viernes, 28 de agosto de 2015

Rey de Reyes

        

  ¿ EN QUE PUNTOS BÁSICOS SE                 FUNDAMENTA EL ESPIRITISMO ?

1.- Existencia de Dios.
2.- Inmortalidad del alma.
3.- Comunicación con los espíritus.
4.- Pluralidad de mundos habitados.
5.- Reencarnación.
6.- Ley de causa y efecto.
7.- Fe razonada.
8.- Evolución del espíritu.
9.- Moral de Jesús: Luz y Paz.
Toda persona que crea en todos estos fundamentos básicos es espírita. 

Mª Ángeles Calatayud      

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                                            Rey de reyes

El mundo está naturalmente fraccionado en diversos continentes, en donde a su vez el ser humano ha creado fronteras políticas y diferenciadoras de unos pueblos con sus particulares lenguas, tradiciones y costumbres, con respecto de otros que no coinciden en todo esto y a los que ven como extraños, manteniendo a veces relaciones siempre por algún interés mutuo y no exentas de recelo.
Cada uno de estos pueblos o países son dirigidos por gobernantes, presidentes y reyes. Unos fueron elegidos por sufragio popular; otros se han autoproclamado jefes supremos en un gobierno dictatorial.
En otro orden de cosas, y no nos referimos a sujetos con poder político, el título de rey se le da figuradamente a personas que por haber demostrado ser los mejores o mas destacados en determinada actividad o arte, han sido merecedores de un reconocimiento y un prestigio popular que así los reconoce y aclama como reyes.
Tanto en los reinados o supremos poderes en naciones, como en los reinados de merecimiento como ases populares, en todos los casos estos reinados siempre son efímeros y a veces no duran ni lo que dura una existencia humana. En el mejor de los casos se les recuerda tras su desaparición por cierto tiempo y luego finalmente van cayendo en el olvido bajo el paso implacable del tiempo.
Sin embargo hay una clase de reinado que no se disipa con el tiempo, y este no es otro que el reinado moral.
Este reinado transciende al tiempo y a la muerte y es el que verdaderamente hace superior a un ser con respecto a otros.
Grandes personajes han tenido una destacada misión moral a lo largo de la historia humana en diversos momentos y lugares, pero sin duda, el que mayor huella ha dejado como Rey supremo ha sido Jesús de Nazaret, el Espíritu Crístico que quiso hacerse hombre para dejar una huella moral imborrable y una simiente que al paso de los siglos ya ha comenzado a germinar y a dar sus primeros frutos.
Las religiones cristinas han contribuido a ello , pero el avance del Espiritismo , arrojando luz sobre las sombras doctrinarias y lagunas que en las religiones cristianas quedaron, ha de moldear la conciencia de la humanidad de modo progresivo y global, de modo que un día todos los seres humanos dentro del respeto por las diferencias con los de otros pueblos y lugares, nos veremos hermanados de modo que sintamos a la Tierra como a un solo país y la humanidad entera como a sus ciudadanos, tal como dejó escrito Bahá Ullá, el Profeta persa que coincidiendo en el tiempo con los días de Allan Kardec, en un país netamente musulmán dejó las bases de otra nueva religión no cristiana , con tintes rituales de influencia islámica, pero de gran religiosidad y sentido de lo moral y lo fraternal.

Bajo la tutela de Cristo, el más perfecto de los seres humanos que ha encarnado en este mundo, y puesto como modelo de máxima perfección a que podemos aspirar los seres humanos por los Espíritus que colaboraron con Kardec en la Codificación,( ante la pregunta correspondiente de Kardec, contestaron que era precisamente Jesús de Nazaret, no dijeron Krisna, ni Buda ni otros). Jesús es sin duda Rey de reyes porque en lo moral está muy por encima de todos los que en el mundo son o han sido reyes.

Gracias al Espíritu Crístico, en sus diferentes y variadas presencias en la Humanidad, particularmente en la persona de Jesús de Nazaret, los seres humanos estamos llamados a alcanzar etapas superiores de evolución moral y del consiguiente bienestar espiritual y humano.
Aún parece que para esta meta queda mucho tiempo o que quizás no se alcance nunca, pero no olvidemos que esto depende de todos nosotros y que por encima de todos nuestros defectos humanos actuales, del materialismo, el comodismo y la confusión moral y religiosa que vemos en nuestros días, la ley de Evolución no dejará de actuar y toda la planificación que por ello existe en el plano espiritual, no va a quedar en el olvido por la sola terquedad del ser humano de no querer en muchos casos avanzar y mejorar.
Cristo Jesús, es reconocido por todos los cristianos , por las razones antes expuestas, como Rey de reyes; además de su mensaje y enseñanzas, llegó hasta el sacrificio humano por nosotros, pues de otro modo tal vez no hubiera pasado de ser confundido si acaso con otro de tantos profetas o enviados que ha tenido la humanidad, y este esfuerzo de Jesús, su sacrificio y toda la planificación que para que se realice ese plan evolutivo, llevan a cabo tantos y tantos Seres de Luz desde el Plano Espiritual superior, no va a quedar en nada. De nosotros dependerá que esa transformación global humana sea traumática o no lo sea, pero en cualquier caso nuestra meta final después de tantas reencarnaciones en este mundo, es alcanzar una etapa superior en un mundo mejor que no se nos va a regalar sino que tendremos que merecer siendo fieles seguidores en espíritu y en verdad del Rey de reyes.
Que Él nos ayude a conseguirlo inspirándonos con sus emisarios y colaboradores directos: Los Espíritus que alcazaron ya los planos espirituales superiores.


- Jose Luis Martín-

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-EL GÉNESIS Y LA CIENCIA

No diremos que las hipótesis sentadas por los grandes sabios, lleven todas ellas el sello de la verdad absoluta que nunca será patrimonio del hombre; porque entonces éste se igualaría a Dios; y siempre habrá tanta distancia de Dios al hombre, como de lo infinito a lo infinitesimal.
Esa eterna línea divisoria existirá en todas las edades, mas no por esto el trabajo de la inteligencia humana deja de ser admirable,encantador, asombroso, sorprendente. Nada más bello, nada más grande, nada más sublime y más consolador, que ver los titánicos esfuerzos de esas imaginaciones generosas, que con una ingeniosidad y actividad, y con un afán incansable, dedican todo el tiempo a estudiar los grandes principios que sirven de base a la vida de la humanidad. Qué importa que el fruto de todos esos trabajos no esté aun completamente sazonado, si el fruto, en razón de la verdad suprema, nunca estará al alcance de la inteligencia del hombre.
¿Qué es el hombre en la Tierra? ¿Qué es la Tierra? Preguntemos primero. Astronómicamente considerada en el mundo de Mercurio, brilla en su cielo como una estrella de primera magnitud. En el cielo del mundo de Venus es visible a simple vista como una estrella de
primera magnitud muy luminosa. En el cielo del mundo Lunar, el astro Tierra alumbra a media noche tanto como alumbrarían catorce lunas llenas. En el cielo del mundo de Marte, es una brillante estrella de la tarde, algo más pequeña de lo que nos parece Venus. En el cielo del mundo de Júpiter, débil estrella de la mañana y de la tarde, y puntito negro que pasa todos los años por delante de su Sol. En el cielo del mundo de Saturno, la Tierra es casi invisible, un punto telescópico que pasa cada quince años por delante del Sol. En el cielo del Mundo de Urano, la Tierra es completamente invisible, y en el cielo del mundo de Neptuno, es
completamente desconocida. Ahora bien, si en nuestro mismo sistema planetario, la Tierra a cierta distancia es completamente desconocida, ¿Qué papel representará ante los demás Universos?
Será menos que un átomo perdido en la inmensidad. ¿Y qué serán los habitantes de este globo comparados con otras humanidades?
Menos, mucho menos de lo que son los infusorios para nosotros. ¿Y estos seres microscópicos, (los hombres terrenales) podrán ni aun remotamente creer que son la esencia de Dios? ¡No! Tendremos,todo lo más, nobles aspiraciones, trabajaremos atraídos por el foco de la verdad Suprema, haremos esfuerzos superiores a nuestras condiciones morales e intelectuales, tendremos intuición de algo inmenso, maravilloso, divino, sentiremos latir nuestras sienes y
nuestro corazón con una sensación deliciosa pero inexplicable,suspiraremos por una tierra prometida, lloraremos por una libertad inconcebible, veremos en el cielo de nuestros sueños algo que nunca podrá expresar el lenguaje humano, pero dejaremos la Tierra más pequeñitos en ciencia, que lo es el feto en el claustro materno cuando el Espíritu que debe animarle está turbado sin conciencia de lo que fue, ni de lo que será. Por esto nos sonreímos con esa sonrisa compasiva de los ancianos que escuchan con melancolía los sueños entusiastas de sus nietos,
cuando vemos que los hombres se afanan por demostrar, con las más concluyentes afirmaciones, que el Génesis mosaico es la misma palabra de Dios, es la obra obtenida por la divina revelación. ¿Y cómo puede ser su palabra augusta cuando la ciencia destruye sus
aseveraciones? ¡Si Dios hubiese escrito un libro, sus argumentaciones serían incontrovertibles! Y el mero hecho de que el estudio de los hombres, avanza mucho más que las páginas sagradas de las biblias de todas las religiones. Es prueba inequívoca que esos viejos manuales de los siglos están escritos por los legisladores primitivos, hombres superiores a la generalidad, pero nunca fueron intérpretes divinos, porque de haberlo sido, los principios sentados en sus páginas, jamás la ciencia humana los hubiera podido destruir, porque siendo Dios la suprema sabiduría,
sólo podría inspirar la verdad.
La historia de los libros sagrados la describe muy bien Allan Kardec, veamos lo que dice: La historia del origen de todos los pueblos se confunde con la de su religión: por eso los primeros
libros han sido religiosos. Y como todas las religiones se refieren al principio de las cosas, que es también el de la humanidad, han dado acerca de la formación y ordenación del Universo explicaciones que están en relación con el estado de los conocimientos del tiempo y de sus fundadores. Ha resultado de eso que los primeros libros sagrados fueron al mismo tiempo los primeros libros de ciencia, como han sido también por mucho tiempo el código de las leyes
civiles.
La religión era entonces un freno poderoso para gobernar. Los pueblos se sometían gustosos a los poderes invisibles, en nombre de los cuales se les hablaba y los gobernantes se decían mandatarios, ya que no se proclamaron los iguales de esas mismas potencias.
Para dar más fuerza a la religión, era preciso presentarla como absoluta, infalible e inmutable; sin lo cual hubiera perdido su prestigio entre seres casi brutales en quienes apenas apuntaba un
destello de razón. No convenía que sobre ella pudiera discutirse ni tampoco sobre las órdenes del soberano; y de ahí el principio de la fe ciega y de la obediencia pasiva que tuvieron en su tiempo su razón de ser y su utilidad. La veneración en que se tenían los libros sagrados, que se creían descendidos del cielo o inspirados por la divinidad misma, hacía sacrílego su examen.
En los tiempos primitivos los medios de observación eran necesariamente muy imperfectos, y por consecuencia, las primeras hipótesis relativas al sistema del mundo tenían que estar
sobrecargadas de groseros errores; pero aun cuando estos medios hubiesen sido tan perfeccionados como los que hoy tenemos, los hombres no hubieran sabido servirse de ellos, no pudiendo ser por otra parte sino el fruto del desarrollo de la inteligencia y del conocimiento sucesivo de las leyes de la naturaleza.
A medida que el hombre ha ido adelantando en el conocimiento de esas leyes, ha ido penetrando en los misterios de la creación y rectificando las ideas que se había formado acerca del origen de las cosas. Así como para comprender y definir el movimiento correlativo de las agujas de un reloj, es indispensable conocer las leyes que presiden a su mecanismo; apreciar la naturaleza de los materiales y calcular la potencia de las fuerzas que funcionan: para  comprender el mecanismo del Universo, es preciso conocer las leyes que rigen todas las fuerzas, puestas en acción en éste vastísimo conjunto.
El hombre ha sido impotente para resolver el problema de la creación hasta el momento en que la ciencia le ha dado la clave. Ha sido preciso que la Astronomía le abriese las puertas del espacio infinito, y le permitiese penetrar en él con su mirada, que pudiera determinar por la potencia del cálculo con una precisión vigorosa, el movimiento, la posición, el volumen, la naturaleza y el oficio de los cuerpos celestes, que la Física le revelara las leyes de la gravitación, del calor, de la luz, y de la electricidad, la potencia de esos agentes sobre la naturaleza entera, y la causa de los innumerables fenómenos que de ellas proceden, que la Química le enseñara las transformaciones de la materia, y la Mineralogía las materias de que se componen la corteza del globo, que la Geología le enseñase a leer en las diferentes capas terrestres la formación
gradual de este mismo globo; la Botánica, la Zoología, la Paleontología, la Antropología, debían iniciarles en la filiación, y en la sucesión de los seres orgánicos.
Con la Arqueología se ha podido seguir los pasos de la humanidad a través de las edades. Todas las ciencias, en fin, completándose unas con otras y dándose la mano, tenían que aportar su contingente necesario para el conocimiento de la historia del mundo; a falta de lo cual el hombre no tiene por guía sino sus primeras hipótesis, ni por auxiliares, más que sus sentidos. Por eso también, antes que el hombre estuviera en posesión de todos esos elementos  indispensables de apreciación, todos los comentaristas del Génesis,cuya razón fatalmente se estrellaba contra imposibilidades materiales, se revolvían en un mismo círculo sin poder salir de él, hasta que la ciencia ha abierto el camino a través del viejo edificio de las antiguas creencias.
Todo ha cambiado entonces de aspecto. Una vez encontrado el hilo conductor, las dificultades se han desvanecido, y en vez de un Génesis imaginario, se ha tenido un Génesis positivo y en cierto modo experimental: los horizontes del Universo se han extendido a lo infinito, se ha visto que la Tierra y los astros se forman gradualmente según leyes eternas e inmutables que revelan mejor el poder y la sabiduría de Dios; que una creación milagrosa salida de un golpe de la nada, como un cambio de decoración por una idea súbita de la divinidad, después de una eternidad de inacción y de soledad son incomprensibles.
Puesto que es imposible conocer el Génesis sin los datos que la ciencia suministra, puede decirse con toda verdad que, la ciencia es verdaderamente llamada a constituir el Génesis según las leyes de la naturaleza. No cabe duda que la ciencia es la única que puede formarlo, porque la ciencia es la verdad; pero este trabajo no es de un año, no es de un lustro, no es de una centuria, es de mil y miles de años, y nunca estará terminado porque siempre encontrará el hombre un más allá desconocido, y en todos sus estudios verá, que al comprender una página de sus volúmenes científicos, le quedan mil y mil líneas de jeroglíficos que descifrar, y de problemas que resolver. También es paciente porque es eterna.
Por esto los esfuerzos de los sabios debemos respetarlos, que como dice Víctor Hugo: El esfuerzo de todos compone la suma del progreso. Haga cada cual lo que pueda y el ser inmenso se dará por satisfecho. Él sabe equiparar la importancia de los resultados con
la energía de las intenciones y el más mínimo esfuerzo es tan venerable como el esfuerzo máximo. Ningún ser de la creación hará desaparecer los ecos de la palabra divina. Si la palabra de los primeros siglos se extingue, repetimos lo que hemos dicho anteriormente: Dios no ha revelado nada, porque Dios bajo el sentido científico no es un cuerpo, no es una individualidad, es la ciencia profunda germinando en la creación, es una causa incomprensible para el hombre que sólo puede apreciar los efectos.
Las revelaciones de Dios están en la inteligencia del hombre, pero no esa revelación atribuida a los primeros legisladores, éstos hablaron, y escribieron obedeciendo a inspiraciones humanas, de espíritus más adelantados que ellos. Todo fue obra de hombres, por esto las religiones deben obedecer a principios no inmutables, y sí reformables.
¿Qué son esos libros sagrados? ¿Qué es esa cosmogonía genesiaca tan decantada, tan venerada, donde solo se trata de la formación de la Tierra, comparada con la cosmogonía universal, con la
Uranografía general, estudios donde la mente se abisma, donde el hombre se encuentra tan pequeño, que ni aún su cuerpo le proyecta sombra? Escuchemos por un momento a Kardec: “Para figurarnos cuanto es posible hacerlo con nuestras limitadas facultades, la infinidad del espacio, supongamos que partiendo de la Tierra perdida en medio de lo infinito, hacia un punto cualquiera del Universo, y esto con la prodigiosa velocidad de la chispa eléctrica que recorre millares de leguas a cada segundo apenas hemos dejado ese globo; y habiendo recorrido millones de leguas, nos encontramos en un sitio donde nuestro globo nos aparece bajo el
aspecto de una pálida estrella. Un instante después siguiendo la misma dirección, llegamos hacia las estrellas lejanas, que apenas se distinguen desde la estación terrestre, y desde allí no se
distingue la Tierra en las profundidades del cielo, sino que aún el Sol con todo su esplendor queda eclipsado por la distancia que de él nos separa”. “Animados siempre por la misma velocidad del relámpago, dejamos atrás sistemas de mundos a cada paso que avanzamos en la extensión, islas de luz etéreas, vías estelíferas, regiones suntuosas donde Dios ha sembrado mundos, con la misma profusión que hay flores en la primavera en las praderas terrestres”. “Sólo hace algunos minutos que vamos marchando y ya centenares de millones de millones de leguas, billones y trillones nos separan de la Tierra, y millones y millones de mundos han
pasado por nuestra vista; y sin embargo, escuchad… no hemos avanzado un solo paso en el Universo”. “Si continuamos durante años y siglos, y millones y millones de periodos, cien veces seculares e incesantemente con la misma velocidad inicial, no por eso habremos adelantado más, y esto en cualquier dirección que vayamos y hacia cualquier punto que nos dirigiésemos, a partir de este grano invisible que llamamos Tierra.
Eso es el espacio”. “Ante esos horizontes infinitos ¿Qué es el Génesis mosaico? Un cuentecito de niños ¡Nada más!” “Ayer la ciencia en estado de embrión para el hombre terrenal, podía fundar su base en la fe, pero hoy la ciencia hija de la razón, después de haber hecho sufrir a su madre un parto muy laborioso, hoy tiene vida propia, y es la fe la que ha de buscar su apoyo para poder vivir, que así como para cada estación hay sus frutos, para cada centuria hay su
distinta civilización, y la luz de ayer es pálida hoy.
Las religiones caen al impulso de las grandes verdades y la ciencia hará renacer la fe en las demostraciones científicas”. No extendamos más nuestras consideraciones, porque sabido es de
todos como describe el Génesis mosaico nuestro planeta, y las persecuciones que han sufrido los sabios astrónomos por tener distinta opinión que la de nuestros padres sobre la formación y
rotación de la Tierra. Respetemos como dice Allan Kardec esas enseñanzas que hoy nos parecen pueriles, así como respetamos los apólogos que han divertido y aleccionado nuestra infancia, y abierto nuestra inteligencia, enseñándonos a pensar con esos cuadros que ha inculcado Moisés en el corazón de los primeros hombres, la fe en Dios y en su poder, fe sencilla que más tarde debía depurarse a la luz de la ciencia. Porque sepamos hoy, leer de corrido, no despreciemos la cartilla y el cartón en que aprendimos a deletrear. Creemos que la última palabra de la ciencia no se pronunciará jamás. Creemos que los libros sagrados, (sagrados por
su antigüedad) deben conservarse cuidadosamente, deben mirarse con religioso respeto porque son el termo-barómetro que señalan nuestras pasadas civilizaciones.
AMALIA DOMINGO SOLER
LIBRO: LA LUZ QUE NOS GUÍA

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COMUNICADO DEL ESPÍRITU DEL DR. BEZERRA DE MENEZES



¡ Entonces, este es el momento !
Es el momento en que algo especial desciende a la Tierra.
Es el gran momento en que la psicoesfera de nuestro planeta se vuelve rarefacta y miriadas de seres espirituales que nos aman, se emboscan en la indumentaria carnal para la gran transición planetaria, que ya está ocurriendo.
¡ Estate atento! Jesùs espera, hijas e hijos del alma. La decisión de seguirlo es vuestra. Él nunca se impone.
Su doctrina fué expuesta a través de Sus actos.
Reflexionad un poco.
Disminuir esa fuga hacia el consumismo, el individualismo, el sexismo, la drogadicción. Y haced el silencio en el alma con una interogación: 
-¿ Qué quieres, Jesús, que yo haga?.
Y con toda certeza, esos embajadores de Su reino, algunos de los cuales en proceso de reencarnación, y otros, acercándose al sufrido planeta, os dirán: ¡ Amad !. ¡ Haceros como un foco de luz en la gran noche para disminuir la oscuridad !
Antes de que vosotros reencarnaseis, muchos de vosotros firmasteis un documento de fidelidad y Amor, para que abrazaseis a la infancia desvalida, la vejez abandonada, la enfermedad, el desaliño, la miseria moral, generadora de todas las expresiones en que nos vemos en las máscaras del sufrimiento. 
¡ No aguardeis el mañana!
¿Ahora es vuestro momento de autoiluminación.
Pensad: Y si el ángel de la muerte se me acercase, suave y dulcemente, envolviéndome en su abrazo de ternura final, ¿cómo despertaré en el Más Allá?.
Vivid de tal forma, que este suceso cuando se dé, desperteis en la ternura inefable de los afectos que se os anticiparon, escuchando sus voces celestiales en un himno de belleza incomun, agradeciendo a la Tierra, nuestra madre generosa y ntransitoria, por la oportunidad de desenvolver el Cristo interno que hay en todos nosotros y que, germinando, se tranformó en árbol frondoso de caridad.
¡  Id !, como Jesús recomendó a los setenta, setenta y dos de Galilea y pregonar su ejemplo.
Introducid la palabra del Rabi en los pasajes profundos del alma, para que todos lo vean en vuestros actos, para que lo escuchen por vuestra voz, para que reciban el cariño por vuestros abrazos y para que se  sientan amados por Él a través de vuestro incomparable amor.
El Amor debe ser ejercitado. Iniciarlo en la intimidad de los afectos profundos hasta llegar a aquellos que eran vuestros adversarios, amándolos tamién.
¡ Id ! Y cantad la gloria del mundo mejor porque amanece un nuevo día.
Y el mundo de regeneración que se anuncia, cuando del dolor surgirá avergonzado de la Tierra y el Reino de los Cielos se establecerá.
Mucha paz, hijos míos, hijas del alma.
¡ Id en paz !
Son los votos de vuestros amigos espirituales que aquí conozco a través del servidor humildísimo y paternal de siempre,
Bezerra.
(Mensaje  recebido por la psicofonia del médium Divaldo Pereira Franco, em 28/09/2014,
al cierre de la conferencia dada en la  Institución  Educacional Amélia Rodrigues,
en Santo André/SP)

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