DESPERTAR ESPIRITUAL
A veces ese letargo se rompe de forma abrupta, insospechada, llamando nuestra atención desde lo profundo de nuestro ser, como si un despertador sordo vibrara en nuestra conciencia avisándonos
de algo inconcreto, pero perentorio, urgente, llevándonos a reflexionar sobre la impermanencia de la vida, su transitoriedad y su anhelada eternidad, porque no sabemos todavía concretar su dolorosa
fragilidad y su fortaleza, su punzante ironía y su belleza.
Puede ocurrir tras la muerte de un familiar, una separación dolorosa, una profunda depresión o una grave enfermedad, pero los casos más sugestivos, interesantes y difíciles de rebatir son los conocidos
como experiencias cercanas a la muerte (ECM). En el libro de Raymond Moody Vida después de la vida (Life after life) se describieron múltiples casos de ECM que provocaron un gran interés en todos los medios, un asunto que, hasta entonces, había permanecido en el terreno de la intimidad de los pacientes y prácticamente ignorado.
Se ha hablado y se ha debatido mucho desde la publicación de ese libro (1975) sobre estas experiencias, y otros muchos científicos(2) se han unido en la búsqueda para encontrar una respuesta
sólida a la cuestión de la supervivencia de la conciencia durante el tiempo que el cerebro no presenta actividad, produciendo la muerte clínica en esos pacientes.
La tesis materialista que sostiene que la conciencia es un epifenómeno del cerebro no encaja con estos múltiples testimonios, tan numerosos y con tantos puntos en común que no pueden dejarse
de lado simplemente porque molestan.
La pregunta inicial no sería ya ¿cuál es la base biológica de la conciencia? Sino ¿Tiene la conciencia realmente una base biológica? (3)
Estas experiencias nos hacen pensar en ese momento en que nuestra vida llegará al final, inevitablemente, y si reflexionamos sobre esto es lógico deducir la pregunta clave que todos nos hacemos en un momento u otro: ¿para qué vivimos?
O dicho de otra forma
¿Qué finalidad tiene vivir?
Uno de los efectos más llamativos que producen las ECM es un cambio radical en el significado que las personas que la experimentan conceden a la vida, en algunos de los pacientes su idea de vivir
alcanza connotaciones espirituales tras la experiencia y su concepto de la muerte se transforma así como ellos al mismo tiempo. En el estudio AWARE (4) un porcentaje elevado de las personas que tuvieron ECM sentían una profunda decepción por haber regresado a la vida, añoran la sensación de paz y plenitud que han sentido durante ese breve lapso de tiempo. Muchos de ellos, al despertar,
ya no se reconocen como las mismas personas y se producen cambios profundos en sus vidas: divorcios, cambios de trabajo, de residencia, etc.
Tenemos aquí un ejemplo claro que nos demuestra de qué forma nuestra cosmovisión del propósito de la vida afecta a cómo la vivimos, a nuestras metas y objetivos, a lo que le concedemos valor y a lo que no se lo damos.
Ahora bien, si este shock espiritual provoca tales cambios en personas que antes no creían en la supervivencia de la conciencia tras la muerte¿cómo debería ser el comportamiento de los que ya creemos en la vida tras la muerte?
Experiencias cercanas a la muerte
Un despertar espiritual
Jesús Valle
En general la Humanidad vive en estado de sueño, en letargo, y por eso mismo
padece de la enfermedad más dominante, que es la ignorancia de sí, del destino
de cada uno, del significado de la existencia. (1)
Actualidad Espiritista
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¡Bendiga y siga!
No basta recelar la violencia. Es preciso hacer algo por erradicarla.
Indudablemente las medidas de represión, mantenidas por los dispositivos legales del mundo, son recursos que la limitan, mientras tanto nosotros todos, – los espíritus encarnados y desencarnados – con vínculos en la Tierra, podemos colaborar en la solución del problema.
Compadezcámonos de los hermanos envueltos en las sombras de la delincuencia, con el fin de que se nos inclinen los sentimientos hacia la indulgencia y la comprensión.
Tanto como pudieres, no participes de rumores o apreciaciones precipitadas en torno de situaciones o de personas.
Guarda silencio ante cualquier palabra agresiva que te fuera dirigida, donde estés, y sigue adelante buscando el camino de tus obligaciones.
No eleves el tono de voz demostrando superioridad frente a los demás.
No te entregues a manifestaciones de amargura y rebeldía, aun cuando sientas, por dentro de tu alma, el gusto amargo de esta o aquella desilusión.
Respeta la necesidad ajena y no provoques a los hermanos ignorantes o infelices, con la exhibición de las disponibilidades que los Designios Divinos te confiaron, para determinadas aplicaciones loables y justas.
En vez de criticar, procura el lado mejor de las personas y de los hechos, para que construyas el bien, donde estés.
Auxilia para la elevación, bendiciendo siempre.
Recuerda: la mecha inflamada es capaz de generar incendios calamitosos y, a veces, un gesto infeliz de nuestra parte puede suscitar, en los demás, las peores reacciones de vandalismo y destrucción.
Por el Espíritu Emmanuel
Médium Francisco Cándido Xavier
Extraído del libro “Atención”
Traducido por Alipio González Hernández
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INCONVENIENTES Y PELIGROS DE LA MEDIUMNIDAD
¿La facultad medianímica es indicio de un estado patológico cualquiera o simplemente anómalo?“
Anómalo algunas veces,pero no patológico; hay médiumsde una salud robusta; los que están enfermos, lo están por otras causas”.
¿El ejercicio de la facultad medianímica puede ocasionar la fatiga?
“El ejercicio demasiado prolongado de cualquier facultad causa fatiga; la mediumnidad está
en el mismo caso, principalmente la que se aplica a los efectos físicos;ocasiona necesariamente un
gasto de fluido que atrae la fatiga y se repara con el descanso”.
¿El ejercicio de la mediumnidad puede tener inconvenientes para sí mismo desde el punto de vista higiénico, abstracción hecha del abuso?
“Hay casos en que es prudente y aun necesario el
abstenerse de ese ejercicio o al menos moderarlo; eso depende del estado físico y moral del médium. Por otra parte, el médium lo conoce generalmente, y cuando se fatiga, debe abstenerse”.
¿Hay personas para las cuales este ejercicio tiene más inconvenientes que para otras?
“He dicho que esto depende del estado físico y moral del médium. Hay personas que deben evitar toda causa de sobreexcitación, y ésta es una de ellas”
.¿La mediumnidad podría producir la locura?
“Menos que cualquier otra cosa, cuando no hay predisposición por la debilidad del cerebro. La mediumnidad no producirá la locura cuando el principio no existe; pero si el principio existe, lo que es fácil de reconocer en el estado moral,el buen sentido dice que es menester usar de miramientos bajo todos los aspectos, porque toda causa de conmoción puede ser dañosa”.
¿Hay inconveniente en desarrollar la mediumnidad en los niños?
“Ciertamente, y sostengo que es muy peligroso; porqueestas organizaciones tiernasy delicadas se conmoverían demasiado y su joven imaginación se sobreexcitaría;por lo mismo, los padres discretos les alejarán de estas ideas o al menos no les hablarán sino desde el punto de vista de las consecuencia físicos, ya para las morales”.
¿Sin embargo, en los niños que son médiums naturalmente, ya sea para los efectos físicos. la escritura y las visiones, tiene el mismo inconveniente?
“No; cuando la facultad es espontánea en un niño, es que está en su naturaleza y que su constitución se presta a ella; eso no es lo mismo que cuando es provocado y sobreexcitado".
"Observad que el niño que tiene visiones, se impresiona generalmente poco por ellas; le parece una cosa muy natural, en la cual no se fija sinoo debilmente y a menudo olvida; más tarde el hecho se le representa en la memoria y sd lo explica facilmente si conoce el Espiritismo".
¿Cuál es la edad en la cual se puede, sin inconveniente, ocuparse de la mediumnidad?
“No hay edad precisa, eso depende enteramente del desarrollo físico y aún más del moral; hay niños de doce años que se afectarán menos que ciertas personas adultas. Hablo de la mediumnmidad en general, pero la que se aplica a los efectos físicos, fatiga más corporalmente; la escritura tiene otro inconveniente que se refiere a la inexperiencia del niño, en el caso de que quisiera ocuparse a solas y hacer de ello un juego."
Cap. XVIII
Inconvenientes y peligros
de la mediumnidad
Actualidad Espiritista
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La práctica del Espiritismo pide mucho tacto para librarse de las astucias de los espíritus mentirosos; si los hombres son sus juguetes, la infancia lo es aún mucho más.
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
Allan Kardec
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Aprendiendo a perdonar
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres susofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mateo, 6:14-16 – El Evangelio según el Espiritismo, Capítulo X, ítem 2)
Nuestro concepto de perdón puede facilitar o limitar nuestra capacidad de perdonar. Por nuestras creencias negativas, suponemos que perdonar es ser “apático” ante los errores de los demás o aceptar pasivamente lo que hagan, pues pensamos que perdonamos cuando aceptamos agresiones, abusos, manipulaciones y falta de respeto a nuestros derechos y límites personales, como si nada pasara.
Perdonar no es apoyar comportamientos que nos causen dolores físicos o morales, no es fingir que todo está bien cuando sabemos que nuestro entorno está en total ruina. Perdonar no es “asentir” a las conductas inadecuadas de parientes y amigos, sino tenerles compasión, es decir, mayor entendimiento a través del amor incondicional. Por tanto, es un “modo de vivir”.
Muchas veces, el ser humano confunde la “actitud de perdonar” con la negación de los propios sentimientos, emociones, anhelos. Reprime las penas y usa supuestamente el “perdón” como excusa para escapar a la realidad que podría alterar toda una vida de relacionamiento, si fuera asumida.
Una de las herramientas básicas para alcanzar el perdón real es mantenernos a cierta “distancia psíquica” de la persona-problema, o de las discusiones y diálogos mentales que son constantes en nuestro psiquismo porque estamos involucrados en esa confusión neurótica.
Cuando nos desapegamos mentalmente, pasamos a usar los poderes de nuestro pensamiento de modo constructivo, evitamos las frases “debí haberle dicho”, “debí haber actuado…”, y eliminamos de nuestra producción imaginativa los hechos infelices y destructivos que nos pasaron.
En muchas oportunidades, elaboramos interpretaciones exageradas de susceptibilidades y damos paso a impulsos raros y desequilibrados que nos causan sobrecargas en nuestra energía mental y agotan nuestro cerebro. El agotamiento íntimo es profundo.
La calidad del pensamiento determina la “ideación” constructiva o negativa, pues somos arquitectos de verdaderos “cuadros mentales” que circulan sistemáticamente en nuestra propia órbita áurica”. Por el poder extraordinario que tenemos de “generar imágenes”, podemos atarnos a nuestras propias creaciones y quedarnos presos en “monoideas”. Ansiamos tanto olvidarlo, pero somos forzados a recordarlo repetidas veces, a causa del fenómeno “producción-consecuencia”.
Desprenderse o desconectarse no es un proceso que nos vuelve insensibles o fríos como criaturas totalmente inaccesibles a las ofensas y críticas, o que viven siempre en una atmósfera en la que “nadie nos pueda atingir o lastimar”. Desprenderse significa dejar de alimentarnos con las emociones de los demás, desvincularnos mentalmente de relaciones enfermizas, de hipnosis magnéticas, de alucinaciones íntimas, de represalias, de cualquier tipo de desquite, de problemas que no podemos solucionar ahora.
Tal comprensión nos conducirá a comenzar a entender la “dinámica del perdón”.
Una de las técnicas más eficientes para perdonar es retomar el contacto vital con nosotros mismos, desligándonos de cualquier “intromisión mental” y luego buscar una empatía real con las personas.
De víctimas de fuerzas externas a nuestro control, nos transformamos en personas que crean su propia realidad de vida, no fundamentadas en las críticas y ofensas del mundo, sino en su percepción de la verdad y en la voluntad propia.
Cuando creemos que cVivir guardando cierta “distancia psicológica” de las personas y cosas problemáticas, ya sea entre seres queridos difíciles, ya sea entre compañeros complicados, no significa que ya no nos importan, o que no los amamos o perdonamos, sino que viviremos sin volvernos locos por buscar comprenderlos, sufrir, soportarlos y admitir.ada ser human es capaz de solucionar sus dramas y es responsable por los hechos de su vida, aceptamos “distanciarnos” con más facilidad, permitimos que se comporte según su voluntad y nos damos la misma libertad.nte llena de ideas inconexas dificulta el perdón y sólo si nos desvinculamos de la agresión y de la falta de respeto podemos sintonizar nuestro pensamiento con la claridad y la nitidez, en un proceso llamado “renovación de la atmósfera mental”.
Es imprescindible que “nos separemos” emocionalmente de los acontecimientos y de criaturas desequilibradas mediante la oración para rescatar la armonía de nuestro “halo mental”. Es un método eficaz que nos restaura los sentimientos de paz y serenidad, y nos facilita la armonización interior.
Además, la emancipación nos estimula al perdón con más facilidad, en razón del grado de liberación mental que nos impulsa a vivir sintonizados con nuestra propia vida y con la afirmación plena y positiva que “todo se acomodará si mi mente está serena”.Comprendemos que, cuando promovamos la “desvinculación psicológica”, seremos más disponibles y capaces de percibir el proceso que oculta los comportamientos agresivos, lo que evitará que reaccionemos como lo hacíamos antes, y hará que miremos “cómo construimos” nuestro modo de relacionarnos con los demás.
Cuando nos soltemos vibracionalmente de tales contextos complejos, cuando nos desatemos de esos fluidos que nos sujetan a esas crisis y conflictos existenciales, tendremos la oportunidad de vislumbrar nuevas formas para solucionar dificultades, con una visión más generalizada, y de encontrar cada vez más instrumentos adecuados al desarrollo de la noble tarea de comprendernos y de comprender a los demás.
Del libro: Renovando Actitudes
Por el Espíritu Hammed
Psicografía de Francico do Espírito Santo Neto
Editorial Boa Nova, 14ª edición, São Paulo, 1997, páginas 35 a 38
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