sábado, 8 de agosto de 2015

La igualdad de la mujer es una Ley Natural


                                               EUTANASIA 
                 

Si el sentido moderno de la palabra eutanasia significa provocar o apresurar la muerte de un individuo para abreviar sus sufrimientos, se distingue la eutanasia activa que permite provocar la muerte por la acción de un tercero. Esto es reprimido penalmente pues se considera como un asesinato. En cuanto a la eutanasia pasiva, ésta consiste en la detención de los tratamientos, para abreviar la vida. Autorizada bajo condiciones desde la ley de 2005, permite al médico limitar o detener los tratamientos a una persona “fuera del estado de expresar su voluntad”. ¿Puede uno decidir el instante de su muerte cuando el dolor se vuelve insoportable y fuerza la idea de morir? ¿Puede decidirse abreviar los sufrimientos del prójimo cuando éste lo desea? ¿Es necesario autorizar la eutanasia? Si bien el 86,3% de los franceses son favorables cuando se retoma el debate, la respuesta dada en El Libro de los Espíritus en 1857 fue un NO categórico a toda forma de eutanasia. En esa época no existía el furor terapéutico. Hoy en día la evolución de las técnicas médicas prolonga la vida, y con ella los sufrimientos. Es por eso que respondiendo a esa misma pregunta, hace unos años los espíritus matizaron sus palabras. Insisten siempre en el hecho de que “nadie tiene derecho de vida o muerte sobre su prójimo, ni por medio de la pena capital, ni del aborto, ni de la eutanasia”. Pero precisan también, respecto a este último término que, cuando en el ámbito médico se sabe que la vida terminará pronto, el esfuerzo terapéutico debe detenerse, el sufrimiento debe cesar para evitar al espíritu ser prisionero de carnes torturadas. Entonces sí, es más que necesario acallar los dolores, sí es esencial rodear al que va a morir, darle serenidad antes de la partida para el más allá, pero no puede ser tolerada ninguna obcecación. Por otra parte, ¿en nombre de qué legitimidad? Acompañar a los moribundos con pensamientos sinceros y amorosos facilita el tránsito y disminuye la turbación debida a los intensos sufrimientos vividos. En el artículo 38 (artículo R.4127-38 del Código de salud pública, comentarios revisados en 2003) se lee: “El médico debe acompañar al moribundo hasta sus últimos momentos, asegurar por medio de cuidados y medidas apropiados la calidad de una vida que se acaba, salvaguardar la dignidad del enfermo y consolar a su entorno”. Fue en 1999, cuando se votó por unanimidad en el Parlamento de Francia la ley sobre el acceso a los cuidados paliativos. Ésta afirma el derecho de toda persona enferma cuyo estado lo requiera, a acceder a cuidados paliativos cuyo objetivo sea aliviar, y a beneficiarse de un acompañamiento tanto en el hospital como en su domicilio. Esta ley responde a la dramática comprobación de que miles de personas mueren cada día en medio de sufrimientos no calmados, en soledad y angustia; estos miles de personas simplemente esperan y desean morir digna y humanamente. Las razones de ese drama son múltiples: la falta de formación de los médicos y del personal que atiende en tratamiento del dolor, la falta de comunicación con los enfermos, la falta de estructuras de cuidados paliativos en los hospitales, la falta de psicólogos, la falta de apoyo a las familias, la falta de escucha. El desarrollo de los cuidados paliativos a la altura de las necesidades reales sin duda alguna permitirá disminuir la demanda de provocar la muerte o el suicidio. Algunos, llevando el peso de sus sufrimientos y estando lúcidos, prefieren darse muerte. Entonces, abreviar sus 
dolores no puede ser condenable. La turbación que sigue a una desencarnación después de pesados sufrimientos, puede ser importante y larga, como la que sigue a una muerte violenta. He aquí el testimonio de un espíritu, que se dio muerte para poner fin a sus sufrimientos, y que nos transmitió este mensaje: “Yo actué bien. A veces darse la muerte no es una falta, todo lo contrario, pues no es preciso que la vida se deteriore hasta convertirse en un infierno. He sufrido demasiado en un cuerpo que sólo podía morir y deteriorarse. Vengo a defender el suicidio del sufrimiento y no el de la vida. No he abandonado mi vida, le he dado otro sentido”. El reconocimiento por parte del mundo médico de los tres componentes del ser humano, a saber, espíritu, cuerpo y periespíritu, llegará, para beneficio de nuestra salud. Como dice el espíritu José Arigó: “No es concebible para un espíritu reencarnado en el planeta Tierra, poder pretender la reflexión, en un cuerpo enfermo, cansado, alterado. Es preciso combatir el sufrimiento en todas sus formas, es preciso tener la voluntad de considerar la naturaleza espiritual del hombre. El materialismo médico implica una terapia igualmente natural en detrimento de vuestra envoltura carnal… El cuidado médico es una función amorosa e inteligente en favor del cuerpo y del espíritu”.
El acompañamiento de los moribundos en estas circunstancias de conciencia y de respeto del espíritu es un asunto primordial para todos los espíritas. Los que han podido beneficiarse de este final de vida, rodeados de espíritas, han podido dar testimonio de su tránsito sin angustia. Louisa, después de largos años de trayectoria espírita ha venido para dar testimonio de su muerte. Su cuerpo sufría pero ella esperaba con serenidad su felicidad futura: “Si he sufrido, fue más en la espera que en el tránsito que fue sólo felicidad y liberación. Yo esperaba esa liberación, con la serenidad de un espírita que ha conocido el espíritu y no lo ha abandonado nunca, por haberlo recibido, comprendido y escuchado. Es lo que os deseo a todos pues ese sentimiento sólo puede traducirse en fuerza y en confianza. Era mi cuerpo el que sufría esas últimas semanas, y mi espíritu sufría por estar siempre prisionero. Luego llegó el momento y en mi sueño la libertad fue mía. Fue entonces cuando vi a mi hijo, mi niño por el que tanto había llorado, mi guía convertido en amor. Lo seguí por un túnel de luz, yo volaba, repentinamente ligera abandonando el recuerdo de este cuerpo y sus dolores”. Tenemos la certeza de la vida después de la muerte y hay que dispensar nuestro pensamiento amoroso para acompañar a los espíritus, no a la muerte, sino a la vida.

LE JOURNAL SPIRITE N° 79 ENERO 2010

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  ¿ Dónde podemos encontrar la Verdad y el sentido de la Vida?


La Verdad personal de cada uno constituye una minúscula parcela de la Verdad Total que se debe de buscar dentro de sí mismo, en el Yo interior, por eso el encontrar la Verdad supone el esfuerzo individual de cada persona , y esto no se logra antes de haber adoptado una mentalidad limpia, abierta y libre de preconceptos y prejuicios.
Encontrar una verdad a veces exige método, y tal vez uno de los métodos mas eficaces y resistentes al tiempo, sea el de la Meditación que nos lleva a intuir verdades que así nos llegan desde otras mentes desde el  plano Espiritual, o también adoptado por S.Tomás de Aquino. Este analizaba frases de autores consagrados y las analizaba y contestaba con todo rigor hasta llegar a nuevas verdades, sin importarle si estas agradarían a cristianos o paganos, griegos o árabes, etc. Su único deseo y fundamento era detectar la Verdad fuese cual fuese.
También exige esta búsqueda , que pongamos en duda las conclusiones de la sabiduría popular que a veces están impregnadas de supersticiones y errores, así como con las afirmaciones precipitadas que a veces la Ciencia o los razonamientos filosóficos  nos presentan.
       A quienes buscan la Verdad y el sentido de la vida, yo les recomendaría que comenzasen por documentarse previamente del modo más amplio posible, adquiriendo un conocimiento lo más profundo posible, leyendo , estudiando , y comparando temas científicos, filosóficos y espirituales de modo que puedan meditar estas lecturas con fundamento, poniendo a funcionar la mente analítica para seleccionar y asimilar lo que se lee, de modo que se pueda aceptar libremente lo que se comprenda, o bien descartar lo que no nos encaje en nuestra razón y conciencia, aunque sin desechar ni negar nada en principio, sino guardándolo  respetuosamente por si acaso mas adelante nos encaja como la pieza que faltaba en nuestro “puzzle” particular . Es necesario que se piense y se argumente con la mayor objetividad y nobleza, olvidando preconceptos mas propios de la Edad Media.
      Se deben relacionar los aspectos de la cuestión que se analiza y medita, con otros aspectos dentro del contexto en que se presenta. Si no se actúa así se corre el riesgo de llegar a defender como verdad absoluta algo que si acaso es tan solo una verdad  sesgada.
    Parece tarea difícil, pero es tan fácil como aceptar lo que se compruebe, se comprenda  se sienta o se intuya como verdadero, dejando lo demás en “cuarentena” como dudoso. Esto supone el estar dispuesto a sustituir si llegara el caso, los propios conceptos que tenemos adquiridos por otros nuevos que se puedan ajustar más a nuestro íntimo sentido de la Verdad, sin aferrarse fanáticamente a viejos conceptos muchas veces heredados de tradiciones o propios de la sociedad en donde vivimos, pues la experiencia de cada día nos enseña que muchas veces las cosas que un día creímos de un color, luego descubrimos que lo eran de otro y tenemos que rectificar por ello los conceptos anteriores. Debemos desnudar el alma de tantos dogmas y conceptos que hemos heredado de la sociedad humana, que son tenidos como verdades inamovibles y que terminan siendo creencias tradicionales admitidas solo por eso y en las que no se entra a cuestionar, pero que nada tienen que ver con la verdad . Los dogmas, sean de la clase que sean, solo son barreras mentales que debilitan la capacidad de razonar y de comprender de quienes los aceptan o mantienen.
La Verdad cuando se encuentra nos causa una sensación de satisfacción íntima  . Las teorías sobre conceptos de Verdad, son necesarias para clarificarnos a nosotros mismos , pero no sigamos creyendo encontrarla en tal religión , ni en un libro, ni en ninguna otra doctrina, sino en nuestro interior cuando estamos predispuestos a entregarnos a los demás, ayudando a quien lo necesite ; cada cual deberá buscarla principalmente en la práctica de bien, del trabajo y de la entrega a los demás, y allí encontraremos cada uno nuestra gran Verdad que da sentido a nuestra existencia..
La Meditación nos pone en contacto con ella, la Oración nos aproxima a su Esencia y la práctica de la Caridad nos facilita su vivencia; la virtud de la humildad nos abre la puerta del corazón para que penetre nuestra Verdad, y la fe nos facilita el que la incorporemos en nuestros sentimientos.

- Jose Luis Martín -

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Buscad leyendo y hallareis meditando”
- S. Juan de la Cruz-

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                                       LEY DE IGUALDAD


“La verdad, la justicia y la compasión son a menudo las únicas defensas contra el poder despiadado”. ( Aung Suu Kyi)

 Es porque el hombre mezcla sus pasiones al sentimiento natural que éste es alterado. La justicia consiste en el respeto a los derechos de cada uno, “querer para los otros lo que uno querría para sí mismo”. Nuestra justicia es una justicia de clase, de raza, de moral religiosa, de odio individual o colectivo, y no responde al bien de la humanidad. ¿Por qué razones una mujer, por haber nacido mujer, tendría derecho a una justicia diferente, un trato diferente, una mirada diferente? ¿Quién puede legitimar el no acceso de las mujeres a la instrucción, a la salud, al trabajo, a la libertad? Para ser justa, ¿la ley humana debe consagrar la igualdad de los derechos entre el hombre y la mujer? He aquí la respuesta de los espíritus en la época de Allan Kardec, por 1857, cuando la mujer tenía sobre todo un papel en el hogar: “Todo privilegio acordado a uno o a otro es contrario a la justicia. La emancipación de la mujer sigue al progreso de la civilización, su esclavitud marcha con la barbarie. Los sexos sólo existen en la organización física pues los espíritus pueden tomar uno u otro. No hay diferencia entre ellos bajo esta relación y por consiguiente, deben gozar de los mismos derechos”. El renacimiento del derecho romano en occidente, las religiones, las instituciones sociales y el abuso de la fuerza, relegan a la mujer a la fila de los “sin alma”, luego de los “incapaces” seguidos de las “brujas”. Hoy en día ellas todavía son humilladas, golpeadas, esclavizadas, víctimas silenciosas de la violencia perpetrada hasta en su hogar. Los movimientos feministas en todas partes del mundo han hecho mucho para que los derechos humanos sean respetados y muchas mujeres han pagado, y siguen pagando, con su vida, su valor y su empeño en esta lucha justa. Hoy en día hay, ahora y como siempre, 2 millones de jovencitas y niñas en riesgo de sufrir mutilaciones genitales que apenas 9 países prohíben. El 25% de las mujeres son víctimas de violencia sexual que involucra 20 millones de abortos peligrosos. 79 países de este planeta no tienen ninguna legislación sobre esta violencia. Sí, podemos saludar a estos luchadores por la libertad como Aung San Suu Kyi, dirigente de la Liga Nacional para la Democracia (LND) el partido de oposición frente a la junta militar, en Birmania. Premio Nobel de la paz en 1991, electa embajadora de conciencia de Amnesty International desde julio de 2009, Aung San Suu Kyi ha pasado 14 años de 20 en prisión, simplemente por acometer la defensa de los derechos humanos en su país, por desear la paz y la independencia de Birmania, uno de los países más pobres donde son alistados, entre otros, 70.000 niños soldados. Las sanciones de la Unión Europea tienen poco efecto, sobre todo cuando se sabe que el grupo Total está implantado en ese país, sin caso de conciencia, afirmando que existe una estrecha conexión entre desarrollo económico y derechos del hombre. ¿Puede servirse al mismo tiempo a Dios y a Mamon? Símbolo de esperanza y de coraje, como muchas mujeres conocidas o anónimas, Aung Sann Suu Kyi, figura emblemática de la oposición a la dictadura militar, muestra el camino de una humanidad por transformar. De esas mujeres valientes, habla el más allá en este homenaje recibido durante una sesión espírita: “Sometidas, sí. Sometidas, incomprendidas, martirizadas, olvidadas, apartadas, objeto de martirio, de afrenta, de estupidez, de maldad, desacreditadas, transformadas, figuradas. Hablo de la mujer, de su historia sobre este pobre planeta. Hablo de la madre, de su papel, hablo de todas aquellas que todavía, en numerosos países siguen siendo lo que acabo de mencionar. Pienso en todas esas mujeres cuyos hijos les son quitados, martirizados, fusilados, torturados. Pienso en todas esas mujeres que no tienen más derecho que encorvar el espinazo y entregarse al trabajo, sin decir palabra. Pienso en todas esas mujeres que ni siquiera tienen el derecho a verter una lágrima pues esa lágrima se convertiría en una sospecha, sospecha peligrosa para las dictaduras que siguen existiendo para desdicha de la humanidad y de la pobre tierra. Pienso en la mujer que porta la vida, que comprende esa vida, que conoce el sentimiento de los hombres, pienso en la mujer maldita, rechazada, ultrajada por fanatismos de toda índole y con frecuencia en nombre de los dioses, si es que no es en nombre de uno solo. Rezo por otra mujer, por la mujer aceptada, reconocida, sublimada, por la mujer que ya no es sólo una carne sufriente, portadora del niño y desatendida por los hombres. Glorifico la indispensable feminidad viviente, portadora de la vida para el bien de todas las vidas y rezo con vosotros para que el horrible silencio de la historia cese finalmente, para que la verdad sea aún más enunciada, más dicha, más gritada. Pienso en todas esas mujeres que han trabajado en la tierra por la liberación de toda la humanidad. Pienso también en todas esas mujeres que, a veces, han dado hasta su vida por la causa de la supervivencia de las almas, por las verdades de sus contactos entre los hombres. Pensemos en la mujer, en su vía crucis, en su liberación que lejos de ser verdadera, de ser total, todavía está por nacer. Es una lucha que está lejos de estar terminada”. Tenemos ciertamente la sociedad que merecemos pero tenemos también la posibilidad de participar en su mejoramiento por nuestra libertad de conciencia que es una de las características de la verdadera civilización y del progreso. Mientras el hombre siga viviendo a partir de su naturaleza carnal, no será feliz ni encontrará justicia en sus sociedades desiguales. Pero al aceptar su naturaleza espiritual, su infinito, le invade una fuerza, su voluntad se vuelve constructiva y real, y puede actuar. Nuestro mundo es cruel, indiferente y olvida esos sufrimientos disfrazándolos. Ya no existe la información, el conocimiento desaparece, la reflexión se escapa y el egoísmo triunfa igual que el orgullo. Tantos hombres han luchado para que fuéramos libres. Dejemos de dormir y de fijar nuestro espíritu en pensamientos antiguos que nos vienen bien, esperando una transformación que vendría como por arte de magia. El espiritismo, dentro de sus grandes principios referidos a los hechos sociales, incluye la idea de una transformación progresiva de la humanidad, prolongando la idea cristiana en su origen, es decir el amor de Dios, y las ideas humanistas tan brillantemente demostradas en el siglo de las luces.

LE JOURNAL SPIRITE N° 79 ENERO 2010

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   A AMAR SE APRENDE AMANDO

Para amar, hace falta comunicar, intercambiar, borrar las fronteras ficticias que existen entre los hombres por el interés de una parte muy pequeña de ellos y para desdicha de la mayoría. Los hombres no se hablan con frecuencia, no se comunican. Cuando se hablan, la mayoría de las veces es para odiarse, para injuriarse en todas las formas y en todos los tonos, nunca para reflexionar juntos, para avanzar juntos o simplemente para amar. Amarse quiere decir aceptar al otro más allá de la representación que se pueda formar, más allá de las barreras sociales y raciales. No escuchéis a aquellos que enfrentan a los hombres unos a otros. Si formulan esa oposición, es para su solo interés, su solo beneficio. Escuchad las voces que claman por más humanidad, más justicia, más tolerancia. 
(Mensaje del Padre Pío) 
                                     
                                                               POEMA
Que el que ama lo haga sin esperar que se lo pidan 
Que el que da se abstenga de hacerlo saber 
Que el que protege no sea un peso
 Que el que protege a muchos, no se vuelva un dictador 
Que el que sabe no imponga su saber, que lo comparta 
Que el que duda no se pierda en la soledad 
Que el que cree en nosotros se esfuerce en hacer de su confianza un saber reflexionado 
Que el que nos desprecia sea habitado por más luz 
Que el que escucha a su conciencia, no la transforme en silencio

LE JOURNAL SPIRITE N° 79

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