domingo, 24 de agosto de 2014

La turbación de la muerte


¿ La turbación que sigue a la muerte, cuanto dura?

Antes, durante y después de la muerte el Ser espiritual, suele entrar en un estado de turbación mental pero aún sigue apresado por un periodo más o menos largo o breve en el cuerpo inerte,en plena inconsciencia, siendo incapaz de relacionarse.
Este estado de sueño o inconsciencia comienza a veces incluso algunos días u horas antes del último suspiro. Esta turbación puede durar desde algunos minutos, como suele ser en el caso de personas con cierto grado de desarrollo espiritual, hasta incluso de años en los que se cree despierto pero desconociendo que han fallecido y creyendo que aún están en este mundo ; esto suele suceder en el caso de personas muy apegadas a las preocupaciones e intereses materiales.
La situación de turbación en cuanto a duración, no tiene unos periodos fijos establecidos, por lo que supone un periodo muy variable de tiempo entre unos casos y otros, pues esto depende del grado de adelanto del Ser y de lo apegado que aún esté a la materia, lo cual causa una mayor o menor lentitud del desprendimiento de su cuerpo físico. Puede suponer desde algunos minutos hasta muchos años, aunque parece ser que en la mayoría de los espíritus, este estado tiene un término medio de tres días. Esto se deduce de la recomendación de ciertos Espíritus elevados, que aconsejan dejar tranquilo el cadáver antes de su inhumación o destrucción, por un periodo de, al menos, tres días.
Esto se comprende mejor si tenemos en cuenta que hablamos de duración en tiempo, y este es solamente un parámetro de nuestra dimensión física, pero que no existe en el Plano espiritual, en donde todo permanece como en un eterno presente.
El problema real es que mientras dura esta fase post-muerte, muchos no saben que han muerto como Seres humanos, porque se sienten “vivos” y les cuesta llegar a comprender y admitir su nueva situación . Durante esa etapa no se pueden elevar a los planos superiores que les corresponden; por eso es que cuanto más elevado es un espíritu, menos apegado está a la Tierra y menos tiempo tarda en ubicarse en el plano espiritual superior que merece, y por el contrario, cuanto más apegado a la Tierra o más materializado, más próximos están al plano inferior que les corresponde, cercano a nuestra “superficie terrestre”, desde el que no se elevan a otro superior porque su propia inferioridad y materialidad se lo impide..

- Jose Luis Martín -

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Según las culturas y las latitudes, la muerte ha sido contemplada de uno u otro modo por el ser humano, pero siempre ha resultado un misterio insondable”

-Ramiro Calle –
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TERRORISMO DE NATURALEZA MEDIÚMNICA

Divaldo Pereira Franco

Sutilmente se va popularizando una forma lamentable de revelación mediúmnica, valorizando las cuestiones perturbadoras que deben recibir tratamiento especial, en vez de la divulgación popularista de carácter apocalíptico.
Existe un atavismo en el comportamiento humano en torno a Dios temor que Jesús des mistificó, demostrando que el Padre es todo Amor, y que el Espiritismo confirma  a través de sus excelentes propuestas filosóficas y ético morales, el cual debe ser examinado con imparcialidad.
Doctrina fundamentada en hechos, estudiada por la lógica y la razón, no admite en sus formulaciones esclarecedoras cualquier tipo de supersticiones, que tiznarían la limpidez de los contenidos relevantes, mucho menos amenazas que le impongan por el temor, como es habitual en otros segmentos religioso.
 Durante algunos milenios el miedo hizo parte de la divulgación del Bien, imponiendo venganzas celestes y desgracias a todos aquellos que discrepasen de sus postulados, castrando la libertad de pensamiento y sometiendo al tacón de la ignorancia y del primitivismo cultural las mentes más lucidas y avanzadas…
El Espiritismo es ciencia que investiga y solamente considera aquello que puede ser confirmado en laboratorio que tenga carácter de revelación universal, por tanto, siempre libre para la aceptación o no por aquellos conocer sus enseñanzas,. Igualmente es filosofía  que esclarece y jamás asusta , explicando, a través de la Ley de Causa y Efecto, quienes somos, de dónde venimos, para donde vamos, porque sufrimos, cuales son las razones de las penas y de las amarguras humanas… De igual manera, su ética-moral es totalmente fundamentada en las enseñanzas de Jesús, conforme El las predico  y las vivió, proporcionando la religiosidad que integra a la criatura en la ternura de su Creador, siendo de simple y fácil formulación.
Jamás se sirve de las tradiciones míticas greco-romanas, como de las Parcas, siempre tejiendo tragedias para los seres humanos, o de otra cualquiera provenientes de las religiones ortodoxas decadentes, algunas de las cuales hoy están reformuladas en la presentación, manteniendo, sin embargo, los mismos contenidos amenazadores.
De manera sistemática y continua, se viene tornando comunes algunas pseudo-revelaciones  alarmantes, substituyendo las figuras mitológicas de Satanás, del Diablo, del Infierno, del Purgatorio, por Dragones, Organizaciones demoniacas, regiones punitivas atemorizantes, en detrimento del amor y de la misericordia de Dios que rige en todas partes.
Ciertamente existen personificaciones del Mal más allá de las fronteras físicas, que se complacen en afligir a las criaturas descuidadas, así como lugares de purificación después de las fronteras de las cenizas del cuerpo somático, todos, en tanto, transitorios,  como ensayos para el aprendizaje del Bien y su fijación en los paneles de la mente  y del comportamiento.
El Espiritismo resucita la esperanza y amplía los horizontes  del conocimiento exactamente para facultar al ser humano el entendimiento a respecto de la vida y de cómo comportarse ante las situaciones dolorosas.
Sus revelaciones objetivan  esclarecer las mentes, retirando la niebla de la ignorancia que aún permanece impidiendo el discernimiento de muchas personas en torno de los objetivos esenciales de la existencia carnal.
De la misma forma  como no se debe engañar a los candidatos al estudio espirita, a respecto de las regiones celestes que los aguardan, desbordando en fantasías infantiles,  no es correcto derrapar  en las amenazas en torno de fetiches, magias y soluciones meticulosas  para los problemas humanos, recurriéndose  al animismo africanista, de diversos pueblos  y a las supersticiones. En el pasado, en pleno periodo medieval, las creencias en torno a los fenómenos mediúmnicos  se revestían de místicas  y de ceremonias cabalísticas, proponiendo la libertad de las incautas y perversas situaciones perniciosas en que transitaban.
El Espiritismo, iluminando a las tinieblas que permanecen dominando incontables mentes, desvela el futuro  que a todos aguarda, rico de bendiciones y de oportunidades de crecimiento intelecto moral, ofreciendo los instrumentos hábiles para el éxito en todos los cometimientos.

Su psicología es fértil de lecciones libertadoras de los conflictos que renacen de las existencias pasadas, de terapéuticas especiales para el enfrentamiento  con los adversarios espirituales que proceden del entonces perturbador, de recursos simples y de fácil aplicación.
El simple cambio mental para mejor proporciona al individuo la conquista del equilibrio perdido, facultándole la adopción de comportamientos saludables que se encuentran reflejados en El Evangelio Según el espiritismo, de Allan Kardec, verdadero tratado de eficiente psicoterapia al alcance de todos los que se interesen por la conquista de la salud integral y de la alegría de vivir.
Después de la hazaña de matar a la muerte, el conocimiento del espiritismo faculta la perfecta integración de la criatura  con la sociedad, viviendo de manera harmónica en todo momento, donde quiera que se encuentre, liberada de recelos injustificables y sintonizados con las bendiciones que fluyen de la misericordia divina.
La mediúmnidad, de ese modo, al servicio de Jesús, es el vehículo de luz, de seriedad, dignificando  su instrumento y enriqueciendo de esperanza y de felicidad a todos aquellos que se  le acercan.
Jamás la mediúmnidad seria estará al servicio de los Espíritus burlones, livianos, críticos, contumaces  de todo y de todos  los que anulan con sus fuerzas vulgares, debiendo tornarse instrumento de conforto moral  y de instrucción grave, trabajando la construcción de mujeres y de hombres serios que se fascinen con el Espiritismo  y tornen sus existencia útiles y ennoblecidos.
Esos Espíritus burlones  y seudosabios deben ser esclarecidos y orientados  para que cambien de comportamiento, después de  demostrado que no les obedecemos, ni les aceptamos las sugestiones enfermizas, mentirosas y  alarmantes  con las historias infantiles sobre las catástrofes que siempre existieron,  con las informaciones sobre el fin del mundo, con las tramas interminables a las que se entregan para seducir y conducir a los ingenuos  que se les someten fácilmente…
El conocimiento real del Espiritismo es el antídoto para esa ola de revelaciones atemorizaditas,  que se esparce como una pestilente humedad, intentando mezclarse a los paradigmas espiritas  que demostraron desde su surgimiento  la legitimidad de que son portadores, confirmando el Consolador que Jesús prometió a sus discípulos y se materializo en la incomparable Doctrina.
Ante afirmaciones mediúmnicas  desastrosas o sublimes, un método eficaz existe para la valoración correcta en torno a su legitimidad, que es la universalidad de la enseñanza, conforme estableció el preclaro Codificador.
De ese modo, utilizándose  de la caridad como guía, de la oración como instrumento de iluminación y del conocimiento como recurso de liberación, los adeptos sinceros del espiritismo no se deben dejar influenciar por el moderno terrorismo de naturaleza mediúmnica, encargado de amedrentar, cuando el objetivo máximo de la Doctrina  es liberar a sus adeptos, a fin de tornarlos felices.
Vianna de Carvalho
Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, el día 7 de diciembre de 2009, durante el XVII Congreso Espírita Nacional, en Calpe, España.  

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                          APARTADO MEDIÚMNICO
                            LA ORACIÓN


La Oración: La oración es el bisturí que extirpa los dolores, sufrimientos y adversidades que padecen los hombres.

—Soy un hermano vuestro que quiere para vosotros la bendición de Dios.

—Gracias, hermano.

—Vengo a deciros que la oración es el bisturí divino que extirpa todos los tumores, todos los dolores y todas las enfermedades de los hombres, y el narcótico que hace falta para esa cirugía espiritual es la FE y la ESPERANZA. ¿Me vais comprendiendo? 

—Perfectamente, hermano.

—El espíritu, cuando, por ley divina que ignoramos nosotros todavía, pide reencarnar en la tierra o en otros mundos destinados a ello, ha hecho un compromiso espiritual, dictado por su libre albedrío, de lo que tiene que luchar, sufrir, llorar, y a la vez que él lo hace, quienes han de compartirlo con él. Esto, como veis, no es una injusticia; es una justicia divina y una facilidad que Dios les da a sus espíritus para que progresen, porque el progreso, que es indefinido, hay que depurarlo con sufrimien­tos, dolores, incertidumbres y lágrimas. Por eso el destino es inexorable y la misión no cumplida hay que volver a cumplirla. Y esas leyes tan grandes, esa enorme cantidad de leyes tan divinas, ni vosotros ni nos­otros, podemos comprender todavía el alcance de su proyección, pero es bien cierto que Dios ha hecho estas leyes para todos sus hijos, y según el grado de adelanto y luz que tiene el espíritu, así va definiendo y asi­milando las leyes que corresponden a su plano. Los grandes mentores que ya han pasado todas esas fases de la vida no necesitan ese acopio de dolor, de incertidumbres ni de lágrimas. El hombre, humanamente, como estáis vosotros, tiene un velo muy tupido para comprender la exactitud de las ya citadas leyes, pero, hermanos amados: El remedio infalible que tienen todos esos males que el hombre engendra por su poca constancia, su poca fe, su poco valor, su poco cono­cimiento divino y su poca resignación para soportar el dolor y el sufri­miento, es la FE y la ESPERANZA. Quisiéramos poderos explicar —pero no podernos hacerlo— la trans­formación que experimenta el ser cuando ha cumplido fielmente su come­tido, cuando ha dado ya el adiós al mundo de redención o expiación, para ir a otros planos o mundos superiores en luz, sabiduría y amor. Pero los que estáis en la Tierra o como nosotros, ligados a ella, hemos de tener una voluntad sin límites y un conocimiento muy claro de que las cosas no ocurren por el azar, sino que están previstas de antemano para bien de los que las sufren y de los que, por lazos de afinidad, se identifican con ellos. La vida en la Tierra es de una valentía inmensa, porque no sólo sufrís los dolores, sino la terrible incertidumbre que desarma el corazón, la forta­leza de ánimo y daña con mucha frecuencia la santa fe. Todo cuanto os expongo os está causando molestias...

—¡No, hermano, no digas eso; continúa!

—Con mi inútil charla vengo a deciros: Para todo, aunque no lo pidáis, hay siempre una protección divina que está con vosotros. Muchas veces el dolor lo sentís mucho más fuerte. Los remedios no llegan, la incerti­dumbre campea por sus respetos en todas vuestras voluntades, el ánimo se acobarda, el corazón se contrae, la fortaleza se quiebra y la voluntad se marchita... Pues todas esas adversidades no tienen comparación con los actos en que salís victoriosos, que no los conocéis ni conoceréis hasta que estéis en el plano astral que os corresponde. Pero como hemos dicho que la oración es el bisturí divino, os manifestamos que hagáis un esfuerzo inaudito, que templéis fuertemente vuestra alma, porque, según el temple que tenga, el alma ante las pruebas será o no rechazado el dolor. Y cuando veáis síntomas de que no se han concedido vuestras súplicas ni vuestros deseos, ¡jamás dudéis ni desmayéis! Eso jamás, porque ha de cumplirse exactamente todo lo previsto y si perdéis esa grandiosidad y ese sostén divino que son la FE y LA ESPERANZA, os resultarán insos­tenibles vuestros dolores y vuestras lágrimas. Los hermanos de acá nunca os dejan, siempre os protegen. Los resultados no son visibles para vosotros, pero estar seguros, sin miedo a equi­vocaros, que la solución vendrá, que la misericordia de Dios, aunque no lo creáis, no falla nunca y todo llega a su tiempo exactísimo, porque esas Leyes que os rigen y nos rigen a todos son inmutables y ciertamente exactas y divinas. Buenas tardes.

Quedaos con Dios, hermanos. Extraído del libro "Desde la otra vida

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