Muchas veces, en el día a día, acostumbramos a reclamar de algunas personas que nos atienden en lonjas, supermercados, al teléfono, en fin, las personas que nos atienden de alguna forma.
Lo que no nos damos cuenta es que también estamos entre esas personas. Y que, como ellas, también estamos relacionándonos con otras personas.
Debemos pensar dos veces antes de irritarnos.
La irritación, la intolerancia, hacen que provoquemos males aun mayores en la sociedad que vivimos.
Son los pequeños desentendimientos que generan los grandes conflictos de la humanidad.
Por eso, no niegue consideración y cariño delante de camareros fatigados o irritados. Piense en los problemas que, sin duda, los atormentan en la retaguardia de la familia o del hogar.
La persona que se revela mal humorada, en sus contactos públicos, probablemente carga un fardo pesado de inquietud y dolencia.
Aprender a pedir por favor a los que trabajan en reparticiones, almacenes, plazas o bares es una obligación.
Aunque estén siendo pagados para cumplir sus tareas o sean subordinados a nosotros son seres humanos como nosotros mismos
Acuérdese que todas las criaturas traen consigo las imperfecciones y las flaquezas que les son peculiares, por lo tanto, aun desajustados, traemos también las nuestras.
Muchas veces, nosotros mismos, atormentados por algún problema a resolver, tratamos mal a alguien que nos viene a pedir algún favor con delicadeza.
Lo que pasaría si esa persona también nos tratase mal; quedaríamos aun más irritados. No en tanto, si esa persona, a pesar de nuestra mala voluntad, nos tratase bien, con cortesía y gentileza, pensaríamos mejor en lo que estamos haciendo, pudiendo hasta cambiar de actitud.
En muchos casos, lo que nos falta es un poco de tolerancia.
Tener tolerancia es tener paciencia y saber entender los problemas ajenos.
La tolerancia debe ser aplicada indistintamente entre todos y en cualquier lugar. Es lección viva de fe y elevación y no puede ser olvidada.
Tolerar, no en tanto, no significa concordar.
Disculpar el error no es concordar con el. Entender y perdonar la ofensa, no representa rectificarla, más si ser caritativo y comprensivo.
Es indispensable no entrar en el área de atrito, cuando podemos contornear el mal aparente a favor del bien real.
Perdone las ofensas e intente entender los problemas ajenos sin juzgarlos precipitadamente.
Haga a los otros lo que le gustaría le hiciesen a usted.
Sea una persona amable con todos.
Contribuya siempre con un poco de amor para vencer el mal del mundo.
Tolerancia es comienzo de caridad… Ejerciéndola, en régimen de continuidad, usted se enfrentará con los excelentes resultados del bien donde este, con quien viva.
Con mucho amor y cariño de Merchita
La Oración como herramienta de ayuda y sanación es de utilidad permanente, hay muchos encarnados y desencarnados que la necesitan, y brindar nuestro tiempo para el bien de otros y para el bien colectivo es una labor hermosa.
!Hacer del momento de oración una labor cotidiana para el bienestar del planeta!, son efectos son muy poderosos, mucho más de lo que se cree, pues se movilizan fluídos de bienestar y se moviliza y fortalece la ayuda del mundo espiritual.
A su vez, el que ora está recibiendo una energía que lo ayuda en su mejoramiento espiritual, se desprenden de su periespíritupartículas densas y comienza un proceso de purificación espiritual. (comunicación espiritual)
Marisol Legon Perez
Y además recomiendo: el espirita albaceteño.- elespiritadealbacete.blogspot.com
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