martes, 9 de junio de 2015

Correspondencia entre A-KARDEC y los espíritas españoles


       
             LA VIDA

-Su manifestación en los planos físicos y espirituales.
-El hombre como ser humano y como ser espiritual.
-Objeto de la vida humana.


Comenzaré esta exposición con los siguientes interrogantes: ¿Qué es la vida? ¿De dónde emana la Vida? ¿Hacia dónde va esa Vida?

¡Cuántas veces habremos hecho éstas y otras preguntas sin respuesta!

Frente a ciertos fenómenos físicos y psíquicos que suelen denominar “misterios de la vida”, ¿cuántas veces habréis divagado, sentido estas inquietantes interrogantes y otras más?

Aun cuando difícil resulta definir lo que es la Vida en su aspecto transcendente, podemos decir que, Vida es y está en todo cuanto existe en los múltiples aspectos, y es indes­tructible en sí misma, aún cuando lo sea en la forma o formas en que la Vida se manifiesta. Me refiero aquí a la Vida como esencia, como energía animadora de las formas.

En las modalidades que conocemos, la Vida es energía, Más, la energía es manifestación de la Vida, es efecto no causa. Y donde hay Vida hay energía y viceversa. O sea que, donde hay energía existe Vida. Siendo que, como humanos sólo percibimos la Vida por su manifestación física en sus aspectos visibles.

La Vida en su origen, emana de Dios, de esa Energía Cósmica Creadora, que crea Vida de su propia esencia, para poblar el inconmesurable espacio cósmico, infinito en su extensión. Por ello, la Vida es una manifestación de Dios.

Y siendo que, todo lo que existe es una manifestación de Vida en sus diversos grados evolutivos y en un constante desarrollo, toda Vida manifestada en los planos físicos va hacia el objeto para el cual ha sido creada, llevando en su propia esencia la fuerza orientadora de su propio desarrollo y evolución, que va efectuando en el tiempo a través de las múltiples manifestaciones y mutaciones en constante desarrollo y transformismo, siempre ascendente; aunque no siempre perceptible a nuestros sentidos físicos.

Y ya en su manifestación humana, la energía emanada de la Vida misma del propio Ser espiritual, que contiene en sí y es en sí mismo la Vida, impele a la personalidad (a nosotros mismos como personas) a una constante acción y a un constante ejercicio, para el desarrollo de las facultades recibidas de la Divinidad Creadora, a fin de capacitarnos para cada vez más amplias y mejores realizaciones. Y ese constante ejercicio de las facultades espirituales y psíquicas, es indispensable para continuar ascendiendo, ascendiendo en ese ilimitado camino que conduce a la felicidad, felicidad que, en nuestra miopía psíquica no identificamos. De aquí, la necesidad de desarrollar esas facultades que en nosotros existen en estado potencial, mediante el ejercicio constante cuya oportunidad nos proporcionan las vicisitudes diversas en las vidas humanas. Por ello, necesario es no rebelarse contra las vicisitudes adversas que la vida humana nos presenta, a fin de superarlas, porque, las dificultades de la vida humana, son oportunidades para desarrollar las facultades de la mente, especialmente la facultad intelectiva y volitiva (inteligencia y voluntad); y cuyas dificultades son al Espíritu lo que la gimnasia es al atleta. Porque, si nos rebelamos, no las superamos; y se repetirán hasta tanto no hayamos aprendido a superarlas. Y una vez aprendido a superarlas, dejarán de ser dificultades.

En los planos etéreos del espacio o dimensiones espirituales más allá de lo planetario, existe la Vida en sus aspectos superiores de una mayor energía y capacidad de manifestación, de mayor sabiduría y amor, mayor poder y abarcamiento; habitadas esas dimensiones por seres ya más evolucionados en los diversos aspectos, que están ya liberados de los planos físicos, actuando activamente en el progreso de las humanidades.

El hombre como ser material.-

Aquellas personas que creen que al morir todo se termina, una gran sorpresa les espera. Ignorantes de su propia realidad existencial e imperecedera, la mayoría de los humanos limitan su vida a lo tangible, y buscando el placer van creando necesidades artificiales, terminando por convertirse imperceptiblemente en esclavos de las mismas. Alejados del verdadero camino de la Vida (la vida humana como realización), no disfrutan de las maravillas que ésta les ofrece. El amor sentido y realizado, que es fuente inagotable de armonía y felicidad, es desalojado por el egoísmo y la ambición, que crean rivalidades y estados afectivos perturbadores de enconos y malquerencias, que envenenan las almas; y el hombre se vuelve contra el hombre, transformando su vida en un tormento.

Según un mensaje recibido del espíritu de San Juan Crisóstomo, somos los más atrasados de nuestro sistema solar. Oigámosle: ... “Sois de todas las humanidades de vuestro sistema solar, la más criminal. De las humanidades alumbradas por el mismo sol, sois la única que se ataca como fieras, que se matan unos a otros por la ambición y el orgullo. Todos los mundos que gravitan en vuestro sistema, han adquirido ya la noción de su papel en el concierto universal, donde nadie duda de la existencia de Dios y su infinita misericordia manifestada a través de las vidas sucesivas”.

De ser esto cierto.... Y hay quienes, en su inferioridad mental se consideran como los únicos seres superiores del Universo.

Una de las causas que llevan al ateísmo y al materialismo perturbador, es la pérdida de la fe en las religiones. Y esta pérdida de fe, se debe a que, en los tiempos en que vivimos, ya no se pueden admitir conceptos carentes de lógica.

El materialismo embrutece al ser humano. Y ese materialismo lo podemos ver en todas partes. Una gran parte de la humanidad piensa tan sólo en enriquecerse, y en el poder generalmente deseado para satisfacción de dominio. Otra parte busca la felicidad en los goces momentáneos, quiere olvidarlo todo y vivir nada más que el presente, avanzando a ciegas hacia el abismo, inconscientes de su responsabilidad. Y así, en su ceguera psíquica van creando causas de dolor futuro, por hacer oídos sordos a esas llamadas de su conciencia superior, que son la manifestación de su espíritu, que es la realidad existencial, y que sigue siendo en el tiempo y en el espacio.

El hombre como ser espiritual.-

Y ahora, analicemos el hombre como ser espiritual.

En un universo donde todo expresa orden, causalidad, indestructibilidad; en el que todo es justicia perfecta; donde todo está ligado por una red de reacciones en un funcionamiento matemático del vasto organismo cósmico; en el que todo tiene una razón y una consecuencia lógica; resulta inaceptable la existencia del hombre como accidente, cual es el que todo termina con la muerte; como algunas seudoideologías sostienen.

Argumentos teológicos de milenios, por otro lado, obstruyeron y obstruyen todavía los canales de la inteligencia humana en cuanto a las realidades divinas. Pero, por ventura, ha llegado ya el momento de que la verdad sea conocida, de lo que dan prueba los descubrimientos y acontecimientos de los últimos tiempos, a través de los cuales vemos que la humanidad se encamina hacia la búsqueda de la Verdad, hacia la unidad espiritual y política. Pero, tanto en uno como en otro campo, el orgullo y el egoísmo humano, hacen todo el esfuerzo posible para detener ese avance.

Debemos elevarnos sobre el materialismo asfixiante que nos rodea, y lograr que nuestro espíritu vibre a una tónica más sutil. Y aun cuando las necesidades de nuestra vida humana presente, absorben la mayor parte de nuestro tiempo, llevemos a un segundo plano el aspecto material de nuestra vida (sin desatender nuestras obligaciones), si queremos avanzar, si queremos cumplir el verdadero objeto de la Vida, que es avance, progreso, evolución espiritual hacia estados de conciencia de una mayor felicidad. Los bienes materiales jamás satisfarán las ansias de nuestro espíritu.

Objeto de la vida humana.-

Más de una vez hemos escuchado a alguien preguntar: ¿Cuál es el objeto de la vida?

¿A qué hemos venido a este mundo?

El verdadero objeto de la vida humana, es el progreso espiritual en sus diversos aspectos, según la necesidad evolutiva de cada cual. Y hemos venido a este mundo porque es el que nos corresponde por ley. Y estamos en este mundo, no para comer, dormir y divertirnos, como a algunos poco evolucionados les parece; sino para perfeccionarnos; no para continuar siendo lo que éramos o lo que somos, sino para ir acercándonos hacia lo que debemos ser.

La ciencia espiritual sostiene que, el objeto de las vidas humanas es progresar, evolucionar, para seguir ascendiendo en la escala de los mundos, hacia la meta, que es la perfección. Adquirir experiencias, conocimientos y desarrollar la inteligencia, fortalecer el Espíritu y sutilizar el alma, eliminando las imperfecciones; a fin de que, al final de esa jornada humana, volvamos al mundo espiritual, que es a donde pertenecemos, enriquecidos con un mayor progreso.

Y todo esto, ¿acaso se adquiere llevando una vida de vicios, comodismo o aislamiento? NO. Es en la lucha de la vida humana, venciendo tentaciones y dificultades; es por medio de la acción realizada, por medio del esfuerzo constante como desarrollamos las facultades contenidas en la esencia de Vida recibida de la Divinidad Creadora y nos hacemos fuertes y grandes.

Cierto es que toda ascensión requiere esfuerzo; pero, cierto es también que, en cada uno de nosotros existen recursos y fuerzas internas que desconocemos, y que puestas en acción, pueden llevarnos a las grandes realizaciones. NO LO OLVIDEMOS.

Y por último, necesario es conocer que, grandes acontecimientos están al llegar a nuestro mundo antes de la llegada del tercer milenio, para lo cual debemos prepararnos.

SEBASTIAN DE ARAUCO



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De la influencia del bien
El poder del bien

Armando Pires efectuaba los últimos arreglos en el coche, para conducir a su amigo Jorge Bretas a la estancia  de reposo que distaba cuarenta kilómetros.
En ese justo momento, el dialogo entre ellos,  en torno de la ley de causa y efecto, se detenía en curioso ápice.
-¿Más usted no cree que la justicia  pueda  ser modificada por la misericordia?
-No
¿Acaso no admite que el destino, así como es reparable, es susceptible de ser modificado todos los días?
-No
-¿No cree que las acciones del amor  deshacen las cadenas  del odio?
-No
-¿Usted no acepta la posibilidad de transformar  los problemas de alguien que llora, dando a ese alguien una parcela de alegría o de esperanza?
-No
-¿No reconoce usted que  si un hermano en prueba es intimado por las leyes del Universo al sufrimiento, para resarcir de las faltas que haya cometido en otras existencias, nosotros, igualmente, somos llevados a conocer su  dolor, por las mismas Leyes Divinas, de manera a prestarle  el auxilio posible, en rescate de las nuestras?
-No
-¿No tiene  usted por cierto el principio de que el bien disuelve el mal, así como el reequilibrio extingue la perturbación? ¿No concuerda  que un acto noble redundará siempre en la justicia, a favor de quien lo practica?
-No
-¿Por qué?
-Porque la justicia debe ser la justicia y cada cual de nosotros pagará por los propios errores.
-¡Cielos! Más usted no acepta la idea de que unas migajas de amor son capaces de funcionar en lugar del dolor, ante los foros  celestes, así como las pequeñas prestaciones, en la base de la equidad y de la diligencia, pueden evitar que una deuda venga a ser cobrada por la fuerza de un tribunal?
-No
Enseguida, los dos se acomodaron en el automóvil y el coche  se puso en marcha.
La tarde estaba lluviosa…
Recorrieron algunos kilómetros,  más allá del lugar que salieron, cuando un agujero en el asfalto, sobre alta rampa,  y fuerte sacudida  agitó a los viajeros.
Bretas recordó asustado:
-¡Golpe peligroso! conviene parar… Tapemos  el agujero o coloquemos aquí alguna señal de alarma, por lo menos algunas ramas de un árbol que adviertan a quien pase…
-¡Nada de eso! – Protesto Armando, decidido- la obligación es de los  encargados de la conservación… Los otros conductores  que se  dañen. No somos servidores de nadie.
Llegando al lugar de destino, Bretas se introdujo en el hotel  agradeciendo el obsequio, y Armando regreso por el mismo camino.
Entretanto, justamente en el punto  de la carretera donde el amigo deseara auxiliar a otros conductores con el socorro oportuno, Pires, con gran velocidad dentro de la noche, encontró el hoyo profundamente alargado por el aguacero y el coche volcó, de manera espectacular, cayéndose  barranco abajo…
Después del accidente, en compañía de algunos amigos fue a visitarlo a un hospital de emergencia… Lo encontramos  con el rostro vendado, bajo la atenta asistencia  de un abnegado ortopedista, que le enyesaba la pierna izquierda en andrajos.
 Pires no hablaba, más si pensaba. Y pensaba exactamente  en los delicados  meandros  de la ley de causa y efecto, llegando a la conclusión de que el mal no precisa ser rescatado por el mal,  si el bien llega antes…
HERMANO X

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APÓSTOLES DEL ESPIRITISMO EN ESPAÑA


 Carta de    Manuel González Soriano (1837 - 1885), dirigida  a Allan Kardec.


                                                        Manuel Gonzalez Soriano


Ciudad-Real, febrero de 1869.

Al Sr. Allan Kardec.

Caro Señor,
Los espíritas que componen el círculo de la ciudad de Andujar, hoy diseminados por voluntad de Dios para la propagación de la verdadera Doctrina, os saludan fraternalmente.

Ínfimos por el talento, grandes por la fe, nos proponemos sustentar la Doctrina Espírita, tanto por la imprenta como por la palabra, tanto en públiico como en particular, porque es la misma que Jesús predicó cuando vino a la Tierra para la redención de la Humanidad.

 La Doctrina Espírita, llamada a combatir el materialismo, a hacer prevalecer la divina palabra, a fin de que el espíritu del Evangelio no sea más cambiado por nadie, a preparar el camino de la igualdad y de la fraternidad, necesita hoy en España, de apóstoles y de mártires. Si no podemos ser los primeros, seremos los últimos: estamos preparados para el sacrificio.

Lucharemos solos o en conjunto con los que profesan nuestra Doctrina. Los tiempos son llegados; no perdamos por indecisión o por miedo, la recompensa que está reservada a los que sufren y son perseguidos por la justicia.

Nuestro grupo era compuesto de seis personas, bajo la dirección espiritual del Espíritu Fenelón. Nuestro médium era Francisco Pérez  Blanca y los otros: Pablo Medina, Luis Gonzalez, Francisco Marti, José Gonzalez y Manuel Gonzalez.

Después de haber esparcido la simiente en Andujar, estamos hoy en diversas ciudades: León, Sevilla, Salamanca, etc., donde cada uno de nosotros trabaja en la propagación de la Doctrina, lo que consideramos como nuestra misión.

Siguiendo los consejos de Fenelón, vamos a publicar un diario espírita. Deseando ilustrarlo con los extractos de las obras que publicasteis, pedimos que nos concedais el permiso. Además de eso, quedaríamos muy contentos con vuestra benévola cooperación y, para tal fin, ponemos a vuestra disposición las columnas de nuestro diario.

Agradeciendoos anticipadamente, rogamos salude en nuestro nombre a nuestros hermanos de la Sociedad de París.

 Y vos, caro señor, recibid el fraternal abrazo de vuestros hermanos. Por todos

Manuel Gonzalez Soriano

En muchas ocasiones, ya dijimos que  España contaba con numerosos adeptos, devotos y esclarecidos. Aquí no hay más devotamiento y abnegación; no una abnegación irreflexible, sino calmada, fría, como la del soldado que marcha para el combate, diciendo: Cueste lo que cueste, cumpliré con mi deber. No es ese coraje que flamea como un fuego de paja y se extingue a la primera alarma; que antes de actuar, calcula cuidadosamente lo que puede perder o ganar: es el devotamiento de aquel que pone el interés de todos por encima del interés personal.

¿Qué habría sucedido si las grandes ideas que hicieron avanzar el mundo, solo hubiesen encontrado defensores egoístas, devotos en palabras mientras no hubiese a qué temer y a perder, pero doblando ante una mirada de amenaza y de miedo de comprometer algunas parcelas de su bienestar?

Las ciencias, las artes, la industria, el patriotismo, las religiones, las filosofías, han tenido sus apóstoles y sus mártires. El Espiritismo también es una gran idea regeneradora; apenas surge; aún no está completo y ya encuentra corazones devotos hasta la abnegación, hasta el sacrificio; devotamientos muchas veces ignorados, no buscando la gloria ni el brillo, pero que por quedar en una pequeña esfera, no por eso son menos meritórios, porque son moralmente más desinteresados.

Con  todo, en todas las causas, los devotamientos en plena luz son necesarios, porque electrizan las masas. No está lejano el tiempo, esto es cierto, en que el Espiritismo tendrá también sus grandes defensores que, afrontando los sarcasmos, los preconceptos y la persecución, empuñarán su bandera con la firmeza que da la conciencia de hacer una cosa inútil; lo apoya con la autoridad de su nombre y de su talento, y su ejemplo arrastrará la multitud de los tímidos que, por prudencia, se hayan mantenido apartados.

Nuestros hermanos de España abren la marcha; se ciñen los riñones y se preparan para la lucha. Que reciban nuestros reconocimientos y los de sus hermanos en creencia de todos los países, porque entre los espíritas no hay distinción de nacionalidades. Sus nombres serán inscritos con honra al lado de los corajudos pioneros, a los que la posteridad deberá un tributo de reconocimiento, por haber sido los primeros en pagar con sus personas y haber contribuído para el levantamiento del edificio.

Es de decir que el devotamiento consiste en tomar el bastón de viaje para ir a predicar por el mundo a toda la gente?. No, ciertamente; en cualquier lugar donde se esté se puede ser útil. El verdadero devotamiento consiste en saber como sacar el máximo provecho de su posición, puesto al servicio de la causa, lo más utilmente posible y con el discernimiento, las fuerzas físicas y morales que la Providencia distribuyó a cada uno.

   La dispersión de esos señores no se debió a su voluntad. Reunidos inicialmente, por la naturaleza de sus funciones, estas los llamarán a varios puntos de España. Lejos de desanimarse por ese aislamiento, comprenderán que, quedando unidos por el pensamiento y la acción, podrían plantar la bandera en varios centros, y que así su separación redundaría en provecho de la vulgarización de la idea.
Así se dió en un regimiento francés, donde un cierto número de oficiales había formado grupos, de los más serios y bien organizados que vimos. Animados por un celo esclarecido y de un devotamiento a toda prueba, su objetivo era, primeramente , instruirse a fondo en los principios de la Doctrina y, después, ejercitarse en la palabra, imponiéndose la obligación de tratar, cada uno por su cuenta, una cuestión, para que se familiaricen en la controversia. Fuera de su círculo lo hacían por la palabra y por el ejemplo, pero con prudencia y moderación; procurando no hacer propagación a cualquier precio, la tornaban más provechosa. Dislocado el regimiento, se espandieron por varias ciudades; así el grupo se dispersó materialmente, pero siempre nido en intenciones, prosigue su obra en puntos diferentes.

Allan Kardec
Fuente: Revista Espírita - marzo de 1869 

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CAMBIA TÚ Y EL MUNDO CAMBIARÁ


No es el momento de vivir aislados, si no el de unión entre todos los seres, sin importar que ideología se tenga, de nada servirá querer ayudar a los demás sin antes conocernos a nosotros mismos. 
Nunca se acaba de estar satisfecho, y siempre buscamos sentirnos mejor, muchas veces se produce un circulo vicioso, necesitamos estar en constante movimiento, siempre ocupados, no hemos terminado una tarea y ya estamos pensando en la siguiente, es como si no quisiéramos encontrarnos en soledad por miedo a ver que encontramos en ese desconocido que está dentro de nosotros. 
Nadie está en este mundo por casualidad, y antes de ayudar a los demás, tenemos la obligación moral de hacer ese viaje hacia el interior de nuestro ser y ver como somos en realidad, por muy buena voluntad que tengamos si no somos capaces de reconocer quiénes somos y que potencial hay dentro de nosotros, todo lo que hagamos quedara incompleto, y siempre tendremos la necesidad de buscar que es lo que nos falta para complementarnos , cuando en realidad, no se trata de buscar nada fuera de nosotros, pensamos que lo más importante es lo que hay en el exterior, sin darnos cuenta que volveremos tantas veces sean necesarias hasta que hayamos cumplido con nuestra verdadera misión, la de transformarnos nosotros mismos. 
Es importante colaborar en lo que podamos y hacerlo de la mejor manera posible, con alegría y amor, sabiendo que servirá para el progreso de nuestros hermanos así como para el nuestro propio, pero sin olvidarnos de que necesitamos crecer interiormente siendo imprescindible no solo el conocimiento si no la práctica del mismo, la teoría deja de tener efectividad cuando no se pone en práctica, llega un momento en que se necesita parar y recapacitar y ver si verdaderamente estamos actuando según lo que hemos aprendido, muchas veces en nuestras actuaciones hay mucho de orgullo y vanidad, pensamos que los errores siempre los tienen los demás y nunca nosotros a pesar de que nos lo digan, nunca nos damos por aludidos porque creemos que porque trabajamos duro y dedicamos nuestro tiempo es suficiente, pero eso no es así. 
El trabajo es amor, el amor se da sin esperar nada a cambio, y nunca nos parece una carga, no hay rigidez y se está abierto a todos, no importa como piensen y de donde procedan, el final es la unión, da igual que proceses una ideología u otra, la base debe de ser la misma para todos, la del amor. 

Nadie te preguntará cuando dejes este mundo si eras católico , musulmán, budista o de cualquier otro filosofía, doctrina o religión, tan solo se te tendrá en cuenta por las obras buenas que hayas hecho a lo largo de tu vida, no habrá un lugar para cada filosofía o doctrina o como queramos llamarlo, todos acabaremos algún día liberados de todos los apegos, y cuando alcancemos la iluminación no habrá fronteras que dividan a las personas solo nos unirá el amor y esa será la única religión para todos los seres. 
No podemos pretender cambiar a los demás cuando somos incapaces de cambiar nosotros y de ver en que estamos equivocados, teniendo la valentía de reconocer nuestros errores y de superarlos. 
Caemos muchas veces, pero nos fortalecemos mas cuando nos levantamos, nadie debe criticar a otro porque ni el mismo sabe lo que hizo en un pasado ni lo que puede ser capaz de hacer en un momento determinado en el presente, hasta que la vida no nos pone en situaciones límites no podemos decir que nunca haremos esto o lo otro, intentemos hacer lo correcto en cada momento y ya con eso nos podemos dar por satisfechos. 
Si nos observamos y nos damos la oportunidad de conocernos mejor nos daremos cuenta en que vamos fallando, y ello nos ayudara a ir rectificando y convertirnos en mejores personas, los cambios, se van incorporando a nuestra personalidad y vamos sintiendo que algo está pasando dentro de nosotros, ciertas actitudes negativas van desapareciendo y nuestro comportamiento va cambiando como algo natural, quizá empiezas a ser mas amoroso, o menos agresivo, quizá ya no te afectan los comentarios negativos, tu actitud hacia un conflicto ya no es el mismo, empiezas a ver la vida desde otra perspectiva, te siente parte de todo y de todos, eres más tolerante contigo mismo y con los demás. 

El trabajo más duro es el que tenemos más cerca, en nuestro hogar, en el trabajo, con los amigos, con los grupos, si no somos capaces de solucionar nuestras diferencias y si nos cuesta ser amorosos con los que tenemos más cerca, no pretendamos cambiar el mundo. Cambia tú y el mundo cambiará.

( Publicación de Ino del Pino )

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