domingo, 27 de enero de 2019

Espiritismo en el cementerio

        ESPIRITISMO
Sumario de temas :
1.- Espiritismo en el cementerio
2.-Personas honestas,¿Cómo identificarlas?
3.- Fluido cósmico universal
4.- Comportamiento ideal ante la pérdida de seres queridos
5- Libertad y Ley Natural.



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          ESPIRITISMO EN EL CEMENTERIO



      A mediados del siglo XIX, un misterioso barco arribó al puerto de Barcelona procedente de Marsella. Su capitán era Ramón Lagier y el barco se llamaba Le Monarch (“El Monarca”), curioso nombre para un marino antimonárquico como Lagier.

      Ramón Lagier Pomares (Alicante 1821 – Elche 1897) fue, según palabras de su biógrafo Joaquín Santo, “marino, aventurero, revolucionario y benefactor…”. En su labor humanitaria, el capitán Lagier solía esconder en las bodegas de sus barcos, como en el citado o en el “Buenaventura”, a refugiados políticos y revolucionarios que eran perseguidos en sus países. Pero después de una crisis de fe (1), las bodegas de los buques mercantes que comandaba el capitán empezaron a llenarse de libros de ocultismo que, por aquella época, eran muy populares entre la intelectualidad de Francia.

Ramón Lagier Pomares

      El día que atracó “El Monarca” en el puerto de Barcelona, la bodega de la nave contenía un cargamento que es el origen de la historia que les voy a contar. Eran libros que estaban proscritos en el país vecino, y lo estuvieron en el nuestro hasta que, su extraña doctrina, se extendió por toda Europa llegando a tener cierta relevancia en la historia social y política de aquel tiempo (2). Los libros estaban firmados por Allan Kardec, el llamado apóstol del espiritismo. Los libros llegaron a las manos de un notario y antiguo militar carlista que residía en Barcelona, y se llamaba José María Fernández Colavida (1819-1888). El notario, de origen aragonés, era íntimo amigo del capitán Lagier y, éste, le pasó los libros para que su lectura mitigara el sufrimiento vital por el que estaba pasando su amigo. 
      Después de conocer la doctrina espírita a través de los libros de Kardec,  Colavida renegó de su pasado militar y se entregó, en cuerpo y alma  a traducir los libros de Kardec y a extender el espiritismo por Cataluña, España y América.                     Practicó la hipnosis siendo pionero en las llamadas regresiones y fundó, en la Ciudad Condal, la “Revista de Estudios Psicológicos” y la “Asociación de Amigos de los Pobres”. Del centro espírita “La Buena Vida”, situado en la antigua Vila de Gràcia, barrio anexionado a Barcelona en 1897, salían escritos de Colavida y sus compañeros, así como los libros de Kardec traducidos por el citado. Los opúsculos y libros viajaban a las colonias de Américas escondidos en cajas de mercancías. La popularidad de las traducciones de Colavida al otro lado del Atlántico le valió el apelativo de “El Allan Kardec español”.   En el último Auto de Fe celebrado en la ciudad de Barcelona, que aconteció en 1861, fueron quemados en plaza pública 300 libros de espiritismo traducidos o escritos por Colavida.


 José María Fernández Colavida

Colavida murió, o como dicen sus hermanos de doctrina, desencarnó, unos meses después de celebrarse el Primer Congreso Internacional Espírita que, con setenta delegaciones venidas de todo el mundo, se celebró en Barcelona en 1888, el año de la Exposición Universal que también tuvo por nombre   La ciudad de los prodigios –utilizando el título de la novela de Eduardo Mendoza que transcurre en esa época- como sede. Antes de llegar al meollo de la cuestión y que justifica el título de esta pieza, debemos saber que los espiritistas tenían problemas para ser enterrados. Eran cristianos, pero no católicos, por lo que no aceptaban el rito católico de los  difuntos. Por ello la iglesia se negaba a enterrarlos en suelo consagrado. Para solucionar este problema, al médico naturista y eminente espiritista procedente de Tarrasa, Luis Vives, se le ocurrió crear la Asociación Humanitaria por el Entierro Civil y Económico.  De esta forma, en el recinto protestante del cementerio de Montjuïc, se empezaron a enterrar a los espiritistas, junto a dualistas, suicidas, anarquistas y otros laicos… En la “Agrupación 13” –atención al número- se encuentra la tumba de Colavida, enterrado junto a la primera y más famosa mujer espiritista dentro del mundo hispano, se trata de la médium y escritora Amalia Domingo Soler (1835-1909). Las dos tumbas -junto a la de Felipe Senillosa- son muy visitadas por los espiritistas de todo el mundo que llegan a la ciudad,  y es curioso encontrar flores frescas y mensajes escritos, entre ellos muchos escritos en portugués, ya que en Brasil, donde la llamada Iglesia Espírita tiene dos millones de seguidores, las obras de Colavida fueron muy conocidas. (*1.-)

Tumba de Fernández-Colavida en el cementerio Montjuïc (Barcelona)

    Pues bien, en este lugar del cementerio de Montjuïc (Vía de San Carlos, nº 35), en fechas significativas y aniversarios, se solían realizar sesiones mediúnicas de espiritismo, por lo menos esto se hizo hasta los años ochenta, hoy desconozco si se siguen haciendo. A un servidor siempre le ha parecido una contradicción venerar las tumbas de los espiritistas, ya que creen en las sucesivas reencarnaciones, como un proceso de evolución y aprendizaje y en las tumbas, siguiendo el ideario espírita, sólo están los restos del cuerpo material, un vehículo, entre lo que ellos llaman el periespíritu –el cuerpo semimaterial que une espíritu al cuerpo material-. Pero en fin, aunque los espiritistas no procesan cultos, ni dogmatismos, ni ritos, lo que quería contarles, el 1 de noviembre era un día adecuado para ello, es que hasta hace no mucho tiempo en el citado cementerio se realizaban sesiones de espiritismo. ¿Se seguirán haciendo? (* 2.-)
© JAVIER CORIA

Notas de Jose Luis Martín sobre este artículo:.-
(*1.-)  Es de señalar que en el Espiritismo codificado por Allan  Kardec, de su filosofía se deducen aspectos religiosos, éticos y morales, pero no es una religión,porque carece de los elementos propios de las religiones en general : pastores, sacerdotes, jerarquías, dogmas de fe, rituales, ceremonias, sacramentos,velas, inciensos, ritos, etc.,  sin embargo  algunos países y grupos espíritas  bien intencionados, han hecho de él una religión y como tal lo presentan. 
(* 2.-)   El autor del artículo, por  sus expresiones y razonamientos deduzco que no es espírita, como tantos otros que no conocen lo que es el Espiritismo, porque confunde  las sesiones mediúmnicas con las sesiones de espiritismo. Las sesiones mediúmnicas, solo requieren de mediumnidad, que es una facultad psíquica absolutamente natural, por lo que estas reuniones  se pueden realizar fuera de la Doctrina Espírita; sin embargo, el Espiritismo es una doctrina filosófica de estudio que emplea la mediumnidad como medio de comunicación con Seres espirituales existentes en otra dimensión, que llamamos "el más allá". 
      De lo dicho queda claro que no todos los espiritistas son médiums, ni que necesariamente asisten a sesiones mediúmnicas,   asimismo no  todos los que asisten a las  reuniones  mediúmnicas son espíritas.  Las reuniones a que se refiere el autor del artículo, probablemente no tenían que ver mucho con el Espiritismo, porque las reuniones mediúmnicas espíritas no se hacen normalmente en otros escenarios que en los locales de los llamados Centros Espíritas, pero nunca en cementerios ni en otros lugares lúgubres o mágicos.  Posiblemente se tratase de reuniones mediúmnicas promovidas por círculos esotéricos u ocultistas, curiosos, amigos del ritual y del misterio, pero no espíritas.

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Personas honestas

¿cómo identificarlas?


Las personas honestas no llevan pancartas o camisas con halagos, definiendo lo que son. Necesitamos aprender a identificarlas por nosotros mismos. Una buena manera de hacer eso, es escuchando, observando, conectándose con aquellos que nos rodean y, claro,teniendo un simple detalle claro: la honestidad no tiene justificativas. Vamos a ver como esas ideas son explicadas.
Ellas no pierden el tiempo con lo que lo les gusta. La Universidad Julius-Maximilians de Würzburg, en Alemania, realizó un estudio para profundizar en esa dimensión. Así, un primer aspecto que ellos descubrieron es que las personas honestas, generalmente, economizan el tiempo en muchas de sus conversaciones. Ellas no se desvían, no pierden el tiempo cuando alguien o alguna cosa no les agrada o no sintoniza con sus valores. Ellas ddejan claras las diferencias con asertividad y respeto para marcar distancias.
Al hacer eso, ellas no dan o no esperan muchas justificaciones. Ellas saben que no es apropiado prolongar situaciones que pueden ser contraproducentes a lo largo del tiempo.
 Ellas no mienten ni toleran mentiras
Hay un libro muy interesante titulado "Por qué mentimos... especialmente a nosotros mismos: La ciencia del engaño", por Dan Ariely, profesorde psicología que profundiza en ese tópico. Según el autor, todos creemos ser honestos. No importa lo que estemos acuñando, que es lo que  pensamos y lo que decimos, que esté a años luz de distancia. Casi siempre mantenemos esa auto-imagen impecable, en donde el sentido de la honestidad raramente nos abandona.
Personas honestas, que son honestas en mente, palabra y comportamiento, no toleran el engaño a sí mismas o engañar a los demás. Ellas no mienten porque eso genera una desconfortable disonancia cognitiva que ataca su identidad y su auto-estima.

Personalidades relajadas, mentes calmadas

Las personas honestas son más felices y hasta distrutan de una salud mejor. Tanto es así, que la Dra. Anita E.Kelly, profesora de psicología en la Universidad de Notre Dame de París, lo revela. De acuerdo con este estudio, ser honesto, no usar mentiras, y ser genuíno consigo mismo y lo que se dice y se hace, genera un mayor bienestar. Ese equilibrio interno, esa paz de espíritu, revierte en la salud.

Ellas saben como construir relaciones más significativas

La deshonestidad y el hecho de mostrar poca integridad en algún momento, supone para ese tipo de persona un esfuerzo excesivo.Y esa disonancia cognitiva  genera incomodidad y tensión. Por tanto,  las personas honestas valoran por encima de todo, la capacidad de construir relacionamientos basados en la confianza. No solo son mostrados en todos los momentos de una forma auténtica, sincera y respetuosa con aquellos que les rodean. Sino que además, también exija eso mismo en aquellos que forman parte de su día a día.
 Sin duda, que algo así, hace que no siempre ellos tengan un gran número de amigos. Si tienen pocos, son siempre los más apropiados, los más genuinos, aquellos con los que es generada una reciprocidad contínua y satisfactoria.
Para concluir, vale la pena mencionar  además un aspecto. La honestidad es un principio ético, un valor que ayuda a crear una sociedad más íntegra y saludable. No obstante, esa dimensión que todos creemos tener no siempre se aplica de manera real y respetuosa. Muchas veces caemos en mentiras complacientes, aquellas que camuflan verdades y sentimientos.
En todos los momentos no podemos decir lo que pensamos, en este sentido,ciertos filtros son frecuentemente recomendados. No obstante estar más o menos maquillados, la sinceridad es un pilar muy importante de respeto para con los demás y para con nosotros mismos.

Valeria Sabater


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           El fluido cósmico universal



Uno de los grandes misterios que la ciencia humana procura esclarecer es el de la existencia de una materia básica universal, capaz de servir de punto de partida para el origen de los elementos físicos conocidos.

En el siglo XIX, cuando comenzaron las manifestaciones de los Espíritus, estos revelaron una teoría donde explicaban de manera racional el origen de las cosas materiales y espirituales.
Según ellos nos transmitieron, el fluido universal es la materia básica fundamental de todo el Universo material y espiritual.

El Fluido Cósmico Universal, aunque desde cierto punto de vista, podría ser clasificado como elemento material se distingue de este por propiedades especiales.

Está colocado entre el Espíritu y la materia; es fluido, y susceptible, por sus innumerables combinaciones con la materia y bajo la acción del Espíritu, de producir la infinita variedad de las cosas.

Está sometido a las leyes inmutables que rigen el mundo. Gravedad, cohesión,afinidad, atracción, y magnetismo entre otras.

Las fuerzas que dirigen las metamorfosis de la materia producen movimientos vibratorios y ondulantes, denominados energía, que se expresa bajo forma radiante, luminosa, calorífica, sonora o electromagnética.

Si comúnmente los fluidos son sustancias en estado líquido o gaseoso, el espiritismo revela que existe materia en estados aún más etéreos y sutiles. Tales energías tienen su origen en el fluido universal.

Este es altamente influenciable por el pensamiento (que es una forma de energía), pudiéndose modificar y asumir formas y propiedades particulares.

“Sabemos que el fluido universal, o fluido cósmico  representa el estado más simple de la materia; su sutileza es tal que escapa a todo análisis. Y, no obstante, de ese fluido proceden, mediante condensaciones graduales, todos los cuerpos sólidos y pesados que constituyen la base de la materia terrestre.” ("En lo Invisible", León Denis ).

Los Espíritus nos dicen que este fluido cósmico o "plasma divino" es de esencia electromagnética, y llena todos los espacios, no existiendo el vacío en el universo. Por medio de él viajan las ondas del pensamiento, de la misma manera que las ondas sonoras se proyectan en la capa atmosférica.

Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, por tanto, todo aquello que forma parte del universo es fruto de Dios.

La acción del Pensamiento Divino sobre el fluido universal dio origen a las nebulosas, a los sistemas estelares, a los planetas y a los astros. Es en esa materia fluídica donde el Creador materializa el plano existencial.

Para una mejor comprensión, se puede decir que ese principio elemental tiene dos estados distintos: el de la imponderabilidad o de eterización (estado normal primitivo), y el de la ponderabilidad o de materialización.

Lógicamente que entre estos dos estados existen muchísimas formas intermedias de transformación del fluido en materia tangible.

Al primer estado pertenecen los fenómenos del mundo invisible y al segundo los del mundo visible.

Como se encuentran en permanente contacto ambos mundos, se producen continuos fenómenos, aunque solo, podamos percibir los fenómenos psíquicos que pertenecen a la vida corporal cuando nos encontramos encarnados.

Los del dominio espiritual escapan a los sentidos materiales y sólo pueden ser percibidos en el estado de Espíritu.
Por lo tanto, el Fluido cósmico universal asume dos estados:

-Un estado material en el que el fluido mediante la manipulación de los espíritus se transforma en materia con la que se crean los planetas .

-Y un estado inmaterial o de eterización donde se encuentran el fluido de forma primitiva y que mediante la manipulación de los espíritus, el fluido cósmico universal sufre más transformaciones que en el estado tangible.

A este estado pertenece el mundo invisible (espiritual) y los fenómenos espirituales. Para los espíritus, este fluido es tangible, palpable y pueden realizar elaboraciones con él, al igual que los seres encarnados con sus materiales pero con procesos diferentes.

Fluido vital

Los Espíritus afirman que una de las modificaciones más importantes del fluido universal es el fluido vital. El movimiento continuo de los órganos da lugar a la producción de fluido vital.

Según nos dicen los Espíritus, la vida es el resultado de la acción de un agente sobre la materia. Ese agente es el fluido vital. Es el que da vida a todos los seres que lo absorben y asimilan.

La materia inorgánica se genera solamente de materia y la materia orgánica es creada de materia y fluido vital.

A este estado pertenece el mundo visible (físico), y los fenómenos materiales .

Cuando los seres orgánicos pierden la vitalidad, por causa de la muerte, la materia se descompone formando nuevos cuerpos y el fluido vital vuelve a la masa, al todo universal, para formar nuevas combinaciones en el Universo.

Cada ser tiene una cantidad de fluido vital, de acuerdo con sus necesidades, las variaciones dependen de una serie de factores. Allan Kardec nos instruye sobre el asunto en "El Libro de los Espíritus", pregunta 70:

"La cantidad de fluido vital no es la misma en todos los seres orgánicos; varía según las especies y no es constante en el mismo individuo, ni entre todos los individuos de una misma especie. Hay los que están, por así decir, saturados de fluido vital, mientras tanto, otros poseen apenas la cantidad suficiente. Es por esta razón que unos son más activos, más enérgicos que otros."
El hombre puede mantener el equilibrio de su salud a través de la alimentación, de la respiración del aire no contaminado y, por encima de eso, manteniendo una conducta mental sana.
El principio vital es la ley que rige la existencia del fluido vital.


Fluidos espirituales

Tanto el fluido vital como los fluidos espirituales, provienen del fluido universal (es decir, son modificaciones de este).

Los fluidos son el vehículo del pensamiento de los Espíritus, tanto encarnados como desencarnados.
Todos están sumergidos en el fluido cósmico universal, que es la sustancia básica de la Creación.
Los fluidos espirituales están impregnados de los pensamientos de los Espíritus, y, por lo tanto, varían de calidad hasta lo infinito. Según el desarrollo moral de estos.

La acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales tiene consecuencias de una importancia directa y capital para los encarnados. Desde el instante que esos fluidos son el vehículo del pensamiento, que el pensamiento puede modificar sus propiedades, es evidente que deben estar impregnados de cualidades buenas o malas de los pensamientos que los ponen en vibración, modificados por la pureza o por la impureza de los sentimientos.

La atmósfera fluídica está formada por la calidad de los pensamientos en ella predominantes.

Cuerpo fluídico

El periespíritu o cuerpo fluídico de los Espíritus, es uno de los más importantes productos del fluido cósmico; es una condensación de ese fluido en torno a un foco de inteligencia (el alma). En el periespíritu, la transformación molecular se opera de manera diferente, a la del organismo físico, por cuanto el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. Pero ambos son materia, aunque en dos estados diferentes.

Creo que por el momento nos basta con comprender cada uno de estos términos que, a modo de glosario he intentado definir de la forma más sencilla posible, puede que en un futuro sigamos avanzando para tratar de dar a entender lo que es la fluidoterapia.

Mientras tanto, recordemos que somos energía, que nuestro pensamiento es creador e intentemos que este sea lo más elevado posible, limpiándolo de orgullo y egoísmo. Intentemos cada día ser la mejor versión de nosotros mismos, para que no nos desviemos del camino del bien que es aquel que nos conducirá hasta Dios nuestro Padre que tanto nos ama.

Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"


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Comportamiento ideal ante la pérdida de seres queridos

      La primera idea que ante esta cuestión que debiéramos grabar en nuestra mente con mayúsculas, con el fin de actuar correctamente, es : ¡ SERENIDAD!
          La separación de un ser querido siempre es humanamente dolorosa aunque se sepa que no es para siempre, pero debemos considerar que en los planos y mundos del Mas Allá no existe el sentido del tiempo que aquí tenemos con los días, las horas, los días , las noches y las fechas del calendario, para los que  se han ido al plano espiritual solo hay un  estado de tiempo presente, eterno  y permanente, por lo que  lo que lo que para nosotros es una separación tal vez muy larga o de muchos años, allí es apenas un instante fugaz, o sea que la ausencia es también fugaz y el reencuentro con nosotros siempre les será un acontecimiento feliz. Esto lo podemos comparar al estado del alma durante el sueño que cada noche experimentamos, y en el que al entrar la mente en ondas alfa al inicio del sueño, perdemos el sentido del tiempo; tanto es así que a una persona que haya dormido una hora, se le puede despertar y engañarla muy fácilmente haciéndole creer que ha dormido  más horas.

            Es normal que ante la pérdida de un Ser querido sintamos aflicción, porque es un sentimiento muy humano. Pero esto muchas veces en realidad esta aflicción encubre un acto de egoísmo por nuestra parte, porque preferimos retenerlo a nuestro lado aunque sea sufriendo, antes de dejarlo partir libre hacia un estado mucho mejor que el que tenía en la Tierra; pero claro está: eso del mundo mejor para la mayoría es algo subjetivo y dudoso, tal vez una cuestión de fe abstracta, religiosa o simbólica. Sin embargo nosotros los espiritistas, podemos estar convencidos y seguros y podemos afirmar, aunque sea ante la presencia del cadáver, que ¡ ellos viven! y posiblemente en esa situación que atraviesan, recién desencarnados, ellos no se han ido todavía a ninguna parte, por lo que nos pueden ver y escuchar, aunque nosotros a ellos no. 


             Es lógico que situando el alma en esos lugares tan abstractos e inaccesibles que las religiones nos han pintado, muchas personas sientan el vértigo de la nada tras la muerte de las personas, o que sintamos una barrera abismal y una distancia vertiginosa entre los que se fueron y los que quedamos.

           Siendo coherentes con el conocimiento de que ellos viven, sería absurdo dejarnos llevar por el llanto y el dolor de la pérdida, por lo que esa "Serenidad y calma" de la que hablaba al principio, deben de envolver nuestras mentes, sabiendo con toda certeza, que pronto, antes o después, nos reuniremos de nuevo con ellos, bien porque nos vayamos con ellos tras el fenómeno de la muerte, o bien porque sean ellos los que regresen entre nosotros por el fenómeno de la reencarnación.
            
              La oración por los que se han ido, sentida y realizada con Amor y buenos deseos hacia ellos, que salga del corazón más que de la boca, es una vibración psíquica y espiritual, que les causa una ayuda y una fuerza de carácter moral que les puede ser de gran utilidad al facilitarles el tránsito desde un plano al otro, pues por esta clase de oración ellos se sienten más seguros, más lúcidos y más felices.
     Sería conveniente y hasta necesario el que la gente supiese con mayor certeza, el hecho real de que sus muertos viven y se mantienen cerca de nosotros, aunque no los veamos o no siempre los sintamos, y que aun sin la materia carnal, siguen pensando , sintiendo y amando como cuando estaban aquí entre nosotros.
-Jose Luis Martín-
           

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 LIBERTAD Y  LEY NATURAL
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El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948, establece que​: “Todos tienen derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye la libertad de mantener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio y sin importar las fronteras”.

Relación con otros derechos: El derecho a la libertad de expresión está estrechamente relacionado con otros 










derechos y puede estar limitado cuando entra en conflicto con otros derechos.​
Escogemos este mes un tema que sin duda es de destacada actualidad, dada la constante problemática social que en nuestros días se produce cono motivo de diferentes circunstancias que enfrentan a unos colectivos contra otros colectivos de ciudadanos. Cuestión delicada de analizar, pues siempre puede resultar difícil a quién dar la razón. Necesitamos, pues, recurrir a la LEY NATURAL, aquella que está fuera del tiempo y que no se atiene a ningún tipo de privilegio y que es incapaz de inclinar su balanza a favor de quien tenga una posición social más fuerte, más cercanía al poder, o pueda verse favorecida por cualquier tipo de favor hacia aquellos que ostentan el poder o la capacidad de decidir posicionarse a uno u otro lado de la balanza para impartir justicia.
Como sabemos, todas las leyes de los hombres están sujetas al tiempo y al grado de civilización alcanzado; no son perfectas, así como los hombres que las promulgan tampoco lo son; son si acaso un acercamiento a la ley natural que, con el avance de las sociedades y principalmente debido a la aparición en escena de hombres buenos y sabios, hacen que la legislación se vaya perfeccionando, propiciando el cambio para mejor de la sociedad en unos pocos años, lo que no se pudo conseguir quizás en décadas. Pero sabido es que a lo largo de los siglos se establecieron muchas leyes completamente injustas que, sin embargo, se vieron en su momento aprobadas o bien vistas por una mayoría social; quizá por eso se pudieron mantener durante un tiempo, como por ejemplo, y sin ir muy lejos hacia el pasado, la ley que permitía la esclavitud, el comercio de seres humanos que provocó tanto dolor y tantas tragedias. Y así, muchas leyes se establecen para favorecer a unos pocos en perjuicio de una mayoría que en general son las clases más débiles.
Así pues, veamos lo que nos dicen los espíritus acerca de la libertad en general, ya que el libro de los espíritus en su apartado de las leyes morales no hace mención explícita a la libertad de expresión, ya que es un término relativamente moderno en cuanto a su incidencia en nuestra sociedad, pero sí que traza unas líneas maestras de las que podemos extraer consecuencias muy claras y precisas.
Libro de los espíritus, pregunta 825: ¿Hay posiciones en el mundo en las que el hombre pueda jactarse de disfrutar de libertad absoluta? –No, porque todos necesitáis los unos de los otros, así los humildes como los poderosos.
Pregunta 826: ¿En qué condición podría el hombre gozar de absoluta libertad? –El eremita en un desierto. Tan pronto como haya dos hombres juntos, tendrán derechos ajenos que respetar y, por tanto, ya no gozarán de libertad absoluta.
Por tanto, de esta forma tan sencilla aparece el término respeto, que es lo que a veces se nos olvida poner en práctica; pensamos sólo en nuestros intereses, no calculamos el daño que podemos hacer al manifestarnos de manera totalmente “libre” y sin reparar en sus consecuencias y en el perjuicio que podemos ocasionar a otros en virtud de dicha libertad de expresión, tan cacareada últimamente. Este es el fallo que se produce y que genera por contrapartida nuevos problemas y enfrentamientos.
Nuestra libertad primera y última termina donde comienza la de los demás. Esto no es una simple frase, es la clave para no atentar y faltar al respeto a nuestros hermanos de sociedad, y es lo que no se tiene en cuenta. Precisamente, en la declaración de los derechas humanos se contempla esta posibilidad, y por dicha razón se pone un tope o una limitación en cuanto a la manera en que se debe ejercer la libertad de expresión. Sin embargo, en la práctica es muy difícil de controlar. Si cada uno de nosotros se tomara la justicia por su mano, este mundo nuestro sería ingobernable y se cometerían infinidad de injusticias y errores difícilmente reparables en un futuro.
La libertad de expresión debe ejercerse teniendo siempre en cuenta el respeto hacia los otros, y en ello va implícita su intimidad, su privacidad, su dignidad y todos los valores que nos deben proteger por encima de los individualismos y los intereses particulares.
     Con el pretexto de la libertad de expresión no se debe faltar el respeto a las ideas, creencias o formas de entender la vida que no concuerden con las nuestras; siempre por encima de todo deben prevalecer la aceptación del diferente, la tolerancia, la moderación y la prudencia. Cuánto daño están haciendo las nuevas tecnologías, internet y los medios de comunicación difundiendo todo tipo de noticias, vídeos, fotografías, muchas veces falsas o cuanto menos falseando la verdad, lanzando a la luz pública en todo el mundo de manera instantánea contenidos que pueden perjudicar y perturbar la vida de una persona y marcarla para siempre. A menos que esta persona sea lo suficientemente fuerte y tenga una educación, preparación o pueda recibir la ayuda necesaria para retomar su vida después de haberse visto afectada, sin su permiso ni consentimiento, por una serie de difamaciones que por otra parte no son del interés de nadie, salvo de aquellos que por intereses económicos u otro tipo de motivos espurios den publicidad a hechos que, cuando menos, se deben reservar par la intimidad de la persona.
No estamos educados para el momento que estamos viviendo. Las leyes hacen lo que pueden, y las personas que deben velar para el cumplimiento de las mismas, digamos también que hacen lo que pueden para no profundizar más en el tema, pero es completamente insuficiente. Lo primordial es la educación en valores, de los cuales carecemos, y no aspiramos una gran mayoría social a tenerlos y sobre todo a preservarlos. Nos gusta tomarnos la libertad para todo, exigimos el derecho a todo, ¿pero qué decir de la responsabilidad?, ¿nos hacemos luego responsables de los daños que podamos cometer? Libertad y responsabilidad van unidos de la mano, la misma libertad que ejerzo para manifestarme y obrar libremente, exige de mi al menos la responsabilidad del mal que pueda cometer.
Por tanto, necesitamos ser conscientes de todo lo que conlleva el ejercicio de la libertad. Si cortamos una carretera para ejercer nuestros derechos, los que sean, impedimos que cientos, miles de personas puedan desempeñar su trabajo al que también tienen derecho; por consiguiente, estamos produciendo un mal, un trastorno que tiene una repercusión y causa diferentes tipos de daños y perjuicios a otros, ¿Es esto compatible? ¿O estoy actuando de modo egoísta y sin pensar en dichos perjuicios? ¿Quién paga los platos rotos?
Nos falta comprender que no estamos solos en la sociedad. No somos ermitaños; ellos no tienen a quien perjudicar, a quien respetar, han elegido ese modo de vida; pero los que vivimos en sociedad debemos ser conscientes y responsables y debemos hallar el camino que nos permita luchar por nuestros ideales, creencias, lo que sea para defenderlos y luchar por ellos; entonces demostraremos la razón que nos asiste, nos podremos ganar el respeto y la aprobación de todos, demostraremos madurez, experiencia, cordura y seguro que hallaremos el modo de ser escuchados y tenidos en cuenta.
     Pero si tomamos el camino del medio, como solemos decir, encontraremos rechazo, violencia, desagrado, incomprensión y mucha resistencia, lo contrario de lo que queremos. En los tiempos que vivimos no se pueden conseguir muchos logros por la fuerza; ese modo de actuar pertenece al pasado.
     Estamos muy centrados en la creencia de que las leyes sociales, las leyes establecidas, son capaces de resolver los problemas que más nos acucian y que saltan día a día a la actualidad de la calle, y sin embargo vemos que no es así: hecha la ley, hecha la trampa, máxime cuando las condiciones sociales no acompañan sino que, por el contrario, no son entendidas ni compartidas por una mayoría social que se ve privada de muchos recursos mientras otros disfrutan de diferentes privilegios.
  Hemos de girar la vista, debemos encontrar solución a los problemas que nos acucian y que generan tanta distorsión y sufrimiento, y eso es solo posible conectando con lo que somos realmente,  espíritus en un mundo que no es precisamente el paraíso; es un mundo y una vida en la que estamos para adquirir experiencia, sabiduría, aprender la lecciones que la vida nos presenta paulatinamente y elevarnos por encima de lo material y lo superfluo. En este sentido, aprender a vivir en sociedad respetando al prójimo es una forma de adelantar muy rápido.
   Girar la vista es empezar por el principio, escuchar nuestra conciencia, ahí está escrita la Ley de Dios; estamos perfectamente capacitados para distinguir el bien del mal. La ley se puede resumir de ese modo tan sencillo y ponerlo en práctica. Por más que queramos, se puede decir que las leyes sociales son una especie de envoltorio que se da a la Ley Natural, que es la que debemos seguir. Queremos interpretar las leyes de Dios y les damos una y otra vuelta, una y otra interpretación, cuando en muchas ocasiones bastaría escuchar la voz de la conciencia, ponernos en el lugar de los demás y no hacer para ellos lo que no nos gustaría que nos hiciesen.
   Practicar la caridad, desempolvar ese baúl que todos escondemos y en cuyo interior hay infinidad de amor, de fraternidad y de ternura y cariño hacia todo, pero que lo guardamos solo para nosotros, pensando que se puede gastar. El Maestro nos dijo: ¿de qué nos vale ganar el mundo si perdemos el alma en ello?, y eso nos está afectando demasiado para nuestro progreso y elevación espiritual, que es el objeto de la vida. Hacernos fuertes, desarrollar el carácter y sacar a la luz los valores de los que somos herederos, el amor y la sabiduría por excelencia.
   Así que, o volvemos al sendero del conocimiento espiritual, haciendo de las leyes universales nuestro cuaderno de bitácora, o estamos destinados al fracaso en cuanto a conseguir los logros por los que hemos encarnado, por muy bien que nos vaya, material y socialmente hablando.Bajo la luz del espiritismo somos de libre albedrío; si no fuera así, seriamos máquinas sin voluntad de maniobra, pero la libertad también conlleva responsabilidad, y tenemos suficiente racionalidad para distinguir el bien del mal; es lo que nos diferencia del reino animal, que sólo se rige por sus instintos. De ahí que a la hora de aplicar nuestros derechos sepamos también cuáles son las obligaciones que tenemos para con nuestros congéneres; es el camino para no crear más conflictos de los que ya tenemos y para sembrar un mañana más venturoso y feliz.                                                                                                  Ahora cosechamos inevitablemente los frutos que sembramos. Nuestra vida actual está condicionada en parte por ese pasado que ahora se nos presenta, pero hemos de aprender la lección y tenemos la oportunidad de, respetando al prójimo y deseándole lo mismo que a nosotros, adelantar un peldaño más en este empinado camino de la evolución.
Ley humana o ley de Dios, cada uno de nosotros tiene la libertad de decisión; lo que más nos conviene sin duda es someternos, por comprensión y razonamiento, a la ley de Dios, que solo nos propiciará parabienes. En muchísimas ocasiones las leyes de los hombres, pese a su envoltorio de legalidad, no tienen nada de ética ni de moralidad espiritual; después sufriremos sus consecuencias y recogeremos el fruto que nos corresponda, dulce o amargo, según el grado de comprensión que tengamos entre el bien y el mal.
Libertad y ley natural por:  Fermín Hernández
© Amor, Paz y Caridad

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