sábado, 9 de agosto de 2014

Larvas astrales


¿Qué son las “Larvas astrales” ?







La teoría de las Larvas astrales, tiene su origen en las escuelas Teosóficas de Madame Helena Blavatski y según esta creencia o hipótesis, el espíritu desencarnado en el más allá, al cabo de un tiempo, se desprende de su cuerpo astral, el cual sin el espíritu que lo interiorizaba y le daba razón de existir, queda como una energía capaz de manifestarse por sí misma, en otro lugar o lugares al mismo tiempo, por lo que a este periepíritu sin espíritu o cuerpo astral vacío se le ha llamado también “cascarón astral”.

  Esta hipótesis de la Teosofía,no nos parece de mucho sentido, porque la causa motora y existencial de los cuerpos ( Periespiritual y Físico) es el Espíritu, su única razón de que se muestren “vivos” y actuantes. Sin el Espíritu, estos cuerpos, serían algo así como un cadáver astral de energía inconsciente y ¿muerta? (la energía no puede morir); como si el Ser espiritual se cambiase de envoltura, desechándola para adquirir una nueva en la siguiente reencarnación, tal como las especies animales lo hacen con la piel o el pelo, y que esta envoltura se pudiese dividir en partes y estas se manifestasen por separado como el Ser individual completo del que proceden. En este punto, parece ser que de nuevo se confunde el cuerpo vital de energía,que regresa a la masa común de éter o Prana, con el periespíritu propiamente dicho, que también es energía, pero de otra clase más densa que el anterior. Así las evidencias en el estudio e investigación del Ser espiritual y de sus manifestaciones mediúmnicas, apuntan a que existe una inseparabilidad entre las partes de que se reviste el Ser espiritual que en sí mismo forma una unidad indisoluble con su periespíritu.
Así se crean de este modo unas formaciones de energía psíquica positiva o negativa que envuelve o acompaña al ser espiritual humano ( ideoplastias) y perduran en el espacio físico en otra dimensión de existencia o de percepción, aunque tienen una duración bastante limitada en el tiempo, dependiendo para ello de la intensidad y fuerza mental de su creador. Evidentemente cuando esta forma mental o psíquica deja de recibir más alimento energético de su misma especie y de su mismo origen, muere y se desintegra volviendo a formar parte de la infinita masa de energía psíquica o cósmica que nos rodea.
La teoría teosófica de las “larvas astrales”, hasta hoy no está en absoluto demostrada por la Ciencia empírica, pero sin embargo la manifestación de los espíritus con su presencia espiritual completa, aunque ignorada hasta ahora por la Ciencia oficial, sí que ha sido demostrada y registrada muchas veces a lo largo de la historia por el Espiritismo y la Parapsicología.
Por otra parte, las magníficas obras mediúmnicas que existen, tampoco apuntan a que hayan sido dictadas por “ las partes” de un Ser espiritual que así sería un autor incompleto, sino por un Ser completo con todos sus atributos.
Sin embargo cuando hablamos de las formas de energía mental o psíquica , procedente de personas de este mundo que las producen con sus pensamientos y sentimientos negativos, sí parece ser cierto y real que se crean de este modo unas formaciones de energía psíquica positiva o negativa que envuelve o acompaña al ser espiritual humano ( ideoplastias), y tienen una duración bastante limitada en el tiempo, dependiendo para ello de la intensidad y fuerza mental de su creador. Evidentemente cuando esta forma mental o psíquica deja de recibir más alimento energético de su misma especie y de su mismo origen, muere y se desintegra volviendo a formar parte de la infinita masa de energía psíquica o cósmica que nos rodea.

- Jose Luis Martín-

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" Buscando el bien de nuestro semejante, encontraremos el nuestro."
-Platón -

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EN EL PROCESO DE LA DESENCARNACIÓN


Ningún sufrimiento, en la Tierra, podrá ser comparado a aquel del corazón que se echa de bruces sobre otro corazón helado y querido, que el ataúd transporta hacia el gran silencio.
Ver la niebla de la muerte estamparse inexorable en la fisonomía de los que amamos, y cerrarles los ojos en el adiós indescriptible, es como despedazar la propia alma y proseguir viviendo.
Que lo digan aquellos que ya estrecharon sobre su pecho un hijito transfigurado en ángel de agonía; un esposo que se despide procurando inútilmente mover sus labios mudos; una compañera cuyas manos consagradas a la ternura, cuelgan inanimadas; un amigo que cae desfallecido para no levantarse más, o un semblante materno acostumbrado a bendecir, y que no consigue otra cosa que expresar el dolor de la extrema separación, a través de la última lágrima.
Que hablen aquellos que un día se inclinaron, aplastados por la soledad, frente a un túmulo; los que se arrojaron orando sobre las cenizas que cubren el último recuerdo de los seres inolvidables; los que cayeron transidos de dolor y de nostalgia, cargando en el pecho el ataúd de los propios sueños, los que tantearon, gimiendo, la losa inmóvil, y los que sollozaron con angustia en el santuario de los propios pensamientos, preguntando, en vano, por la presencia de los que partieron.
Cuando semejante prueba toque a tu puerta, reprime tu desesperación y diluye la corriente de la amargura en la fuente viva de la oración, porque los llamados muertos, están apenas ausentes, y las gotas de tu llanto fustigan su alma como una lluvia de hiel.
La principal dificultad del recién desencarnado es la adaptación  al impacto de las energías astrales, el choque es muy fuerte y pensamientos y emociones de el o de las personas próximas lo inundan con facilidad.
Esa fragilidad hace que los hermanos que quedan aquí en la Tierra tengan gran importancia en la ayuda de los que vuelven al plano espiritual.
La fragilidad del espíritu es mayor  hasta el momento en que el cordón de plata es roto, e, infelizmente ese es el periodo de mayor emisión de sufrimiento por los hermanos encarnados. A través de ese último lazo de unión ellos pueden recibir los choques desagradables de los recuerdos y de las emociones de sufrimiento  de los que se encuentran encarnados.
Más allá de eso, muchos hablan mal de los que se fueron, recordando acontecimientos de su vida.
Esa es la peor postura que cualquiera puede tener, si no tiene de lo que hablar, quede callado, más no hable sobre asuntos de bajo padrón vibratorio, principalmente si envuelven a al moribundo.
Dos cosas suceden cuando los invigilantes deciden hacer su parte.
La primera es el  desagrado que comienza a ser sentido por el espíritu, que aun cuando posee merecimiento para ser auxiliado, no está exento de las energías hostiles enviadas por sus hermanos.
La segunda es la atracción de espíritus de bajo padrón vibratorio envueltos en las conversaciones, que pueden venir a pedir perdón o a cobrar por el error del moribundo. Cualquiera de las dos opciones es perjudicial para quien está presto  a liberarse.
La mejor postura durante la desencarnación es la oración, el silencio y asuntos que no comprometan el padrón vibratorio del ambiente.
Después del desencarne el espíritu también queda susceptible  a las vibraciones de los familiares. Cuando estos, en desequilibrio, quedan llamando por el, ocurre una atracción muy fuerte y el espíritu recibe ese impacto de forma violenta,  porque aun está  en periodo de adaptación.

Diferente de lo que muchos piensan, si el espíritu recién  liberado para volver al hogar el sufrirá junto con los familiares y de forma inconsciente se tornará obsesor de sus seres queridos. En los casos de dolencia  puede hasta acontecer de uno de los encarnados comenzar a sentir los dolores que el moribundo sufría. En ese caso el se torna obsesor.
Después de la desencarnación, el espíritu que desencarna sufre inicialmente el impacto de los pensamientos y emociones de los encarnados que estaban ligados a el. Tanto los pensamientos de  rechazo  y venganza como los de angustia y pesar llegan a el.
Después de algún tiempo desencarnado el aprende a lidiar con esas vibraciones.
El mejor consejo para quien perdió a alguien  que ama es rezar por el, pidiendo al Padre que lo  proteja y ampare donde este. Dependiendo de su grado de evolución el espíritu  podrá volver a visitar a sus familiares en la tierra, y restablecerse.
Hay diversas formas de desencarnar como:
Desencarnación en accidentes colectivos
… Salvo en los casos de desastres o muertes violentas, en que la intervención de los técnicos asistentes se registra solo después de la muerte del cuerpo, las demás desencarnaciones deben subordinarse gradualmente  a varias operaciones libertadoras, en diversas etapas.
La gran mayoría de las desencarnaciones por accidentes son rescates del espíritu, no podemos englobar a todos los desencarnados, más si podemos garantizar que en su mayoría tenían una “gran oportunidad”   de ocurrir con el espíritu que desencarnó.
Los desencarnes colectivos son rescates cármicos para el grupo de personas que participa  de una tragedia, ellos no participaron necesariamente  del mismo error, con todo, participan del mismo dolor y sufrimiento para saldar deudas con la Justicia Divina, que a nadie perjudica.
En un avión siniestrado el socorro a las víctimas  es distribuido indistintamente, con todo, no podemos olvidar que si el desastre  es el mismo  para todos los que sucumbieron  la muerte es diferente para cada uno. En el momento serán retirados de la carne solamente aquellos cuya vida interior les otorga inmediata liberación. En cuanto a los otros, cuya  situación presente  no les favorece el apartamiento  rápido de la armadura física, permanecerán  ligados, por más tiempo,  los despojos que les dicen respecto.
Dependiendo del grado de animalización de los fluidos que les retienen al Espíritu a la actividad corpórea, algunos serán  detenidos por algunas horas, otros, tal vez, por largos días… un cuerpo inerte no siempre significa liberación del alma. El género de vida  que alimentamos  en el estado físico dicta las verdaderas condiciones de nuestra muerte. Cuanto más se envuelve el ser en las corrientes de bajas ilusiones, más  tiempo gastamos  para agotar las energías vitales que nos aprisionan  a la materia pesada y primitiva de que constituye la instrumentación fisiológica, demorándonos en las creaciones  mentales inferiores a las que nos ajustamos, encontrando en ellas combustible para dilatados engaños en las sombras del campo carnal, propiamente considerado. Y cuanto más nos sometemos  a las disciplinas del espíritu, que nos aconsejan  equilibrio y sublimación,  más amplias  facilidades conquistaremos para la exoneración de la carne en cualquier emergencia de la que no podamos huir por la fuerza de los débitos contraídos ante la Ley. Así es que “la muerte física”  no es lo mismo que  “Emancipación espiritual”.
Esto no quiere decir que los demás compañeros  accidentados estén sin  asistencia, pues nadie está desamparado, aunque  si acogidos  a la temporal detención junto a los propios restos. el amor infinito de Dios abraza al Universo. Los hermanos que se demoran  enredados  en más bajo tenor en la experiencia física comprenderán, gradualmente, el socorro que es capaz de recibir.
En la hipótesis de ser sordos al bien, es posible  que se rindan a las sugestiones del mal, a fin de que con los tormentos del mal, se vuelquen para el bien, pues  es preciso considerar  que la tentación es siempre una sombra  para atormentarnos la vida, de dentro para fuera. La unción de nuestras almas  con los poderes infernales se verifica en relación con el infierno que ya traemos dentro de nosotros.
La desencarnación por enfermedad, diferentemente a como muchos piensan, en algunos casos es una bendición, que auxilia al espíritu  a repensar en su vida, perdonar y pedir ser perdonado,  ocurriendo hasta incluso la reconciliación entre los desafectos.
Existen también espíritus que expurgan sus energías deletéreas durante el periodo  que queda hospitalizado, limpiando su organismo periespiritual de las toxinas adquiridas por el vicio  o la disipación.
Imposibilitado de ejercer su vicio o disipación, las energías deletéreas que estaban adherida al vehículo eterico y astral  son drenadas  y si el espíritu sabe aprovechar esos momentos finales para equilibrarse, el parte para el plano espiritual sin tener que expurgar las energías deletéreas  en zonas inferiores del Plano  espiritual sin tener que expurgar las energías deletéreas en zonas inferiores del Plano Astral.
De todas formas, nada adelanta  si el paciente pasa todo el tiempo final de su vida en estado de rebeldía y agonía,  más allá, el puede en ese caso empeorar  su situación.
… Raramente los compañeros encarnados, cuando están en excelentes condiciones de salud física, pueden comprender las aflicciones de los enfermos  en posición desesperada  o la de los moribundos prestos a partir. En cambio otros, sin embargo, en el cuadro de realidades más fuertes, sabemos que, muchas veces,  es posible efectuar realizaciones de veras sublimes, de naturaleza espiritual, en pocos días, en esas circunstancias, después de largos años de actividades inútiles.  En el lecho de la muerte las criaturas son más humanas y más dóciles. Se diría  que la enfermedad es intransigente, debilita los instintos más bajos, atenúa los ímpetus  más vivos de las pasiones inferiores,  debilita los instintos más bajos, atenúa las llamas más vivas de las pasiones inferiores, des animaliza el alma, abriéndole, alrededor, bendecidos intersticios por donde penetra la infinita luz. Y el dolor va derrumbando las pesadas  murallas de la indiferencia, del egoísmo cristalizado y del amor propio excesivo. Entonces, es posible  el gran entendimiento. Lecciones admirables  felicitan a  la criatura que, aunque pálidamente, percibe la grandeza  de la herencia divina. Se le acentúa el heroísmo  y se le gravan en el corazón, para siempre, mensajes vivos de amor y sabiduría. En la noche espesa de la agonía  comienza a brillar  la aurora de la vida eterna. Y a sus indistintos destellos, nuestros principios son fácilmente aceptados, por la sensibilidad de nuestras características sublimes  y la luz inmortal lanza fuentes de infinito poder  en los recesos del espíritu.
El desencarnado por enfermedad  hace que amigos y familiares  participen del sufrimiento del agonizante y estos a su vez “magnetizan” el ambiente del enfermo con energías que lo “ayudan” a continuar vivo. Es por ese motivo que muchos instructores espirituales  insuflan energías  en el paciente para que el tenga una “falsa” mejoría, atenuando el ambiente cargado  y permitiendo a muchos  que hacen la vigilia el descanso.
Vibremos por el que agoniza con vibraciones puras y con fe en el Creador, que al buscar a un hijo querido no trae el sufrimiento y si la liberación.
En el plano espiritual también existen   equipos  especializados  en el tratamiento  para  la recién-desencarnación de niños. Institutos  son creados para que los niños sean amparados.
Cuando el niño  es un espíritu evolucionado  el puede adquirir rápidamente  su forma anterior, si así lo deseara. Algunos espíritus encarnan solamente para unir a la  familia o para quemar pequeños resquicios del Karma.
Los Espíritus que son medianos generalmente  mantienen su forma  infantil,  y conforme estudian  y se mejoran reciben  algunas responsabilidades, como por ejemplo monitorear a otras criaturas de las instituciones  o actuar junto a los niños encarnados  en instituciones de socorro, auxiliar a voluntarios en orfanatos, etc.
Espíritus de niños que desencarnaron temprano como rescate de acciones de vidas anteriores  pueden no recuperarse totalmente del choque, siendo necesario realizar tratamiento magnéticos y así que se mejoran vuelven al plano físico, algunas veces vuelven en la misma familia que dejaron,  no siendo eso de forma alguna una regla.
En la Umbanda existe la falange de Yori, donde los niños se vinculan, actuando  en reuniones, ayudando, amparando y conversando. Ellas traen la palabra inocente, el consejo sencillo, el pensamiento sin maldad, que muchas veces ayuda  a los hermanos encarnados a reflexionar.
Los médiums de la Umbanda “incorporan” (psicofonía)  a los niños  como lo hacen con caboclos y negros de edad.
Los niños  generalmente acompañan a los niños viejos en las sesiones de Umbanda. Ellos generalmente se vinculan a diferentes líneas, como por ejemplo a la Mariazinha da Praia (energías del Mar – Yemanja), Caboclinhos  de la Mata (energías de la Naturaleza - Oxóssi).
Muchas veces las madres visitan a los hijos desencarnados. Las instituciones, como el Hogar de Bendecidos (citado en el libro Entre la Tierra y el Cielo, de Francisco Cándido Xavier), reciben visitas periódicas de las madres que perdieron a sus hijos. Durante el sueño físico ellas son llevadas por espíritus amigos hasta los hijos. Ese tipo de contacto es importante para el hijo y para la madre.
Cuando despierta  ella no recuerda exactamente lo que ocurrió, con todo, el recuerdo del hijo y la sensación de que el está bien queda viva en su memoria.
Es importante recordar que no todos los niños desencarnados pueden ser visitados  y que no todas las madres están aptas para visitar al hijo, cada caso es un caso.
Sigue el trecho del libro Entre la Tierra y el cielo, de Francisco Cándido Xavier, que habla sobre el asunto abordado:
“Es el Hogar de la Bendición” –informó el instructor, satisfecho – A esta hora- muchas hermanas de la Tierra llegan de visita  para ver a los hijitos desencarnados. Tenemos aquí importante colonia educativa,  escuela mixta  de madres y domicilio de los pequeños que regresan  de la esfera carnal.
En el libro “Entre la Tierra y el Cielo” nos dicen que:
Cuando el Espíritu  ya alcanzo elevación evolutiva, asumiendo el comando mental de sí mismo, adquiere el poder  de fácilmente desprenderse de las imposiciones de la forma, superando las dificultades de la desencarnación prematura.
Conocemos grandes almas que renacieron en la Tierra por brevísimo plazo, simplemente con el objetivo de despertar  corazones queridos para la adquisición de valores morales, recobrando,  luego después el servicio  llevado a efecto, la respectiva presentación que les era costumbre al Contado, para la gran mayoría de las criaturas que desencarnan , el camino no es el mismo.  Las almas aun encarceladas en el automatismo inconsciente, se halla relativamente lejos  del auto-gobierno. Yacen  conducidas por la Naturaleza, a la manera de los bebes en el cuello materno. No saben desatar los lazos  que las aprisionan a los rígidos principios que orientan el mundo de las formas y, por eso, exigen tiempo para renovarse  en el justo desenvolvimiento. Es por ese motivo que no podemos prescindir  de los periodos de recuperación para quien se aparta del vehículo físico, en la fase infantil, una vez que, después del conflicto biológico de la reencarnación o de la desencarnación, para cuantos se halla  en los primeros  grados de la conquista del poder mental, el tiempo debe funcionar  como elemento indispensable de restauración.  Y la variación de ese tiempo dependerá  de la aplicación personal del aprendiz  para la adquisición de su luz interior, a través del propio perfeccionamiento moral.”
EN EL Libro Volví también hay informaciones sobre un hogar  para niños desencarnados y también recién nacidos:
Andrade esclarece que  cuando no se trata  de entidades excepcionalmente  evolucionadas,  inaccesibles  al choque biológico de la reencarnación, hay lugares  donde el tiempo  y el reposo les favorecen el despertar, a fin de que  no les sobrevengan  conmociones cerebrales nocivas.
Hay pocas cosas que duelan tanto como la pérdida de un hijo. Por eso es muy difícil que las palabras curen las heridas dejadas por los pequeños que se fueron. Aquí solo se busca  mostrar lo que acontece con ellos después del desenlace, para recordar que ellos no se fueron para siempre y que nunca estarán desamparados por el Padre, que so es amor y bondad.                         
Los padres que pasan por estas luchas expiatorias  suelen ser aquellos  que se complicaron    cometiendo delitos lamentables, en el pretérito distante o reciente, que faltaron a sus hijos, en otras épocas,  aprendiendo así el pesar cruel  y la angustia lamentable,  el respeto o la devoción, la honorabilidad y el cariño que todos debemos  en la Tierra al instituto de la familia. El dolor colectivo es el remedio que nos corrige  las fallas mutuas.
El ambiente en los cementerios donde generalmente los cuerpos son velados y posteriormente enterrados son centros  acumuladores de energías de sufrimiento, angustia, rebelión, etc.
De entre los varios tipos  de espíritus que podemos encontrar en un cementerio están los que están asidos al cuerpo, sufriendo por la propia descomposición;  los que no son buenos ni malos, pueden estar acompañando al entierro; falanges  de espíritus traviesos que  se esconden  tras  los recién desencarnados que no poseen el merecimiento de la protección, ellos se aprovechan de todas las maneras posibles de las personas que deambulan; equipos espirituales de auxilio. Ellos quedan siempre en vigilia para ayudar a aquellos que se tornan receptivos.
Es importante envolverse en energías positivas  cuando se va al cementerio, siempre orando al entrar y al volver. Para los que son médiums la precaución debe ser doble.
No se debe gritar en un entierro, hablar mal de la persona que murió etc. pues al otro lado están los espíritus que pueden afinizarse  o revolverse  con lo que está hablando y las consecuencias pueden ser graves  si el espíritu  resolviera  acompañarle  o vengarse.
Los locales para donde suelen ser llevados los desencarnados  son diferentes,  suele estar en sintonía  con su grado de evolución y con su conducta durante la vida.
Para los espíritus de mediana evolución es  el encaminamiento a los Puestos de Socorro  y después  ellos son llevados  para el ambiente  al que se vinculan  por afinidades familiares o de trabajo.
Para los que tuvieron una vida desordenada, perjudicando a otras personas  y a sí mismos, es necesario un periodo más o menos corto en zonas inferiores del Astral, a los cuales Ramatis llama Charcos  Purgatoriales. En esos ambientes, habitados  por espíritus que se entregan  a las energías animales, el tiempo se responsabiliza por poner de manifiesto los errores cometidos, haciéndolo reflexionar, rebelándose culpable  el va poco a poco drenando las energías y preparándose para habitar en esferas de vibración superior o reencarnar.
André Luiz hace mención al respecto en el libro de Evolución en Dos Mundos de Chico Xavier.
Colócate en el lugar de quien partió y considera  como te sentirías si fueras la causa del infortunio de la persona, que, diciendo amarte, piensa en huir, en vengarse, en abandonar la vida…
Reflexiona  mejor y transformaras el dolor en flores de alegría, conservando la certeza de que el mañana traerá  tu reencuentro con quien amas.
Rompe los cepos  de la pasión, quiebra el yugo del egoísmo, organiza el programa de liberación de los pesares, reflexiona  acerca de los dolores, y cuando llegue tu momento, que ninguna retentiva te prenda  en la retaguardia.
Viviendo se está desencarnando poco a poco. El golpe final resulta de todos esos pequeños  morires, que lanzan al alma a la realidad de la conciencia libre e indestructible.
Desencarnar es desembarazarse de la carne.
Morir, literalmente, significa cesar de vivir.
Desde el punto de vista espiritual por tanto, muerte es vida y vida en el cuerpo puede representarse como muerte transitoria  de la libertad de la plenitud de la lucidez.
Hemos de vivir de tal forma que, cuando llegue la  hora de la muerte o desencarnación estemos libres  para proseguir felices.

Mercedes Cruz Reyes
Extraído de un articulo  el cual traduje y del libro de Divaldo Pereira Franco, “después de la tempestad. Y el inicio del libro “Perdida de los seres queridos”
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              NO HUYAS

Cuando las sombras de provocación se hagan densas, al rededor de tus pasos,
permanece firme en la confianza en Dios y en ti mismo, siguiendo adelante en las tareas que abrazaste en la siembra del bien.
No existen tribulaciones inextinguibles.
Sobre todo, no te omitas.
Acepta los encargos que las circunstancias te imponen, buscando cumplirlos con lo mejor que tengas a tu alcance.
No te aflijas en las dificultades.
Anota las bendiciones de que dispones.
Consérvate fiel a las propias obligaciones, en la certeza de que la Divina Providencia te ofrecerá los recursos precisos para que cualquier desequilibrio desaparezca.
Desapégate de toda idea referente al mal.
Bendice a cuantos no razonen según tus principios.
Muchas veces, los adversarios de hoy, si supiéramos respetarlos con sinceridad, estarán posiblemente mañana en la hilera de nuestros mejores benefactores.
No te lamentes.
El aguacero que te incomoda, es apoyo de la naturaleza para que no te falte lo
indispensable en la Vida.
No exijas de los otros cualidades que todavía no posees.
El árbol naciente aguarda de ti la bondad y la tolerancia para que pueda ofertarte en tiempo cierto los propios frutos.
Por más áspero que se muestren los obstáculos de la senda, sigue adelante.
Si alguien te hirió, disculpa y prosigue al frente.
No procures en la muerte provocada, el olvido que la muerte no te dará.
No huyas de los problemas con que la vida te instruye.
La vida, como la hicieses, estará contigo en cualquier parte.
Recuérdate siempre: cada día nace del nuevo amanecer.

ATENCIÓN.!Francisco Cândido Xavier
EMMANUEL

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