos otros significa tirar la toalla y adoptar una decisión lamentablemente extrema. 

Salvo en los casos de locura o de obsesión espiritual, se puede considerar el suicidio como la máxima expresión del egoísmo. Una gran prueba existencial, una lucha extrema contra las propias debilidades, para que afloren, como contrapeso, los recursos internos que todos poseemos pero que muchas veces no utilizamos: La fe, el coraje, la esperanza, la fortaleza, la paciencia, la resignación, etc. 

El matiz más importante se encuentra en la siguiente idea: Ya no son los problemas sino lo que se interpreta de esos problemas lo que verdaderamente puede hacer más daño. Las dificultades y reveses de la vida se observan como una losa infranqueable en lugar de verlos como retos y posibilidades de crecimiento. 

Como comentábamos anteriormente es la ignorancia de las consecuencias lo que lleva a estas personas a la búsqueda de la nada, o un atajo a la piedad divina muy mal entendida, que creen les llevará a eliminar los sufrimientos a los que se ven sometidos. ¡Gravísimo error! 

Dios es misericordioso, es todo amor, pero también es justo. A cada quien según sus obras. Cada caso es diferente, existen agravantes y atenuantes que sólo puede juzgar Dios, sin embargo, no podemos ignorar las consecuencias, a tenor de lo que nos cuentan los múltiples casos recogidos a través de la mediumnidad como aquellos testimonios de personas suicidas, más bien de intento de suicidio, que han experimentado una ECM (experiencias cercanas a la muerte), como recoge en sus libros el doctor Raymond Moody. Las experiencias que narran en unos casos como en los otros son muy similares. El siguiente testimonio de un espíritu es bastante significativo: “¡No sabéis cuanto sufro!… Estoy abandonado, he huido del sufrimiento para encontrar el tormento.” 

Para poder comprender las consecuencias de dichos actos hemos de elevarnos por encima de la materia y observar las diferentes vidas físicas como instantes muy cortos en la evolución. Esto desde el cuerpo físico y sus limitaciones cuesta trabajo entenderlo, sin embargo, hemos de ser conscientes de que, por muy severas que puedan llegar a ser las consecuencias del acto del suicidio, le van a servir de gran lección al espíritu. Es muy importante tener presente la “dimensión temporal” de las penas, aunque para el suicida puedan parecerle eternas. Por cierto, nadie se encuentra desamparado en el mundo espiritual. Existen hospitales y colonias de recuperación para estos casos, empero, las dificultades son muy grandes y requieren, por lo general, mucho tiempo para conseguir resultados satisfactorios, es decir, una cierta recuperación psíquica y espiritual de los afectados. Al mismo tiempo, la oración sentida por ellos es un bálsamo poderoso que les alivia sobremanera sus sufrimientos. 

Debemos mencionar, además, otros factores decisivos que repercuten directamente en el proceso de separación del espíritu de la materia en el caso de los suicidas; como es la cuota de energía vital que traemos al nacer, la suficiente para abastecer toda una vida física programada. Si se corta de una forma voluntaria antes de tiempo, tiene sus consecuencias puesto que esa energía no desaparece por arte de magia. Además cabe recordar que el espíritu se vale de un cuerpo intermedio, semimaterial que sirve de lazo de unión, de conexión entre el espíritu y la materia. Todas las agresiones que podamos hacerle al cuerpo físico también repercuten en ese cuerpo espiritual, lo cual significa que, el suicida con su acción le causa daños graves al periespíritu, sufriendo desde el mismo instante en que se ha quitado la vida, y por lo general, debiendo retornar al plano físico con graves problemas y deficiencias físicas en la zona donde se auto agredió, para drenar, restaurar y equilibrar el daño causado. 

Por otro lado, contribuyen inconscientemente en la expansión de esta lacra algunos científicos e intelectuales materialistas que pregonan, apoyándose en su prestigio académico y su influencia en la sociedad, que después de la vida existe la “nada”. Al menos, no deberían ser tan categóricos puesto que con sus afirmaciones crean opinión, y las opiniones como las corrientes de pensamiento generan consecuencias. Es de una gran presunción afirmar categóricamente la no existencia de Dios o la imposibilidad de la vida después de la vida. Al menos deberían ser prudentes y no aseverar lo que no han comprobado o no alcanzan a ver. La ciencia avanza a pasos agigantados, empero, no poseen sus investigadores la verdad absoluta, han tenido que rectificar muchas veces sobre sus postulados. 

En este sentido, hay suicidas, y también seres orgullosos, intelectuales del saber material que al pasar al otro lado y enfrentarse a su nueva realidad se han llevado una gran sorpresa, y han llegado a manifestar a través de la mediumnidad la siguiente reflexión: “Sufro cuando me veo obligado a creer todo lo que negaba.” 

Por cierto, esa falta de fe en Dios de algunas personas es la que lleva a mucha gente a preguntarse cómo es posible que hayan materialistas si todos hemos pasado por el mundo espiritual, hemos reencarnado muchas veces. La explicación se encuentra en el atraso evolutivo en el que nos encontramos. El orgullo y el no reconocer nuestras faltas, convierte a muchos espíritus en seres endurecidos cuya situación les impide, una vez vuelven a la vida corporal, desarrollar de forma sencilla la fe innata. Son aquellos que, muchas veces dicen: “Me gustaría creer pero no puedo. Hay algo en mí que me lo impide”. Esta reflexión, refleja muchas veces, la necesidad y la obligación de tener que hacer un esfuerzo mayor que el resto para recuperar la intuición natural, aquella que nos permite reconocer sin dificultad a un Dios Todopoderoso, al Padre amoroso que nos guía y nos conduce. 

En conclusión, la posibilidad del suicidio es una prueba difícil para los espíritus débiles, faltos de fe y confianza, en la que muchos espíritus se estancan durante varias existencias. Viéndose en la necesidad de volver a la vida física, en unas condiciones que le empujarán a vivir serias dificultades, hasta el punto de tener que afrontar la tentación que no la necesidad de volver a caer en el suicidio. 

Además, es necesario poner de relieve otro tipo de suicidio considerado indirecto, nos referimos al abuso de drogas, del alcohol, del tabaco. También hay que incluir los deportes de riesgo extremo, exponiendo la vida de un modo innecesario, tan sólo por el orgullo de conseguir algún record, o formar parte del libro Guinness. Todos estos casos con final fatal, aunque pueden tener atenuantes, también son considerados como suicidios, por la falta de responsabilidad a la hora de cuidar su vehículo de progreso que es su cuerpo, y por los compromisos que tenemos con nuestros semejantes a los que se dejan de atender por la falta de prudencia en sus actos. 

Todo lo contrario a quienes arriesgan su vida por salvar a otros. Esto es diferente. Se trata de un grado de altruismo y de abnegación que el Padre tiene muy en cuenta. No hay que olvidar que aquel que arriesga su vida por salvar a otro, no tiene la menor intención de perderla. Se trata de un acto espontaneo, generoso y de gran valor moral. 
La vida es un don precioso. No podemos menospreciarla. 

La doctrina espírita nos aporta las claves, el mensaje de esperanza que la sociedad necesita. Avanza poco a poco, cada vez son más sus estudiosos y seguidores. Nos ofrece la certeza en el porvenir, nos explica la temporalidad de las desgracias, también que Dios es justo y jamás nos abandona. 

Por todo ello, es necesario un cambio de rumbo. Retomar nuestra esencia espiritual. La nada no existe, y la vida es un ejercicio de amor y de misericordia de Dios. No debemos menospreciarla y sí aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen de crecimiento. Hemos sido creados para caminar hacia la perfección, hacia la felicidad más absoluta. Es lo que nos han transmitido los grandes avatares de la humanidad y es la gran verdad de la que no debemos prescindir. Pensemos en ello. 

José M. Meseguer 

©2016, Amor,paz y caridad. Grupo Villena.

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¿CÓMO REACCIONAMOS ANTE EL                                    SUICIDIO?



Para la Real Academia Española su primera definición de suicidio es: “acción y efecto de suicidarse”. definiendo a suicidarse como: “quitarse voluntariamente la vida”. Y la segunda: “acción o conducta que perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quien la realiza”.

El Medical Dictionary lo define como “Psiquiatría. Acto de causar la propia muerte de una forma voluntaria”.

Anualmente, cerca de 800.000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene efectos duraderos para los allegados del suicida. Se puede producir a cualquier edad, siendo la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.

En España, por ejemplo, se producen unos 10 suicidios diarios, y por cada muerte hay entre 10 y 20 tentativas. Cada 40 segundos una persona se quita la vida, siendo desde hace 11 años la principal causa de muerte no natural.  Estas cifras son suficientemente alarmantes como para no mirar hacia otro lado.

El estigma, especialmente en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo y, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan. La prevención del suicidio no se ha abordado apropiadamente debido a la falta de sensibilización respecto del suicidio como problema de salud pública principal y al tabú existente en muchas sociedades para examinarlo abiertamente. Tabú que se manifiesta al abordar este tema de manera distante y fría incluso con términos despectivos.

Muchas veces nos podemos dejar llevar por mitos como, por ejemplo: las personas que hablan de suicidio no lo harán, cualquiera que intente quitarse la vida debe estar loco, si una persona está determinada a quitarse la vida, nada la detendrá, las personas que mueren por suicidio son personas que no estuvieron dispuestas a pedir ayuda, hablar de suicidio puede darle a alguien la idea de suicidarse, etc.… Estas son muchas de las frases que se escucha en boca de aquellos que desconocen las causas, los síntomas, la forma de ayudar, es decir, son neófitos en este tema tan delicado. 
La mayoría de las personas suicidas no son psicóticas o locas, términos que mucha gente utiliza para referirse al suicida. Posiblemente están perturbados, afligidos, deprimidos o desesperados por el dolor, pero la angustia extrema y el dolor emocional no son necesariamente síntomas de enfermedad mental. Una persona suicida puede que no pida ayuda, pero eso no significa que no la acepte, a lo que hay que añadir que estudios de víctimas de suicidio demuestran que más de la mitad han buscado ayuda médica en los seis meses anteriores a su muerte, es decir, querían encontrar otra alternativa, estaban dispuestos a recibir ayuda.

La OMS insiste en que hay que eliminar las falsas creencias relacionadas con este problema como el pensar que la persona que habla de suicidarse no lo va a hacer. "Un intento de suicidio es el factor de riesgo más importante de suicidio para la población general", detalla este informe. "Hay muchas personas que amenazan con suicidarse y que al final terminan haciéndolo", por eso, jamás miremos para otro lado si nos encontramos de frente con ello.

Todos los que nos hacemos llamar espíritas y somos conocedores del mundo espiritual, así como de las consecuencias que nuestras acciones tienen en nosotros, no solo en esta vida sino en las sucesivas, sabemos perfectamente la tremenda repercusión que tiene a nivel periespiritual, así como el desorden emocional y mental sobre el propio espíritu que ocasiona el suicidio. Por no mencionar lo que ha de vivir cuando llega al plano espiritual sufriendo las consecuencias de este acto, alejado totalmente de la Ley Divina. El Libro "Memorias de un Suicida" nos hace un extenso relato sobre esto, el cual animamos a leer si se quiere ampliar los conocimientos al respecto.

Todos los que hayamos leído el "Libro de los Espíritus" sabemos a ciencia cierta que el suicidio no es la solución. Tal y como nos dice la parte final de la pregunta 949: “El suicidio no repara nada”
Por el contrario, la pregunta 950 nos dice: “El suicida retrasa su entada en un mundo mejor, y él mismo pedirá volver para concluir esa vida que interrumpió debido a una idea falsa- Una falta sea cual fuere, nunca abre el santuario de los elegidos”.

El Espiritismo al desvelarnos la verdad sobre la pluralidad de existencias quita el velo que podía entorpecer nuestra visión de la vida, de las situaciones difíciles, las pruebas y vicisitudes que hemos de vivir en cada existencia. Nos ayuda a entender que pretender terminar con la vida no soluciona nada ya que la vida continua, por el contrario, agravamos la situación.

Sin embargo, no podemos pasar por alto ni olvida que la persona que llega a consumar el suicidio, exceptuando casos de enajenación o locura, que de forma impulsiva realiza esta acción, es un espíritu que sufre. Imaginémonos una persona que vive con un sentimiento de auto-odio, desesperanza, y aislamiento, siente que no puede seguir luchando, el dolor cada vez es más intenso, y no cesa, por lo que la única salida que ve es morir. Este sentimiento aparece y empieza a dar los primeros avisos de forma sutil, casi imperceptible, pero se va apoderando del sujeto y ya no es un día, ahora son semanas, meses, e incluso años. Pero a pesar de su deseo de que el dolor se detenga, de que todo termine, la mayoría de las personas suicidas están en conflicto profundo en cuanto quitarse la vida. Desearían encontrar otra alternativa, pero simplemente no son capaces de verla. Debatiéndose entonces, entre el instinto de supervivencia que todos llevamos en nuestro ser y la idea de morir buscando en ello el alivio a su dolor, entran en una lucha interna que solo produce un inmenso y terrible sufrimiento.

Este sufrimiento se agrava con las posibles secuelas emocionales de los intentos fallidos. La persona vive de forma desesperada, en un mundo cerrado en el que no encuentra ni ve otra solución que no sea el quitarse la vida. Por supuesto jamás está sola, su guía espiritual y espíritus protectores siempre le intentaran ayudar, sugiriéndole otras soluciones, pero el enfermo del alma, que es el suicida, no es capaz de ver. Incluso a veces hacen que sean salvados intuyendo a alguien cercano una visita inesperada, eso es totalmente cierto, puesto que el amor de nuestro Padre es tan grande que jamás nos deja solos, pero tristemente el pensamiento negativo está tan arraigado en su ser que la persona es incapaz de percibir todo esto, sintiendo una soledad tan profunda que el dolor que le causa es insoportable, y de ahí que su sufrimiento sea cada vez más intenso. Deseando cada vez más que este desaparezca.

Tampoco podemos dejar a un lado el hecho de que los pensamientos negativos abren las puertas a espíritus afines e infelices que empezarán a acompañar a las personas que se sienten así, agravando estos la situación y los pensamientos, ya que ellos mismos los reforzarán, entrando así en una obsesión, y complicando mucho más la circunstancias.

Hagámonos unas preguntas… ¿Podríamos negar que esta persona está sufriendo? ¿Nos hemos informado de las formas en las que podemos ayudar a alguien que se encuentre en esta situación? ¿Realmente podemos hablar del tema con conocimiento de causa?

Lo cierto es que, muy pocas personas se interesan sobre este tema, incluso a nivel gubernamental. Actualmente, 18 países en África, 17 en América, 11 en la región del Mediterráneo, 26 en Europa, siete en el Sudeste Asiático y 11 en el Pacífico cuentan con un plan de acción frente al suicidio. Pero todavía existen países que arrestan a las personas que intentan suicidarse y otros en que son encarceladas. Por este motivo, todavía hay mucho por hacer.

Entonces, ¿por qué somos tan frívolos cuando nos referimos a ellos? ¿Por qué los juzgamos, y encasillamos? incluso ¿Por qué se percibe cierta hostilidad en comentarios de algunas personas al referirse a este colectivo?

Pudiera ser por la falta de concomimiento sobre las terribles situaciones que pueden llevar a una persona a cometer esa acción. Falta de comprensión agrupando a todos en las mismas circunstancias y motivos. Esto se aleja muchísimo de la realidad, cada uno de nosotros somos espíritus individuales, con un pasado único, y no nos referimos solo al pasado de esta existencia, sino también al de las muchas que llevamos ya vividas. Esto hace que cada caso sea diferente y las consecuencias también diferentes. Por eso, agruparlos y calificarlos a todos por igual es una aptitud muy superficial, que demuestra lo poco que nos hemos interesado en estos, nuestros hermanos.

Podríamos decir también, que estas reacciones en ciertas personas son causadas por la falta de indulgencia, empatía, pero, sobre todo, por la gran falta de amor.

"El Evangelio según el Espiritismo", en su capítulo X, ítem 13, nos dice: “Aquél que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra dijo Jesús. Esta máxima hace de la indulgencia un deber, porque no hay nadie que no la necesite para sí mismo. Nos enseña que no debemos juzgar a los otros con mayor severidad que aquella con la que nos juzgamos a nosotros mismos, ni condenar en los demás lo que absolvemos en nosotros…”

¿Entonces por qué lo hacemos? Para hablar de algo, primero deberíamos conocer el tema, no solo lo que todos ya sabemos sobre la nula efectividad de acabar con la vida, sino de las causas que pueden llevar a una persona a ese punto tan extremo. Informarnos e interesarnos sobre ello no estaría de más, ya que así seremos más útiles, más perspicaces si percibimos los síntomas en alguien cercano, pudiendo entonces ayudar a nuestro compañero de camino a salir de esa situación, convirtiéndonos a su vez en buen instrumento de los espíritus buenos que quieren ayudarle. Ser conocedores del tema hará que nuestra sensibilidad aumente y empecemos a ver a estos hermanos como espíritus que sufren y necesitan de nuestra ayuda. No olvidemos jamás, que, aunque no vean otra alternativa, sí quieren encontrarla.

León Denís en el prefacio de la segunda edición del libro "Memorias de un Suicida" nos dice: "¡Medita sobre estas páginas, lector, aunque sea duro para tu orgullo personal el aceptarlas! ¡Y si las lágrimas alguna vez rocían tus mejillas, al observar un lance más dramático, no resistas contra el impulso generoso de exaltar tu corazón en oración piadosa, por aquellos que se retuercen en las trágicas convulsiones de la inconsecuencia de infracciones contra la Ley de Dios!"

Ciertamente ellos han cometido un gravísimo error, y la ley de Causa y Efecto será implacable con ellos. Tendrán que vivir las consecuencias de ese acto, que nunca negaremos es egoísta e indica cobardía moral, pero también este acto está lleno de ignorancia, una inmensa ignorancia de las consecuencias, y repercusión que tendrá sobre él y sobre las personas cercanas a él, ya que según los estudios demuestran, de seis a catorce personas quedan afectadas cuando alguien no solo lleva a cabo esta acción, sino cuando tan solo lo intenta.

El Espiritismo es consolador, seámoslo nosotros también. Por eso, como somos realmente conocedores de la las Leyes Divinas, deberíamos intentar no convertirnos en jueces, si no, en instrumentos de los buenos espíritus para aliviar a quienes se encuentren en situaciones tan difíciles que solo ven ante sus problemas esta triste salida.

Relataremos la experiencia de una compañera a la que llamaremos R.:


 “Ella estaba sumida en una depresión severa desde la infancia. Vivía día a día con los pensamientos suicidas, de hecho lo llevó a cabo en varias ocasiones, incluso estuvo en coma tres días, pero como nunca estamos solos, los buenos espíritus la salvaron de consecuencias mayores no logrando nunca el fin del acto. Cuando conoció el Espiritismo comprendió el por qué suceden las cosas y por qué se sufre, aun así, le resultó difícil desarraigarse de esos pensamientos, que como hemos dicho anteriormente, una vez que se abre la puerta espíritus infelices, afines a esos sentimientos empiezan a acompañarnos y por supuesto este caso no estaba libre de ellos. Cuando llevada por ese impulso tan arraigado volvió a caer y cometer de nuevo un intento de suicidio, ¿sabéis qué fue lo que realmente hizo mella en su corazón? No fueron las palabras de reproche a las que estaba acostumbrada y habitualmente se les hace a quienes lo intentan, tampoco vamos a negar lo difícil que es convivir con personas que tienen estos pensamientos. Lo que realmente la hizo despertar y removió todo su interior, fueron las palabras consoladoras, llenas de amor que un amigo le brindó cuando acudió a él en ayuda. Sí, fue el amor lo que la hizo cambiar, el amor de esa persona, sus palabras de aliento, y consuelo, que reflejaban el cariño de él, de su guía y de los buenos espíritus. Se sintió querida y no juzgada y eso significó un antes y un después en su camino. A partir de entonces comprendió que nunca había estado sola, y que el amor es la medicina que cura el alma”.

Al pensar en este ejemplo, totalmente real y fidedigno, analicémonos a nosotros mismos, ¿Somos realmente consoladores con nuestros hermanos? ¿Hacemos que nuestro principal objetivo sea el de amarnos unos a otros? ¿Escuchamos los problemas del que sufre o miramos hacia otro lado? ¿Somos lo suficientemente indulgentes tanto en palabra como en pensamientos? ¿Seríamos capaces de comprender a nuestro hermano suicida?

El suicida se aleja de la Ley Divina al llevar a cabo este acto, eso ya lo hemos dicho y lo sabemos, pero, no nos alejemos nosotros de la Ley de Amor Justicia y Caridad con nuestras palabras o pensamientos. No olvidemos que como espíritas tenemos no solo el conocimiento de las consecuencias fatídicas del suicidio, también tenemos el deber de llevar a todos nuestros hermanos el consuelo que la Doctrina Espírita nos da. Ella es consoladora para las almas afligidas, ya que nos rebela el inmenso amor que el Padre nos profesa a pesar de nuestras equivocaciones, y que al igual que en la experiencia que hemos contado, el Amor es realmente lo que cura el dolor del alma. “Amad mucho a fin de que seáis amados”, nos dice "El Evangelio Según el Espiritismo".

Busquemos a aquel que está sufriendo, y si nos confiesa que su desesperación es tal que no encuentra salida, que nuestras palabras sean bálsamo para el que sufre, llenas de amor, de consuelo y esperanza.  Si nuestros pensamientos son puros, con el único deseo de ayudar y no juzgar, habremos logrado poner en práctica la Ley Divina de Amor Justicia y Caridad.

Cuando pensemos en todos aquellos que se encuentran en el mundo espiritual por haberse quitado la vida, tengamos pensamientos puros, exentos de juicios puesto que desconocemos lo que les llevo a estar allí.  Que nuestro corazón irradie amor, solo amor, orando por ellos siempre que podamos, con la única intención de que esa oración pueda ser para ellos una brisa que alivie sus sufrimientos, aunque solo sea por un instante. Cuánto más irradiemos nuestro amor junto al del Padre más podremos ayudarles.

“Amar, en el sentido profundo de la palabra, implica ser leal, probo, de conciencia recta, a fin de que hagáis a los otros lo que quisierais para vosotros mismos. Amar es buscar alrededor vuestro el sentido íntimo de todos los dolores que abruman a vuestros hermanos para llevarles alivio. Amar es considerar como propia la gran familia humana, porque volveréis a encontrar a esa familia. Dentro de un cierto periodo, en mundos más avanzados, y porque los Espíritus que la comprenden son, tanto como vosotros, hijos de Dios señalados en la frente para elevarse hacia lo infinito. Por eso no podéis negar a vuestros hermanos lo que Dios os concede con tanta prodigalidad, puesto que, por vuestra parte, estriáis muy felices de que vuestros hermanos os diesen lo que os hiciera falta. Así pues, para cada sufrimiento tened siempre una palabra de esperanza y de amparo, a fin de que seáis todo amor, todo justicia”. "El Evangelio Según el Espiritismo", Cap. XI- La Ley del Amor.

Conchi Rojo
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

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MORAL EXTRAÑA

Yo no he venido a traer la paz, sino la división. 


10. Fuego vine a poner en la tierra; ¿y qué quiero sino que arda? - Con bautismo es menester que yo sea bautizado; ¡y cómo me angustio hasta que se cumpla! - ¿Pensáis que yo he venido a poner paz en la tierra? Os digo que no, sino división; - porque de aquí en adelante habrán cinco en una casa divididos, los tres estarán contra los dos, y los dos contra los tres. - Estarán divididos: el padre contra el hijo, y el hijo contra su padre, la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra. (San Lucas, cap. XII, v. de 49 a 53). 

¿Es el mismo Jesús y la personificación de la benignidad y de la bondad, y que no cesó de predicar el amor al prójimo, el que pudo decir: Yo no he venido a meter paz, sino espada; he venido a separar al hijo de su padre, al esposo de su esposa; he venido a poner fuego sobre la tierra y lo que quiero es que arda? ¿Acaso estas palabras no están en contradicción manifiesta con su enseñanza? ¿No es blasfemia atribuirle el lenguaje de un conquistador sanguinario y devastador? No, no hay blasfemia ni contradicción en estas palabras, porque El es quien las pronunció y ellas atestiguan su alta sabiduría; sólo que su forma, un poco equívoca, no expresa exactamente su pensamiento, y esta es la causa por la que se ha entendido mal su sentido verdadero. 
Tomadas literalmente tendrían por objeto transformar su misión, enteramente pacífica, en misión de turbulencias y discordias, consecuencias absurdas que el buen sentido rechaza, porque Jesús no podía desmentirse. 

16. Cuando Jesús dijo: No creáis que haya venido a poner paz, sino división, su pensamiento fue este: "No creáis que mi doctrina se establezca pacíficamente; traerá luchas sangrientas, a las que mi nombre servirá de pretexto, porque los hombres no me 
habrán comprendido o no me habrán querido comprender; los hermanos separados por su creencia sacarán la espada uno contra otro, y la división reinará entre los miembros de una misma familia que no tendrá la misma fe. Yo he venido a poner el fuego en la tierra para limpiarla de los errores y de las preocupaciones, del mismo modo que se pone fuego en un campo para destruir las malas hierbas, y por mi parte quiero que arda para que la purificación sea más pronta, porque de este conflicto saldrá triunfante la verdad; a la guerra sucederá la paz, al encono de los partidos la fraternidad universal, a las tinieblas del fanatismo la luz de la fe razonada. Entonces, cuando el campo esté preparado, "os enviaré el Consolador, el Espíritu de Verdad que vendrá a restablecer todas las cosas"; es decir, que haciendo conocer el verdadero sentido de mis palabras, que los hombres, ya más ilustrados, podrán por fin comprender, pondrán término a la lucha fratricida que divide a los hijos de un mismo Dios. Cansados, por último, de un combate sin consecuencias, que arrastra tras sí la desolación y lleva la turbación hasta el seno de las familias, los hombres reconocerán en dónde están sus verdaderos intereses para este mundo y para el otro; verán de qué lado están los amigos y enemigos de su reposo. Entonces todos se agruparán bajo una misma bandera: la de la caridad, y las cosas se restablecerán en la tierra según la verdad y los principios que os he enseñado". 

17. El Espiritismo viene a realizar, en el tiempo predicho, las promesas de Cristo; sin embargo, esto no puede hacerse sin destruir los abusos; como Jesús, encuentra a su paso el orgullo, el egoísmo, la ambición, la avaricia y el ciego fanatismo, que, acosados en sus últimos atrincheramientos, intentan cortarle el camino y le suscitan trabas y persecuciones; por esto le es necesario también combatir; pero el tiempo de las luchas y de las persecuciones sangrientas ha pasado; las que se tendrán que sufrir serán enteramente morales, y el término se acerca; las primeras han durado siglos; éstas durarán apenas algunos años, porque la luz, en lugar de salir de un solo foco, sale de todos los puntos del globo y abrirá más pronto los ojos a los ciegos. 


El evangelio según el espiritismo. Allan Kardec.


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NIÑOS QUERIDOS:SU MUERTE PREMATURA

    Un niño con poco tiempo de vida en este mundo, puede morir y no por eso es un espíritu superior. Eso no lo convierte en un "angelito"  al que Dios se lleva al  "cielo", porque no tendría mucho sentido mandarlo a este mundo para a continuación llevárselo al cielo, además de no tener ningún mérito hecho por su parte.  Simplemente, este espíritu del niño  habrá cumplido una misión: bien cumpliendo una  deuda kármica personal  que estaba pendiente de saldar ( por ejemplo,  pudo ser que viviese el tiempo de vida que le faltó completar en una vida anterior porque fue un suicida).  

    Otras veces la misión a cumplir con su temprana desencarnación no es por deuda kármica personal,  sino por una deuda kármica de sus padres, a los que él ayudó espiritualmente con su nacimiento primero y con su desencarnación después, prestándose a protagonizar voluntariamente una vida tan breve, para que ellos vivan esa experiencia humanamente tan dolorosa y amarga, pero que espiritualmente les es necesaria para fortalecerse y equilibrar deudas pendientes con la Justicia Divina. 

    También puede ser que ni los padres y familiares, ni el niño, tengan nada pendiente con la Ley de Causa y Efecto, sino que su temprana muerte  es una circunstancia humana programada por esos espíritus antes de reencarnar y coincidir en este mundo como familia cercana, siempre con el propósito de ayudarse en su evolución. Esto lo podrían haber programado de mutuo acuerdo  para vivir  esa experiencia que les ayudase a crecer como Espíritus.

En todo caso, el espíritu del niño desencarnado regresa al plano espiritual en donde se encontraba antes de encarnar en este mundo, o a otro inmediatamente superior si su sacrificio en esa corta vida, fue voluntario y merecedor de un mayor esclarecimiento que le permita elevarse a otro plano inmediatamente superior al que tenía, pero de  repente  no pasa por ese motivo a ser un espíritu puro ni elevado, por el solo hecho de haber experimentado una muerte temprana. Tendrá que continuar  su  propio camino  evolutivo y experimentar para ello en tantas vidas humanas como aun le sean necesarias.

Soy consciente de que estos argumentos pueden parecer demasiado duros, secos, o hasta algo crueles, pero no es mi intención que lo sean, pues cuando estas líneas escribo solo me embarga un sentimiento de amor con el deseo de que puedan ayudar a alguien a esclarecerse y a evitar sufrimientos innecesarios . Solo pretendo  que personas que pasan por ese amargo trance humano, no se auto-engañen y traten de elevar a sus altares particulares, a un niño muy amado pero en realidad desconocido en el fondo, pues no conocen de donde viene ese ser que ya existía antes de nacer  ni cual es su pasado.

 Ante los problemas reales tanto si son espirituales como humanos, debo afirmar que  no sirve de nada el auto-engaño ni la fantasía, sino que es mejor afrontarlos en toda su crudeza por dura que sea, porque sino podría ser que la prueba que tenemos delante nos haga sufrir sin mayor provecho;  al menos que el sacrificio que para todos los familiares y para el niño incluido, sirva de algo positivo para los espíritus sufridores y no resulte una prueba estéril.

Ante la pérdida de una criatura de tierna infancia, es frecuente que los padres y familiares caigan en la desesperación y la descreencia, porque lleguen a creer  que Dios, en caso de que exista, es un Ser cruel, que les ha quitado a su niño sin importarle el dolor causado a  los padres y familiares, pero no se llegan a  plantear que ese dolor es como la medicina amarga o dolorosa, necesaria porque cura  y  restablece la salud.

  Si la vida se redujese a la sola y única existencia de cada ser humano, se podría pensar que Dios es cruel o injusto cuando muere un niño de tierna edad, pero la verdad es que cada vida humana, tanto si es de niños o es de ancianos,  es solamente como un eslabón en la larguísima cadena de la evolución del Espíritu.

- Jose Luis Martín- 



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       DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES 

Dios está en todas partes al mismo tiempo, junto a ti y dentro de ti. 

Jamás estás desamparado. 

Nunca estás solo. 

No permitas que la amargura te perturbe: procura mantenerte calmo, para oír la voz silenciosa de Dios dentro de ti. 

Así podrás superar las dificultades que aparecen en tu camino y descubrir la verdad que existe en todas las cosas y personas. 


Minutos de Sabiduría 
C Torres Pastorino.

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       REFLEXIONES SOBRE LA VIDA                          FUERA DE LA TIERRA

El astrofísico Carl Sagan  se enfrentó sin problemas y con gran seriedad a la cuestión de la pluralidad de planetas habitados .  Oigamos su testimonio: “el descubrimiento de la existencia de microbios en Marte fue una cuestión extremadamente importante. ¿Estamos solos en el universo  o hay otros seres? ¿Existen microbios en otros mundos? ¿Y vida inteligente?  No existen fáciles respuestas, no basta posar una vez en Marte para saber si existen  por allá  algunas criaturas verdes o no. ¿Cómo podríamos, hoy, concluir que no hay vida en el resto del Universo si existen 400 billones de soles solamente  en la Vía Láctea , la galaxia donde está la Tierra, y si hay por lo menos más de 100 billones de galaxias más allá de la nuestra? La química que produce la vida es reproducida fácilmente por todo el cosmos. ¿Por qué seriamos  tan privilegiados?  El universo es tres veces más viejo que la Tierra; deben existir, por lo tanto, lugares  en los que hubo más tiempo para la evolución biológica  que en nuestro planeta. Parece improbable que seamos los únicos seres inteligentes. Es posible, pero es improbable.” 
En los EUA la NASA ha informado que hay una cúpula rica en hielo polar  con aproximadamente 1000 km  en el planeta Marte. En esa línea de descubrimientos, recientes análisis identificaron que el  mar de la luna de "Europa", en órbita alrededor de Júpiter, descubierto en 1610 por Galileo Galilei, debe tener más oxigeno  que los océanos de la Tierra, según “Richard Greenberg, científico de la Universidad del Arizona.”  Ese descubrimiento es una pista  de que el satélite jupiteriano tiene  el poder de abrigar vida, como en la Tierra, aunque sea solamente microbiana.  La luna Europa, que es aproximadamente del mismo tamaño que la Luna de la Tierra, tiene  un océano con cerca de 160 km de profundidad. Por lo que sabemos  a partir de la Tierra, donde hay agua existe la oportunidad de que haya vida.
En el libro “Cartas de una Muerta” el Espíritu María  Juan de Dios, madre de Chico Xavier, describe aspectos interesantes y sorprendentes sobre la vida en otros orbes. En “Nuevos Mensajes”, libro dictado por el Espíritu Humberto de Campos, nos trae informaciones interesantes sobre la vida marciana. Sabemos que hasta hoy las más variadas incursiones científicas ( a través de sondas especiales) no fueron capaces  de comprobar vida por allá. Diversas imágenes  nos fueron transmitidas, pero sin embargo,  en ningún momento  fueron encontrados cualquier indicio de vida orgánica, como la tenemos en la Tierra.  Entonces, ¿a que dimensión de vida, se referían los Espíritus Humberto Campos y María Juan de Dios en sus narrativas?
Muchas revelaciones demuestran contradicción “aparentes” sobre la vida en otros mundos, por eso, Kardec cautelosamente, al tratar la vida humana  “material” fuera de la Tierra, procuró   no adentrarse en minucias, siguiendo por el análisis de parcialidad moral de los habitantes de otros orbes. El maestro de Lyon indagó a los Benefactores: “¿Los seres que habitan los diferentes mundos tienen cuerpos semejantes a los nuestros? Los Mentores  explicaron: “Sin duda poseen cuerpo, porque es preciso que el Espíritu este revestido de materia para actuar sobre la materia. Sin embargo, ese cuerpo es más o menos  material, de acuerdo con el grado de pureza a que llegaron los Espíritus. y es eso lo que diferencia los mundos que deben recorrer; porque  hay muchas moradas en la casa del Padre y, por tanto, muchos grados.”  El Codificador insiste en la indagación: ¿”Hay mundos en donde el Espíritu, dejando de habitar un cuerpo material, tiene apenas como envoltorio el periespiritu?” Los del Más Allá explicaron: Si, los hay. En esos mundos hasta ese mismo envoltorio, el periespiritu, se torna tan etéreo que para vosotros es como si no existiese.”
En verdad la Doctrina Espirita, en sus principios, preconiza la pluralidad de los mundos habitados. En “El Libro de los Espíritus” en el cap.III (La Creación, cuestiones 55 a 58), deja claro esa posibilidad, mostrando la importancia del asunto, bien como en otras obras de la Codificación. “Dios pobló de seres  vivos los mundos, concurriendo todos esos seres para el objetivo final de la Providencia. Asegurar que solo los haya  en el planeta que habitamos seria dudar de la sabiduría de Dios, que no hace ninguna cosa inútil. 
Ciertamente, a esos mundos Él ha de haberles dado un destino más serio que el de recrearnos la vista. Más allá, nada hay, ni en la posición, ni en el volumen, ni en la constitución física de la Tierra, que pueda inducir  a  la suposición de que ella goce del privilegio de ser habitada, con exclusión de tantos millares de millones de mundos semejantes”.
 Aprendamos con los Espíritus que “hay mundos cuyas condiciones morales  de sus habitantes son inferiores a las de la Tierra; en otros, son de la misma categoría; hay mundos más o menos superiores y, finalmente, hay aquellos  en los cuales la vida es, por así decirlo, toda espiritual.”  Más allá, hasta el mismo Sol, aunque no tenga habitantes; “con todo , es local de reunión de espíritus superiores.” 
Desde las más remotas eras el Universo nos ha mostrado sobre la posibilidad de existencia de vida fuera de la Tierra. El buen sentido nos impone la certeza de que Dios no erguiría billones de  cuerpos celestes apenas para nuestro deleite visual nocturno. Emmanuel en el libro: “A Caminos de la Luz”, narra sobre un sistema planetario distante de la Tierra (cerca de 42 años luz), localizado en la Constelación de Concheiro que, entre nosotros, fue bautizado por el nombre  de Cabra o Capela. Según el Benefactor, “hace  muchos milenios, uno de los orbes de Capela, que guarda muchas afinidades con el globo  terrestre, atendió la culminación de uno de sus extraordinarios ciclos evolutivos. Algunos millones de Espíritus rebeldes existían allá, en el camino de la evolución general, dificultando la consolidación de las penosas conquistas de aquellos pueblos llenos  de piedad y virtudes, pero una acción de saneamiento general los alejaría de aquella humanidad, que hiciera justicia a la concordia perpetua, para la edificación de sus elevados trabajos. Las grandes comunidades espirituales, directoras del Cosmos, acordaron entonces,  enviar a la Tierra lejana a aquellas entidades, que se habían hecho pertinaces en el crimen, donde  aprenderían a realizar, en el dolor y en los trabajos penosos de su nuevo ambiente, las grandes conquistas del corazón, impulsando simultáneamente, el progreso de sus hermanos inferiores de la Tierra.” 
Se resalta, sin embargo, que, aunque moralmente estaban muy decaídos, aquella falange de exiliados mantuvo en su inconsciente todos los progresos intelectuales y formaron de ese modo los grupos de los arias, la civilización de Egipto, el pueblo de Israel y las castas de la India. Creemos  que seres de otros sistemas planetarios, aun hoy,  han reencarnado en la Tierra. 
En la cuestión 172, de El Libro de los Espíritus, Kardec preguntó: “¿Nuestras diversas existencias corporales se verifican todas en la Tierra?” los Espíritus respondieron: No, las vivimos en diferentes mundos. Las que aquí pasamos no son las primeras, ni las últimas; son, sin embargo,  de las más materiales y de las más distantes de la perfección.”
De acuerdo con la enseñanza de los Espíritus, de todos los globos que componen nuestro sistema planetario, “la Tierra es en donde los habitantes están menos avanzados, tanto física como moralmente". 
La Astrofísica demuestra que la materia de nuestro planeta, tiene los mismos elementos químicos de los astros distantes. Las leyes físicas de aquí son exactamente las mismas que están en vigor allá. No hay razón alguna  para afirmar  o negar que la Tierra es el único planeta habitado del Universo, porque desde la eternidad Dios creó mundos materiales y seres espirituales, y si  así no fuese todos los mundos carecerían de finalidad.
 Jorge Hessen
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